Partida Rol por web

Nueva Orleans Nocturna

Delta Night

Cargando editor
21/06/2018, 23:58
Shane Saunière

Subimos a la cubierta y toda una comitiva de inmortales nos observa. Joder... hasta parecemos importantes y todo. Me extraña ver que la señorita Baker no esté de pie para asistir y dirigir la fiesta. Casi me siento tentado de preguntarle si está bien, pero entonces una voz atronadora deja bien claro quien manda allí.

El príncipe no tarda en decirnos con su forma habitual y lenguaje de viejo rancio acostumbrado a que le limpien los badajos lo que ha ocurrido con su repugnante y estúpido broche. Miro sorprendido a Lavonne y luego me giro con gesto confuso al señor Dumont. - ¿Pero no era el señor ESE el que supuestamente había robado también el broche? Joder... ¿a que le he planchado la cara con mármol a una dama que no tenía nada que ver? 

Pongo los ojos en blanco - Joder... no llevo ni tres noches y ya voy a tener que partirme la cara con su marido en cuanto bajemos del barco. Alzo los hombros con desgana. En fin, después de todo, no será el primer marido colérico al que tengo que bajar los humos.

Cuando me doy cuenta, todos están esperando que responda al príncipe. Joder, no me apetece joder al señor Crawford ni a la preciosa inglesita. Pero no soy bueno mintiendo, y ella parece haber dicho la verdad. No, mentir no era la mejor de las opciones.

- No sabía que ese era el colgante al que hacíais referencia, mi príncipe. ¿Cómo podía imaginarlo?

No puedo deciros la verdad. Solo puedo deciros lo que vieron mis ojos.
La señorita Drummond y yo nos encontrábamos fuera de la biblioteca conversando sobre...
- miro a la chica unos segundo antes de continuar - sobre motores y sobre vehículos antiguos. 

De pronto apareció el señor Crawford y solicitó hablar con ella en privado. No negaré que sus ojos y gestos me parecieron un tanto llenos de ¿celos?

Pensé que quizás estaba celoso de mi y mis intenciones - levanto las manos para enfatizar claramente mis siguientes palabras - nada más lejos de la realidad, claro. - luego señalo con un gesto hacia Sebastian - pero al parecer me equivoqué. El señor Crawford solo deseaba regalarle un broche cursi y viejo, que además parecía pegar bastante poco con la indumentaria o los ojos de la señorita Drummon - tranquilo Shane, sigue... nadie se ha dado cuenta de que acabas de insultar la baratija de abuela del príncipe.

- Por supuesto, aquel gesto no parecía más que una manera de mear su territorio, pero la señorita Drummond, sorprendentemente no se dejó seducir por una joya cara. En lugar de derretirse por el señor Crawford arrojó furiosa aquella joya a... - señalo hacia la oscuridad del agua y pongo cara de circunstancia - claro, ahí va a resultar  muy pero que muy difícil de recuperar...

Cargando editor
22/06/2018, 17:36
Lavonne Drummond

Dejó de respirar lo que duró la explicación, pendiente de cada palabra y cada gesto por parte de Shane. De su veracidad dependía que sus acciones fuesen vistas de una forma u otra, como parte del engaño o cómplice del mismo, y esa incertidumbre traslucía en la manera en que enredaba con sus propias manos. Se sorprendió por lo acertado de la narración, notando parte de aquella opresión volverse mucho más liviana en su pecho y también en su conciencia. No había errado después de todo en el juicio que había hecho del señor Saunière durante su breve conversación, ni al haber confiado en él. De eso estaba segura.

Buscó su mirada con brevedad, despuntando una sonrisa amable y fugaz en la comisura de los labios. Después regresó al anfitrión. No había mucho más que añadir salvo ofrecer una manera de reparar el daño que había causado en su ignorancia. No podía haber tirado el maldito broche a la basura o a la piscina o a cualquier otro sitio. No. Lo tenía que tirar al río.

—No fui consciente de que era su broche hasta que el señor Crawford me ha confrontado hace apenas unos minutos. Al parecer había llegado a sus oídos que yo estaba enfadada por algo, pero él mismo ignoraba qué era. —Hizo una pausa en la que se esmeró en no mirar a nadie más, levantándose de nuevo.— No puedo reparar esa pérdida, pero haré cuanto esté en mi mano para solucionar esto. De hecho, creo haber entendido que había otro objeto desaparecido. ¿Unas cartas, señorita Morgan? No sé si han aparecido, pero si fuese así podría averiguar a través de ellas quién las robó. No puede haber tantos ladrones una misma noche. Y si no han aparecido… —Dudó un momento, cambiando el paso de su cuerpo de una pierna a la otra.— Podría intentar otras cosas.

Cargando editor
22/06/2018, 18:27
Sebastian Crawford

Permanezco en un silencio paciente, apretando los dientes mientras las ratas cuchichean por lo bajo, pensando que nadie las oye. Por otro lado, el relato del señor Saunière acaba de confirmar lo que ya sabía: alguien utilizó a sabiendas mi apariencia para causarnos daño a Lavonne y a mí. Pero, ¿con qué fin? ¿Qué coño he hecho yo para ganarme el odio de nadie? A continuación, Lavonne responde al honesto Vástago, detallando mejor la situación en la que el impostor le entregó la condenada reliquia, y dando a entender que esta noche han desaparecido más cosas. Menudo despropósito: estoy rodeado de ladrones. Joder, Alan, muchísimas gracias por traerme a la peor fiesta de mi no-vida. Solo espero que no sea la última.

Disculpe, señora Drummond —empiezo, tratando de mantener la calma en la voz a pesar del tumulto interno que me revuelve—. ¿En qué momento exacto dice que «yo» le entregué el broche? ¿Qué hora aproximada diría que era?

Cargando editor
22/06/2018, 18:35
Lavonne Drummond

—Hm... —Se quedó pensativa un momento.— No recuerdo la hora exacta pero fue tras la actuación de Eris. Salí inmediatamente después comentando algo con el señor Saunière, y ahí fue cuando usted, o quien fuera, me puso el broche.

Cargando editor
22/06/2018, 18:57
Sebastian Crawford

La respuesta de Lavonne hace que todo encaje en su sitio. Sigo hablando con una templanza nuevamente encontrada.

Cuando Eris terminó su actuación, yo me acerqué a ella para darle la enhorabuena, y después salí a tomar el aire con el señor Fowler, como ambos podrán atestiguar. —Levanto la cabeza, dirigiéndome a todos los reunidos en la cubierta—. Fowler y yo estuvimos hablando del tiempo, y al poco regresamos a la biblioteca para asistir a la actuación del señor Mynk. Todos nos vieron. No tuve tiempo material para robar una joya que ni siquiera sabía que existía. —Estoy a punto de mirar al tal Antoine, pero reprimo el impulso—. Esos son los hechos.

Vuelvo a posar mis ojos en Lavonne, con una expresión que busca comprensión, que busca conexión. ¿Cómo iba a acercarme a ella después de la última conversación que habíamos tenido?

Cargando editor
22/06/2018, 19:58
Jane Morgan

Escucho a JoJo, hago un gesto de entendimiento con la cabeza, más tarde le preguntaría por los detalles. Luego sigo atenta para escuchar las palabras que el Príncipe nos quería dedicar, aunque por lo que parece solo quería hablar con Shane y aun así siento interés por lo que tiene que decir al respecto.

Mientras, no pierdo de vista a mi vástago “favorito” y como enseguida parece preocupado por la herida que presenta su esposa, una reacción bastante lógica por la cual puedo sentir algo de satisfacción.

Una vez el perro empieza su discurso, agarro con mi mano mi otro brazo, el que porta el maletín e intento poner toda mi atención en sus palabras, sobretodo me resulta curioso que la conversación fuera sobre motores y vehículos antiguos, suena muy “veraz”.

¿La arrojo al río? Como en una película. Me vuelvo hacia las oscuras aguas. Solo hay una palabra que describa ese acto, estupidez. Entonces empieza a hablar la británica con ese acento tan característico y es cuando me menciona que siento que tengo la obligación de ser partícipe de la conversación. La miro con indiferencia y luego miro al Príncipe.

Voy a decir algo, pero Sebastian toma la palabra, supongo que hace bien en intentar defenderse, cuando termina decido alzar la voz para responder a la pregunta de la inglesa y aportar una solución, no para ellos, sino para el Príncipe.

-Exactamente, como bien dice la señorita…- La miro, no me sé su nombre, aunque la recuerdo, es difícil no hacerlo, es una mujer bellísima. -También han desaparecido unas cartas que me fueron obsequiadas por la señorita Baker. Lamentablemente no han aparecido todavía, aunque en el momento que lo hagan no tendría inconveniente en prestarlas para esclarecer todos estos hechos.-

-De momento poco puedo hacer por ayudar en ese aspecto. Aunque me gustaría poder hacerlo para recuperar la joya, es complicado, casi imposible… pero siempre hay una posibilidad y por un obsequio de tal valor creo que merece la pena intentarlo.- Observo al Príncipe buscando su aprobación y continúo con mi explicación.

-Muy posiblemente el fango del lecho del río ya la haya ocultado por lo que bucear para encontrarla es una opción, pero con la ruta de la embarcación y la hora aproximada, se podría reducir el área de búsqueda y dragar esa zona con el fin de encontrar esa reliquia familiar lo antes posible, se iría bastante más rápido realizando los dos procesos.-

-Si lo desea podrían comenzar a trabajar a primera hora de la mañana.- Aunque el domingo suele ser su día libre y más en estas fechas, pero tendrán que hacer un esfuerzo por el cual serán recompensados.

Cargando editor
23/06/2018, 14:19
Fowler

Augustus se disponía a dar respuesta al alegato del señor Crawford justo cuando Jane se le adelantó, tomando la palabra en su lugar igual que Sebastian lo había hecho antes en el suyo. Odiaba cuando las conversaciones fluían como entonces, erráticas, sin rastro alguno de armonía, pero acabó agradeciendo su intromisión por concederle, aunque fuera por accidente, algo de tiempo para pensar.

La mención de su nombre le había hecho sonreír, no había podido evitarlo. Siempre le habían resultado asombrosas las vueltas que daba la no-vida, y parecía que la del señor Crawford, en esos instantes, dependía de él. Él, que era el verdadero intruso en esa fiesta, el único vampiro en esa embarcación que no descendía de Caín, y el primero al que los sires de los sires de todos los allí reunidos habrían intentado reducir a cenizas. Por suerte, los vampiros de las Noches Modernas o tenían muy mala memoria, o no estaban muy al tanto de la historia que les había llevado hasta donde estaban. ¿Cuán lejos habían tenido que llegar para que el destino de un Vástago de buena sangre se decidiera por las palabras de un Setita? 

El problema, para él, venía de lejos. Los Vástagos de la Camarilla, enredados en su vana y frágil humanidad, habían acabado proyectándola sobre su enfermiza versión de la sociedad. El resultado había sido el nacimiento de las Tradiciones y, como no podía ser de otra manera, las habían malinterpretado todas, de la primera a la última. La Mascarada, por poner un ejemplo, si bien era la más práctica de todas ellas, también era la que peor entendían. Los Cainitas se escondían no ya de los mortales, sino de sí mismos. Esa era, según Fowler, la mayor grieta en su filosofía, su mayor victoria y al misma tiempo su mayor fracaso, la causa de que su Estirpe hubiera acabado convertida en una de hipócritas, caníbales y aduladores.

No sabía quién se la había jugado a Sebastian, si después de todo era cierto que no hubiera sido víctima de su propia ineptitud, pero en el lugar de su enemigo él habría obrado de forma muy distinta. ¿Dónde estaba la gracia en apuñalar por la espalda, sin que tu adversario supiera quién era el autor de sus desgracias? No lo entendía. Claro que también cabía la posibilidad de que esto no fuera más que el comienzo de un largo martirio, o… o incluso que Sebastian supiera ya quién había sido. Por Set, pero si lo sabía hasta él. Tuvo que morderse la lengua para no exhalar una carcajada. 

Jane terminó entonces, y él persiguió la mirada de Sebastian hasta la de Lavonne y desde ahí salto a la de Josephine, para terminar volcando la suya en la del Príncipe.

—Lo que dice el señor Crawford es cierto, Su Excelencia. Al menos en parte —volvió la vista, de nuevo, hacia el juzgado, esperando ver su expresión torcerse. El Toreador estaba demasiado sosegado para su gusto, y le dedicó una sonrisa que fue de todo menos tranquilizadora—. Puedo asegurarle que no fue del tiempo de lo que hablamos. 

Cargando editor
25/06/2018, 23:49
Trisha

Dirijo una mirada a Antoine intrigada ¿no lo estaban buscando? ¿qué demonios tiene él que ver con el broche del príncipe? no entiendo nada. Me duele el golpe del maldito extranjero pero aún me ha molestado más la humillación del otro. Y mientras ahí estaba Antoine con cara de no haber roto un plato. 

Cargando editor
26/06/2018, 00:16
Marcel Guilbeau

Alzo una mano para que los presentes en la cubierta guarden silencio.  Ya he escuchado bastante.
-En este barco hay cámaras de seguridad. Soy lo suficientemente antiguo y lo suficientemente desconfiado como para saber que los dones de la sangre sólo funcionan en la tecnología mientras el vampiro en cuestión los mantiene activos. Eso quiere decir que en cuanto visionemos esas cintas, sabremos si realmente alguien adoptó la apariencia del señor Crawford o fue este en persona quien tuvo la desfachatez de tratar de regalar algo que era mío. Mañana por la noche sabremos la respuesta, y en cuanto sepa lo que ha sucedido, me reuniré de nuevo con Crawford, Drummond y Saunière para aclarar todo este asunto. E impartir justicia, por supuesto.

Cargando editor
26/06/2018, 00:18
-Narrador-

Buenas noches. Antes que nada quisiera agradeceros vuestra paciencia. Sé que la escena del Delta ha llevado más tiempo del previsto, y es que he tenido algunos problemas de salud y ha habido nuevas bajas entre los jugadores que me han obligado a volver a ajustar la trama. Por lo tanto quería agradeceros no sólo vuestra paciencia sino vuestra dedicacion. 
Finalizaremos esta escena en una semana; durante estos días aprovechad para cerrar tramas y relatar vuestra salida del barco.

Cargando editor
27/06/2018, 10:49
JoJo Baker

Recibo con un suspiro las palabras de cierre del Príncipe, y no puedo evitar frotarme los ojos con los dedos, en un gesto de agotamiento absoluto. 

Aún no he comido nada...

Sin embargo, la fiesta no ha acabado, y hay muchas cosas que resolver todavía. Le doy un golpecito en la mano a Lavonne, forzándome a esbozar una sonrisa tranquilizadora.

-No es culpa tuya, chérie. Mañana todo esto estará solucionado... -murmuro, antes de ponerme en pie, casi reprimiendo un gemido. 

-Damas y caballeros, gracias por venir a esta fiesta, y lamentamos este desafortunado incidente. Por favor, siéntanse libres de repetir entretenimiento y compañía en el Stokers. Y disfruten de Nueva Orleans; están en la mejor ciudad del mundo.

Inspiro profundamente. Ya está, Jo. Sólo tienes que esperar a que descienda todo el mundo, y podrás irte a tu casa. A solucionar... todo lo que haya que solucionar. 

Me dirijo con paso seguro hacia la puerta, no sin antes variar la ruta unos pocos pasos para pasar junto a Fowler, aprovechando la cercanía para susurrar algo contra su hombro. 

Cargando editor
27/06/2018, 10:58
JoJo Baker

-Ven a mi camarote, necesito tu ayuda. Por favor.

Cargando editor
27/06/2018, 17:01
Lavonne Drummond

Todo había terminado por el momento. ¿O no había hecho más que empezar? Se llevó los dedos al mentón y a los labios en un gesto indeciso, urdiendo sobre la decisión de posponer aquello hasta la noche siguiente y la necesidad de hacer llamar a Shane. No quería seguir molestándole con aquella idiotez, pero definitivamente no era algo que estuviese en su poder. Finalmente asintió a las palabras del Príncipe, recogiendo la mano junto al cuello y el brazo opuesto bajo el pecho con un suspiro ahogado. ¿Y ahora qué?

El toque de JoJo la distrajo, devolviéndole los pies sobre la tierra, o mejor dicho sobre la tarima de aquel dichoso barco. Le sonrió de vuelta como pudo, musitando un quedo merci y dejando que la amabilidad sus ojos dijese más que sus palabras.

—Voy a ir a recoger mis cosas de tu camarote. Te devolveré el vestido mañana —respondió, devolviéndole el gesto con un suave apretón en el antebrazo.

Dio un par de pasos dirigiéndose hacia el interior antes de reparar en la mujer trajeada. No habían mencionado nada respecto a su idea, la cual era probablemente la más útil y proactiva de toda la noche. Perdió la mirada un instante, pensativa, tratando de recabar información. Después se acercó a ella.

—Señorita Morgan, muchas gracias por su aporte. No sé si se llevará a cabo o no, pero la actuación de Eris estaba programada para la una de la madrugada, ¿verdad? —Guardó un momento de silencio, rememorando aquel fragmento de la noche.— Empezó tarde, ¿diez, quince minutos, tal vez? Estoy segura de que alguno de los presentes recordará el momento aproximado. Y Eris sabrá la longitud total de la pieza con exactitud. Añadiendo entre… cinco y diez minutos más, tendríamos el momento aproximado en el que el broche llegó al agua con un margen de error bastante pequeño. Espero que le sirva. —Hizo amago de irse, añadiendo en el último momento— Lamento lo de sus cartas. Intentaré ver si puedo hacer algo.

Cargando editor
27/06/2018, 18:40
Sebastian Crawford

E, igual como ha empezado, la noche toca a su fin, dejándome un sabor agridulce. No por el robo y por todas las circunstancias que lo rodean, no porque hayan intentado meterme en una situación que podría haber terminado muy mal. Ni siquiera por la indiferencia de mi Sire, que me ha tratado toda la noche como si fuera un perro al que se saca al parque para que juegue con otros perros: con absoluta indiferencia, una indiferencia amarga, que duele.

Es por ella.

La veo despedirse de la anfitriona, y después, mi mirada la sigue mientras se dirige hacia esa Vástago cuyo nombre ni siquiera recuerdo, la de la cara de estar mordiendo un limón. Sus ojos y los míos no se cruzan en ningún momento, y no puedo dejar de sentir que algo está mal entre nosotros, que algo no encaja, una pieza fuera de sitio que deja todo del revés y me reconcome por dentro. ¿Por qué cada vez que la veo parece como si fuese a ser la última? Y sin embargo, sé que no podré olvidarla, igual como no pude la primera vez. Ahora sé que no fue un sueño, pero desconozco si eso supone algún alivio; con los sueños, uno al menos puede albergar la esperanza de que una noche nos den lo que deseamos.

Abandono la terraza, en silencio, esperando que en algún momento Alan se una a mí, en silencio. Como siempre.

Cargando editor
28/06/2018, 02:57
Caroline

No pudo evitar sentir un relajo inmenso ante las palabras de Marcel. Por fin. El tomento había terminado. Cruzo una breve mirada con la señorita Morgan, quien sin duda era de las que mejor le comprendía. Pero como la rubia se le aproximo, no dijo nada; además, lo que había que decir era mejor dejarlo a otra noche.

De igual manera, cabeceo un saludo a Antoine y su mujer; el contacto estaba hecho y quedaba en él disponer el próximo paso.  Eran pocos los otros en la cubierta de quienes deseaba despedirse, pero igualmente fue a darle un pequeño abrazo a Eris y saludo a Jerome y algunos mas, antes de marcharse sigilosa a donde la noche había comenzado, el comedor.

Solo restaba esperar que aquel barco atracase y mantener la compostura para no correr hasta el auto y de allí a casa… a lo de siempre y un poco más.

Cargando editor
28/06/2018, 02:58
Caroline

Entre los últimos de los cuales se despidió, se aproximo a una persona que no había hablado en toda la noche. Fue de costado, y en un susurro mientras le tocaba el hombro discretamente, de manera que solo quedase en ellas.

-Raymond le envía saludos…+murmuro quedamente al oído de Rosalie+ Si hay algo que necesite, él sabe contactarme. Que pase buena noche, señorita…

Dicho lo cual se alejo, de la misma forma casi imperceptible que se había aproximado. Esa seria la única lamentación a decir verdad, que tendría de todas las charlas banales que había participado...

Notas de juego

ignoro si sigue en juego o no, pero que no quede... xD

Cargando editor
28/06/2018, 08:55
Jerome Faure Dumont

Asintió ante el saludo de Caroline mientras tras un gesto de su cabeza Jerome se alejó algunos metros hacia la barandilla del barco, las luces se juntaron con algunos pensamientos extraños y más aún cuando algo había quedado en el tintero. El rostro cansado del viejo deseaba que todo esto acabara o mejor aún ya estar en su hogar a la espera, una sensación recorrió su cuerpo, mientras su mano derecha daba pequeños golpecitos como si estuviera contando para poder relajarse.

Tras escasos minutos de introspección camino hacia Morgan –Cuando pueda me gustaría hablar en privado, si es posible -

Cargando editor
28/06/2018, 11:19
Jane Morgan

Observo el gesto del Príncipe y las palabras que van detrás. Es cuanto menos decepcionante. Dejo de mirarlo, poco me interesa el resto de lo que tenga que decir aunque su voz sigue siendo tan firme y magnética como al principio de la noche por lo que es casi imposible hacer oídos sordos a su discurso. Seguiré con mis planes tal cual estaban, puesto que una modificación a esta hora ya empieza a ser un dolor de cabeza. Cruzo la mirada con Caroline, una de esas que dice tenemos que hablar, pero otra noche, en otro momento, en otro lugar.

Sonrío falsamente ante el agradecimiento de JoJo pero anoto mentalmente la advertencia que nos hace en forma de invitación. ¿Repetir? No, gracias. Aunque recuerdo la promesa que le hice, sin embargo no me importaría que ella la olvidara.

Estoy planteándome en abandonar ya la cubierta cuando la dama realizadora de actos dramáticos se dirige a mí como si me conociera, agradeciéndome algo como si le hubiera hecho un gran favor y sin duda no era esa mi intención. La miro algo molesta, pero a medida que va aportándome información mi rostro se va relajando, al menos son datos de interés para mi propuesta, hago un gesto para que se detenga y poder sacar así mi tableta del maletín y apuntar toda la información.

-Continúe.-

Cuando concluye con su aporte. -Siempre es importante tener el mayor número de datos, pero su majestad no parece tan interesado en recuperarlo como en impartir el castigo.- Digo dando por finalizada la conversación. Aunque ciertamente, la reacción del Príncipe es algo que puedo comprender, puesto que liberar la furia en un momento determinado suele ser satisfactorio y a veces incluso beneficioso.

Ya pienso que se va ir, pero en sus gestos parece que quiere tener un detalle conmigo. Conmovedor. La miro con seriedad. -No lo lamente por mí.- Luego saco una pequeña tarjeta y se la entrego. -Si necesita contactar conmigo ahí tiene mi número.-

No he terminado de recoger mis cosas, cuando Jerome me interrumpe. Voy a necesitar un horario de consulta en las fiestas. Resignada y sabedora de que pronto podré estar en casa, lo cual no tiene porque darme tranquilidad pero sigue siendo algo que anhelo. -Creo que tengo un momento mientras llegamos a puerto.-

Cargando editor
28/06/2018, 21:50
Fowler

A Fowler no le sorprendió que hubiera cámaras más que el hecho de que el Marcel no tuviera literalmente a la mitad de su séquito espiando a los asistentes en todo momento. Con tanta gente a bordo, se preguntó, ¿nadie había visto nada? Eso sí que no había quien se lo creyera. Su mirada se cruzó con la de Trisha, posada en la de Antoine. Parecía enfadada. Por cosa de un malentendido, su orgullo había acabado estrellándose contra las leyes marmóreas de la Camarilla... y temía que fuera a culparles a ellos, los perros que el Príncipe había enviado tras su marido. Adelante, pues. La estaría esperando. No sabía de donde habían salido esos dos, pero sospechaba que esa no sería la última vez que los vería. 

Josephine dio la fiesta por terminada con unas palabras marcadas por un tono muy distinto al que había impregnado aquellas con las que la abrió. No quedaba nada de la euforia de entonces, y parecía derrotada e incluso algo más cerca de la edad que en realidad tenía. No era la única. Muchos de los Cainitas caminaban por la cubierta del barco como si acabaran de enterarse de que estaban muertos. El Setita se apoyó contra lo que fuera que quedara a sus espaldas, apartó las solapas de la chaqueta y guardó las manos en los bolsillos, forzándose a respirar para así poder degustar el aire cargado de tensión que acompañaba al barco por el Mississippi. ¿Acaso había sido él el único que se lo había pasado bien? 

La mortal avanzó en su dirección y él la observó acercarse, esperándola donde estaba, tan sonriente como siempre. Le susurró algo, y él miró el reloj con tranquilidad, dejando que se marchara. Después, pasados unos minutos y tras dedicar un último vistazo a lo que quedaba de la multitud, desapareció por los recovecos del Delta Night. 

Cargando editor
28/06/2018, 23:51
Shane Saunière

El señor Crawford sale rápidamente a concretar su inocencia con una frialdad encomiable. Me froto la barba mientras observo sus gestos. Es posible que pareciese ligeramente desconcertado cuando hablamos, pero que demonios, soy un soldado, no un charlatán con habilidades innatas para discernir los cambios sutiles de tono de voz.

Su charla se apoya rápidamente en el testimonio del señor Fowler. Abro mucho los ojos y niego con la cabeza.
Sigo sin entender como pueden confiar en un adorador de Set. Están planchando la puta cama en la que les va a dar por culo.

Me cruzo de brazos porque escupir en cubierta ya no está bien visto en esta década. Le daría antes las llaves de mi coche al neonato más imbécil del Sabbat.

- Tiene mi teléfono, señor Guilbeau. Estaré esperando su llamada, acudiré para lo que necesite. - digo acercándome al Príncipe y a su hermosa amante - Solo era un collar, la verdadera joya seguís manteniéndola. - digo inclinándome levemente y mirando a los ojos de Rosalie.

Pero estoy de acuerdo que el culpable debe pagar. Cuente conmigo.

Si el príncipe nos cuenta la verdad sobre las cámaras, significa que tiene otros trucos que no nos ha mostrado para conocer la verdad. El Auspex y la taumaturgia de su esposa podrán hacer el resto. Si fuese el ladrón echaría a correr.

Me acerco a la mortal que ha preparado todo esta espectacular fiesta para felicitarla, pero se acerca de nuevo al señor Fowler a hablar en privado. - Hay que ser subnormal - Sin duda un hombre que goza de una confianza importante en los miembros de esta comunidad. Hay que mirar las cosas por el lado bueno, cuanto antes sepa en quién no puedo confiar de la ciudad mejor. - Enhorabuena por la fiesta. Si no le importa recogeré mis armas de su camarote - digo sin dejar tiempo a réplica y dándome la vuelta para dejarles intimidad y poder alcanzar a Lavonne, quien ya había comenzado a bajar las escaleras de la cubierta.

Notas de juego

Bajo al camarote de la señorita Baker a por mis cosas.