Partida Rol por web

Otro radiante disparo de Atkin atravesó el blindaje, que ya lucía dos grandes agujeros, dejando bastante maltrecho aquel blindado. Por desgracia el disparo de Fedor no fue significativo. Sin embargo, tras aquellos dos impactos, el conductor de aquel cacharro corroído parece pensárselo mejor. Casi perezosamente, el vehículo da media vuelta, para después alejarse por donde vino. Probablemente, buscando evitar su destrucción. 

Vamos Aktin!!!, dale por saco a ese cabron!!!, digo mientras asomo un poco la cabeza y veo alejarse al blindado traqueteando, pero cuando se lo digo ya esta muy lejos, aunque un disparo final por la parte de atras... quien sabe quizas pùdiera dañarle algo fundamental...

-Buena Atkin -dijo Kolya mientras veía como ese maldito trasto giraba y se iba por donde había venido con el rabo entre las piernas. La trinchera lantanita era dura de roer si querían tomarla.

-Fedor, la parte posterior siempre es más débil -dijo a modo de comentario- ¿podrías mandarle un último misil? Si lo haces saltar por los aires te invito a amasec durante un mes -sonreía, pues se sentía victorioso y vivo y, con un poco de suerte, podrían acabar con todos los enemigos que habían llegado.

Fedor chasqueó la lengua ante el comentario del sargento.

- Es el último misil que me queda, sargento ¿Está seguro que quiere invertirlo allí sin saber cuando intendencia me proporcionará más munición?- preguntó el artillero, sin dejar de apuntar al blindado que se alejaba.

- Vamos, querida. Alaba al emperador y pasa la munición - comentó a su pardilla, mientras esperaba la respuesta de su superior. Rezongando por lo bajo, Liudmila, con una velocidad sorprendente, sacó de la caja de misiles el último habido y lo cargó dentro de Olga. Mientras esperaba la orden, el artillero jugaba con su dedo índice sobre el gatillo.

-¿El último? Haz lo que veas -dijo entonces- podemos arriesgarnos, saltar por los aires a esos hijos de puta que han intentado tomar nuestra trinchera y luego hablar con los de intendencia o guardar ese misil para más adelante. La decisión es tuya.

Fedor relajó el hombro y el dedo, mirando a Kolya.

- Mientras que intendencia no aparezca aquí con nuevos regalitos, considero que lo mejor es guardar lo que aun nos queda, mi sargento - opinó el artillero que conocía perfectamente la inconstancia, burocracia y lo tedioso del avituallamiento.

Articuló un resorte y Olga escupió el misil por donde Liudmila lo había introducido, mostrando una pequeña parte. La joven se hizo con cuidado con el misil y lo depositó en la caja acolchada.

Aquella chatarra hereje daba media vuelta, Atkin comprobó el cargador, no era extenso, pero aún tenía para algún disparo más. En una situación normal hubiera preferido ahorrar munición, pero le encantaban los desafíos y, honestamente, no creía que fuera a aguantar mucho más en pie, ni él ni Laika - ¡Cabrones! - pensó al recordar cómo habían herido a su compañera.

Acto seguido encaró el rifle en dirección al blindado que traqueteaba de vuelta a su guarida, con un par de agujeros de recuerdo.

Por el Emperador... - musitó mientras apuntaba -... y por Lantan - añadió mientras presionaba el disparador.

Atkin volvió a apuntar una última vez, concentrándose para finalmente disparar de nuevo el rifle de fusión. Sin duda todos aquellos disparos se habían hecho desde demasiado alcance, y parte del poder del arma se perdía de ese modo. Puede que muchos se lo echaran en cara. Pero, en aquella ocasión, probablemente nadie lo haría. 

El disparo penetró limpiamente por la parte trasera de la torreta, y tras menos de un segundo de incertidumbre, una explosión realmente colosal arranca la torreta del vehículo, que echa a volar hacia el suroeste. Mientras esta recorre los cielos, varias explosiones secundarias recorren el vehículo, finalizando en una detonación que esparce fuego y chatarra en un radio de 19 metros. A esta explosión le sigue el brutal ruido de la torreta al estamparse contra el suelo, 20 metros más allá del lugar donde antes había estado el vehículo, y ahora solo quedaba chatarra carbonizada. 

El comisario se alzó para observar aquello, soltando un pequeño silbido de asombro cuando terminó el espectáculo.

-Buen trabajo, soldado Gagarin... Ya lo creo...

Kolya observó el disparo agazapado mientras miraba al tanque irse, y cuando vio la torreta del tanque volar no pudo evitar gritar y reír de júbilo mientras alzaba el cortador laser por encima de su cabeza.

-¡MUY BUEN DISPARO ATKIN! -gritó entre risas antes de observar a toda la trinchera- jamás tomarán esta trinchera -rió y no pudo evitar lanzar otro grito al aire antes de relajarse.

Había sido un buen combate.

-Bien, chicos, retiremos a nuestros caídos y quememos en una pila a los herejes -sujetó el cortador láser de nuevo y se dispuso a ayudar con los caídos de su pelotón.

Yuri se levanto y pego un gran grito:- Huuuuaaaa!!!! toma ya!!!!! asi se hace Aktin!!!, y guardo la granada comprobo el bolter pesado, que todo estaria correcto y despues ayudo a los demas a retirar los cuerpos de los muertos y heridos entre los que estaba incluido el de su compañera.

Fedor asintió en reconocimiento ante el buen disparo de Atkin y observó satisfecho como el blindado saltaba por los aires.

- Volvamos a nuestro puesto en retaguardia, Liud - indicó el artillero, echándose a Olga al hombro y retornando a su posición inicial, mientras su ayudante portaba la munición.

¡¡BOOOOOOOM BITCH!! HAHAHAHAHA!! - rió Atkin ante las felicitaciones de sus camaradas, agradeciéndoles los ánimos, pero poco más podía hacer, pues sus heridas eran graves y decidió presentarse ante su sargento.

¡A sus órdenes mi Sargento! - gritó mientras se acercaba junto con su compañera Laika, apoyándose el uno en el otro - ¿sería posible algo de asistencia médica? - le comentó, una vez que estaban más cerca de él.

Ambos parecían en pie por mera obra de magia el todopoderoso Emperador, pero tenían la certeza de que un nuevo impacto los tumbaría, posiblemente para siempre.

-Diríjase a retaguardia, al búnker enfermería, soldado Gagarin. Bien sabe el Emperador que se lo ha ganado-concedió el comisario. Mientras tanto, los soldados empezaron las labores de retirada de caídos y a apilar a los herejes, procurando no tocar demasiado a estos o sus armas. 

-Por supuesto, Atkin, ves a la enfermería a que te traten -se giró hacia sus hombres- quiero saber quiénes están heridos y que vayan a la enfermería pero sin dejar demasiado desprotegida la trinchera.

Comenzó a señalar a varios soldados aleatorios- Sacad a los enemigos muertos y quemadlos en una pira, retirad a nuestros caídos y haced recuento de municiones para pedir al munitorum.

Tras dar esas órdenes, activó las comunicaciones.

-Mando, aquí Trinchera de Lantan. Hemos destruído a todos los enemigos que han intentado tomarla. Estamos haciendo recuento de bajas, heridos y munición.

Mantened la vigilancia en la zona no sea que vengan otros bombardeos o un ataque.

Sacó un paquete de varas de lho y ofreció una al comisario y a los soldados que estaban cerca de él.

-Por Lantan y por los caídos por defender el Imperio -dijo antes de encenderla y dar una larga calada.

Ayudo a retirar a los muertos mientras me apeno de la muerte de mi compañera, aunque en lo que llevo en la Guardia Imperial ya había perdido varios compañeros, un total de 7. era habitual, siempre se decía a si mismo que no se implicara sentimentalmente, pero era imposible, la relación estrecha que se creaba en breves días era imposible de separarla. asi que otra vez a recordar todos los momentos bonitos que tuvieron e incluso aquellos con dificultades, ahora no estaba y seria reemplazada por otro no se sabia cuando.

Después de retirar los cuerpos, yo me dedico a los de Lantan, a los herejes ni los toco dándoselos a mis compañeros, respondo a lo dicho por mi Sargento:- Koyla!, Munición Suficiente en Bolter pesado, 4 cargadores enteros, pero si pides munición no estaria de mas tener algo extra por si acaso se alarga la cosa.

Fedor, haciendo caso a las palabras de su sargento se acercó a él informando.

- Sargento, Olga necesitará munición. Está bajo mínimos. Varios misiles frag y algunos crack serían muy bienvenidos - informó el artillero, haciendo saber que estaba casi sin munición.

Tras ello retornó con Liudmila a su puesto. Debía dar gracias al emperador por la cantidad de enemigos que había despedazado y pedir perdón por su terrible error al impactar sobre un compañero. Siendo artillero no era la primera vez que hacía volar por los aires a camaradas, pero eran situaciones donde ya estaban perdidos y con esa acción exterminaba a numerosos enemigos. En esta ocasión había resultado un error garrafal totalmente evitable.

El comisario negó suavemente con la cabeza ante el ofrecimiento del sargento, supervisando con gesto ceñudo las labores de retirada de cadáveres. Seguía vigilante, con su mano sujetando firmemente la empuñadura de su espada, pues nunca se sabía cuando un enemigo teóricamente muerto podía dar una sorpresa. 

Los zapadores obedecieron, y los más heridos marcharon hacia el búnker enfermería, mientras que el resto procedía a la limpieza de la trinchera en el sentido más literal y ordinario. Procuraban no tocar demasiado a los traidores muertos ni su equipo, mientras apartaban con cuidado a sus aliados caídos, para darles el trato adecuado más adelante. 

El vox tardó un poco en emitir una respuesta al comunicado del sargento, aunque finalmente, con algún chasquido de estática ocasional, lo hizo.

-Sección de trinchera asignada a los zapadores de Lantan segura, ¿correcto? Cambio-replicó la voz del Lord General, retomando la palabra cuando quedó claro el mensaje-muy bien, felicite a sus hombres y mantengan la posición. Puede que sea necesario que ayuden en otro lugar. 

Kolya se encogió de hombros y continuó ofreciendo varitas de lho a todo el mundo; pero justo cuanto estaba pensando en echar un trago de amasec escuchó la voz del Lord General.

-Recibido, señor. He mandado a los pocos heridos a la enfermería y estamos retirando los cadáveres. Nos mantendremos alerta y dispuestos.

Tras escuchar esa información se giró hacia los que conocía que tenían una mejor vista.

-Atentos a otro posible ataque. También mentalizaros en responder rápido a una movilización de urgencia para ayudar en otro lugar. Que nadie se duerma del todo.

Y cuando terminó de repartir a los que querían, se dispuso a intentar sacar a empujones con el pie a los herejes. Los intentaba hacer rodar sin tocarlos directamente dirigiéndolos hacia algún punto inconcreto para apilarlos.