Partida Rol por web

El cuadro sale volando de la mano de Láquesis, que se queda con el trozo de marco que estaba sosteniendo. Cuando el cuadro cae al suelo, la sonrisa de la Moira se agranda y el trozo que todavía tiene en su poder se prende fuego, al igual que sus brazos, hasta los codos.
-Juguemos entonces -Dice, lanzando una bola de fuego al cuadro en el suelo.

Aquello pareció funcionar, la idea había sido la correcta y de tener facciones o siquiera rostro, seguramente estaría sonriendo, pero no podía y tampoco lo intentaría.

Sentir una nueva "brisa" era el anuncio de una nueva puerta, a lo lejos, lo que le obligo a girarse a pesar de la evidente dificultad que su cuerpo acarrearía, pero cuando estaba a mitad de aquel gesto lento pero seguro, lo que ocultara el reloj apareció ante ellos. Para el Rosal era otro cuerpo humanoide, otra figura más como las demás, pero con un palpitar y temperatura muy distintas, que junto con las palabras de Afaë confirmaron que no era una criatura ordinaria.

Mientras ellos hablaban Rosal pensaba, ¿Aquel reloj era su guarida o su cárcel? Lo habían liberado o estaba esperando a que abrieran la puerta, ¿Seria su sala? Esas preguntas llegaron sin pausa pero lentas y para cuando supo de la ubicación del cuadro del fantasma ya era tarde, sabia que estirando su propio cuerpo pudiera a ver llegado, agarrarlo y devolverlo. Pero había tardado demasiado, no llegaría y no solo se quemaría el cuadro de intentarlo. Esa Moira era su némesis o al menos lo que provocara de sus manos, el fuego.

Finalmente somos capaces de resolver el acertijo, ¿era tan dificil? me lo había parecido desde luego, pero la cosa en el interior del reloj me preocupa mas y en cuanto se abre la puerta hago ademan de salir por ella.

Pero no es tan sencillo, el reloj arde y al fin puedo ver la cosa de oscuridad y fuego de su interior, no es que me alegre mucho de verla mejor.

-ah si, que despiste....- respondo a sus primeras palabras con una sonrisa nerviosa que se congela en mi cara al ver cuales son sus intenciones. Pero el cuadro, algo roto, sale volando. No lo acabo de comprender, pero cuando la bola de fuego sale disparada de las manos de la Moira no hay nada que comprender, salto tan rápido como puedo para recuperar mi cuadro.

Mis manos se cierran sobre el marco de madera antes de que llegue el fuego....

Rosal intenta apartar el cuadro del camino a la vez que Freiherr y Anon saltan a la par para moverlo. El bastón de Anon empuja el cuadro y el fantasma lo agarra y se aleja aún más de la trayectoria del fuego, que estropea la punta del bastón. La risa de Láquesis se hace eco en la sala y sonríe divertido como si no hubiera pasado nada o no fuera de su interés.
-Así que... una araña, un pez, un loco, un muerto y lo que sea que eres tu -Dice, señalando vagamente al rosal -Padre os preparó una sala para cada uno de vosotros y decidís escapar -La sonrisa de la criatura crece -Igual debería haberos soltado antes -Murmura pensativo antes de encogerse de hombros. Sin aviso de ningún tipo, el brazo de la Moira se cubre por completo de fuego y se gira a Anon.
-Me aburren los desinteresados -Gruñe antes de lanzar el ataque contra el payaso.

Estaba satisfecho porque claramente habían conseguido retroceder en el tiempo y no fue necesario intentar forzarlo.

No tanto cuando aquella criatura temible hizo aparición y casi quema el cuadro del fantasma. Su corazón latía porque, si sus pensamientos eran correctos, estaba al más alto nivel en aquel lugar. Y no parecía contenta, no sólo por que hubiesen salvado la segunda vida del no muerto, si no también porque estaban luchando por su libertad. Era irónico ya no sólo el tema del tempus fugit en aquel lugar, sino que era una metáfora de los sirvientes liberándose y enfrentándose a quienes estaban en contra.

No tuvo mucho tiempo para pensar, ya que rápidamente se lanzó contra él y entonces, en vez de esquivar completamente, estiró el bastón medio deformado para empujarse hacia un lado mientras soltaba unas carcajadas... aunque no sabía que posiblemente serían las últimas. De haberlo sabido posiblemente... hubiese hecho alguna broma.

Estaba aburrida. El puzzle le resultaba tedioso, no entendía nada. O al menos eso ocurria, hasta que llegó el momento de la aparición.

La Moira no era como su compañero, esta no le hacia compañía, incluso tenía una sonrisa vil. Podría haberse contenido, pero algo le molestó. Arañita, lo dijo con un retintín totalmente asqueroso.

Y de la misma forma, le demostró su desprecio, con un escupitajo de tela de araña a la cara, mientras buscaba una salida.

El ataque de Láquesis golpea a Anon en el brazo mientras intentaba esquivar y le derrite la tela de la ropa sobre la piel quemada, desprendiendo un olor a plástico quemado y cerdo cocinado que llena la sala rápidamente. Pese a la expresión divertida de la moira, el ataque de Aracne hace que se gire, con un gesto sorprendido.
-Vaya, ese traidor aseguraba que eras dócil, arañita -Dice, recuperando la sonrisa -, que bien que sea tan inútil leyendo a otros -Pasea rápidamente la mirada por vosotros y se encoge de hombros -Puedo parar si me lo pides correctamente -Sugiere, volviendo a mirarla y tiende su mano hacia arriba, invitando a Aracne a tomarla -, o puedo seguir si me rechazas -Añade, girando su brazo, sin realmente mirar, hacia Afaë.

En cuanto el cuadro salió disparado, la sirena corrió detrás de él. Ver el fuego impactar contra el brazo del payaso la despistó, logrando que trastabillara y cayera de bruces al suelo. Aquellas piernas nuevas aún no las dominaba del todo. Lo bueno, que al no tener ropa, solo escamas de otros colores, se deslizó por el suelo en dirección al cuadro con cierta velocidad.

Si alcanzó el cuadro o no, no lo supo. Pues una vez se detuvo su cuerpo, se volvió hacia la Moira sin perder tiempo en levantarse y lanzó su canto de sirena como ondas psíquicas para empujarlo y hacerle caer hacia atrás 

El grito de Afaë desestabiliza ligeramente a Láquesis, que da un paso hacia atrás y cae con la rodilla en el suelo, apagando por completo el fuego que cubría la mano que le tendía a Aracne.
Su mirada se levanta contra la sirena, pero no hace ningún amago de levantarse... o quizás no es capaz.

-¡AAAGHHHH!

Gritó de dolor. Pero casi instantáneo el dolor se convirtió en una risa... una risa sádica, amplia y afilada. Estaba vivo, eso era lo que importaba... ¡y sus compañeros monstruos estaban plantándole cara! No creyese que fuesen a ser capaces de derrotarlo pero quizá sí de ganar tiempo.

Aprovechó que entre la sirena y la araña lo habían dejado como medio aturdido para posicionarse y darle con todo el bastón metálico, estirado, y con el brazo que le quedaba sano, en la nuca o parte baja de la espalda con todas sus fuerzas.

-Eres una cerilla traviesa en mitad de una caja de fuegos artificiales, ten cuidado no te extingas...

Aún así con la mirada buscó cómo podrían salir de allí, sabía que sólo estaban comprando segundos pero que a su vez lo estaban enfadando y no le gustaba la idea de imaginarse a un demonio de fuego enfadado.

Los golpes del payaso parecen mantener a la Moira quieta, que solo gruñe ligeramente a cada uno de ellos, permitiendo a Anon buscar con la mirada la salida de la sala, que sigue abierta al fondo, sin haberse cerrado en ningún momento.

- ¡Correeeeeeeeeeer! - volvió a gritar pero está vez para dar el aviso de que se movieran. No iban a vencer a la moira. Lo sabía bien. Así que lo mejor era salir de allí lo antes posible. Se incorporó con poco gracia pero esperaba que con la suficiente velocidad para poder coger el cuadro y salir corriendo hacia la salida