Partida Rol por web

Alejándose a propósito de la batalla entre ambos contendientes, Loth se acercó primero a Tarma y le dedicó un agradecimiento sincero.

- Gracias por lo que has hecho por mí ahí fuera... no tenías por qué defender mi honor, y aún así lo has hecho - dijo, dedicándole una leve reverencia, y luego se dirigió hacia Aina - Me alegro de que regreses, tengo que hablar contigo. Alana, la joven Alana, fui capaz de ver a través de su cáscara de carne porque éramos muy amigos cuando vivíamos en Fäe. Era Essä, la doncella alada del Bosque, y si bien no quisiera que le pasara nada, no me perdonaría si por ocultar información al respecto una asesina se librara. Por favor, caminad con cuidado. Si no es una de las anarquistas, me destrozaría que se uniera aquí conmigo.

De nuevo a aquel sitio. Ciertamente, no podía negar que no me lo esperaba. Tras la refriega que tuvo Ivanna contra mí bien podía haber sido ella la causa de mi caída. También era obvio: era muy suculento poder llegar a revivir a dos personas, y que los traidores que nos acompañaban, o quien fuera, ya me daba igual, tuviera miedo o reparo de que algo así pudiera llegar a suceder. Lo comprendía, aunque me daba rabia.

Vi que también estaba allí Aina, también habían decidido acabar con ella. Obvio también. Era una persona tremendamente poderosa. Estúpida, en mi opinión, pero poderosa. Y el poder en manos de imbéciles podía ser una combinación bastante importante.

—Te revivirán pronto— musité, mirando a la moradora de dos mundos, nuestro particular filtro—. Ya lo verás.

Sonreí ante el afecto, y el abrazo de aquella fata. No me lo esperaba. Últimamente, pensaba que no le caía bien a la gente. Sobre todo, después de ver el espectáculo de Ivanna, y mis críticas constantes a Zaira, quien tenía su propio corrillo de admiradores, por mi ilusa que fuera.

Sin embargo, no fue aquello lo que reclamó mi atención. Me quedé con los ojos como platos al ver cómo Míriel y Gelion se batían. Me aparté un poco, y puse los ojos en blanco. En parte porque no sabía a qué se debía tal dispuesta. Y, por otro lado, porque Zaira no había tenido amabilidad de contárnoslo.

Fue entonces, cuando le iba a preguntar acerca de aquello, cuando, efectivamente, mis pensamientos se volvieron realidad. Ella volvía a la vida. Un regalo de un ser altruista que creía que aquella fata era necesaria y útil.

No obstante, ladeé la cabeza, frunciendo el ceño, algo perdida.

—Oye, Aina— dije, mirándola, ignorando a los fatas que se mataban entre ellos aun estando muertos—. Si estaba perdidamente enamorada de Anastasia, como nos contaste aquí, ¿cómo es que tú has muerto, y ella no?— pregunté—. Porque los dos caen, o, al menos, eso es lo que pasó la otra vez.

Pestañeé cuando vi que Loth se acercaba, y me decía aquellas palabras. Negué con la cabeza, e hice un gesto con la mano para quitarle importancia.

—No, Loth— dije, sonriente—. No pasa nada, en serio. Creo que era lo que debía hacer. Sin embargo, allá arriba Ivanna tiene su corrito de admiradores, y veo que pocos fuimos los que la censuramos con palabras. Se las da de progresista, pero no es más que una sirviente de los instintos primitivos de su cuerpo. Una lástima. 

Aina dirigió su mirada celeste hacia Loth y asintió suavemente con la cabeza. - Ayer, delante de las visitas que tuvimos, preferí no explicar nada en la ciudad. Pensé comentar lo de Alana esta mañana, al despertar - . Sus labios se torcieron en una pequeña mueca. - Acabo de corroborar las palabras de Kammy. Aunque no lo entiendo, acaba de delatarse, trayéndome de vuelta y mostrando su poder ante todos, para que vean que no es culpable. Y aún así insinúan que me ha podido matar ella. Es absurdo. Si creen que es la que nos resucita, irán a por ella. Ahora su vida corre peligro y aún así hay quienes desconfían y lo dicen abiertamente - .

La joven suspiró y volvió su mirada hacia Tarma. Sus pupilas se encogieron y sus ojos se apagaron al escuchar sus palabras. Tuvo que retirar la mirada, bajándola hacia el suelo mientras una mueca triste se formaba en sus labios. Cuando se había dado cuenta de que Annie no se encontraba con ella, una vorágine de emociones la había asaltado. Por un lado se sentía aliviada porque no hubiera sufrido y no tuviera que acompañarla en aquel lugar que se le antojaba triste. Pero por otro, se había sentido sola, muy sola. Había creído que ya no volvería a estarlo. Había sido feliz y había deseado comerse el mundo junto a ella. Pero cuando se dio cuenta de que su amor no era tan fuerte, sintió un vacío muy grande en su interior. - Quizás estaba equivocada y ella no sentía lo mismo - . Musitó y se mordió el labio. No quería hablar de ello, se sentía tan dolida y engañada... 

Falmari disfruto sobre manera la agonía de Aina, era una hija de puta y se merecía sufrir, puede que se pasasen un poco...bueno "nunca llueve a gusto de todos" pero cortarle la cabeza...fue algo excesivo y de mal gusto, estaba a punto de unirse al coro de "mis condolencias" bueno...en cuanto consiguiera borrarse la sonrisa perpetua de su cara, sin embargo...eso pasó sin que ella tuviese que hacer nada..la sonrisa se le borro y en su lugar mostró una expresión de pura envidia

-Oye Aina ¿como te sienta saber que tu mejor amiga es una impostora?-dijo inyectando todo el veneno que pudo a sus palabras.

Las palabras de Falmari hicieron que Aina se volviera a mirarla. Sus pestañas aletearon y sus labios se apretaron en una fina línea. Había visto el regocijo de la sirena cuando ella estaba llorando. Sabía que había disfrutado viéndola sufrir y no deseaba dirigirle la palabra. Pero su pregunta había llamado demasiado su atención. - ¿A qué te refieres? - 

La sirena se sorprendió ante la contestación, aunque su sorpresa fue sustituida rápidamente por una sonrisa

-¿valla...así que no lo sabías?...me encantan las grandes amistades basadas en el engaño y el suberfugio-Falmari se sentó e hizo un gesto con la mano-Dame agua...tengo la garganta seca.

Seguro que lo que busca es meter cizaña. Aina no sabía de quién hablaba Falmari, y aunque sentía curiosidad, estuvo a punto de mandarla a la mierda cuando volvió a tratarla como si ella fuera su sirvienta. Ya se lo había dicho el primer día. Allí tenía la mesa y las bebidas, ¿tanto le costaba moverse hasta la puta mesa? Lo que busca es humillarme. Apretó con fuerza los dientes y dirigió su mirada hacia el costado de la sirena. Junto a ella había aparecido una jarra de cristal tallado, con el símbolo de la familia real, llena de agua. Y una copa finamente trabajada.

- Ahí tienes... Dime, ¿de quién hablas y a qué te refieres? -

Falmari puso los ojos en el liquido transparente y lo convirtió en el licor rosado que a ella le encantaba, luego miró a Aina

-de la princesa...de quien sino-su tono no era burlón, sino el de alguien a quien le preguntan de que color es el sol. Dicho eso se encogió de hombros y le dió un largo trago a la copa, temiendo que le viniera algún arrebato de los suyos.

- La princesa Celebia no es una impostora - . La mirada de Aina centelleó al escuchar las palabras de Falmari. En el fondo había temido que se refiriera a ella, siempre habían estado muy unidas y era sabido por todos que ella era su mejor amiga. Pero llevaba desde que estaba allí diciendo cosas sin sentido, así que prefirió asegurarse antes de saltar.

- Cuidado con lo que dices, no vayas a envenenarte con tus propias palabras - . Lo que quiere es causar confusión. Pero a mi no me va a engañar.

Falmari estallo en carcajadas atragantandose con la bebida y expulsando el liquido que esta contenía como si de un geiser se tratase, tal era su estado que hasta perdió el control de su cuerpo, i ahí estaba, en los suelos manchada con el nectar que ella misma había creado recorciendose de la risa-JAJAJAJ...ahí nena jajajajj.....lo que tu digas puafjajajjj

tras varios minutos en el suelo incapaz de aguantarse la risa al final hizo un esfuerzo aunque con una incontinencia labial...sobre todo cuando miraba la expresión de Aina que era todo un cuadro. al final alzó los brazos en señal de paz

-¡eh! que a mi me da igual vale, lo digo por ti...como siempre has sido tan clasista y tan falsa...para que lo vallas asumiendo...bueno...pasame otr...-la fata se detuvo a media frase-es igual...ya lo hago yo-dijo saltando alegremente a la mesa con intención de esquivar a la fuanesta arpia.

Miro con reproche a Falmaria, una fata cuyo carácter es sin duda mejorable -No hay duda de que Paul también dijo la verdad sobre ti -le recrimino, dejando claro lo que pienso de ella.

El combate entre Miriel y Gelión sigue su curso, aunque el primero ha tenido que recurrir a otra espada para tener alguna oportunidad contra el guardián del bosque.

Aina, Tarma, Loth, me gustaría hablar con vosotros con calma porque me encuentro algo perdida y no se si puedo ayudaros en estas condiciones. Y me alegro de haber acertado con mis pensamientos, aunque el hecho de que Kammy se exponga no se si ha sido lo más acertado -afirmo, llamando a los tres fatas -Me gustaría saber que ha ocurrido con Ivanna y Tarma, con Loth y con los invitados que os han visitado.

Tras la avalancha de preguntas me acerco un poco más a Aina -No me alegré de tu muerte y si de que estés de nuevo viva. Espero que entiendas que, como has experimentado, la muerte no es un buen trago para nadie -no justificaba mi actitud con ella en el otro lado con mis palabras pero sí al menos explicaba, en parte, mis duras reprimendas hacia ella -siempre he pensado que soy bastante inteligente pero temo estar perdida con lo que está ocurriendo. Tal vez sería buena idea que compartiésemos información entre nosotros pues temo que ninguno de los presente va a salir de aquí y necesitamos usar la cabeza más que nunca. De Miriel, Falmari y de mí no se fían, Loth parece haber perdido su oportunidad de revivir y Tarma ya lo hizo y murió. Por cierto ¿sabes quién te revivió? No te pido el nombre, no quiero que nos arriesguemos demasiado.

Me tomo un momento para aclarar las palabras en mi mente -Lo que está claro es que no nos podemos fiar, a priori, de nadie. Creo que siquiera los propios asesinos saben los motivos por los que están matando. Si a mi hasta me cae bien Miriel, en el fondo, salvo por los detalles de matar niños y mentir sobre mí. Aina, tal vez lo tuyo no fuera amor, solo pura servidumbre hacia Anastasia. Tal vez podríamos hacer una lista de nombres y analizarlos, viendo las razones por las que creemos pueden ser o no inocentes. Y otra cosa ¿que os han dicho los invitados?

Loth parecía que se consumía lentamente, afligido por una dolencia que sólo él podía percibir.

- ¿En qué puedo ayudarte? ¿A qué te refieres con "los invitados"?

Falmari miro a vanya inquisitiva

-¿ah si? pues cuentamela porque yo no se cual es...ademas así podre defenderme o vas a ser tan cobarde de tirarme la piedra y luego huir "valientemente".-miro el contenido de la copa y lo apuro de un trago para dejarla en la mesa y acercarse a su acusadora.

Aina miró a Vanya y la escuchó en silencio. Cuando terminó de hablar, un pequeño suspiro salió de sus labios y asintió suavemente con la cabeza. Pero entonces, Loth pareció extrañado con lo de los invitados y la joven fata de palacio lo miró con tristeza. 

- Ayer estuvieron una representante del Consejo, de nombre Meia y Amazarac - . Al nombrar a éste último, apartó su mirada de Loth, dirigiéndola nuevamente hacia Vanya.  - Dijo que todos teníamos la culpa de lo que estaba ocurriendo. Según ella, si la primera noche no hubiera habido ninguna muerte, cuando el reloj dio las seis, estaba convencida de que más de uno habría pensado el nombre de alguien a quién tuviera manía por algún motivo. Que éramos todos los que llevábamos la guerra en nuestro interior - . Arrugó un poco la nariz, mientras hacía memoria de lo que había estado diciendo Meia. - Dijo que no somos buenos para Fäe, que se tiene que erradicar la ponzoña que tenemos dentro antes de permitirnos regresar. También dijo que ellos no eran los que nos habían expulsado de Fäe, ni quienes retenían nuestros recuerdos - . Suspiró y sus labios formaron una mueca. - Sus palabras estaban llenas de cosas banales. Como se le dijo, no sabíamos qué hubiera pasado si no hubiera habido ninguna muerte el primer día. Pero ese reloj nos obliga a elegir, y sólo por supervivencia, muchos no se elegirían a sí mismos - . Se quedó unos segundos en silencio, con la mirada prendida en la lucha que todavía se estaba llevando a cabo. - Al llegar dijo que quería hablar con nuestro líder. Seth se ofreció, diciendo que él se comería toda la mierda. Pero estando como está la situación, no es lógico que haya un líder. ¿A quién lideraría...? - Una sonrisa cínica se dibujó en sus labios. - Yo me presenté y dije que no le seguiría, que él no era mi líder. Y fue entonces cuando Othar me propuso y dijo que él a mi sí que me seguiría - . Al decir aquellas palabras, su mirada celeste se detuvo en la figura de Gelion. - Quizás por eso esta noche han ido a por mi... - Ante aquella idea, un escalofrío recorrió su espalda. - No lo sé, la verdad. Pero Meia pareció sorprendida y dijo que eso era una luz de esperanza. Que fuéramos capaces de olvidar nuestro odio y unirnos - . Aina pestañeó y volvió a mirar a Vanya. - No dijeron mucho más. Todos nos quejamos, y en definitiva es eso, lo que ya sabíamos. Tenemos que conseguir la paz entre nosotros para que nos dejen regresar a Fäe - .

Hice un gesto para quitarle importancia ante lo que le iba a contar a Vanya, pues ya daba igual. Estaba muerta, y nada de lo que dijera lo cambiaría.

-Con Ivanna tuve un encontronazo- dije-. Me pareció horrible lo que comenzó a hacer con… ese- arrugué la nariz con verdadero asco-. Y le dije que era una guarra. Se puso a llorar, como si fuera una victimista, y, ¿sabes? Creo que ha sido ella la que me ha matado- ladeé la cabeza ante esta idea-. No es trigo limpio. Y lo ha demostrado con creces.

La respiración de Gelion se agitaba con cada golpe, con cada movimiento y contraataque en aquella furiosa contienda. Miriel era un oponente fuerte, pero no daba la talla. Las fauces de Gelion prontamente se abrían en un gesto que no podía interpretarse de otra forma que no fuese una sonrisa salvaje. El filo de sus armas estaba sediento e impaciente por reclamar la sangre de su enemigo, y el guardían del Bosque no tardaría en darles lo que deseaban. Aquella figura de puro salvajismo opresor comenzó a reír mientras se movía, embriagado por la adrenalina de la lucha. Cualquiera pudo darse cuenta de que lo anterior no era más que un mero juego para Gelion. El guardián del Bosque había despertado, y estaba excitado.

El espectáculo de la nueva espada de Miriel no hizo otra cosa que encender más al fata del Bosque, y a aquella lluvia de golpes de las espadas resonantes del guerrero del Palacio no lograron detener la oleada de cortes de Gelion. Cada golpe de esas hojas con nombre era repelido por la espada y el hacha negra sin mayor esfuerzo. Y aunque Gelion si se llevo un par de cortes, podía notarse en su expresión que los había recibido a proposito, solo para sentir algo más, un pequeño extra en esa pelea.

Miriel no habría salido bien parado de aquel inicial choque de espadas. No solo sus ataques fueron repelidos en su mayoría, como guerrero debería de tener claro que las heridas que hizo no fueron por fruto de su técnica o poderío. Y aquel gesto por parte del guardián del Bosque podría parecer una burla, no solo un golpe a las carnes del fata del palacio, sino también uno a su orgullo. Los estilos y la filosofía que marcaba el combate del Bosque y el Palacio eran diferentes, y el de este ultimo no se igualaba al primero.

Pero fue suficiente de aquella tormenta de espadas enfrentadas. Miriel retrocedió con la intención de tomar impulso. Se notaba que con aquel golpe lo daba todo, y Gelion no faltaría el respeto a aquella intención. También retrocedió para tomar impulso y así lanzarse al mismo tiempo que su oponente. El choque parecía inevitable, iba a ser un ultimo golpe donde aquel que tuviese la voluntad y la determinación más grande ganaría. O quizá no.

En el ultimo momento Gelion pateó el suelo para impulsarse hacía la derecha con la pierna correspondiente, y luego hizo lo mismo con la izquierda para retomar la linea que había seguido, quedando inmediatamente detrás de Miriel. Aprovecho aquel movimiento, manteniéndose sólo sobre el eje de la pierna derecha, facilitándole al fata del Bosque girarse hacía las espaldas de Miriel, y así enviar dos golpes con sus armas a las piernas del guardia del Palacio. Los golpes causaron cortes profundos que impedirían al soldado mantenerse de píe, cayendo irremediablemente de rodillas.

Y a pasos tranquilos Gelion se posó a espaldas de su oponente caído. Apoyó la hoja de la espada en el cuello de Miriel. Su sonrisa salvaje se relajo, y el cuerpo completo del guardián del Bosque adoptó un aire tranquilo, lejos del salvajismo y brutalidad que irradiaba momentos antes. Ladeó la cabeza, y tranquilamente sentenció.- Tu vida ahora me pertenece.

A cada estocada que daba Gelion más escitado se mostraba, su violencia y salvajismo en la batalla era muy dificil de contener, parecía como si las heridas no consiguieran mermarlo mientras que a Míriel sí. El guardaespaldas sabía que no podía vencer, su fortaleza física no era la misma... o quizás su voluntad. Ambos estaban muertos, sin embargo allí también había dolor... ¿sería porque había otro estado más allá de la muerte, uno más profundo? Fuere como fuere, todas las papeletas apuntaban a que sería Míriel el pimero en comprobarlo.

 Había decidido dar el resto con aquel último ataque, si lo alargaba más el resultado sería mucho más nefasto, la brutalidad de Gelion iba en crescendo y la única forma de derrotarlo consistía en arriesgarse.

 Míriel arriesgó y perdió, el nuevo desgarro en su espalda mermó todas las fuerzas que le quedaban, sumiéndolo en un dolor lacerante recorrió todo su cuerpo de arriba a abajo, las piernas incapaces de seguir sosteníendolo se doblaron haciendo que callese al suelo, sólo sentía dolor, la respiración se le hizo más pesada fruto del esfuerzo y el cansancio. Sintió al fata del bosque detrás suyo, y como le posaba el filo de su arma en el cuello haciendo que echase la cabeza hacia atrás.

- Vas... a tener... que ponerte... a la cola... no eres el primero que reclama... mi vida como suya...- ironizó un Míriel derrotado pero tranquilo, había luchado bien, había sido un gran combate, al menos pudo defender su orgullo como guerrero en aquella ocasión- Vamos... tómala y termina- concluyó, el justo vencedor había sido él. Míriel aceptó la derrota y sus consecuencias, no había ni ira, ni tristeza en aquel fata sino la paz de quien lo ha dado todo y no ha podido hacer más.
 

Falmari observó todo el expectaculo con los ojos abiertos y las manos en la boca, hasta que al final recupero el control de si misma para largarse de la escena-Maricones....

Aina se había quedado en silencio, contemplando el combate que llevaban a cabo los dos guerreros. Sus pupilas se dilataron cuando vio como Gelion iba ganando terreno. Admiró su fuerza, pero intentó que esa admiración no se reflejara en sus gestos, quedándose en silencio y con los labios apretados en una fina línea. 

Cuando Tarma comentó que creía que Ivanna la había matado, se volvió a mirarla y enarcó una ceja. - ¿La estás juzgando por lo que hizo? Eso es algo que sólo les compete a Loth y a ella - . Era muy ruin echar mierda sobre alguien sólo por su forma de actuar. Elendire había mostrado desde un principio ser alguien bastante alocada. Y, aunque a ella le había dado mucho asco lo que había presenciado, no quería juzgar a su amiga por aquello. Miró a Loth y una pequeña mueca se dibujó en sus labios. - No quise decirte nada para que no sufrieras más de lo que ya lo hacías. Pero veo que hay gente a la que eso no le importa - . Suspiró y se giró para servirse una copa de vino afrutado. Se la llevó a los labios y saboreó el dulce néctar.

- No sé qué va a pasar hoy, cuando den las seis. Se han formado varios frentes - . Comentó al bajar la copa y dirigió su mirada hacia Vanya. - Seth no para de acusar a Kammy. Retuerce lo que ha hecho, insinuando que estaba desesperada. Pero ella se ha arriesgado devolviéndome la vida delante de todos... - Suspiró y apartó un mechón rubio de delante de sus ojos, colocándolo tras la oreja. - Kammy ha explicado que está en contacto con Loth - . Al decir aquello, sus ojos celestes se dirigieron hacia el nombrado. - Han estado hablando y eso ha levantado sospechas. Ha comentado lo de Alana y ella sigue insistiendo en su poder de juicio. Pero no me lo creo - . Una pequeña sonrisa, triste, se dibujó en sus labios. - De todas formas, el que menos confianza me da es Seth. Sigue arremetiendo contra Kammy de una forma absurda - . Se encogió suavemente de hombros y llevó de nuevo la copa a sus labios, mientras contemplaba el final del combate y al vencedor.