Partida Rol por web

Esos malditos seres estaban haciendo lo imposible por matarles, pero Kolya hacía más lo imposible para sobrevivir y escuchar el tiroteo tan cercano sin saber qué podía ser le ponía de los nervios.

-Muérete -gruñó mientras descargaba otro golpe de su espada sierra, que tras esa batalla tendría que ser afilada de nuevo casi seguro.

Vitaly hacia lo posible por mirar la ponzoña por la que caminaba, con la cabeza bien levantada como si quisiese mantener su orgullo. Sentía la bilis subir por su garganta, pero llevaba puesta una cortina para taponar el olor a mierda y no quería potar en ella y llenarse la barba y cara de vomito. Se puso a canturrear una cancion lantanita para calmarse, aunque le asaltaron un par de arcadas mientras lo hacia. 

Kaaaa lin, ka ka lin... PUAJ... Ka ka la... PUAJ... - Echó aire en un suspiro entre agotado y asqueado. - Sigamos hacia el oeste... 

Había acabado allí abajo, al menos con lo que aquel estercolero le había echado de momento. Con un potente golpe, despachó al último zombie, y al poco dejó de escuchar disparos al sur. Fuera lo que fuera, debía haber terminado ya. De qué modo, era algo que no podía saber, claro. 

El asfixiante y opresivo viaje por la oscuridad de las cloacas continuó, con un Vitaly que parecía querer responder a aquello con canciones populares de su planeta... En cierto modo, no desentonaba en las profundidades, aunque estaba más habituado a minas que a alcantarillas, desde luego.

Sus pasos le llevaron a lo que era a todas luces un giro hacia el sur, y un poco más allá, alumbrando desde la esquina, observó el que probablemente era el primer signo de problemas: un cadáver. Lo que parecía un zapador yacía muerto unos metros más allá, aunque las buenas noticias eran que no se movía. De momento, al menos. 

Kolya había terminado con esos malditos seres y una parte de él quería quitarles toda la munición que pudieran llevar, pero otra le decía que no era recomendable tocar esos cadáveres por si acaso. Guardó la espada sierra y sacó la escopeta antes de encaminarse al cruce de caminos que había en esa zona.

-Vamos -instó a su compañero a que le siguiera para saber qué diablos era lo que estaba pasando con aquel sonido de batalla que se escuchaba.

Mierda... un muerto. Esperemos que muerto de verdad... - Dijo sin dejar de apuntar su rifle de plasma al cadáver. - Vayamos en esa dirección... Pégale un tiro con la escopeta en toda la cabeza cuando pasemos a su lado. Lo haría yo, pero bueno, la munición de plasma es más cara, ya sabes. 

Comentó a su nuevo compañero mientras caminaba hacia el sur, vigilando al cadáver.

Kolya empezó a avanzar hacia la oscuridad. Algo más allá se veían algunas luces, probablemente de las lámparas que habían sacado sus hombres, pero lo cierto es que el camino distaba de estar iluminado. Y el silencio era bastante palpable.

El zapador asiente a tus palabras, partidario desde luego de ser más precavido y no arriesgar lo más mínimo, lo que hace que se retrase un poco para cumplir la tarea encomendada. Desde luego, Vitaly logra pasar sin mayores problemas al lado del finado lantanita. 

-Joder -gruñó mientras sacaba la linterna y la encendía un instante antes de sacar el ausoex y usarlo. Con suerte podría detectar donde estaban sus compañeros y además si había algún tipo de sustancia. Esos zombis no le daban muy buena impresión.

Miró hacia atrás al escuchar el sonido del disparo, y asintió para si mismo al ver que el cadáver lantanita seguía en la misma postura aunque con los sesos esparcidos por doquier. Sin decir nada, siguió guiando a su compañero a donde creía que estarían sus compañeros

El pequeño aparato detector se encendió con un leve pitido, empezando a rastrear la zona cercana para Kolya, mientras este se colocaba la máscara y encendía la linterna, ambas cosas le serían útiles más adelante con casi total seguridad. Una vez se las apañó para tener todo listo, con la linterna acoplada a la escopeta y el auspex en la otra mano, observó con atención la pantalla. 

La señal rebotaba por aquellos antiguos túneles, revelando en parte su estructura laberíntica, además de señalar también tres señales de calor unos metros más adelante, que debían corresponder a sus hombres seguramente. Sin embargo, había también otra señal. O más bien no-había. Fue una fugaz interferencia, una especie de error en la pantalla cerca de esas tres señales de calor. De qué se trataba, no cabía estar tan seguro. 

Vitaly siguió avanzando hacia el sur con decisión, siendo alcanzado rápidamente por su compañero zapador, que corrió para darle alcance. Desde luego aquel hombre no estaba dispuesto a quedarse solo en aquel lugar con todo lo que estaba ocurriendo, algo que podría ser comprensible. Al fin y al cabo, aquellos túneles no debían ser el mejor lugar para enfrentarse en solitario al Gran Enemigo. 

Kolya gruñó ante la interferencia o lo que hubiera sido eso, agitó el auspex y entonces vio la situación de lo que parecían ser sus hombres. Sin pensarlo una vez más, se dirigió hacia donde estaban ellos, porque si les fueran a tender una emboscada ya lo habrían hecho, así que tenía que averiguar donde estaban sus hombres y por qué habían gritado antes.

Vitaly caminaba observando los túneles a su alrededor. Parecía que el único remedio ahora era ir hacia el sur, así que seguía caminando con parsimonia. Evito comenzar a arrastrar los pies de aburrimiento, no fuese a ser que su compañero le disparase pensando que se había convertido en un zombie. Por si acaso, entablo conversación con él. 

Oye, ¿sabes lo que dicen los medicae cuando se les termina los anestésicos? - Dejo un par de segundos de silencio, y luego continuó - Se acabó lo que sedaba. 

Vitaly no se rió con su propio chiste, simplemente miro hacia el lantanita por encima del hombro para asegurarse de que no le disparaba. 

Agitar el aparato valió de poco, como seguramente ya esperaba el lantanita, que comenzó a avanzar en la misma dirección que habían seguido sus hombres. Algo más allá del arco iluminado por su propia linterna, las sombras estaban rotas por otra luz que apuntaba en su dirección, impidiéndole distinguir con claridad de momento la situación, aunque dicha luz parecía estática. Tendría que acercarse algo más para comprobar el estado de sus muchachos. 

-¡Hostia puta!-replicó el lantanita ante el chiste de Vitaly, aunque con cierto tono jocoso-¡debería denunciarte a la comisaria Andropov por contar esos chistes!

Por desgracia, eso fue lo único divertido que ocurrió, pues tras avanzar, el haz de luz de la linterna reveló lo que cabía esperar en aquellos laberínticos túneles: un callejón sin salida. La ruta hacia el oeste no debía ser ésta.