La directora asintió a lo que le comentabas.
-Tranquilo lo haremos paso a paso. Además, serás un ayudante, no te pediré nada de lo que no seas capaz de encargarte, no te preocupes. Así que, ¿te animarás a intentarlo? Verás que es un proceso mucho más sencillo de lo que parece en un primer momento, te lo aseguro.
“Sí, sí… quiero intentarlo”, respondió Aki definitivamente, aunque estaba tratando de ahuyentar el deje de hesitación y nerviosismo en su voz. “Más, sería un honor para mí.”
Espero que todo salga bien…
-Bien, entonces sígueme. Vamos a adelantarte una lección un par de años.
Dicho aquello, la directora se levantó de su asiento para ir hacia la puerta. Bueno, siendo exactos no se levantó ella, la bola mágica sobre la que estaba sentada empezó a levitar hacia la puerta. La cuestión era que juntos salisteis del despacho de la Directora para dirigiros al sótano, a la sala de rituales.
Traslado automático al sótano.