Partida Rol por web

Al apoyar la mano en el espejo el mundo a vuestro alrededor pareció dejar de girar, como si aguantara la respiración. La sensación era más familiar, la sensación de vértigo menor, y, poco a poco, las imágenes se comenzaron a formar, borrosas, como en la primera ocasión que habían tocado el espejo. 

A un lado del espejo aparecía el reflejo de un chico con el cabello más largo de lo habitual. En el otro un chico que parecía ir vestido de punta en blanco, más de lo habitual, que llevaba un sombrero alto.

Se hizo el silencio mientras dos corazones comenzaban a cantar. Solo hacía falta saber si la canción sería la misma, y saber quien sería el primero en romper el hielo.

Después de la última cita, aún me sentía abrumado. Pero, la emoción por ver que me deparaba ahora el espejo, era mucho más fuerte.

Caminé con paso decidido hacia una zona libre y, sin dudarlo, planté la palma de la mano sobre la superficie con una sonrisa. El torbellino y el vértigo fueron menores, esta vez estaba preparado, y ante mí comenzó a formarse una silueta difusa de un chico sorprendentemente elegante.

Respiré hondo, nervioso, dudando que decir. Si esperar… o presentarme. La duda iba a matarme, así que decidí ser yo quién se lanzase.

— ¡Buenas! — saludé con alegría — Estoy deseando ver con quién me ha emparejado el espejo esta vez, seguro que alguien fantástico — bromeé con una amplia sonrisa, que se traslucía en mi voz a pesar de no poder verla — ¿Te está gustando el evento? ¿Lo de las citas, el espejo y todo eso?

No sabía por dónde empezar, así que mejor ir a lo seguro, romper poco a poco el hielo.

Volví a conectar mi mano al espejo y concentrarme en las percepciones. La silueta al otro lado seguía siendo borrosa como en la anterior ocasión, y todo parecía tener la intención de que seguiría así. Atrás quedaron las voces de mis compañeros de escuela y de nuevo mi cuerpo anclado por mi mano al espejo me enviaba a otro lugar olvidado por el tiempo y el espacio para comunicarme con alguien en otro lugar.

—Buenas—repetí cálidamente al escuchar la voz al otro lado—. Eso solo dependerá de lo que andes buscando a través de este espejo.

Mi sonrisa delataba que me encontraba de buen humor.

—He esperado mucho tiempo este evento con muy buenos motivos y sin embargo ahora que estoy inmerso en esto lo que menos me importa es estudiar el fenómeno. Me parece maravilloso estar aquí.

Las palabras del chico al otro lado del espejo, me hicieron sonreír de nuevo. Parecía tan encantado de estar aquí como yo, y eso solo podía ser el preludio de una conversación interesante.

— No busco nada en concreto, solo… conectar — le dije ladeando ligeramente la cabeza, pensativo — La forma en la que esa conexión ocurra… es lo de menos.

Era cierto, no había venido a este baile con unas expectativas concretas, como buscar amistades nuevas o una pareja. Solo quería ver a donde me llevaba.

— Uhm, me intrigan esos motivos, ¿Pueden compartirse? — le pregunté, aún sonriente — Y también creo que es maravilloso estar aquí, me lleve a donde me lleve.

Las palabras del chico me hicieron entornar los ojos detectando como inclinaba su cabeza. Eso, unido a sus palabras evidenciaban ciertas dudas sobre lo que su búsqueda indicaba.

—El hecho de que estemos ambos aquí delante, con la mano sobre el espejo ya indica una forma de conexión—comenté con un tono introspectivo—. Y es ciertamente mágico poderlo hacer aunque medien más de un par de miles de kilómetros entre ambos.

Hice el gesto de retirar unos milímetros la mano del espejo para que pudiera comprobar lo mágico del espejo. Solo si imaginaba que era un gesto de desconexión dependería de él. Yo me límite a reírme con picardía.

—Jijiji el principal motivo por el que me conecto a este espejo es para comprobar si su funcionamiento contiene algún sortilegio relacionado con la alquimia—confesé—. Soy un alumno aventajado de Nicolás Flamel y me fascina todo lo que concierne a la descomposición de los cuerpos y su recomposición en otras realidad alternativas como lo es al otro lado del espejo. No sabía si el viaje sería a nivel mental o físico, no sabía si mi cuerpo de desmaterializaría para volver a materializarse en otro lugar. Ahora que he sido capaz de ver el truco tras las bambalinas mis preguntas son otras, como por ejemplo cual es la composición del espejo para ser capaz de materializar en tu espejo mi imagen pero sin mostrarla tal como es sino solo a través de una neblinosa estampa ¿No te llama la atención?

La sonrisa de mis labios, se extendió a mis ojos, y a mi voz. Tenía razón, el simple hecho de estar hablando de este modo, ya implicaba una conexión. Una bastante… mágica.

Cuando su mano se retiró levemente del espejo y la imagen se comenzó a volver más borrosa, mi corazón dio un vuelco. Mis ojos se abrieron de golpe, preocupado por haber dicho algo que hubiese podido molestarle hasta el punto de dejar la cita. Sin embargo, rápidamente fruncí el ceño y esbocé una media sonrisa. Claramente estaba quedándose conmigo, y bueno, le había funcionado.

— Oh — dije, genuinamente sorprendido — No imaginaba que tu interés era puramente… ¿alquímico?

Entorné los ojos, intentando adivinarle bajo la turbidez del espejo. Con su última explicación… había captado mi interés por completo.

— No voy a fingir que había pensando en alguna de esas cosas antes de venir aquí — confesé con una ligera risa — Pero ahora que lo comentas… admito que es bastante interesante. Sobre todo, lo último que dices. ¿Crees que es intencionado? Lo de que se vea borroso, quiero decir. ¿O simplemente un error de conexión?

Me llevé la mano libre a la barbilla, en un gesto pensativo.

— Yo me decanto más por la primera opción, dada la naturaleza del evento… tiene que ser intencionado — reflexioné en voz alta — ¿Tú qué opinas? Mm… Joven Alquimista — añadí con una sonrisa, como forma de referirme a él, ya que no nos habíamos presentado.

—Absoluto interés alquímico—subrayé a sus palabras—. Aunque no el único.

Sentí su interés sobre el debate que había abierto acerca de la naturaleza del espejo. Obviamente yo también me sentí interesado en sus preguntas certeras tan bien tiradas que parecían querer descorchar el champagne.

—Creo que es total y absolutamente intencionado—dije sin llevarme la mano a la barbilla para reflexionar porque estaba totalmente convencido—¿Tú has visto donde está el espejo? Parece como si se alimentara directamente del corazón del planeta. Creo que está en contacto de las principales corrientes telúricas que unen el planeta con cifrado de extremo a extremo.

En ese momento tome constancia de que no nos habíamos presentado, pero como tampoco había hecho en la anterior ocasión, una manera perfecta de mantener el misterio, desconocer aquello que primero nos definía a una persona, su nombre y su aspecto, pensando que tal vez de aquella manera las palabras fueran capaces de conducirnos a aquello que verdaderamente nos definía desde lo más profundo.

—Si yo soy el joven alquimista—esta vez si me concentré en buscar alguna referencia adecuada—. Tú debes de ser el mismísimo y genuino buscador de conexiones. ¿Qué tal fue tu anterior conexión?

Mis labios se curvaron en una media sonrisa al escucharle que la alquimia no era su único interés. Asintiendo enérgicamente ante su opinión sobre la naturaleza del espejo.

— Líneas telúricas — murmuré, meditando lo que comentaba.

No era yo ningún experto, pero la conexión a dichas líneas, explicaba la capacidad para conectarnos a pesar de estar a kilómetros de distancia.

— Buscador de conexiones — repetí con una amplia sonrisa — Me gusta.

Dediqué unos segundos a pensar mis palabras, a intentar elegir las más adecuadas.

— Fue... bastante especial — concluí finalmente — No llegamos a presentarnos formalmente, pero creo que conectamos. Sinceramente — añadí con cierto rubor — La conversación fue sorprendentemente íntima.

Reí por lo bajo, feliz al ser consciente de lo especial que era todo esto, estas citas. Las posibilidades que ofrecían.

— ¿Y la tuya? — pregunté con interés — ¿Algún tipo de conexión especial?

Una sonrisa calmada se me escapó al escuchar como parecía gustarle el apodo que le había puesto también a él. No podía evitar pensar que aquella forma de conocer personas era de lo más variopinta y fuera de lo común y podíamos sentirnos afortunados de ser los elegidos para estar allí frente aquel espejo tan especial. Eso significaba que también los elegidos éramos especiales y como tal los compañeros que conversaban con nosotros desde el otro lado. Como en esta ocasión el buscador de conexiones y probablemente su anterior cita y posiblemente la siguiente.

—No necesitamos presentarnos para poder sentirnos—dije con sincera emoción—. ¿Crees que el escudo nos predispone a ello o es por tratarse de una forma poco convencional de conocer a la gente?

Suspiré un instante reflexionando sobre la anterior cita y luego sonreí tranquilo. 

—Fue también especial—dije rememorando a la cita—. Era divertida y muy honesta. Ella decía que teníamos poco, muy poco, en común pero me pareció que en su esencia era bonita. 

Me quedé un instante en silencio pensando en la gente de mi colegio y que no parecía entrar en esa categoría. No obstante quise ser optimista.

—Estoy seguro de que todos los elegidos somos especiales, solo queda descubrir como de conectamos estamos realmente ¿Qué es lo que más te gusta del mundo?

Asentí varias veces seguidas, mientras deslizaba la mano por la superficie del espejo, observando las ligeras ondas que se producían.

— Es indudable que la mayoría venimos algo predispuestos a conocer a gente — contesté a su pregunta — Pero en mi opinión, el anonimato, la posibilidad de retirarte si algo va mal… o de quedarte si te gusta, juegan un papel importante. Es poco convencional, sí, y por ello sumamente interesante. ¿No crees?

Sonreí ampliamente al enterarme de que su anterior cita fue especial. Me alegraba por él, por saber que las conexiones que tanto me gustaban, se estaban produciendo por todas partes.

— No tener cosas en común es la forma más rápida de conocer gente interesante. — dije entre risas — ¡Sorpresas y aprendizaje garantizados!

Todos especiales, ¿eh? Me gustaba esa teoría. La verdad, es que el hecho de que seamos nosotros y no otros alumnos cualesquiera. Que sea justo este año… podría tener un por qué.

— Imagino que cada uno a su manera… sí que podemos serlo — dije en voz baja — Lo que más me gusta en el mundo… a ver… — pensé en voz alta — Vale, lo tengo. Quizás sea demasiado concreto, pero… me encanta salir a dar un paseo justo después de haber llovido. Cuando todavía huele a lluvia, y todo está mojado, pero empieza a salir el sol. Si es en otoño, todavía mejor.

Mis ojos se iluminaron al recordar la última vez que lo hice, era como un impulso, no podía resistirme.

— ¿Y a ti? — le devolví la pregunta — Además de la alquimia… ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿O qué haces cada vez que se te presenta la ocasión? Como mis paseos.

La imagen del espejo onduló lentamente, como si una piedra invisible hubiera caído en un lago de aguas profundas. Las ondulaciones eran lentas, rítmicas, casi como los latidos de un corazón cansado, y con cada una de ellas el reflejo del Joven alquimista y del Buscador de conexiones  se iba diluyendo.

Ya sabían lo que pasaría después. Su tiempo se estaba acabando, aunque no podrían concretar cuanto tiempo habían pasado hablando. La sensación de vuelta a su mundo se intensificaba, así como las reacciones de sus compañeros de escuela. 

Sabían que les quedaba poco tiempo para despedirse, y ahora dependía de ellos aprovecharlo o dejarlo escapar.

Nada más se dijeron, se marcharon cada uno por su lado sin despedirse. Había sido una cita tibia en que las conexiones parecían no haberse encontrado ni la alquimia había brotado entre ellos.

A veces, solo el tiempo te permite valorar lo que has tenido para darle un valor. Se volverían a ver más adelante, y entonces, tal vez, encontrarían lo que andaban buscando.