Partida Rol por web

El baile de los pasos perdidos

Cita Especial #4 - Clarimonde y Armand

Cargando editor
17/06/2025, 23:50
Armand_Delacourt

El chico que le había tocado en suerte era rubio, tenía los ojos azules y una bonita sonrisa jovial. Su mano parecía ser fuerte, pero la forma en que tenía de moverla podía dar la impresión de que era también hábil, cuidadosa. Con una gran calidez le dijo

- Hola me llamo Arm...- Se rio de su torpeza y le dijo - Se supone que no debemos darnos los hombres para que sea más misterioso y ayudar al embrujo. Puedes llamarme, no sé, Demiguise. Me encantan los demiguise, no es que haya visto alguno, ya sabes, son invisibles, y a veces es lo que soy yo, invisible a plena vista. - Sonrió - Estoy en la escuela de Beauxbatons, y bueno, es mi último año, como todos - Dijo sonriendo por la obviedad.

- ¿Cómo te gustaría que te llamara? Me gustaría que te sintieras cómoda y pudiésemos hablar un rato agradable. Ya sabes, ver lo que te gusta, ver lo que me gusta, y ver si podríamos bailar. - Sonrió y se acercó al espejo en tono confidente - Está mal que yo lo diga, pero soy un bailarín excelente, tanto que he conseguido enseñar a bailar a alguien con dos pies izquierdos... Aunque no he salido indemne - dijo en tono confidente - Creo que he ganado un número de zapatos solo con sus pisotones, pero es mi mejor amiga, ¿Y si no haces estas cosas por la gente a la que quieres por quien lo haces, eh?

No podía ser. El espejo le había emparejado con Armand. El cristal había difuminado su figura y no lo había reconocido, ni por la imagen ni por la voz, así que era posible que él tampoco la hubiera reconocido a ella. Tenía una oportunidad de conocerle sin que él supiera quien era, o podía decirle la verdad directamente, aunque eso pudiera estropearle la cita si se ponía nervioso. El chico sonrió y le dijo

- Perdona, estoy un poco nervioso. No soy muy de hablar con chicas, no por nada malo, no soy un tío raro - se rio - Solo un poco tímido, bueno, un bastante, pero esto de no verte bien del todo ayuda. En fin, ¿Hemos venido aquí a conocernos, no? Así que mejor será que te haga alguna pregunta que te resulte interesante. ¿Si pudieras retroceder en el tiempo que momento de tu vida cambiarías?

El Armand del otro lado del espejo era distinto. Más seguro, más hablador, y, como le había anunciado Vivianne, mucho más encantador que la criatura huidiza que no se atrevía a mirarla a los ojos. 

Cargando editor
18/06/2025, 08:30
Chica 4

Durante unos segundos no supe si el espejo estaba jugando conmigo o si, sencillamente, era el destino con un peculiar sentido del humor.

Reconocí su voz a medias, la forma en que buscaba ser amable y la manera casi torpe pero encantadora con la que intentaba romper el hielo. Ese intento de presentarse y corregirse a sí mismo, ese modo de hablar con calidez como si quisiera hacerme sentir cómoda antes incluso de saber quién era yo... Aunque el Armand que tenía delante parecía diferente, más suelto y más seguro.

Y aun así... no me había reconocido. O al menos eso quería creer. Me planteé desvelar la incógnita pero no quise estropear la oportunidad que ofrecía el espejo. Tenía una oportunidad rara y frágil de conocerle sin el peso de lo que él creyera saber de mí.

Contuve una sonrisa cuando mencionó a su mejor amiga y los zapatos destrozados.

—Me gusta cómo hablas de tu amiga. Suena a que tenéis una amistad muy especial —respondí pensando en la forma en la que Vivianne hablaba de él.

Sonreí ante su elección que tan bien le definía.

—¿También eres capaz de adivinar el futuro? ¿Podrías adivinar si voy a pasar un buen baile?

Pensé unos segundos en el asunto del nombre y la solución me llegó con total naturalidad, como si no hubiera otra elección mejor.

—Ya que estamos con nombres de criaturas mágicas... puedes llamarme Fénix —dije finalmente, con seguridad. Al fin y al cabo había aprendido a soportar cargas pesadas y esperaba poder renacer de una forma u otra esa noche.

Su pregunta me pilló algo desprevenida, sobre todo porque nunca pensé que el Armand que conocía preguntaría algo tan personal de entrada.

—Creo que no cambiaría nada. Al final soy un conjunto de decisiones y de momentos y es muy complicado identificar qué momento género los efectos mariposa que me gustaría cambiar —por supuesto que me encantaría cambiar mi aspecto pero eso era imposible sin ser concebida, así que no había forma de elegir algo entre el conjunto de decisiones ajenas que me habían llevado a mi actualidad—. ¿Y tú? Si pudieras, ¿volverías a un momento para hacer algo distinto... o solo para revivirlo tal y como fue?

Cargando editor
18/06/2025, 17:36
Armand_Delacourt

La sonrisa de Armand se propagó como un fuego en su rostro al evocar a su amiga. Fue un instante, un pequeño desliz, antes de darse cuenta que hablar de otra mujer en una cita podía ser contraproducente para sus intereses. La sonrisa se trastocó en una expresión apurada mientras se apuraba a decir.

- Es solo una amiga, lo prometo - Dijo atropelladamente - Es... es complicado. Bueno, no, lo es, es... - Suspiró, tratando de tranquilizarse - A ver, Vivianne - Se quedó paralizado antes de empezar a reír - Creo que lo he vuelto a hacer, se me ha escapado el nombre. Bueno, no creo que le importe... Vivianne es amiga mía, pero entre ella y yo no hay nada romántico. Ella tiene novia, y no es muy femenina, así que me lo pone todo más fácil. - Se sonrió - Todo es natural con ella, podemos hablar con amigos sin tener que pensar si es un chico, o una chica y cuales son sus preferencias. Es mi amiga desde segundo, y lo seguirá siendo cuando seamos viejos - Se sonrió - Así de especial es nuestra amistad para que me deje mutilar los pies.

Entonces se presentó. Un demiguise, una criatura bondadosa y prácticamente invisible que podía leer el futuro, aunque más que leer el futuro podía ver las probabilidades, por lo que solo una acción imprevista, algo tan imposible que nadie pudiera imaginarse podría atraparlo. Armand sonrió y fingió mirarla, aunque no pareció perder mucho tiempo en su aspecto

- Solo algunas cosas, no muchas, pero creo que siendo tan agradable y teniendo esa sonrisa tan bonita puedo adivinar que tendrás un buen baile - Sonrió con calidez - Y no te preocupes por si no te emparejas, porque yo estaré disponible para todos los bailes de la noche - sonrió divertido - Bueno, debo uno a Vivianne....y otro.... pero suficientes bailes para que no te aburras. 

Parecía no tener mucha fe en el baile que le había pedido a ella, pero, allí estaba ofreciéndose en el caso de que fuera rechazada. Podía ser que el espejo le privara de pareja, pero sabía que más allá, cuando las apariencias volvieran a contar, no le faltarían bailes. Al menos ya tenía uno, uno al que no le importaba como fuera, simplemente una sonrisa agradable lo había conseguido. En cuanto eligió la criatura que la representaba, un fénix, parecía decir mucho de ella. Armand permaneció unos segundos en silencio, sopesando sus palabras con cuidado

- Los Fénix son criaturas extraordinarias, verdaderamente extraordinarias. - Sonrió con calidez - Es muy curioso lo que dicen de nosotros nuestras criaturas favoritas. Los fénix son aves fascinantes, muy leales a quien sirven, además, se regeneran, llegan al día de su explosión y boom - dijo con una gran sonrisa - Todo lo malo queda atrás, y lo bueno vuelve. Aunque no todo es tan bueno. Pueden soportar cargas muy pesadas, pero eso no quiere decir que no les pesen, y por otro lado están sus lágrimas. Son curativas, muy potentes contra cualquier tipo de enfermedad, pero eso no quiere decir que puedan estar exentas de tristeza... - Se quedó mirándola. Una persona que decía ser un fénix debía sufrir, debía tener algo que le pesara tanto que en algunas ocasiones se planteara llorar. Tenía que ser cauteloso, si se abría a él le preguntaría, pero, por el momento, tenía que hacer que se sintiera cómoda. Se sonrió divertido - NO me tienes que dejar hablar mucho de criaturas mágicas, porqué podría pasarme toda la cita. Solo añadiré que debes ser una chica excepcional como para que hayas pensado que lo que te pega es un fénix.

Así que le hizo una pregunta personal, distinta, para intentar apartarla de la melancolía que pudiera sentir. Le preguntó por su pasado, por ese punto de inflexión que le gustaría cambiar, como si fuera un nudo en el tapiz de su destino. No tenía nada que cambiar, ella se sentía satisfecha con sus decisiones, o tal vez sabía que quisiera o no, nada podía cambiar. En cuanto Clarimonde le devolvió la pregunta notó como si lo golpeara, como si al otro lado del espejo, Armand se encogiera al recordar un viejo dolor. Suspiró y puso una sonrisa triste

- Es una historia un poco triste, bueno, tal vez triste no, tal vez la palabra es patética, pero si quiero ser honesto contigo..... tendré que contártela - Su tono bajó una octava, entre la confidencia y la evocación, como si estuviera en otro lugar. Suspiró y empezó a hablar

- Tenía 11 años, justo antes de ir a Beauxbatons.  Mi familia vive en una zona de la Borgoña y se dedican al vino para el mundo mágico. Una vida tranquila, cerca de un bosque - se sonrió - lleno de criaturas mágicas de las que no hablaré, prometido... La fiesta de la vendimia de ese año  se celebraba en casa, era una de esas fiestas de granero, supongo que ya me entiendes....y allí la conocí. Eso es de lo que haría distinto, eso es lo que me hubiera gustado cambiar....

Suspiró y quitó la mano del espejo, por un segundo su imagen desapareció, pero volvió de nuevo

- Perdona, me cuesta hablar de esto. Se llamaba Claire y era la criatura más hermosa del mundo: Ojos azules, Melena rubia, piernas sin fin... Ella tendría como 16 años. Te prometo que no quería molestarla, pero no pude evitarlo, me quedé mirándola con la boca abierta como un tonto... Y entonces, ella me miró y me sonrió.....y no sé explicarlo... pero todo dejó de existir menos ella. Me quedé embobado, tanto que todo el granero se burló de mi, bueno, pasó otra cosa, pero por favor, no me hagas contártelo....... Luego, me lo explicaron, Claire era Veela, y me había atado.... me había atado por haberla mirado, para ridiculizarme delante de todos......

Suspiró y dejó pasar unos segundos

- Por eso supongo que me cuestan un poco las chicas atractivas. - Se sonrió con tristeza - Pero con Vivianne estamos trabajando en ello. - Entonces pareció caer en una cosa y dijo - Pero no todas las Veelas son malas, conozco a una que es muy amable, no la he visto nunca abusar de sus dones, y bien sabe dios que más de uno se lo hubiera merecido. - Sonrió - Supongo que todo eso me ha llevado a donde estoy, pero si no la hubiera mirado, si no hubiera mirado en su dirección, probablemente todo hubiera sido más fácil

Sonrió, se trató de sacudir la tristeza e intentó cambiar de tema.

- Lo siento, prometo que no habrá más historias tristes. Cuéntame, ¿Qué piensas hacer ahora que acabamos la academia? Algún plan maligno para dominar el mundo.

 

Cargando editor
18/06/2025, 19:53
Chica 4

No supe qué fue más difícil de contener: si la risa leve que me provocó su torpeza al mencionar a Vivianne, o el gesto que se me escapó cuando empezó a hablar de ella con ese cariño tan sincero. En cierto modo, me alivió. No porque creyera que debía justificar nada —no era ese tipo de chica—, sino porque escucharle hablar de alguien que quiere con tanta naturalidad me pareció precioso.

—Tranquilo, no pareces un tío raro —repetí sus propias palabras con una sonrisa amable—. Y desde luego, no pareces el tipo de persona que no sepa lo que significa cuidar de alguien.

No respondí ante la idea del baile porque realmente me parecía injusto que se colocara a sí mismo en ese lugar de "reserva amable", como si diera por hecho que no sería elegido por nadie. Como si se conformara con ser el comodín del que nadie se enamora, pero al que todos acuden cuando necesitan consuelo.

Agradecí su delicadeza con el tema del fénix, incluso aunque no supiera cuánto calaba realmente lo que decía.

—Tal vez tengas razón —admití en voz más baja—. Puede que no esté exenta de tristeza... pero no todas las lágrimas son dolorosas. A veces solo son la forma que tiene el alma de aflojar la carga.

Cuando empezó a relatar su historia noté que la sangre me huía del cuerpo. Cada palabra que pintaba a Claire –rubia, ojos claros, una risa capaz de detener el granero entero– me atravesaba con un escalofrío incómodo. No era yo, lo sabía, pero podía haberlo sido. Era casi el mismo molde que la gente proyectaba sobre mí desde que tenía memoria, y sentir cómo esa imagen había sido un arma contra él me dolió más de lo que esperaba.

Contuve la respiración cuando se interrumpió y el reflejo osciló un segundo, pensando que la había cagado al hacerle hablar de eso, a pesar de todo lo que me acababa de ayudar a entenderle. Sin embargo él volvió. 

—No es patético en absoluto que aquella mirada te marcara –dije despacio–. Lo patético es que alguien usara tu fascinación para divertirse. El encanto puede deslumbrar, pero la crueldad sólo nace de dentro. 

Me quise inclinar hacia él, para ayudarle a consolarle, pero no me atreví por miedo a que reconociera quién estaba al otro lado y apartase la mano. 

—Curioso que, con el paso del tiempo, te hicieras amigo de otra Veela —dije despacio, tanteando las palabras—. Se dice que su belleza es muy parecida. Supongo que tuvo que ser complicado para ti.

Al pronunciarlo sentí un nudo de culpa —no por mí misma, sino por el miedo a que, algún día, alguien me confundiera con una Claire cualquiera—, pero aparté la idea y respondí a su broma sobre los planes malignos. 

—Después... supongo que me gustaría disfrutar de la libertad, sin que nadie decidiese nada por mí. No te rías pero me encantaría ir a Rumanía a estudiar dragones —no porque me parecieran más fascinantes que otras criaturas, sino porque era un lugar lo suficientemente remoto como para empezar de cero, lejos del peso de las expectativas, lejos de los espejos que me devolvían siempre el mismo rostro—. Suena como una buena aventura para empezar.  

»¿Tú volverás con tu familia? Parece que ese tipo de vida te llama la atención.

Sonreí y lancé mi siguiente pregunta. Yo encontraba mi refugio en el cielo y en el bosque pero, ¿qué haría él?

—Me ha quedado claro que te gustan las criaturas mágicas —continué con una sonrisa divertida— pero, ¿qué te gusta hacer cuando tienes un mal día? Algo que te anime instantáneamente.

Cargando editor
18/06/2025, 22:50
Armand_Delacourt

Armand sonrió cuando le dijo que no le parecía un tipo raro, correspondiendo a la sonrisa de Clarimonde

- Bueno, gracias, ya te he dicho que me pareces muy agradable. - Sonrió - Personas tal vez no he cuidado muchas, pero criaturas sí...y creo que las criaturas pueden ser más difíciles de cuidar.

Armand no dijo nada más sobre su oferta de bailar, interpretando que probablemente fénix no estaría interesada. Para Armand, Fénix era una chica agradable, que debía ser bastante guapa, y suponía que tendría una fila de gente dispuesta a bailar con ella. Nunca se sabía, y era mejor ofrecerse, podían hacerse compañía si el resultado del espejo les daba la espalda. El mensaje estaba dado, no valía la pena insistir. Si Fénix quería coger su mano la cogería feliz, y bailaría con ella, y con Vivianne...y con Clarimonde, si el valor se lo permitía. Solo sonrió y asintió, más para el mismo que para ella, una señal de haber entendido el mensaje, de no insistir más.

Hablaron de sus animales. Ella era un fénix, y según ella la definía muy bien, en muchos aspectos. Armand negó con la cabeza y le dijo

- Sé que te parecerá muy raro, pero tal vez pueda ser mejor para ti. Si quieres, en vez de hablar de cosas en plan cita, podemos hablar de otras cosas. - Le sonrió - Llorar no es malo, no hay que avergonzarse, pero si tienes piedras en el corazón, tal vez te ayude hablar conmigo. - Se tocó el pecho - No tienes que verme más si no quieres, y soy muy bueno escuchando. - Sonrió con calidez - Por mucha carga que pueda llevar un fénix, si la comparte, pesa menos. - Sonrió - Además, el compartir esa carga no te afectará, porqué como no sabré quien eres no podré emplearlo contra ti.... - Sonrió de nuevo - Pero si prefieres que te entretenga, lo haré, contándote mis cosas también....

Y se las contó. Como una Veela había jugado con él cuando era apenas un niño, cuando no sabía ni lo que era una mujer ni lo que significaba el deseo. Tal vez había sido una jovencita probando sus poderes, poco menos que una gamberrada, pero había marcado a Armand. Tal vez para otros no hubiera sido nada, una anécdota y poco más, pero para el corazón de Armand, para su autoestima, había sido una puñalada.

Se lo contó, todo, todo menos la reacción física que tuvo, que no entendió hasta un par de años después. Era doloroso, mucho, pero cuando Fénix dijo que no era patético, Armand sonrió, débilmente, pero lo hizo.

- ¿Ves? ¿Cuándo compartes la carga pesa menos? Ya casi ni me acuerdo - Dijo exagerándolo, obviamente - Intento no pensar en eso, intento simplemente mirar a la persona y me están ayudando en superarlo. - Se sonrió - Ya han pasado muchos años, ya es hora de pasar página.

Cuando Fénix habló de Clarimonde, Armand movió los brazos, como para negarlo todo, sonrió y le dijo

- Yo no diría que somos amigos, nos conocemos, pero me cuesta con ella. Espero que no suene raro lo que voy a decir, pero....alguna vez la he seguido cuando se ha metido en el bosque - Se sonrió - Era un poco patosa y hacía mucho ruido, y aunque los bosques son seguros nunca se sabe.... Seguramente ella necesitaba ese rincón de soledad para escapar del agobio de ser perfecta, y que todos esperen de ella eso. También le gustaban las criaturas mágicas, y se hizo bastante amiga de un unicornio.... Fuera del bosque, pues siempre he mantenido las distancias. Ella siempre necesita tener la guardia alta y creí...que igual podía hacer más por ella desde lejos que desde cerca. - Sonrió divertido - Igual es que me da miedo o simplemente temo que me rechace como a los demás - Rio antes de decirle más serio - Solo me gustaría que no tuviera esa mirada, es como....si estuviera triste y no tuviera a nadie con quien compartir esa carga. - Suspiró - Ya me estoy poniendo otra vez melancólico, perdona, esto se supone que tiene que ser divertido.

Le cambió de tema, preguntándole por sus planes de futuro. Libertad, eso soñaba bien. Dragones, eso sonaba mejor. Sonrió y le dijo

- Suena muy bien, muy muy bien. Suena a aventura y a nuevos inicios, estoy seguro de que te irá bien - Adoptó un tono más confidente - Si quieres, después del baile, si te quedas en el castillo, puedo llevarte a ver un dragón. En el bosque hay un Bola de Fuego Catalán. Yo lo encontré de casualidad, porque su guarida está protegida por hechizos. Somos bastante amigos, y sabe hablar un poco de francés, pero tienes que apartarte con las eses, si no quieres que te chamusque.

Entonces le preguntó sobre él y se quedó pensativo

- Me gusta lo que hacen mis padres, pero no es lo mío. Tengo un sueño, tal vez es una tontería, pero me gustaría tener una reserva de criaturas mágicas, donde poder cuidar todas las criaturas que los furtivos tratan de vender en el mercado negro. Una casa pequeña, sin muchos lujos, con un bonito sol por las mañanas y una manta de estrellas donde arroparme. Un sitio con acantilados, un rio, puede que un estanque y muchos árboles, para poder oír el murmullo del viento, oler la tierra mojada.... - se sonrió - Soy un chico más de campo que de ciudad, pero bueno, eso no quiere decir que no vuelva a la ciudad ¿Eh? No soy un solitario, simplemente, a veces, necesito un espacio, todos lo necesitamos.

Entonces le preguntó que solía hace para animarse en un mal día y rompió a reír

- Esto si que me va a dar vergüenza, pero en un mal día.... me voy al invernadero y canto. Cuidar de una criatura viva es hermoso, notar la tierra entre tus manos, ver crecer una flor..... - Se rascó la cabeza - Tuve una temporada que lo intenté golpeando bludgers, pero el quidditch no es mi fuerte. Me encanta volar. A veces Foc - dijo antes de reírse - Lo he vuelto a hacer, Foc es el dragón que te comentaba antes, pues a veces me deja volar con él, pero casi nunca, porque dice que le hago cosquillas. - Le sonrió - ¿Y tú que haces para que tus días sean mejores? Espero que poca cosa, porque eso querrá decir que ya son buenos normalmente.

Se quedó pensando antes de preguntarle

- Como esto se supone que es para ver si podríamos ser pareja, aunque sea solo de baile...me gustaría saber que tres requisitos le pedirías a un chico para salir contigo. - Se rio, algo nervioso - Es para saber si cumplo alguno de ellos, porque, la verdad, me lo estoy pasando muy bien contigo, y siempre está bien saber si tienes alguna oportunidad.

Aquello si que era nuevo. Armand, que apenas podía mirarla a la cara, estaba... ¿Tratando de ligar con ella?

Cargando editor
19/06/2025, 22:43
Chica 4

Me mordí el labio cuando me ofreció hablar de mis problemas. Él no tenía razón porque podía atar los cabos en cualquier momento y saber que era yo la que estaba al otro lado del espejo pero me decidí a hablar cuando pensé que él no sacaría nada de lo que le dijera a la luz. Además, me parecía importante que me entendiera un poco más. Quizá cuanto más viera que no era tan perfecta como parecía, menos inseguro se sentiría cerca de mí. Pasase lo que pasase esa noche, al menos habría conseguido algo con la experiencia.

—Verás... tenía dos motivos para venir aquí. El primero era hacer algo por mí misma. Resulta que mis padres son muy... estrictos y prácticamente han trazado cada línea del camino de mi vida. Para ellos debo ser lo que esperan que sea —no es que me hubieran castigado ni nada parecido pero el reproche en sus ojos cada vez que no me comportaba como ellos querían era suficiente como para hacerme retroceder dentro de la jaula de oro—. La segunda es que espero conectar con alguien. No necesariamente de forma romántica —añadí, por si sonaba a deseo desesperado—, pero sí quería saber si podía encontrar algo auténtico en mi vida —no podía hablar de mi físico directamente ni concretar nada de mis padres sin que terminase de encajar todas las piezas del puzle ahora, pero esperaba que fuera suficiente como para que me entendiera. 

Sonreí con ternura cuando dijo que ya no se acordaba por compartirlo. Empezaba a entender más las palabras de Vivianne. Recordé las risas crueles de Juliette y me costó no dejar que se notara mi indignación. Armand era, probablemente, una de las almas más limpias de Beauxbatons... y no se merecía ese tipo de burla de nadie.

Después empezó a hablar de Clarimonde. De mí. Y me quedé completamente en silencio.

Cada palabra que decía era como una radiografía de lo que yo intentaba esconder. Era extraño, casi irreal, que pudiera verme con tanta claridad sin saber que estaba justo al otro lado del espejo. Me hablaba como se habla de alguien que se ha observado durante mucho tiempo.

—Puedo entenderlo. Vivir de las expectativas ajenas es muy agotador. Quizá no es un tema de una cita pero creo que me ayudaría a conocerte y ya sabes, las cargas compartidas pesan menos, pero... ¿por qué crees que te rechazaría? ¿Alguna vez le has dicho todo lo que me has dicho a mí? 

Cuando me ofreció ver al dragón, se me escapó una pequeña risa sorprendida, como si no esperara que alguien compartiera algo así, tan especial, con una desconocida. 

—¿En serio? ¿Un Bola de Fuego catalán? Eso sería increíble —dije, sintiendo cómo una emoción real se colaba entre las capas de autocontrol, sabiendo que si finalmente iba a ese plan, tendría que reconocerle que Fénix y Clarimonde eran la misma persona.

Me gustó mucho más de lo que esperaba su sueño de la reserva. Sonaba casi como un pequeño paraíso. 

—No me parece una tontería en absoluto —dije, sin pensar siquiera en adornarlo—. Me parece... esperanzador.  Es una de las cosas más bonitas que he oído. Un lugar donde cuidar, donde respirar, donde hacer felices a otros... y ser feliz tú también. Ojalá puedas tenerlo algún día.

Cuando confesó que cantaba en el invernadero, sonreí con dulzura. Nunca me lo habría planteado, no solo porque no me fijase en los patrones de los demás, sino porque tampoco era un sitio al que fuera demasiado como para haberlo considerado una especie de refugio pero le pegaba un montón. 

—Te entiendo. El Quidditch es demasiado frenético para mí también. Me gusta verlo pero no me vería jamás jugándolo. También prefiero un vuelo tranquilo. 

Cuando me devolvió la pregunta me quedé unos instantes en silencio, pensando. Esta vez, el filtro tenía que ser más fino. No podía hablarle de Éclair, ni del bosque, porque eso me dejaría completamente expuesta. Quizá ni siquiera podía hablarle de cualquier otro de mis hábitos si él había estado tan pendiente como para seguirme.

—Suelo pasar tiempo con mi mejor amiga. Suena cliché, lo sé, pero en buena compañía todo es mejor —me encogí ligeramente de hombros, sabiendo que no podía decir mucho más sin revelar demasiado. 

Y entonces llegó su pregunta. Me pilló tan desprevenida que parpadeé un par de veces. Estaba ligando conmigo, definitivamente. Su confianza ahora me parecía tierna y encantadora. Si Armand conseguía dejar de lado sus inseguridades, podría tener lo que quisiera en la vida. 

—Primero, que sepa ver lo que hay debajo de la superficie, que sea fácil de comunicarme con él ya que a veces me cuesta un poco hacerlo por mí misma. Segundo... que sepa reírse de sí mismo. Y, tercero, que no tenga miedo de sentir, aunque eso le haga parecer vulnerable. Es el tipo de valentía que valoro, definitivamente. 

Por lo que parecía, él cumplía absolutamente todos los requisitos pero no sabía como se lo tomaría el Armand de detrás del espejo y me di cuenta que estaba bastante interesada en su reacción, tanto que no pude evitar devolverle la pregunta. 

—Venga, me da curiosidad, ¿cuáles son los requisitos que le pedirías tú a una chica?

Cargando editor
20/06/2025, 07:46
Armand_Delacourt

Armand la observaba con tranquilidad, con paciencia, como si el baile para acercarse a ella poco a poco ya hubiera comenzado. Vio como se mordía el labio al ofrecerle su oído para compartir la carga de sus problemas. Dudas, dudas de si la mano tendida podía ser una trampa o podía confiar en ella. Sonrió. El tiempo tal vez la hiciera confiar, y el esperaría, porque cuando esperas con el corazón en la mano, siempre aparece un momento, solo podía esperar y ver que le traía esa cita, mágica y a la vez extraña.

- Entonces creo que ya has cumplido con tus dos objetivos - dijo con una gran sonrisa - Has hecho algo por ti misma y has conectado con alguien - Dijo con ligereza, aunque debajo de ella había una brizna de duda por si había ido demasiado lejos. - No se te ha dado mal la noche - Dijo con una sonrisa antes de profundizar.

- En cuanto a tus padres - dudo en decir lo que pensaba o no. Finalmente se decidió a hablar, ella quería algo auténtico, algo real, y eso podía dárselo. Sonrió - A ver, los padres son padres y ellos hacen lo que creen que es mejor para nosotros. Muchas veces proyectan sus sueños en nosotros, nos cargan con sus responsabilidades y sueñan en que seguiremos su camino.... - Se sonrió divertido - Te voy a contar algo. Mi abuelo fue el primer vinatero de la familia, y para serlo se tuvo que enfrentar a su padre, que era de una larga estirpe de aurores. No le sentó bien, pero hizo lo que tuvo que hacer para ser feliz. Nadie puede decirte donde está tu felicidad, eso solo lo sabes tú - Sonrió con ternura - Es posible que se enfaden si no haces lo que ellos quieren, pero si te ven feliz con tu elección, tarde o temprano se darán cuenta. Nuestros padres también fueron niños que fueron reprochados por no hacer lo que se esperaba de ellos, y en el fondo, siempre por encima de todo, te querrán, y querrán que seas feliz, aunque a veces no se acuerden de ello. - Se rio con una risa un poco nerviosa - A no ser que tus padres sean unos desalmados o algo así, pero creo que lo que he dicho vale para casi todo tipo de padre.

Entonces la conversación se tornó en algo más oscuro, al rememorar Armand su trauma con otra Veela. Él decía que ya no le pesaba tanto, al haberlo compartido, y esa confesión le valió una sonrisa. Él la correspondió y le dijo

- Me gusta tu sonrisa, aunque casi no pueda distinguirla.

Y poco a poco, la conversación llegó hacia ella, Clarimonde. Tal vez la distancia que había habido entre ellos le había permitido ver lo que otros no veían: Su tristeza, su soledad, la presión de las expectativas. La había observado con la paciencia de un agricultor, sin intervenir directamente, pero tratando de estar presente, a su manera. Cuando ella habló Armand asintió, despacio, reflexivamente.

- No sé como puede soportarlo. - Se sonrió - A ver, todos soñamos con que pasaría si fuésemos más inteligentes, y más guapos, y más encantadores, y que todas las chicas cayeran rendidas a nosotros... pero cuando la veo, cuando veo esa mirada triste, creo que entiendo que puede ser más una maldición que un regalo. - Se rio brevemente antes de decir - Más entre chicas. A veces podéis ser muy malas entre vosotras. He escuchado que la criticaban por llevar un pendiente demasiado grande, demasiado pequeño, poco brillante, demasiado brillante...... siendo el mismo pendiente - Se rio al recordar la escena. Las amigas de Juliette le tenían envidia y aprovechaban cualquier cosa para atacarla. Entonces le preguntó porque pensaba que sería rechazado y suspiró largamente. Le dio la espalda sin quitar la mano del cristal y se sentó en el suelo, apoyando la espalda sobre el cristal

- Creo que soy la peor cita del mundo, hablándote de otras chicas, mientras tendría que estar intentando conquistarte, pero me has pedido que sea auténtico, y lo seré, eso sí que puedo dártelo. - Suspiró y le dijo - No creo que sea personal, ni que tenga algo malo en mi, pero es que los rechaza a todos ¿Por qué iba a ser yo diferente? Han intentado cortejarla los más atléticos, los más inteligentes, famosos, guapos, y no les ha dado ninguna oportunidad. Clar... - Se interrumpió - Ella es como una puerta secreta. Cuando llevas tanto tiempo cerrada al mundo poco a poco se te olvida como se abría. - Se sonrió - A ver, tampoco te voy a engañar, no estoy entre los más guapos, ni famosos, ni académicos, soy un chico bastante normal, con problemas de confianza con las chicas.... y me pides que seduzca a una Veela - Se rio - Me recuerdas un poco a Vivianne, ella me dice todo el rato cosas de esas. Un poco para tomarme el pelo, y un poco para ayudarme a recuperar la confianza. - Se rio - Yo le digo que si soy tan fantástico entonces debería dejar a su novia por mi, y entonces me pega.... afortunadamente no utiliza toda su fuerza.

Se sonrió y le dijo

- Claro que no se lo he dicho. A ver, tengo que decir que es muy correcta y que trata de no herir a nadie, pero su forma de mirarte cuando intentas acercarte a ella, su silencio, son muy intimidantes, te roban la confianza - Se sonrió burlándose de si mismo - Hoy, por primera vez, me he atrevido a pedirle un baile y al principio, me ha mirado y no me ha dicho nada.... Me he sentido... desarmado - Sonrió con debilidad - Luego me ha dicho que sí, pero creo que ha sido porque he debido darle lástima. Para Vivianne es mi oportunidad para decirle lo que siento - Rio - Bueno, ella no ha sido tan fina, ha hablado de meterla la lengua hasta la campanilla, pero es que ella es así. - Se encogió de hombros - Para mi es la manera de despedirme de ella. Después de hoy difícilmente la volveré a ver, así que quiero decirle adiós, y si puedo, por lo menos hacerla sonreír durante 3 minutos, mientras la hago girar y girar al ritmo de la música. - Suspiró - Ya lo sé.... patético, pero me has pedido conocerme y que sea auténtico. - Sonrió - Y aunque parece que las citas no se me dan muy bien al menos podremos tener una buena amistad.

Hablaron del dragón y la emoción de Clarimonde dejó bien a las claras que estaba muy interesada. Armand le dijo en tono confidente

- Le vas a encantar. Foc tiene una debilidad por las doncellas, así que vas a tener que tener cuidado o empezará a recitarte cientos de rimas cursis. No sabía que a los dragones les gustaba la poesía, ni que fueran especialmente buenos hablando... Debe ser un rasgo característico de los catalanes.

Y le contó sobre su sueño, un refugio, para él y para las criaturas, heridas, perdidas, un trabajo en contacto con la tierra, lejos de la ciudad. Se sonrió al ver como le resultaba atractivo a la chica y le dijo

- Es mi sueño, y si no soñamos no somos nada. Estoy seguro que lo tendré, aunque necesite 30 años... y si alguna vez lo necesitas, estarás más que invitada. ¿Acaso no eres un fénix? - Sonrió divertido

La respuesta de la pregunta de como pasaba ella los malos ratos fue respondida de una manera bastante ambigua. No quiso ir más allá, aceptó la respuesta con una sonrisa mientras le decía

- Lo bueno es mejor, y lo malo es menos malo. Los amigos son lo más importante... - Se rio - Al menos hasta que tenga pareja...

Y le lanzó una pregunta personal, sobre que tipo de chico buscaba, y las cualidades encajaban con las suyas como un guante. Se giró, para poder verla, para saber si le estaba tomando el pelo o no, pero no lo parecía. Sonrió, visiblemente avergonzado. 

- Eres algo más que muy agradable.... Parece que lo hayas hecho para que encajen conmigo, bueno, igual no todas, pero alguna sí - Sonrió. No parecía que reconociera todas las virtudes que atesoraba, tal vez nacía de su naturaleza como persona o de las heridas sufridas, pero no parecía que Armand fuera de los que admitían ser todo lo que eran. - Creo que son tres cosas muy importantes, y que también dicen mucho de ti. - Sonrió - No pareces ser una persona superficial, porque sino hubieras hablado de cosas como la belleza, el dinero..... eso me gusta.

Y cuando le preguntó por los requisitos se rio

- ¿Ah, pero se puede pedir? - Su risa le llegó a los ojos, como si nunca se hubiera planteado el pedirle algo a una chica - Pues, no lo sé, pero.... Creo que le pediría que tuviera buen corazón, que se pudiera preocupar por algo más que ella misma, que no fuera cruel....

Se mordió el labio, aquello parecía estar costándole

- Supongo que después pediría que fuera una verdadera compañera, mi mejor amiga. - Se sonrió - Vivianne lo odiaría, pero quiero una persona en la que poder confiar, en la que poder apoyarme cuando no pueda más y que no dude en hacerlo cuando me necesite. Quiero alguien con quien poder ser fuerte y débil, a la vez.

Se sonrió

- Y me gustaría que fuera dulce, que no le avergonzara mostrar sus sentimientos - Se sonrió - Igual es por no haber tenido pareja, pero siempre me ha parecido muy frío esas parejas que no se besan porque les ve la gente. - Se rio - Tampoco creo que sea necesario ir montando espectáculos, pero, si te nace un beso, ¿Por qué habría de reprimirse?

Se quedó un rato pensando y finalmente suspiró

- Creo que estoy batiendo el récord de la peor cita de la historia - Se rio divertido - Pero, una vez que ya te he abierto mi corazón, mientras el espejo nos deje, puedo seguir aburriéndote un poco más, así que, te preguntaré.....¿Qué es lo que te hace reír? ¿Qué es lo que te hace feliz? ¿Cómo es tu día perfecto?

Cargando editor
21/06/2025, 00:33
Chica 4

Mi noche estaba siendo todo menos mala. Confusa, divertida, difícil... pero mala desde luego que no. Había muchas cosas que estaba agradeciendo de la experiencia. 

Le escuché sin interrumpirlo, dejando que sus palabras se instalaran con suavidad entre nosotros.

—Gracias por contarme lo de tu abuelo. Me ha gustado mucho esa historia. Me ha hecho pensar que quizá sí es posible trazar un nuevo camino... aunque duela. Quizá algún día yo también sea capaz de algo así, sobre todo ahora que sé que puede salir bien. 

Me costaba hablar de eso sin pensar en mi situación. A veces pensaba que mis padres amaban más la idea de su hija que a la hija real que habían tenido.

Guardé silencio mientras hablaba de mí nuevamente. Cada palabra que decía me hacía sentir expuesta, como si me estuviera desnudando sin saberlo. Que alguien pudiera ver más allá del brillo, del físico, de los rumores, que alguien pudiera percibir la tristeza en una sonrisa pulida. Nadie me había defendido así antes y nadie se había dado cuenta de que yo sentía mi sangre como una maldición.

—A veces... una puerta cerrada no lo está porque no quiera abrirse —dije con suavidad, tras su metáfora—. Sino porque lleva tanto tiempo golpeada que aprendió a resistir, pero eso no significa que no tenga curiosidad por lo que hay al otro lado.

»Y, de verdad, no te preocupes por eso. Ante todo, quiero que sepas que siempre voy a ser tu amiga. Con esta conversación ya te has ganado un huequito en mi corazón —y no lo decía como Fénix, aunque eso debería aclarárselo más tarde en persona. 

Apreté las manos contra mis rodillas y dejé escapar una risa breve cuando mencionó a Vivianne y su forma nada sutil de aconsejarlo.

—Suena a alguien que te quiere bien. Aunque tenga métodos... cuestionables.

Desvié la mirada cuando dijo que no era guapo ni inteligente ni atlético. Me dieron ganas de preguntarle si sabía lo atractivo que podía ser alguien cuando mostraba esa mezcla de sensibilidad y coraje pero me mordí la lengua.

Reí con ternura al escuchar la descripción del dragón. Lo de las rimas me pareció tan ridículo y encantador que no pude evitar imaginarlo.

No dije las cualidades pensando que podían encajarle, las dije porque eran reales aunque realmente le encajasen a la perfección. Sin embargo, él no parecía verlas de esa manera. Cuando dijo que no era superficial me dieron ganas de soltar una carcajada pero me controlé. Precisamente era justo lo que llevaba intentando ignorar toda mi vida, a pesar de que muchos pensasen que precisamente esa palabra me definía. Estaba convencida de que casi todos pensaban que rechazaba a los demás porque no les veía a mi altura. No creía que nadie se hubiera parado a mirar más allá. Quizá hasta ahora. 

Su descripción de lo que buscaba en una chica me había dejado más tocada de lo que habría admitido porque  reconocía partes de mí misma en esa imagen, en lo que me gustaría ser cuando alguien me mira de verdad.

Y cuando me preguntó qué me hacía reír o feliz, lo pensé un poco antes de contestar. No quería sonar perfecta.

—Me hacen reír las cosas tontas, la verdad. No soy muy compleja en ese sentido. Cuando estoy cómoda con alguien es fácil hacerme reír, solo que no siempre es fácil llegar hasta esa parte de mí.

Me mordí el labio pensando en su siguiente pregunta. 

—Supongo que soy feliz cuando me siento libre. A veces son momentos muy simples, pero los reconozco porque me dan paz —el aire en la cara, el murmullo del bosque, sentirme en paz con las criaturas... Pequeñas cosas que no podía explicarle sin hablar de más. 

Me quedé en silencio un segundo, antes de atreverme con algo más. Quería sincerarme pero era difícil no pasar la barrera de que me reconociera. 

—Mi día perfecto empezaría sin horarios. Me gustaría perderme por algún lugar sin rumbo, o quizá una librería que oliera a polvo, solo con el sonido de una vela de fondo. Volvería con los pies fríos y las manos manchadas de tierra o de tinta, quizá incluso algo entumecidas por el aire. Y terminaría encontrando a alguien con quien poder hablar, alguien con quien poder ser yo misma. 

Negué cuando dijo que estaba batiendo el récord de la peor cita de la historia. La realidad es que a mí me estaba sirviendo mucho para conocer al Armand escondido. 

—No estás aburriéndome, Demiguise —respondí con sinceridad, manteniendo el tono bajo, suave—. A veces una solo necesita que le hablen así, sin querer impresionar. Gracias por eso.

Luego sonreí y decidí que necesitaba saber otra cosa. 

—Si tuviéramos una cita... ¿dónde me llevarías?

Cargando editor
21/06/2025, 09:54
Armand_Delacourt

La respuesta de Armand fue una sonrisa comprensiva, de esas que aunque no pueden arreglar el problema de raíz te dicen que siempre estarán a tu lado para soportar mejor las consecuencias. Bajó un poco el tono de voz, para hacer lo que tenía que decirle más íntimo

- Esa historia será tu historia. Eres un fénix, resurges de tus cenizas, explotas para volver al mundo renovada. Nadie dice que la explosión no duela, y que no tenga consecuencias, pero hace que lo malo se quede atrás para afrontar lo bueno con esperanza - sonrió - Ya has empezado a trazar ese camino, eligiendo el nombre de fénix ya has dado el primer paso. - sonrió con ternura - Eres capaz, lo sé porque soy un demiguise y he visto tu futuro, así que no puedes negármelo, porque los fénix no ven el futuro. Saldrá bien, y si tienes algún problema y lo necesitas te daré la forma de contactar conmigo en el baile, para que la carga no sea tan pesada.

Había algo de cálido en lo que le había dicho, pero también había mucha fuerza, mucha esperanza. Realmente creía en ella, creía que podía cambiar y tomar su nuevo camino. Sin conocerla, o mejor dicho, sin saber que la conocía. Armand apostaba por ella mucho más de lo que parecía hacerlo Clarimonde.

Empezaron a hablar sobre ella, y cada palabra dicha parecía haber sido concebida durante un tiempo de paciente observación. Armand la veía, aunque no tuviera todas las llaves en su mano. Había visto su tristeza, pero no había encontrado la forma de sortear su muralla. Para él era una puerta secreta que había sido olvidada, pero para Clarimonde era totalmente diferente. Consideró sus palabras y asintió, despacio

- Es posible, es posible que después de tantos golpes la puerta no sepa distinguir amigos de enemigos, caricias de golpes. - Se quedó en silencio durante un momento - Sea como sea, creo que no hay manera de abrir esa puerta.... - Se interrumpió, abrió los ojos mucho, y entonces creyó comprender - Nunca lo había pensado así, pero creo que lo que tiene es miedo, miedo a ser vista solo como un objeto, como un trofeo, entonces, cuando alguien llama a la puerta, siempre está cerrada, porque cree que no puede haber verdadero amor detrás de esa llamada. No lo había pensado....

Para él era revelador. La puerta estaba cerrada por un motivo, pero saber el motivo no la iba abrir. Suspiró largamente y dijo

- Creo que es algo con lo que tendrá que luchar, como yo trato con mi inseguridad. - sonrió - Creo que el día que esté preparada ella le dará la llave de la puerta a quien crea que la merezca. Todos merecemos una oportunidad, y ella no se está dando la oportunidad de querer a alguien y de que la quieran..... Un día - Volvió a sonreír - Palabra de demiguise.

La confesión de fénix de que ya eran amigos le hizo sonreír, asintió, dejando claro que el se sentía igual. Como se sintieron igual cuando hablaron de los consejos de seducción, ambos rieron, Clarimonde de forma más contenida, Armand más libremente.

- Sí, me quiere, pero hay veces que sería mejor que me quisiera un poco menos. - Se rio - Mientras yo la enseñaba a bailar se le metió en la cabeza que no podía ir al baile sin haber besado a una chica, que iba a quedar como un tonto. Así que se empeñó que era una gran idea enseñarme....y yo que no.....y ella que sí.... me estuvo persiguiendo por toda la sala de baile hasta que me inmovilizó y me empezó a besar.... y cuando me puse rojo se empezó a reír de mi. Me dijo que para ella no significaba nada, y que así tenía que ser para mi, que aquello era como un baile, pero con los labios..... Así es ella, es una fuerza de la naturaleza que no creo que nadie la pueda contener, solo su novia lo hace, debe tener algún superpoder. 

Se intercambiaron las cosas que les gustaría en su pareja. Armand parecía tenerlas todas, aunque el no lo dio por sentado, mientras que Clarimonde parecía descubrir cosas en ella según Armand las nombraba, cosas que ya era, cosas que podía tener. El silencio de Clarimonde le indicó que era mejor no insistir sobre ese tema, así que le preguntó cosas que le podían hacer reír, sentirse bien, como era su día perfecto

- A veces las cosas más sencillas son las mejores. - Se sonrió - Y como te he sacado alguna risa debes estar relativamente cómoda aunque - Se disculpó - Me da la impresión que te estás conteniendo, eso es malo con la risa y también con el llanto. - Sonrió- Te gusta la paz, y dormir, por lo de sin horarios - rio - Ya veo, una rata de biblioteca.... Creo que te voy entendiendo, necesitas un espacio donde dejar de ser lo que quieren tus padres, lejos de planes y centrarte en el momento, te gusta leer e ir descalza. Sonrió cuando le agradeció no tratar de impresionarla y se encogió de hombros

- Es lo máximo que puedo hacer por ti ahora.... Yo.... tengo que ser honesto, estoy enamorado de.... mi amiga Veela, y creo que esta noche, cuando le diga adiós, estaré preparado para pasar página. Sé que te mereces más, pero yo ahora no te lo podría dar....... - dudó antes de decirlo. Tragó saliva, se ruborizó intensamente. Suspiró largamente y entonces saltó al vacío, lo dijo - Aunque sería feliz de poder dártelo. Creo que el espejo me ha traído hasta ti porque eres maravillosa.....Hasta detrás del cristal puedo ver el brillo de tu corazón. Puedo ser tu amigo, te puedo ayudar a explotar y transformarte, puedo bailar contigo... pero no puedo darte más hasta que recupere mi corazón.... - Entonces se dio cuenta y se rio de él - Bueno, creo que he dado muchas cosas por sentadas, porque igual tú no estás nada interesada, perdóname, normalmente no soy tan arrogante, pero creía que era lo justo. Me has pedido autenticidad.....y para que conectemos, para que esta noche tenga sentido para ti, no podía callármelo, perdóname.

Se quedó callado. El ambiente ahora era un poco raro, pero la pregunta sobre la cita le dio que pensar

- Una cita... La verdad es que no he tenido ninguna, así que....bueno....Lo voy a intentar. - Se sonrió - No te gustan los horarios, así que volaría con mi escoba para ir a la ventana donde durmieras y te tiraría piedrecitas al cristal para despertarte, y si no consigo despertarte, imitaría ruidos de criaturas fantásticas hasta lograrlo - Se rio - Puedo hacer un rugido de dragón bastante convincente para una cría. Entonces te diría que cogieras la escoba, un bañador y ropa de abrigo y te pediría que me siguieras, sin darte tiempo a peinarte ni desayunar ni esas cosas. A una hora de camino de mi escuela conozco un sitio que es maravilloso: Es un claro en un bosque donde hay una pequeña laguna de aguas cristalinas. Se dice que en un pasado vivían ninfas, pero si las había hace mucho que se fueron. Es un lugar mágico, el césped es tupido como una alfombra, hay las moras más dulces que he comido, y es casi secreto. Allí habría montado una tienda de campaña, una hoguera y el desayuno - Se sonrió - Está mal que lo diga, pero soy bastante bueno cocinando, aunque no tengo mucha variación de platos, creo que para prepararte un buen desayuno si nos daría. Pasaríamos el día entre baños, libros, buscando figuras en las nubes o en las estrellas.... Si quisieras pasaríamos la noche despiertos para buscar estrellas fugaces..... Creo que es la cita que te gustaría. Ah, y tal vez un poco de vino, sería raro que el hijo de un vinatero preparara una cita sin vino.

Sonrió. No podía negar que había escuchado lo que había dicho y que había adaptado la cita a sus gustos, poniendo también algo de su parte. Un lugar tranquilo, lejos de todo donde poder ser ella misma sin que nadie la juzgara, solo dos personas y el bosque como testigos. Sonrió, un poco avergonzado, al haber dejado ver tanto de él. Finalmente se animó

- Ya que eres un poco como Vivianne, como una espía entre las chicas, no te preguntaré por una cita conmigo, porque igual no querrías, pero.... ejem..... Si.... si quisieras ligar conmigo, ¿Cómo lo harías? Es.... para reconocer si alguien lo está intentando hacer. Vivianne dice que soy un tonto y que me pierdo todas las señales....y yo creo que ella ve señales donde no las hay....

 

Notas de juego

Edit:Pequeños typos

Cargando editor
25/06/2025, 14:42
Chica 4

Sus palabras sobre el fénix me tocaron más de lo que creí posible. Era extraño que alguien me mirara así, con esa fe templada en ternura, como si lo que había visto en mí —sin saberlo— fuera suficiente para creer que merecía otra historia. Y cuando añadió que me daría la forma de contactar con él en el baile... no supe si agradecérselo o caer de rodillas por la punzada de culpa que sentí por no haberle dicho quién era. Asentí despacio, sin decir nada. 

Cuando empezó a hablar de la puerta, de esa muralla que parecía infranqueable, me sentí tan vista que dolía. Nunca habría imaginado que llegaría a esa conclusión. Pero ahí estaba, diciéndolo con una lucidez que no esperaba.

—Es muy probable que tengas razón en que ese sea el motivo y tendrá que lidiar con todo ello en algún momento —desvié la mirada apenas un segundo, tragando saliva. Había tenido esperanzas en esta experiencia pero no pensaba que me removería tanto los cimientos. 

Me reí de verdad con lo de Vivianne, por la torpeza de él, por la amistad que ambos tenían y me quedé envidiando esa relación. Ojalá tener tanta seguridad en otra persona para poder ser yo misma. 

—Quizá en otra vida fue tu hermana mayor, que ha venido para cuidarte y atormentarte amorosamente a partes iguales —dije, con la imagen de ellos dos fuera del espejo antes de que yo rompiera su pequeña burbuja. 

Entonces llegó la confesión, aquella que probablemente jamás me habría dicho en persona, y me quedé paralizada con la culpa presionándome cada vez más fuerte. ¿Debía decírselo? ¿Y si huía de la conversación sabiendo que yo era la que estaba al otro lado? 

Me tragué todos mis sentimientos en ese momento y sonreí con dulzura, dispuesta a seguir agarrándome a Fénix un rato más sin confesar la realidad. 

—Demiguise... no tienes que disculparte por sentir. Ni por querer ser justo. Y mucho menos por ser honesto conmigo —dije al fin, con voz baja—. Hay muy pocas personas que se atreven a hablar así, incluso sabiendo que pueden no ser correspondidas. Y eso dice mucho de ti.

Hice una pausa. Mis dedos jugaron con el borde del espejo, como si en ese marco pudiera contener todo lo que quería decir.

—Tal vez tú no puedas darme más ahora. Pero ya me estás dando algo que no sabía que necesitaba y nunca podré agradecértelo lo suficiente. 

Cuando describió la cita que tendría conmigo, noté que se me formaba un nudo en la garganta porque cada detalle parecía sacado de mis pensamientos más íntimos, de esa versión de mí que vivía escondida y acurrucada tras todo el oro y la belleza. 

—No creo que nadie me haya descrito una cita que realmente querría vivir... hasta ahora. 

Una sonrisa me curvó los labios, pequeña pero real.

—El rugido de dragón para despertarme es de las cosas más absurdamente adorables que he oído nunca. Prometo no lanzarte un almohadazo si lo haces —añadí con una chispa traviesa.

Y entonces llegó su última pregunta y me quedé un rato pensándolo. Nunca había estado en el otro lado, en el de interesarme y buscar a alguien. Siempre recibía todas las peticiones sin siquiera quererlas pero nunca había espacio para interesarme por nadie. 

—Creo que te buscaría con la mirada constantemente o jugaría con mi pelo mientras hablamos. Alguna sonrisa espontánea al cruzar nuestras miradas. Quizá te dejaría ver partes de mí que no muestro a nadie, sabiendo que no las usarías en mi contra nunca. 

Sentía que era imposible seguir manteniendo la cita sin revelarle quién era, aunque sólo fuera por la culpa que iba creciendo en mi interior. ¿Me odiaría por haber profundizado tanto en él sin ser del todo sincera? Esa idea se me estaba clavando como astillas en el pecho y supe que tenía que cortar la conexión antes de que él se sintiera peor cuando le dijera quién era. Tragué saliva y las yemas de mis dedos se apretaron en la superficie del espejo, como si me resistiese a dejar este momento irse. Pero él estaba enamorado de mí y no me perdonaría seguir fingiendo esta cita sin mostrarle la realidad. 

—Demiguise... quería darte las gracias, de verdad... Quizá ahora mismo no lo entiendas pero espero poder explicártelo mejor en el baile, si sigues queriendo guardarme uno. 

»Tengo que irme pero... —las palabras se me entrecortaban y no sabía cómo hacer eso. Estaba acostumbrada a cortar conversaciones y a rechazarlas de todas las maneras posibles pero en ninguna pensaba que estuviera realmente afectando a los sentimientos de otra persona ni tampoco tenía interés real para plantearme nada más. No quería que pensase que le rechazaba pero tampoco sabía ni yo misma lo que le quería decirte ni lo que esperaba ahora que sabía todo esto—. Ha sido una cita maravillosa, en serio. Ojalá pudiera quedarme una eternidad aquí, contigo, pero la vida real sigue esperándonos y no puedo ignorarlo más.

»Eres una persona increíble y no hace falta ser un demiguise para saber que vas a cumplir todos tus sueños y tener todo lo que mereces. 

Tenía que decirlo, porque no sabía si realmente me escucharía cuando me pusiera delante, cuando le dijera que Fénix y Clarimonde eran la misma persona, que le había robado un montón de pensamientos a los que quizá no tenía derecho porque él nunca me los habría reconocido. 

Esperé a que se despidiera para quitar la mano del espejo. Tenía muchas ganas de llorar pero quise tragármelas todas y esperar porque le iba a ver al otro lado y no podía permitir que se me notase. 

Cargando editor
25/06/2025, 17:45
Armand_Delacourt

Armand se daba cuenta de que tal vez, con sus palabras y sin saberlo, podía estar haciendo más mal que bien. La falta de respuesta de Fénix fue correspondida con una sonrisa culpable, mientras el silencio lo mecía todo. No se sentía incómodo en él, le gustaba la quietud, pero le frustraba no ser capaz de hacer que Fénix se sintiera bien, que tuviera esperanza. Lo mejor era no indagar, dar la oportunidad a Fénix de coger su mano si la quería, aunque la hubiera reusado varias veces.

Hablaron de Clarimonde, porque hablar de otra persona siempre era más sencillo que hablar de sus problemas, y finalmente los dos estuvieron de acuerdo. Armand sonrió y le dijo

- Tal vez ni lo tenga que hacer. A veces llega alguien y solo con una sonrisa te derriba la muralla, la puerta y el castillo entero.... - Se rio suavemente - Le irá bien, lo veo en las estrellas, en la quietud del bosque - Dijo aferrándose al misticismo de los demiguise

La mención de Vivianne y sus maneras de adoctrinarle hicieron reír a Fénix, que dijo que igual en otra vida era su hermana mayor. Eso le hizo reír antes de confesar

- No sé a que Dios he debido ofender para que me la envíe, pero no creo que pueda aguantarla más de una vida - Dijo riéndose - Aunque es un sufrimiento que disfruto enormemente el de su compañía. Al menos..... - Dudó en decirlo, se ruborizó incluso, pero finalmente con una sonrisa inocente lo soltó - Si se da el caso, no seré tan torpe. Según ella no lo hago mal, para ser un hombre.... - Se volvió a reír - Y eso no es poco...... Te la tengo que presentar, es mucho más interesante que Foc.

Y hubiera podido pensar que su pequeño alarde respecto a sus besos podían ser algún tipo de invitación, pero pronto se daría cuenta que no lo eran. Armand se declaró a Clarimonde, sin saber que la misma lo escuchaba. No podía enamorarse de nadie del espejo, porque ya lo estaba, y aquella noche se iba a despedir de un amor que no creía ser capaz de alcanzar. Estaba sanando, dejando atrás las amargas risas que habían destruido su confianza, y quería mirar al futuro, y para ello tenía que dejar ir lo que no podía tener, y el mundo de Clarimonde y el suyo estaban lejos de estar cerca. Se sonrió, avergonzado, al responderle

- Lo que quiero decir.....- suspiró - que en otras circunstancias....hubiera sido el chico más afortunado del mundo si te hubiera llevado al baile. - Se quedó en silencio al ver como se movían los dedos de ella alrededor del espejo ¿Quería abrazarlo? ¿Quería traspasar el vidrio? ¿Pero para qué? ¿Con qué motivo? Sonrió, Armand sonreía cuando una punzada de tristeza le pinchaba en el corazón. Siempre lo había hecho así, pero su sonrisa no podía ocultar su tristeza. Afortunadamente el tema de conversación viró a la preparación de una cita y él puso todo su empeño en imaginar que satisfaría a fénix. Era una cita sencilla, pero parecía ser todo lo que ella hubiera querido. 

- Es solo una idea, puedo traer un par de dragones si la ves sosa - Dijo a modo de broma. - ¿Así que tienes mal despertar, eh? Intentaré que tu almohadazo que dices que no me tirarías, pero sé que sí, no me derribara de la escoba.... y después, repetiría con el grito de celo del augurey, la llamada de alerta de los puffskein o la llamada para el desayuno de las acromántulas, hasta que te levantaras.

Luego le preguntó que haría ella para mostrar interés en él, ya que no creía que quisiera prepararle una cita, y el silencio se volvió a instalar. Le hubiera gustado que ella le hubiera preparado una cita, pero no podía esperar más, porque.... había sido honesto. Le habló de miradas, de jugar con el pelo y de sonrisas, y de dejar ver partes que no mostraba a nadie, porque...confiaba en él. Armand sonrió. ¿Estaba ligando con él? ¿O lo que le enseñaba no era algo tan oculto como para ser considerado así? Sonrió

- Me lo apunto, si alguien me lanza miradas constantes mientras se toca el pelo y sonríe, todo a la vez, entonces será la señal. Apuntado. Gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil.

Pero el silencio crecía, y no sabía porqué... ¿Tal vez había arruinado la cita? Seguramente, había sido muy honesto, y probablemente fénix estuviera buscando otra cosa, una cita para un baile, divertida y que solo estuviera por ella. Vio como las manos se cerraban en torno al espejo y se le encogió el corazón, adelantó el golpe antes de que se produjera.

Gracias, a veces las palabras más dulces saben amargas. Se tenía que ir. Aunque no tenía que hacerlo, el espejo aun no había ondulado, les quedaba tiempo, pero tenía que irse, quería hacerlo, lo había estropeado, lo había estropeado todo, él y sus estúpidos sentimentalismos. Y dolía, más cuando ella pretendía ser amable, le decía que todo había sido una maravilla, pero se marchaba. No lo entendía, pero no había nada que entender, quería aferrarse a ella, pero no tenía el derecho a hacerlo. Suspiró largamente y sonó como una criatura herida. Finalmente sonrió

- Entiendo. - Se le humedecieron los ojos - Yo.... yo...... - No parecía encontrar las palabras que antes salían con tanta facilidad. Suspiró - Te deseó lo mejor para el resto de tus citas. Estaré encantado de hablar contigo en el baile, o de bailar.... pregunta por Armand a cualquiera de Beauxbatons y te llevarán a mi. - Se tomó un segundo antes de forzar una sonrisa - Pero si no vuelvo a saber más de ti, te deseo lo mejor, y te pido, como favor, que sea cuando sea, cuando encuentres la fuerza, luches por tu felicidad.

Quitó la mano del espejo. No quería que fuera ella que diera ese paso, al menos eso se lo podía conceder. Se quedó mirando su mano como si fuera la primera vez que la veía, totalmente desorientado, como si un puño gigante lo hubiera golpeado y no pudiera localizarlo. El resto de la sala tenía las manos apoyadas en el espejo, la mayoría de ellos con sonrisas, pero había una persona que extrañamente había acabado su cita: Juliette, la seductora. Se acercó hacia Armand llevando dos vasos en la mano y con una sonrisa inocente.

- ¿A ti también te ha ido mal la cita Armand? La mía ha resultado ser un auténtico maleducado, ha empezado a decirme guarradas que no pienso reproducir... - Sonrió con una ternura que cualquiera podía ver que era falsa - ¿Y a ti que te ha pasado?

Armand desvió su mirada de su mano y se dio cuenta que allí estaba Juliette: Hermosa, seductora, segura de si misma. Era raro, porque ella no había hablado con él apenas, porque no era de los populares por así decirlo. Le sonrió y se encogió de hombros

- Creía que iba bien, pero..... no lo sé, a veces es complicado. Saber si le gustas a una chica o no puede ser agotador... Ojalá fueran como las criaturas mágicas - Dijo riéndose de si mismo.

Juliette rio, una risa sobreactuada, y le dio un vaso

- ¿Quieres un poco de té? Pensaba dárselo a Michelle, pero parece que la cita le está yendo bien, y se le va a enfriar, así que... Lo podemos compartir mientras todos esos bobos sueñan con sus citas. - Le tendió el vaso y el chico lo cogió, agradeciéndole la amabilidad con una amplia sonrisa

Armand bebió, y según bebía, Clarimonde, que estaba tratando de fingir que todavía no había vuelto, pudo ver entre sus espesas pestañas que Juliette se esforzaba por estar dentro del campo de visión de Armand. La mirada de Juliette se convirtió en más profunda y seductora y su sonrisa en la misma imagen de la victoria. La taza se le cayó a Armand al suelo y Juliette se acercó a él con una sonrisa. Solo una orden, como un látigo

- Bésame.

Y para sorpresa de Clarimonde, Armand lo hizo. La besó con un fuego que rivalizaría la llama de un dragón y Juliette, y aunque estuviera acostumbrada a manejar hombres no parecía ser capaz de resistirse. Los espejos empezaron a ondular y la muchacha interrumpió el beso con una sonrisa sucia, de suficiencia. 

- Vaya con la mosquita muerta, si lo hubiera sabido habría hecho esto antes...y ahora obedéceme, pon la mano en el cristal hasta que todos hayan acabado y no elijas a nadie. No le contarás a nadie lo que ha pasado o te dejaré de querer, ¿y no querrás que eso pase, verdad? 

- No, claro que no lo quiero, yo te quiero a ti, Juliette - Dijo Armand en un tono monocorde.

Ella sonrió

- Entonces no me hagas enfadar. Al acabar el baile no elijas a nadie, y si no consigo mi cita con Lucien la tendrás conmigo, no podemos dejar que yo vaya sola al baile, ¿verdad? - Armand negó con la cabeza dócilmente - Estamos de acuerdo. De hecho me tendrías que agradecer que te deje ir al baile conmigo.

- Gracias, mi amor - Repitió Armand.

Ella le hizo un gesto de exasperación hacia el cristal y el puso la mano de nuevo, aunque la conexión se hubiera cortado. Ninguno de los dos parecía darse cuenta de que ella había escuchado, de que ella sabía.

 

Notas de juego

- FIN DE LA CITA -