Día 7: Recuerdos del pasado

La llegada del nuevo día fue progresiva y más luminosa de lo habitual. La luz llegaba por muchas de esas grietas abiertas en el aire y se reflejaba en cada gota del río, brillando espléndida. Por primera vez desde que habíais llegado tuvisteis que cerrar los ojos hasta que estos se acostumbraron a la luminosidad del día. Sin embargo, nada de eso empañaba el olor de la muerte.

Fue más difícil que de costumbre buscar los cadáveres. Avanzar entre trozos de edificio era lento y tedioso, y cada paso que dabais era un riesgo, al menos hasta que vuestros cuerpos empezaron a acostumbrarse.

El primer cuerpo que encontrasteis fue el de Kammy. Se encontraba en un agujero en el suelo perfectamente definido, que probablemente no había sido hecho en la catástrofe de la ciudad. En su espalda había multitud de cortes, como si la hubieran estado fustigando con un látigo, y en su cara cuatro líneas finas de sangre cruzaban desde su mejilla hasta la ceja contraria. Además, había heridas gemelas en muñecas y tobillos. La chica descansaba con la nariz partida sobre un charco de su propia sangre de menos de un dedo de grosor, que cubría todo el agujero en el que se encontraba. Por suerte su pelo cubría su cara y su cuello, donde la marca que su anterior muerte había dejado aún no había desaparecido.

No muy lejos de allí se encontraba el siguiente cadáver. Estaba claro que para quien os daba caza en la oscuridad todo lo sucedido al anochecer no era un motivo para detenerse. Aunque al menos en esta ocasión Ivanna parecía no haber sufrido. Su cuerpo seguía estando tan deslucido como cuando había vuelto a la vida, pero no había nuevas heridas o marcas: había muerto dormida, en paz. Sus ojos aún continuaban cerrados y su postura la hacía parecer totalmente cómoda, como si en cualquier momento estuviera a punto de despertar. Sin embargo de ella emanaba ese aroma a muerte que prácticamente cada mañana os había acompañado, y su pecho se encontraba quieto, sin el menor atisbo de respiración.

Como si dos víctimas no fueran suficientes, no tardasteis en encontrar una tercera: Chris. Que el chico había luchado por su vida era algo evidente: a su alrededor había varias marcas de explosiones con sus dados inertes como centro, y él tenía cortes en la cara y en el cuerpo. Sin embargo, nada de eso parecía haberlo matado. Sus ojos estaban totalmente blancos, carentes de vida, como si hubieran decidido dejar de buscar en este mundo algo que sólo podían encontrar en otro.

Ahora un nuevo día se presentaba ante vosotros. Uno que parecía tan distinto al anterior, con las calles en ese estado y esos cortes al tejido de la realidad presentes en el aire, y al mismo tiempo tan igual, pues con tanta muerte nada parecía haber cambiado.

Desperté, sin querer hacerlo. Observé las gritas que permanecían suspendidas en el aire, intentando entender que iba a pasar con aquello, que iba a pasar en este lugar, pero entonces noté ese olor, y algo dentro de se derrumbó, poco a poco fui avanzando, hasta que la vi, Kammy. Apreté mi puño con rabia, intentando contenerme. Pero al pensar lo que eso significaba casi más bien por rabia, no pude evitar que mis ojos empezasen a humedecerse. Apreté mis dientes, me di la vuelta y continué buscando, sabía que encontraría algo más y así fue, como si dormida se encontrase, Elendire. Me acerqué, aparté unos mechones de su pelo para ver su cara, besé su mejilla con un aspecto triste y me acerqué a su oreja susurrándole.-Esperaré.

Me levanté,secando las lágrimas que no me gustaba derramar, pero no seguí buscando, otros encontraron a Chris, pero yo estaba pensando que debía decir ahora.

Y en un momento en el que todos escuchasen decidí hablar.

-Espero, que esto sirva para que no dudéis de ellas dos, si alguna duda quedaba. Y, tan solo esperad, como yo haré, se lo prometí.

Tras la catátrofe que sucedió momentos antes de que entrase la noche, pasarla junto a Ivanna, Elendire, era sin duda lo mejor para Seth. Su carácter aparentemente se había suavizado, posiblemente debido a la muerte y al encontrar una segunda oportunidad para hacer lo mejor por Fäe. Además, ahora todo el mundo sabía quien era realmente, por lo que los condicionantes son menores.

El amanecer le resulta extraño al no sentir a Ivanna moverse, frotarse contra él, o simplemente sentirla cerca. Claramente no fue el primero en darse cuenta, pues carecía de un sentido y no estaba acostumbrado. Lo quieta que estaba la humana, por otro lado, era una señal clara. Su olor ahora era el de la muerte. No está preparado para asimilarlo aún. No. Rodea su cuerpo inerte con su brazo y, como si no pasase nada, se mantiene en esa posición. Los ojos de Seth, ahora dos pozos negros como los de Atanamir, son el reflejo de como se siente. 

Cuando Allegra abrió los ojos en un primer momento se sintió confusa. Estaba sobre el puente, con la espalda apoyada de forma incómoda en algunos cascotes y todos sus músculos gritaban doloridos. En cuanto el temblor se detuvo había salido de la torre con un objetivo claro y sin mediar palabra con nadie. Tan sólo había dedicado una mirada a Adam con la esperanza de que la acompañase. No habían podido llevarse el cuerpo de Lera cuando todo había comenzado, pero no podía dejarla sepultada entre escombros. Había estado apartando los trozos de piedra que habían caído de los edificios en la más absoluta oscuridad, hasta que por fin había conseguido rozar una mano tan familiar como las suyas propias*. Y después de eso todo había sido más fácil, aunque no había descansado hasta poder abrazar de nuevo a su hermana. 

Ni siquiera recordaba en qué momento se había quedado dormida, tarareando entre dientes una melodía para Lera, pero cuando abrió los ojos la luminosidad que ahora reinaba en la ciudad la obligó a cerrarlos de nuevo. Los apretó, sintiendo dolor en el fondo del cerebro tras tantos días a oscuras y antes de volver a abrirlos se sentó, soltando con cuidado la mano de Lera que había sostenido entre la suya durante la noche. 

Miró a su alrededor, sorprendida por el nuevo aspecto de la ciudad, aún más notorio de día. El aire olía a muerte. Apestaba a muerte. Pero por desgracia eso ya no la sorprendía, era lo habitual en aquella ciudad descolorida. En cambio, las grietas que había por todas partes, incluso rasgando el mismo aire dibujando paisajes imposibles al otro lado, eso sí que llamó poderosamente su atención. Se puso en pie, con la ropa sucia y descalza. A saber dónde estaban sus tacones a esas alturas y lo cierto era que no le importaba ya lo más mínimo. Trató de tocar una de esas grietas flotantes, una tras la que se veían las Ruinas. Después caminó hasta la barandilla y se asomó hacia el río. Y ciertamente como había pensado la primera vez que lo vio, no era el río Hudson ni el Este. Pero tampoco había resultado ser el Támesis. No. Era algo más grande, más importante, más lleno de vida. El Río de Almas. 

Contempló su superficie irisada, dándose cuenta en ese momento de cuánto había echado de menos su visión y su olor. Y preguntándose qué significaba eso, si la dimensión donde se encontraban estaba cada vez más cerca de ser destruida y eso era tan sólo un aviso. Quería imaginar que era una señal de la cercanía a Fäe, pero no lo sentía precisamente como algo bueno y esa sensación inquietaba sus entrañas. 

Tardó varios minutos en tomar ánimo para ir a comprobar quién o quiénes habían abandonado la ciudad esa mañana, dejando el aroma a muerte tras ellos. Sabía que Adam estaba bien. Sabía que Lera no lo estaba. Le costaba preocuparse por la suerte que habían corrido los demás aquella mañana. Sin embargo, acudió a comprobarlo.

Hizo una mueca al ver el cadáver de Kammy, al parecer torturada hasta morir desangrada y dedicó una mirada triste hacia Misty cuando vio el de Ivanna, con Seth abrazado a ella. Pero fue el de Chris el que más lástima le produjo. No había hablado demasiado con el joven de cabellos verdes, pero había algo en él que le agradaba. Quizá su vehemencia, tal vez era porque le resultaba coherente consigo mismo. Se acercó a él, se agachó y cerró esos ojos que se habían vuelto blancos. - Espero que puedas volver. - Le dijo en un susurro antes de ponerse de nuevo en pie. 

Buscó entonces a Lyman con la mirada y ladeando la cabeza lo contempló con curiosidad durante algunos instantes antes de hablar. - Bueno, no creo que haya sido yo la única que lo ha notado. ¿No tienes nada que contarnos? ¿Qué has hecho con Nienor?

El día anterior había sido una locura. Todo parecía hacerse pedazos a nuestro alrededor y solo conseguimos sobrevivir gracias al trabajo codo con codo, haciendo uso de todas nuestras habilidades. Lo que quedó de la ciudad tras lo ocurrido me pareció demasiado inquietante, razón por la que aparté rápido la mirada y me centré en mi reflexión.

La mañana volvió a traer el olor a muerte propio de los primeros días y no tardaron en encontrar a los que habían caído. Me quedé en un segundo plano, observando a aquellos que se acercaban a los cuerpos presos del dolor y la rabia, preguntándome quién estaría tras esos asesinatos.

La pregunta de Allegra me saca de mis reflexiones y me pone en un primer plano. Sabía que esa pregunta no tardaría en llegar después de lo de ayer y ya no tiene sentido seguir ocultándose. Me quito las gafas de sol, manteniendo los ojos cerrados mientras las guardo en la chaqueta. Cuando los abro revelo al resto mis azulados ojos, de un tono similar al hielo, que ven perfectamente.

No hay apenas nada que contar querida, seguramente en estos momentos tu sepas tanto o más que yo. Algo me sacó de mi cautiverio y me llevó hasta Lyman, que se encontraba vacío, sin el fata que lo dominaba, solo una carcasa hueca. Respecto a lo demás, temo que muchos no me tienen estima y no he querido distraeros de vuestro objetivo, cazar a los asesinos. Que, por cierto, han matado a tres esta noche -respondo a la chica de pelo azulado que tantas veces había mostrado su inteligencia -así que no tengo ni idea de donde está Nienor.

Misty despertó de golpe. Abrió los ojos de par en par y miró a su alrededor en busca de algo. Se incorporó y, por primera vez desde que hubiera llegado a aquella misteriosa ciudad, se puso en marcha de inmediato. Los pasos la guiaron hacia uno de los cuerpos, el de la joven pelirroja.

Cuando la vio tendida en el suelo se paró en seco y, tras tomar aire se acercó despacio, intentando retrasar lo inevitable. Al llegar a su altura se agachó y acarició el rostro de la pelirroja. Parecía tan tranquila, parecía dormida, pero Misty sabía que no despertaría de aquel sueño. Al menos no de forma natural. Lo siento... Susurró, con la voz entrecortada. Se quedó largos minutos así, abrazada a aquel cuerpo, meciéndolo la cabeza de Ivanna, como si se tratase de su hija.

El movimiento fue deteniéndose progresivamente hasta que paró por completo. Pese a que la extraña sensación la empujaba a moverse para descubrir lo que la noche había dejado, ella se resistió un poco más. Finalmente, besó la mejilla de la chica y colocó con cuidado el cuerpo de Ivanna en el suelo, peinando su cabello y colocando sus manos sobre su estómago. Al tiempo que hacía eso, unas flores blancas aparecieron rodeando el cuerpo de la joven y varias adornando su pelo. Espero que consigas encontrar el camino de vuelta.

Tras un último vistazo dio media vuelta y se alejó en busca de los demás. No tardó demasiado en encontrarlos, solo tuvo que seguir aquella incómoda sensación. Contempló los demás cuerpos y se agachó para verlos de cerca antes de girarse hacia los demás.

Las quieren muertas pase lo que pase. Dijo finalmente, con tono ausente y la mirada perdida en dirección al cadáver de la pelirroja. No me fiaba de Kammy, pero tal vez el árbol se equivocase. No las han dejado vivir ni un día desde que volvieron. A ninguna de ellas.

Solo aquel cruce de miradas fue necesario para que Adam saliese tras los pasos de Allegra. Sabía de sobra el lugar al que se dirigía. Mientras ella achicaba cascotes de los escombros, Adam se concentró y sus movimientos fueron casi invisibles. No corría porque no lo necesitaba. El tiempo casi se detenía si así lo deseaba, pero esta vez, detuvo el tiempo...y corrió. Los restos iban desapareciendo a una velocidad increible. Se detuvo jadeante, cuando aquella mano sin vida e inerte, se encontro la de Allegra. La visión de los cambios que allí se estaban produciendo tras el despertar, quizás le hubiesen hecho reaccionar de otra manera, de no ser por tener de cuerpo presente el cadaver de Lera. Continuó sin decir palabra alguna.

Acompañó a Allegra a descubrir la segura matanza del día anterior. Vió los cadaveres...y continuó sin decir nada. Escuchó al que tanto había amado su querida Lera...y continuó sin decir nada. Solo silencio salió de su boca.

Anastasia se había refugiado en la torre del reloj, bajo el hueco de las escaleras en la planta principal. Acomodada bajo los recuerdos de la imaginación de su carcasa cuando apenas era una niña. Había cerrado los ojos visualizando imágenes de una vida que cada vez le resultaba más ajena a pesar de ser suya, una etapa más de su vida, de la que no quería deshacerse.

Salió de su escondite siguiendo el olor a muerte y en cuando descubrió el primer cuerpo, el de Kammy, arrugó la nariz asqueada e hizo chascar su lengua. Negó con la cabeza mientras se acercaba a ella y se agachó en cuclillas a su lado- Muchos han muerto contigo. - le reprochó sin tocarla siquiera y se levantó con el mismo desprecio que le había tenido desde que la vio junto a Allegra en ese andén que ahora se mostraba tras una de las brechas.

Avanzó por ese terreno hostil hasta el siguiente cuerpo, descubriendo a Seth y a Misty abrazando a Ivanna. Vio como la chica arcoiris se la llevaba de los brazos de él y la adornaba con flores y no creyó necesario acercarse, no en ese momento.

Chris, por el contrario, aun atendido por Allegra, sí la llamó a acercarse. Pero las palabras de la cantante a Lyman le dibujaron una sonrisa satisfactoria y cuando el exciego mostró sus ojos de hielo, Anastasia no pudo más que aplaudir con la ilusión de una cría presenciando un truco de magia.

- ¡Wo!- se le escapó entre sus labios cerrados en una o. - Qué épica y considerada. - respondió a sus excusas sin poder borrar su sonrisa bobalicona - ¿considerado? ¿Eres Vanya dentro de Anya, dentro de Lyman? ¿o solo Vanya?- la miró con un brillo fascinado en sus ojos ya de natural centelleantes pero con las cejas encaradas en expresión confusa. - Niba se pondrá contenta.- la saludó estirando su sonrisa.

Escucho a Misty y a Anastasia con atención pues deseo aclararle las cosas a ambas.

Kammy me dijo que el árbol mentía y, la verdad, la creo. Uso su habilidad delante de todos para dejaros clara su inocencia, alzando de entre los muertos a la única de la que sabemos que es completamente inocente, Aina. También me dijo que la única que la había escuchado cuando dijo que el árbol mentía fue Lera. Ambas están ahora muertas, asesinadas por las manos de aquellos que se mueven entre las sombras - respondo a Misty contándole todo que me había dicho la mujer de pelo morado.

Anastasia, me caes bien, no lo voy a negar. No se trata de ser considerada sino del hecho de que revelar mi identidad habría conllevado mi muerte y la pérdida de otra oportunidad de cazar a los asesinos -respondo a la otra mujer que comparte el mismo rasgo que la difunta Kammy -Soy la que soy, como ya he dicho no se la razón, siquiera sabía que este cuerpo pertenecía a Nienor. Tampoco sabía que él estuviera entre nosotros. Mi pequeña no puede estar contenta, al igual que yo no lo estoy. Hoy ha amanecido el día con tres muertes, la de Kammy, que estoy segura que era inocente, la de Ivanna, la cual también me parecía pura, y la de Chris, un compañero cuya bondad conozco de sobra. Hoy ninguno podemos estar contentos.

Camino hasta colocarme al lado del cadáver de Chris, observando sus ojos en blanco -Quedamos once y andan sueltos al menos tres asesinos. Al otro lado se habla de que Allegra, Anastasia y yo somos fatas que han traído la guerra a este lugar, Seth os lo podrá confirmar. A no ser que algo haya cambiado tengo clara la inocencia de Allegra, pues lo comprobé antes de morir. Creo que poco más puedo deciros pero me temo que lo que pase hoy será decisivo, pues quedamos demasiados pocos.

Seth atiende en silencio las palabras que salen del cuerpo de Lyman con voluntad de Aina. No se fiaba demasiado de esa Fata, y ese momento no era el mejor. La pérdida de Ivanna le había afectado por quién era. Cuando se refiere a él levanta su mirada ciega y escruta al antiguo ciego. Irónicamente, pues no ve nada. Se levanta con lentitud, como la de quien lleva un peso infinitamente grande sobre sus hombros.

- Es verdad. Se ha hablado de vosotras. - Responde con tono informativo y voz rascada, grave. - Lera, Allegra y Adam también son inocentes. - Sentencia escueto sin mover un solo milímetro su mirada, recordando enormemente al Fata que está tras él. - Para llegar hasta aquí, usurpé el sitio de Lera. Ahora... - Gira su rostro hacia Allegra, con dificultad. - Sé que he roto una familia inocente. - Obvia su inexcusable caza hacia Allegra, reflejada en las votaciones día tras día.

El temor del consejo parecía bien fundamentado, la ciudad y el mundo que la rodeaba estaba colapsando. De alguna manera era como si fuese un anticipo de lo que está por suceder al resto de Fäe si no encontraban a los culpables de aquella desdicha.

Shawn no pudo pegar ojo en toda la noche, estaba tan nervioso y en tal estado de alerta que la sola idea de pestañear le resultaba peligrosa. ¿Y si la ciudad volvía a derruirse rápidamente? Convencido de aquella posibilidad esbozó algunos planes sobre cómo salir victorioso si los escombros volvían a volar.

Con los primeros rayos del alba logró tranquilizarse un poco más, y sin embargo tres nuevas muertes le eran presentadas, como cada día...

Ohtar maldijo entre dientes la muerte de Elendire, por mucho misterio que rodease la circunstancias en las que se conocieron. Todavía sentía curiosidad y poco más que afecto fraternal por la fata. — No creo que Elendire sea malvada ni una traidora, bien tiene sus locura innata pero dudo que ella sea responsable de ninguna otra muerte. Lo mismo puede decirse de Kammy, lamento haber desconfiado de ella...

Allegra enarcó una ceja lentamente al recibir las excusas de Anya a través de Lyman y sonrió de medio lado al escuchar la respuesta de Anastasia. 

- Muy considerada, sí. Todo por no entorpecernos. Tendremos que darle las gracias. - Murmuró tras la chica de cabellos morados. Sin embargo, escuchó en silencio el resto del discurso de la rubia -o exrubia- hasta que terminó.

- Vaya. Casi echaba de menos esos discursos en los que mezclas verdades y mentiras intentando confundirnos a todos. - Respondió entonces a Anya, con una pizca de sarcasmo. - Casi. - Matizó. - La verdad es que teniendo en cuenta tu historial, prefiero que te ahorres el defenderme, no sea que me relacionen contigo.

El dolor por la pérdida de Lera había dejado una mirada más sombría y triste en el rostro de Allegra, cuyos ojos parecían haber perdido el brillo, más deslucidos que nunca. Al escuchar a Seth su ceja se enarcó de nuevo. Parecía a punto de hacer algún comentario mordaz al respecto de sus palabras, pero finalmente se mordió la lengua y tan sólo se encogió de hombros. - Me alegro. Podremos dejar de perder el tiempo enfrentándonos entre nosotros. - Dijo, mirando al británico durante un breve instante. 

Se quedó pensativa varios segundos, pero había algo en las palabras de Anya que había llamado su atención unos segundos antes. Miró al hombre ciego que ya no era ciego, ni realmente hombre, y ladeó levemente la cabeza con curiosidad. - No es que vaya a creerme nada de lo que digas, probablemente sólo lo has dicho para marearnos más. Pero... ¿Tres asesinos? ¿Por qué dices que quedan al menos tres? ¿Cómo puedes saber eso si no formas parte de su equipo? 

Era bastante inquietante como de pronto empezaron a salir grupos de inocentes por todos lados.

-No se que decir tampoco respecto a que quedan tres, y al igual que Allegra, no se como has llegado a dicha conclusión. Pero viendo que estáis  en estás, daré mi granito de arena en este rompecabezas.-Hice una pausa, pensando, levantando los dedos inconscientemente.-Bien, de los que estamos aquí, puedo decir de la inocencia de varios. Esto es gracias a lo que Aina a compartido conmigo en gran parte. Shawn, Aine me habló bien de ti, a pesar de que esperaba un poco más de apoyo por tu parte del que al parecer le prometiste, pero ella confiaba en ti, y por eso yo también, y por la misma razón, creo en la inocencia de Niba. La tercera en la cual debo apostar por su inocencia es Misty, por las palabras que bien he compartido con Ivanna en este día de hoy. Si, tuve que ver con su regreso con nosotros-Apreté los puños con rabia.-Y por eso no puedo quitarme esta frustración tras que sin que llegaran a pasar 24 horas, acabase de esta forma. Roger murió debido a que alguien no quería que demostrara la inocencia de Paul. Pues tanto Aina como yo se lo pedimos, que confiara en nosotras y la unica forma de haceroslo ver a todos, era así, si no ¿Qué otra razón había para acabar con él cuando iba a revelarlo?-Me senté encima de algún montón de escombros que pareciera seguro.- Con esto, me arriesgo a que me juzguéis con alguno de ellos, los cuales algunos no tienen casi respaldo sólido en su inocencia. Y no quiero acusar a nadie, pues realmente no se quienes deben ser, pero quedan 3 o menos sin una defensa.

Me había costado decidir si exponer mis ideas, todos sabíamos que defender a alguien significaba ir con el por todo y eso no me gustaba, pero no tenía nada que temer con los nombres que había dicho, yo sabía que lo eran, y todo gracias a Zaira en gran parte y el recordarla me hizo entristecer.

Me acerco al río de almas y observo en su interior, tratando de buscar las palabras adecuadas para que se me escuche.

Allegra, creo que en todos los días que llevamos aquí no he lanzado ni una sola mentira, tengo hasta la sexta campanada para que me presentes alguna de ellas. De lo único que podéis culparme es de ocultar información, algo de lo que todos sois culpables y que, por desgracia, nos ha llevado a esta situación -respondo a la joven de pelo azul a la que poco tiempo le ha hecho falta para lanzarse a por mí -Seth puede confirmarte también que desde el principio te he defendido donde los difuntos, si fuera una asesina no lo haría. Si alguien puede hablar con los muertos puede verificar mi historia.

La verdad, me cansaba el tener que justificar cada una de mis palabras, cosa que al resto no se les exigía -Respecto a lo de los asesinos, no se, tres muertos, tres cadáveres, dudo mucho que un solo enemigo o dos puedan organizar este desastre. Además de que hasta ahora solo sabemos que Falmari era un traidor y, sinceramente, temo que existen muchos más.

Me siento en el suelo, cerca del río, observando a las diez carcasas que tengo frente a mí -Creo que es hora de poner las cartas sobre la mesa y os pido que me aclaréis algo ¿que es lo que se supone que he hecho para obtener esta persecución constante? Sabía que mi recibimiento sería este, razón por la que me oculté. Pero aún así no lo entiendo. Mismos razonamientos en mis labios son tachados de traición y en boca de otros de ayuda indispensable. Varios de los que acabaron conmigo me confesaron que piensan que se equivocaron con su acción, entre ellos Kammy. Si yo fuera uno de los que han traído la guerra Kammy estaría viva y tu, Allegra, muerta, pues se de tu inocencia.

Escucho con atención a Xia, que parece que por fin ha decidido compartir información -Niba es inocente de todo mal, como dice Xia, lo he comprobado. Y también estoy bastante de acuerdo con el resto de cosas que ha contado.

Me giro un segundo hacia Allegra, la chica del pelo azul -Por cierto, querida ¿de que conocías a Nienor? ¿que puedes decirnos del oráculo del que nos habló Kammy a algunos? ¿es el mismo lugar al que están marchando en parejas los aquí reunidos, como afirmaron en el otro lado? ¿sigue en activo? 

Hasta el momento Adam había estado en silencio mirando y escuchando cada intervención. Finalmente algo que dijo Xia le llamó la atención. Suspiró y por fin se decidió a hablar. -Xia, no es por dudar de ti...- Miró a Paul.- Y Paul, sabes que no tengo mal rollo contigo, ni aunque me eligieses una vez. Y ya lo hemos hablado.- Miró a todos en general. -Pero estando en el punto que estamos, ya no es fácil fiarse de nadie.- De nuevo se fijó en Xia. -Y si quieres otro motivo por el cual Roger pudo ser asesinado, podría ser porque Paul es culpable. Ahí tienes tu otro motivo- Rápidamente se giró hacia el enfermero con las manos levantadas. -Que no digo que lo seas, tronco, de verdad. Y sabes que te lo digo sinceramente.- Y de nuevo a todo el grupo. -Y aquí se dice mucho, y no lo digo solo por ti Anya...- Hizo un pequeño inciso -Por cierto, tu otra carcasa mucho mejor...que lo sepas- y continuó -...que si he confirmado la inocencia de, me consta la inocencia de...- Asintió con velocidad. -Ah, ¿sí?. ¿Me queréis contar cómo pollas lo hacéis?...Es que ya me estáis empezando a tocar los cojones con lo listos que sois...-

Carraspeé desde un lugar en las sombras donde me sumía en mi contemplación y pensamientos durante la mayoría del tiempo.

- Todos vosotros habláis mucho, lo cual está bien, supongo. Yo prefiero escuchar. - Dije mientras me ponía de pié. - Pero ahora voy a hablar.

Volví a aclararme la voz, pues mi garganta humana no estaba acostumbrada al trabajo que se le venía encima.

- Mi nombre es Randir. Y puedo escrutar el alma de los muertos y saber sus secretos. Algunos diréis que eso es lo que hace Paul y sí, eso es lo que dice que hace Paul. Cuando anunció su habilidad, yo mismo me sorprendí que dos de nosotros pudiéramos hacer lo mismo, así que pensé que, o bien era un traidor mentiroso o bien se trataba de una RARA coincidencia. Más tarde entendí que cada uno de los dos bandos disponían de una persona con esa habilidad.

- Juzgad vosotros quién es quién, pero os voy a contar todo lo que he descubierto desde que estoy aquí, en silencio, morando entre vosotros.

Alcé mi voz para que nadie pudiera alegar no escuchar mis palabras.

- Primero miré en el espíritu de Falmari. Me llegaron imágenes de su vida, tanto Fäe como presente. Una sonrisa divertida, casi sádica, mientras atraía a humanos y Fata sólo para acabar con sus vidas por diversión. La presencia continua del agua como compañera, como herramienta y arma ejecutora. El regocijo en el engaño. Una y cien muertes a sus manos. Y algo más, algo mucho más lejano... ¿El secuestro de una niña? Aquello no fue lo único. También comprendí su esencia al observar a Mathias agarrar por detrás a Zaira, asiendo su garganta con fuerza para impedirle gritar. Sí, estaba claro que esa noche había actuado solo. Aunque eso no significaba que no tuviera compañeros, claro. Falmari tenía compañeros para sus fechorías nocturnas. Este grupo de lobos quieren matar cada noche a un Fata, aunque uno de ellos puede quedarse vigilando por si alguien les observa, mientras los demás asesinan impunemente.

- También pude ver que, una vez muerto, Falmari podía vincularse a otro Fata y conversar con él o ella sin importar la distancia entre la vida y la muerte. Pero no pude saber de quién se trata.

- Eso fue la primera noche, no sé si después ha adquirido alguna otra habilidad.

Hice un pausa para tomar un respiro.

- La segunda noche me fijé en Jane. La pequeña Jane. Una Fata del Bosque, una que no conocía. Y sin embargo al observar las imágenes que venían a mí no fue difícil sentir un poco de lástima. Tarma siempre había estado sola. Su primer recuerdo era de ella misma abrigada con la hoja de un gran árbol. Tuvo que crecer enfrentándose a los peligros del Bosque, ayudándose de lo que el propio Bosque le brindaba para ello. Bien era cierto que alguien parecía ayudarla desde las sombras, atrayendo soñadores para ella, pero nunca llegaron a establecer contacto.

- Hubo una vez en que tuvo la oportunidad de cambiar las cosas. En la orilla de un lago Tarma encontró una hermosa Fata recién nacida, cuyo lamento era una mezcla de canto de sirena y llanto. Sin embargo el miedo y la indecisión hicieron que no la dejase quedarse con ella. La llevó al borde de la Linde y allí la dejó, esperando que se hicieran cargo de la pequeña, y continuó viviendo sola.

- Cualquiera se preguntaría cómo había logrado Tarma sobrevivir tanto tiempo casi sin ayuda, creciendo en la más absoluta de las soledades. La respuesta era al mismo tiempo increíble y evidente: nunca había estado sola. Había aprendido a hablar con cada brizna de hierba, con cada árbol, y pedirles ayuda. Ellos la escuchaban y le contaban secretos. Como el de la vida. Como el de la muerte.

- Una vez en la Ciudad, Tarma descubrió que podría revivir a los muertos. Pero los muertos que reviviera quedarían ligados a la voluntad de Tarma así como a su destino, pues si la niña moría, los que ella habría resucitado también lo harían. Sólo podía hacer esto dos veces, luego se desvanecería esta capacidad. Aunque la moneda tenía un reverso y es que si ambos resucitados caían, Jane también.

- Tarma era neutral, si bien su capacidad la hacía bastante incómoda para cualquier bando. Además si Tarma se vinculaba a alguien vivo, de su elección estando ella también viva, esta persona actuaría de gancho y, si ambas morían y su "gancho" era resucitado, Tarma también volvería a la vida en el cuerpo de Jane.

No estaba acostumbrado a hablar tanto. Como Andy, era un chaval más bien callado. Así que hice una nueva pausa, para recobrar fuerzas.

- La tercera noche puse los ojos en Roger. Bajo su piel se encontraba Míriel, y sus recuerdos más lejanos fueron una fuente de dolor. En su pasado no era él, sino otro Fata. Uno que amaba con locura, luchaba con pasión y hablaba con tenacidad. Uno que quizá amaba con demasiada locura, luchaba con demasiada pasión y hablaba con demasiada tenacidad.

- Míredir, pues así se llamaba, era un bravo guerrero que no depositaba su confianza ni en el Rey, ni en la Reina, ni en su propia sombra. Eso era lo que le había hecho sobrevivir, y así debía seguir siendo. Sólo una Fata había logrado abrirse paso hasta lo más profundo de su corazón: Elória, cuyos cabellos dorados eran capaces de envolverlos a ambos en una burbuja que dejaba fuera la desconfianza y la falsedad de Palacio. Ella era amable y gentil, pero también suspicaz y sincera. Y esto haría que a la pareja nunca le faltasen enemigos.

- Algo pasó a Elória. Ella murió, asesinada, delante de sus propios ojos y sin que pudiera hacer nada. La culpa, el rencor y el ansia de justicia a punto estuvieron de nublar su juicio, de hacerle jurar venganza contra todo Fäe. Pero el dolor era más fuerte que todo eso. Era una agonía intensa, que había taladrado el pecho de Míredir y penetrado en su corazón. Y fue lo que le hizo dividirse. De otra forma no sería soportable. Por un lado el dolor, por el otro, el sentimiento de justicia. Míriel encarnaba el sentimiento de justicia. El otro fata resultante, el dolor.

- Luego, vi que terminó en Palacio. Vi cómo había llevado su sed de justicia a todos los campos de su vida. Y, efectivamente, vi cómo había dado muerte a los hijos de Lassa de una forma contundente y efectiva...

- Pero, aunque duela, él tenía razón: lo había hecho porque había visto la maldad en ellos. Porque si algo podía hacer Míriel era escrutar en los corazones de la gente y conocer la verdad que ocultaban. Y ahora se encontraba muerto por esas mismas verdades. Por haber buscado justicia.

- Entonces comprendí que él podía ver en el alma de los vivos, igual que yo podía hacer en el de los muertos. Además de poder ofrecer protección nocturna a alguien, una sola vez.

Tras tragar saliva, continué.

- La siguiente noche me quise fijar en Samuel. Lo primero que recibí fue Bruma. Bruma por todas partes, rodeándole, acosándole, impidiéndole respirar. No había ningún recuerdo antes que la Bruma, y después... La Linde. Él era Loth. Él había llegado de lo Desconocido.

- Como consecuencia había sido retenido en la Linde hasta que se supiera cómo había sucedido. Ningún interrogatorio surtía efecto, pues él ni siquiera recordaba qué había habido antes de la Bruma. Finalmente fue liberado a escondidas.

- Caminó. Lo hizo acompañado de una Fata que ahora reconocía como Lúva, la que ocupa la carcasa de Kammy, aunque sus senderos no tardaron en separarse. Ella había encontrado un hogar. Él, en cambio... Necesitaba saber quién era. Cómo era. A pesar de que comprendía y asimilaba lo que era la gratitud, la envidia, el amor o el miedo, era incapaz de sentir esas cosas. No sentía nada. Por otro lado sus maneras y gestos, incluso su aspecto, parecían adaptarse de manera natural al entorno que le rodease, y eso le hacía ser bien recibido en todas partes... Pero eso no hacía más fructífera su búsqueda. Sin embargo en determinado momento encontró a alguien. Alguien que por quien poseía un sentimiento genuino, no importado, que calentaba su pecho y le hacía descansar de una manera muy distinta a cómo lo hacía antes. Puede que no supiera cómo había sido su pasado, pero tenía claro con quién quería pasar su futuro. En caso que algo le pasase al Fata elegido por Loth, él sería capaz de tomar venganza de alguna manera.

- Pero había algo más, al margen de eso de lo más profundo de su alma parecía surgir un amor profundo e irracional, algo lleno de pureza y capaz incluso de matarle por esa misma unión. Aunque no lo supiera por su alma, estaba claro que el amor de Samuel era profesado hacia Ivanna.

- Loth tenía también la habilidad de manipular las voluntades de los que se pudieran fijar en él para el ajusticiamiento de las seis de la tarde. Aunque me temo que esto no le ha hecho falta al pobre Samuel.

- Otra habilidad de Loth era realmente peligrosa: engañar a los atacantes que vinieran a por él , haciendo que matasen a otro en su lugar. Para su desgracia, la muerte le ha sobrevenido dos veces y ambas ha sido por causa de su amor.

Carraspeé. Me estaba quedando sin fuelle, pero la ocasión lo merecía.

- La siguiente noche me fijé en el alma de Anya. Lo primero que recibí en mi mente fue una imagen de la Fata que habitaba en su interior: Vanya. Su carácter frío siempre le había ganado muchos enemigos, y en su momento había sido acusada de un crimen que no había cometido. Entre herida y atacada, decidió renunciar a sus propios poderes como medida de seguridad para que aquel tipo de acusación no se volviera a repetir.

- Sin embargo mirando dentro de ella, observando su alma, me di cuenta de que eso no había sido más que un paripé, un truco de magia, para engañar a la Reina y conseguir algo que sólo podía lograr en Palacio... Aunque era imposible saber qué.

- Ya liberada, Vanya se recluyó en las Ruinas, abandonando su Bosque natal. Desde allí protegió a los suyos de lo que muchos consideraban la tiranía del Palacio, sin dejar que la Guardia Real dañase a ninguno de sus aliados. Nunca más.

- Vanya era una traidora. Su lealtad estaba con ellos, a pesar de no pertenecer al grupo de los lobos asesinos. Pero, tal como dijo Miriel, era capaz de concentrar su poder sobre alguien por la noche y éste estaría protegido de las votaciones al día siguiente. Si el elegido fuese un traidor, además establecería un vínculo con él o ella mediante el cual poder conspirar. La verdad es que los métodos de protección de que disponía Vanya eran varios. También podía renunciar a protegerse a sí misma con lo anterior y, a cambio, establecer una conexión duradera con uno de los traidores, al que podría proteger en todo momento. Además, parece ser que el Reloj le otorgó la capacidad de erigirse en Juez en las votaciones, de manera que podía llegar a indultar a alguien elegido por las miradas de los demás, condenando a otra persona, la segunda en acumular más miradas.

Tras decir esto miré con dureza al que antes era ciego y ahora pretendía cegarnos a todos con sus artificios. Después me centré nuevamente.

- Finalmente, a noche, miré dentro de Alana.

- Vi que ella era Essä, Fata del Bosque, y siempre se había sabido especial, diferente. Había algo dentro de ella que la hacía sentirse distinta a los demás, aunque era difícil saber qué. Ella podía ver el aire vibrar con los anhelos de los miles de humanos que visitaban Fäe aún sin saberlo, y jugar con ellos era la mayor felicidad que Essä podía poseer. Inocente, vivaz, alegre. Esa era Essä. Ella era la Princesa.

- No creció sola. A pesar de no ser su madre hubo alguien que fue una constante en su vida de Fata, respondiendo a todas sus preguntas con una risa cantarina, y ayudándola cuando era necesario. Una sirena. Falmari.

- Si algo marcó la existencia de Essä eso fue verle a Él. Se encontraba cerca del lago donde Falmari solía habitar, y se encontraba en peligro. Como si de un meteorito de pura velocidad se tratase, Essä trató de llegar allí cuanto antes, reuniendo en esa trayectoria todas sus fuerzas. Sin embargo la sirena llegó antes y salvó a aquel hermoso ser. Oculta entre los árboles, temerosa de lo que él pudiera pensar de ella, escuchó cómo se presentaba. Elendë, dijo llamarse antes de irse. El nombre más bello que Essä había oído jamás.

- Desde ese momento todo cambió. Essä se enteró por Falmari de que aquel chico era un criminal, alguien buscado para ser ejecutado. Aquello hizo que Essä tomase una decisión. Había vivido en el Bosque, y había aprendido de él. Se prepararía para lo que estuviera por venir, escucharía la versión de Elendë, y sólo entonces decidiría si darle muerte a él o a sus perseguidores.

- Y así Ëssa era una especie de justiciero, pero por sus ansias de justicia, no mataba sin más, si no que era capaz de dar la oportunidad de defensa a sus ajusticiados, con un veneno que ella podía controlar a voluntad. También estaba buscando a Ëlende, para establecer un vínculo con él. Luego sé que el reloj le dio un regalo, era capaz de conocer la capacidad de cualquiera, ya sea vivo o muerto y, no sólo eso, también puedía usar esa capacidad una sola vez, como si fuera suya.

Después de soltar toda la retaíla de información, me dejé caer, agotado, en el cascote más cercano, sin dejar de mirar a en derredor, dije algo más.

- He conocido a Elendë en un plano diferente, junto con otros Fata. En ese plano nos cruzamos con un oráculo. Éste nos dijo que Elendë, Serindë (también presente) y yo mismo no éramos traidores, pero que Lúva, que también se encontraba allí, sí lo era. A parte de Lúva, que era Kammy, los demás no sé qué carcasas los sustentan. No hay razón alguna para creer que el oráculo mentía, más bien al contrario.

- Por todo esto, la actitud de Paul cuando miró en Miriel y que el propio Miriel fuese asesinado cuando dijo disponerse a mirar en Paul, me hace pensar que Paul trabaja para los traidores. Pero sois todos vosotros los que debéis sacar vuestras conclusiones.

- Me expongo públicamente, lo sé, pero lo hago por el bien de Fäe, pues es el momento de la verdad. Nustro mundo se resquebraja y este día es crucial. No me consideraría digno de Fäe si no compartiera con vosotros todos mis conocimientos en este momento clave. No le tengo miedo a la muerte, es más, desafío a los traidores que vengan por mí esta noche. Les estaré esperando.

Tras ello, regresé a mi silencio. Dispuesto a prestar mis oídos sordos a los que se ofendieran por los datos mostrados a oídos molestos de los traidores. Especialmente del ex-ciego. Ya había dicho todo lo que podía decir, por lo menos que mi meoria fuese capaz de retener.

Allegra negó levemente con la cabeza a las palabras del ciego que guardaba a la rubia. - Yo no soy Zaira. Si esperas que entre al trapo y me pierda en una discusión eterna y circular contigo... Te equivocas de persona. - Ciertamente haber perdido a Lera la noche anterior hacía que el humor de la que había sido una bajista de éxito no fuese precisamente el mejor. Más bien al contrario, la sonrisa que había portado al entrar en aquella estación de metro se había convertido en una expresión taciturna y triste. - Pero... ¿Tres muertos, tres asesinos? ¿De verdad crees que las cosas son así de simples? - Terminó, enarcando una ceja con una clara incredulidad. 

Parecía a punto de añadir algo más, cuando el carraspeo de Andy la detuvo y sencillamente se apartó y se acuclilló junto al cuerpo de Lera, para acariciar su mano mientras escuchaba al chico que solía permanecer tan callado. Su cabeza asentía en algunos momentos de su discurso y su mirada lo contemplaba sorprendida en otros, pero cuando terminó, se puso en pie con una última caricia a la mano de su hermana y le dedicó una pequeña sonrisa al joven.

- Yo ya sabía que tú podías hacer eso. Por ese motivo dudaba de Paul. Y por eso he estado intentando que lo comprobásemos y le pedí a Roger que lo escrutase. Pero alguien se encargó de que no pudiera contarnos los resultados de ese examen. 

Finalmente sus ojos se alternaron entre Lyman y Paul para terminar deteniéndose de nuevo en Lyman con expresión seria, fijándose en sus nuevos ojos, tan azules como fríos. - No conozco a Nienor personalmente. Pero alguien que conozco tenía trato con él y vio cómo sencillamente se evaporaba de repente. Sin embargo su carcasa seguía moviéndose como si nada hubiera sucedido. Ahora ya sabemos por qué y también que no te escondías para no distraernos, sino para intentar ayudar a los asesinos desde las sombras. 

Se encogió de hombros ante la ironía de sus últimas palabras y apartó su cuerpo y su atención del ciego. Ya tenía claro lo que debía hacer y cualquier cosa que la mujer de hielo pudiera decir con esos labios robados daría igual, no la haría cambiar de opinión. Se sentó junto al cuerpo de Lera y volvió a tomar su mano mientras tarareaba una melodía dulce para su hermana perdida. 

Suspiré cuando Lyman insistía en aquello, pero Allerga se me adelantó, y tan solo me dio tiempo a añadir unas antes del carraspeo de Andy.

-Deja de pensar en que son tres personas, debido a tres muertes. A Ivanna nadie la mató.-Lo dije con un tanto de indiferencia, no quería seguir fingiendo que no lo sabía.-Tan solo hay que ver, como practicamente, parecía seguir durmiendo placidamente, ni Seth se dio cuenta hasta ver que no despertaba...se lo que le pasó y no os preocupéis, la estoy esperando, volverá con nosotros. Además, ¿ahora dices que puede que haya muchos más? ¿No te parece que ya hay mucha sangre por aquí como para ahora acusar a "muchos"sin ton ni son?...

Entonces Andy empezó a hablar, lo escuché atentamente, ciertamente llevaba razón en muchas cosas, en otras...creo que el tiempo las había cambiado, pero solo eran ideas mías.

Levanto las cejas ante las palabras de Andy. En realidad su discurso parecía ser bastante acertado y elocuente, parecía saber mucho de bastantes fallecidos pero había algo que se le había escapado.

Si, como dices Andy, yo tengo esas habilidades ¿como se de la inocencia de Allegra y Aidane? -pregunto al hombre, aunque tengo claro que poco importará lo que haga o diga -y otra cosa, Lúva ha sido asesinada durante la noche por mano de los asesinos, sin duda alguna, por lo que me extraña que ese árbol diga la verdad. Gileon podía ajusticiar durante la noche, como los asesinos, pero él ahora no está entre nosotros, razón por la que creo que Kammy era inocente. Por cierto que este último fue a por Roger la noche que murió.

Allegra, si lo tienes tan claro no voy a decirte nada más, estás en tu derecho de desconfiar de mí como yo lo hago de otros -respondo a la mujer de pelo azul que se había convertido en mi posible verdugo -Xia, no busques dobles sentidos a mis palabras. Digo que debe haber mucho más asesinos que Falmari porque solo hemos dado con él, creo que tampoco es raro pensar en ello. Y me alegro de que Ivanna pueda volver del otro lado, tal vez os traiga información vital con su vuelta.

En mi rincón ladeé la cabeza.

- Lo dicho son datos. Sacad las conclusiones vosotros, que yo sacaré las mías. Aquí somos todos mayorcitos.

Negué ante las sibilinas palabras del nuevo Lyman.

- Tú estás con los traidores. Es un hecho que puedes negar, pero no por ello deja de ser así. Eres hábil y mezclas verdades con mentiras, para esperar que las mentiras cuelen como verdad. Tú tienes tus fuentes y tu objetivo. Eso está claro y a la vista de todos. Nada más tengo que decirte de ahora en adelante. El reloj hablará.