Partida Rol por web

Al igual que con los dormitorios femeninos del ala oeste, el ala este del tercer piso está íntegramente dedicada a los dormitorios del alumnado masculino. Largos pasillos llenos de puertas conforman la mayor parte de la estructura de esta área. Cada habitación está preparada para dos alumnos tiene dos camas, dos cómodas, dos armarios, cuatro mesillas de noche y dos escritorios con sus respectivas sillas, así como un baño común para ambos residentes.

Cada alumno recibe su llave el primer día del curso y se espera que la devuelva en perfectas condiciones el último día. Durante el periodo escolar, el alumno es enteramente responsable de la llave de su cuarto. No se permite que la intercambie con otros alumnos, que la regale o la venda.

La presencia de alumnas después de las 23:00 en este área está estrictamente prohibida.

No te cuesta apenas esfuerzo encontrar la habitación 303. De hecho, fue casi como si una especie de cuerda invisible tirara de ti hacia ese lugar, guiando tus pasos hasta dar con la puerta del que sería tu cuarto durante los próximos meses.

Al entrar, al encontraste perfectamente limpia y amueblada, lista para ser ocupada. Tu compañero no había llegado aún, por lo que según la ancestral tradición de los cuartos compartidos, tenías derecho total y pleno a elegir cama.

Por el pasillo puedes ver a algún compañero y escuchar conversaciones de algunos compañeros de cuarto, pero son de temas anodinos, poco interesantes para ti en este momento. También puedes ver al conserje, cambiando una de las bombillas de las lámparas del pasillo, totalmente concentrado en su trabajo.

Al abrir la puerta del cuarto, ya le esperaba al interior su maleta que se puso a desempaquetar sistemáticamente. No traía muchas cosas, pero en fin de cuentas bastantes para llenar su parte del armario.

Se preguntaba, aunque sin mucha ilusión, qué tipo de persona iba a ser su compañero de cuarto.

Como, más allá de instalarse de alguna forma, no habían recibido otras instrucciones, Aki decidió limitarse a sentarse sobre su cama y mirar hacia fuera en esperas de una convocación que sin duda aún estaba por venir.

Me tiré sobre la cama más cercana a la ventana, para poder ver a través de ella el cielo. Era algo que me relajaba, ver las estrellas a la noche, aunque nunca entendí por qué. Luego de descansar unos minutos, me levanté para guardar mis cosas. La habitación en sí era espaciosa, muy cómoda, y para cuando terminé, me di cuenta que estaba a gusto allí.

"Creo que me quedaré un rato más aquí. Luego iré a ver otras partes de la Academia"

Álex estaba cansado de tanto griterío en la zona de la entrada. No aguantaba más tanto ruido, así que decidió irse a su dormitorio. Había olvidad a quién le habían asignado de compañero, así que al pasar por delante de una de las habitaciones parecía haber un chico ya por allí y no dudó en saludarle y presentarse.

Hola, mi nombre es Álex. Dijo al ver a aquél ser que parecía ser uno de esos que salían en El Señor de los Anillos. Le tendió la mano y al ver su aspecto blanquecino se asustó y la levantó para solo hacer un gesto y agitarla a modo de saludo. 

No esperaba encontrarme con nadie ya aquí. Había venido a ver si había llegado ya mi equipaje, pero al verte.. se encogió de hombros, bueno, que había pensado en saludarte.

“Oh, hola”, reaccionó Aki sorprendido a la entrada del chico de pelo negro. “¿Eres tu Arathidas? Pues, mucho gusto!” Pero, de verdad, Aki no era socialmente muy habilitado y por ende no era de sorprender que añadió: “Por tu nombre, no me habría imaginado un chico así de corriente como compañero de cuarto.” Dando en lo inadecuado del comentario, sonrojó un poco y aclaró: “No me malinterpretes. Como estás aquí en la Academia, tienes que ser extraordinario…. Y… bueno, en fin de cuentas, habilitad mágica o no, somos individuos y como tales todos extraordinarios… ya… sabes…”, balbuceó las últimas palabras rasgándose la cabeza.

Ah, ya he metido la pata…

Al llegar a los pasillos del ala este de la tercera planta, ves a varios alumnos charlando por allí, uno desde su cuarto con la puerta abierta y los otros dos directamente en el pasillo.

-Hola.- Saludé al chico que se presentaba. -Mi nombre es Kyrt.- Luego, apareció otro estudiante, que intentó presentarse con Alex, llamándole Arathidas. "Esto comienza a llenarse de gente. Será mejor entrar a mi cuarto."

-Si me disculpan, tengo ganas de descansar.-

A los pocos instantes de que Kyrt cerrase la puerta del cuarto, un elfo de piel oscura y cabello blanco cruzó los pasillos hasta llegar a la habitación de Kyrt, la abrió con su llave y entró dentro sin saludar siquiera.
 

Dai se encontró con dos chicos en los pasillos de las habitaciones, se acercó a ellos y amablemente se presentó:

Un gusto conocerlos soy Tenma Dai, estudiante de 5º año. Cualquier cosa que necesiten pueden decirme y trataré siempre de ayudarlos. Miró uno a uno. ¿quién es Alexander? seremos compañeros de cuarto. Ante la respuesta* continuó.  Espero que ya te hayas acomodado, por mi no hay problema que escojas primero, total aparte de la altura no ocupo mucho espacio, intentó hacer una broma sobre su estatura** para romper un poco la formalidad del ambiente. 

Sin ignorar al otro chico esperaba poder conversar un poco, pues los reconocía fácilmente como novatos y probablemente entraban al primer curso, cosa que en su experiencia si no se cuenta con una mano amiga para por lo menos advertir ciertas cosas puede resultar un poco incomodo como menos y pues no quería que otro repitiera sus malas experiencias de novato. 

Álex se quedó muy sorprendido ante el mal trato que le había dado Kyrt. Él muy amable se había acercado para tratar de entablar alguna conversación con él e ir haciéndose un hueco e ir conociendo a gente en esa escuela. El barullo de todos al principio le había puesto dolor de cabeza, porque había mucha gente hablando. Pero ahora que estaba apartado de todos ellos se sintió mucho más tranquilo y relajado.

No tardó en ver llegar a más alumnos que esos sí que parecían majos. Hola. Mi nombre es Álex. Dijo saludando pero sin estrecharle la mano. Él también trataba de mostrar un tono amable y se sorprendió al ver lo alto que era Dai. No esperaba compartir habitación con alguien así, se quedó muy impresionado, y eso que él ya era también bastante alto. Aún así le costaba ver a gente más pequeña que él siendo más alto y cursando un curso muy superior al suyo.

Sí, dijo rascándose la cabeza, soy novato. Hoy es mi primer día. Y estoy alucinando. No sabía que existieran tantas razas y personas con capacidades mágicas. Después miró al otro chico, con el malentendido de Kyrt y la altura de Dai se había olvidado de saludarle. ¡Hola a ti también, Aki, encantado!

“Hola, Alex… así que, no eres mi compañero de cuarto. Igualmente, mucho gusto conocerte”, dijo Aki un poco confundido por el intercambio de palabras entrecruzadas en el pasillo. “También soy del primer curso.”

Volviéndose hacia el chico grande: “Soy Aki. Mucho gusto conocerte, Dai Tenmna. Gracias por ofrecernos de ayudarnos en cualquier cosa. Muy amable. No dudaré en recorrer a la oferta si el caso se presenta.”

Aki otra vez dirigió una mirada de amable neutralidad a los dos chicos, pues añadió: “Me retiro hasta que seamos convocados.”

Dicho, hecho, se adentró en su cuarto y cerró la puerta tras de si.

Un gusto, dijo Dai a modo de despedida del pequeño Goro, observó por un instante a su compañero y prosiguió: creo que es momento de entrar a nuestra habitación, como te dije antes creo que debes escoger primero la ubicación, espero no tengas problemas para dormir, suelo estar hasta tarde preparando los proyectos y exámenes y me levanto muy temprano para salir a hacer algo de ejercicio, casi siempre a correr o a nadar, según la temporada, a veces voy solo a veces con Hassan, de seguro lo conocerás es bastante notorio. Dicho esto entró a la habitación para tomar una ducha y acicalarse para la ceremonia de bienvenida. 

Álex también se despidió de Aki, le había gustado conocer a algunos de sus compañeros y las palabras de Dai le sacaron una sonrisa. Oh, la verdad que a mi tampoco me gusta dormir demasiado además. Yo también soy deportista, en mi vida antigua me dedicaba a entrenar pues jugaba de quarterback hasta que achicharré a uno de mis rivales. Cosas de mi magia. Dijo algo apenado por aquel comentario. En cualquier caso, me gustaría que me despertases si me quedo dormido, y si no te importa, sería muy agradable salir a correr contigo y con... ¿Hassan? Podría estar interesante y así no perdería mi forma. Uno no consigue este cuerpo bebiendo refrescos y viendo la tele. Dijo mientras mostraba sus bíceps a su compañero de cuarto. Álex no parecía tener mal fondo, pero resultaba un poco vanidoso.