Partida Rol por web

Me quedé paralizada. Viendo cómo esos hombres se llevaban a Elena y a Innya las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos sin ningún control. Sola en las cocinas, caí sobre mis rodillas y lloré como una descosida no sé ni cuanto tiempo. Había superado mi límite, la situación me quedaba muy grande. La tos empezó pronto a acompañar al llanto y, cuando mi cuerpo me lo permitió, me senté en un taburete y me tapé la cara con las manos. Aquellos ruidos del patio tras de mí, aquellos ruidos horribles, y la cara de mi cuñada mientras se la llevaban ocupaban mi mente en ese momento. Pronto recordé a mis hijos, ¿qué habría sido de ellos? De nuevo el llanto aumentó en intensidad.

Todos los criados que andaban por el salón llegan corriendo a las cocinas. Los que están temblando, se juntan sobre un montón de paja, tapado por una manta e intentan descansar. Niziya se puede sentar con ellos.

Los criados que estaban en la cocina, los que no vieron la transformación de Farkas, junto con Greta, empiezan a recoger todo. La comida a la despensa, el vino también, friegan la suciedad, mientras Greta, ahora que parece que el peligro pasó, se va al salón a ver si puede ayudar con algo.

Intenté ser de ayuda, calmarme, pero no pude. Los ecos de los horrores de aquel día me estaban torturando, sentía que mi cabeza iba a explotar. Así, decidí acurrucarme sobre el montón de paja junto con los criados y llorar hasta perder el conocimiento o no me quedaran más lágrimas que echar. Sentía que esa noche había marcado un antes y un después, una cicatriz en mi mente que no sabía si sería capaz de cerrar alguna vez en lo que me quedaba de vida. Así que, junto a los temblorosos criados, lloré largo y tendido, abrazada a una sirvienta que ni siquiera conocía.

- Visany, Dagu, Pavetta y Lindor entran en las Cocinas.

- Desde ahí, Dagu abre la puerta de la habitación del Mayordomo, que está más allá de la Despensa. El Chambelán Otto le ha dejado la llave.

- Dagú date prisa en regresar. - le digo a mi hermano cuando se dirige a la habitación del mayordomo. Tenemos mucho que hacer y no disponemos de mucho tiempo.

- Madre, ¿está bien? - le pregunto a mi madre mientras la abrazo una vez nos quedamos a solas en la cocina.

Toda esa situación me había tenido preocupado por su salud y la del resto de familiares.

- Hemos corrido mejor suerte que Mariana. - pienso. Por lo menos de momento. Veremos que pasa cuando apliquen los correspondientes castigos a Innya y a Dagu por sus actos de esta noche.

- Madre, vamos a empezar a recoger la cocina. En cuento regrese Dagu él y yo nos iremos a recoger el Gran Salón y te mandaré a la tía Innya y a Greta. - digo mientras empiezo a recoger la cocina lo más rápido posible.

- ¿Donde demonios están el resto del servicio cuando se les necesita? - pregunto ligeramente molesto por la ausencia de todos ellos.

Asiento a las palabras de mi hermano y me dirijo con Lindor y Pavetta a la habitación del mayordomo tal y como me ha sido encomendado.

Al llegar a la puerta la abro y le indico a Lindor que pase él primero.

Empezamos a subir los escalones que dan a la estancia el Mayordomo.

- A Visany se le ve preocupado. Luego tendré que hablar con él. - pienso mientras soy consciente de que el Boyardo podría haber hecho conmigo lo mismo que con Mariana. Incluso podría haber ido más allá aunque mi ira no fuera hacia él sino hacia Farkas.

Al llegar a la puerta de la habitación le hago indicaciones a mi primo y a mi tía para que pasen.

- Avisadnos si necesitais algo. - les digo a ambos. Ahora debeis descansar.

Espero unos instantes por si tienen algo que decirme antes de volver a la cocina a ayudar al resto de la familia a limpiar y ordenar todo.

Abracé a mi hijo mientras me secaba las últimas lágrimas. Tenía los ojos muy enrojecidos a causa del llanto. Le abracé con toda la fuerza que me quedaba.

-¡Visany! ¡Dagu! ¿Estáis bien? Alabado sea Jesucristo nuestro Señor, ¡No sabía si volvería a veros con vida!

Rompí a llorar de nuevo mientras sujetaba a Visany entre mis brazos. 

-El servicio... Están... Están aquí, Visany. En aquel montón de paja, bajo la manta. Llevo un rato aquí con ellos. Desolados. No te puedes... ¡No te puedes imaginar los horrores que hemos vivido esta noche! ¡Imágenes del mismo infierno atormentan nuestras mentes! ¡DEL INFIERNO!

Se me agotaron las fuerzas que me quedaban. Soltando a mi hijo, me desplomé y quedé de rodillas frente a él. Empecé a santiguarme una y otra y otra vez, mascullando un salmo apenas audible sólo para mí.

- Estamos bien madre. - le digo antes de que esta caiga de rodillas y empiece a santiguarse.

Agarro a mi madre y la obligo a levantarse.

- Ya pasó todo madre. - le susurro al oido. Luego hablaremos de todo.

Tras lo cual me dirijo hacia donde me ha indicado que se encuentra el resto del personal del servicio y los hago salir de su escondite.

- Tenemos mucho que hacer y poco tiempo. - les digo. Hay que recoger las cocinas y el Salón Principal lo antes posible y asegurarnos de que no queda rastro de lo acontecido en las últimas horas.

Dagu nos abrió amablemente la puerta y dejé que Lindor pasara el primero no sin antes echarle un vistazo rápido a la habitación por si hubiera alguien extraño. Esperé en la puerta junto a mi sobrino mientras este hablaba -tranquilo... estaremos bien...- le dije mientras volvía a acariciar su pelo con cariño -ve a cuidar de tu madre y de tu hermano... no te preocupes...- di un par de pasos hacia la habitación quedándome en el marco de la puerta y me giré de nuevo hacia Dagu -espero que puedas descansar...-

- Innya entra en las Cocinas.

Asiento a las palabras de mi tía y me dirijo a las cocinas pues hay mucho que hacer.

- Descuide tía. - le digo. Así lo haré.

- Aunque dudo que mi hermano necesite muchos cuidados dada la entereza con la que ha actuado. - pienso. El pequeño tiene redaños.

Tras dejar a mi primo y mi tía en los aposentos del Mayordomo del Castillo regreso a las Cocinas justo en el momento en que llega mi tía Innya.

- Tía, ¿como estais? - le pregunto al verla aparecer.

-¿Qué... qué sucedio en el salón, hijos? ¿Llegaron allí los monstruos? -balbuceé.

Cuando Innya entró, me acerqué rápidamente a ella y la abracé.

-¡Innya! ¿Estás bien? Cuando te llevaron los sargentos de Radovina, yo...

Rompí a llorar en su regazo. Los ojos me escocían ya a estas alturas, pero las pesadillas de aquella noche aún atormentaban mi mente.

La llegada de Innya y Dagu completa la familia y me da pie a poner en marcha el servicio de recogida y limpieza del Salón y la Cocina.

- Me alegro de verte Innya. - le digo al verla llegar. Ya me contarás qué pasó con los Sargentos esos.

Luego me dispongo a organizar el servicio.

- Innya y Greta organizad y limpiad la Cocina. - les digo a ambas.

- Vosotros dos. - digo señalando a dos de los criados que se los ve con suficiente entereza tras lo ocurrido. Venid conmigo al Salón. Hay mucho que recoger y limpiar. Coged utensilios de limpieza.

- El resto descansad lo que podais e intentad no pensar en lo ocurrido en las últimas horas. - prosigo. Hoy será un día muy largo para todos.

- Es mejor así. - me digo a mi mismo. En el Estado en que están no podrán ayudar mucho. Mejor que descansen y estén recuperados para cuando empiece de nuevo a bullir la vida en el Castillo.

Dicho esto agarro un par de bandejas y me dirijo al Salón para empezar a recoger todo.

Greta recordó las ordenes del Chambelán y correteó hacia Visany para decirlos.

- Gretta... asegúrate de que los postres que no se han podido servir sean llevados a los aposentos de nuestros invitados lo antes posible para que puedan disfrutar de ellos antes de que se retiren a dormir. Empezad por Kars Kadar.- Él era el primero que se había marchado y el único que le había confirmado que deseaba el postre, así que mejor no hacerle esperar.- Que les sea llevada también agua, leche o vino… Cualquier cosa que puedan necesitar. Que esta noche no les falte de nada. Y que nadie nos interrumpa. Que nadie se acerque al salón.

- En ese caso, Greta, tú y yo nos encargaremos de servir los Postres a los comensales mientras Innya y vosotros dos recogeis la cocina. - digo señalando a los dos criados que mencioné antes..

- Cuando terminenos pasaremos por el Salón a comprobar en que estado se encuentra.

- El resto iros a descansar.