Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Anastasia Bubois

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06/03/2015, 12:00
Narrador

Tras el atardecer la luz volvía a desaparecer lentamente. Poco a poco lo que quedaba en ti de la esencia de Anya fue disipándose, desapareciendo. Ahora llegaba de nuevo ese momento en que podías mirar a la muerte a los ojos y que ella susurrase para ti los secretos más ocultos, brindándotelos como un regalo. Podías sentir ese poder vibrando dentro, ofreciéndose, listo para ser usado.

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07/03/2015, 19:34
Anastasia Bubois

Notas de juego

Adopto el rol de thomas.

Aprovecho para disculparme por la ausencia y avisar de que por asuntos personales (y no agradables) voy a pecar en el ritmo. Espero poder dejar alguna frase en la general esta noche. Pero, por favor, y si lo ves oportuno transmite mis disculpas a aquellos con quien comparto escena.

Mañana seguro posteo a todos. Seguro.

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08/03/2015, 15:36
Narrador

Mientras aún sostenías los ojos de Seth en la mano los tuyos se desviaron durante un instante, buscando el cuerpo de un caído en concreto. Thomas.

De inmediato los olores a pino y a tinta inundaron tus fosas nasales, trayéndote el recuerdo del Bosque. De Gelion.

Puede que pocos le comprendiesen mientras aún estabais en Fäe, y pocos le comprendían ahora, pero Gelion era alguien que se sabía luchando por una causa más grande que él mismo. El Guardián del Bosque más puro, más directo y tenaz. Él entendía que el Bosque era el principio de Fäe, y que también debía ser su final. Entendía que todo Fäe debería estar cubierto de la vida que los árboles cambiantes implicaban. Y estaba dispuesto a cualquier cosa para ello.

Durante muchos años el trío de Guardianes se mantuvo equilibrado Lísmar, Ohtar y Gelion. Sin embargo el sacrificio del primero a la Bruma acabó provocando la escisión de los otros dos. Gelion se radicalizó en sus métodos. La muerte de Lísmar le había hecho entender que ni siquiera los moradores de la Linde merecían una oportunidad. Eran la misma ponzoña que los de Palacio. Y si tenía que acabar con todos para asegurarse de que Fäe pudiera seguir viviendo, lo haría.

Notas de juego

Thomas es Gelion, Guardián del Bosque. Su rol primario es Hombre Lobo.

Eres un Hombre Lobo. Junto a tus compañeros compartirás una escena en la que postearás como Gelion, y no como Thomas, y allí podréis conspirar y escoger una víctima a la que atacar cada vez que caiga la noche. Además, uno de vosotros podrá quedarse vigilando mientras tanto, pudiendo tirar 1D20 para tratar de averiguar si alguien os observa.

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08/03/2015, 20:39
Lassa

Con la noche por abrigo y capa, me aproveché de sus sombras una vez más, llevé a mi carcasa hasta el punto donde Seth había puesto punto y final a su vida y matanza; e incliné una rodilla para recoger los pedazos de su moneda. Apoyados en mi mano les dediqué una caricia como muestra de un aprecio que no había sido suficiente para mantenerle con vida, una aprecio que había luchado contra un sentimiento más profundo y genuino y había perdido la apuesta. Pero aquello que no le mantuvo con vida, sí podía vengar su muerte, o tal vez, darle una razón de ser.

Guardé uno de las mitades en mi bolsillo y la otra la oculté en mi puño alzándome de nuevo para abandonar ese lugar en busca de la falsa resurectora.

Sus últimas confesiones retumbaron por mi cabeza mientras deambulaba por la ciudad oscura, encajando las piezas que Atanamir me había dado sin siquiera rozar la verdad de su obtención, o la claridad en ellas; las dudas empezaron a asaltarme, y no pude evitar sentirme atada a unos hilos prácticamente invisibles, una marioneta ignorante de su condición al servicio de una rencilla personal; y a pesar de todo nada detuvo mi marcha, ni mi búsqueda. Con gusto ejecutaría el último paso de ese elaborado plan.

Demasiado tenía en su contra, demasiado desprecio por ella había adquirido y encima había pregonado tener asuntos con la familia de Serindë, obviándola a ella.

Negó con la cabeza, no había sitio para los turbios, no había sitio para aquellos acusados por los árboles. Cada cual debía ocupar su lugar y el mío era guardar esa ciudad de los traidores y sus simpatizantes, mi lugar era ser la guardiana del Faë al que debía volver Serindë, al que debían volver mis cachorros.

Y cuando encontré a Lúva mi determinación había aumentado y mis dedos se ajustaron alrededor de la media moneda, convirtiéndola de nuevo en un filo mortal, en la segadora de vidas todavía manchada con la sangre de la última que se había llevado.

Aguanté mi respiración, agradecí la falta de música de latidos en mi interior y clavé la moneda en el cuello de Kammy para imitar el corte que Seth había hecho en su cuello, primero en un lado y después en el otro y cuando la creí muerta, cerré sus ojos, dibujé una línea horizontal sobre ellos con la sangre que había brotado de su cuello; y, finalmente, guardé la media moneda en su mano.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ataco a Kammy

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09/03/2015, 02:17
Narrador

Una vez más la noche os cubría de oscuridad. Y algo dentro de ti te decía que esta vez, como ya había sido en otras ocasiones, sería una aliada, no una enemiga.

Tus pasos no eran guiados de una forma fija, sino que eran ellos los que te llevaban a ti, como tirados por los hilos de un destino que no era sino otra forma de elección.

Llegaste adonde Seth se encontraba, claro. Y casi pudiste sentir el latido de ese extraño abrazo que Atanamir te había dado. Rígido y seco, como él, pero un abrazo cargado de comprensión al fin y al cabo. Él parecía haberte perdonado por haber acabado con su vida, ahora te correspondía a ti vengarla. Como justicia poética, o como si con su muerte hubieras adquirido una deuda que sólo se podía pagar con la sangre de su acusada.

Tomaste su moneda. Si él no podía hacerlo, aquello era lo más cercano. Y no usaste tus portales. Él no lo habría hecho, al fin y al cabo.

Fue sencillo dar con Kammy. Aquel pelo morado llamaba demasiado la atención. No como el de Anastasia, que era discreto y correcto, que estaba donde debía estar y no lanzaba secretos a voz en grito.

Y más fácil todavía fue hundir aquel trozo de moneda en la carne de su cuello.

La muy perra trató de forcejear. Idiota. Sus manos se movieron haciendo aspavientos mientras la moneda avanzaba más y más y todo se llenaba de sangre. Pudiste notar la temperatura del aire elevarse unos grados, como si en sus últimos momentos tratase de quemarte, pero no fue suficiente: su respiración se cortaba mientras atravesabas su garganta, y finalmente terminó por detenerse por completo.

Lo último que pudiste sentir tras su muerte fue un suave olor a menta impregnando el aire, ensuciándolo, manchando así aquel acto de bella y pura justicia con algo que no le correspondía.

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13/03/2015, 01:03
Narrador

Otro atardecer, otra muerte. O, en este caso, más de una. Tres muertos por la mañana, dos durante el día y ahora otros, Aubin entre ellos. Y la mayoría ni siquiera parecían seguros sobre si había asesinos entre ellos. Aunque tú podías confirmarlo. Podías dejar que tus oídos escuchasen, que tus ojos viesen y tu mente sintiese. Podías oírles. Podías entenderles.

Notas de juego

Hora de declarar tu rol, si lo deseas. :)

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14/03/2015, 18:35
Anastasia Bubois

Notas de juego

Hoy vuelvo a hurgar en los recuerdos de Mathias. :)

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15/03/2015, 12:48
Narrador

Una vez más dejaste que tu mente buscase con languidez los recuerdos de aquella Fata. Había llegado un punto en que los conocías ya casi como los tuyos propios. Tu esencia se expandió, buscándola sin que los demás pudieran verlo, tomando la suya de aquel cuerpo inerte y abrazándola.

De nuevo las imágenes volvieron a ti. Agua. Sexo. Niños. Muerte. Rapto. Diversión. Sexo. Muerte. Pasaron fugazmente, como una película a cámara rápida.

Y cuando todo aquello acabó, la sentías una vez más dentro de ti: Falmari. Su sed de diversión y sangre. Sus ganas de matar. Su capacidad.

Notas de juego

Mathias era Falmari (habitante del Bosque), de rol primario Hombre Lobo.

Eres un Hombre Lobo. Junto a tus compañeros compartirás una escena en la que postearás como Falmari, y no como Mathias, y allí podréis conspirar y escoger una víctima a la que atacar cada vez que caiga la noche. Además, uno de vosotros podrá quedarse vigilando mientras tanto, pudiendo tirar 1D20 para tratar de averiguar si alguien os observa.

En tu caso durante el tiempo que conserves su rol no compartirás escena con nadie. Te apañarás tú sola, siendo al mismo tiempo ejecutora y vigilante. ^^

Tu plazo para escoger víctima termina el Domingo a las 23:59.

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15/03/2015, 16:46
Anastasia Bubois

[Color=#E60026]Post caducado. Edito más tarde. Perdona las molestias.[/color]
La noche acabó por alcanzarme, ocultándome en la oscuridad como el resto de la ciudad oscura. Pero esta vez no aseché la carcasa de aquel fata al que la muerte debía liberar, esta vez no me moví por la sed de sangre, de hecho, esta vez deseé que la noche me impidiera encontrar a Lera. Pero no lo hizo.

Me acerqué a ella de frente, sintiendo la determinación del deber, sabiendo por Serindë la conformidad de Randir en aquella muerte.

Me acerqué lo suficiente como para que mis ojos llegaran a mostrarse frente a los suyos, quizás más asustados que los de ella. Pidiéndole permiso, dándole un pésame anticipado, como una parca primeriza. Por primera vez, temblé, pues si bien ella moriría, el sufrimiento me tomaría en su lugar.

Aun con las manos temblorosas, y el corazón encogido, me abracé a ella, rodeando su cuello con mi brazo, encajándome para que no pudiese escurrirse cuando llevase el giro de su cabeza más allá de su limite.

- Vuelve. - le susurré en el preciso instante en que hice uso de toda mi fuerza física y moral para desnucarla, de un modo rápido, entregándole una muerte insípida, más rápida que el dolor que le era propio. Y en cuanto su cabeza cayó sobre mi brazo, desligada de las vertebras del cuello, sin tono ni expresión, fui liberándola poco a poco como si temiera dañarla, como si aquello fuese posible.

Me dejé caer lentamente, a medida que el peso de su cuerpo se desparramaba sobre mí, y le peiné los cabellos con ternura, como había hecho con Eimedia, como en otro punto de mi esencia seguía haciendo con Aidëmie.

Seguí acariciando su pelo hasta que el corazón humano normalizó sus latidos y mi tercio de corazón volvió al silencio. Hasta que la esencia de Falmari me embriagó, enseñándome a encontrar la diversión en la muerte.

Mis labios empezaron a entonar la canción que nos había atraído hasta el árbol de arañas mientras me ponía en pie y trasladaba con mis portales a Lera hasta el árbol en el que habían colgado a Paul.

¿Vas a venir al árbol dóndevi
a un hombre ahorcado
que a tres hizo morir?

Busqué la cuerda que había acabado con la vida de Paul, y até el tobillo izquierdo de Lera en ella, colgándola cabeza a bajo del árbol. Luego doble su pierna libre, y la até en la rodilla de la otra, formando un triangulo entre ambas y sus manos a la espalda; buscando imitar la carta del colgado en la baraja del Tarot de Marsella.

Cosas extrañas pasan al anochecer
en el árbol del ahorcado te veré.

La canción no cesó en ningún momento, abstrayendo mi mente de lo que estaba haciendo, de a quién se lo hacia. Y, sin embargo, esa simple visión, en ella, empezó a turbarme. Pero Lera había pedido un espectáculo, y aquello solo era un homenaje a su nobleza.

¿Vas a venir al árbol dondevi
a un muerto pedir
a su amada huir?

Alargué mis uñas de estalagmitas, y me acerqué a su torso que había quedado al descubierto al arrugarse sus ropas sobre su pecho por la gravedad.

Cosas extrañas pasan al anochecer
en el árbol del ahorcado te veré.

Empecé a dibujar sobre su piel círculos concéntricos, cuatro. Y cuando la sangre empezó a gotear con escasez y sin prisa para coagularse, cuando su piel omitió toda inflamación alrededor de los círculos, cuando el dolor de mis actos no encontraron reflejo en Lera, ahogué la primera arcada y acallé la melodía.

Pasé mi uña por debajo de su piel entre los dos círculos intermedios, levantándola hasta dejar sus músculos visibles. Dejando, así, tres círculos en su estómago, dos aros de piel y uno de carne al rededor de un centro. Ahogué la segunda arcada.

En ese punto céntrico, dibujé un pentagrama invertido y en el pentágono central escribí el número XII.

¿Vas a venir al árbol donde vi
un sueño en el qué
ser libre junto a ti?

Cosas extrañas pasan al anochecer
en el árbol del ahorcado te veré.

Retomé la canción sin darme cuenta, con la satisfacción de Falmari conduciendo mis palabras y estirando mis labios, mientras mi esencia se debatía entre el orgullo y la repulsión.

Mi estomago se encontraba lo suficientemente encogido como para no ser capaz de realizar una sola herida más en esa chica, y, sin embargo, no dejaban de perseguirme las palabras de Serindë "Impactante". Analicé su imagen, una metáfora que como tal resultaba más poética que impactante, pero quizás sería suficiente para que no olvidaran su imagen.

Notas de juego

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15/03/2015, 20:11
Lassa

Inhalé a Falmari encerrando mi esencia en una de mis esquinas, dejando únicamente lo esencial para no perderme. Y en cuanto la noche tomó la ciudad seguí el olor a muerte buscando aquella que había sido marcada. La única que podía escuchar el canto de Falmari y crear un nuevo lago con sus lágrimas, o quizás con su sangre.

Me moví con determinación, con un objetivo perfectamente localizado. Ansiosa por devolverla al infierno del que jamás debía haber salido. Y únicamente realicé una parada, abandonando la media moneda de Seth junto a su cuerpo adormecido.

Sonreí con malicia al encontrar a Kammy y antes siquiera de dar un paso hacia ella cubrí mi cuerpo de afiladas estacas pétreas. Y abrí cuatro portales que encerraron sus manos y pies, cerrándose sobre su piel de muñecas y tobillos sin llegar a cerrarse.

Agité mi mano cruzándole la cara en un manotazo que llevaba demasiado tiempo queriendo propinarle desde mi cuerpo humano, y con él abrí en su piel cuatro cortes diagonales que empezaban en su mejilla izquierda y se perdían en su ceja derecha.

Respiré calmada al liberar esa rabia explosiva y dejé paso a la diversión de Falmari.

Me acerqué a la chica de los aromas tomando su barbilla con la mano de espino, sin preocuparme por si llevaba a clavarme en su piel, ladeé su cabeza y me acerqué a sus cabellos inhalando su olor a tierra mojada y pino. Ensanché mi sonrisa y la esencia de Falmari se liberó en una ligera risa traviesa.

Alcé entonces su barbilla con falso cuidado para observar esa herida en su garganta que no había terminado de cerrase y me abalancé sobre ella, besando mi propia obra con ansia rayana a la obscenidad, busqué la profundidad de ese corte con mi lengua mientras la mano que sujetaba su mentón apartaba más y más su cabeza, presionando su mandíbula para evitar ningún sonido que interrumpiera mi momento.

Y, sin embargo, las heridas que mis estacas le habían punzado, empezaron a dejar brotar una gota sangre que se escurrió por las estalagmitas de mis manos hasta gotear sobre mí. Interrumpiendo mi regodeo. Me separé de ella y recogí los pinchos de esa mano, soltándole la cabeza en el mismo acto y en cuanto volví a verle el rostro mi mano repitió el bofetón, cruzándole ésta vez de derecha a izquierda, sin dejarle ningún arañazo pero rompiéndole el tabique de la nariz.  

Observé como su sangre buscaba escapar de ella, harta de su propia dueña, desparramándose al suelo sin molestarse a llegar a su cuello, precipitándose al vacío desde su barbilla. Y en ese momento el lago donde Falmari había vivido volvió a mi mente y abrí un portal bajo el cuerpo de Kammy que se llevó la tierra, dejando un socavón simbólico en el que ahogar el cadáver de esa cría llorona.

Seguí perforando su piel milímetro a milímetro, y estudié los regueros de su sangre, los dibujos que formaban y la intensidad de los mismos. Y cuando la lentitud en que ese hoyo se iba rellenando me hartó empecé a unir puntos, abriendo cortes lineales en su espalda, imitando las marcas de las flagelaciones que mi carcasa humana conocía, y mientras ella seguía perdiendo sangre y el lago echo charco se rellenaba  volví a inhalar el aroma de sus cabellos y la esencia de Falmari moldeó mi voz incitándome a entonar una melodía.

Over in Killarney 
Many years ago, 
Me Mither sang a song to me 
In tones so sweet and low. 
Just a simple little ditty, 
In her good ould Irish way, 
And l'd give the world if she could sing 
That song to me this day.

"Too-ra-loo-ra-loo-ral, Too-ra-loo-ra-li, 
Too-ra-loo-ra-loo-ral, hush now, don't you cry!
Too-ra-loo-ra-loo-ral, Too-ra-loo-ra-li, 
Too-ra-loo-ra-loo-ral, that's an Irish lullaby."

Oft in dreams I wander 
To that cot again, 
I feel her arms a-huggin' me 
As when she held me then. 
And I hear her voice a -hummin' 
To me as in days of yore, 
When she used to rock me fast asleep 
Outside the cabin door. 

Y en cuanto la nana terminó, hice desaparecer los portales que sujetaban a Kammy, dejando como recuerdo cuatro cortes que se perdieron con el resto de puntos rojos abiertos en su cuerpo. Y hundí su cabeza morada en el charco de sangre, dejando el resto del cuerpo fuera con los falsos latigazos en su espalda como tarjeta de presentación.

- Buenas noches Lúva. Que tengas dulces y eternos sueños. – me despedí al abandonar el lugar.

Notas de juego

Ataco a Kammy. :) 

 

Como es muy posible que no me funcione el rollo del youtube te dejo el link por si quieres oírlo :) 

 

https://www.youtube.com/watch?v=V7JFHZ3SpmA (minuto 00:27)

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16/03/2015, 14:15
Narrador

Puede que para otros el estado de la ciudad fuese un peligro una vez la oscuridad había caído. No para ti. Tu olfato marcaba el camino, y tu habilidad para estar en un lugar diferente en cada momento arreglaba cualquier contratiempo.

No tardaste en dar con Kammy. No se había ocultado, pero aunque lo hubiera hecho tu instinto te habría guiado hacia ella. O quizá fuera el de Falmari, poco importaba eso.

Una vez estuviste frente a ella aquel bofetón resonó en toda la ciudad, provocándote una sonrisa lupina. Aquello daba igual: nadie os encontraría, estabas segura. Pudiste notar cómo ella se despertaba, pero tú eras mejor en demasiados aspectos como para que supusiera un problema: más fuerte, más ágil y con más determinación. Su resistencia no te impidió saborear tu obra, y sus quejidos aumentaron tu ansia cuando le heriste una y otra vez.

Cuando todo hubo terminado y su vida empezó a desparramarse sobre ese lago simbólico, la tentación de cerrar aquellos portales y cercenar sus extremidades, fue grande, pero tu astucia mayor: había ya algunos, como Seth, que habían sufrido algo parecido. Hacerlo apuntaría directamente a ti.

Tu glorioso canto no fue en honor a ella: en ella no había nada que lo mereciera. Fue una oda a la belleza de tu obra, una celebración de lo que estabas logrando en aquel lugar. Un Fäe mejor. Y tras despedirte no tardaste en volver a tu lugar abrigada de nuevo por la noche, curiosa por lo que el amanecer pudiera traer consigo.

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20/03/2015, 00:26
Narrador

Otro atardecer llegó, y una vez más tus manos se mancharon de sangre. La muerte se había convertido en una compañera frecuente en esos días. Quizá fuera el precio que todos teníais que pagar, después de todo. Empezando por Míriel y acabando por aquel hombre que moría ante vosotros.

Ahora llegaba otra vez tu momento. El momento de que esa muerte te hiciera un regalo. Tu regalo.

Notas de juego

Puedes usar tu rol, si quieres. :)

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21/03/2015, 23:11
Anastasia Bubois

Notas de juego

Adopto el rol de Hundo

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22/03/2015, 13:06
Narrador

La ciudad estaba destrozada. Muerta. En algún lugar entre esos escombros se encontraba el cuerpo de Hundo, de quien sabías que era Leithian. Sin embargo encontrarlo sería un trabajo duro incluso utilizando tus portales para ello.

Pero no te hacía falta verle. Bastaba con cerrar los ojos e inspirar con fuerza para sentir su aroma, su cercanía. Bastaba con desearlo con fuerza para que su recuerdo se hiciera presente.

En tu mente, lo viste. Viste a Leithian, impidiendo que te arrojaras a la Bruma. Arropándote, cuidándote. Viste a Leithian, uno de los Fata más reflexivos que había, morir por dentro al ver cómo la gente de Palacio te había destrozado. Y le viste mirarte a los ojos, prometerte que todo iría bien, mientras por dentro juraba venganza.

Él no era impulsivo, ni sanguinario. Sin embargo haría cualquier cosa que creyera que debía hacer. Soportaría el dolor y la carga en su alma por haber arrebatado la vida de algunos Fata si así tú tenías tu justicia. No podía devolverte a tus cachorros, pero sí podía enviar a sus asesinos al lugar que merecían.

Notas de juego

Hundo es Leithian, morador de la Linde. Su rol primario es Hombre Lobo.

Eres un Hombre Lobo. Junto a tus compañeros compartirás una escena en la que postearás como Leithian, y no como Hundo, y allí podréis conspirar y escoger una víctima a la que atacar cada vez que caiga la noche. Además, uno de vosotros podrá quedarse vigilando mientras tanto, pudiendo tirar 1D20 para tratar de averiguar si alguien os observa.

En tu caso durante el tiempo que conserves su rol no compartirás escena con nadie. Te apañarás tú sola, siendo al mismo tiempo ejecutora y vigilante. ^^

Tu plazo para escoger víctima termina el Domingo a las 23:59.

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22/03/2015, 20:25
Anastasia Bubois

Guiada por la venganza que Leithian había engendrado en mí, y por la necesidad de acabar con la amenaza que Vanya suponía para el regreso a Faë, me hice esclava de mis palabras y me encaminé en busca del exdueño de las sombras. Metí la mano en un portal y saqué de él un bidón de gasolina, de otro, obtuve el zippo de que la carcasa de Eirien había mostrado. Sorteé las irregularidades del terreno y cuando el aire empezó a ser más frío supe que estaba cerca.

Me detuve junto a la durmiente Vanya y agradecí que se encontrara encerrada en una nueva carcasa. Dejando a salvo aquella a la que había llegado a apreciar.

Vertí la gasolina sobre su cuerpo, empalándolo de pies a cabeza y procuré ahogar todo posible grito con ese denso liquido.

Otro portal sepultó su cuerpo en maderas, ramas y hachas y sobre las mismas vertí más combustible.

- Las brujas deben arder.- me recordó algún transeúnte en la vida de Anastasia mientras prendía el encendedor y lo echaba a la pira.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ataco a Lyman. (Léase Anya, léase Vanya)

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23/03/2015, 01:27
Narrador

Llevar a Leithian era sencillo, cómodo, como unos zapatos a los que ya te habías acostumbrado. Sus motivos eran los tuyos. Su venganza, también.

Fue sencillo dar con Lyman. Aquel lugar apestaba a él. A sus medias mentiras y su hielo. Una sonrisa lupina se perfiló en tus labios ante la idea que iba apareciendo en tu mente.

No tardaste en poner en marcha tu obra. Decir que era sólo por justicia sería mentir: lo disfrutaste. Más cuando aquel hombre no tardó en demostrar que estaba despierto e intentó luchar contra lo inevitable. Pero el caudal de gasolina era constante, y ni todo el hielo del mundo podían detenerlo cuando tú tenías tus portales.

Un instante después estaba ardiendo. Purificándose, según las monjas. Era evidente que no era así, pues no había llamas en el mundo o en el infierno capaces de purificar aquello. Aquel último pensamiento, esas escuetas cuatro palabras, vino a tu mente de una manera tan natural que ni siquiera podrías asegurar no haberlo dicho en voz alta. ¿Pero acaso importaba? Estaba donde debía estar. Muerta.

Luego vino la escenificación. La inspiración hizo que tus manos actuasen por sí solas, y apenas unos minutos más tarde, con la pronta llegada del amanecer, todos admirarían tu obra.