Una puerta se abre a la espalda de la estatua mientras aún celebráis la rápida respuesta de Silas al puzzle. Uno a uno, pasáis por el marco de esta pero, cuando Náyade cruza el umbral, vuelve a la misma sala del templo en la que estábais. Se gira, confundida y vuelve a cruzar, pero no lo consigue.
Todos habéis alcanzado el otro lado sin problema, pero ella no es capaz de llegar de ninguna forma. Cada vez que cruza el umbral, su cuerpo se deteriora ligeramente. Diez, doce, quince, veinte, treinta... Su pelo oscuro es ahora de color cenizo, aunque su expresión sigue tan infantil como siempre. Sin energía, cae al suelo de rodillas, respirando cansada.
El suelo se la va tragando despacio, muy despacio, suficiente para que vea su final, pero demasiado rápido para poder escapar de él... y aunque lo hiciera, no tiene lugar al que ir, pues cada paso que da, hace que se hunda un poco más.
De golpe, la puerta se cierra y la expresión de su rostro al ser devorado por la arena se queda grabado en vuestros ojos y sus gritos y peticiones de ayuda siguen rebotando en el fondo de vuestra cabeza.
A vuestra espalda, lejos de la agonía de la ninfa, se encuentra un muy viejo y destartalado circo rodeado de atracciones. La puerta os ha llevado a un pequeño edificio que parece parte de este, una especie de camerino con cómodos sofás y cojines donde acurrucarse a descansar después de una tan larga y cansada sala.
Comienza la noche, recordad las tiradas para la investigación, preparar las guardias si quereis hacerlas y prepararos para usar las habilidades.
-¡Bravo Silas!, bien pensado- exclamo cuando el vampiro resulve el acertijo, no se que habría pasado de no ser por el, pero mejor no descubrirlo.
Y así me apresuro a cruzar la puerta de los primeros, siendo inmaterial estoy bien preparado para enfrentarme primero a los peligros que podamos encontrarnos, aunque el gesto parece innecesario.
-Pasen Damas y Caballeros, este sitio es seguro, al menos más que aquel que dejamos-
Sin embargo hay alguien que no consigue pasar, Nayade ha sido condenada a hundirse con el Templo, sin perder un momento me apresuro hasta el umbral de la puerta y extiendo mi mano
-De prisa niña, coge mi mano- un gesto tal vez inutil, dado que sigo siendo inmaterial
Incluso el inmaterial fantasma se topa con una solida puerta cuando intenta cruzar a ayudar. Náyade ya es parte del castillo...
-Ni tan mal.
Reconoció el payaso al vampiro antes de cruzar el umbral de la puerta que se abría, sólo para poder observar casi impasible cómo Náyade se quedaba atrás y envejecía hasta ser absorbida por la arena. Giró la cabeza de lado.
-Unos mueren para que otros vivan.
Dijo, como si fuese una especie de ley de vida, para girarse y ver todo aquel circo abandonado y deteriorado. Dio un par de saltos y aplausos.
-¡Esta es mi sala! ¡Yo estuve aquí mucho tiempo! Aunque está... mucho peor.
Miró alrededor y pateó un vaso de bebida vacío y mugriento.
-Tocará descansar. Mañana os enseñaré el lugar, el laberinto de espejos es excepcional. Antes habían juegos, pero... me temo que ya no hay quien los maneje. Mh... me apetecen palomitas y algodón de azúcar.
Entonces sacó el patito de goma y lo llevó a su oído, apretándolo repetidamente "chuk chuk chuk chuk", dio un saltito, volviendo a apretarlo rápido para luego apretarlo como si estuviese intentando sacar todo el aire del mismo. Se rió.
-¡Otra vez!
Y repitió, una sola vez más, antes de dejarlo en el suelo en la entrada de la sala... y tirarse sobre uno de los sofás.
-Ouahhh, estoy... cansado. Última guardia para mi -miró al vampiro y se encogió de hombros-. Si no te fías de mi, puedes hacerla conmigo.
Sueno los huesos de mi cuerpo, y miro alrededor. Este lugar tiene habitaciones muy raras, tardaria en acostumbrarme a esto. Sin embargo, al ver a la ninfa deshacerse en arena, los demas presentes pueden ver por primera vez pueden ver el asemejo de una emocion formarse en su rostro. Debido a la forma de dicho rostro es dificil definir cual es la emocion precisamente, pero es obvio que no es positiva.
-"Ayer durmi suficiente, hoy hago guardia. Primera, si les parece"
Tirada oculta
Motivo: Tirada tirada
Tirada: 1d20
Resultado: 4 [4]
La tirada para investigar
A Dafnea ver a su amiga ahí atrás le afectó un poco, pero sabía que algo había ocultado —por su comportamiento—, con lo cual decidió mirar hacia adelante.
—¿Es tu sala? ¡Es briiiilllaaaaaaanteeeeee!
Se le olvidó por completo la pérdida de la ninfa al ver todo una carpa de circo (algo bien en desuso). ¡Seguro que había diversión y fantasía por todos los lados!
—Yo acompaño al gigante en la primera. Las primeras son las mejores porque después puedes dormir. —sonrió y se colocó al lado de Qualupalik. ¡EEEEEEEYYYYY! Si me vas a matar que sea rápido, ehh.
Motivo: Investigación de guardia
Tirada: 1d20
Resultado: 3 [3]
La sonrisa que había curvado los labios de Silas al resolver el acertijo se desvaneció en cuanto comprendió que no todos habían logrado cruzar la puerta. La pequeña había quedado atrás, sola, prisionera de un umbral que no admitía rescate.
El nuevo escenario se desplegó ante ellos con el aire de una trampa bien dispuesta. Anon, ufano, declaró que aquella era su sala. Silas lo observó en silencio, incapaz de decidir si su presencia allí era obra del azar o de un designio más perverso.
Cuando el payaso le propuso compartir el último turno de guardia, el vampiro negó despacio, con una elegancia desdeñosa.
—Prefiero mantenerme lejos de ti, payaso —murmuró, la voz suave pero cargada de filo—. Tu risa me atraviesa como un clavo.
Luego, tras una breve pausa, añadió con tono más neutro, casi perezoso:
—Haré la tercera guardia.
Sus ojos recorrieron la estancia hasta encontrar un rincón apartado, donde la sombra se espesaba. Allí se dirigió con la calma de quien busca no tanto descansar como desaparecer por un momento del escenario.
Cuando la puerta se cierra me quedo mirándola frustrado, pero al cabo del rato me encojo de hombros
-en fin. Es como funciona el castillo, habrá que ir acostumbrandose-
Ya con algo de calma examino el escenario actual, una especie de circo decadente, no me extraña oir que era la sala de Anon, supongo que podremos encontrar la sala de cada uno de nosotros, aunque no tengo ningunas ganas de ver la mía
-Bueno, yo haré la segunda guardia con quien quiera acompañarme. Mañana habrá mucho que ver-
La sala reclamo su sacrificio, aquello se repetía, tal y como nos contara el nuevo anfitrión y a pesar de no recordar mucho de ello, pues estuvo demasiado tiempo solo sabia que quien no cruzara no volvería a ser visto.
Aquel lugar, lleno de recovecos y esquinas, era nuevo para él como para otros y sintió la necesidad de expandirse, hacer un mapa que pueda utilizar el día siguiente, cuando el payaso se convierta en anfitrión al menos en su sala, pero antes extendió sus zarcillos para tocar aquellos que habían decidido hacer guardias, eso seria mas rápido que acercarse y llamar su atención uno a uno, de esta manera sabían que aquel colosal Rosal, deseaba comunicarse con ellos, demostrar que había aprendido de la noche anterior y deseaba seguir colaborando.
Cuando tuvo la atención de aquellos que no dormirían en la noche, los pecíolos anclados al suelo vibraron con fuerza entrando entre las grietas de la sala para obrar y que de ellas brotaran pequeñas flores, casi diminutas pero en tanta cantidad como fuera necesario para formar el numero 4. Para acto seguido señalarse a si mismo con una de sus extremidades libre. Él, deseaba hacer la cuarta guardia.
Esperaba que aquel acto hubiera bastado para hacerse entender, pues las flores tardaron poco mas de un parpadeo en marchitarse y volver a la oscuridad de las grietas de donde surgieron. El Rosal entendió entonces, que su poder era menor de lo que hubiera esperado, tal vez fuera por estar fuera de su sala o por orden del nuevo monarca de la torre y eso le hizo aflorar una nueva duda.
Calista acompañó a su amigo Rosal, estando a su lado mientras las palabras seguían dando vueltas en su cabeza. Solo con sus patas, acarició a la enorme rosa para captar su atención. Luego le indicó que estaría de acuerdo, haría la guardia con él. Ya le avisó a los demás, solo quería confirmar para que lo tuvieran en claro.
El lugar le resultó raro, extrañaba tanto su hábitat natural.