Partida Rol por web

Estaba claro que DCAM no era la asignatura que mejor se les daba a ninguna de las dos, al menos no con Erzsébet dependiendo de una varita ridícula que no era capaz de sacar un simple hechizo. Por primera vez en todo el curso, ambas fallaban el mismo conjuro.

Erzsébet achacó su fallo a la varita, por supuesto, y aunque le dio la razón a Maxwell respecto a enviar a un adulto a ponerle los puntos sobre las jotas a Ollivanders, dudaba mucho que ni su madre ni su tío fueran a hacerlo.

Orsolya sin embargo sabía que DCAM era de lejos su peor asignatura, equiparada a Artes Quiméricas.

La reacción fue distinta también. Erzsébet se quedó cruzada de brazos y con el ceño fruncido, mirando de mal humor a Maxwell, pero no enfadada con él, sino por la maldita situación; mientras que Orsolya felicitó a Willow por conseguir sacar el Protego aunque la sirviera de poco; también felicitó a Matthew por su genial conjuración.

— Disculpe, señor Longbottom, me temo que después de... del incidente de Halloween, de que se suspendió la recuperación y de que luego he estado muy preocupado, se me olvidó el nuevo día en el que había puesto la recuperación y asistí — agacho la cabeza avergonzado — ¿Sería posible... hacerlo otro día? Ya he conseguido dominar el conjuro...

Pues lamento el mal entendido que le haya podido ocasionar, pero es importante estar atento a algo tan importante como la recuperación, así que si ya lo domina no se preocupe, pero no le quedará más remedio que esperar a las navidades para presentarse a los exámenes finales. 

 Y en cuanto la clase estaba a punto de acabar, Maxwell y Matthew, en lugar de practicar entre ellos, le pidieron ayuda al profesor. Neville así lo hizo, lanzando el conjuro sin demasiada intensidad para no dañar a ninguno de ellos. Con tan buena serte, que el resultado de Matthew resultó brillante:

- ¡Enhorabuena! Dijo al ver los resultados de Williams. ¡50 puntos para la madriguera! ¡Has hecho un gran trabajo con ese Protego! Los tejones ya sabéis a quien acudir para que os defienda. Dijo mirando especialmente a las gemelas que les había salido francamente mal sus conjuros. Está claro que las gemelas hoy no estais en vuestros mejores momentos, porque no os ha logrado salir el conjuro Protego. Así que me temo que tendréis que pedirle ayuda a vuestros compañeros y después pasaros el domingo para recuperarlo. Maxwell, tú sí que lo hiciste bien, así que para ti son 10 puntos extra.

Luego miró a los Ravenclaw, salvo el pequeño Pollock, hay que decir que los conjuros han sido ejecutados de forma correcta, por lo que premiaré a la casa Ravenclaw con 40 puntos en total. Un trabajo eficaz y una elobaroción adecuada, no esperaba menos de las águilas. ¡Enhorabuena!
 

Aunque esta vez no había sido el mejor de la clase, estaba contento porque le había salido el conjuro. Se acercó a Byron y apoyó la mano sobre su hombro.

Entre tanto conjuro casi no te veo. ¿Quieres venirte a la biblioteca a continuar con el trabajo de criaturas mágicas? recalcó esas dos palabras, para que el muchacho no fuera pensando que iban a buscar más cosas sobre la criatura.
 

Convencidas de que las había mirado una ciudad de tuertos, dado que un solo tuerto no llenaba el cubo de mala suerte que llevaban teniendo desde hacía unas cuantas semanas, las gemelas al menos se alegraron por Matthew. Erzsébet estaba cada vez más convencida de que él se había agenciado el hada madrina que solía obrar milagros alrededor de su hermana y ella, porque el chico llevaba dos clases perfectas.

Erzsébet se acercó a Maxwell. Como esta noche no llegue la varita, me escapo del colegio y me presento en su casa, le dijo ceñuda.

Enhorabuena Mat, estás que te sales, felicitó Orsolya a Matthew, mientras se acercaba a Willow. Aún no han eclosionado los huevos, empezó diciendo a la chica. Pero tengo la sensación que están a punto. Podríamos quedar con Kelly después de la cena, porque seguro que antes de medianoche nacen.

Cuando termina la clase miro a mis compañeros y esbozo una media sonrisa de resignación a la vez que me encojo de hombros y luego me acerco a felicitarlos.

—Felicidades, chicos. Lamento no haber podido contribuir a los logros de la casa... Se ve que esta asignatura se me resiste bastante... —les digo—. ¿Qué pensáis hacer ahora? Vosotros —digo refiriéndome a Christopher y a Byron— vais a la biblioteca a lo de CCM, ¿no? Yo estoy pensando que quizás debería apuntarme a eso también. Tengo que practicar hechizos, pero es que a lo tonto se me va a acabar el tiempo con el trabajo sobre el ciempiés.

—Tírale una piedra afilada si tienes que pegarle —aconsejó a la gemela—. Se esperará un conjuro, no una pedrada, y no sabrá qué hacer.

No esperaba que la niña fuera a escaparse realmente del colegio, pero le parecía que esa era mejor forma de apoyarlas que las memeces sentimentales que había visto los primeros días. ¿Le habían enviado la carta al viejo de las varitas? Era incluso posible, y eso explicaría que estuviera tardando más: “me van a decir unos mierda críos lo que tengo que hacer y lo que no”.

Todavía quedaba un buen rato para que abrieran el comedor, y no había nada que le apeteciera hacer, así que era un buen momento para adelantar en su lectura.

—Me voy a leer un rato antes de cenar —informó, para que no contaran con él si pensaban a hacer algo.

Iba a felicitar a Maxwell cuando el comentario de Orsolya hizo que se olvidase de todo lo demás.

- ¡¿En serio?! ¿Estás completamente segura de eso? -Su boca permaneció casi de manera constante formando una pequeña o, mostrando su sorpresa y entusiasmo.- Entonces no podemos perdérnoslo. ¡Además puede ser material muy útil para el trabajo! -Luego se giró a William, acordándose de que a él no le había salido el hechizo y sintiéndose algo mal por ello.- No te preocupes Will, seguro que lo aprendes en nada. Si quieres más tarde te ayudo, o mañana. -Se ofreció. No sabía si estaba enfadado con ella, pero hacía bastante que no hablaba con William y Edward. Los echaba de menos. Sin duda los ciempiés daban bastanet más tarea que un puffskein.

Pobre Greeny.

Había hecho el conjuro mejor que el resto en dos ocasiones seguidas. O bien ese día estaba en racha o los demás habían empeorado. No les culparía por ello, dicen que el tiempo soluciona las heridas, pero ni había pasado tanto tiempo, ni las heridas eran pequeñas.

-Bueno, me voy a la sala común.

Dijo por si alguien quería saber donde estaba, aunque era posible que no estuviera allí mucho tiempo. Él casi solo utilizaba esa sala de paso o si no sabía qué hacer.

¡Ahí va! ¡Willow ya no está enfadada!

Una sonrisa de oreja a oreja florece de pronto en mi cara cuando me habla mi amiga y asiento enérgicamente.

—¡Vale! Cuando tú me digas sacamos un hueco y practicamos —contesto entusiasmado y, sobre todo, relajado por ver que ya no está dolida porque no apareciésemos por el funeral de Greeny.

Me quedo dándole vueltas a lo que acabo de oír mencionar a Orsolya.

—¿De qué huevos habláis? ¿Estáis criando alguna criatura mágica? 

Aprieto los labios al ver el gesto de resignación de William y me tomo unos segundos para pensar en el curso de acción a seguir, las clases pendientes se van acumulando y lamentablemente no se puede hacer nada más que intentar ayudarnos los unos a los otros.

Asiento a las palabras de Willow hacia mi amigo y le dedico una sonrisa de agradecimiento a esta para a continuación acercarme al chico y poner una mano en su hombro.

— No te preocupes, si quieres nos ponemos en cualquier momento con este hechizo... el fallo que creo que has tenido ha sido que has colocado mal los pies. ¿Quieres que probemos otra vez?— me ofrezco, y en caso de que acepte, realizo el sortilegio.

Sí, si piedras tengo suficientes, el problema es ver como llegar hasta el callejón. Seguro que Ollivanders vive en esa polvorienta cueva que llama tienda de varitas. Erzsébet golpeaba rítmicamente el suelo con un pie. Espera..., se quedó pensando. Creo que existe una tienda Ollivanders en Hogsmeade. A lo mejor si le rompemos los cristales aparece. Y luego puedo exigirle que arregle mi varita, ¡seguro que funciona! ¡o que me regale una más poderosa! Sí, no sabe con quién se las va a tener que ver, sonrió de forma tétrica la niña con demasiadas ínfulas. Ahora el problema era como llegar hasta Hogsmeade. Lo fácil era ir andando, pero uff... quizás si conseguía convencer a algún elfo doméstico por las buenas, y sino por las malas. Erzsébet apretó los puños decidida a seguir aquel curso de acción. ¿Debería contar con su hermana? Mientras, Maxwell pareció darse cuenta de las malas ideas de la niña y prefirió alejarse sin que ella se diera cuenta.

Sí, estoy segura, hasta el seis sigma, tanto como que los seis quark son arriba, abajo, encanto, extraño, cima y fondo, afirmó convencidísima Orsolya. Sí, podemos quedar esta noche en la sala de las recompensas, ya sabes, donde Pizpireta y Polvorilla celebraron la fiesta de bienvenida. Llevaré los huevos y los estudiamos juntas. Me pasaré por la mesa de los valientes -lo dijo sin ningún atisbo de chiste en la voz- a decírselo a Kelly.

Entonces pasó lo extraño, alguien que no era Willow, de Ravenclaw, se interesó por los asuntos de las crías. Seguramente tuviera que ver la mención de huevos, material y trabajo, que llevaba a un claro factor común: redacción de clase.

Son huevos de ciempiés monstruoso, contó Orsolya, en ningún momento creyendo que aquello debía mantenerse en secreto. Kelly, Willow y nosotras pertenecemos al club de las adora-ciempiés, ¡todas tenemos uno! El nombre necesitaría algún que otro cambio, no sonaba demasiado bien. Si rebuscas bien en la orilla del lago encuentras unos cuantos y como son tan pequeños su veneno te deja paralizado el sitio donde te muerde durante un par de horas, he oído que es una sensación muy curiosa, comentó mirando de reojo a su hermana. Ella nunca había sido mordida, trataba tan bien a los ciempiés que cuando pasaban a manos de Erzsébet era ella la que recibía los mordiscos. Si quieres puedes venirte, esta noche tras la cena, detrás del cuadro de Vindi, invitó a William.

Byron se removió en el asiento. Lo había vuelto a hacer. De momento, parecía llevar bastante bien las clases. Algo positivo si aún pensava que había estado estudiando otras cosas. Cuando Chris le comentó sobre la biblioteca suspiró.

-Creo que hoy no Chris, descansaré algo y practicaré algún conjuro. Llevo demasiado tiempo metido en la biblioteca.- dijo mientras cogía sus cosas y se encaminaba con Chris a la salida. Una vez allí, se separó y se fue a la sala común a practicar.

La explicación de Orsolya me sorprende tremendamente. Me encantan las criaturas mágicas, así que lo cierto es que a cada palabra que me dice me da más envidia, y cuando acaba por invitarme a ver los huevos, mis ojos se iluminan tremendamente.

—¿En serio? ¿Puedo ir? ¿De verdad? ¡Claro que me pasaré! ¡Gracias!

Miro a la gemela que propone a William ir a ver los huevos, después a Willow y por último a mi amigo. Pienso durant eun instante si preguntar si yo también puedo ir, no me interesa demasiado el llenarme de barro y demás, pero me interesa aún menos quedarme solo mientras mis dos únicos amigos realizan una actividad que me excluye; pero después de varios segundos me doy cuenta de que, si alguien quisiera que fuese, me lo habría dicho.

Fuerzo una sonrisa y en silencio me retiro para preparar mis cosas, pienso que debería ponerme a intentar recuperar la clase a la que falté de modo que pienso en pedir ayuda a Christopher, pero tampoco me llevo demasiado bien con él, por lo que probablemente sería contrarpducente. Después pienso en Byron, pero ha dicho que iba a estar ocuapdo, así que supongo que lo más práctico es ir a pedir ayuda a mi hermano.

- ¿Quark? ¿Es algo muggle? -Le dijo mientras aún conservaba el gesto de sorpresa en el rostro. No había entendido ni una palabra de lo que había dicho Orsolya, pero le había parecido divertido, y lo mejor de todo, había conseguido convencerla a pesar de todo.- ¡Sí, veniros, será divertido! -Miró primero a William y luego a Edward, que pareció no tomárselo demasiado bien. ¿Estaría enfadado aún con ella? Habría jurado haber visto cómo le sonreía antes.- Ed, si no quieres venir no pasa nada, ¿vale? No es una obligación, pero seguro que te lo pasarías bien.

Contenta por ver que William se apuntaría, Orsolya fue en busca de su hermana, que parecía seguir rumiando sus planes de venganza.

Y sí, es algo muggle, contestó Orsolya a Willow, pues sabía que si se ponía a explicarlo acabaría pasándose la hora de la cena y ella con el estómago vacío. Ya lo dejaría para otro momento...

Arrastrando a Erzsébet agarrada de la mano, se dirigió a la puerta. Luego nos vemos, se despidió Orsolya de Willow y William, antes de marcharse camino al comedor.

—¡Mola! Ed, vente anda, seguro que es divertido y que nos ayuda para el trabajo de la asignatura —añado lo último por que sé que la promesa de un buen rendimiento académico le animará todavía más a acompañarnos—. Y a ver... enséñame cómo era lo del hechizo. ¿Así? —me coloco siguiendo sus indicaciones, y en cuanto hace el hechizo, respondo con mi contraconjuro; y esta vez sí que funciona, evitando que me ciegue el estallido de luz de Ed.

—¡Bien! ¿Es así, no?

Miro a los dos Wills cuando me hablan e insisten en ir con ellos, como si yo hubiese dicho en algún momento que no quisiera ir, pero el caso es que tan solo William me ha invitado a ir, y es ya de por si un invitado.

— No es cuestión de que quiera o no ir— digo algo sorprendido por sus respuestas, aunque en cierta forma me hace ilusión que se preocupen por mi —, es que ninguna de las dos gemelas me ha invitado a ir, y si es su plan y su... lo que sea, no puedo ir sin que ellas me lo hubieran dicho— resumo.

Cuando veo que William se pone en posición para recibir el conjuro, realizo la acción y sonrío satisfecho por el resultado.

— Muy bien, ¿ves? Era solo cuestión de colocarse mejor.

- Igual creyeron que no te interesaba. Invitaron a Will porque preguntó sobre ello, entonces supusieron que igual le apetecía venir. -Le sonrió.- Anda, vente. -Su voz se volvió casi una súplica.

Era cierto que las gemelas no habían invitado a Edward de forma oficial, pero estaba bastante segura de que se debía a que él no parecía interesado por ello. Las tejonas gemelas solían ir bastante a lo suyo.

Me quedo mirando de nuevo unos segundos a Willow y finalmente asiento.

— Ya veremos lo que dicen cuando me presente allí— le digo totalmente convencido en que terminaránreconociendo que a mi no me habían invitado en absoluto, pero tampoco tiene sentido ponernos a discutir cuando los hechos demostraránq ue tengo razón.

— ¿Vamos a cenar?