Partida Rol por web

SCHAAR DVY:

- A decir verdad, no.

- Tu estatus actual en el Castillo es el de simple hombre de armas al servicio de Dubieta. Como tal, puedes llevar armas, armadura y escudo dentro del confín del castillo. Ese es tu primer privilegio.

- Por ser de sangre noble y antiguo caballero se te permite el privilegio de portar espada, un arma reservada a la nobleza. Ese es tu segundo privilegio.

- Cosa distinta es que ayudes con los prisioneros y nadie te ponga el menor reparo (quien podría hacerlo es el Capitán Zarak, pero si no lo hace...).

SITUACION:

- El Caballero Zuyla Dravescu y el Maestro Maserrak están en la Capilla. - Quitadlos de Destinatarios.

- Cuatro de los guardias Basarab están siendo conducidos a las mazmorras por los guardias feudales a las órdenes del Capitán Zarak.

- Dos sacos de arpillera, uno de ellos empapado de sangre, y con un tamaño y forma equivalentes a cuerpos humanos, están siendo trasladados a la Capilla.

- El Caballero de los Cárpatos se vuelve hacia el Norte, hacia los aposentos del Caballero Durius de Slobozia.

- Zort Dravescu quiere ir ya a las mazmorras.

- Flaviu Krevcheski, quien no sabe pronunciar bien su propio nombre, quiere acompañar a Svitlana y Veronika a los Aposentos Basarab, al Noroeste del Patio del Castillo.

- Schaar Dvy, hombre de armas de la Dama Dubieta Szantovich, se ofrece a acompañar a los hombres a las mazmorras, y apoya las palabras de Flaviu.

La niña tarda en ver la sangre de la armadura del caballero que se les había acercado. Lo mira olfateando un poco el ambiente con un mohín que resultaría hasta gracioso, si no fuese porque ya no le parece del todo mala idea estar detrás de su madre. Aún así la imagen del salón salió y recordó como su madre se desmayó, así que centró la vista en ella por si acaso se volvía a desmayar. La hija preocupada por la madre...era cuanto menos curioso.

-Madre...me gustaría ir a la capilla...murmuró solo para su madre. Ella no se había fijado en los bultos que llevaban allí. Estaba rodeada de caballeros que insistían en acompañarlas a sus aposentos.

Veo cómo llevan los bultos a la capilla. Uno quizá era Giorgina, pero, ¿y el otro?. Tantos hombres sugiriéndome que debía ir a mis aposentos me hacían sospechar que algo aciago estaba ocurriendo, y debía velar por mi hija-ahora no es el mejor momento...-le respondo a la niña, esperando que al menos no proteste en semejante situación-os sigo-le digo a Flaviu, deseando perder de vista al hombre embadurnado en sangre Basarab. 

Zuyla pareció recomponerse pocos instantes después, si bien la agonía sufrida le parecieron díaas al caballero.

¿Qué...? ¿Qué me ha ocurrido?

Preguntó al Maestro Maserrak, sin saber por qué se había desmayado...

El petimetre avanzaba a la par que la dama y la niña por el patio dirigiéndose a las estacáis de estas. Mis más sinceras condolencias por la pérdida que han sufrido. Dice lentamente cuando considera estar lo suficientemente lejos del resto del grupo. Creo que deberían descansar, las luces del alba aclaran lo sucedido.

Levanto la mirada hacia la madre que sujeta a la niña, espero que no piense que este castillo está lleno de monstruos. Flaviu se sorprendió al oír esa frase en sus labios, ¿seguro que no hay monstruos? No juzgue a los habitantes del castillo solo por lo que ha visto hoy en el salón. Yo también lo considero un acto atroz. Nunca se debería desenvainar el acero en la corte y mucho menos dejar correr la sangre. Aunque los acontecimientos fueron confusos, el escudero estaba seguro de que la dama Basarab fue la primera en desenvainar el acero.

Su hija es una dama con mucha personalidad, supongo que esa personalidad no se base solo en la arrogancia y tengas sus buenas razones para haber tomado esa decisión delante del Duque. Flaviu no estaba seguro de que movió a la niña a tomar esa decisión, pero aunque se lo hubieran ordenado sus padres la niña debía de tener una gran fuerza de voluntad para contradecir al Duque. Todos  hemos tenido que jurar fidelidad al Duque, nos juste o no. La frase no era un reproche, solo una afirmación.

La niña escuchó las palabras del escudero Flaviú o Flavió no le había quedado del todo claro su nombre mientras echaba un último vistazo al patio, viendo que nada de lo que quería hacer le era posible. De nuevo su parte mas descarada salió a la luz, inflada por las palabras del hombre No sabía que mi familia había jurado tambien con el Duque soltó en un siseo amorriñado mientras de forma muy graciosa se pasaba la mano por la nariz, no se iba a sorber delante de ellos.  Y eso que ha dicho no lo parece...entre los dos han matado a mi tía, sin ella haber hecho nada, eso es injusto, a una dama eso no se le hace...susurró las últimas palabras.

¿Y vos de quien sois escudero? Preguntó con curiosidad mientras seguía o mas bien era arrastrada por su madre, la niña aún tenía la nariz roja y los ojos vidriosos.  

Dijo refiriéndose a la niña. Un caballero nuca atacara a una dama, pero un caballero también tiene que defenderse, tu tía iba armada e hizo ademan de usar su arma. Al igual que si un perro ataca a su amo, el amo tendrá que defenderse de él, por mucho aprecio que le tenga.  Entonces vio como la niña se pasaba la mano por la nariz llena de mocos, fue a buscar el pañuelo de la manga, pero un pensamiento lo detuvo antes de hacer cualquier movimiento con la mano. No, el pañuelo esta machado.

Por eso recordad bella dama, la mejor defensa de una doncella en un castillo es no ir armada. Nadie con honor atacaría a alguien desarmado. ¿Pero realmente existe la gente honrada? Las propias experiencias del petimetre le habían enseñado, que no podía confiar ni en su sangre.

Temo que mi respuesta os escandalice, bella dama, pero que sirva a tal caballero, no significa que piense como él. El petimetre se quedo callada, esa era la cuestión, no sabia si la tierna mente de la niña captaría el mensaje, pero su madre seguro que captaba el mensaje oculto.

Seguro que pensáis que venir a este castillo va a ser una tortura.  ¿Qué os alegraría?

Sois escudero del que mato a mi Tía? le miró con los ojos desencajados, casi al borde del llanto de nuevo. La niña necesitaba hacer algo, algo que no le dejaban hacer. Y ella solo servía a su familia, a un perro cuando ataca se le da un golpe en el lomo, o en el hocico, no se le mata!! se había vuelto a enfadar, enfadar..y algo más que el escudero no sabría definir, y que su madre no había visto en ella aun. Pero, la gente crece, y nuevos sentimientos aparecen.

- Un rato después, el Sargento Dominik y Zort Dravescu llegan al Patio del Castillo, tras haber pasado por el área del servicio.

- Traen con ellos un extraño olor a moho y a humedad.

- Flaviu Krevcheski acompaña a Svitlana Basarab y a su hija Veronika a los aposentos de los Basarab.

El sargento Dominik, tremendamente serio, se despide de Zort Dravescu

- Señor Dravescu, os deseo buena noche - es evidente que el hombre de armas no está satisfecho en absoluto con como se han desarrollado los acontecimientos.

Tras estas palabras se va hacia las estancia de su señor Durius

La sensación de las mazmorras no era nada buena. Zort llegó a pensar que tal vez debería darse un baño para quitarse aquella extraña mezcla de olores. Pero al salir al aire libre y ver la luna al fin puedo respirar y tratar de sacarse aquello de la mente.

Las palabras del Sargento dibujaron una mueca en su cara. - Difícilmente será esta considerada como una buena noche... Igualmente le agradezco el deseo Sargento. Espero que descanse usted bien.

Zort se preguntaba dónde estaría Zuyla, pero al darse vuelta los encontró, junto a Masserak. Se acercó hacia ellos apesadumbrado y tomó a su hijo por el hombro. Le hizo un gesto de asintimiento, estaba orgulloso por su comportamiento. Serían simple rehenes allí, como todos los nobles de la Corte, pero no se dejarían humillar ni dejarían que los alejaran de sus principios.

- ¿La dejaron en la capilla? ¿Se le darán los ritos fúnebres apropiados?

CAPILLA DEL CASTILLO:

- Zort Dravescu acude a la capilla del castillo.

- Allí, cerca del altar ve a su hijo mayor arrodillado, y junto a él Maserrak, el maestro de la Corte. En el suelo, tendida de la forma más decente posible, reposa el cadáver de Giorgina Basarab.

- Unos guardias del castillo han traído dos sacos de arpillera con bultos de forma humana. Uno de ellos está empapado de sangre.

- Mientras Zort Dravescu va a la Capilla, donde está su hijo con el Maestro Maserrak, el Sargento Dominik se marcha a los aposentos privados del Caballero Durius de Slobozia.

- El Guardia Tomescu sigue impasible con su guardia.

Zuyla se levantaba del suelo, ayudado por el maestro Maserrak, cuando llegó su padre a la capilla.

El aspecto del orgulloso caballero matavampyr era cuanto menos delicado. Su tez pálida y su piel perlada de gotas de sudor daban fe de que algo le había ocurrido.

Padre... logró balbucear, dejándose caer sobre uno de los bancos de la capilla. Me alegro de que esteis sano y salvo, temía que algo os ocurriera al ir a buscar a esos guardias Basarab.  confesó mientrás se enjugaba el sudor con el dorso de la mano.

El Maestro Maserrak estaba a punto de intentar averiguar qué me ha ocurrido, como veis no estoy en las mejores condiciones....

- No parece que sea nada grave, Caballero Zuyla - dije al fin, tras examinarle.- Seguramente ha sido fruto de las agitaciones de esta noche, nuestro cuerpo no aguanta tan bien el movimiento como nos empeñamos en creer... Si sois tan amable, noble Zort Dravescu, podéis ayudar a vuestro hijo a llegar a vuestros aposentos, no creo que tenga problemas para caminar.

Me giré un segundo y comprobé el estado de la capilla, el suelo estaba manchado de sangre y el cadáver de Giorgina Basarab permanecía en el suelo en una extraña posición, había que arreglar aquello.

- Si os place, Caballero Zuyla, puedo visitaros mañana para examinaros de nuevo, el descanso seguramente os recuperará por completo - dije mientras les invita a salir de la capilla con la mano.- Por mi parte, creo que voy a limpiar un poco este desastre, es demasiado tarde para despertar a los criados de modo que creo que lo haré yo mismo. Caballeros...

En cuanto los nobles Dravescu se hubieron marchado me dirigí a las cocinas buscando algo con lo que limpiar un poco la sangre del suelo de la capilla, la casa de Dios no debía permanecer en aquel estado. Pero además de buscar jabón, un paño y algo con lo que cubrir el cuerpo, mi intención era también coger un recipiente de la cocina. Quería algo pequeño, no necesitaba más, pero me conformaría con lo que encontrara. Lo llenaría de agua en primer lugar, por si alguien me preguntaba, pero después pretendía utilizarlo para otra cosa: guardar sangre de la difunta.

- Maese Maserrak, gracias... por todo. Estamos en deuda con usted.

El pesado cuerpo de Zuyla no era nada facil de llevar, pero un padre saca fuerzas de donde no tiene para ayudar a su hijo a caminar hasta los aposentos, mientras en el camino indaga sobre lo que ha pasado.

- ¿Que ocurrió? Exactamente qué fué lo que te pasó? ¿Caundo empezó? Alguin o algo te tocó? Senttie algo raro? Hable hijo! No hagas que me preocupe.