Partida Rol por web

Situado en la zona sur, relativamente cerca de la piscina, se encuentran los invernaderos de la academia Midnight Rose. Son dos estructuras de cristal y madera, llenas de plantas en su interior.

El más grande de los dos tiene un cartel donde pone "Ingredientes para pociones y conjuros, abierto a profesores y alumnos". El otro es sensiblemente más pequeño y tiene un cartel al lado de la puerta en el que se puede leer "¡NO PASAR! Plantas carnívoras y venenosas".

Abro el libro y siguiendo el índice busco las pociones de sanación y empiezo por la primera de todas.

Leve Vulnus Curare

Comunmente conocido como Curar Heridas Leves éste ungüento se aplica es roces, quemaduras leves o pequeñas heridas superficiales y rápidamente las cura aliviando todos los síntomas de dolor.

Ingredientes (para una frasco de 250ml):

- 500ml de agua

- 150g de azalea molida

- 50g de romero molido

- 5g de azufre

- 2ml de extracto de veneno de estramonio

Método de preparación:

- Echar el agua en un caldero y llevarla a ebullición

- Vertir la azalea y el romero y remover hasta que el agua despida el olor de las plantas

- Introducir el azufre y el veneno. Remover hasta que el agua deje de estar amarilla y coja un tono azulado.

- Dejar hervir unos minutos más hasta que coja una textura viscosa. Vertir el contenido en el frasco.

Importante: Si el agua sigue amarilla significa que el azufre no ha diluido los efectos tóxicos del estramonio así que es recomendable empzar de nuevo.

"No parece una receta demasiado dificil" - pienso para mis adentros mientras anoto mentalmente los ingredientes. Después siguiendo el consejo de la profesora busco al jardinero para que me ayude a recolectar las plantas y que me guíe en mi primera visita en solitario al invernadero.

El jardinero no parecía estar por allí, pero mientras mirabas por allí, te llegó una voz del interior del invernadero grande.

 -Eh, ¡eh criatura bípeda! ¡Aquí, aquí! ¿Necesitas ayuda?

Cuando te asomaste a mirar de dónde provenía la voz, te encontraste con una criatura cuanto menos curiosa. Era como una flor con aspecto humano, ¿o una humana con aspecto de flor? En cualquier caso era una planta que estaba enraizada en la tierra y que tenía un torso humano que te hacía gestos para que te acercaras.

 -Ven, tranquila que no te voy a morder. ¡Que sólo me alimento de sol! ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? Hace tanto que no veo a nadie nuevo... Siempre son las mismas caras una y otra vez. Que no es que me caigan mal, pero tanta repetición aburre un poco.

La criatura se tapó la boca tímidamente al darse cuenta de que se había puesto a hablar sin parar.

 -Uy, perdona, me emociono y me pongo a parlotear como un lirio del valle. ¿Cómo te llamas? Yo soy Cattleya, encantada de conocerte.

Cuando escucho la voz me sorprendo por un momento ya que no me esperaba a nadie en el invernadero hoy aunque cuando veo que la que me habla es una planta me encojo de hombros ya que a estas alturas en la academia poca cosa puede sorprenderme. Cierro el libro y me acerco a la donde ella.

- Encantada Cattleya, mi nombre es Alice - me presento con una sonrisa. Al principio pienso en darle la mano pero no se si las plantas siguen las costumbres humanas y me da miedo romperla así que simplemente subo mi mano hasta mi cara haciendo un breve saludo - Soy estudiante de 3º. He venido aquí a recolectar unas plantas para empezar a estudiarlas y a practicar pociones. Para final de curso quiero tener memorizado este libro que me ha prestado la profesora Mulberry de principio a fin! - le digo enseñándole el libro por la tapa donde se puede ver el título y el autor - Estaba buscando al jardinero porque la profe me ha dicho que le pida consejo aunque no le veo por aquí, podrías ayudarme tú?

A la chica flor se le iluminaron los ojos en cuanto le dijiste aquello.

 -¿Ayudarte? ¡Claro que sí! ¿Qué necesitas? ¿Buscar ingredientes? ¿Aprender técnicas de cultivo hidropónico? ¿Una receta de aliño de ensalada? ¡No hay nadie que sepa más que yo sobre los misterios de la botánica!

Te hizo señas para que te acercaras más, ya que ella no podía moverse del sitio.

 -Enséñame ese libro y cuéntame, ¿qué vamos a hacer?

Era cierto que su voz sonaba más a chiquilla a punto de hacer una travesura que a profesora docta, pero, ¿qué motivos podía haber para desconfiar de una chica vegetal que parecía saber tantísimo?

El entusiasmo que muestra me da desconfianza, parece una chiquilla de 5 años a la que le han prometido ir a ver gatitos a la tienda de animales, pero teniendo el libro y viendo que no parece haber nadie más alrededor decido darle un pequeño momento de confianza para ver si en el futuro puedo contar con ella.

Abro el libro por la página de las plantas y busco la foto de la Azalea y el Romero y se los enseño para que vea bien claramente la foto en caso de que se esté tirando un farol y no tenga ni idea de nada:

- Necesito dos o tres flores de cada una de estas plantas que son Azalea y Romero, me puedes ayudar con esto primero? Necesito recolectarlas de tal manera que vuelvan a crecer, es una de las peticiones que me dió la profesora Mulberry y no quisiera decepcionarla.

Internamente espero que todo vaya bien mientras revisa las plantas.

Los ojos de la chica vegetal brillaron de emoción.

 -¡Claro que puedo! Es muy fácil, sólo hay que pedírselo con amabilidad.

Entonces Cattleya comenzó a agitar sus hojas, produciendo una extraña vibración que sonaba como si una serpiente estuviera tocando unas maracas pequeñas y cantando al mismo tiempo. No sabías a santo de qué venía eso, pero pronto entendiste lo que aquella chica estaba haciendo.

Las plantas del invernadero empezaron a moverse. Lentamente al principio, pero luego sus movimientos se volvieron más rápidos, más elásticos. Casi daba la impresión de que estaban... bailando. La vibración que producía Cattleya cambió ligeramente y entonces una planta de romero se estiró y se agitó, dejando caer varias de sus flores al suelo. Otro sutil cambio en la "canción" de la chica planta y un par de azaleas hicieron lo propio con sus capullitos.

 -¿Ves qué fácil es cuando se pide por las buenas?

La chica planta siguió con su canción y las flores que las plantas habían perdido se regeneraron como por arte de magia. Sólo entonces Cattleya se detuvo, haciendo que las plantas volvieran a su estado anterior.

 -¿Qué te había dicho? Una experta total en plantas. Después de todo, ¿quién va a conocerlas mejor que una de las suyas?

Al ver el baile y como consigue los pétalos abro los ojos de par en par y cuando termina aplaudo brevemente:

- Uala! Eso ha sido impresionante - exclamo realmente impresionada - Aunque hay un pequeño problema. Agradezco mucho tu ayuda pero necesito aprender a hacerlo yo ya que no podré contar contigo toda mi vida y me gustaría dedicarme al cuidado de las plantas y a la magia de sanación - le explico mientras recojo las hojas del suelo y las guardo con cuidado en un pequeño saquito de cuero que llevo siempre encima.

Para no decepcionarla demasiado sigo hablando - Pero por hoy puede pasar, aún queda mucho curso por delante verdad? Igual me puedes enseñar a mí también a hacer ese baile ji ji - le sonrío y abro de nuevo el libro enseñándole la última de las plantas que necesito - Podrías ayudarme con esta también? - señalo en el libro el estramonio.

 -Buf... La danza de las flores no sé si es algo que se pueda enseñar. Cuando yo me di cuena de que existía, ya la conocía y no sabría decirte muy bien cómo la hago.

Volvió a agitar sus hojas de aquella manera rítmica.

 -Simplemente lo hago.

Las plantas volvieron a bailar otra vez movidas por la extraña música que surgía de las hojas de Cattleya. Una plantita de estramonio comenzó a agitarse para hacer caer sus flores de la misma manera que las otras dos plantas habían hecho antes. Una vez hubo suficientes flores, la planta dejó de agitarse y regeneró las flores perdidas antes de volver a su posición. Cattleya terminó su baile y te sonrió.

 -Ahí tienes. ¿Necesitarás alguna planta más? ¿O vamos a hacer ya la pócima?

Reviso la receta de nuevo tras recoger las flores del suelo y darle las gracias por la ayuda.

- Veamos... Lo que ahora me faltaría se encuentra en el laboratorio de alquimia. Puedes llegar hasta allí de alguna manera?

Miro a Catleya de arriba a abajo sobre todo enfatizando en que está enraizada a la tierra y que no veo cómo podría moverse fuera del invernadero.

- Para hacer la pócima tengo que usar fuego y el invernadero no es el lugar más apropiado más usarlo, aunque ya que me has ayudado tanto me gustaría poder prepararla contigo. Hay algún lugar seguro en el que podamos encontrarnos y prepararla juntas?

Al final he acabado tomándole aprecio a Catleya incluso en tan poco tiempo, tiene un .. algo .. que hace que me den ganas de pasar más tiempo a su lado, quizás sea su positivismo.

 -Pues... -la chica planta se quedó pensativa- Pues creo que a menos que me trasplantes a una maceta con ruedas no voy a poder moverme de aquí. ¡Pero si quieres te espero a que vuelvas con los ingredientes! O eso o también podemos usar... Claro, que me dijeron que no debíamos... ¡Pero sería tan útil!

La chica planta había empezado a divagar, pensando en voz alta una solución a vuestro dilema. Finalmente dio una palmada cuando tomó una decisión.

 -¡Vale, lo haremos! Escucha Alice, normalmente no le diría esto a nadie, pero el otro día Adahy, el jardinero, encontró una casa de un genio enterrada cerca de las raíces de un viejo espino blanco. Él y los profesores suponen que alguien la enterró allí para que el genio no saliera nunca, pero Adahy la sacó y la tiene guardada en su cabaña. Si la tomáramos prestada, podríamos pedirle que nos traiga los ingredientes o que nos dé esa maceta con ruedas o lo que queramos, ¿qué te parece?

- Si los profesores lo han encerrado sería sensato por nuestra parte dejarlo así, no queremos jugar con cosas que desconocemos - le digo pensativa mientras pienso en otras alternativas.

- Pero quizás haya una manera más facil, tu puedes comunicarte con las plantas verdad? - señalo el suelo y hago un círculo en el aire alrededor mio - Si hacemos un buen círculo de seguridad alrededor del caldero y evitamos por todos los medios que una chispa prenda nada podría hacer aquí la receta sin problema ya que el caldero es bastante pequeñito. Pero vamos a necesitar una solución mejor para cuando tenga que usar marmitas. Hablaré con la profesora Mulberry para ver que podemos hacer, seguro que ella sabe alguna cosa que nos ayude.

Me acerco a ella y le ofrezco los materiales de la poción de mi mano y esbozo una sonrisa - Voy a recoger los materiales que quedan y vuelvo enseguida, guardame esto hasta que vuelva vale? No voy a tardar mucho.

Guardo el libro en la mochila y salgo a paso rápido al laboratorio de alquimia a por los ingredientes que me quedan para volver cuanto antes a practicar.

Cuando llegaste al laboratorio de alquimia, el profesor Refur te indicó dónde estaban las cosas que querías sin prestarte demasiada atención, concentrado como estaba en sus propios experimentos. Entre las cosas que cogiste, encontraste una especie de infiernillo que sería muy util para calentar el caldero minimizando el riesgo de incendio o de humaredas en el invernadero.

No tardaste mucho en regresar junto a Cattleya, la cual ya había montado un buen círculo de seguridad para que pudieras poner el calderito.

 -Oh, ya has vuelto, mira, mira, ya están las plantas organizadas. Las más resistentes al fuego delante y las demás atrás. ¿No es una gran idea? Está mal que yo lo diga, pero soy un genio de la botánica.

Miró con curiosidad las cosas que traías.

 -¿Lo tienes todo? ¿Podemos empezar a hacer ya la poción? ¡Qué emocionante!

Saco todo lo que he traìdo y lo coloco formando un pequeño laboratorio de alquimia. Siguiendo la receta pongo el agua a hervir y echo las hojas y después el veneno y el azufre y espero a que todo esté listo. Tras un buen rato el contenido del caldero por fín coge una textura cremosa y desaparece por completo el color del azufre dejándo un color rojizo bastante bonito. Hecho el resultado en un pequeño botecito de cristal y otro poco del sobrante en otro bote que le entrego a Cattleya.

- Toma, este es para tí. Es una poción para curar heridas leves y otras quemaduras. Aplicas una pequeña cantidad sobre una herida o quemadura y en apenas unos segundos debería curarse como si nada hubiera pasado. - le explico detalladamente los efectos de la poción esperando que no se la beba a la primera de cambio.

Miro afuera y veo que está anocheciendo, se ha pasado toda la tarde en un suspiro con todo el ajetreo.

- Por hoy creo que ya va siendo hora de volver a la academia, tengo que ir a cenar y preparar todo el material para las clases de mañana. - Cojo un trozo de papel de un cuaderno de la mochila donde he traido todos los trastos y escribo en el papel:

Alice Reindhart Brightspark - Estudiante de 3º

Habitación 246 del Ala femenina

Una vez terminado le entrego el papel a Cattleya con una sonrisa - Mañana intentaré volver por aqui para que preparemos otro proyecto de poción, me ha gustado mucho tu compañia y espero poder aprender mucha botánica contigo, pero por si acaso necesitas algo de mi aquí tienes toda la información que necesitas para contactarme. 

Recojo todos los cacharros que he usado para la fórmula y los vuelvo a guardar con  intención de devolverlos mañana al laboratorio. Me despido de Cattleya y me dirijo hacia el Gran Comedor a disfrutar de una buena cena.

La chica flor se despidió de ti alegremente para luego quedarse pensando un poco dónde diantres había oído esos apellidos que le habías dicho.