Partida Rol por web

Adonia ve al nordico acercarse diciendo un par de palabras como endogamia que no se imaginaba que pudiera saber. Aunque dudaba que supiera su significado, solo queria hacerse pasar por mas inteligente. "Sos follador de animales, para desgracia de mi hermana rubia." le respondio ella rapido y sin censurarse.

Luego toco responder a que se fuera del combate, para ella era facil. Dame la espalda y te comeras un espadon por el culo. Aunque se conformaba de romperle la cabeza por ser tan estupido. Al grito de "Esta perra te rompera el culo!!"

Si yo había sido amonestada simplemente por haber caminado por la sala, no cabía duda de que Soenya sería duramente reprendida después de negarse a formar parte del espectáculo. Además con aquella soflama de insultos que había proferido contra el público la había convertido en la diana con toda la gente mirándola, también al salvaje que le ha tirado la red.

A otro lado, el Doctore parece que se había enfrascado en una discusión con el sacerdote romano. El mundo parecía volverse loco a su alrededor, sin duda alguna Seth estaría riéndose y bebiendo la copa de la ira desde su palacio, demostrando realmente quién manda, por algo era el dios del caos.

Viendo que el tal Marcus se había centrado en castigar a Soenya o al menos que no se le escapara, y que Adonia parecía que iba a enfrentarse en un combate amañado con el nórdico, sólo quedaba Livia quien parece tratar de rebajar tensión. 

Con todo ese ambiente, busco con la mirad a la Domina para que me aconseje qué debo de hacer, ya que tanto Soenya como Marcus se han desplazado y están en su batalla individual. Me quedo en el lugar en que me habían ordenado estar pero para tratar de apaciguar el ambiente, empiezo a bailar de manera sugerente, tratando de captar la atención y hacer olvidar otros comportamientos.

El Lupus observa en silencio, aunque sus gestos bien pueden ser interpretados: está disfrutando de toda la hostilidad desatada y guarda silencio junto a la Domina y Mars. El espectáculo general está siendo de agrado para él sin lugar a dudas, ni siquiera se molesta en responder a las ofensas de Livia, ni a ninguna otra: porque ofende quien puede, no quien quiere. 

Tirando el arma y negándome a luchar recibo el golpe recibo el golpe acabando con una brecha en la cabeza sangrando y manteniendo la compostura sin quejarme.

Duilius comprendió que tras las palabras del sacerdote se escondía el miedo, el galo habia sido entrenado desde los 17 o 18 años, en las formas de lucha para la arena, se habia convertido en más que un simple esclavo en aquellos tiempos, y hoy es más que un simple hombre.

Pero las acciones de Livia sumadas al subterfugio de Nórdico ayudaron a calmar el ambiente, fingiendo que nada pasó, y que sus palabras estaban dirigidas a otra forma de espectáculo.

-Nórdico, me gustaría que enfrentes, si nuestra domina esta de acuerdo, a Adonia y a Livia al mismo tiempo, que ambas mujeres enfrenten a uno de los mejores gladiadores que tuve el placer de entrenar, y que ellas demuestren también el fruto de su entrenamiento en armas-

Miró a la mujer que estaba ahí entre el sacerdote y el, y le indicó que debía ir junto a la griega.

Miró al germano y le indicó que se limpiara la sangre y brindara un buen espectáculo, un veterano contra dos reclutas para equilibrar la situación.

-Y usted... Me disculpo si mis palabras tuvieron un efecto distinto, yo me referia a esta clase de presentación, debo decir que su discurso fue un poco... Innecesario-

Bajo esas palabras amables, se escondía la burla al sacerdote, despuea respondería ante su domina por lo sucedido, pero de momento disfrutaria del baile de la egipcia, el franeleo de la germana con Marcus, y de la licha de las dos mujeres contra su hermano.

-Domina, ¿Permitiría esta pelea? Asi las fuerzas se equilibrarian en el enfrentamiento, ya que Nórdico tiene experiencia en la arena y las mujeres ninguna, es el momento para evaluar un poco su progreso-

Sugirió el enorme galo a la dueña de la casa, pues cómo sirviente de confianza tal vez la domina no rechace esa oportunidad de demostrar que es digna de llevar esta empresa.

La mujer sonreria y si bien seguia su juego con diversion, tambien notabas que su atension estaba centrada tambien en lo que pasaba alla afuera.

Entonces sintio como te metias en ella y largo un gemido de sorpresa mirandote mientras seguias dando tu poema. Entonces empezo a gemir con mas fuerza mientras se apoyaba contra la columna.

Su concentracion estaba ahora con ella y mas ahora que te sentia mas adentro con tu miembro en su coño. Entonces miro hacia la columna y escondio sus gemidos mordiendose el labio. Pero sentiste que te empujaba igualmente queriendo que salgas de ella. "No soy una puta." dice por debajo.

Adonia noto como el nordico no se defendia lo que no le impidio darle un golpe en el rostro que genero sangre, ya que la griega a pesar de todo no se guardo en su golpe. "Que pasa? ya esta?" dijo impaciente y desilucionada al ver como arrojaba el arma.

Pero antes que pudiera seguir moliendole el rostro a espadazos y meterle uno en el culo, escucho al Doctore. Cuando termino lo miro mal al nordico antes de volver con el Doctore. "Me estas jodiendo? Si estaba peleando con èl y se rindio. Ahora es mio para hacer lo que quiera con èl." decia ya reclamandolo como un premio o un juguete para romper.

La domina dejo el lado de Lupus y tambien dejo de sonreir tan facil. Paso cerca de la germnana pero no le dio mas importancia que le habia dado antes. Tampoco le dio mucha importancia a Sekhmet, sin responder su pregunta sobre que hacer.

Pero si se acerco donde el Doctore y el sacerdote de Marte estaban. "Me alegra que te tranquilizaste Doctore..." luego miro al sacerdote. "Por favor no se enoje señor. Usted sabe que este Ludus fue fundado buscando el favor de marte y complacerlo con cada gota de sangre derramada." dijo ella con un gesto tranquilo a ambos hombres.

Miro mal a la griega. "Lo permitiria pero nuestro gladiador se rehusa a pelear." dijo pareciendo ignorarlo en ese momento. "Luego hablare con èl, pero si no quiere pelear que se retire a su lugar." decia hablandole al doctore pero clarmente diriguiendose al Nordico.

"Ustedes dos sigan lo suyo. Lo estan haciendo bien." comento mirando a Livia y Adonia, sonriendo con sinceridad si era que podia.

Los invitados notaban varias cosas pasar a sus alrededores pero parecian como si se trataran de varias obras solo para ellos.

Unos miraban en direccion a la germana castiga, efectivamente habia placer en los ojos de algunos y algunas que veian esto. Sonrisa picaras, perversas y torcidas acompañaban ese momento. Junto con sus sexos accionando en parte como la germana predecia.

Otros miraban a la egipcia, bailar. No era que bailaba sola sino que tenia algunas compañeras con ella, otras bailarinas que ya hace rato habian estando bailando sandose sutilmente su ropa, hasta quedar en ropas menores. Eso no calmo a los romanos sino que fue peor, pronto la egipcia y ellas sintieron unas cuantas manos tocandolas y a hombres rodeandolas. Sekhmet no supo bien quien pero uno de los romanos le tiro fuerte de su pelo como si quisiera reclamarlo para èl.

Finalmente estaban los que observaban la plea hombre y mujeres que habian estado emosionados ya que lo que habian hecho Livia y Mars, preparados para lo de Adonia contra el Nordico. Aunque no todo fue como lo esperaban, pareciendo ver lo del doctore peleando como algo divertido aunque aceptarian ese enfrentamiento entre las tres. "Peleen. Queremos sangre!" reclamaba una mujer.

Ante las palabras de la domina me retiro a mi pedestal pendiente de varias situaciones de la fiesta, del doctore y su ofrecimiento, que valoro su petición por interceder por mi pero no tenía que hacerlo, prefería hacerlo yo por mi mentor y el saliera mejor parado.

Por otro lado también me interesaba encontrar con la mirada al senador Flavio y por último mi ex compañero Marcus y la Germana, guardo buen recuerdo de Marcus y veo que se encuentra en un momento prospero.

Livia suspira aliviada al ver que el Doctore ha entrado en razones y se separa de él, no quiero incomodarle con su cercanía. Asiente a las palabras de la domina, le agradece su intervención para calmar los ánimos, pero la ausencia de sonrisa en el rostro de la romana delata que no está precisamente contantes con el devenir de la fiesta.

Aunque ella lo esté haciendo bien, también ha hecho cosas mal, y ni siquiera se la ha reprendido por ello. En cambio Soenya estaba sufriendo brutalidades sin merecerselo. Livia sabía que Roma no era ni mucho menos justa, que servía sólo a los caprichos de unos pocos.

Su mirada se desvía hacia el grupo de bailarinas que se ha formado junto a Sekhmet y suspira con algo apatía por el espectáculo de los hombres cayendo en sus más bajos instintos. Entonces un romano agarra del pelo a su hermana y algo se enciende dentro de ella. No podía ayudar a Soenya pero no permitiría esto.

-!Eh tu! ¡No es tuya, sueltala!- dice y se planta junto a las bailarinas en dos o tres pasos. Igual no lo pensó demasiado pero Livia agarro de sus ropajes a aquel romano que tenía los cabellos de la egipcia entre sus manos- ¡sueltala!- repite de manera intimidante.

Marcus miró a la mujer cuando dió su discurso y sonrió - Bienvenida a Roma, Soenya ¿Ese es tu nombre, verdad? veo que vas comprendiendo tu lugar -  besó sus labios con fuerza, mordiendo hasta hacer un poco de sangre - Darás un espectáculo digno, no me cabe ninguna duda, algunos sólo aprendemos con la sangre entre los dientes.

Sin demostrar esfuerzo alguno Marcus se cargó a la germana al hombro, recorrió la sala con la mirada y sonrió al encontrar lo que buscaba. Avanzó imperturbable entre la gente mientras removía la red de las piernas de la mujer, aprovechando para acariciar sus torneados muslos y pantorrillas, y amasando su prieto trasero con la mano que la sostenía.

Si la rubia lo golpeó o arañó durante el viaje, el émulo del dios del mar no se dió por aludido, y al llegar junto a una estatua de Venus, hecha de marmol y cuyo brazo se encontraba a casi tres metros de altura, lanzó la red para que la diosa la atrapara, quedando sujeta por su mano.

Dió un leve tirón a las sogas y sonrió satisfecho al ver que la escultura de mármol no se inmutaba, bajó a su presa al escalón dejándola resbalar prieta contra su cuerpo. Tomando sus manos las elevó por encima de su cabeza y las ató con la cincha de la red, un tirón al lado opuesto de la red, un par de nudos más, y Soenya se encontró colgando del brazo de la estatua. Las puntas de los pies apenas rozaban el pedestal de mármol, y el ex gladiador retrocedió para contemplar su obra.

Si su sonrisa viciosa no alcanzaba para confirmar que lo que estaba planeando le gustaba, bastaba con ver la semierección que comenzaba a elevarse en su entrepierna. Ya no se trataba sólo de complacer el pedido de su amo, ni de castigar a una esclava que no conocía su lugar en el Ludus, ni del espectáculo que daría a los presentes...

Los ojos de aquel hombre tenían algo, era un salvajismo y una dureza que en pocas ocasiones había visto. Era excitante y aterrador al mismo tiempo. 

Iba a responder a sus palabras cuando sintió sus labios sobre los de ella, la intensidad y fuerza de un beso que devolvió casi por instinto para sentir después como mordía sus labios hasta notar el sabor de su propia sangre. 

Cuando sus labios se separaron relamió los suyos pintándolos con los restos de la sangre en un gesto cargado de sensualidad y lascivia, un gesto que no pasaría desapercibido. Después de todo, sus dorados cabellos despeinados, la herida de su frente y la de sus labios, unido a ese tono rojizo que tenían ahora le daba un aspecto mucho más salvaje y peligroso.

Aquel hombre volvió a sorprenderla cuando la cargó en su hombro como si un saco de grano se tratase, demostrándole de nuevo que en aquel preciso instante era un mero objeto, un simple mueble (tal y como alguien ya le había dicho) con el que jugar y divertirse para disfrute de otros... Bueno, al menos intentaría disfrutar ella también... 

Si querían espectáculo lo daría por lo que estando sobre el cuerpo de aquel hombre se movió de forma que logró desatar y deshacerse de la poca ropa que le quedaba para terminar completamente desnuda. Los movimientos que había realizado mostraban una agilidad y destreza más allá de lo habitual para mover, doblar y girar su cuerpo. No hizo ningún gesto violento contra el hombre que la llevaba, sino que sus ojos se movían por la sala mirando con odio a quienes reconoció como romanos y guiñándoles un ojo a sus compañeros gladiadores. Un guiño de complicidad para que ellos también intentaran disfrutar del espectáculo...

Mientras resbalaba por el cuerpo del esclavo no dudo en buscar que su mano acariciara y tomara su miembro, así como morder su cuello con cierto deseo para después dejar que éste la atara de aquella forma. Al menos esta vez no estaba atada del cuello...

Ahora, la germana estaba completamente desnuda y atada. Su cuerpo estaba ahora a la vista de todo el mundo, mostrando multitud de cicatrices que iban desde cortes de armas de filo, perforaciones de lanzas o puñales, quemaduras e incluso en uno de los laterales de su torso lo que parecía la marca de las garras de algún animal de gran envergadura. Claramente el cuerpo de una mujer que había estado en multitud de peleas, en la guerra, una mujer que había sobrevivido a varias batallas.

Sus ojos fueron ahora a la incipiente erección del hombre y sonrió con cierta lascivia para después relamerse los labios con deseo. 

- Vamos... Tienes trabajo que hacer... 

- Memmia, jamás insinué ni pensé que lo seas - le susurró al oído mientras le besaba, lamía y mordía entre el cuello y la nuca sin detenerse, es más, aumentando la velocidad.- A las putas se paga con monedas y a las damas con joyas o anillos de matrimonio. No me refería a esa innecesaria plática entre tu servidor, yo y mi diosa, tú. Me refería a que te fijes en qué nido de serpientes, sin ofender a las serpientes, te has venido a meter. Debes tener cuidado porque es normal que en Roma, cualquiera desee matarte - aferrándose de sus senos.- Míralos allí deseando ver sangre derramada, cobardemente, ya que no se arriesgan. Desean sexo con esclavos que no pueden negarse ni resistirse y como podrás darte cuenta no encajamos con ese perfil ya que tomamos lo que deseamos - hace una pausa metiendo una de sus manos bajo la toga de ella para aferrarse de su pecho, atendiendo de no desvestirla.- Es simple, los Dioses tienen otros planes más altos para nosotros que para el resto ya que les servimos en sus misteriosos propósitos.    

Cuando el nórdico metió un ataque en medio de la disculpa me dio un fuerte dolor de cabeza. Que mierdas hablaba de thor y otros dioses acababa de decir que no ensuciaran el aire con nombres paganos, estaba claro lo hacía para joder y burlarse. 

Resople y luego la disculpa del doctore. No había pedido la disculpa para mi , si no para su compañera, su domina y mi dios. Apreté mis puños y asentí aceptando la disculpa.  

Parece que querían hacer suya a la egipcia, la nórdica parecía estar disfrutando con todo aquello. Miré a la domina y dije. -Van a tardar mucho los combates por la marca? Si lastiman a las chicas, o estas se cansan demasiado el espectáculo principal sera de una calidad deplorable.  -comento y con razon

El dios de la guerra y la gente que vino aquí solo quiere lo mejor, no duelos de niñas minusválidas que no podrían ganarles ni a unos enanos. Los duelos por la marca son el plato fuerte de la noche, tienen que ser espectaculares. Si luego la gente quiere pasarlo bien pueden cansarse o hacer lo que deseen con ellas... Aunque si rompen sus mentes los juguetes rotos no ganan en la arena-tenía poca paciencia la romana había transmitido un espíritu a Marte y la nórdica quizás le recordaba a sus rivales en las campañas, la egipcia sin embargo algo no le gustaba en ella esa aura algo estaba tremendamente mal.-me encamine donde estaban bailando la gladiadora se la jugaba con el invitado. Mire al tipo. 

-Me está estropeando la noche me gusta el baile, puede dejar a la chica y se sienta o le siento yo de una patada en Marte. 

"Estoy de acuerdo. Siempre en Roma hay gente que quiere nuestras muertes..." dijo una voz que sentiste cerca y entonces sentiste algo en tu espalda, la punta de un cuchillo. "Deja a mi hermana de una vez. Ya que dices que no es una puta no la tratees como una, ve y cogete a una de las sirvientas de alla." dijo señalando con la cabeza a las que bailaban.

Notabas tambien que algunos romanos ya se habian tomado a algunas sirvientas contra columnas cercanas. Cogiendolas como estabas haciendo vos con su hermana. "Espero que los dioses quieran que no seas tonto y la sueltes." dijo y en sus ojos se veia ira la de un hermano.

Viendo que tanto el esclavo Marcus como Soenya se había alejado, fui para con las bailarinas y me uní a ellas. Sea como fuere que estábamos atrayendo la atención, algunos romanos se nos acercaron demasiado, quizás el vino había hecho mella en ellos y estaban un tanto descontrolados, no atendiendo de razones nos agarraron a varias por los vestidos, a mí por el pelo - ¡no, déjame! - busqué con la mirada a la Domina pero no la hallé, sí que vi a Livia que se dirigía hacia mí para separarme del romano. 

Livia era una mujer con carácter, se había dirigido a aquel romano que me tenía cogida de los cabellos y consiguió que me soltara - gracias Livia - admiraba a aquella mujer, sabía desenvolverse como una más, no sólo en aquella fiesta sino en todas las ocasiones, sin dudas era nuestra líder.

Fui tras ella, esperando encontrar a su lado la seguridad que en otros lugares no había.

La domina mira con mala cara al Nordico retirandose, negando con la cabeza decepcionada. Aunque no es solo ella que lo mira con decepcion.

Su siguiente mirada es lo que pasaba con la germana. El saerdote tenia la razon que ya se estaba alargando un poco. Entonces le hace un gesto a uno de los sirvientes cercanos para que vaya directo con Lupus. “Dile que dice la domina que debe soltar a la germana es el momento para que ella pelee.” comenta mirandolo esperando por si le hace una señal de aceptacion.

Espero a que estuviera liberada y fue mas cerca de Livia, tocandole el hombro para que dejara lo que hacia. “Señores ha tocado tiempo de combatir, si bien algunos estan divertidos con las chicas que traje les pedire que las traten bien si es que desean quedarse y no ver el sagrado acto donde estas guerreras ganaran su marca.”

Dicho eso mira al tipo que habia tomado a la egipcia del pelo y si bien este la habia soltado luego de la intervencion del sacerdote. Parecia que diria algo pero la Domina lo detuvo.

Dedico un discreto asentimiento a Camilia antes de acercarme a Marcus

- Es suficiente - le indico con brevedad - ya está húmeda, para el resto que suplique - comenta divertido

La romana tiene los dientes apretados al dirigirse al patricio, realmente parece como una bestia a punto de saltar. En verdad el acto del tipo había sido extralimitarse pero probablemente Livia había cometido un grave error sólo por tocarlo.

Sin embargo y, contra todo pronóstico, el sacerdote se puso del lado de la romana y ello hizo que relajara su expresión, tornándose ésta en sorpresa y lo mira con servil agradecimiento. Entonces llegan las palabras del dómina y su gesto en el hombro. Livia traga saliva, está convencida de que esto no ha de quedar así, tal vez luego les dé su merecido...lejos de las miradas de los extraños, como a ella le gusta. Y era lógico, ahora lo veía.

La romana suelta las ropas del patricio en el momento en que éste le suelta el pelo a Sekhmet y le dirige una última mirada fulminante. Vuelve su atención a la egipcia, asegurándose de que ésta está bien y le pasa la mano por el brazo, pero apenas se detiene.

-Gracias señor.- le agradece en voz baja y respetuosa a Mars, dedicándole una respetuosa inclinación, aunque ésta debe ser rápida pues debe ocuparse de otro asunto.

Se aleja tanto de Mars como de Sekhmet y la domina y empieza a recoger las ropas de la germana que están por el suelo, presta para que la germana recupere su dignidad lo antes posible. Como aún esta atada, Livia se queda cerca de la pareja, con la vista clavada en el suelo, incapaz de alzar la mirada para ver así a Soenya.

-Lo siento...-musita, arrepentida cuando deja las ropas cerca de la germana y vuelve a alejarse, parece que lucha por mantenerse tranquila. Finalmente vuelve junto a Mars al acabar su paseo, parecía que se sentía segura junto al sacerdote.