Partida Rol por web

Estaba muy concentrado tocando para juntar a los soggoth y cuando veo que se juntan para formar a esa... ¿Chica?... tengo que parpadear muchas veces para notar qué había pasado. ¿Era una sola identidad o la acaban de crear? Era muy bonita, pero tenía muuuuchas preguntas en mi cabeza que no quería expresar en voz alta.

-H-hola-saludé sin dejar de tocar y un poco nervioso con todo esto, pues la escuela me seguía sorprendiendo. Suspiré y comencé a caminar al patio-. ¿T-te gusta la música?

¿Ella siquiera podía hablar? En fin... no se que pasaría si dejaba de tocar la guitarra, así que mejor continuaba con eso.

Al ver que hablabas con ella, la gelatinosa muchacha te saludó con la mano.

 -Ho... Hola. ¡Hola! Hoooooola...

Puso diferentes expresiones a medida que iba diciendo aquello. Parecía que le divertía usar aquella palabra.

 -¿Música? ¡Ah, sí, me gusta! ¡Me gusta mucho!

Bueno, hablar sabía hablar, de eso no te quedaba duda.

 -Pero tengo que limpiar. ¡Dejarlo todo limpio, limpio! ¿Más música luego?

No te siguió, en su lugar se quedó mirándote con una expresión de inocente curiosidad.

No pude evitar soltar un suspiro acompañado con una sonrisa al verla hablar de esa manera, costaba imaginar que hace rato creíamos que podría devorarnos a todos y ahora se ve como una linda chica inocente.

-Cuando acabes de limpiar podré seguir tocando, cuando acaben las clases....-¿¿Eh?? ¿Qué acababa de decir? ¿Esto es una... c-c-c-...?

Dejé de tocar sintiendo mis mejillas un poco ruborizadas y parpadee un poco para recuperar compostura. Agité mi cabeza y retomé mi tocada para ahora yo tranquilizarme.

-E-e-esto... n-nos vemos-¿Qué rayos me estaba pasando? Bueno, mejor me voy a explorar la escuela para distraerme. Supongo que nos avisarán si se retoman las clases por un altavoz o algo por el estilo. 

La doncella asintió alegre antes de volver a convertirse en un charco de cieno, que se deslizó rápidamente por los pasillos para terminar de limpiar. Y tú te habías quedado solo y sin saber muy bien a dónde ir.

Que si lo pensabas, esta era una oportunidad de oro. ¡Podías recorrerte la academia a tu antojo! Con prácticamente todo el mundo fuera esperando para retomar las clases, eso te dejaba amplia libertad para hacer lo que te diera la gana. Podías ir a la minidisco a ver qué se cocía o al sótano a explorar o quizás volver a los pisos superiores a ver si había más aulas como el observatorio.

Parecía que el soggoth aún tardaría en terminar de limpiar. Tiempo más que suficiente para aprovechar.

Lo mejor de explorar la escuela en estos momentos... ¡Es que está vacío! No tendré que lidiar con tantas personas y así cuando tenga que ir a algún sitio no ocuparé preguntar. Esto es perfecto, incluso no creo que me agote tan rápido.

Espero que las clases tarden un poco en empezar... y que no me ocurra nada malo. Sería muy cansado tener que pedir ayuda.

Empezaste a recorrer los pasillos en plan ninja, intentando no llamar la atención de los viandantes que estuvieran por ahí. Afrotunadamente no tuviste que esforzarte demasiado, ya que aún estaban los pasillos vacíos. No te costó llegar hasta el tablón de anuncios, donde aún permanecían las listas de los cursos. Y ahí las encontraste.

Alice Reindhart, de tercer curso y Yuki a secas, de 5º. No coincidías con ninguna de ellas, pero excusas no te faltarían para cruzarte con gente de esos cursos al final o en mitad de las clases. Pasaste a mirar la localización de las aulas y los tutores, el profesor Refur en 3º y la profesora Falivene en 5º. Bien, ya tenías los datos pertinentes que necesitabas. No iba a ser rápido, pero por lo menos tenías una estupenda pista para empezar. Y lo que era mejor, eran chicas de cursos superiores a 1º. Lo que significaba que mucha casualidad sería que no hubieran estado al menos un año más en la academia. Quizás el encargado de la cafetería o el camarero de la minidisco te pudieran decir algo más.

Mientras estabas ocupado rumiando aquellos pensamientos y tus posibilidades para el siguiente paso, notaste una mano viscosa tocarte en el hombro. Fue una sensación muy extraña, como si una gelatina templada te rozara intentando llamar tu atención. Al girarte, te encontraste cara a cara con una criatura que no habías visto en tu vida, pero que te imaginabas lo que podía ser.

 -Hola.

Sonreía con amabilidad y su voz sonaba tranquila y dulce. Te cogió la cara con las manos y te la toquiteó un poco, ampliando su sonrisa tras hacerlo.

 -Ah, a ti ya te he limpiado. ¡Lo tengo que dejar todo limpio, limpio, limpio! Es lo que me han dicho. ¡A todos y todas, hasta el último rincón!

Aki estaba pensando que, antes de dirigirse directamente a las chicas, quizá sería mejor recoltar un poco de información sobre ellas, por ejemplo con el amigable Edgar Chadburn, pero en este instante sintió el toque extraño en el hombro, y volviéndose…

Tragó saliva. El episodio horrible durante el cual su cara había sido cubierta del shoggoth y él había temido de verdad ahogarse, se presentó de nuevo con un poder irresistible a su mente. Pasmado retrocedió un paso.

Pero de inmediato le pudieron tranquilizar un poco las palabras del shoggoth. Respiró hondo. Piensa, Aki, piensa. Dejó recorrer su mirada de la cabeza a los pies de la criatura y contestó con una voz que quería segura y una sonrisa forzada que quería convincente: “Sí, ya me has limpiado. Ehh… has cambiado mucho desde nuestro último encuentro. Dime, por favor.. quién te ordenó limpiar todo por aquí?”

El shoggoth se quedo pensativo un momento, frotándose su gelatinoso mentón mientras meditaba la respuesta que te iba a dar. Finalmente acabó por chasquear los dedos sonriendo.

 -¡La que me invocó! La persona que me trajo a este plano me dio mi misión en cuanto me materialicé. Me dijo que entrara en este edificio, que sorprendiera a todos porque les gustaban las sorpresas, y que lo dejara todo limpio como un espejo. Limpio, limpio, limpio, limpio.

Empezó a contonearse, como si bailara, mientras decía "limpio". Parecía que estaba sinceramente feliz de cumplir con aquella tarea. ¿Será que los shoggoth no eran tan malos como los pintaban? ¿O sería ese concreto que era buena gente?

 -Ahora te toca a ti. ¿Quién te invocó a este plano?

"Ehh... la directora Morgana, supongo, la directora de esta Academia", contestó Aki, algo confundido por la conducta hasta amable del shoggoth. Pero al instante se recordó que las buenas intenciones no justificaban las medidas. ¿Cómo no podría recordárselo, habiendo vivido la angustia de casi sofocarse con el shoggoth pegado en su cara? "Pero tú me has respondido sólo a mitad. Claro que te envió aquí la persona quien te invocó. ¿Pero quién fue esta persona? En mi caso fue la directora Morgana, y en el tuyo?"
Aki quería saber si la sospecha de los profesores se confirmaba. 

 -¡Ah! Eso. Hmmm...

La criatura se quedó pensativa un rato más.Y mientras lo hacía, tú pensabas en lo raro que te resultaba estar charlando tranquilamente con la criatura que hasta hacia nada había estado aterrorizando a toda la academia.

 -Creo que su nombre... Me dijo, "hola, encantada de conocerte, yo me llamo Yusta"... No, no dijo eso. Dijo "enchanté" y se llamaba... Justine, ¡eso Justine! Y luego me dijo "ahora te voy a llevar a un lugar muy bonito pero que necesita ser limpiado, ¿podrás hacer el trabajo? Ya decía yo". Y luego me trajo aquí, me dijo que os sorprendiera a todos y que limpiara el lugar.

Sonrió satisfecha, segura de que esta vez había contestado correctamente.

Aki asintió de la cabeza: "Gracias por la información." Así los profesores habían sospechado correctamente que la rivalidad de las dos directoras era a la base de esta calamidad.
El joven miró pensativo a la criatura. Obviamente no tenía malas intenciones, sino creía hacer el bien o lo correcto. La pregunta era si se dejara desilusionar. Aki ya comenzó a buscar las palabras justas, pero antes aún tuvo que averiguar otra cosa: “Si no te molesta, tengo una pregunta más. Dices que limpias todo y que ya me has limpiado a mí. ¿De qué me has limpiado? ¿Qué ha sido sucio en mi que has tenido que limpiar?”

Esa pregunta dejó completamente descolocada al shoggoth (si es que se podía dejar más descolocada aún a una criatura que no pertenecía a ese plano de existencia, claro está).

 -¿Eh? ¿Pues qué va a ser? Grasa, polvo, piel muerta... ¡Las cosas que ensucian a las criaturas vivas! Me las he comido y te he dejado bien limpito.

Empezó a contonearse, como si bailara, mientras repetía "limpito" unas cuantas veces.

“Pues, muchas gracias, de verdad es todo un detalle”, dijo, tratando de ignorar el recuerdo nefasto del sentimiento de ahogo mientras que el shoggoth lo había tenido envuelto. “Grasa, polvo, y todo sucio, no, esto es nada que uno quiere llevar encima, por supuesto que no.” Aki sonrió para expresar su agradecimiento. Pero al instante cambió su expresión. Adoptó una cara de preocupación. “Sólo has tenido muy buenas intenciones, no hay lugar de duda sobre esto. Pero la verdad es que has espantado mucho al alumnado y al profesorado de la Academia. Tienen mucho miedo de ti. Creo que tú no quieres esto, ¿no? Quieres que la gente aquí reconoce cuán útil eres, cuán importante para dejar todo limpio. Así que… quiero hacerte una propuesta. De momento tú dejas de limpiar y yo voy a llevarte a un profesor para presentarte. Luego el profesorado va a decidir cómo tú puedes limpiarlo todo, tal como lo quieres y tal como es muy útil para la Academia, sin espantar a nadie. ¿Qué dices?”
Era evidente que la criatura no quería causar prejuicio a nadie, que tenía buenas intenciones y era inconsciente del revuelo y de la inquietud que causaba, y que no tenía idea de cómo la utilizaba Justine a sus fines mezquinas… Aki ya pensaba a qué profesor debería presentarla, alguien quien la comprendería...

La soggoth se quedó callada unos instantes, absorbiendo lentamente todo lo que acababas de decirle. No hacía demasiado que había sido invocada en ese mundo y aunque podía mantener una conversación sin mayores problemas, cuando había mucha información se perdía.

 -Quieres... Que vaya y hable con profesorado porque he asustado a alumnado. Y quieres que profesorado me deje quedarme a limpiar. Pero alumnado me tiene miedo... ¡Es muy complicado!

Sin embargo, se inclinó en una especie de reverencia.

 -Yo no quería asustar a nadie, sólo dar una sorpresa como me dijo Justine. Lo siento mucho, mucho, mucho...

“Lo siento, no lo he explicado bien... y no te disculpes, porque no es tu culpa. Pero es verdad que, sin querer, tú nos asustes a todos aquí. Yo te creo; te creo que no lo querías y que pensabas que sería una sorpresa para nosotros. Quiero que los profesores te crean también. Vamos, te presento al profesor Beleem. Seguro que te vas a llevar bien con él. Es muy amable, muy comprensivo y sabrá explicarte bien lo que pasó.”

Aki pensó en el breve intercambio de palabras que habían tenido en el sótano; el profesor Beleem le había dicho a Aki que no todos los shoggoths eran dañinos. Sin duda Beleem tendría la mente más amplia para tratar con el shoggoth.

“¿Me acompañas? Primero lo buscamos en el jardín. Mhh… pero antes… ya sabes que asustas a los alumnos. ¿Es posible que te vuelvas pequeño otra vez? Así te podría esconder debajo mi chaleco.“

Claramente no podría pasearse así con el shoggoth por el recinto de la Academia; cundiría el pánico en los alumnos más susceptibles.

La gelatinosa muchacha se quedo pensativa un rato, decidiendo qué hacer. Le habías caído bien y la verdad era que no quería seguir causando miedo. Pero aún le quedaba edificio por limpiar y no quería dejarlo a medias. Tras pasarse un ratito pensando, de repente ¡explotó!

Bueno, más que explotar, se dividió en trozos, como los gelatinoides que habías visto antes.

Uno de los trozos se acerco a ti, subiéndosete encima y metiéndose bajo tu chaqueta. Lista para ir a ver al profesor.