Aki acarició su familiar con una sonrisa. Dejó el libro cerrado y levantó la arañita a su cabeza para meterla en su pelo. Luego tomó el tarro.
“Vamos a preguntar al bibliotecario si puede rellenarlo. Creo que sí lo hará sin problemas, como nos ha dicho que no le faltan las polillas.”
Y, apenas habiendo entrado, ya dejó el cuarto. Sí, se lo tomaba muy en serio eso de ser dueño de un familiar.
Va a la biblioteca.
Traslado a la biblioteca.
Tras cumplir la tarea que el bibliotecario te había pedido, regresaste a tu cuarto para enfrascarte de nuevo en la lectura de tu libro, hasta que finalizara la jornada y llegar ala hora de la cena. Ofelia por su parte subió a su tela para descansar un ratito, que había tenido suficientes emociones al menos por un rato. No tardó mucho en quedarse dormida y soñar con jugosas y deliciosas polillas.
Si no quieres hacer nada más, en el próximo turno avanzo el reloj para que sea ya por la noche, que ya toca.
¡Y volvemos a la carga! Por fin he terminado mi mudanza, ya estoy establecida en mi casa y con todo organizado. Ya puedo sacar tiempo para postear en condiciones y volver al ritmo normal. Miles de gracias por tu paciencia :3.
Aki, esmerado, levantó los ojos del libro y una sonrisa fina se dibujó en sus labios. “Es precisamente el tipo de libro que necesitas. Un libro que no sólo te aprende algo, pero que te da una perspectiva diferente sobre la vida. ¡Y ya quedan tantos capítulos por explorar! Es el tipo de libro que te da unas ganas irresistibles, cada vez que lo lees, de ser amigo del autor y tener discusiones interminables con él.”
Aki levantó los ojos hacia las telarañas de Ofelia para compartir su momento de entusiasmo educativo con ella, pero constató, un poco desilusionado, que ella ya estaba durmiendo. Sin embargo, teniendo en cuenta los acontecimientos fantásticos y múltiples de este día, era más que comprensible que ella necesitaba descansar - y de verdad Aki lo necesitaba también.
Pero antes tenía que saciar la hambre que sentía montar en los repliegues de su estómago… y además anhelaba tener esta primera experiencia de comer la cena en un internado. Ser parte de algo más grande.
Cerró el libro, se levantó y dejó la habitación, yendo al comedor.
Si, no quiero hacer nada más.
Y... ¡Enhorabuena! Debe ser una emoción muy confortable tener por fin todo bien arreglado. :-)