Partida Rol por web

Por la orden de Afaë queda claro que la mejor opción es huir, por más que Láquesis esté neutralizado el peligro sigue ahí y es evidente que nadie está tras las cámaras para acercarse a pararlo. La mejor opción es correr a resolver el castillo y salir antes de ser atrapados por el fuego del infierno.

La puerta os lleva a una sala hexagonal bastante inclinada hacia la izquierda, cubierta de mesas largas con bancos llenos de cosas tiradas, como si todos los que había allí se hubieran marchado apresuradamente. Un enorme aula se extiende frente a vuestros ojos, con las mesas dispuestas alrededor de un escritorio, frente a la pared cubierta por la gigantesca pizarra a donde todos deberían prestar atención. Esta se encuentra llena de cálculos, palabras complejas, de algún dibujo... Claramente la clase ha terminado abruptamente.

El techo de un aula universitaria pende de los pocos cables de la luz que todavía se mantienen en su sitio y se tambalea sobre el inclinado suelo cubierto de una arena oscura y trozos de hormigón. Las ventanas que antes estarían a pie de calle o quizás en un primer piso ahora solo dan a una pared de tierra y hormigón con tuberías cruzadas. En la distancia, se escucha el sonido de las alarmas de terremoto.

En la pizarra todavía se puede leer la última ecuación que el profesor había escrito:

a + b + c = 30
2a + b = 26
c - a = Alumno elegido

Tras coger mi cuadro mire aturdido como la situación se desarrollaba, Anon quedo herido pero no parecía muy grave, y todos parecían luchar contra la moira mientras yo miraba estupidamente sin saber que hacer.

Al menos el grito de Afäe fue una orden clara y concisa que me apresure a obedecer saliendo a la carrera hacia la siguiente sala

Una escuela, una escuela torcida, una escuela que caerá en cualquier momento

-otro acertijo- concluyo.

Pero antes de ponerme a pensar como resolverlo vuelvo a la puerta para cerrarla cuando pase el último d enosotros. Tal vez sea ingenuo pensar que eso dejará atrás a Laquesis, pero es mejor que nada

Que la sirena hubiese leído sus pensamientos y se hubiese adelantado le provocó una sensación extraña, no sabía si cálida o incómoda pero desde luego extraña. Había que huir, y no sólo eso...

-También tenemos que resolverlo lo antes posible.

Se acercó a la ecuación, simple en apariencia.

-He escuchado que le gustaba poner números a los jugadores... quizá tengamos un número. Éramos ¿10? Así que el único modo de acotar la fórmula seria...

a + b + c = 30 => c = 30-b-a => c = 30-(26-2a)-a => c = 4 + a
2a + b = 26 => b = 26-2a
c - a = AlumnoElegido=> 4 + a - a = 4 => El alumno elegido sólo puede ser el cuatro => c - a = 4

-Como vemos la primera y la tercera son equivalentes. Por ello tenemos en verdad dos ecuaciones con tres incógnitas, algo que en principio ofrece infinitas posibilidades y nos da el vector...

(a, 26-2a, 4+a)

-Ahora, si queremos limitar a números enteros positivos, a sería un valor del conjunto 1 a 13, dependiendo del valor de a, las variables b y c se asignarían. Por ejemplo... ya que el alumno elegido es el cuatro, una posible solución sería...

(4, 18, 8)

-Si quisiéramos dibujar un vector tridimensional entonces sería... simplificando, los puntos...

(0, 26, 4) , (13, 0, 17)

-Y si los unimos...

Zas, dibujó una recta que podría extenderse perfectamente al infinito. El payaso se giró hacia los demás y había un brillo en sus ojos... uno que distaba bastante de la psicopatía habitual, uno más humano, orgulloso y dedicado. Fueron solamente unos segundos, unas ecuaciones sencillas, explicadas a un puñado de seres que posiblemente lo hubiesen resuelto igual, pero aún así se sentía lleno por lo que acababa de hacer.

Ni siquiera sabía si aquello era el puzle pero su cerebro no paraba de picar hasta que lo hubo resuelto.

Sean o no correctos los cálculos de Anon, no ocurre nada...

Entró a la carrera en la siguiente sala y sus pasos se detuvieron abruptamente. Entendía que algo había sacudido aquel lugar destruyendolo todo y dejandolo a medias pero... ¿Porqué aquella sala tenía tantos lados? Se acercó al escritorio central y lo miró con un gurruño en sus azulados labios. 

Elevó la mirada para fijarla en aquel cuadro negro y los dibujos trazados en ella la dejaron perpleja. Al escuchar a Anon enterró sus dedos en su largo cabello y se rascó con extrema confusión. No había entendido nada 

- ¿Para que sirven esos dibujos? ¿Dice algo? - Buscó la mirada de cada uno de sus compañeros, quizás en rosal era más complejo... pero esperaba que alguien le dijera algo, si no, poco iba a aportar. De pronto se acordó que el payaso estaba herido y se aproximó a él para tomarle el brazo y examinarlo

No pidió permiso, simplemente lo hizo.

Cuando todos pasamos la puerta se cierra sola, como siempre*, no se cuanta ventaja nos dará eso frente a la Moira, si nos da alguna ventaja.

De todos modos ahora debemos resolver un nuevo enigma, uno matemático

-que recuerdos de cuando me enseñaba matemáticas nuestro tutor- de hecho me viene un flash de recuerdo, tardes ociosas de extremo aburrimiento. El recuerdo se desvanece antes de que pueda fijarme en los detalles

-mmm, bien hecho Anon..- miro a un lado, miro a otro. Las alarmas de terremoto suenan y esto se hundirá en cualquier momento, está claro que no hemos acabado

- a ver, la sala es hexagonal, eso es raro. Hay un escritorio, mesas para los alumnos...- ¿y con esto que hacemos?, estos puzles siempre me desconciertan -nosotros ahora somos 5**, tal vez deberiamos trabajar con ese número en vez de con el cuatro. Y si hay que trazar un vector no será pintandolo en la pizarra. ¿Y si x son mesas, y sillas y z el escritorio, osea 1? igual deberiamos amontonarlo todo o llevarlo a la parte alta del aula-

Las alarmas de terremoto siguen sonando mientras el grupo mira estupefacto los cálculos de Anon.

El payaso iba a moverse cuando la sirena se acercó a él y se quedó quieto, mirándola con una mezcla de curiosidad y... precaución. Sabía que era peligrosa, pero por el momento había demostrado estar de su lado así que confió en que aquello siguiese así.

Miró con cierto orgullo al fantasma.

-Un año di clases en la universidad como decano honorífico y he dado varias conferencias a estudiantes.

Señaló con la cabeza hacia las mesas.

-¿Tienen número? Quizá baste con mirarlo y usar el cuatro. ¿Vosotros sabéis si nos asignaron números como dicen que hicieron a los anteriores jugadores?

Pese a todo, no se movió, dejando que ella terminase de mirar lo que quisiera.

-Tenemos que darnos pisa, ese demonio de llamas va a perseguirnos.

Iba a haber hecho los cálculos de Algebra, más no era lo que buscaban.

- Ya sabemos que el cuatro pueda ser la respuesta, ahora, ¿cómo la damos? ¿Se sienta el número 4? ¿Se sientan 4 y el cuarto tiene premio? 

Pero igualmente, hay que señalizarlo. busco algo para escribir: alumno=4 en la pizarra. una tiza, lo que fuese. Y sino, con las uñas.

La sirena retiró la manga con cuidado para exponer la herida y mientras iba viendo el alcance de la quemadura producida por la Moira dejó que todos los sentimientos que tenía encapsulados fluyeran entre las corrientes de su YO. 

Toda la tensión vivida, toda la incertidumbre, el cansancio. Y echaba tanto de menos a la princesa... Era su pequeña aunque ya no fuera tan pequeña. 

Un par de lágrimas brillantes se deslizaron de sus ojos y las recogió con la uña de su dedo índice, para luego dejarlas caer sobre la herida. El agua salada se coló entre los recovecos de la piel del payaso, dejando un hormigueo a su paso hasta alcanzar la capa más profunda de la lesión. Un chispazo de frío y calor y luego... 

Dió un paso atrás y sonrió satisfecha antes de volver hacia el escritorio central y sentarse en él 

- Quizás deba sentarse aquí el número 4. Aunque yo no sé qué número es cada uno - esperó un poco a ver si sucedía algo antes de dejarle el sitio a otro compañero 

Ante la mirada de todos, la quemadura de Anon comienza a curarse desde el punto que ha caído la lágrima de Afaë hasta cubrir por completo la herida y no dejar nada más que piel nueva y perfecta.

Por desgracia, ni escribir el número ni sentarse por turnos en el asiento del profesor funciona.

Las alarmas de terremoto vuelven a sonar instantes antes de que la puerta del aula tiemble por los golpes de algo...o alguien.

El truco curativo de Afaë es de la mas sorprendente y aplaudo al ver desaparecer la quemadura de Anon

-fantástico, bien hecho-

Pero hay un puzzle que resolver y seguimos en blanco, ni escribir ni sentarse donde el profesor

-Bueno, sentemonos cuatro frente al profesor- dije haciendolo yo mismo, aunque mas bien floto sobre el asiento. Además del riesgo de derrumbe por el terremoto algo o alguien se acerca, no hay que ser muy listo para imaginarse quien es. Hay que pensar que hacer con el número 4.

-Esta sala es hexagonal, seis lados. Si el lado de la pizarra es el 1 tal vez haya que buscar algo en la pared cuatro. De la que hay dos opciones, la horaria y la antihoraria-

Anon no se esperaba ver, posiblemente en toda su existencia, a una sirena llorar. Menos aún por él. Aquello no sabía bien cómo tomárselo, pero sus ojos fueron fascinados al proceso milagroso de recuperación. ¿Cómo lo había hecho? Al menos medio millar de preguntas afloraron en su cabeza ¿nanobots? ¿células madre aceleradas? ¿de dónde sacaba la materia restante? ¿Cómo de funcional sería su nuevo brazo? ¿y cómo se sentiría ella? ¿habría perdido algo más allá de lágrimas?

Entonces todos siguieron moviéndose y él también debía hacerlo, aunque antes rebuscó en uno de sus bolsillos para sacar un pañuelo, otrora blanco, teñido con sangre pese a que estaba limpio. Le ofreció el pañuelo, más por inercia que otra cosa, sin mediar palabra. Tanto si lo tomó como si no, él siguió, ignorando a los demás y comprobando si las mesas tenían números.

-También pensé eso, sirena, pero hasta ahora los enigmas se han resuelto con lo que había en la sala y no tenemos el dato de nuestros números. Mucha gente graba su nombre en sus pupitres, así que quizá tengamos un cuatro en uno de ellos.

Efectivamente, tras mirar, Anon encuentra rápidamente que las mesas no tienen ningún número, ya que son para varios alumnos, pero que las sillas sí los tienen, en la parte trasera.

En el instante en que se sienta en la silla, la pizarra gira sobre si misma, abriendo la puerta de la sala a otra habitación.