Partida Rol por web

Una vez el profesor se marchó con los demás en el autobús, bastante vacío ahora mismo, Jiro se giró para miraros en la entrada principal- Ha dejado algunas cajas con utensilios que deberíamos de colocar, ¿o preferís separarnos? Recomendaría ponernos manos a la obra con el baño, que creo es lo que nos apremia ahora mismo.- En poco mas de una hora, seguro que alguien debía de ir ya al baño, y eso si iba a ser un problema- Puedo crear un itinerario para que esté lo mas pronto posible, si todos cooperamos. 

Había cambiado la hora del reloj, poniéndola bien y me dirigí hacia la puerta principal, al oír algo de barullo proveniente de allí.

Me había dedicado un rato a moverme por la cas ahaciendo pequeñas chapuzas o ayudando a mover cosas y me tocó volver a pasar por el cuarto del reloj, y... YA VOLVÍA A ESTAR MAL ¿Qué diablos pasaba allí? Iba a dejarlo así por no asustar al resto de la gente, pero preferiría verlo sin agujas a verlo así. Bueno, supongo que no sería algo que me quitase el sueño... O eso esperaba.

Así que Alexei nos dejaba, y solo había cruzado una frase con él. Después de la desaparición forzosa de Ryota en el hospital, aquello parecía una versión de andar por casa de Diez Negritos. ¿Acabaría desapareciendo alguien más por cualquier chorrada extraña?

A saber, pero Jiro tenía razón. Teníamos prioridades para tratar de sobrevivir sin muchos más sobresaltos y el tener los servicios mínimos de higiene era imperativo. Imaginaba que aquello sería más incómodo para las chicas pero no tenía especiales ganas de jugarme una buena hostia o algún tipo de infección por tener que usar aquel espacio precario.

- Dame un segundo para ponerme una muda que pueda manchar y nos ponemos manos a la obra.- Le comenté a nuestro compañero nipón. - ¿Te unes a la fiesta, chica cuervo?- Le pregunté a Lyssa antes de lanzarme escaleras arriba una vez más. 

La marcha de Alexei había hecho que torciese el gesto. No esperaba que el ruso se tomase aquello tan ridículamente a pecho, pero en realidad ya sabía que era competitivo. Cuando se conocieron casi se había matado por demostrarle a ella que podía seguirle el ritmo. Tampoco es que hubiesen vuelto a tener mucho contacto desde entonces.

-Este gran hermano a empezado a buen ritmo – comentó entonces despreocupada – Con esto seguro que me gano un par de días antes de que me echéis a mí.

Limpiar el baño no era lo que tenía planeado hacer en ese par de horas. Tenía unas cuantas cosas en mente para hacer durante la ausencia del resto.

-Mirad, me encantaría ayudaros con el baño...  - no, no le encantaría - pero... podría ensuciarme las uñas o... o estropearme el maquillaje... No queréis hacer pasar por eso a una señorita ¿verdad? – fingió preocupación - En realidad tengo algunas cosas que hacer en... en aquel lugar - señaló hacia el fondo del pasillo - Si me disculpáis creo que voy... voy a ir a hacer... las cosas. 

Poco a poco fue moviéndose fuera de allí, en la dirección que había señalado. 

- Otra victoria para Bizarro.- Mascullé recordando un cómic de infancia en que Superman se enfrentaba contra su contrapartida gafe, siempre que perdía decía que era una victoria, por algún extraño motivo había adoptado aquella muletilla a modo de puntualización personal cuando proponía algo y mi interlocutor o interlocutora me daba por culo. Tanto para la chica cuervo, que fuese a su nido a seguir juntando ramitas en su nido de miseria. No se nota que estoy decepcionado, ¿Verdad? - Bueno, pues vamos a ponernos las pilas, chicos ¿O tú también tienes... Cosas... Que hacer... En alguna parte?- Bromeé con Kueng, antes de cruzar los dedos esperando que con mi broma no tuviese razón.

Había sido un día definitivamente extraño. Primero había estado el accidente de Kueng, y después la marcha súbita de Alexei por algo que fácilmente podría haber tenido solución si hubiera dejado el orgullo de lado. Aunque, visto de otro modo, si el primer día había sido así quizá una retirada atiempo había ahorrado muchos quebraderos de cabeza a largo plazo. En cualquier caso, por muchos contratiempos que hubiera, el deber nos seguía llamando.

Me mostré de acuerdo con la sugerencia de Jiro, aunque no estuviera exactamente deseando ponerme con ello. Cuando decíamos que el baño parecía salido de una película de terror verdaderamente no estabamos exagerando, y si sólo pasar por él ya había resultado un tanto insoportable, limpiarlo iba a ser un infierno. Precisamente por eso en parte entendí que Lyssa tomara la primera oportunidad para escaquearse... aunque entenderla no dejó el que hiciera una mueca que también reflejaba decepción.

—No te preocupes: Lo único que tengo que hacer es limpiar, y por desgracia, ya sabes dónde. —Sonreí con pesar, frotándome un poco la nuca y llenándome los púlmones de aire, como si quisiera disfrutar de estos últimos momentos de 'frescura' antes de adentrarnos en el baño.— Vamos a ello. Cuanto antes empecemos, antes acabaremos. O antes acabará con nosotros ese sitio.

Y dicho eso, les lancé una mirada tan dispuesta como podía estarlo.

Entran en el retrete del infierno un chino español, un japonés y un islandés... Parecía el principio de algún tipo de chiste en el que los dos primeros implicados la van a cagar de manera graciosa para que el tercer mentado la cague aún más estrepitosamente pero añadiendo alguna expresión graciosa para ponerse por encima de los otros dos. Para bien o para mal el humor no era mi fuerte, así que preferí ir a la cocina y el almacén para ver si al menos podíamos contar con mascarillas para aquella labor, tendríamos que sacrificar nuestras peores camisetas para improvisar algo o teníamos mandar un mensaje a los incursores (Había apagado mi teléfono, dejándolo cargando, para que recuperase su batería cuanto antes) en el pueblo para conseguir lo básico para no pillar una vomitona o algo aún peor metiendo mano en el asunto.

- Vamos a ver si tenemos lo mínimo para convertirnos en los kamen riders que aterroricen a la mierda de ese agujero infernal.- Sonreí resignado.

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El olor, era lo peor, era mas húmedo, y un poco vomitivo en los inicios. Las paredes ya no tenían decoraciones, la madera estaba a la vista, y aunque tratada, algunas partes si estaban visiblemente mas deterioradas. La sala de entrada, tenía frente a vosotros tres puertas correderas y a ambos lados, un lavamanos y un armario bajo de madera simple sin puertas y vacío. Las puertas que daban al jardín seguían abiertas, y aunque había ayudado, seguía siendo un poco complicado aguantar demasiado allí. 

El suelo era de piedra irregular y había dos arcos que separaban las zonas de baño. En la parte derecha, dos habitáculos, cada uno con un inodoro a ras de suelo, entre un montón de hojas, alguna rata muerta, cajas y telarañas por doquier, creíais que había una ventana pequeña en cada uno de los habitáculos pero estaban tapadas por la cantidad de cosas que allí había. Casi parecía haber sido usado como desván. En la parte izquierda, había dos bañeras grandes, separadas entre ellas por una especie de tabla o valla que no llegaba al techo. Ambos tenían una pequeña ventana y un espejo cerca del agua. Eran relativamente profundas, quizás un metro, y aun quedaban posos en el fondo. De ahí el olor. 

Por suerte, había lo básico para al menos ir retirando la basura, incluso fregar, pero el problema iba a ser sacar el agua de las bañeras. No habíais visto nada para poder arreglar aquello. Jiro miró los mochos y los dos cubos que llevaban dentro algunos trapos nuevos, un estropajo*, un par de botellas de producto limpiador y ambientador, os miró, suspiró casi imperceptiblemente y oteó de nuevo el baño- Será lento, y doloroso, pero una vez esté limpio, merecerá la pena meterse en las bañeras. Tiene que haber alguna forma de vaciarlas, quizás con una manguera, o es que el desague está atascado, no puedo verlo entre el agua oscura. 

Tras haber tenido mucha menos oposición por parte de sus compañeros de la que esperaba, Lyssa símplemente se encogió de hombros y se fue de allí con cosas más interesantes que hacer en la cabeza. Después del hallazgo del lingote, la conversación que había tenido en la habitación con Seung y todo lo que había visto... no entendía como nadie más se moría por explorar de verdad aquel lugar. 

Sacó del bolsillo su movil y empezó a revisar las fotos del lingote. Si aquellos kanjis eran de verdad las iniciales de la familia, estaba segura de que podría encontrarlos en algún otro objeto en la casa. En algún cuadro, o bordado que hubiera sobrevivido, o grabadas en algún mueble.

Trató de recordar donde estaba cada cosa, ella no había sacado una foto al mapa y esa casa era un poco laberíntica... y entonces se acordó de que había un sotano*. Seguramente allí habría trastos y muebles viejos... Sin darle muchas más vueltas, volvió al exterior de la casa. Creía recordar que por allí estaba la entrada al sotano.

- Creo qu lo mejor va a ser sacrificar la limpieza de los cubos, serán más fáciles de limpiar.- Comenté mientras vaciaba uno de los dos utensilios. Por no despistarme, antes de ponerme manos a la obra subí a mi cuarto, encendí el teléfono y mandé un mensaje pidiendo mascarillas, por si las moscas, puede que no hubiese problema ahora mismo peor convenía estar preparados para futuros pelotones de limpieza.

Tras ello volví a los baños.

- Si véis que tal tal vez alguno, o los dos, pueda ir limpiando el suelo, comenzando por nuestras amigas momificadas, mientras nos turnamos cargando los cubos cargados de agua para vaciarlos. Va a ser más tedioso por la cantidad de veces en que tengamos que hacerlo que por el peso de los mismos. A no ser que se os ocurra alguna otra idea.- Comenté situándome junto a la bañera más cercana con intención de comenzar tan delicada misión, pero sin  hundir el cubo, en caso de que Kueng o Inoue tuviesen alguna otra sugerencia.

La memoria del baño no hacía justicia a la realidad, y eso que la memoria era bien reciente. Casi hasta me arrepentí de no haber buscado una excusa como había hecho Lyssa después de ser golpeado por el olor nauseabundo, pero me aferré a mi sentido del deber y a la triste certeza de que al fin y al cabo alguien tenía que hacerlo y nos había tocado a nosotros. Las ratas muertas y el recordatorio de la cantidad de amigas de ocho patas que tenía que haber en la sala hacía más díficil mantenerse firme, eso sí.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo y pude comprobar, además del mensaje que había enviado Baddi, las respuestas de Freedom y mi hermana. Al menos sabíamos que llegarían refuerzos. Guerras más desesperadas se han luchado.

—¿Compañeros nuevos...? —Musité alzando un poquitín una ceja, mirando la pantalla a las puertas del baño. Aún así, no pude darle muchas vueltas, porque Baddi expuso su plan y, con un suspiro, cabeceé, guardando el móvil, haciéndo de tripas corazón y poniéndome manos a la obra.— Está bien, me pongo con ello. ¿Hay alguna bolsa por ahí? Y no le diría que no también a un guante, pero me las apañaré de otra forma si no.

Esperé una respuesta mientras buscaba con la mirada. A malas, tendría que buscar en otra parte de la casa, pero mi objetivo era empezar a quitar de en medio a los soldados caídos del campo de batalla. Sin duda alguna vendría bien para la moral.

Sacó dos guantes de plástico que llevaba en el bolsillo, como buen previsor y le tendió uno a Kueng- Ambos meteremos las manos en busqueda de lo que sea que quede- le dijo con tono solemne y mirada fija. Asintió y espero respuesta, para luego apartarse y otear la zona. 

Parece que los sumideros están- pensó un momento- llenos- No era la primera vez que usaba palabras mas simples y sencillas para que pudiéseis entenderlo mejor.- Me ocuparé de los muertos, si puedes, ocúpate del sumidero y Einarsson de ir sacando agua. Si logramos que corra la misma, será mucho mas sencillo. 

Embozándome con la camiseta más  a modo de alivio cómico que otra cosa, introduje el cubo en aquella oscura decrepitud líquida sosteniéndolo por su parte superior, tratando de no tocar el agua.  Tras llenar el primero trataría de encontrar algún desagüe o esquina del patio donde vaciar aquel marasmo no supusiese un gran drama.

Con la mano envuelta en el plástico del guante que me había ofrecido mi compañero y asentí una única vez con la cabeza, decidiendo que recurrir a la comunicación no-verbal era el mejor modo de sobrevivir en ese ambiente tóxico. Acepté mi tarea con el sumidero, aunque definitivamente indagar ahí era lo último que quería y, de hecho, iba un poco a ciegas, porque mis experiencias limpiando nunca jamas habían llegado a estos extremos.

Tenía tanto cuidado que seguramente parecía que temía que el sumidero fuera a comerme la mano en el momento en que me coloqué para intentar trastear con él.

Veinte minutos después, teníais entre manos un montón de hilos de colores ennegrecidos por la putrefacción que había salido del desague. Por lo menos mas de cien metros, hilados, enmarañados, y repletos de restos de pequeñas ratas muertas y gusanos. 

No era para nada agradable. 

Aun así, el agua no terminaba de tirar bien. Se hizo la prueba con agua caliente primero de la cocina, para no llenar aquello de nuevo.

Creo que tendremos que abrir del todo...- Musitó en un suspiro. Hacía calor, bastante, y todos y cada uno de vosotros teníais la ropa algo húmeda del sudor. Como no arreglaseis aquello...ibais a tener un problema al final.- ¿Alguno tiene una palanca o unas tenazas?

Ah, ese pequeña casa, totalmente cerrada. Si, estaba apuntalada con paneles de madera por todos lados. Le habías dado una vuelta por si acaso, pero nada. 

Era casi como la vuestra, la que habías elegido para dormir con tu compañera. 

¿Merecía la pena intentar entrar realmente?