Partida Rol por web

Escuché con atención a mi sobrino, sin moverme en absoluto, para no llamar la atención. Su idea fue... inesperada. ¿Casarme con el Lacayo Mikail? ¿Yo? ¿Y precisamente ahora? ¿Por qué querría él desposarse conmigo? Y por encima de todo: ¿Eso nos salvaría?

Las preguntas se sucedían en mi cabeza, una tras otra, y no podía darles respuesta. ¿Qué debía hacer? La verdad es que ya se me consideraba mayor para seguir siendo soltera, nunca hubiese imaginado que una propuesta de matrimonio me llegaría ahora (sobretodo en este preciso instante y situación). ¿Debería aceptar entonces? ¿Sería el Lacayo Mikail un buen esposo, una buena elección? Tal vez eso lo debería considerar más tarde... Si el matrimonio podía salvar la vida de mi sobrino y la mía, debía aceptarlo.

"Señor, dame fuerza..."

Asentí lentamente con la cabeza como toda respuesta. No quería hacer ruido ni llamar la atención.

Por el rabillo del ojo ve como su tía asiente. Dagu no había quitado su vista bajo ningún momento del carcelero y no había visto nada que pudiera advertirle que había estado escuchando. Con su mensaje ya transmitido vuelve al fondo de la celda con un segundo objetivo: comerse con rapidez lo que le quedaba de manzana que le había dado Mikail. No debía dejar ni el hueso central, para no advertir al carcelero que había tenido tratos con el exterior. Además de eso, tenía bastante hambre.

Dio un mordisco a la manzana y el bocado le supo a gloria. Pero no tenía mucho tiempo para deleitarse. Con rapidez se comió lo que quedaba de aquella deliciosa manzana.

¿Y ahora que? Solo quedaba esperar a que el plan de Mikail saliera a pedir de boca. De lo contrario el futuro de ambos sería muy incierto.

Flaviu pasó la palma de la mano por delante de la cara del Carcelero para ver si sus ojos idos reaccionaban al movimiento. Aquel lapsus de silencio no era normal. Su interlocutor se había quedado completamente quieto, como un árbol plantado en plena mazmorra.

¿Hola? ¿Sigue ahí?

Estos episodios tienen que ser síntoma de algún grado de idiotez. Estoy seguro de que su cerebro no funciona del todo bien... Imagino que no abandonó su puesto de noble para ocupar el puesto de carcelero al servicio del Duque. Seguramente sus familiares le deshauciaron debido a su retraso, sí, eso debió pasar. Y el Duque, en deferencia a la Casa de sus vasallos, acogió al Carcelero bajo su ala y le dió un puesto fácil de desempeñar para una mente sencilla como la de este hombre.

Escoria-dijo a los hombres del Carcelero-, vosotros trabajáis para este hombre. ¿Toma algún tipo de medicina? Esto... esto que le está pasando... ¿es normal?

Separé al muchacho de la joven pues no soportaba la cháchara entre celdas más no iba a soportarlas en una sola.

Mi mirada que se había perdido en el vacío volvió de repente a posarse en aquel personaje , mi voz era algo siseante como el de una serpiente hablad hablad ¿quién os lo impide? en un tono airado dije estas palabras denotando estar ofendido ante los comentarios del joven.

Que no se diga que el carcelero no sabe apreciar a quién serví más no oséis olvidar tampoco a quién sirvo yo , se podía interpretar como una amenaza o como un cumplido en boca tan astuta todo se podía tergiversar .

Miré a la joven pues me gustaba ver aquel rostro entristecido , aquellos gemidos lastimeros, aquella llamada de auxilio que ansiaba ser escuchada.

CARCELERO:

- La presencia perturbadora de Flaviu Krevcheski y tu persistente debilidad tras haber sido recientemente vaciado de sangre te distraen de todo lo demás.

De repente me llevé la mano a la frente, perdonadme estoy algo mareado . Me alejé del pasillo de las celdas desapareciendo entre la penumbra, el tintineo de las llaves y el ruido de los pies arrastrándose desapareció también en la penumbra.

Después se oyó otra vez mi voz vosotros dos a la puerta , tú vigila esos túneles , y tú quédate aquí para acompañar al visitante a la salida en cuanto termine.

En la bifurcación del pasillo , haciendo esquina me quedé oculto entre las sombras intentando escuchar la conversación de esos dos.

CARCELERO:

- Tirada oculta de Astucia + Sigilo.

Qué tipo más extraño...

De locos está el mundo lleno, y como eso no es algo que se pueda impedir, el Petimetre se aproximó a la celda de los prisioneros y se centró en los asuntos que le traían aquí.

¡Fragu! ¡Virginnya! ¡Oh, cómo me alegro de que estéis bien! Vine en cuanto me enteré de vuestra situación. Es todo tan injusto... Mi corazón se encoge de angustia al ver en esta situación a dos buenos amigos como vosotros.

Snif... En serio, hago verdaderos esfuerzos para no echarme a llorar.

Guarda silencio, negando con la cabeza y dejando el cejo fruncido.

El caso es que voy a mover cielo y tierra para sacaros de aquí. Supongo que este encarcelamiento está causado por las protestas de los Basarab hacia el servicio de la doble boda, ¿verdad? Es indignante... Se llevaron por la fuerza de las armas a una invitada especial del Duque. No tienen perdón de dios, ni derecho a quejarse después de lo que hicieron. Pobre Svitlana...

Pero esa es otra historia... Decidme, amigos... que digo amigos... hermana y hermano... ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién dió la orden y como fue vuestra detención? Fue ese sajón, ¿verdad? Si se trata del Mayordomo Otto creo que podré arreglar vuestra liberación. ¿O había alguien más con él? ¿Algún cizañero malmetiendo en los oídos del sajón para perjudicaros, tal vez?

CARCELERO:

- Tirada oculta de Percepción + Consciencia.

- Te parece que Flaviu está hablando con los prisioneros... ¿Qué les estará diciendo?

CARCELERO:

- Escuchas con claridas las palabras que Flaviu les dirige a los dos criados prisioneros:

¡Fragu! ¡Virginnya! ¡Oh, cómo me alegro de que estéis bien! Vine en cuanto me enteré de vuestra situación. Es todo tan injusto... Mi corazón se encoge de angustia al ver en esta situación a dos buenos amigos como vosotros.

Snif... En serio, hago verdaderos esfuerzos para no echarme a llorar.

El caso es que voy a mover cielo y tierra para sacaros de aquí. Supongo que este encarcelamiento está causado por las protestas de los Basarab hacia el servicio de la doble boda, ¿verdad? Es indignante... Se llevaron por la fuerza de las armas a una invitada especial del Duque. No tienen perdón de dios, ni derecho a quejarse después de lo que hicieron. Pobre Svitlana...

Pero esa es otra historia... Decidme, amigos... que digo amigos... hermana y hermano... ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién dió la orden y como fue vuestra detención? Fue ese sajón, ¿verdad? Si se trata del Mayordomo Otto creo que podré arreglar vuestra liberación. ¿O había alguien más con él? ¿Algún cizañero malmetiendo en los oídos del sajón para perjudicaros, tal vez?

Escuché sin moverme y, sinceramente, sin entender nada. ¿Preocupado por nosotros? ¿Por qué iba a estarlo si ni tan siquiera sabía nuestros nombres? ¿Que pretendía con ese juego? 

Tal vez buscaba malas palabras por nuestra parte sobre los señores, una excusa para poder finalmente acabar con nosotros. Eso era temible, pero no era tan tonta cómo para caer en ello. 

También pensé en que quizás lo que buscaba era información sin que nadie lo supiese. Era otra opción: acudir a los prisioneros, quiénes están aislados y en peligro de ejecución. Pero...¿Porqué? ¿Y porqué jugaba dándonos esperanzas de liberación? ¿Qué podía hacer él?

Sea cómo fuere, debía contestar. Yo no era más que una sirvienta del castillo, cualquiera tenía más rango que yo y eso quería decir que debía obediencia... 

"Aunque olvidar ese detalle por un segundo me haya metido en este problema tan grave..."

- Mi señor, cometimos una falta de insubordianción en presencia de nuestros invitados. Esa es la razón por la que estamos aquí, bajo las órdenes del secretario Ducal, mi señor. - contesté de manera cauta y con la cabeza agachada.

Dagu se mantuvo en silencio, mirando la conversación entre su tía y aquel personaje. Tanta preocupación y no sabía pronunciar sus nombres correctamente. Innya hacia bien en responder de manera prudente. El joven no tenía mucho que decir a aquella conversación así que optó por lo que consideraba lo mas inteligente, observar y callar. Por el momento no tenía nada que añadir a las palabras de su tía.

¿El Secretario Ducal? ¿No estáis aquí por Otto de Sajonia, sino por orden del mismísimo Durius Trémere?

Fiuuuu... Durius Trémere... La situación se complica, pero si consigo liberar a estos dos mindundis sería toda una bofetada para ese cara de alfombra persa.

Sin embargo, algo le inquietaba. Otto de Sajonia había prometido mano dura con los responsables del banquete, y sin embargo no había sido él quién les había puesto entre barrotes. Y no tenía pinta de ser un tipo al que le temblara la mano.

No entiendo porqué el Primer Caballero de la Corte se ocupa de temas tan nimios como el servicio, la verdad. Esto no tiene ningún sentido...

Oh... ya veo...-dijo desviando su atención al joven y lozano Dagu.

Davinnya, querida... Lord Trémere parece tener predisposición por convertirse en mecenas de jóvenes rubios imberbes, de rostro atractivo y afeminado. Me temo que el pobre Lindor ya no será el único que recibirá las atenciones de su Señor. Puede que el Primer Caballero haya propiciado esta situación para hacerse con Fogus. Si es así, el próximo paso del Secretario Ducal será ofreceros una salida, en persona o através de un enviado suyo.

Será mejor que nos centremos en cómo sacaros de aquí cuanto antes...

Bien. Reconozco que mis influencias no llegan hasta Durius Trémere, pero en ocasiones la inteligencia se muestra una gran baza para compensar las desventajas sociales, y yo soy un gran estudiante de las leyes... Veamos... ¿Conocéis el término servidumbre? La servidumbre se produce entre un noble y un plebeyo, analogamente a lo que en el vasallaje se produce entre dos nobles. Uno se supedita a otro y jura lealtad a cambio de protección.

Os pongo un ejemplo... hipotético. Si yo cometiere, que no digo que haya ocurrido, una falta contra el Duque... Hubiere sido el Caballero Iacobus Radoslav, señor al que debo obediencia por ser su escudero, el encargado de darme castigo. Si vos ya fueseis siervos de otro noble, la pena impuesta por vuestro delito la impondría vuestro Señor directo, y no Durius.

Así que yo os pregunto... ¿Quién es el Señor de vuestras familias? ¿O sois parientes y estamos hablando de la misma familia? ¿A quién juró lealtad vuestro...? No sé... ¿Vuestro bisabuelo? ¿Vuestro tatarabuelo?

"Innya. Me llamo Innya. Si no conoces mi nombre al menos no lo cambies cada vez que me nombras. Así parecería una equivocación, no que simplemente no te importo."

Aunque claro, ¿qué más daba? Estaba claro que a ese señor no le importaba,(¿A quién le importa una sirvienta desobediente?) ni yo ni Dagu. Fuera lo que fuera lo que le preocupaba, no era realmente nuestra seguridad.

Las palabras del hombre eran complicadas, sus discursos largos y las ambigüedades me confundían. Yo había vivido como una simple campesina hasta que me trajeron a servir al castillo. Estaba acostumbrada a las palabras directas y honestas, no al juego de poder de los señores... No era tonta, pero no sabía jugarlo. Finalmente, contesté cómo pude, cómo creía que era lo correcto.

- Mi... mi señor, discúlpeme, pero soy una simple sirvienta del castillo. - le dije para que entendiese la simplicidad de mi respuesta. Todo el lío de señores y servidumbre se me escapaba un poco entre los dedos. Me habían enseñado lo justo y necesario: sirve a tu señor, no preguntes. - Le debo lealtad al secretario Ducal, al igual que mi familia... Y fue el propio Señor el que dio la orden. - terminé de decir, aún con la cabeza gacha.

No entendía el porque tenía tanto interés sen sacarnos de allí. ¿Realmente se preocupaba por la mera servidumbre? Si ni tan siquiera sabía sus nombres. Además, su plan era cuanto menos una estupidez, ¿de verdad pensaba que por el hecho de que sus antepasados hubieran servido a otro señor eso les iba a librar de aquel lugar? hasta el joven Dagu sabía lo improbable que ese plan funcionase. 

Eran servidores del Duque, y él decidiría sus destinos. Ni mas ni menos. Y eso era lo complicado del asunto. 

Esta conversación no va a ningún lado- aún así, se mantuvo en su sitio, escuchando cada una de las palabras que se pronunciaban. Al fin y al cabo, ¿cuando volverían a tener visitas?

Ya veo... el sui iuris del derecho romano... No...-se llevó la mano a la cabeza y luego esboza una leve sonrisa, contrariado-no me lo estáis poniendo nada fácil, ¿no creéis? Quiero decir... He sido muy amable al interesarme en vuestro caso... ¡¿Y VOSOTROS ME SALIS CON QUE SOIS SIERVOS DE DURIUS TRÉMERE?!

Flaviu golpea con la suela de su bota el barrote de la celda, de pura rabia.

¿Qué...? ¿Qué...? Perdonad, pero no acabo de comprenderlo... ¡¿QUÉ DIANTRES PRETENDÉIS DE MÍ?! ¿Eh? ¿Queréis... un milagro, acaso? Pensáis... "oh, da igual, el bueno de Flaviu lo solucionará todo al final". "Vamos a ponérselo difícil, a reírnos de él mientras se estruja el cerebro" ¿ES ESO? ¿OS ESTÁIS RIENDO DE MÍ? Nooo... No tengo porqué aturar esto.

¿Sabéis lo que más me ofende de todo esto? ¿Lo sabéis? Lo más denigrante de todo esto es que sois gusanos... seguramente de la misma masa helmíntica que llegó arrastrandóse desde Slobozia. Sois plebeyos que debieron morir hace siete años en la guerra, pero que habéis logrado un aplazamiento. ¡UN APLAZAMIENTO!-y suelta otra patada a los barrotes-¡HABÉIS...-patada...-BURLADO...-patada...-A LA-dos patadas...-MISMÍSIMA...-patada...-MUERTE!

¡UUUUURGH! ¡ME DÁIS TANTO CORAJE!

En realidad, lo que más rabia le daba al Petimetre es que conocía el resquicio legal para que Innya y Dagu se salvasen. No hay potestad sobre las cabezas de los dos prisioneros si el vil Durius muere. Es como si el Destino hubiese desafiado a Flaviu a un duelo, desenterrando viejos cadáveres. Un duelo contra Durius. Como si ya llegase el momento de vengar a sus primos, y dar muerte al asesino.

Pues bien...-dice tratando de recobrar la compostura, repeinándose con las manos-No se puede esquivar a la Parca dos veces, y vosotros ya habéis tenido una segunda oportunidad en vuestras patéticas vidas. Aceptad lo que tenéis y rezad a Dios para que os acepte en su seno.

Dió media vuelta (cuarto de vuelta en realidad) y se encarriló por el pasillo de las mazmorras para salir de allí. El aire era demasiado denso para Krevcheski. Sí, eso debe de ser el motivo de su cambio de humor. Es culpa del aire respirado por las ratas: pasa por sus infames pulmones y luego es exhalado una y otra vez... hasta que todo el oxígeno de este subsuelo hiede a la mácula de la innobleza. Plebeyos... deberían juntarlos todos en una gran hoguera y quemarlos vivos.