Partida Rol por web

Blaz permanecía hipnotizado con las llamas y el humo, y algunos futuros cadaveres que aun no se habían percatado del agónico destino que les esperaba, y llevaba asi varios minutos, con una sonrisilla algo diabolica de rudito de fondo, acompañada de una melódia que al parecer solo el podia escuchar...

Fue en ese momento cuando Mathilda se interpuso entre su visión de Caos y fuego y el mientras le gritaba y zarandeaba, no le dio mas importancia, hasta que del cruzo la mascara de un revés y señalo al flanco derecho de la trinchera, donde un grupo de traidores había penetrado la defensa y estaban en cuerpo a cuerpo con el Comisario y alguno de los hombres.

Blaz ladeo la cabeza y empuño su arma de nuevo mientras afianzaba sus pies y apuntaba hacia la refriega, y comenzo a a musitar la letia que regia su vida:

solo el emperador decide quein viv... *TONK!* -El puño de mathilda impacto de lleno en la mejilla de Blaz-

Quieres hacer que nos ejecutren o que Jodio Loco! 

 Blaz bajo el amra y permanecio quieto con los hombros caidos, sosteninedo el arma ante el mientras se giraba en redondo hacia el frente. 

Mathilda nego para si y cambio de arma para intentar proteger a su Sargento

Quedaban muy pocos enemigos, así que Paul se cercioró de que no había nadie más avanzando hacia ellos a través de la tierra de nadie antes de colgarse su rifle al hombro y sacar su pistola láser y cuchillo. Cargaría contra los esbirros del Archienemigo si sus compañeros y el comisario no acababan antes con ellos.

Una demoledora carga de Yo, junto con otro devastador ataque del comisario Albert, dejaron al "grupo" superviviente reducido a un único y desquiciado hereje. Aparte de eso, no parecía haber más enemigos en aquella sección, aunque el sonido del combate por todas partes seguía siendo evidente. 

Sólo quedaba uno de los asquerosos herejes y el comisario y el ogrete parecían tener la situación controlada. Normalmente Paul intentaba evitar por todos los medios el cuerpo a cuerpo (se sentía más cómodo con un rifle en la mano), pero imbuído como estaba del espíritu justiciero y decidido a hacer caer la furia del Emperador sobre aquella escoria, saltó contra el hereje hundiéndole profundamente la hoja de su cuchillo en el pecho*...

La cercanía del comisario no hacía sino ponerme más nervioso de lo que sería admisible, pues podía sentir como evaluaba cada una de mis acciones con contundencia. Si tan sólo hubiera permanecido en la retaguardia o asumido el mando de la escuadra, estaba seguro que las cosas hubieran sido diferentes. Desgraciadamente, ahora lo único que podía hacer era asegurarme de que el último traidor no pudiera moverse, porque para colmo de males, parecía esquivar mis golpes siempre en el último instante, sufriendo únicamente por el aire que desprendían las cuchillas de mi espada.

Para disgusto del comisario Albert, hizo falta que acabara él mismo con el último hereje, ante la pasividad de unos y los fallos de otros. Sin embargo no sería eso lo más grave que ocurriera, pues pronto se pudo escuchar, procedente de la tierra de nadie, el ruido de un motor y orugas, procedente de un blindado enemigo que no tardó en hacer aparición. 

La aparición de un blindado enemigo hizo imposible que diéramos correcta sepultura a los caídos en la primera oleada, pero aún así dudaba que aquel vehículo pudiera atravesar nuestras posiciones sin quedar atascado en las trincheras. Nuestro mayor problema sería averiguar si era un transporte de tropas o artillería móvil.

- ¡A la trinchera y dispersaos! ¿Alguien sabe qué es eso?

Les pregunto tras ordenarles volver a sus posiciones. Cierto era que podríamos destrozarlo a corto alcance con las granadas perforantes, aunque para eso debía acercarse hasta nuestro alcance.

Estaba visto que no iban a tener ni un momento de respiro. Paul se cuadró antes de retroceder de vuelta a su posición

-De acuerdo sargento, volveré a mi puesto y les apoyaré con mi rifle de fusión. Y respetuosamente señor, quizás sea un buen momento para pedir apoyo de la artillería.

A YO se le habían terminado los cuerpos blanditos y rellenos de colacao rojo. ¡Ufa!, aquello no molaba nada y sentía en su interior el gusanillo de la evisceración aun inquieto y con ganas de más fiestuki.

Un movimiento nada halagüeño le hizo mirar hacia adelante pues el suelo retumbaba trayendo el sonido de algo pesado que se acercaba. Alla, lejos aun, una cosa de metal con ruedas y grande iba tomando forma ante sus ojos e incluso para alguien como ella, - una palurda de las serias -, la maquina que iba acercándose representaba un peligro de los buenos.

Ni lerda ni perezosa rompió entonces filas un poco siguiendo las órdenes de su superior y otro – el más importante a decir verdad -, porque no quería terminar como el pobre Kenny y su polla.

Corrió entonces de nuevo hacia su posición inicial mientras se preparaba para lo que viniera.

Blaz comprobo el indicador de combustible de su arma tras ponerse a cubierto en laa trinchera, al comprobar que era realmente bajo, procedio a calibrar si cambiarlo por el de respuesto u otra cosa.

Alzo la viusta por el borde de la trinchera en un vago intento de calibrar la distancia al tanque mientras comenzaba a empuñar una granada sin armarla, y volvio a ponerse a cubierto.

- No nos vendria nada mal un poco de fuego de artilleria sobre esa bestia acorazada, señor... yo poco voy a poder hacer contra el...

El blindado avanza mientras los fezzornitas se cubren como buenamente pueden, aunque sin perder de vista al leviatán metálico que se acerca a ellos. Mientras lo hace, sus armas giran hasta apuntar al sacerdote, aunque ambas ráfagas fallan. 

Una vez en su puesto, Paul sacó a Drakken, su fiable rifle de fusión, de su funda y esperó a que se acercase el blindado a una distancia adecuada antes de apretar el gatillo. Ese fuego de artillería se estaba haciendo esperar...

Parecía un chimera... eso significaba que traería tropas en el interior.

- ¡Blaz, atento con el lanzallamas! ¡Parece un chimera! - aviso al soldado en previsión del asalto - ¡El resto aguantar hasta que este al alcance y usad granadas perforantes! ¡Paul, tú el rifle!

Ordeno a la espera de que se acercara más y estuviera al alcance de muestras armas.

La única amenaza que quedaba, al menos por el momento, era el blindado. Paul apuntó con su rifle de fusión y abrió fuego, perforando el blindaje limpiamente y causando daños a la mole metálica. Sin embargo, esta respondió abriendo fuego con su torreta y derribando machacado al clérigo Constantin. 

Primero llegó el bombardeo, y luego el asalto. Apenas hacía una semana que habíais llegado, y parecía que ya os iban a recibir con bastante dureza. Al principio todo fue un caos, en ese momento te encontrabas alejada del frente, atendiendo otros deberes. Pero, cuando se organizó todo un poco, y varios heridos fezzornitas fueron llegando al búnker enfermería (incluído Alioth, que era el médico que estaba desplegado en el frente en aquel momento) te despacharon para allí. Junto con Friedrich, recorriste a toda prisa el laberinto de trincheras, llegando finalmente a la zona de frente. 

Desde retaguardia llega a la carrera la sanitaria Hilliard, acompañada de su hermano y, por desgracia, de ningún arma antitanque. 

Otro ser, uno con sesos bien puestos, habría tenido miedo – aunque sea un poco -, en aquella situación de mierda en la que ahora se encontraban.

A ver, alrededor de YO solo había trozos de cuerpos, restos de las trincheras y metralla de todo tipo y calibre diseminados a diestra y siniestra y haciendo honor al condenado campo de muerte y destrucción que realmente era aquel sitio.

Pero YO no tenía seso, o al menos no uno muy despierto y quizás fuera por ello que ahora tenía una sensación nada propia del tiempo, lugar y situación que le tocaba vivir.

Dicho de otro modo, YO se aburría. Se aburría jodidamente mucho.

Por eso, cuando la cosa con ruedas se acerco un poco mas vomitando fuego y muerte la Ogrete dejo el arma que portaba a un lado y sacando de su cinto una de las granadas Krak la lanzo hacia la maquina deseando ver los colores brillantes, la explosión resultante y si había suerte, pedazos de cuerpos que volaran para todas partes.

O algo por el estilo.

¡Mierda!

Sobrecogido, Paul contempló como la ráfaga de torreta del blindado segaba al sacerdote que tenía al lado. El Emperador protegía pero no te hacía inmune a las balas.

A este paso no va a quedar mucho del 303º...

Con los dientes apretados, apuntó de nuevo cuidadosamente, buscando la zona donde había impactado con su rifle anteriormente o donde había impactado YO con su granada. Y apretó el gatillo...

Blaz sabia que cuando habia mucho metal de por medio la cosa no pintaba bien para el, y eso se aplicaba a los blindados.

Si su superior tenia razon, y era un transporte de tropas esto iba a ser lo mas parecido a un duelo de miradas llegado el momento, porque tendria que esperar el momento oportuno para salir de la cobertura y y freir a todos aquellos traidores justo despues de que se abriera la compuerta y antes de que pudieran salir del supuesto Chimera, evitando asi que tuvieran posibilidad de ponerse a cubierto mientras Blaz evitaba que las torretas le dejaran como un queso de Gruyer. Se limito a pensar en la vision de todos aquellos reducidos a cenizas y paso la granada a Mathilda mientras articulaba unas brebes palabras.

- Cielo, El emperador necesita que des buena cuenta de esas torretas. Yo tengo fe en ti. EL tiene fe en ti. No nos falles, porque si lo haces... bueno, ya sabes lo que le gusta "purificar"

Tras esto. asio el arma con fuerza y se concentro en lo que debia de hacer.

El sonido del rifle de fusión al impactar en el blindado fue música para mis oídos. El problema era que había echado en falta la explosión que anunciara la completa destrucción del blindado, aparte de que continuaba estando muy lejos para la mayoría.

- ¡Vamos chicos que aún se mueve! ¡Preparad más granadas!

Chillo para que no se relajaran a pesar de que aún parecía lejos del alcance de la mayor parte de nosotros, probablemente los únicos que pudieran alcanzarle serían Yo y Paul, pero al menos todos estábamos preparados para que si se acercaba más, acabara reventado.