Partida Rol por web

Ronald sabía que sus patas cortas eran una desventaja en una carrera, y por eso cuando corría lo hacía con todo el cuerpo, como un mono, y rara vez lo hacía por el suelo. Corrió hacia la borda, al lado de Filippo, y se lanzó desde la misma hacia una de las sogas que unían al barco al muelle. Sus manos le sirvieron de apoyo y se deslizó por la soga hasta el muelle, saltando sobre unas cajas desde las que pudo ver el pañuelo rojo correr unos metros delante suyo. 

No lo dudó, no pidió permiso, y se lanzó en persecución del bandido utilizando cajas, barriles, hombros y cabezas como apoyo en su carrera, y cuando tuvo la pañoleta roja al alcance se lanzó sobre ella, atrapando al rufina y haciéndolo caer bajo su peso. Con una velocidad pasmosa apoyó una mano sobre su pecho y la otra sacó una de sus pistolas para apuntarle al rostro. - Quieto si no quieres... - Entonces notó las incongruencias, no había herida en ninguno de los brazos, no había estoque en la cintura, y la teta sobre la que tenía apoyada la mano era suave, grande y bailarina, así como la que estaba a su lado. 

Apartó la pistola con cuidado y volvió a guardarla - Uups... - dijo a los ojos verdes furibundos que lo miraban desde un rostro juvenil cubierto de pecas. La pañoleta roja recogía una cabellera anaranjada como fuego, y el escote del vestido a duras penas si sostenía los magníficos pechos - Hola Alina, ¿Me creerías si te dijera que te extrañé tanto que...? - disculpa o no la mano seguía en el pecho de la joven prostituta, que seguramente había ido al puerto a buscar algún cliente. 

Apenas un instante después de que el medio hombre saltara como un ágil fardo por la borda, Nina emerge como la espuma del mar contra el acantilado, armada con un gran y basto cuchillo similar a un machete y una pistola en la cintura. Se mueve rápida como un lince, esquivando a todos los que están parados y atraviesa la cubierta para llegar al muelle utilizando la pasarela de madera. 

En pocos momentos se pierde entre las mismas volutas de humo entre las cuales ya se halla el enano, por suerte ya casi no se oían disparos, la imposibilidad de apuntar o la ausencia de balas habían acabado con el conato de absurda refriega que nadie sabía muy bien cómo había empezado. Por desgracia, al igual que Ron es incapaz de localizar al atacante pero eso no la desanima:

-Ron, Maritza, vamos a callejear un poco, ese malnacido no debe andar muy lejos y está visto que los altos hombres de abordo tienen cosas más interesantes que hacer...puercos malnacidos...-escupe la caribeña malhumorada y se interna en las calles del puerto, esperando a que los otros dos la sigan

Ron se apresuró a poner una moneda de oro entre los pechos de Alina, y plantó un sonoro beso en sus labios antes de levantarse de encima de ella, esperando que eso le apaciguara el ánimo y le ahorrase una bofetada - Toma preciosa, para que me extrañes cuando esté embarcado - no quedaba claro si se refería a la moneda o al brutal y sensual morreo que le dedicó, pero antes de que la chica termiara de reaccionar el enano se había escabullido entre la gente y hacia Nina.

- Por eso es que tu prefieres a los bajos hombres del muelle - le dijo siguiendo sus pasos - porque estamos obligados a ver lo hermoso que te vas a la altura justa. - un pellizco en las nalgas le dijo exáctamente a donde estaban sus ojos, aunque unos momentos más tarde había trepado como un mono a unas cajas y oteaba la multitud desde su percha.

Salgo a cubierta con cierta precaución, sin saber qué pasa no voy a sacar la cabeza a las bravas hasta no tener claro a qué es debido el tiroteo. 

Jenny sale a la cubierta para ver que en ella sólo quedaban Ruby, Gorka, Filippo y un tipo al que la artillera no había visto antes ni en el barco ni en la taberna. El ambiente estaba bastante caldeado, todos mirando por la borda y un olor penetrante a pólvora flotaba en el aire al tiempo que el humo que se había formado en el muelle se iba a despejando. Los pocos trabajadores que se habían quedado por las zonas de carga aún estaban parapetados tras bultos de cajas y barriles, algunos con sus pistolas en la mano, a la espera de un siguiente disparo que nunca llega. Al fondo del muelle, entre dos calles veíais como Nina, Maritzia y Ron se alejaban en una suave carrera mirando a todos lados como si buscaran a alguien.

Pero en la cubierta el ambiente aún echaba chispas pues el timonel vuelve su atención a Velasco y resopla:

-Maldito tarado...¿es que no sabes mirar tu propio culo? Te han seguido y nos has metido un lío a todos, imbécil...- el malhumorado italiano patea el suelo fuertemente en la zona de la reja que se abría para meter la carga- ¡Diego! ¿Has reclutado tu a un papanatas español con cara de perro perdido? - pregunta con su vozarrón.

La voz del bodeguero llega desde el piso inferior, con menos potencia que la de Filippo pero igualmente audible...parecía que sería la forma habitual de comunicarse abordo, al menos cuando había problemas.

-¡Si! Joder ¿tanto escándalo por eso? Vete a la mierda Filippo, ¡estaba haciendo algo importante! ¡Que te den! ¡Vaffanculo!

-¿ah si? ¿porqué no subes aqui y me lo dices a la cara? Capullo...para una vez que la metes en caliente y resulta que es "algo importante..." bah...no te ofendas chica.-le dice a Jenny con una risotada- Por donde iba...ah si...vale tu...¿Velasco, dices? Venga, tienes que ir a ver a la capitana...es por esa puerta.- señala la entrada al camarote principal bajo el castillo de popa- Te estoy vigilando...

-Jajajajajaja.. Y tan importante - Levanto la mano aceptando las "disculpas" -No pasa nada, no hay porque-

Se gira con calma al escuchar las palabras, atenta a cuanto pudiera suceder, aunque el movimiento le causó un tirón en el brazo, esbozando una ligera mueca de dolor y un ligero gruñido. 

En estos momentos se sentía un poco inútil al no poder hacer nada para perseguir a quien habían ordenado, pues sabía que de hacerlo podría dañarse aún más.

Se dedicó a continuar oteando por si distinguía algo cerca de ellos o cualquier cosa que estuviera fuera de lugar. 

Aunque la conversación había continuado y como había imaginado, aquellos estarían follando como animales cuanto ella bajó, afortunadamente no vio nada... Así que, simplemente desvió de nuevo su mirada, aunque esta vez miraba al mar, disfrutando de su aroma y con la mirada algo triste y perdida. 

-Vaya, parece que los últimos serán los primeros, ¿qué paso Smith? Más que Demon deberian llamarte Tortuga... eres lento y te escondes en el caparazón hasta que pasa la tormenta, vamos mueve el culo que ya casi no huele a pólvora...- dice el timonel socarrón e hiriente cuando Mihail emerge de las escaleras y aparece por la cubierta.- Parece que ya todos estamos aquí, las cosas podrían ponerse feas así que vamos a ponernos a trabajar por si tenemos que poner pies en polvorosa antes de que caiga la noche... 

Finalmente salió del camarote de la capitana, con un rostro petreo que no dejaba ver en que estaba pensando su persona, no sabía bien quienes estaban, o los había visto de lejos cómo para interactuar con ellos.

No se centró por mucho en los presentes, ya que la atención pasó a las ataduras y el estado de las cuerdas, posición del juanete, y demás pequeñeces que serían un trabajo aborrecible para muchos, pero el se sentía cómo un pez en sus aguas.

Niego a las palabras del gigante. -Asi solo se  llama la isla realmente-sonrio.

Venga vamos a prepararnos para zarpar rapido si tenemos problemas.-comento y comienzo a moverme para ayudar donde sea necesario

Cuando vio movimiento dejó de mirar al mar y comenzó a ayudar también en los trabajos de cubierta, después de todo tenía conocimientos de navegación y sabía cómo moverse por el barco. 

-Eres un listillo, eh...suerte que me caen bien los listillos sois muy divertidos con todas vuestras largas palabras y vuestros aires de tierra firme...luego sois los primeros en caer por la borda...- y entonces el italiano da una palmada en el hombro a Mihail con bastante fuerza, la suficiente para obligarle a dar un paso al frente para no caer.

-Bien si, vamos a ver...los que no tengan ninguna tarea asignada por la capitana venid conmigo, vamos a aprovechar el tiempo.- dice y se gira para dirigirse al castillo de popa, subiendo por la escalera hasta llegar a la zona del timón. 

Mira a Filippo, asiente y se encamina con él hacia arriba. 

Voltea para ver al enorme italiano, y despues de hacer una vista rápida a las cuerdas, le sigue por las escaleras del castillo de popa.

Ya tengo una tarea asignada por la capitán. Tras echar un último vistazo a la cubierta desciendo las escaleras para volver a la bodega

Velasco se mantuvo al margen durante todo el alboroto y apenas se dio cuenta de que el peligro inmediato había cesado con prisa colgó la pistola dentro de la bandolera de su pecho. Cerró la chaqueta para ocultarla y rezó una plegaria en silencio para no tener que desabrocharla una segunda vez.

Luego la atención estaba sobre él de nuevo, y con ello la terrible sensación en el estómago que le causaba el ser observado había vuelto. Si quería salir rápido de la cubierta tendria que obedecer al italiano de mecha corta.

Para su fortuna, finalmente pudo ver al único rostro conocido en todo el día. Diego, como si de un milagro contra sus nervios se tratase apareció en cubierta por fin. Velasco se acercó mientras que le seguía la pista a Filippo en su camino a ver a la capitana.

—Hasta que al fin os encuentro, socio. Pensé que tendría que ir a la taberna a ver a qué otro desgraciado estabas contratando.

Sonrió de medio lado, antes de continuar hacia dónde podría estar la capitana. Iba a ser un día largo.

Cuando alcanzais el castillo de popa, Filippo comienza a hablar con gesto poco paciente, no es precisamente alguien que guste de enseñar nada, pero parece hacer un gran esfuerzo:

-Está bien, pececitos...como veis tenemos delante de nosotros dos palos...el que está en mitad de la cubierta se llama Mayor...¿fácil no? Es el más grande y como no podía llamarse Benedeti, lo llamaron mayor ¿si? Vale...luego sobre el castillo de proa...si la parte de delante es el Trinquete...No me preguntéis quien le puso ese nombre, ¿vale? Supongo que algunos sabríais esto pero por algún sitio hay que empezar. Delante de todo, eso que parece el pene de el Dañino...no es para embestir no, de hecho es muy delicado y se llama Bauprés bien...hasta aqui los palos ¿fácil no? Hasta un mermado entendería esto...- Filippo gruñe y escupe aún lado se apoya en la barandilla del barco y suspira.- Vale...luego están las velas...ésto es más complicado...tenemos la cebadera en el bauprés, la de trinquete y la mayor, éstas son las de abajo...y las de arriba del todo son los juanetes...juanete de trinquete y juanete mayor. Supongo que a este tipo, Juan, lo colgaron bien alto de ahí arriba y de ahí el nombre...- se ríe un poco de su propio chiste y continua del tirón- Bien y las de en medio son la vela de gavia en el palo mayor y...el velacho que es la que está a media altura también en el palo de triquete...¿preguntas? ¿No? Bien. - no os deja contestar, él mismo se sitúa en el timón y mira a los palos y conjuntos de cuerdas y velas despegadas.

-Ahora vamos a divertirnos...quiero ver cómo os movéis por la cubierta...en una batalla o en una tormenta necesitaré toda vuestra ayuda para gobernar a esta fiera de madera...de normal tendréis tiempo de pensar lo que hacéis pero no cuando tengo que virar bruscamente para que los artilleros puedan disparar la segunda fila de cañones...o cuando el aire es cambiante y amenaza con partirnos en dos...por no hablar de los calamares gigantes claro. -comenta como si nada y sigue hablando.

-Venga, id y desplegad el juanete de trinquete y el mayor, !YA!- y como para dar más impulso a sus palabras da un zapatazo en el suelo que hace temblar las tablas bajo vuestros pies.

Escuchó con atención las palabras de aquel hombre, esbozando una sonrisa pues aquellas explicaciones le recordaban a su padre y a cuando éste le explicaba y hablaba sobre las partes de un barco, de cuando la dejaba descolgarse por las cuerdas y moverse por la cubierta.

Cuando dio las órdenes la joven se movió con calma para desplegar los juanetes y, aunque le costaba por su brazo, se movía por el lugar con soltura, claramente conocía cómo moverse por el lugar y qué era cada cosa y cómo manipularlas. 

Poco a poco fue subiendo por las redes, con calma y seguridad. Ahora no necesitaba hacerlo rápido, solamente mostrar que era capaz de hacerlo y que conocía cómo hacerlo.