Partida Rol por web

 -Por favor Aethel, te tengo dicho que no me llames señor. ¡Me hace sentirme viejo! Dile a tu abuelo que yo también le mando recuerdos, que se cuide mucho y a tu abuela que mi receta sigue siendo privada.

Tras decir esto se rio un poco mientras empezaba a preparar tazas y platitos.

 -Y tranquilos, no habéis interrumpido nada. Es más, me encanta que la gente venga a verme a la cafetería.

A medida que le iban haciendo pedidos, el encargado lo iba preparando todo para luego ir a servírselo a los alumnos. Y por supuesto que vio las galletas de Renata.

 -Anda, qué maja, si has traído galletas. ¿Quieres un chocolate para acompañarlas? La leche manchada también combina muy bien.

Aethel sonrió con amabilidad cuando Lionel y Kyrt por fin se presentaron, pues no podía negar la gran curiosidad que nacía en ella ante la posibilidad de conocer más elfos y más al reconocer que mantenían sus diferencias: uno de piel oscura y cabello blanco, y el otro de tez pálida y cabello claro sin llegar al plateado*. No ahondaría mucho en ellos, pues respetaba que mantuvieran tales detalles en silencio. Eso sí, no se le pasó por alto que Lionel parecía "evitar" ser visto y que Kyrt era más serio recordándole a Hassan cuando interactuaba con otros fuera del círculo de su círculo de amistad.

Sin embargo, cuando Darrow y Robert hablaron para presentarse, no pudo evitar sentir cierta molesta aunada a decepción debido a que le pareció que su voz no fue escuchada. Parte de su gesto amable se esfumó para dar paso a uno más neutral, el cual cambió rápidamente cuando el señor Chadburn le habló.

-Disculpe, es respeto por el cual me dirijo a usted como "señor"-dejó escapar una risita aliviadora de la tensión provocada momentos antes y asintió con los mensajes dedicados a sus abuelos-... Ya les diré su mensaje, seño... Edgar, sí, Edgar.

Animó a Renata para que continuara haciendo amigos colocando una de sus manos enguantadas en el hombro de la rubia, sintiendo que la inocencia irradiada en la chiquilla era bastante conmovedora. Aetheldryd deseaba que tuviese un buen año.

-Señ... Edgar, me podría dar un café de crema irlandesa, ¿por favor?-y al decir esto, la joven comenzó a floritear con sus manos grácilmente mientras se concentraba y, al mismo tiempo, los guantes negros destellaban tenuemente desde la punta de sus dedos-... Creptatium Portare.

Y al término, una especie de grieta del grueso de una palma de mano delgada que brillaba en tono lila y azul apareció en su costado derecho. Cualquiera que se asomara miraría que del otro lado no se veía la Cafetería, sino una cama similar a las de los dormitorios. Sin temor, Aethel metió su mano desvaneciéndolo ante la vista de los demás y a los pocos segundos lo sacó, revelando que sostenía una bolsita de galletas como las que estaba entregando Renata. Al tenerlo con ella, con la palma izquierda libre realizó otro movimiento de muñeca y aquella grieta se arremolinó a su centro para desvanecerse. 

-Listo-se dijo satisfecha y, sin esperar, se sentó en una de las sillas de la barra mientras abría la bolsita de galletas-. Ya puedo probarlas mejor-miró a Renata con complicidad y pasó a dar una mordida pequeña a una crujiente pieza.

Cuando el Vampiro (Renata no sabe que raza es) les dirige la palabra y también el Elfo Kyrt, la pobre sintió que su corazón estaba a punto de explotar.

¿Esto es lo que llaman Vida de Instituto? Una superior popular, bella y carismática (Aethel), Un chico listo que busca primero libros que amigos, pero con potencial para ser uno de los mas listos y guapos de la academia (Darrow), el hombre veterano con pinta de perdido, pero que seguro revelará algún truco que lo hará lucir genial (Robert).

Dos hermosos Elfos de cabello blanco que aparte de ser bendecidos con los dones de los Elfos, seguro eran príncipes o alguna especie de héroes (Kyrt y Lionel)

¿Y yo que soy a lado de todos ellos…?

En una fracción de segundo una sombra oscureció su rostro, tan breve que no existió.

Apurada saco una bolsita de galletas para Kyrt.

-Si, disculpa, no… este… -Se perdió un momento admirando al Elfo. Yo… hice estas galletas, espero que te gusten. ¿los Elfos comen galletas? -Pregunto en un susurro tímido.

Cuando vio a Aethel realizar un portal mágico quedo mas prendada de la super popular chica.

-Yo, yo quiero aprender a hacer eso… Eres muy genial Aethel.

En definitiva, ese parecía un prometedor primer día. Ella sabia la teoría, pero no podía hacer esa magia, su amiga en definitiva era no solo genial, sino Increible, ella solo sabia magias familiares... 

-Este… yo… -Quería responder a Edgar, a los elfos y a sus amigos, en ese momento se vio rebasada.

¿Cómo hacían los chicos populares para hablar con mucha gente?

-Yo… si quiero, un vaso... Por favor, este yo también… ¡TOME PORFAVOR! 

También saco una bolsita para el Vampiro Edgar. Mientras se preguntaba nerviosa si habría horneado suficientes P*k*b+ll galletas para todos.

¿Y si se me acaban y se enojan conmigo? Podrían expulsarme… tengo que preparar mas para mañana… y pasado mañana… y pasado-pasadomañana….

Observó con detenimiento cada gesto o actitud de aquel grupo de humanos. ¿De verdad serían humanos? Estar en presencia de tantos se le hacía extraño y exótico. Resultaban graciosos con sus pieles rosadas, sus cabellos de colores llamativos y sus orejas diminutas como si no pudieran escuchar nada. Qué gracia.

Pero al parecer ellos no estaban tan interesados. Al menos no los varones. Podía comprenderlo. En cambio aquella otra mujer parecía estar conteniéndose de algún modo y agarrándolos en todo momento como si fueran suyos. Tal vez lo fueran. Pero, ¿una nueva estudiante sería suficientemente poderosa para mantenerlos? No tenía forma de saberlo, así que aceptó amablemente la bolsa que le ofrecía y la dejó en la barra junto a su plato de tarta.

-Por supuesto que seremos amigos, si así lo desea -respondió a Renata.

Y entonces empezó a ver a todos sacando bolsas como la suya. Parecían estar llenas de comida y todos estaban encantados con ella. ¿Literalmente encantados? Podía ser esa su especialidad, utilizar su magia en la comida. Eso se había puesto todavía más interesante… pero por el momento evitaría probar las suyas. Caer en un hechizo de otro estudiante el primer día sería un poco patético y, además, tenía un cuerpo de dios que mantener en forma al que ya había alimentado con tarta. No literalmente lo de dios, pero seguro que se entiende.

Por otro lado, la familiaridad con la que el responsable de la cafetería conversaba con la veterana de cabello lavanda era casi hasta enternecedora. En general el ambiente parecía… ¿relajado?

-A mi me gustan las galletas.- Le contesté, sin entender su pregunta. Me causaba un poco de gracias esa chica, ya que me hacía acordar a los cuentos que contaban mis padres. Ellos no tenían la seriedad innata del clan, y solían avergonzarme a veces, pero eran de las pocas personas que podían sacarme una risa.

Mientras pensaba esto, sentí una presión rara en el aire, y al mirar al costado, pude ver a la chica que se presentó como Aetheldryd creando un portal hacia lo que parecía una habitación. Automáticamente se despertó mi interés, así que me levanté de mi silla y me acerqué a ella.

-Disculpa, ¿como has hecho eso?-

Uno de los lugares más populares de la academia es sin duda la cuca cafetería de Edgar Chadburn. Decorada como una típica cafetería romántica francesa, este local ofrece sin duda alguna los mejores muffins de arándanos que hayas podido probar. Y aunque el precio de las consumiciones está incluído en la matrícula, las propinas son siempre bien recibidas.

Pero no es sólo por eso por lo que este lugar está concurrido. El encargado de la cafetería es probablemente la mejor fuente de cotilleos y de consejos amorosos que hay en 200 km a la redonda. Así que une a un delicioso muffin, una taza de té en su punto con el último cotilleo jugoso que circula por el centro. Y tendrás la fórmula perfecta para pasar esa tarde tras haber estudiado como un campeón.

Junto con Laila entraste en la cafetería. ¡Y parecía que no habías sido la única que había tenido esa idea! Sentados en la barra había dos elfos, uno de piel oscura y largo cabello blanco y otro de piel clara y pelo corto y azulado como el hielo. En una mesa había cuatro alumnos más, dos chicos y dos chicas. Los chicos eran un muchacho de pelo morado y aspecto animado y otro pelirrojo algo más reservado, y las chicas eran una rubia alegre aunque algo tímida y una de pelo lavanda que parecía tener mucha confianza en sí misma.

Mientras disfrutáis de vuestras consumiciones, veis que por la puerta entran dos alumnas más, una jovencita de pelo oscuro bastante adorable y una joven arachne.

El encargado llevó el café a Aetheldryd y una taza de rico chocolate a Renata para que se lo tomaran con las galletitas caseras de la muchacha rubia, en compañía de sus nuevos amigos. Sonrió de oreja a oreja, mostrando sus dientes afilados como cuchillas cuando ésta le dio una bolsita.

 -Gracias chiquilla, eres un encanto. Creo que me voy a preparar un té para probarlas en condiciones.

Se guardó la bolsita en el bolsillo de su delantal y miró con interés a la joven Aethel haciendo aquel conjuro.

 -Vaya, alguien sacó buenas notas en conjuración el año pasado, ¿eh? Claro que con un profesor como el señor Witchward no es muy difícil. Ay, ¡ese hombre tiene siempre un estilazo!

Regresó a la barra en el momento en el que Kyrt preguntaba cómo Aethel había hecho aquel conjuro.

 -Fácil, sólo ha tenido que abrir una pequeñísima brecha controlada en el espacio mediante la magia. La asignatura de conjuración os enseñará ese y otros muchos trucos que implican doblar el espacio e incluso el tiempo a vuestra voluntad. Aunque claro, lo que os enseñarán aquí estará al nivel de crear pequeños portales o ralentizar el tiempo durante media hora. Pero la base la tendréis si queréis convertiros en expertos conjuradores en los cursos superiores y después de graduaros.

Entonces entraron dos chiquillas más en la cafetería.

 -¡Oh, más clientes, qué ilusión! Pasad bonitas, podéis sentaros en la barra o en una de las mesas.

Con algo de timidez, la pequeña arachne entró en la cafetería junto a Sarah. Cuando el encargado las saludó, ella sólo le devolvió un tímido asentimiento con la cabeza antes de decir a su amiga de forma discreta:

 -¿Quieres sentarte en la mesa? Yo creo que estaremos más cómodas. Las sillas son más bajas.

-Ya veo... Le agradezco mucho la información. Quizá pueda fusionar mi magia con esta y conseguir congelar el tiempo aunque sea unos minutos más. Hmmm...- Esto último lo dije más para mi mismo que nadie. Los legendarios luchadores, aquellos que pasaban a la historia del clan, supuestamente tenían el poder de detener el tiempo, aunque eso era contado sólo en las leyendas. Tan ensimismado estaba, que empecé a liberar un poco de mi magia de hielo sin darme cuenta, bajando unos grados la temperatura alrededor mío.

-Oh, no fue intencial. Discúlpenme.-

Cuando dio una segunda mordida a su galleta, Aetheldryd miró con sorpresa a Renata debido a su reacción con la variedad de conversaciones llevándose a cabo en la Cafetería y sintió cierta ternura a la rubia, notando el inicio de un interés genuino en formar una buena amistad con la chica. Luego fue abordada por Kyrt debido a su conjuro y justo cuando pensaba hablar de la importancia de la rotación del planeta, Edgar intervino con una mejor explicación que le hizo recordar que luego debe hablar con Auriel para tratar ciertos temas.

-¿Magia de hielo? ¿Manejas magia elemental?-preguntó Aetheldryd luego de dar un sorbo al café que le fue dado, y guardó silencio unos momentos más por la llegada de dos niñas, esperando que tuviesen un buen año -Perdón, no era mi intención entrometerme en tu vida personal-y en eso, percibió la liberación mágica de Kyrt con más aseveridad porque estaban más cerca. Sin embargo, no se inmutó en absoluto a la disminución de temperatura y aunque al exhalar salió un poco de vaho proveniente de sus labios, daba la sensación de estar acostumbrada a los cambios ambientales abruptos... Descuida, lograste controlarte a tiempo.-le sonrió con afabilidad y dio otro sorbo a su café-. Lionel, Kyrt. Cualquier cosa que requieran y les pueda ayudar me avisan, espero que la Academia les sea gratificante.

Diciendo esto optó por guardar silencio y disfrutar del ambiente. Era agradable sin duda alguna, y en su ensimismamiento, la mirada de Aetheldryd se perdió por unos segundos a la espera de que alguien más hablara u ocurriese algo, era habitual que ella se quedara así hasta que su atención total fuese requerida. Suspiró una vez más sin deje melancólico y esperó lo inevitable: Renata acercándose a las recién llegadas.

-En efecto, mi magia, como la del clan, es de hielo. Y te agradezco por tu amabilidad.-

Volví a sentarme. Esperaba no haber enfriado el resto de mi delicioso chocolate.

Renata quedó impresionada tanto por la explicación de Edgar como la mención de la magia por parte del elfo, la magia era más que una asignatura o hobby para ella, por lo que no dudó en hacer un comentario aunque era obvio para los demás que esa conversación había terminado.

-A mi me encantan los temas relacionados a la magia y no puedo esperar para aprender todo lo que se pueda.

Con ojos iluminados por un extraño destello infantil, Nigri le dirigió la palabra a los elfos.

-Luego podemos comparar magias, no creo estar a la altura de todo un clan, pero siento que no lo hago mal con el hielo.

Estuvo a punto de continuar pero algo la congeló cortándole la respiración.

Vio a las dos niñas que acababan de entrar y su recién instinto de maestra pokemón hacer amigos prontamente descubierto, despertó.

Su emoción esta vez era por ver dos chicas menores que ella y que una fuese una arachne.

¿Por cada extremidad podrá lanzar un hechizo? ¡Entonces ella puede lanzar varios al mismo tiempo!

…

Aunque esta vez no pensaba hacerlo sola.

Se aproximó hacia la popular del grupo, cosa que recalcó aún más cuando el elfo usó magia de hielo y el hechicero ni se inmuta no se alteró demostrando su grado de madurez ante esas cosas, así que ella sabría qué hacer, pues con su sonrisa y actitud calmada podría socializar más fácil con las pequeñas.

-¿Puedes acompañarme? -le suplica a Aethel señalándose a sí misma, luego a ella, luego a las niñas y luego a las galletas-. Por favoooor.

Las campanas de la torre del reloj anunciaron la llegada de las 12:00 del mediodía.

 -Vaya, ¿ya son las doce? Cómo vuela el tiempo... Bueno chiquillos, yo si fuera cualquiera de vosotros terminaría rápido las consumiciones. Dentro de nada se celebrará en el salón de actos la ceremonia de apertura de curso. No os la querréis perder, ¿verdad?

Luego miró a Sarah y a Laila.

 -Vosotras podéis llevaros un muffin para el camino si os apetece. El de nueces hoy me ha quedado de lujo.

Terminé mi chocolate, le devolví la taza a Edgar y me preparé para ir al salón de actos.

-Adiós.- Dije a Edgar.

Al llegar a la cafetería miró a su alrededor sin poder ocultar el asombro que emanaba cada fibra de su ser. Cada rincón de la Academia era sin duda espectacular. -Ho...Hola- saludó con cierta timidez.

Asintió con la cabeza a Laila, la idea de sentarse en una mesa parecía la más acertada teniendo en cuenta sus alturas... Seguramente los asientos de la barra le llegaran a la cabeza si no eran un poco más altas, pero prefería no averiguarlo por vergüenza.

Algunos alumnos parecían haber empezado a intentar algún tipo de magia, pero no llegó a ver gran cosa. Lástima, siendo mayores seguramente habría sido algo alucinante. ¡Pero en esos momentos su estómago le exigía dulces! Estaba dispuesta a preguntar lo que tenían cuando sonó la campana, ¡¿ya eran las 12?! Miró apurada a su compañera con cara lastimera. -Parece que al final hemos llegado tarde...- sin embargo, el que parecía encargado del lugar les ofreció unos muffins, haciendo que los ojos de Sarah se iluminaran con gran ilusión. -¿En serio? ¿¿Podemos?? ¡Mil gracias señor con dientes de tiburón!

Aunque no hubiesen podido estar en la cafetería más tiempo por la ceremonia de apertura al menos habían conseguido unos ricos muffins que (al menos ella) no tardaría mucho en zamparse.

Robert vuelve de "las nubes" justo a tiempo de ver cómo marchan todos al salón de actos,

Estaba cerrando la bolsita de galletas que habían quedado cuando llegó Renata tal y como había predicho para acercarse a las niñas, pero no esperaba que le pidiese el favor de acompañarla. Eso la tomó por sorpresa y se quedó callada unos pocos segundos cuando Edgar, quien le pareció el canto de un ángel, intervino con que ya era mediodía mientras se escuchaban las campanadas. ¿Tan pronto la mañana terminó? 

-Luego de la ceremonia, ¿te parece?-Aetheldryd se bebió los últimos sorbos como si de agua se tratase y llevó la taza a la barra-. Gracias, señ... Edgar-y lo sabía, para unas semanas después volvería a referirse a él como "señor Chadburn", pero de momento no sería así-. Nos veremos luego.

Después fue a su sitio para guardar las galletas en una bolsita interna de su saco. Miró a Renata y a los demás.

-¿Saben dónde está el Salón de Actos?-torció su sonrisa amable y se adelantó al resto, aprovechando para devolver una sonrisa educada a la pequeña niña de cabellos negros (Sarah) y a la arachne-. Yo los llevaré, si gustan claro. y Renata... allá puedes aprovechar para conocer a más personas.

Y diciendo esto, se acercó a la puerta para abrirla y así guiar a todos los de nuevo ingreso a la ceremonia. Cada año era interesante de ver, y esperaba que en esta ocasión así fuera.

¿Tan tarde era?

Alguna vez escucho que el tiempo pasaba rápidamente mientras se tenia buena compañía, y fuera de sus padres y su tía, aquella era la primera vez que ocurría eso con un extraño.

Se lamento mucho de no poder saludar a las dos chicas, aunque quería hacerlo luego se mostro bastante alineada con sus prioridades.

Aprender.

-Está bien -asintió ante su sempai. Te sigo Aethel.

-Chicos ¿Vienen?

Llegaste a la cafetería a tiempo de ver cómo un tropel de alumnos se marchaba. Cuando entraste sólo quedaban un elfo oscuro que estaba terminándose un trozo de pastel y el encargado de la cafetería, el cual estaba sirviéndose una taza de té.

En cuanto el encargado te vio, te sonrió y dijo:

 -¿Vienes a tomar algo rápido antes de ir a la ceremonia de apertura curso, bonita? ¿O eres de esos alumnos que no les apetece ir porque lo consideran aburrido?