Partida Rol por web

Oliver corrio hacia las cocinas, con la esperanza de poder hablar con alguno de aquellos simpáticos elfos domésticos para pedirles algo especial para la cena de Gwen y Cassius.

Sin embargo, aquello fue del todo imposible. Nada más llegar, y sin dar lugar a ser siquiera escuchado -quizas por su fama de gloton- los elfos echaron literalmente a Oli de la cocina.

El muchacho se paro en medio del pasillo, con gesto decepcionado y algo contrariado. Sin embargo, seguia lleno de energia y no se dejaria vencer por un contratiempo como aquel.

Se llevó una mano a la sien, pensando.

Veamos.. a ver Oli, la cena... de dónde podemos sacar la cena... Bueno, no pasa nada... A mediodia apañare algo del comedor y listo.... Ahora necesito... ¡Flores! ¡Si, flores! Tengo que ir al lago... ¡Alli habia unas flores preciosas!

Asi que, sin más dilacion, echo a correr por los pasillos del castillo, con idea de ir a buscar al lago las flores y plantas que podria necesitar para decorarles el patio a Gwen y Cassius.

Sara estaba mirando mal a la varita. Era el primer conjuro del año que no le salía, y eso no le gustaba. Agitó con violencia la mano donde sujetaba la varita y salieron chispas rojas.

Venga, vamos a intentarlo otra vez carraspeó y levantó la varita señalándose el rostro. Mejoratem Fortificus pero siguió sin funcionar.

Ooh... ¿Ardeen, me ayudas después de la clase de la tarde? preguntó mientras se acercaba a su amiga y le cogía las manos.

Sam se guardó la varita y recogió su mochila

Voy con vosotros dijo a los compañeros que se iban a la sala común. Salió de la clase tras ellos.

Por supuesto Sara, no te preocupes, esta tarde practicamos este y el de ayer que no me salió a mí.- la dijo convencida.

Era increíble, realmente no se creía que pudiera haber sacado el conjuro y sus compañeras no, ellas eran tan listas y mágicas, y Ardeen era... bueno una bruja también, pensó.

¡Vale! dijo Sara, guardando las cosas y cogiendo a su amiga de la mano. Vamos a comer, que si no llegaremos tarde a la siguiente clase. O con la tripa llena. ¡Imagina que alguien eructa, jajajaja! Y, tirando de ella, salieron de allí.

Ardeen se echó a reír y la siguió

Ithan fue el primero en entrar. Una vez más, ver aquella aula sin mesas ni sillas le pareció extraño, y desvió la vista hasta la profesora. Aun tenía que hablar con ella, aunque lo dejaría para más adelante, pues tenía planes para después de clase. Se acercó al sitio que ocupó el primer día, dejando allí la mochila y tomando asiento, acomodándose mientras estiraba los pliegues de la túnica.

Se fijó, antes de que la profesora comenzara su explicación, en aquellas ramitas repartidas por el suelo. Incluso cogió una, observándola por si podía tener alguna información sobre qué es lo que iban a dar en clase aquel día. Desde la clase anterior no había abierto el libro de transformaciones y estaba algo perdido.

En cuanto la profesora saludo, Ithan hizo lo propio Buenos días, profesora Bastet. Saludó amable y en ese momento, con toda la atención puesta en la profesora. Que comenzara hablando de las recuperaciones no le gusto demasiado, sobre todo si era "sencillo".

En cuanto mencionó el conjuro, el nombre del mismo ya le sonaba, lo había visto usar muchas veces a su hermana Kayla, quien su madre le decía que era tan lista como torpe. Recogió las ramitas del suelo, haciendo acopio de ellas, y repartiendo las que consideraba de más entre sus compañeros.

Estiro las piernas, sentado, formando una "V" con estas y teniendo bastantes ramitas. Una a una, las rompió, haciendo trocitos de ellas, mientras iba pensando en sus cosas. Alzó la vista a tiempo para ver la demostración de la profesora Parece sencillo... Pensó, mientras hacía mano de su varita, sacándola del bolsillo y alzando la mano. La caída de la túnica por la manga dejó a la vista un brazalete de color negro, de cuero, sin ninguna marca o distintivo. Frunció el ceño, concentrándose, quedando así un buen rato.

Hizo el intento de realizar el conjuro varias veces, tanteando el gesto de la varita, y pronunciando mentalmente las palabras hasta que, un buen rato después, se lanzó. ¡Reparo Ramitas! Dijo, alto y claro, y las ramitas no tardaron en reconstruirse. Un gran número de ellas, además. Genial. Pensó, mientras en su rostro se perfiló una sonrisa orgullosa.

Enya entró a clase justo después de Ithan. Aun no había nadie, así que Enya preparó el material que ella creía necesario y se sentó en el suelo.

Unos minutos más tarde llegó la profesora y explicó el hechizo. Sencillo y útil, no debería tener ningún problema. Tras la explicación Ithan repartió algunas ramas entre los presentes. Enya cogió una y la rompió en algunos trozos. Ya con la varita en mano y los trozos de rama preparados, Enya lanzó el hechizo. - ¡Reparo ramitas! - El hechizo funcionó, los trozos de rama volvieron a juntarse para formar la rama original. ¡Bien!

Entonces Enya se giró y vio que a Ithan también le había salido bien. - Que bien, a ti también te ha salido. Espero que los demás no tengan problemas. -

Llego a clase junto a algunos de mis compañeros de casa*, me siento un poco raro en esta clase por ser tan... «poco estricta», hecho de nuevo en falta pupitres, una pizarra y esas cosas que usa la gente normal para estudiar.

— Buenos días, profesora — saludo a nuestra maestra para a continuación girarme hacia el resto de alumnos ya presentes —, buenos días a todos, ¿qué tal?

Una vez hechas las presentaciones me siento en el suelo con la varita en la mano sintiendo como todas las ramas se meten bajo la ropa molestando bastante, me rasco por todas partes y finalmente llega el momento del conjuro, tomo unas cuantas ramas y las rompo antes de ejecutar el movimiento apuntándolas.

— Reparo — conjuro.

Llego a la clase justo después de Edward y me fijo en cómo saluda detenidamente a los presentes. Lo miro con el ceño fruncido y hago mi propia versión del saludo un «buenos días» general y un agitado de mano que vale para todos. Solo me detengo un momento al pasar ante la profesora para bajar un poco la cabeza.

—Profesora Bastet... —digo antes de ir a sentarme y empezar a partir ramitas mientras explica, así cuando ha acabado tengo un montoncito de ramas rotas—. Bien... pues vamos a ello... —cojo mi varita y la apunto hacia las ramitas rotas y haciendo el gesto indicado me concentro para exclamar el conjuro—. ¡Reparo!

Veo cómo unas pocas de las ramitas vuelven a su estado original. Un poco decepcionante, pero supongo que me ha salido bien.

Kelly entro en el aula y se sentó en el lugar en que estaba acostumbrada a hacerlo en clase de Transformaciones. Preparó el material mientras el resto de sus compañeros llegaban.

Escuchó a la profesora atentamente. A Kelly le gustaba mucho la clase de Transformaciones y la profesora le caia además muy bien, pero aquel dia no se encontraba demasiado bien, haberse perdido la fiesta de la noche anterior la habia dejado bastante triste y desanimada.

Intentó realizar su conjuro una y otra vez, pero habia algo que fallaba, la magia estaba vinculada también al estado de animo, y aquel dia Kelly no lo estaba haciendo demasiado bien.

Selena entró en clase intentando no ser vista por la profe, su aspecto de gato la llamó la atención aunque ya le habían avisado que era capaz de ello la profe. Se sentó en una de las últimas filas e intentó mantener la cabeza gacha. Se había perdido su anterior clase y ahora la reconcomía la vergüenza.

Cogió la ramita y la rompió como le habían indicado. Luego las dejó en el suelo y sacó su varita. - ¡Reparo! comenzó a practicar el hechizo como lo había hecho la profesora. Pronto las ramitas comenzaron a juntarse y pronto pudo tener todas en su lugar. Ese hechizo se lo había visto hacer miles de veces a sus padres cuando ella o su hermano destrozaban cosas en casa cuando jugaban a ser muggles o magos oscuros. Su padre siempre tenía que ir detrás de ellos con la varita. Por ahora nadie parecía tener muchos problemas con el hechizo por lo que se alegró.

-Hola, profesora.-Saludo al entrar. 

-Esta es la parte fácil.-Pienso rompiendo las ramitas.

Tras unos minutos leyendo el conjuro y repasándolo de cabeza, agito mi varita y apunto a las ramitas.

-Reparo.-Digo sin vacilar. Acto seguido las ramas se unen.

Saludó a los ya presentes y se colocó junto a Helios.

Era la segunda vez que asistía a una clase de Transformaciones y el ambiente que allí había cada vez le gustaba más. Se sentía muy cómoda.

Atendió a las explicaciones dadas y después se puso a ello. Pisotéo unas ramitas, cogió los restos y apuntó con la varia hacia ellos.

- ¡Reparo!

Christopher llegó a clase detrás de los demás. Se colocó al lado de sus compañeros de Ravenclaw y atendió a la profesora.

Cogió una de las ramitas y la rompió. Antes de decir el conjuro, estuvo practicando los movimientos. Gesticulaba, pero sin llegar a decir en alto las palabras. La primera vez que probó, se juntaron todos los pedazos, pero no se arreglaron.

Tras varios intentos, y cuando creía que ya lo dominaba, dijo en voz alta ¡Reparo Ramitas! y ahora sí, la rama volvió a ser una, y Christopher pudo levantarla.

Byron llegó a clase de los últimos, medio sacando el libro de transformaciones para llevarlo directamente a la mesa y no perder el tiempo sacándolo. Se colocó donde el último día y sonrió a sus compañeros de Ravenclaw.

-Reparo!- dijo cuando le tocó probar el conjuro.

La verdad es que había estado atento en clase y le había parecido entender bien la ejecución del conjuro, así que lo probó sin antes practicar. Su ejecución no fue perfecta, pero las ramas parecían haberse arreglado. Curioso, pensó.

Gabi venía hablando tranquilamente con Ithan cuando se dio cuenta de que ya estaban frente al aula de clases. Se separaron para buscar asiento y Gabi se acomodó en uno de los cojines, preparándose mentalmente para disfrutar de la clase.

-Buenos días.- Respondió enérgica a la profesora cuando ella saludó. Prestándole atención posteriormente, cuando la mujer-gata empezó a dar la explicación del hechizo que practicarían el día de hoy.

Observó las ramitas estratégicamente apiladas frente a ella y sonrió, recogiéndolas para seguir las instrucciones dadas por la profesora y romperlas en trozos pequeños. Acto seguido sacó su varita y recitó las palabras:

-¡Reparo ramitas!- Enseguida vio cómo varias de ellas volvían a unirse para quedar exactamente como estaban antes de que las hubiese roto.

-¡Vaya!- Exclamó. Entonces recordó a aquella chica de la enfermería. -¿Reparo servirá para soldar huesos rotos?- Se preguntó.

Arnold entro en clase saludo a sus compañeros mientras rompia algunas ramitas para despues hacer el hechizo.

Sacando la varita de su tunica dijo:-¡Reparo ramitas!.

La profesora Bastet contempló uno a uno a todos los alumnos que tenía frente a ella. Sus bigotes se movieron en lo que pareció una sonrisa y comenzó a moverse entre todos ellos con gestos silenciosos y felinos. Uno a uno iba contemplando lo que iba haciendo, e iba señalando a aquellos cuyo trabajo estaba bien hecho. 10 puntos, Wood, buen trabajo. 10 más, Ward, muy bien. Y así continuaba avanzando. Luego sus bigotes tornaron con otro semblante, pero volvió a decir. Tú tampoco lo has hecho nada mal, Pollock, Y luego se quedó observando a la joven Kelly.

¡Oh Kelly! El otro día lo hiciste muy bien. ¿Qué te ha pasado hoy? La profesora parecía sorprendida con el resultado de la leona. No te preocupes, el domingo a primera hora lo podrás recuperar. Seguro que te encuentras con más ánimo que hoy, pareces un poco triste, la verdad. ¿Echas de menos a tus padres?  Y dejando aquellas dudas como más bien preguntas retóricas continuó con la clase. Corrigió algunos gestos de algunos compañeros para que los conjuros salieran mejor y siguió. 10 puntos más, hermanos McGonagall. Y luego echó un ojo al resto para concluir con la clase.

Los demás también parece que lo habéis hecho genial. ¡10 puntos más para vosotros! Pero el que desde luego que lo ha hecho francamente bien ha sido Ithan Trace. ¿Qué tal, señorito, si le echas una mano a tu compañera Kelly? Así ella podrá aprender de ti y presentar el conjuro el próximo domingo.

¡Enhorabuena a todos por un excelente trabajo! ¡Nos vemos la semana que viene! Dijo mientras se marchaba de allí haciendo que todo sus papeles salieran volando tras ella.