Partida Rol por web

El lugar ideal para ir si estás enfermo o herido. La enfermería es el lugar de trabajo del médico Johannes Witchward y el lugar en el que los alumnos convalecientes van a tratar sus dolencias o directamente a descansar hasta que están recuperados.

Gracias a su técnica médica combinada con magia blancay plantas medicinales, el buen doctor encuentra siempre el remedio a los males del alumnado. Eso sí, la puerta que pone PRIVADO es porque es privada. Ni la toquéis.

Cuando llegaste a la enfermería, te encontraste al doctor Witchward muy ocupado leyendo un enorme tomo encuadernado en piel, de páginas amarillentas y lleno de símbolos extraños. Tan concentrado estaba, que no se fijó en tu llegada, ni siquiera te escuchó. Y eso que jaleo en la enfermería no había, ya que las camas destinadas al descanso de los convalecientes estaban vacías, con aspecto de recién hechas. Lo cual en el fondo era una suerte, ya que te garantizaba ser el primero en ser atendido por el médico.

Yo no llegué ahí por sentirme enfermo ni nada por el estilo. Es más, agradecía enormemente la paz que había en el sitio y lo único que me mantenía intranquilo era que el doctor Witchward no notó mi presencia. ¿Toco la puerta, hablo o me acerco? ¡Aggggh! Pero si me voy a otro lado no podría justificar bien mi ausencia...

... bueno, al mal tiempo darle prisa.

-¿Buenos días?-pregunté en un tono no alto para evitar asustarle. Tragué saliva y desvié mi mirada a una de las camas-. ¿Puedo quedarme unos minutos? S-solo necesito aire. 

El médico levantó la vista del libro que estaba leyendo y se sorprendió al verte allí de pie.

 -¿Tienes dificultad para respirar? Siéntate en esa camilla, te auscultaré.

Te señaló una camilla que estaba cerca de su mesa y mientras esperaba a que te tumbaras, fue a coger su fonendoscopio.

 -¿Desde hace cuanto te pasa esto? ¿Es una sensación de ahogo o más bien de fatiga?

Bueno, de todo lo que te podías haber imaginado, el que aquel médico nigromante se tomara tan en serio lo que le habías dicho estaba muy, muy abajo en la lista...

Me encaminé a camilla esperando poder relajar mis hombros. Habría sido mejor irme a los jardines, pero me podría haber metido en problemas por ausentismo y si venía aquí... Diantres, me seguía repitiendo esto para no sentirme mal al ver preocupado al doctor Witchward, pero mi conciencia comenzó a mostrarme remordimiento muy profundo.

-Y-yo... me sentí así a-apenas...-tragué saliva. Está perdiendo el tiempo conmigo, debería estar haciendo cosas más importantes que atender a un dragón que huye de sus problemas-N-No se si es ahogo o...

Mi respiración comenzó a inquietarse y... Puf, una bocanada de humo salió disparada a la cara del profesor. Comencé a toser mientras intentaba tomar aire y desviaba mi cara para que no le llegase directamente.

-¡No estoy mal!-hablaba y cada que abría la boca salía más de ese humo... el espectáculo que debe ser... joder, qué fatiga-Es solo que quería salir del salón, sentía que no tenía caso de estar ahí-abanicaba con mi mano. Bendito estrés-Quería un poco de aire para despejar mi mente... ¿Cómo es que le hacen todos aquí para seguir con sus convicciones? Míreme, al menor punto de quiebre comienzo a expulsar humo porque no tengo desarrolladas mis glándulas para las llamas...

Me di cuenta que hablé de más, sacando un poco de lo que tenía atorado en mi mente y más humo comenzó a salir. Ya solo me limité a toser mientras sentía que me ponía de mil colores por abrirme de esa manera con alguien que apenas conocí.

Soy un desastre.

No necesitó auscultarle para diagnosticar el problema que tenía ese chiquillo. Ansiedad social, ¡la gran epidemia que asolaba la academia! Y su hermano preocupado por la gripe del sapo... Agitó la mano para alejar el humo, sin dejar que su expresión serie y analítica cambiara lo más mínimo.

 -Estás nervioso porque nunca antes has estado en una academia. Crees que no vas a dar la talla o que se van a reír de ti o algo parecido, ¿me equivoco? Le pasa al 77% de los alumnos en sus primeros meses por aquí, especialmente los que empiezan en cursos superiores al primero.

El doctor fue a abrir las ventanas para que se ventilara la enfermería.

 -Si quieres contarme exactamente qué es lo que te reconcome, puedo intentar echarte una mano, aunque la psicología nunca ha sido mi fuerte. Eso es más bien materia del orientador del instituto. No obstante...

Cogió una silla y la puso delante de ti para sentarse y poder mirarte a la cara, a cierta distancia para no tragarse todo el humo, claro está.

 -Me has caído bien, muchacho. Intentaré ayudarte en todo lo que pueda. Así que, cuéntame. ¿Por qué te preocupan tus glándulas de llamas concretamente?

¿Mis glándulas? ¿Cree que estoy así por eso?

El análisis que hizo el doctor fue... en parte correcto. Sé que tengo ansiedad social y que lo resuma a solo esa explicación me hace sentir mucho peor. Sé que me intentará ayudar a pesar de que no es su trabajo. Además, contarle esto a un extraño como el orientado no se si resulte bien. Aunque a él apenas lo conocí en la mañana y bueno... ¡Qué más da!

-Lo de las glándulas es normal entre mi estirpe de dragones, soy un dragón muy joven y aunque estoy tardando en ello no es lo que me preocupa-el humo continuaba saliendo de mi boca, al menos esta vez no estaba tosiendo-. ¿Sabe lo que es ser hijo de una dragona y un humano? Por el lado de la familia de mi madre soy el único mestizo, es hastiante que te consideren inferior o diferente-y al decir eso cambié a mi forma humana. Era un chico normal sin escamas, alas ni cola, mis pies se veían descalzos e incluso mi figura normal se hizo un poco más pequeña; pero si se veían mis ojos eran las de un dragón y me los señalé-. Y del lado de mi padre ni qué decir, nadie sabe que no soy humano al 100% y aún así me consideran diferente.

Incómodo, volví a mi forma normal y la que me gustaba: el reflejo de ambos mundos de los que provenía. Tosí un poco para permitir que el humo saliese mejor expulsado y luego continué.

-Sé que viviré mucho más que mi padre. Si de por sí los magos humanos pueden vivir más, no tengo que recordarle la longevidad de un dragón. Es más, ¡solo vine aquí a la Academia porque mis padres me lo pidieron! ¿De qué sirve aprender tanto si al final las personas que amas se irán? El tiempo que estoy aquí debería de pasarla con él porque lo que es para mi un suspiro es toda la vida de él-callé y me llevé una mano a mi cara mientras negaba-. No es que no de la talla aquí ni que se rían de mí.

El médico asentía a medida que le ibas aportando datos. Así que no era inseguridad corporal, sino más bien miedo a perder a su familia...

 -Entiendo. Decididamente no sé lo que es ser el hijo de una dragona y un humano, pero sí sé lo que es ser un nigromante en una familia de magos. Créeme, es algo poco agradable.

Suspiró hondamente.

 -Así que sé lo que es no encajar en tu familia. En cuanto al otro problema... ¿Crees que tu padre va a vivir tan poco que el tiempo en esta academia te lo va a quitar? Los humanos viven más de lo que parece. Sí, es poco comparado con un dragón, pero aún así llegará a los 100 años con facilidad. Los seis que pases aquí no van a matar tu relación con él. Es más, que estés aquí seguro que le llena de orgullo. Pensará que su hijo, el niño de sus ojos al que adora, está convirtiéndose en un dragón hecho y derecho, aprendiendo magia para salir adelante en un mundo que ya es complicado para los no-mestizos.

El médico te dio un toquecito en la frente.

 -Además, si te tranquilizaras y pensaras, te darías cuenta de que hay pociones para alargar la vida a los mortales. Aprende alquimia y solucionado.

¿A poco un nigromante es mal visto? Bueno, sé que manipulan cuestiones que van más allá de la vida, pero si hasta sé de dragones que pueden hacer lo mismo y de magia arcana que los propios humanos les cuesta entender... aunque igual no es lo mismo que verlo en persona, jamás había visto un zombie y aunque sé que no hay vida después de la muerte*, sigue siendo impresionante ver por uno mismo las aplicaciones de la magia.

-N-no diga eso-alcancé a decir cuando él mencionó que debo ser el orgullo de mi padre. Incluso debí sonrojarme porque sentía mi cara algo caliente y salió un poco más de humo. Aún planeo solo estudiar un año, pero lo que dice tiene algo de razón... y de solo imaginar todo el esfuerzo que debo hacer me hace cansar. ¿Por qué estudiar no es más sencillo?

-¿Eso es posible? ¿Alargar la vida de los humanos? Pero no se si mi padre quisiera, tendría que preguntarle o no se si mamá ya lo hizo. Digo, que una dragona se haya enamorado de un humano no es algo que pase todos los días y al menos ha sido la primera vez que ocurre en la familia de ella-hablé tan rápido que al exhalar saqué más humo. Pero creo que ya es de lo último que mis glándulas estaban creando. Fortuna que aún no desarrolle fuego, que si no...

De pronto comencé a reír de nervios. Pensando en retrospectiva debí parecer un capullo existencialista... pero el miedo de perder a mi padre sigue ahí. Tarde o temprano llegará ese momento y espero estar preparado para eso.

-Nunca he practicado Alquimia, espero que sea tan sencillo como la música-solté un suspiro y ya con eso se fue el último vestigio de humo. Espero que no vayan a pensar que algo se incendiaba en Enfermería... ¿o sería algo normal en todo caso?-. Espero no haberle incomodado por sacar un tema delicado.

 -Chico, estás aquí para eso. Aprender no sólo alquimia, sino también el resto de disciplinas mágicas que te serán útiles para hacer lo que te plazca sin dañar a nadie.

El médico sonrió y puso la mano derecha sobre el pecho, en la zona del corazón.

 -Porque esa es la regla fundamental de toda criatrura mágica que se encuentre en equilibrio con el mundo. Sin daño alguno, haz lo que quieras. Así que, sí, pregunta a tu padre si quiere ser más longevo.

Johannes no pudo evitar sonreir al seguir escuchando al dragoncillo. Resultaba como mínimo adorable encontrarse a alguien con esa visión tan inocente del mundo.

 -Créeme, si sabes hacer música, sabes hacer alquimia. Ambas necesitan concentración y práctica diaria. Si puedes con una,. podrás con la otra. Y tranquilo, estos temas nunca-

Un súbito ruido de cristales rotos interrumpió la conversación, haciendo que el buen doctor se girara de repente para mirar, encontrándose con una terriblemente adorable criatura.

 -Oh no...

Te hizo una seña para que te levantaras despacio.

 -Ve a avisar al vicedirector. Deprisa.

Esperaba que no se me complicase mucho la Alquimia. Sentí que tuve ese presentimiento tipo "Hombre-Araña" a la mención de dicha materia, presintiendo que no nos llevaríamos muy bien o que el esfuerzo que debería hacer sería mucho mayor  que con otras ramas mágicas. Continué escuchándolo cuando el cristal de la ventana pareció estallas y rápidamente puse alerta, pero solo vi esa cosita tierna que me hizo tener dudas acerca de esa aparición. Sin embargo, el "oh, no" que debía lidiar con nigromancia agitó mi respiración porque si alguien como él se ponía así.... Por favor, ¿es que no puedo tomar un respiro?

-¿Sucede algo?-me fui levantando con lentitud, volviendo a sentir el frío suelo de la  habitación que obviamente no me incomodó. Conforme me acercaba a la puerta seguía con dudas sobre todo esto...-¿Qué es esa cosa?

Oh, no.... tendré que correr.... ¿verdad?

El animalillo os miró con inocente curiosidad. Era realmente adorable, difícil pensar que algo tan cuqui pudiera poner nervioso a un nigromante hecho y derecho, ¿no? Pero lo estaba haciendo, ya que el médico se había levantado para ponerse delante de ti.

 -Créeme, esa cosa no es lo que parece. Ve donde mi hermano y dile que tenemos un soggoth en la academia. Y por lo que más quieras, no toques nada que se parezca a este animal.

Un segundo animalillo apareció para unirse al primero y un crujido os advirtió de que la puerta de la enfermería acababa de abrirse, dando paso a una tercera criatura. El buen doctor apretó los dientes. Si sus cálculos eran correctos, la academia entera estaría infestada de esas cosas. Maldita sea, no le quedaba otra...

 -Cambio de planes, pégate a mí.

Dicho esto, el médico se metió dos dedos en la boca para emitir un agudo y penetrante silbido. Automáticamente, de debajo de las camas de la enfermería, surgieron varios zombis que se acercaban tambaleantes hacia el doctor. Un total de cinco criaturas habían aparecido y el médico se encargó de dirigirlos hacia aquellos animalillos. Y nada más tocarlos, las adorables criaturas se convirtieron en charcos de algo que parecía alquitrán gelatinoso y que comenzó a envolver a los zombis con rapidez.

 -Ahora, larguémonos.

El doctor te empujó para que salieras de la enfermería, en dirección a las escaleras. Sin embargo, tras un par de pasos, notaste que el doctor se detenía. Al mirar hacia atrás, viste que su pie estaba apresado por el cieno negro. Johannes Witchward hizo una especie de "tsk" y se dio la vuelta para intentar liberarse.

 -¡Tú corre! Yo me ocupo de esto.

¿Con su hermano? Pero... ¿Quién era su hermano? Dijo que hace unos momentos fuese con el Vicedirector.... ¡¿Esos dos eran hermanos?! Vaya, me quedaban muchas cosas por descubrir, pero no tenía tiempo de hacer cavilaciones. Memoricé que esa cosa era un soggoth y tragué saliva. Pero aparecieron más y ahora yo debía ser protegido. ¡Rayos! No quería ser un estorbo para nadie.

¡Y esos zombies! Sirvieron para cuidarnos, pero esas cosas no tenían clemencia... ¿Cómo es que esas cosas estaban en una escuela de este tipo? Salí junto al doctor para ir a buscar ayuda, pero entonces...

-¡Doctor Witchward!-me acerqué con él e intenté jalarlo de esa cosa que lo había atrapado. Me dijo que me fuera, pero...-No puedo, no lo dejaré. Lo sacaré de ahí... ¡Ayuda! ¡Alguien venga!-grité esperando que alguien me escuchase-. No dudo de sus capacidades y su poder, pero no lo dejaré solo. Me niego, aunque eso me convierta en un alumno que haya desobedecido su indicación-me ha estado ayudando desde que llegué, y prefiero ver por mis propios ojos que se ha salvado a dejarlo ahí sin más. Esto me cansará muchísimo... pero lo hará más si no hago nada. 

El espantoso cieno negro se estaba tragando las piernas del doctor, con un horrible ruido de sorbeteo bastante asqueroso. Sin embargo, el doctor parecía más angustiado que dolorido.

 -No te preocupes por mí, estaré bien. Tú aléjate y ve a buscar al vicedirector. Sé cómo librarme de esta cosa, pero antes quiero que tú te pongas a salvo.

A todo correr y con la barriga hinchada y dolorida, llegaste a la enfermería. Allí encontraste al doctor Witchward, el hermano del vicedirector, relajado en su silla, casi echándose una siesta. En la enfermeria no había nadie más, ni alumnos ni nada. Bueno, algo sí que había, ya que en una de las camas había una bolsa para cadáveres que tenía pinta de estar llena.

Al entrar en la enfermería Etna observa el lugar, la bolsa de cadaveres no le llamo demasiado la atención ya que no era la primera vez que veía alguno. Sin embargo, loq ue si que hace es golpear la puerta mientras dice:

Ejem… parece que interrumpo ¿no?

Comenta mientras entra en la sala

El doctor se despertó de repente, consiguiendo casi caerse de la silla. Afortunadamente pudo reequilibrarse a tiempo, sentándose correctamente y haciéndote gstos para que entraras.

 -Para nada jovencita. ¿En qué puedo ayudarla? ¿Necesita de alguna extracción de órganos? ¿O que le recete algún medicamento? Si es ilegal tendrá que indicarme dónde piensa comprarlo, hay vendedores que ya no aceptan mis recetas...

Dijo eso mientras sonreía con sorna, lo que hizo que no supieras del todo si te estaba tomando el pelo por despertarle o si iba 100% en serio...

Etna mira al doctor tras aquel comentario, no le parecía especialmente gracioso, pero lo dejo pasar. Al entrar se toma el estomago mientras dice:

La verdad es que me duele aquí… tiene algo que ver con unas almas que he comido seguro… porque es lo ultimo que he hecho.

Comentaba mientras aguantaba el dolor, y sobretodo se mantenía, una cosa era que te doliera el estomago, pero otra muy diferente era perder el porte y la clase que sin duda le caracterizaban.

El doctor sonrió al escucharte, mirándote con interés.

 -¿En serio? ¿Por dónde las has ingerido? ¿Hace cuánto ha sido? ¿Alguna vez habías notado algo parecido en alguna otra ocasión?

Una indigestión por almas... ¡Algo nuevo que añadir a su larga lista de patologías extrañas y curiosas. Mientras dejaba a Etna responder a sus preguntas, el buen doctor cogió el fonendoscopio para escuchar los ruidos del vientre de la muchacha,

Etna escucha arqueando una ceja las preguntas de doctor, en un tono que sonaba a evidente empieza a responder:

Claro, que me pasa… sino, no estaría aquí. ¿Por donde las voy a ingerir? Por a boca, por donde se comen las almas, donde iba a ser sino… y no, nunca he notado nada así y he comido almas de todas clases… así que no se porque puede ser en realidad