Partida Rol por web

Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Castillo de Balgrad. - Habitaciones privadas de Durius de Slobozia.

Cargando editor
02/10/2012, 18:36
Director II.
Cargando pj

IACOBUS:

- Entras en la antesala totalmente a oscuras.

- Lamentablemente, las piezas metálicas de tu armadura te impiden ser sigiloso, aunque dirías que los cuatro mortales que aquí duermen no se han percatado de nada. Todavía.

- Aparte de esos cuatro, intuyes otras tres presencias. En una habitación una presencia solitaria, muy quieta. Debe ser Valru. En la otra dos presencia, están hablando: son la sirvienta Enrietta y su amo Durius.

Cargando editor
02/10/2012, 19:23
Durius Tremere de Slobozia.
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Audición

Tirada: 8d10

Dificultad: 7+

Resultado: 1, 5, 7, 5, 8, 7, 9, 9

Exitos: 5

Notas de juego

¿Puedo usar primera Excelencia de Consciencia? ¿Cuántos dados extra supondría?

Cargando editor
02/10/2012, 20:37
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.
Cargando pj

Valru inspiró profundamente, una reminiscencia de su comportamiento humano. Creía saber lo que aquello significaba, y no era bueno. Sin embargo, debía afrontarlo con entereza. Quizá consiguiera evitar que todos se vieran envueltos en aquello. Con toda la dignidad que pudo reunir, y después de una rápida plegaria a Dios y otra a los dioses de sus antepasados, salió de la habitación.

-Caballero Iacobus-pronunció, como único saludo. 

Notas de juego

No tengo claro que destinatarios debería poner, así que por favor edita el mensaje cuando ocurra. 

Cargando editor
03/10/2012, 00:09
Director II.

DURIUS:

- Utilizas la Primera Excelencia de Conciencia para acrecentar todos tus sentidos (por esta vez no es necesario tirar más dados).

- Sientes que en la antesala están durmiendo (y roncando) tus siervos Bucur, Mikail, Vasilov y Papadimos.

- El Caballero de los Cárpatos acaba de entrar, intentando (sin conseguirlo) moverse con sigilo. Hueles la sangre que cubre su armadura, sangre Basarab y sangre humana. Parece que le encanta la sangre derramada, si no se ha molestado en lavarse y ha ido directamente a tus aposentos.

- Presientes que, en la habitación de al lado, tu Chiquillo se ha puesto tenso. Es obvio que él también ha notado la fuerte presencia de Iacobus Radoslav.

Cargando editor
03/10/2012, 00:13
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.

Valru inspiró profundamente, una reminiscencia de su comportamiento humano. Creía saber lo que aquello significaba, y no era bueno. Sin embargo, debía afrontarlo con entereza. Quizá consiguiera evitar que todos se vieran envueltos en aquello. Con toda la dignidad que pudo reunir, y después de una rápida plegaria a Dios y otra a los dioses de sus antepasados, salió de la habitación.

-Caballero Iacobus-pronunció, como único saludo.

Notas de juego

- Pongo como destinatarios a los que están despiertos y escuchando.

Cargando editor
03/10/2012, 05:13
Lacayo Mikail.
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+conciencia

Tirada: 5d10

Dificultad: 7+

Resultado: 4, 1, 7, 5, 4

Exitos: 1

Cargando editor
03/10/2012, 15:32
Durius Tremere de Slobozia.

Con la mano de Enrietta entre la suya, repentinamente, Durius alzó su rostro y una sutil línea se dibujó en su entrecejo, dándole un aspecto concentrado. Había escuchado el seco sonido de la puerta del dormitorio de Valru al cerrarse con un brusco golpe, cuando teóricamente debía encontrarse en la capilla atendiendo el cuerpo de Giorgina Basarab y dedicado a los menesteres que le habían sido encomendados. Parpadeó dos veces, en rápida sucesión, y una sonrisa asomó entre sus labios como la luna llena entre las nubes. Sus ojos verdes parecieron refulgir en consonancia con aquella sonrisa, un gesto tan escaso e inesperado en el habitualmente serio rostro de Durius, como la presencia de un oasis en un desierto.

-Enrietta, debo dejarte. Veo que Valru ha regresado a sus habitaciones y debo hablar con él. Y descansa. Hazme ese favor.

Dio una suave y cariñosa palmada en la mano que sujetaba, al tiempo que se inclinaba hacia Enrietta y susurraba un buenas noches a su oído, logrando que sus labios rozaran la mejilla de la sirvienta a modo de fugaz beso. Tras ello, sin mirar atrás, salió del cuarto.

Cargando editor
03/10/2012, 15:41
Durius Tremere de Slobozia.

La sonrisa que flotaba en los labios de Durius desapareció tan pronto atravesó el umbral de la puerta de su dormitorio. Atrás quedaba Enrietta, su dulce fuente de vida, entregada y enamorada a un sueño fútil que él alimentaba periódicamente, como si de un ghoul emocional se tratara. Ante él, Valru, cuya agitación era claramente perceptible para sus sensibles sentidos y cuya causa, aunque desconocida, intuía. La sangre Basarab era demasiado embriagadora para escapar inmune a sus efectos. En su caso, su lacayo había sufrido las consecuencias de su ansia desmedida e indomable, en virtud de un postrer acto de voluntad regido por su instinto político y de conservación. No obstante, dudaba que el mayordomo hubiera actuado con idéntica prudencia, lo cual implicaría la presencia de un inoportuno cadáver y, casi sin duda alguna, la del Caballero de los Cárpatos.

Al acceder a la antesala desde la cual se accedía a la habitación de Valru, vio al Caballero de los Cárpatos y cómo el mayordomo asomaba desde su cámara a la antesala.

Cargando editor
03/10/2012, 15:52
Durius Tremere de Slobozia.

La puerta de la habitación de Durius, secretario de Gyula Kadar, se abrió dando paso a su figura. Se detuvo al ver frente a sí al Caballero de los Cárpatos, sin llegar a cerrar la puerta de sus dependencias, y fue testigo de cómo Valru asomaba desde su habitación.

-Caballero Radoslav -dijo casi en un susurro-. ¿Qué motivo os trae hasta mis dependencias en mitad de la noche y de forma tan subrepticia? ¿Acaso Valru os comunicó mis deseos y me habéis traído la espada de Giorgina Basarab, creyendo por lo tanto que no era necesario anunciaros? -preguntó secamente mientras su mirada recorría el cuerpo de Iacobus, deteniéndose un segundo en las manchas de sangre de su armadura-. Ni lavaros, como así evidenciáis. Observo que parecéis haber pasado por un bautismo de sangre. Un tanto excesivo si me atengo a vuestra... suciedad. No os recuerdo así en el salón del castillo, lo cual me conduce a pensar que vuestra querencia por la muerte no quedó satisfecha con la ejecución de la mujer Basarab.

La mirada de Durius se deslizó hacia Valru, inexpresiva.

-Valru, haz el favor de tomar la espada que tan amable y gentilmente nos ha tenido a bien traer nuestro insigne Caballero de los Cárpatos -la voz era fría-. Y Caballero, la privacidad es un privilegio del que en pocas ocasiones podemos gozar y nuestras dependencias privadas tienden a proteger con un carácter sacrosanto dicho privilegio. Os rogaría que ante la eventualidad de próximas visitas, os anunciéis en lugar de colaros como si de un criminal os tratarais. Y salvo que tengáis algo importante que comunicarme y que debiera saber, yo o mi señor el Duque, os rogaría que os retirarais. Aún hay asuntos de estado que debo tratar con mi mayordomo.

Cargando editor
03/10/2012, 17:20
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.

Al menos, si aquello debía ser así, habría testigos. Sospechaba de quien podría ser la sangre, y de hecho pronto podría bañarse con más. Sin embargo, debía afrontar con entereza lo que viniera. Observó con cierta admiración como su señor hablaba al caballero, plantándole cara claramente, aunque lo hiciera con palabras y no con el acero. Y llegó una orden de aquel hombre al que debía su servicio, una orden simple. Pero que quizás nunca llegara a cumplir. 

Valru se adelantó hasta situarse al lado del caballero, y extendió ambos brazos con las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir la espada, ya fuera de un modo u otro. 

Cargando editor
04/10/2012, 01:49
T01: CASTILLO DE BALGRAD.

- Mikail se despierta. Ha escuchado la puerta, el ruido de las piezas metálicas de una armadura y voces hablando, pero todo está completamente a oscuras en la antesala y resulta muy confuso.

Cargando editor
04/10/2012, 11:22
EL TIEMPO TODO LO VENCE.

AVANZADA LA MADRUGADA.

Cargando editor
04/10/2012, 11:22
T01: CASTILLO DE BALGRAD.

- El Sargento Dominik abre la puerta exterior de la antesala de las habitaciones privadas del Caballero Durius de Slobozia. Ha encendido una vela, pues sabe que dentro la oscuridad será absoluta.

- A la tenue luz de la vela ves los cuerpos tendidos entre sus mantas de cuatro lacayos: Bucur, Vasilov, Papadimos y Mikail. Los tres primeros parecen profundamente dormidos e incluso roncan. Mikail parece que se acaba de despertar.

- Entonces descubre algo sorprendente: cerca de la puerta está el Caballero de los Cárpatos, con su armadura recubierta de sangre fresca. Lleva su propia espada envainada, pero en la mano izquierda, lleva distraidamente, como si fuera un juguete, la espada que perteneciera a la difunta Giorgina Basarab.

- Ante la puerta de su habitación, la del fondo a la izquierda, está el Mayordomo Valru. A su lado, ante la puerta entreabierta de su propio dormitorio, el del fondo a la derecha, está el Caballero Durius Tremere de Slobozia. - Parece que el Caballero de los Cárpatos estaba hablando con ambos, sin que a ninguno de los tres al parecer les molestase la absoluta oscuridad reinante en la antesala.

Cargando editor
04/10/2012, 18:07
Sirvienta Enrietta.

Mi señor Durius marchó de la habitación, dejándome con el corazón sobresaltado. Deseando que volviese de nuevo a estar tan cerca, me mantuve en silencio, sumergida en mis pensamientos y cuando me dirigía a paso lento a mi cama escuché la conversación que estaban teniendo en el otro lado de los aposentos de mi amo.

No sabía qué había ocurrido, pero parecía ser que se había derramado sangre y más de la que me había mencionado mi amo. El mayordomo Valru parecía simplemente obedecer a Durius.

Decidí meterme en la cama, con el olor de mi señor pegado a mi ropa y una dulce sonrisa en el rostro. Me hacía la dormida mientras escuchaba la conversación, o al menos eso intentaría hasta que mis sentidos sucumbiesen al placer del sueño.

Cargando editor
05/10/2012, 06:00
Lacayo Mikail.

El lacayo se incorporó lentamente en su lecho y miro la escena intentando salir de su letargo rápidamente. Repasó la cara de sus superiores sin emitir sonido, tratando de percibir algún ademán que le indicara si resultaba de utilidad su presencia. La imagen sangrienta del caballero lo había hecho dudar si aún seguia en los sueños. Agudizó su vista y la sangre persistió.

Cargando editor
05/10/2012, 07:25
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

Iacobus, que en las lindes de la penumbra de la habitación se había quedado mirando a Valru, evaluando su apariencia y comparándola con la otra, volteó la mirada para ver a Durius. Y atendió a toda su palabrería con una paciencia difícil, que se reflejaba en la oscuridad de sus ojos a modo de un brillo indescifrable. Luego miró al mayordomo extendiendo los brazos hacia él, esperando la espada o el acero, y la situación se le antojó tan ridícula como para empezar a reírse. Aunque no lo hizo.

Guardad vuestras palabras, Caballero, y vuestras advertencias para cuando quien entre a vuestros aposentos no tenga motivo alguno. Que, lamento deciros, no es entregar esto - si acaso de un juguete se tratara la espada de Giorgina Basarab, ésta no iba a pasar de mano. En la suya, y bien aferrada, estaba bien - Decidme, ¿acaso queríais que entrase anunciándome abiertamente, a los gritos, cuando he entrado aquí sólo por seguir a alguien que hasta hace sólo unos minutos estaba en una ira asesina descontrolada y bestial? - no miró a Valru, miraba a Durius - No me consideréis estúpido, como yo no os considero así a vos.

Ahora sí, miró a Valru. Mas no por mucho tiempo.

Entré para hacerme cargo de lo que ha sucedido en los barrancones de los soldados, o para ver que vos lo hicierais, como su señor. ¿Queréis que os lo comunique aquí - delante de todos, donde todos podían escuchar - o preferís que lo haga en otro lugar?

Cargando editor
05/10/2012, 11:38
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.

"Es el momento de pagar por los errores."

Valru lamentaba enormemente todo lo ocurrido, aunque sólo fuera por el peligro que suponía para su vida. Una vida que pronto acabaría, estaba casi seguro de ello. Su semblante se endureció, no tenía sentido quebrarse en una situación de la que no se podía escapar. No pudo evitar recordar la invasión de los magyares, y la resistencia en Bistritz.

"Y la ciudad aguantó, y no me quebré... Hice lo que debía, y afronté mi final, aunque otros no estuvieran de acuerdo."

También maldijo al Duque por haberle mandado a él a hacer aquello, sin ser ninguna clase de soldado, sólo un administrador más. Sin duda, los guardias y hombres avezados en aquellas cuestiones se habrían ocupado mucho mejor, pero ya era tarde para todo éso. Miró a los ojos de Iacobus, sabía que allí no encontraría nada bueno, pero su honor le exigía mirar a los ojos a su fin. 

-Si mi señor Durius no tiene inconveniente, éste será un lugar tan bueno como cualquier otro... O bueno, un momento...-Valru se movió un par de pasos hacia una esquina, en una zona amplia del suelo que no estaba cubierta por ninguna alfombra ni nada demasiado importante-mejor aquí, así el mobiliario no sufrirá. 

Cargando editor
05/10/2012, 11:57
Director II.

CONDICIONES DE ILUMINACION EN LA ANTESALA:

- En la habitación de Durius de Slobozia, que ha dejado con la puerta entreabierta, hay un candelabro con tres velas encendidas. Se cuela algo de luz desde ahí.

- El Sargento Dominik acaba de entrar a la antesala portando una antorcha encendida en la mano.

- Los lacayos Bucur, Vasilov y Papadimos siguen profundamente dormidos y están roncando.

Cargando editor
05/10/2012, 14:35
Durius Tremere de Slobozia.

-¿Guardar mis palabras? ¿Quién creéis que sois, Iacobus Radoslav, y cuáles creéis que son vuestras atribuciones y posición para llamarme la atención en mis propias dependencias? -la voz de Durius resonó fría y seca, como el aire helado en un ventisquero-. Os conozco lo suficiente para saber que tanto mi persona como mi cargo os resultan absurdamente indiferentes. Tanto como los del Duque Gyula Kadar, a quien tuvisteis la amable deferencia de jurar lealtad. Todo os resulta mortalmente aburrido, y solo en la persecución, en el acoso y en la muerte diría que halláis solaz y placer, una quiebra a la rutina que os abruma. No. No os engañéis. No os tomo por estúpido. Al contrario. Y de igual modo, os tengo por especialmente pernicioso y desagradablemente peligroso. No en vano nuestras espadas se alzaron juntas frente a un adversario que resultó incólume a sus caricias -dijo. Ahora, el timbre tenía una cadencia peligrosa, la de unas garras afilándose contra la pizarra, un deje depredador-. Mal que bien os respeto, y mucho, mas ello no quiere decir que esté dispuesto a soportar ni vuestras bravatas ni a ser el paciente de vuestro desapego a las normas y aún menos a vuestra pretendida legitimidad para acceder a mis dependencias privadas en el modo en que lo habéis hecho. ¿Gritar anunciándoos? Por qué no, aunque hubiera bastado despertar a uno de mis lacayos para dar razón de vuestra ¿visita? Y en cuanto a ti, Valru, deja de comportarte de un modo tan estúpido y ridículo. ¿Preocupaciones por el mobiliario? -la mirada de Durius destelló con dureza glacial al detenerse en el mayordomo de Bistritz-. Y ahora centrémonos. Decís, Iacobus, que perseguiais a alguien dominado por una ira descontrolada y bestial, persecución que, aparentemente, es una de las razones de que os halléis aquí. No obstante, no veo a nadie que cumpla con esas características, a alguien descontrolado y furibundo, salvo quizás vos mismo, lo cual nos conduce al desagradable punto de señalar que vuestra presa no tomó esta dirección, pues sería absurdo pensar que os perseguiais a vos mismo, ¿verdad? Y a un tiempo, afirmáis que algo ha ocurrido en los barracones de soldados, hecho que nuevamente os sitúa aquí. Aparentemente para hacer justicia o que yo la hiciera, si no os he malinterpretado. De acuerdo. Aquí estoy. Narrad lo que tanto desasosiego os causa, mas antes y dado que mi mayordomo parece momentáneamente reacio a cumplir con mis órdenes, apabullado por vuestra presencia, os ruego que me deis la espada de Giorgina de Basarab. Entiendo que no me insultaréis negándoos a tal petición que, a fin de cuentas, no es mía en última instancia -Durius avanzó hasta situarse frente al Caballero de los Cárpatos y extendió su mano, a la espera de que este le tendiera la espada. El secretario del Duque había recibido en privado unas instrucciones explícitas que no estaba dispuesto a desatender-. Iacobus, ni vos ni yo somos amigos, pero nunca hemos sido enemigos. Dadmela et pax in bello -los ojos verdes de Durius, reflejaron la luz de la antorcha del recién llegado Dominik-. Empezamos a ser multitud. Sargento Dominik -dijo brevemente a modo de saludo, sin mirarle, sabedor de que su hombre de armas sería prontamente consciente de lo anómalo de aquella reunión-. Superado este pequeño e incómodo escollo -dijo en referencia a la entrega del arma- os acompañaré a los barracones y podréis decirme qué ha acontecido.

Cargando editor
06/10/2012, 15:02
Durius Tremere de Slobozia.

Durius pensaba con rapidez. Ya no le cabían dudas acerca de las razones para la presencia del Caballero de los Cárpatos en sus habitaciones. Valru, víctima del ansia de sangre, debía haber intentado aplacar su sed con alguno de los soldados de los barracones y, en su ceguera, había sido sorprendido por Iacobus. Había tratado de, a través de la dialéctica, obtener un instante, un fugaz momento en el que poder hallar salida a aquel pequeño desastre. Pero intuía que la naturaleza del Caballero de los Cárpatos galoparía por otra dirección. Y ante tal eventualidad, el azar le proporcionaba una ocasión que quizás no se repetiría. La de acabar con él.

Sí, era poderoso. Lo había visto batirse por última vez contra el primogénito de los Basarab. Pero también era cierto que en dicha lid había resultado herido. No era pues imbatible. Y en el presente momento, gozaba de cierta desventaja, si bien Durius era igualmente consciente de que tal enfrentamiento no se pagaría solo con la sangre de Radoslav. Valru y Dominik implicaban una baza que mejoraría sus expectativas de triunfo. Y sus lacayos, aunque tan solo fuera para interponerse en el camino de las espadas, otro tanto. No en vano todo transilvano sabía que para abatir al oso lo que se necesitaba era de pequeños perros que azuzaran a la gran bestia. Y no olvidaba que él sería el primer objetivo de Iacobus.