Partida Rol por web

Mientras el lantanita huye dando alaridos en la oscuridad, probablemente para no ser visto nunca más, deja caer la linterna, que rebota con un golpe contra el suelo, pero aguanta (benditos sean los tecnoadeptos que la fabricaron), iluminando el efecto de los disparos en la criatura. Los chorros de plasma le arrancan rugidos de dolor que borran su sonrisa, abriéndose paso a través del reforzado traje quirúrgico... Pero aún así, parece aguantar. Recupera la sonrisa mientras el rifle de plasma vuelve a estar listo para disparar, avanzando rápidamente hacia Vitaly, aunque el proceso su imagen parpadea y se distorsiona un par de veces.

-¡Eso ha dolido, hermano! ¡Pero te lo perdono! ¡Ahora, únete a mi en la gloria de nuestro abuelo!

El ataque del ser hizo que Kolya volviera en sí. Si no se movía o no hacía nada acabarían muertos y no serviría de nada todo lo que está ocurriendo ahí. 

-Ven Alexei, podemos con él -gritó a su ayudante mientras movía la escopeta de forma amenazante. Quería que se echara para atrás para poder dispararle a bocajarro, pero el ser no se vio intimidado y el sargento de Lantan tuvo que aguantarse y desenfundar la espada sierra para poder defenderse mientras que sujetaba la escopeta con la otra mano.

-Veamos como te las arreglas ahora que yo también tengo un arma, bastardo.

Vitaly se vio asaltado por el parpadeante demonio.

MIERDAMIERDAMIERDAMIERDA  - Exclamo mientras se movía, apartándose como podía de manera irresponsable antes de girarse a disparar su rifle de plasma de nuevo.

Los movimientos del arma no lograron mantener alejada a la abominación aunque, quizás, contribuyeron a que su ataque volviera a fallar.

-¡Por favor, hermano, no te resistas! ¡Te sentirás mejor tras el procedimiento! ¡Las bendiciones del Sabio Nurgle te colmarán y se llevarán todo el dolor!-proclamó, con un repugnante tono de preocupación ante tu resistencia a lo que denominaba procedimiento, que seguramente implicaba tu muerte, o algo peor. 

Lograste escapar del repugnante abrazo mortal del ser y volver a abrir fuego, causando de nuevo daños apreciables en aquella cosa. Parecía realmente debilitada, acercándose a ti casi tambaleante con intención de dar un golpe que volvió a fallar, lo que originó muchos más parpadeos mientras su voz y presencia se distorsionaban.

-¡No! ¡No, hermano, no hagas esto! ¡Yo!... ¡Volveré! ¡Te salvaré, te lo prometo!-añadió con una "tranquilizadora" sonrisa, antes de desaparecer en un parpadeo final, como si allí no hubiera habido nunca nada. 

-¿Resistirme?. Eres tan patético que eres incapaz de acabar conmigo incluso cuando estaba a punto de vomitar del asco que me das -contestó el lantanita mientras lanzaba un golpe con la espada sierra, pero que en realidad era más para mantener a raya a su rival que para otra cosa. Mientras tanto sacó una granada de fragmentación porque él tenía claro que si caía ahí caería ese ser con él y puede que una granada no hiciera mucho, pero sí lo suficiente para que explotaran las otras dos de fragmentación y las tres krak que llevaba consigo y las otras tantas granadas que podrían llevar los cuerpos de sus hermanos caídos.

Vitaly luchaba por apartarse otra vez del demonio de nurgle, pero este comenzó a parpadear y se desvaneció, con lamentos y amenazas. Se quedó mirando al lugar donde hacia segundos estaba, y se rió por lo bajo, incrédulo. Levantó la mano como si levantase una copa, brindando

Za zdorovie - "A tu salud", en el dialecto lantanita.  Volvió a sonreír, esta vez por la ironía, y tras recoger su linterna, echo a correr en dirección a la salida por la que había llegado.

Esta vez una de sus herramientas quirúrgicas si logró herirte, comprobando con horror como la armadura antifragmentación no valía de nada contra aquellas armas, mientras su oxidado y repugnante filo atravesaba tu piel, puede que lo bastante para causar un grave daño. El enemigo celebró aquel acierto con auténtico júbilo, riendo sonoramente.

-¡¡Sí, sí!! ¡Únete a nosotros!

Una vez eliminado aquel inmundo ser (o probablemente no, a juzgar por sus últimas palabras) era el momento de seguir adelante. Recogió la linterna del suelo y emprendió la marcha decididamente. 

Kolya alzó la espada para para el golpe, pero fue incapaz de bloquearlo y recibió esa herida que le quemaba, escocía y transmitía frío a la vez. Gruñó ante la herida que le había causado y lanzó un golpe más por rabia que con intención de hacer algo, intentando quitarse de encima a ese tipo de una vez. Tenía que salir de allí, tenía que destrabarse de ese combate y dejar caer la granada que tenía en sus manos sobre los otros cadáveres y así, tal vez, consiguiera acabar con ese ser.

Vitaly siguió corriendo en dirección a la salida. Esta vez levantaba más las rodillas, para darle variedad a la carrera.

El Sabio parece complacido por como la inmundicia se extiende por tu sistema, mientras vuelve a alzar una de sus repugnantes armas.

-Ah sí, tantos, tantos datos que procesar. ¡Pronto te unirás a mi y estudiarás a mi lado! ¡Por el Padre, tengo tantas cosas que enseñar!-proclamó eufórico, mientras lanzaba otro certero golpe. 

Aunque eso no fue todo lo que ocurrió. De repente, todo a vuestro alrededor retembló. La clase de cosa que sucede cuando una gran explosión o impacto tiene lugar en la superficie. 

Tras una carrera algo confusa a través de la oscuridad lograste llegar hasta la salida, aquella por la que crees que debías haber entrado. Sin embargo, la alegría por dar con ella se ve empañada por un súbito temblor que sacude todo a tu alrededor con potencia, acompañado por una caída de cascotes aquí y allá, y sobre todo en la salida al exterior. Alguien o algo debía haberla liado buena arriba para que pasara algo así. 

Kolya luchaba por su vida como no lo había hecho nunca, intentando sobrevivir para salir de ese maldito lugar, pero las heridas y el veneno o enfermedades que llevaban esas malditas armas le estaba ralentizando mucho más de lo que pensaba. 

Alzo la espada tarde y vio como ese arma se clavaba en su cuerpo. La miró con los ojos como platos mientras que intentaba razonar el hecho de que un arma le atravesara las tripas. Las piernas le fallaron e hizo que el lantanita ae tambaleara cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando.

-Que el Emperador me proteja -musitó con una voz llena de saliva y flemas mientras dejaba caer la granada que tenia preparada en su mano izquierda. Si salía según lo planeado, la granada haría explotar las granadas de todos los soldadoa presentes y, con suerte, haría saltar por los aires a ese maldito ser del infierno.

Se frenó frente a la salida, alarmado por los cascotes. Allí abajo había demonios, pero a saber que diantres había afuera si estaban soltando explosiones como esa. Pero debía regresar a la mansión y desde ahí abajo le resultaría más difícil por el simple hecho de no poder verla. Espero a que terminasen de bombardear la zona y salió

La espada volvió a hundirse profundamente en el cuerpo de Kolya, con un dolor agónico que debería haberle matado, aunque la voluntad del lantanita fue suficiente para aferrarse a la vida, aunque fuera con un hilo. Lo que no logró aferrar fue la granada, naturalmente, que cayó ante los horrorizados ojos de Alexei, que como pudo agarró a Kolya y tiró de él unos metros, esperando que aquello les pusiera a salvo a ambos.

El efecto de la granada fue el deseado, con los explosivos de los cuerpos detonando en sucesión... Sin embargo, cuando se disipó el humo, quedó claro que la figura seguía allí, aunque visiblemente herida. 

-No seáis traviesos... Solo quiero ayudaros...-añadió, empezando a avanzar hacia el asustado ayudante y el inconsciente y malherido Kolya, que retuvo un retazo de consciencia, lo suficiente para ver lo que ocurrió. La explosión de arriba. Fuera lo que fuera, había afectado a la estabilidad de los túneles. Y las granadas tampoco le habían hecho mucho bien. Un cascote del tamaño de un torso humano se desprendió, cayendo de lleno en aquella cosa, y aplastando su aborrecible cuerpo, salpicando porquería por doquier.

-Ouuch... NoS VeMoSss pronto...-pudo escucharse su voz, de modo antinatural, antes de que el sargento perdiera la consciencia.