Partida Rol por web

En el hueco del ascensor seguían aunando esfuerzos para alzar a los heridos... continuando lo que habíamos iniciado. Sin embargo, en estos momentos, aquello estaba sensiblemente más alejado a mis sentidos... sentidos que rendían al máximo, volcados en aquel previsible muchacho, esperando a su próximo movimiento con serenidad... reconozco que me gustará comprobar de lo que es capaz...

Esperé a que la galena me obedeciese, pues no quería que fuese obstáculo inoportuno entre ambos frentes. La mujer oriental se debatía, indecisa, entre asistirme con urgencia... o satisfacer, con profunda inquietud, mi última petición... hasta que prudentemente se decantó por ésta...

-. Y bien... héroe postizo...- Nunca había reparado en su nombre... y nunca lo haría. -... vas seguir amparándote tras una inocente mujer...- Le dije, con total serenidad, desde mi aparente posición de inferioridad... malherido y casi tumbado. -... vas a seguir escudándote en nobles causas... ¿tú?? ...- La vida se me iba con cada palabra, sólo mi extraordinaria fuerza de voluntad labrada en mil batallas, en la Fe de mi causa, me mantenía consciente. -... o te vas a mostrar de una vez lo que eres, lo que quieres...- Y aquello no era más que mi muerte.

Había llegado el tiempo de tentar a la parca, como en otras veces, y no de cualquier manera. De nada sirve haber demorado nuestra cita en múltiples ocasiones... más que para recibirla sereno, paciente y bien atento a actuar en el preciso momento...

Más tarde de lo esperado, cuando ya varios de los hombres hubieron abandonado el lugar, mis severas y desafiantes palabras obtuvieron el arriesgado efecto deseado. El desquiciado muchacho, arrastrado por la siseante voz que anidaba en su cabeza, arrancó la petulante y barata máscara de justiciero con la que quería aparentar y justificar sus actos... mostrando su retorcido y contraído rostro. Un rostro desencajado por la ira al que sonreí con evidente cansancio. ¿Cuántas veces lo había visto antes?... ¿sería ésta la última vez?...

Simplemente, mi entrenado cuerpo reaccionaría como un latigazo a su torpe y previsible movimiento. Aun me había hecho de rogar, dejando intencionadamente que su pie oprimiese mi rostro. Su enloquecida voz se hizo patente ante todos los presentes. Ahora lo tenía donde quería. En ese preciso instante, en esa delgada línea en la que me solía mover, di rienda suelta a mi instinto de supervivencia, que desbocado borraría su mueca... sesgaría su vida...

Mi hábil mano emergería rauda tras de mí, guiando con ella una oportuna pistola que hasta el momento había permanecido oculta. Al instante, ya estaba encañonado... un instante después, sin dudarlo, un reverberante estallido se adueñó de nuestros tímpanos...

-. ¡BAAM!!...-

Una mortal bala que atravesaría su cráneo, a pesar de su vago movimiento, esparciendo sus sesos y sangre por el aire... dibujando un pintoresco lienzo en la pared.

Su cuerpo sin vida se desplomó a mi lado... adiós muchacho...

abelardo apoyaba todo el odio y el peso de su cuerpo en aquel pie, que desafiante, pisaba la cara de un aguerrido terrorista capaz de sobrevivir a bajo circunstancias extremas

la risa de aquel boxeador, desencajada, brotaba de un rostro alterado y una mente perturbada por aquel barco y las drogas que lentamente lo hundian en un oceano de confusion e irrealismo

el rapido e inesperado movimiento de la mano de la muerte, hizo que el pugil intentara un movimiento reflejo para esquivar aquel proyectil que logro lo que nadie antes habia podido... saber que habia dentro de su cabeza...

el plomo destrozo su craneo esparciendo trozos de materia gris, y salpicandolo todo de rojo...

aquel sonido y el inconfundible olor a polvora hizo que george se levantara de un salto y corriera hasta lazaro

el cuerpo del boxeador descansaba interte en el suelo

- jefe? lazaro?

sus ojos y sus manos intentaban descubrir si algo de toda aquella sangre era del terrorista

la doctora se acerco arrastrandose al lugar como pudo y su mano detuvo a george

- sera mejor que no mueva demasiado a su amigo... tiene un pulmon perforado...

La gran cantidad adrenalina que, hasta ese momento, alimentaba mi cuerpo descendió vagamente... dejándome a merced del dolor que sentía en todo mi cuerpo. Dolor transfixivo irradiado desde el dañado torso hasta el bajo vientre, privándome prácticamente de aire.

Había ganado tiempo sí, pero no mucho... y las circunstancias solamente habían cambiado ligeramente. Aun así, debía calibrar de nuevo la situación...

Devolví el arma a su sitio, a mi vera, haciendo un esfuerzo poco recomendable ante la silenciosa censura de la doctora... que a duras penas se aproximaba de nuevo a mí con el equipo médico. Nada tenía que temer esa mujer de mí... ni de los míos. Aunque dadas las circunstancias aquello parecía más fácil decirlo...

Cita:

Reconocí la preocupada voz de mi viejo camarada, de mi amigo. Sentí sus ojos recorrerme contrariados, supo que estaba bien jodido... como otras veces. -. No tiene buena pinta, ¿no?...- Me obligué a no reír para no despertar esa mortificante salva de tos que rasgaría aun más mis pulmones. -. Haz caso de la doctora, lo que tienes que hacer no está aquí conmigo...- Mi voz fue adquiriendo tintes de autoridad. -. Esa puerta conduce a los tanques de carga, allí hay varias personas trabajando por hallar una salida... es posible que sea la única forma de salir de aquí... ¿tenemos algún explosivo?...- Le pregunté, insinuándole lo que nos dispondríamos a hacer. -. Acércate más camarada.- Le solicité para susurrarle una palabras. -. Al menos hay un hombre armado entre ellos, debes tener cuidado... podría ser un problema...- Y le hice, además, una descripción detallada del hombre al que había visto, Lestet Craven. -. Espera mis órdenes antes de actuar...- Aseveré finalmente, antes de que separase de mí.

-. Dile a Cy que venga, tengo algo para ella...- Tenía que dejar todo atado por si saliese mal la operación.

-. ¿Necesita ayuda para esto, doctora?...- En espera de su llegada, me dirigí a la galena que había adecuado el instrumental para la intervención.

george permanecia de rodillas junto a lazaro, mientras ets le hablaba la oido

- entiendo no te preocupes....

una cara de circunstancia se reflejo en su rostro ciando le preguntaron por los explosivos

- a mi no me queda nada jefe... pero creo que por esta zona masomenos, uno de los nuestros coloco cargas explosivas... lo raro es que no hayan explotado aun...

george se levanto y fue hacia cy

- lazaro no tiene buena pinta... intenta que no se te note cuando lo veas

la doctora desplego su instrumental en el suelo, y luego se dirigio a los otros 3 medicos que habian en la sala

- bueno me van a ayudar o se van a quedar ahi mirando?

son las 9:24 am...

mientras los los 4 medicos, peter lefkov, samantha weller, hibbert y crown fosdail atienden a lazaro, la puerta que da hacia popa se abre y deja paso nuevamente al 2º oficial que irrumpe nervioso

El disparo me congeló la sangre... y por un segundo ya no estaba segura de sí seguía corriendo por mi cuerpo, si volvería a hacerlo alguna vez... Fue un segundo breve... el segundo que tardó aquel hombre en derrumbarse sobre el suelo. El segundo en el que su espalda se tiño de rojo, apartándose, para dejarme verle de nuevo... Lázaro...

Estaba pálido, respirando con una dificultad que me dolía, que me arrasaba... y sentí las rodillas flaquear, sentí apenas poder sostener la pistola... me sentí apenas respirar... Había permanecido en la puerta de aquel ascensor... atenta hasta entonces, dispuesta... capaz... pero ahora, al verle respirar apenas... todo se tambaleaba a mi alrededor.

Cita:

George se me había acercado para casi susurrar... y mis ojos negros se entornaban a él con el gesto grave, con la mirada húmeda... y apretando los dientes asentí con la cabeza sabiendo que, por más que intentara... Lázaro sabría...

Siempre sabía...

Me acerque a él, me arrodille a su lado dejando junto a nosotros la pistola que sostenía ahora con desgana, con la poca fuerza que aún me quedaba en el brazo sano... y la mano ensangrentada le acarició la mejilla, y le acarició la mirada negra... en la que yo sabía que leería como en un libro abierto....

Lázaro...

Mi mirada sólo se dirigía hacia delante, buscando caminos por los que seguir huyendo. La herida en el costado izquierdo me quemaba, produciéndome el agudo dolor de un pinchazo en cada zancada. La respiración, jadeante, buscaba aire en el asfixiante ambiente. El sudor empapaba parte de mis ropas, sintiéndolas más pesadas. Los músculos, tensos, comenzaban a resentirse de la larga carrera.

Irrumpo nervioso, viendo a varios médicos por la zona y un río de sangre. -Vamos, levantaros y salgamos de aquí, creo que he encontrado una salida- Lo que digo lo digo mas bien por obligación, mis ojos no perdían el tiempo e intentaban buscar a la mujer de ojos verdes. ¿No habéis visto a una chica rubia por aquí?. Es alta y de ojos verdes, es bastante habladora, por lo que es fácil identificarla. ¿No la habéis visto?..- Pregunto con algo de miedo.

- jejeje... bien doctora, veamos a su paciente.. jeje

hibbert se arrodillo junto a lazaro, mintras sacaba su instrumental

- disculpen, pero no seria mejor que atendamos a varios pacientes, en vez de que todos veamos al mismo?

crown contaba a 4 medicos, incluyendose, acercandose para salvar al jefe de los terroristas

george era la mano derecha de lazaro, y al escuchar semejante comentario, se acerco al doctor fosdail

- sera mejor que cierre la boca y haga su trabajo doctor...

las palabras de ribic eran duras y amenazantes, pero a duras penas escondian su preocupacion