Partida Rol por web

Cuando Iris puso la mano en el espejo él ya la estaba esperando. A pesar de que el espejo nublara sus facciones podía verse que era de estatura media, más bien delgado y que lo que más destacaba en él eran unos ojos azules pálidos, fríos y penetrantes, tanto que parecían traspasar las defensas del cristal.

No le dio tiempo a hablar, apretó la mano contra el espejo y dijo con una voz cargada de confianza

- Mi nombre es Sergei Ivan Berenkov. Soy el alumno ejemplar de la escuela Durmstrang, condecorado con tres campeonatos de duelo, capitán y buscador del equipo de la escuela y próximo jugador de las flechas de Appleby - Chocó sus tacones de forma marcial e hizo una reverencia educada.

Todo hubiera entrado dentro de lo normal si la voz de Sergei no fuera fría y cortante, y como si su tono no dejara de indicar su superioridad respecto a su cita. Mientras Iris le contestaba el ruso trataba de hacerse una composición de con quien podía estar tratando

- Delgada, grácil, rubia, aparentemente medianamente atractiva, bien, es lo menos que se puede pedir de una mujer. - Dijo antes de preguntarle - ¿Tienes buenas notas? La verdad es que no me gustaría salir con alguien que no tuviera conversación, o que no se supiera comportar con un cierto decoro. Ser la pareja de alguien famoso requiere una serie de virtudes que no todas las mujeres tienen, y la inteligencia es una de ellas. Inteligencia para saber cuando hablar, y sobre todo, para saber cuando callarse ¿Tu crees tener esas virtudes?

Aquello más que una cita parecía una entrevista de trabajo, y no hacía falta preguntar mucho para saber que Sergei se sentía muy superior a Iris sin haberla conocido aun.

Tomé aire antes de volver a tocar el espejo y, en cuanto lo hice, un nuevo reflejo apareció. Esta vez, un hombre, pero no había ninguna llamarada roja en su cabeza y eso, internamente, volvió a decepcionarme un poco. ¿Qué esperaba?

Antes de poder saludar, la voz de aquel joven me dejó claro quién era. Abrí los ojos con sorpresa y una sonrisa de satisfacción y malicia se dibujó en mis labios mientras escuchaba su impecable discurso. Dime de qué presumes...

—¡Oh, vaya! ¡Qué suerte la mía! —dije con voz emocionada, aunque por dentro la emoción se debía a que, por fin, podría soltar algo del veneno que siempre contenía por ser una chica buena—. ¡Eres famoso en mi escuela! Todo el mundo habla del mejor alumno de Durmstrang —puse voz dócil.

Su análisis sobre mí me hizo apretar los labios para no soltar una carcajada.

—Soy de las mejores alumnas de mi curso, me esfuerzo por estar a la altura de mi apellido y mi familia —eso era cierto—. Vengo de una de las familias más importantes de Reino Unido, por lo que tener buenas notas es algo innegociable, Sergei —intenté modular mi voz para resultar dulce, cosa que en absoluto hacía en mi día a día.

—Me gustaría decir que sí, pero nadie mejor que tú para ponerme a prueba, ¿no crees? —ladeé la cabeza suavemente.

Miré de reojo a mi alrededor, casi queriéndome asegurar de que, una vez más, nadie miraba ni veía. Por fin iba a poder ser no tan buena como siempre, y ciertamente poder sacar esa maldad de mi interior me daba cierta sensación de adrenalina.

—Me llamo Iris. Irish Callahan. Mi padre es parte del Wizengamot, así que como podrás imaginar, es exigente respecto a mi educación y mi compañía. Menos mal que este espejo me ha emparejado por una vez con alguien a la altura de lo que mi familia esperaría de mí.

¡Pero si era divertidísimo ser prepotente! Ahora entendía a Elvira.

Por fin había encontrado a una mujer que sabía lo afortunada que era. Aquello le sacó una sonrisa lobuna, más al enterarse de que era conocido ampliamente en una escuela tan lejana. El tono de voz dócil le agradó. Se notaba que era una mujer que sabía cual era su lugar en el mundo, estar supeditada a un hombre y hacerle brillar.

- Bueno, el espejo se supone que nos empareja con lo que necesitamos - Sonrió - Y debe haber decidido que tú necesitas a un hombre de verdad, y para eso no hay nada mejor que un ruso de las estepas. - Sonrió complacido - No esperaba ser tan conocido fuera de los ambientes del quidditch, pero conozco como funciona la fama..... Cuando sea profesional visitaré Hogwarts para encontrarme con mis fans.

Tras ello Sergei hizo un descripción de sus características físicas, catalogándola de medianamente atractiva, aunque por su tono de voz lo que parecía decir era que era medianamente aceptable. Torció su gesto un poco cuando dijo que era de las mejores pero asintió finalmente

- Está muy bien que sepas lo importante que eres para tu familia y apellidos - dijo condescendientemente - pero tu familia no debería ser tan laxa contigo, ser de las mejores no es ser la mejor, deberías ser más ambiciosa. - Entonces puso una expresión de asco y le dijo - ¿No serás Gryffindor, verdad? Creo que solo podría estar con una verdadera Slytherin, alguien que entendiera que el segundo es el primero de los que pierden, y yo no pierdo, ni en el quidditch, ni en las notas, en nada.

Iris se estaba divirtiendo fingiendo ser dulce, dando rienda suelta a una parte de ella que normalmente estaba oculta. Sergei se lo merecía, así que no pensaba disculpar por ello. Podía jugar a ser más seductora de lo normal, más dulce, más paciente... Todo con tal de poner en su sitio a ese pedante creído. El sonrió, mordiendo el anzuelo y tragándome hasta el sedal

- Me gusta que lo veas así. En cuanto te pueda ver y te tenga entre mis brazos sabré si vales la pena. Necesitas que alguien fuerte te permita ser lo que deseas ser, alguien que te enseñe la verdadera naturaleza de tu ser.... y yo puedo ser ese alguien, siempre que en tu familia no haya sangre muggle. Comprenderás que para mi familia sea importante el no ensuciar nuestro legado con semejante mancha... 

Iris se presentó y Sergei asintió, aprobando lo que decía, aunque cuando habló de su familia y la exigencia de la educación frunció el ceño, en desacuerdo.

- Iris - Dijo pensando - Sergei y Iris, tal vez hay demasiadas ies y el nombre no suena rotundo, pensaré algo, tal vez... Callie, Sergei y Callie, suena mejor, sí. - Dijo cambiándole el nombre sin ningún tipo de pudor. Sonrió, burlón - Es la segunda chica hoy que tiene familia en el wizengamot, parece que os habéis reunido todas aquí.... En cuanto a tu familia, ya te digo, que son un poco laxos contigo, pero nosotros no lo seremos con nuestros hijos, seremos inflexibles, severos, y serán los mejores. Con mi inteligencia y fuerza y con tu - se esforzó en buscarle alguna cualidad - encanto - dijo sin estar muy convencido - Lograrán grandes cosas, algo que nuestras familias se sentirían orgullosas.

Miró a través del espejo y le preguntó directamente

- ¿Eres una veela? No creo merecerme menos que eso, aunque visto el resto de virtudes que atesoras podría llegar a conformarme.

Sergei era todo prepotencia y, aunque en condiciones normales simplemente me habría aburrido y soltado el espejo, una parte de mí sintió diversión por engañarle. Él hería sin pudor; un poco de manipulación podía ser divertido.

—Oh, sin duda. Ahora entiendo por qué no he sentido nunca atracción por nadie... son todos unos niños. El espejo ha sabido darme al hombre —quizás era por estar metiéndome en aquel papel, pero incluso mi postura cambió a una más coqueta, una que no había usado nunca.

—¿Cómo no vas a ser famoso, Sergei? Sin poder ver con claridad lo que el espejo me muestra, está claro que eres alguien que no deja indiferente a nadie. Es imposible que quien cruce la mirada contigo un segundo o escuche tu voz no se grabe a fuego tu presencia —¡puaj!

—Igual cuando vengas... —insinué, acariciando el cristal, dejando la frase en el aire.

—Quizás mi familia sea laxa o quizás yo necesite un poco más de... mano dura —dije, dulce, mirando al espejo—. Empiezo a pensar que el espejo te ha mostrado a ti para ser justamente mi motivación a ser aún más ambiciosa. Una chica nunca sabe cuál es su sitio hasta que el hombre adecuado aparece para ponerla en él, ¿no? —contuve las ganas de abofetearme a mí misma.

—¡Claro que no! No hay un solo miembro de mi familia que no fuera Slytherin —chisté, fingiendo ofensa, aunque esa era una realidad—. No puedes ser real, Sergei, pareces demasiado bueno para una simple mortal.

¿Tenerme en sus brazos? ¡Ja!

—Ni una gota de sangre Muggle, por fin alguien con la visión correcta —y lo peor de todo es que a mi padre le encantaría un chico como él en mi vida.

Tuve que girar el rostro un instante para que a través del espejo no se notara el desagrado de mis facciones.

Definitivamente "Sergei e Iris" no sonaba bien, pero cuando me cambió el nombre rodé los ojos en blanco.

—¡Callie es precioso! —mentí descaradamente dando un saltito de emoción—. Sin duda, tienes un gusto impecable.

—Seguro que la otra chica tenía como familiar a alguien que llevaba los cafés. No, en mi caso, mi padre es de los que tienen poder, Sergei... —susurré, dejando a su interpretación esa frase.

¿Nuestros hijos?

Estuve tentada de soltarlo en ese instante, pero entonces se habría terminado la diversión.

—Sin duda, a tu lado, sería capaz de lograr cualquier cosa que elevara a nuestras familias a la cima —por favor, ¿pero de verdad había alguien que pudiera sentirse atraída por ese retrasado?

—Soy mejor que una veela, Sergei, porque te tengo a ti para convertirme en la criatura más exquisita del mundo, única. ¿Cuántas veelas existen? Eso no es ser especial... ser la chica de Sergei es la auténtica esencia de la magia —Pegué mi rostro al espejo para susurrar—. Por ti, podría ser lo que quisieras... lo que necesitaras. Sí, mi misión en esta vida es servir a tu grandeza. Ahora lo tengo claro.

La mirada de Sergei se hizo un poco recelosa según Iris iba hablando. Podía ser prepotente, pero no era estúpido, y aunque al principio parecía haberse sentido halagado, ahora parecía no tenerlas todas con él.

- En Durmstrang todos somos hombres, no hay lugar para la debilidad ni para el sentimentalismo, y aunque soy el mejor de ellos no quiere decir que sea el único.

Las palabras eran cortantes, cargadas de razón, como si tener que explicar aquello resultara infantil e innecesario. Alzó una ceja, empezaba a estar mosqueado, y le dijo a Iris

- En Hogwarts no he cruzado la mirada con nadie como para ser famoso allí. - Parecía que se estaba dando cuenta de la jugada - Además, prefiero infundir respeto y temor - su sonrisa se hizo cruel - que grabar mi presencia en nadie. Es mejor ser temido que amado, impide que la gente se lo piense dos veces antes de burlarse de ti.

Cuando Iris se ofreció a verle en cuando fuera pareció calmarse un poco. Se sonrió antes de decirle de forma cortante

- Tú ya no estarás allí, te habrás graduado.... si no querrá decir que has suspendido y que eres indigna.

Al menos estuvo de acuerdo con él en que necesitaba mano dura. Necesitaba guía, necesitaba dirección, y en eso él podía proveerla para cubrir sus necesidades.

- Eso está bien, una chica debe saber que sus ambiciones son las de su familia. - Se sonrió con condescendencia - La culpa la tiene la sociedad de hoy en día. Os llena la cabeza de pájaros sobre la igualdad, la ambición, cuando vuestro papel está en casa. Sí, necesitas mano dura, y yo estoy dispuesto a aplicártela para que seas feliz. Una buena Slytherin, sin sangre muggle.....¿mortal?

Sergei dio un puñetazo al espejo que lo hizo vibrar al otro lado

- ¿Estás burlándote de mi? Si es así no te gustará, vamos a vernos dentro de poco Iris Callahan, y no soy de los que hacen distinciones entre chicos y chicas - se sonrió - Para infligir dolor me gusta la igualdad....

La estaba amenazando, pura y llanamente. El muy loco era capaz de hacerle daño, o de cualquier otra cosa peor. Venía de Durmstrang, la escuela más especializada en artes oscuras, así que, por un momento, era inevitable pensar que pudiera saber hacer maldiciones imperdonables. Estaba jugando en el filo de una espada y Sergei era claramente inestable.

Siguieron hablando y el ambiente se relajó un poco cuando aceptó llamarse Callie para él. También ayudaron las promesas de hacer lo que hiciera falta para hacer crecer a su familia. Aunque tuvo que discrepar

- La voluntad de sacrificio es importante, pero hay cosas que no se pueden hacer solo con voluntad. Las veelas tienen poder, el poder de reducir a los hombres a lo que ellas quieran. Puedes ser exquisita, puedes ser especial, pero no puedes ser una veela, no tienes el poder para que un hombre se arrodille ante ti y suplique por tu amor - Dijo con condescendencia - Aunque admito que muchas veces la voluntad es más importante que los dones que nos son entregados, y tú pareces tener voluntad.....

La miró de arriba a abajo, de esa manera que haría sentir a cualquiera como un caballo al que le están mirando la dentadura. Finalmente lo soltó, como un latigazo.

- ¿Eres virgen? No me gustaría que te hubieras dejado manosear por otros.... 

Noté el tono de voz de aquel ser que comenzaba a resultar molesto. Tenía el ego de un dragón siendo apenas un lagarto.

—Sin duda, burlarse está feo —dije girando la cara para que no me viera poner los ojos en blanco. Por tipos como él, me caía mal su género.

Por tipos como Lepri... no los odiaba.

Lepri...

—Cierto, eres tan observador —forcé una sonrisa—. No habré suspendido, no. Soy la mejor de mi clase —aseguré, y no era mentira; tenía tal presión sobre mí que no toleraba no sacar la nota más alta.

El puñetazo en el espejo me hizo soltarlo por un instante, notando el corazón acelerarse. Puse la mano de inmediato, casi por instinto.

—¿Me estás amenazando, Sergei Berenkov? —pregunté de pronto, perdiendo todas mis ganas de jugar—. Me parece fantástico que para infligir dolor te guste la igualdad. Espero que asumas las consecuencias de lo que pasaría si le haces daño a la hija de un político de la categoría de mi padre. No sé quién te crees que eres ni con quién te crees que estás hablando —acerqué mi cara al espejo—. Estás amenazando a la persona equivocada, y espero que tengas el arrojo suficiente para mantener tu palabra y cumplir tus amenazas, o pensaré que eres un sucio cobarde —hice una pequeña pausa—. Y después espero que tengas la estoicidad necesaria para pagar las consecuencias, porque te aseguro, Berenkov, que acabas de amenazar a la persona equivocada.

Tomé aire notando que el fuego de mi garganta se había descontrolado por primera vez en mucho tiempo. Yo no era mi padre, yo no era esa clase de persona... pero aquel niñato me había conseguido sacar de mis casillas.

Le escuché seguir hablando como si nada mientras trataba de recuperar mi calma, hasta que preguntó sin filtro si era virgen.

—Lo soy, y no serás tú quien se lleve ese premio, porque de entre todos los chicos de Durmstrang... serías tú el último al que dejaría siquiera que respirara cerca de mí —dije aún con el enfado encima—. Pregunta por Elvira Malfoy. Igual os envenenáis el uno al otro —dije antes de soltar el espejo.

Por mi salud mental... y la suya física.

El rostro de Sergei se fue retorciendo según sus sospechas se vieron confirmadas. Se estaba burlando de él, esa sucia y estúpida mujer se estaba atreviendo a burlarse de él. Su sonrisa se hizo brutal, a pesar de lo translucido del espejo podía ver como la crueldad que habitaba en su corazón parecía acumularse sin que hubiera fin.

- ¿Amenazar Callahan? Yo no amenazo, yo prometo.... - Se rio con crueldad - ¿Vas a llamar a papaíto? ¿Crees que yo no tengo contactos? - Se rio - Iré a por ti, cuando haya acabado con esa zorra de Elvira iré a por ti.....Aprovecha tus últimos momentos de felicidad, guarra....

En cuanto confesó ser virgen Sergei se relamió

- ¿Y quién iba a querer acostarse contigo? Debes ser fea, horrible....y por eso nadie se te acerca. Corre, corre, niñita asustada, ves a decírselo a tu papá.....

La imagen se deshizo entre volutas, pero no así la amenaza ni la pregunta. Lo que había quedado claro es que odiaba a Elvira más que a ella, por lo que, tal vez, pudieran hacer fuerza común par enfrentarse al peligro que les venía