Nada más tocar el espejo sus respectivos reflejos se fueron formado. Ella de piel oscura, sonrisa resplandeciente y una cabellera rizada y revuelta que le llegaba por debajo de los hombros. Él alto, fuerte y con el cabello algo más largo de lo que solía llevar el resto de chicos..
Ya sabían que su tiempo sería corto. Era hora de que las palabras de la boca desataran a las del corazón.
Resiento el no haber podido despedirme de Occami por el capricho de otros. ¡Quiero mi dinero de vuelta! Es algo que hubiera exigido. Aquel pensamiento me saca una sonrisa, y suspiro. Occami tiene prácticamente todas las pistas para encontrarme, la pelota por tanto queda de su lado. Ojalá me busque, ojalá me encuentre.
Ahora debo centrarme en quien esta frente a mí. Miro un poco nerviosa su cabello, pensando si será el chico que habían mencionado en la sala. Bueno, si es, pues habrá que vivir la experiencia. ¿Quien dijo miedo?
"Veamos quién se esconde tras la tercera cortina..." Digo, sonriente, animada. "¡Hola, hola! He estado usando el sobrenombre de Bee en los encuentros anteriores, pero puedo pensarme otro para este encuentro. ¿Cómo te gustaría que te llamara yo a ti?"
Acerco la mano al espejo con cierto nerviosismo, el cierre de la segunda cita me había dejado expectante, como si todavía tuviésemos mil cosas que decir antes de que la cuenta atrás nos separase.
Sin embargo, mi nueva cita no me hace esperar, y apenas me encuentro en la burbuja que genera el espejo, escucho su voz provenir de la imagen distorsionada que se me muestra.
Una risa ligera escapa de mis labios nada más oírla. Y todavía con la sonrisa en mi rostro borroso, carraspeo un par de veces antes de presentarme.
— Tatatatan — digo en un intento fallido por replicar un redoble de tambores — En la cortina número tres tenemos a… — un ataque de risa me invade de nuevo al no haber pensado un nombre — a… dios, se me da fatal esto. ¿Elegirías el nombre por mí? — termino diciendo en un tono alegre mientras niego lentamente con la cabeza — Me he quedado completamente en blanco. Hasta ahora no había tenido la necesidad de buscar un nombre para mí mismo, y aunque parezca una tontería… me ha parecido abrumador — confieso, llevando una de mis manos a la parte de atrás de mi cabeza — Bee me encanta, por cierto. Te hace parecer… ¿alegre y llena de energía?
Me gusta que mi compañero al otro lado me siga la corriente, haciendo que termine por soltar una carcajada cuando empieza a reír. "Ay, eso es mucha responsabilidad... No sé, ¿hay algún animal con el que te identifiques? Es que, claro, apenas nos estamos conociendo, así que el nombre que te elija pudiera no ser apropiado. Ehm..." Intento pensar. "Venga, dame una pista sobre algo que te haga pensar 'esto soy yo' en una palabra, y de allí partimos." Le propongo.
"Pero entonces, ¿te has presentado con tu verdadero nombre en todas tus citas? No digo que esté mal, a mi es que me ha gustado todo eso del misterio, junto con el espejo ondulante que no deja verlo todo, sólo lo necesario. Es como... ¡Como la Cenicienta! No decimos nuestro nombre, pero dejamos zapatos al final esperando que la persona al otro lado sepa encontrarnos." Agrego, curiosa de pronto por saber como han sido las citas anteriores de mi compañero de este momento. "¡Ay, gracias! La vida hay que tomarlo por el lado positivo siempre, ¿no te parece? Tú tambien pareces alguien alegre y divertido, aunque te pongas nervioso."
El reflejo que tenía frente a mí, despedía oleadas de energía positiva, lo que inevitablemente, me hacía sonreír una y otra vez.
— Es cierto, es cierto — le concedí ante su dificultad para buscarme un nombre — La verdad es que no he utilizado mi nombre real, pero tampoco he dado uno falso. Digamos que… la conversación por sí sola ha acabado dándonos un rasgo suficientemente distintivo como para asignarnos una palabra o frase a cada uno — completé con una breve risa.
No me había parado a pensarlo hasta este instante, de ahí la dificultad de darme un nombre nuevo. Pero me gustaba esta nueva dinámica.
— ¡Me encanta eso que dices de dejar pistas! — exclamé emocionado — Y espero que mis anteriores citas sean capaces de dar conmigo, si no les encuentro antes — añadí con una sonrisa — Así que… te daré la pista que has pedido. ¿Un animal entonces? Si tuviese que elegir uno sería una salamandra de fuego. Y una palabra con la que me identifique… ¿Atrevimiento?
Me llevé la mano a los labios en un gesto pensativo, definirme a mi mismo era algo que siempre me había parecido complicado, y estaba devanándome la cabeza por no sonar estúpido.
— ¿Y Bee a que se debe? — le pregunté tras mis pistas — ¿Acerté antes? ¿O hay algo más? — añadí sonriente.
Escucho con interés sobre cómo terminaban identificándose las citas de su compañero, eso parece también una forma divertida de terminar poniéndose nombres. "Salamandra de fuego, y atrevimiento... Hm, ¿que te parece Daremander?" Digo riendo. "¿No serás familia de los Scamander?" Agrego sin dejar de reír.
"Bueno, si te dieron pistas suficientes, o tú distes bastantes pistas, seguro os encontraréis. Yo creo saber quién es el primero, pero la segunda me despistó mucho. ¿Te han tocado solo chicas hasta ahora?" Pregunto. También sonrío. "Si, acertaste con lo de alegre y con energía. Y también por los colores de las abejas." Le digo. La pista en realidad es muy evidente... Si es de mi mismo colegio, claro. No sé si en los otros colegios hay también colores que les identifiquen. "Oye, mis compañeros en la sala común decían algo de que podías poner música o imágenes de fondo en el espejo... ¿Lo has intentado?"
Observé el reflejo de Bee con una sonrisa en la cara. Verla buscarme un nombre, me estaba resultado de lo más interesante.
— Daremander… — dije en voz baja, saboreándolo, probando como sonaba al salir de mis propios labios — ¡Me encanta! — exclamé unos pocos segundos después — Suena… a algo atrevido, pero… ¿confortable? No sé exactamente por qué — añadí con una leve carcajada — Y no, por desgracia, no estoy emparentado.
Asentí para mí un par de veces, satisfecho con mi nueva identidad, mientras escuchaba sus palabras.
— Eso espero — dije con sinceridad — A ti, también me gustaría encontrarte.
Miré durante unos segundos el espejo, intentando discernir tras la bruma a la chica con la que estaba hablando. Me era vagamente familiar, seguro que la había visto antes.
— Hasta ahora chica, chico, chica. ¿Y a ti? — le devolví la pregunta — ¡Probemos con la música!
Me concentré unos instantes, pensando en una canción de los Beatles que habían comentado mis compañeros entre las citas anteriores: The yellow submarine. Al mismo tiempo que nos imaginaba rodeado de agua.
"Pues si, no lo había pensado pero... ¡Suena a un Pokemon!" Digo con una carcajada. Aunque no sé si mi compañero vaya a entender la referencia. "Son una criaturas japonesas inventadas... Bueno, digo yo que inventadas, al menos para los muggles. De pronto sí que existen pero para mantener el secreto mágico le hacen pensar a las personas que no son criaturas reales. ¡Uhhhh! ¿Te imaginas un Pikachu real?" Si mis ojos fueran de ánime, le habrían salido brillitos y corazones en este momento.
Hay una breve vibración en el cristal, y me muerdo el labio al darme cuenta. Esta vez el tiempo ha sido menor, o así lo he sentido, pero espero que aún quede algo de tiempo para saber más sobre Daremander. Sonrío a sus palabras. "Sería genial, ¿sabes? No sé, me gusta relacionarme con la gente, pero creo que es la primera vez que puedo hablar con otras personas de una manera tan cercana, tan personal. La primicia de esto era que conoceríamos personas que nos afectarían de un modo u otro, y siento que así ha sido, que he conocido personas muy distintas y que creo que pueden llegar a ser mis personas mas queridas, cuando les encuentre." Miro al espejo y sonrío. Creo que Daremander también entra en esa categoría.
"Chico, chica, y contigo chico." Le confirmo. "Me hizo gracia con la chica, parecía convencida de que estas citas eran para encontrar pareja y la puso nerviosa que le tocara con una cita femenina. Quizás es bisexual y no lo admite, qué se yo... Pero no creo que sean ese tipo de citas, ¿no? Es decir, ¿esperas conocer al amor de tu vida aquí?" Le pregunto, curiosa. Espero a ver si pasa algo con la música... Pero no oigo nada. "Uhm, ¿en qué música estás pensando? Quizás si lo pensamos los dos al mismo tiempo si funcione."
La imagen del espejo onduló lentamente, como si una piedra invisible hubiera caído en un lago de aguas profundas. Les recordaba con gentileza que su tiempo se agotaba, que si tenía que ser tenía que ser ahora o nunca. Lo que no se dijera podría no poder decirse después. Quedaba una cita y todo lo conseguido podía desvanecerse como un castillo de arena ante un tsunami. Pronto se pondrían todas las cartas sobre la mesa en el baile de los pasos perdidos.
Suelto una sonora carcajada cuando la oigo hablar de Pokémon. Los recuerdos de mi infancia con mis primos en el mundo muggle, llenando todos mis pensamientos durante un instante.
— Los conozco, los conozco — le digo con una amplia sonrisa — No hay muchos magos o brujas en mi familia, así que estoy bastante… familiarizado con la vida de los muggles.
Hago una pequeña pausa, terminando de asimilar lo que los recuerdos han traído de nuevo a mi mente.
— ¡Me encantaría ver la cara de mi primo pequeño si se encontrase un Pikachu cara a cara! — contesto riendo de nuevo.
La ondulación del cristal me hace centrarme de nuevo, parece que el tiempo se acaba y antes de que nos demos cuenta, esta cita también llegará a su fin. De pronto siento que debo darme prisa, compartir todo lo que pueda.
— Coincido en todo lo que dices — digo con calma — El… anonimato y la buena predisposición nos permiten ser más sinceros, más abiertos. Y la verdad es que está siendo una experiencia fascinante — añado con entusiasmo — Yo también creo que estoy conociendo personas que me están llegando incluso más de lo que esperaba.
Sonrío de nuevo al reflejo borroso, contento de haber dado con ella en esta suerte aleatoria que son las citas. Ojalá encontrarla en el baile.
— Uhm… no lo había pensado así — confieso pensativo — A ver, no descarto encontrar al amor de mi vida, pero no es lo único que traía en mente cuando decidí venir — continúo bromeando — La verdad… es que lo único que buscaba era conectar. Como fuese. Ya sea mediante una amistad, alguna afición común… o incluso el amor.
Me quedo unos segundos pensando en que categoría encajarían mis citas hasta el momento, reflexionando sobre cuánto habíamos intimado en realidad en cada una de ellas.
— Estaba pensado en “The Yellow submarine” de los Beatles — dije con una media sonrisa — E imaginaba que estábamos rodeados de agua azul cristalina.
A lo lejos, muy a lo lejos, sonaron las notas de un piano. No era una música que Bee o Daremander tuvieran grabada en el corazón, no estaba conectada a ningún recuerdo, pero la fuerza de sus pensamientos unidos llegó al espejo. Las notas parecían flotar, acercándose cada vez más a ellos, como si quisieran acompañarles en su despedida.