Partida Rol por web

De fuera vino de repente un follón curioso, que habría llamado tu atención de no haber tenido tu propia ración en estas inmundas profundidades. Dos de tus zapadores más cercanos, que habían empezado a actuar con cierta pesadez, de repente cayeron al suelo. Lo habías achacado solo al cansancio, y así podría haber seguido, de no ser porque cuando se alzaron con torpeza se desprendió la máscara de uno de ellos, revelando un rostro purulento, marchito, y terriblemente carente de vida. Y que os miraba con hambre...

Kolya estaba más atento de lo que cualquiera de los presentes hubiera podido pensar y en el momento en que todo empezó, pudo reaccionar rápidamente. A la vez que veía como uno de sus soldados se deshacía literalmente mientras caminaba hacia él, el sargento Lantanita desenfundó la espada sierra.

-¡ALEXEI CONMIGO! -gritó a su subordinado para que se uniera a él en el combate cuerpo a cuerpo contra su antiguo soldado. Sabía que era una desgracia, pero en ese momento solo pensaba en darle la paz de una muerte rápida y limpia, por lo que descargó la espada sierra sobre su antiguo compañero- ¡CERRAD FILAS! ¡VIGILAD LAS ENTRADAS Y RETROCEDED POCO A POCO! -ordenó a sus soldados- ¡FEDOR, VITALY! ¡¿ME RECIBÍS?!

Desde fuera llega una auténtica cacofonía de gritos y disparos, amplificada por el eco de los túneles. No está claro qué debe estar sucediendo arriba, pero tiene toda la pinta de ser una buena fiesta. Allí abajo, al menos de momento, la cosa parecía controlada. O todo lo controlada que puede estar cuando tus hombres caen para alzarse como malignos no muertos, al menos...

Ese maldito ser que había sido un compañero era resistente y, además, rápido. Una vez más, la bendita armadura había salvado a Kolya y no quería dar oportunidad a que le infectaran, por lo que empuñó el arma con ambas manos y lanzó un tajo con su espada sierra al torso con la esperanza de destriparlo y matarlo por completo.

Por desgracia para el sargento lantanita, y a pesar de aquel potente golpe que había dado la Paz del Emperador a uno de sus muchachos infectados, la cosa no iba a ser tan fácil. No solo el que quedaba se lanzó a la carga con tanto enfermizo entusiasmo como torpeza, si no que de la boca de alcantarilla cayó otro zombie más uniéndose a la refriega. 

Probablemente aquella salida estaba comprometida.

-Alexei, cúbreme -ordeno a su compañero mientras enarbolaba la espada sierra en un corte descendente a la altura del hombro. No sabía si esas cosas morirían por desangramiento o algo así, pero si conseguía amputar un brazo de dicha criatura solo debería de preocuparse de los ataques con el otro y eso le daría cierta ventaja. Apretó los dientes y con un gruñido descargó otro mandoble con la espada sierra contra su rival.

Lo cierto es que estaban haciendo un buen trabajo en mantenerse vivos. Habían conseguido despachar, de una sola vez, a los dos cuerpos reanimados que quedaban en pie. Por desgracia, parecía haber un goteo desde la entrada que habían usado, así que no se podía decir que estuvieran avanzando mucho. 

-Maldición... Vosotros dos, id a buscar una salida. No podemos estar eternamente aquí dentro. Tenemos que buscar una salida y, por el Emperador, que no nos deje en un punto aislado y rodeados de enemigos. Buscad la más cercana a la mansión. ¡YA! -ordenó Kolya mientras atacaba zombi que ahora estaba con él. 

No podía estar eternamente en el mismo sitio, el cansancio le haría perder la guerra y él no moriría como una rata.

Otro zombie se unió a la lucha, de manera probablemente involuntaria, desde la tapa de alcantarilla, lo cual era un problema porque esta vez Kolya no había abatido a su adversario de un golpe. 

Cuando llegó a la cloaca, el lantanita se encontró con algo que quizás no esperaba: oscuridad. Los apestosos túneles estaban oscuros como la boca de un lobo, así que, a no ser que contara con alguna iluminación, el viaje a través de ellos iba a ser interesante. Y había ruido allí abajo, los ecos traían disparos y gritos, aunque cuanto pertenecía al exterior y cuanto a los túneles era algo difícil de adivinar.

La aparición de otro de esos seres hizo que Kolya se distrajera un momento, lo suficiente como para fallar el primer ataque contra ese maldito ser. Gruñó de frustración mientras veía como los enemigos iban igualando las cosas y eso empezaba a ponerse peor para ellos.

Había llegado a las cloacas sin haber recibido un disparo por la espalda, pero sumido en la oscuridad las probabilidades de recibir fuego amigo aumentaban exponencialmente. Aparte, olía peor que afuera. Al menos no olía a fezzornita, eso era un plus. Vitaly se tomo unos segundos en sacar su lampara recargable y observar su alrededor, en completo silencio, intentando discernir de donde venían los sonidos, hacia donde tenia que dirigirse. 

Por desgracia, la cosa se estaba poniendo complicada. Los fallos de Kolya no ayudaban, claro, pero lo preocupante de verdad era el goteo de cuerpos reanimados. Esta vez se unió a los dos kriegs un penal, evidentemente muerto y activo por la hechicería enferma que parecía haber anidado en aquel mundo. 

Mientras tanto, sus compañeros se alejaban, con la luz de la linterna, intentando dar con otra salida que usar. 

Con la linterna encendida, el radio de visión se amplió considerablemente. Por desgracia, fue lo único, porque la conciencia del lugar del que venían los sonidos de combate siguió siendo la misma: ninguna en absoluto. 

Miró alrededor, moviendo la cabeza de lado a lado a cada sonido que escuchaba, aunque no podía distinguir si venían de arriba o de abajo. Sin más dilación, se dirigió hacia el oeste, donde al parecer el camino giraba hacia el sur. Apoyando su espalda en la esquina, asomó la linterna y tras ella, la cabeza, para observar lo que esperaba al girar.