Partida Rol por web

Elena ayudó a Dubieta a limpiarse y le peinó el pelo tal y como la Dama se lo pidió. Después de acabar con su tarea, recogió todo y marchó de nuevo hacia las cocinas para seguir ayudando con los preparativos de la boda.

- El Guardia Tomescu llega al pasillo de las estancias de invitados procedente del Patio del Castillo.

MEDIODIA DEL TREINTA DE ABRIL DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

- El ama de llaves Mariana llega al pasillo del ala de invitados procedente del Patio del Castillo.

Camino por el pasillo hacia la habitacion de mi señora y llamo a la puerta una sola vez antes de abrirla y entrar.

Os traigo esto para ponerlo en vuestro tocado. se escucha antes de que cierre la puerta

-Pasa, Mariana. ¿Qué es eso de algo para mi tocado? No creo que me ponga nada más, pero vamos a verlo.

Radovina esperó a que la mujer entrara, para seguir. Estaba frente a la pulida luna que hacía las veces de un espejo, junto a la cama, contemplando el efecto de su atuendo nupcial. Cuando el Ama de Llaves se acercó, la miró ladeando la cabeza.

-Y cuéntame qué es ese alboroto. ¿Realmente han llegado los Basarab? La chiquilla me lo ha dicho. Por el tumulto y el clamar de los cuernos deben haber venido cientos de ellos...

Hablaba dulcemente, pero seria, de modo que no se sabía con certeza si estaba bromeando o no.

Hago una reverencia mientras me acerco y la observo, es una novia hermosisima.

Han dicho que las novias debian llevar las plumas de estos faisanes en sus tocados, creo que se como ponerlas en vuestro pelo para que no molesten mucho, tal vez trenzado con las flores.

Dejo unas pocas plumas en la mesita. Asiento. Si han venido muchos, parece que les ha puesto nervioso. En las cocinas estaban diciendo que podrian atacarnos.
Sentaos, luego debo ir a ponerlas en vuestra prima, Elena esta vigilando que llegan los novios a la capilla, por que aun que yo sepa no han llegado

-¿Han dicho...? ¿Quiénes han dicho eso...?

Parecía claro que la idea de las plumas en el pelo no gustaban ni de lejos a Radovina. De hecho, se había despojado incluso de los pasadores y horquillas que sujetaban sus bucles, recogiéndolos, y lucía ahora su melena suelta, la frente sólo vestida con la diadema de la pequeña Basarab, a la que ha añadido alguien algunas florecillas rojas. Sin embargo las otras, las que Mariana había cosido a los bajos del vestido, se veían tal como las había dejado ella.

-En cuanto a esos bárbaros... prefiero tenerlos dentro del Castillo que acechando, sin verlos. Aquí están los dos nietos del Boyardo, no les pondrán en peligro. Aunque no apostaría por otras gargantas...

Es una orden del Chambelan, quiere que vayan con los adornos de las novias y la unica manera que se me ocurre es en el pelo o que la enrede en el ramo o en la falda.
Suspiro mientras cierro los ojos bajando la mirada hasta el suelo.

Mi señora, no se ni que pensar pero algunas criadas estan pensando que si nos atacan, podrian violarnos. Les he dicho que no  nos pasara nada, pero creo que ahora estaran emborrachandose.

-Me pregunto qué razón tiene el Chambelán para ordenar algo tan bizarro. Plumas de faisán...! ¿para una novia? ¿Tienes idea de por qué ha ordenado algo así? Y, además, ¿con qué autoridad? ¿la del Duque? ¿o es un capricho propio? Dime, ¿cuáles han sido sus palabras exactas, Mariana...?

Tomó las plumas de encima de la mesita, dándoles unas cuantas vueltas entre sus dedos afilados y níveos, pensativa. Luego frunció sus labios y parpadeó. Pareció que iba a hablar, pero en lugar de eso soltó una breve carcajada cristalina.

-¿Emborrachándose? Supongo que te refieres a los hombres Basarab, no a las criadas... aunque si temen ser violadas, puede que estén entonando su espíritu ante la expectativa. ¿De verdad les preocupa más su honra que su cabeza? En fin... yo sí debería emborracharme... ya te contaré a qué sabe la violación. Mañana.

No lo se señora, solo se que la cocinera me las dio con esas ordenes.
Puede que el Duque se lo pidiera, pero no lo se segura, no estaba presente.

Sonrio. Los hombres siempre se emborrachan en situaciones asi. Las criadas estaban mas preocupadas por otras cosas cuando las deje y ... me muerdo los labios antes de seguir.
Con todo el respeto, se a que sabe y que se siente en una violacion.
Si lo preferis os puedo añadir las plumas al ramo de novia, asi no sera tan grotesco

La carcajada que había resonado cristalina hacía un segundo se repitió ahora, como cristales quebrados esta vez, y sólo en su mente.

¡Violada Mariana...?! Por los dioses, si es un palo enjuto y antipático! De eso debe hacer siglos, si es que no ha ocurrido sólo en su imaginación...

Sin embargo su actitud exterior fue distinta...

Radovina miró con un velo de ternura a su Ama de Llaves.

-¡Mariana! Nunca me habías... bueno... nunca me habías hablado de eso antes... Virgen bendita!! -Sus ojos dulcificaron aún más sus palabras. Se acercó a la mujer, pero no llegó a rozarla. En vez de eso se sentó en la cama y palmeó el edredón, a su lado.

-Ven, tenemos tiempo antes que el padrino acuda a buscarme... coloca esas horribles plumas en el ramo, de modo que no se vean apenas, y mientras lo haces, cuéntame. ¡Debió ser espantoso! No tenía ni idea, perdóname, no quería llevar tal recuerdo a tu conciencia, en un día como hoy.... pero ya que lo he hecho en mi ingenuidad, vierte ahora tus penas, amiga mía, cuéntame quién fue.... y en qué circunstancia...

Cojo el ramo y coloco las plumas como puedo para que no se noten mucho y sean al menos las adecuadas.

Era muy joven mi señora, tenia la cabeza llena de pajaros. Como sabeis no me case, nadie queria...Fueron tres, eran soldados, me dolio todo el cuerpo durante dias. Tuve moratones, no podia ni levantarme de la cama.
Gritaba y lloraba, pataleaba, decia que me dejaran, solo se reian mientras se turnaban hasta que no puede mas.
No me case, no podia soportar que ninguno me volviera a tocar, como tampoco pude...cierro los ojos y aprieto los puños.
Despues de tanto tiempo aun me duele

-Por lo menos no dejaron en ti su simiente. Supongo, no es así...? Eso sí que habría sido algo terrible.

Radovina no pudo evitar llevar su mirada escarlata al vientre de Mariana, pero enseguida la apartó de allí. Y la posó despreocupada en apariencia, en el ramo que el Ama de Llaves estaba completando con las plumas.

-¿Así que nunca más...? Es decir... ¿no has amado nunca a nadie, Mariana?

Con el pelo negro y los ojos del mismo color, un primo mio se lo llevo para criarlo con su mujer que no podia darle hijos. Murieron durante la epidemia.

Me levanto y aliso el vestido. No mi señora, nunca mas estuve con un hombre, me recordaba ese momento. Pero eso no quiere decir que nada, tal vez no encontre al hombre adecuado. Amar son palabras mayores recordadlo, el corazon solo se puede entregar a una persona que pueda amaros de la misma manera incondicional que vos podais hacerlo

Ahora tranquilizaos y sonreid es vuestro dia. Ire a ver a vuestra prima y la pondre las flores donde mas la guste.

La confesión de Mariana la sorprendió y la sumió en un estado de recogimiento y reflexión. No dejaba de ser duro que se hubiese sincerado con ella justamente el día de su boda. Pero así eran las cosas a veces.

Radovina no añadió nada a las palabras de su sirvienta y confidente. Sólo, en un gesto francamente insólito en ella, le apretó la mano con fuerza. Después se levantó y se dirigió a la ventana, mientras Mariana acababa el ornamento del ramo.

-Sí, ve. Dubieta no tiene doncella que la ayude, agradecerá na mano femenina en el arreglo de su atavío. No creo que el noble Dravescu tarde mucho en venir a buscarme, ya es mediodía...

Mi señora replico haciendo una reverencia y  dandola la espalda tras cojer las plumas que quedan para marcharme.

Sois una novia muy hermosa, hace mucho que no veo una igual. Abro la puerta y me marcho. 

Cierro los ojos en el pasillo antes de  respirar hondo y caminar hacia el otro cuarto. Llamo a la puerta un par de veces.

Señora, me envia vuestra prima lady Radovina

Mirando como su hermoso cabello caía sobre sus hombros y resaltaba ante aquel vestido blanco, se sentía como una princesa, aunque quería que todo pasase lo más rápido posible.

Escuchó como la ama de llaves llamaba, Dubieta abrió la puerta.

- Entra, Mariana ¿Cómo me ves?  - dio una ligera vuelta para que la ama de llaves viese su vestido - y... ¿Qué asuntos te traen por mis aposentos, querida? ¿Necesita algo mi prima?

Dubieta cogió el velo largo y blanco que reposaba sobre una mesa, debía ponérselo antes de marchar hacia la iglesia.