Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 0: Lo que la Realidad esconde

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26/01/2015, 22:53
Andy McGregor

El grupo, como en éxodo desde la estación de tren, sintonizaban de alguna manera y caminaban como al compás de aquella canción. Vibraban en la misma frecuencia, podría decirse. Para desgracia de la ilusión y la esperanza, la visión fue de todo menos feliz. Una niña ahorcada. Quizá sí que parecía estar viva y en un estado que la enajenaba de la situación que vivía, una situación que debería matarla, retirándole el aire de los pulmones y del cerebro, hasta sacar el alma por la boca en forma de espumarajos. En lugar de eso, la niña cantaba.

- ¿Alguien tiene una navaja? - Pregunté a los demás. Yo no tenía ninguna encima, si la tuviera podría subir y cortar la cuerda.

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26/01/2015, 22:58
Kammy Phillips

Mientras trataba de ser cortés y saludar a ese chico, vio de soslayo a una joven de cabello púrpura, bastante similar a ella. Era increíble su similitud en cuanto a color, pero antes de poder reflexionar más al respecto, la voz de una pequeña invadió sus sentidos.

La urgencia de llegar a ese lugar y la sensación de conocerlos de toda la vida se veía opacada por la hipnótica atracción de ese sublime canto, canto que siguió sin dudarlo y también sin notarlo. Bajó a las vías del tren tratando de no resbalar, haciendo que la capucha que cubría su rostro se desplegara y tanto su rostro como la totalidad de su cabellera quedaran por completo al descubierto. A pesar de eso, no sentía más necesidad de ocultarse, solo de seguir la voz que eclipsaba su entorno.

Caminaba sin pausa pero sin prisa, tratando de encontrarla y al verla, no pudo articular palabra. Sus ojos tornasolados cambiaron drásticamente de color, haciendo que se tornaran de un violeta intenso, profundo, oscuro. Ahora no había comparación con lo de antes, pudo haber sido una conocida suya... ¿O lo era? ¿Quién pudo haberle hecho eso? ¿Quién tenía un corazón tan frío?

La serenidad habitual de Kammy se rompía mientras caía en sus rodillas, presa del dolor que la invadía. Trataba de controlarse pero no podía. Los sollozos ahogados hacían que su pulso se acelerara y con ello, perdía la calma a cada instante, haciendo que todo a su alrededor se inundara con un extraño olor a tierra húmeda. Sentía temor, pero más desolación. No podía creer que alguien le hiciera eso a una pequeña como ella.

A pesar de eso, la chica parecía más fuerte que la misma Kammy, ya que ni su estado opacaba su voz. Una voz de mujer se unió al cántico, lo cual le sorprendió, pero no podía quitarla de su cabeza, no podía dejar de escucharla y de sentir que movía las fibras más profundas de su ser. Sin darse cuenta, entre sollozos ella la estaba cantando entre susurros también. No podía ponerse de pie y no se sentía dueña de sí misma.

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26/01/2015, 23:03
Adam Hart

Durante el trayecto Adam continuó con una sonrisa, moviéndose torpemente. Frecuentemente cerrando los ojos, dando un aspecto a aquellos ratones que seguían el aroma del queso en los dibujos animados de los 60. -Er frautista de Framelfrin...- Se le escapó en un tono bajo. Sorbió una baba que se le escapaba de la boca como un chiche que se estiraba sin prisa. Al llegar al árbol, sus ojos se abrieron como platos. Movió la cabeza, entrecerrando y abriendo los ojos constantemente, como si tratase de enfocar la imagen que percibía.- A...la- Y como si de un jarro de agua helada que le hubiesen echado de sopetón en la cara, pareció hasta casi despejado, aunque el tono rojizo del blanco de sus ojos aún delataba su estado. Al ver a la pelirroja, casi trascender cual Teresa de Jesús, la miró con la boca entreabierta -A ti...no...te conooozco-  Su mirada volvió a clavarse en los de la niña del árbol. Durante unos segundos, pareció seguir el leve balanceo de la cuerda, con un armónico moviniento de su cabeza, pero rápido perdía el ritmo, dandole un aspecto un tanto más estúpido, si cabía. Miró por fin al grupo en general, pero a nadie en concreto- ¿Qué pooooias sesto?. Preguntó quedándose inmóvil, casi petrificado.
 

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26/01/2015, 23:13
Alana McRae

Observé a las personas que me rodeaban con curiosidad, todos éramos distintos incluso algunos debían venir de otros países teniendo en cuenta el acento de algunos de ellos. No encontraba ningún motivo por el que tantas personas se reunirían en un lugar semejante, evidentemente no podíamos coger el metro. Todos habíamos llegado por la “Llamada” pero, para qué.

Me giré hacia la chica que había contestado a mi pregunta, aunque parecía saber tanto como yo.- Un placer Zaira, soy Alana.- Otra chica vestida de muchos colores se presentó como Misty respondió y parecía disfrutar del misterio.- Hola Misty, soy Alana.- Le dediqué una sonrisa antes de continuar.- Es realmente fascinante que todos estemos aquí sin saber el motivo y, aunque lo más seguro es que no tardemos en recibir alguna respuesta, no puedo evitar hacerme preguntas.

En ese momento una voz salió del túnel y todos bajamos al andén. Avanzamos siguiendo el sonido hasta encontrar un árbol que, para añadirle más misterio a la situación, crecía dentro del túnel. Al ver a la niña colgada no pude evitar gritar con lágrimas en los ojos.- ¡Santo cielo, que alguien la baje de ahí!- En realidad no era necesario decirlo, porque algunos de los hombres del grupo ya se encargaban de intentarlo. Poco podía hacer y no llevaba nada en el bolso que pudiera ayudarles, pero algo tenía que hacer. Me acerqué a un chico que, apoyado en la pared vomitaba. Le puse la mano en el hombro y me apresuré a sacar del bolso un pañuelo y un botellín de agua que siempre llevaba para hidratarme durante mis ensayos. –Estás bien, tranquilo respira hondo.- Le tendí la botella y el pañuelo.- Toma bebe un poco, te sentará bien.

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26/01/2015, 23:28
Xia Han

La joven de rasgos delicados y de mirada serena, estuvo tan ensimismada en su mundo, quizás buscando respuestas, quizás para aislarse de la realidad o simplemente anhelaba con una situación diferente que apenas prestó atención a todo lo demás en aquella destartalada estación de metro.

Un lugar que en circunstancias normales jamás se le hubiese pasado la brillante idea de aventurarse. Obviamente, al igual que el resto, su razón debía ser importante, lo cuál le hizo pensar si merecía la pena o no. Una respuesta que solamente ella conocía.

Finalmente ocurrió algo que la hizo regresar, sus pupilas se dilataron al llegar a sus oídos una voz de una..¿niña?Giró sus rostro buscando en vano el origen. Solamente las vías en mal estado le indicaron un camino que en un principio se negó a seguir. Sin embargo ahora tenía que acudir si quería acabar dando con lo que buscaba con tanta ansía. Un ansia que se negaba a admitir, y mucho menos demostrar pero no por ella dejaba de existir.

Junto al resto, siguió la inesperada senda hasta llegar un árbol de forma casi autómata hasta llegar a una visión que le hizo detenerse para poder contemplarla con escepticismo. Se apartó un mechón de su pelo oscuro como si ese trozo de cabello fuese un impedimento. Aterrada no pudo apartar sus ojos de esa espeluznante visión y tampoco consiguió reunir fuerzas para pronunciar palabra.

Su respiración se detuvo durante...¿cuánto tiempo? Imposible saberlo. La garganta reseca de la joven asiática consiguió con esfuerzo abrir para poder finamente articular algo con sentido o eso pareció. - ¿Quée...? ¿Qué es esto? Debe ser una broma. Es un sueño. Es irreal. - Retrocedió un par de pasos ante la impresión, como si por fin se hubiese dado cuenta de lo que sus ojos captaron.

Con esfuerzo se pudo imponer a su cuerpo, apartó la mirada y sus manos taparon su boca, quizás para refrenar un grito ahogado que nunca se produjo.

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27/01/2015, 00:07
Seth McCarthy

La voz que hablaba del ahorcado hizo que Seth se uniese a esa multitud. No dejaba de sorprenderle lo extraños que eran, con esos pelos de colores, esos ojos... Aún así, pronto comprendería que no había visto nada de lo que le aguardaba. El llevar su modesto equipaje o no parecía dejar de cobrar importancia mientras se guiaba por la canción del ahorcado. Procuró ir en la retaguardia del grupo, pues no sabía si era gente con la que mezclarse. Que me he metido en el medio de unos tarados, tú... Me cago en todo. Chasqueó la lengua contrariado y maldijo por lo bajo, hasta que la visión de la niña le robó todas las fuerzas y su bolsa cayó. 

La madre que la parió... Dice para sí, horrorizado tanto por la visión de la niña como por las dos psicóticas que siguen el canto. Instintivamente se aleja de ellas y se apoya contra la pared, al lado del que está devolviendo sus comidas. Viendo su vómito se aparta y arruga la nariz, encontrándose desorientado del todo. Huiría, vaya que si lo haría, pero no es capaz: no vino aquí para huir. Espera apoyado en la pared y se deja resbalar hasta acabar sentado en el suelo. Derrotado, hunde la cabeza entre las rodillas, deseando no haber escuchado nunca ese canto. - Los estadounidenses están como putas cabras. ¿Qué coño es esto, muchacho? - Pregunta para sí pasando una mano por su pelo.

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27/01/2015, 00:19
Paul Adams

Poco a poco mi pecho y mi respiración se reconfortaban entre aquellas paredes sedientas de un tiempo mejor. 

Mis ojos iban de un lado a otro, observando como la mayoría se sentía normalizados con aquella sensación, incluso daban pie a alguna que otra broma.

Era un ambiente que me hacía serenar. Es más, ya casi no me acordaba de aquella sensación sobre mis pulmones y respiraba con normalidad, cuando una voz que creía conocida empezó a venir desde el interior de los raíles ya olvidados.

Poco a poco, fuimos andando como seducidos por el canto de una sirena, no sabía el resto, pero no tenía miedo sobre aquella sensación en aquel momento, ahora empezaba a comprender sus emociones. La voz sibilina y oscura resbalaba como un lamento, mientras nuestros pasos aumentaban en aquel lugar.

Pronto la sombra de un árbol dio cobijo a nuestras miradas, las cuales descubrieron con desagrado como aquella dulce voz salía del cuerpo de una chica que pendía sin inmutarse de una soga hasta su cuello.

Unos vomitaban, otros frenaban su andar, y otros repetían sin querer aquella canción que empezaba a ser conocida, como si siempre hubiese sabido sus ritmos y su entonación.

Uno de los chicos fue corriendo a elevarla de las piernas a lo que como un reflejo grité.- ¡¡¡Nooooo!!!. Si haces eso sus el peso de sus vértebras dislocadas seccionará la médula, debemos agarrar su cuello a la vez que la sostenemos...o aguantarla lo justo para que la cuerda no apriete pero mantenga la postura.

Inundado de calor, me quité la chaqueta y ayudé al chico que amarraba sus piernas. Puede que pareciera loco por saber aquello, pero lo sabía. Miré al hombre y tragué saliva mientras junto a él mantenía aquel cuerpo y dije.- Soy... soy enfermero.

Aguanté aquel cuerpo mientras por un segundo me fijé en los labios de aquella chica colgada, que aún seguían moviéndose con aquella canción. Canción que inconscientemente mis labios repitieron por un momento como embrujado aún más que estaba a su lado, por aquella extraña sensación.

Por un momento me acordé que entre las personas del andén había una pequeña, y al pensar en ella dije.- No dejéis que la chica vea esto... los niños no deberían.

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27/01/2015, 00:48
Allegra Blue

Allegra enarcó una ceja con una expresión divertida cuando el tipo colocado (Adam) empezó a abrirse la camisa. Lo vio tambalearse y empezó a mover su mano para sostenerlo pero entonces algo extraño pasó. Los ojos de la mujer se abrieron sorprendidos mientras contemplaba al hombre que parecía haberse... ¿Teleportado? Dio un pequeño respingo al escuchar el sonido en el suelo y su mirada descendió para encontrarse con la nada. 

El suceso la había dejado un poco descolocada, pero no había sido capaz de desvanecer su sonrisa. Con ella en los labios empezó a fijarse mejor en la gente que se encontraba en el lugar, encontrando cosas extrañas en muchos de ellos. Los ojos amarillos podían ser unas lentillas, pero nunca había visto unas que permitiesen cambios de color como los que podía ver en una de las jóvenes de pelo morado. Era curioso pero las pequeñas rarezas de sus acompañantes en lugar de espantarla la hacían sentir cómoda. Como si estuviera entre semejantes. 

Una breve risa salió de sus labios al escuchar la broma que el desaliñado (Shawn) dedicó al colocado. Ciertamente parecía muy improbable que un tren se detuviera delante de ellos con las puertas abiertas para recibirlos. Aunque la risa se desvaneció en el momento en que el oído educado de Allegra percibió una nota discordante con las conversaciones que tenían lugar. Una voz distinta y nueva, que no estaba segura de cuándo había comenzado a cantar, pero que parecía completamente fuera de lugar en aquella estación de metro abandonada. Tan fuera de lugar y al mismo tiempo tan apropiada como ellos mismos.

Su mirada se dirigió al túnel y empezó poco a poco a avanzar hacia el borde del andén. No se detuvo a plantearse lo difícil que iba a ser caminar por los raíles con tacones, sencillamente se agachó y apoyó una mano en el suelo para dejarse caer. Sintió cómo a su alrededor los demás también descendían y empezaban a caminar por el túnel, como atraídos de nuevo por esa Llamada. Sólo que ahora tenía voz y cantaba una melodía tan sencilla como pegadiza. El toque macabro de la letra parecía contrastar con la voz dulce que la entonaba, pero Allegra se veía atraída por ella como una polilla a la luz de un farol. 

La imagen al girar el recodo y contemplar un árbol -completamente fuera de lugar surgiendo en medio de los raíles y extendiéndose hasta tocar las paredes y el techo del túnel- sí que que consiguió que la sonrisa de la joven desapareciese. Sus labios y sus ojos se abrieron por el asombro y no pudo evitar contener la respiración mientras su mirada se detenía sobre la niña. 

El primer impulso de Allegra fue salir corriendo para ayudar a la cría antes de que su aliento se extinguiese por completo. Dio varios pasos tras los hombres que se acercaban al árbol. Sin embargo, al escuchar el grito de uno de ellos (Paul) se detuvo en seco y se hizo a un lado, sintiendo las manos temblorosas. Pestañeó varias veces mientras el pensamiento de que la niña no parecía necesitar ninguna ayuda empezaba a calar en su mente de una forma densa y espesa. Si estuviese muriéndose no podría seguir cantando como si nada. ¿Cuántos minutos llevaban escuchando la canción? Era imposible. Y sin embargo no era la primera vez que Allegra se enfrentaba a algo supuestamente imposible. 

La situación cada vez se le antojaba más caótica y extraña. Había una suerte de poesía macabra en aquella imagen que parecía haber hipnotizado a algunos. Su mirada se posó en la chica pelirroja que había comenzado a cantar (Ivanna) y Allegra tragó saliva despacio. 

Reaccionó al escuchar al hombre que afirmaba ser enfermero pedir que alguien se encargase de la niña. Había visto a la pequeña caminar entre ellos, pero inconscientemente había dado por hecho que habría acudido acompañada de alguno de los adultos, pues no la había visto llegar. En ese momento se giró, buscándola con la mirada, y se acercó a ella (Jane) con la intención de tomarla del hombro y encargarse de que no mirase la escena más de lo necesario.

- Ey, hola. - Dijo, con toda la seguridad que fue capaz de reunir. Allegra Blue era una mujer que pisaba con firmeza allá donde iba, pero todo tenía sus límites y la visión que había ante sus ojos empezaba a rozar lo que su cordura estaba dispuesta a asumir tan rápido. Trató de centrarse en la niña. Algo útil que hacer, algo sólido a lo que aferrarse en un momento en que se sentía a punto de caer al vacío. - Ven, apartémonos un poco. ¿Has venido sola? ¿Cómo te llamas?

Sin embargo, mientras hablaba, no podía dejar de escuchar esa canción que erizaba toda su piel con una mezcla de temor y expectación.

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27/01/2015, 00:52
Misty Holes

Misty fue de las primeras en echar a andar, llena de curiosidad y sin ningún temor. La canción la hechizaba y hacía que de vez en cuando alargase la cabeza, intentando ver más allá de la penumbra para intentar localizar la procedencia de la melodía. No tardó en aparecer.

La joven se acercó con paso lento al árbol hasta que se quedó una distancia adecuada para poder observar la escena con los abiertos como platos y la boca abierta de puro asombro. No había temor, no había horror, solo asombro y curiosidad. Era casi como si estuviera viendo una película, llena de sufrimiento y dolor, pero a la vez inocente, embaucadora y emotiva. Era algo único, increíble y, lo mejor de todo, real. O al menos eso creía. 

Hipnotizada como estaba, escuchaba las conversaciones lejanas, como si hubiera una pared entre ella y los interlocutores. Le pareció que alguien pedía un cuchillo. Yo tengo un cuchillo. Dijo, con voz extremadamente ausente sin apartar la mirada de la niña. En su mano vacía se materializó una pequeña daga curva en cuya empuñadura se podía ver una serpiente con dos rubís por ojos, rojos y brillantes como la sangre. Parecía estar muy afilada. Alargó un poco el brazo, tendiendo la daga, pero sin acercarse a nadie ni distraer ni un segundo su atención de aquella inocente escena de muerte.

Los labios de Misty imitaban a los de la niña, pero sin llegar a emitir sonido alguno. Ni se atrevía ni quería romper aquel momento. Incluso le había costado entregar la daga que llevaba en la mano. Ella era una mera espectadora de aquel mágico suceso, no podía intervenir en él.

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27/01/2015, 01:09
Niña

El suave mecer de los pies de la niña no se detuvo cuando llegasteis, ni tampoco ante el canto de Ivanna o las reacciones de los demás. Sólo cuando Shawn extendió las manos para agarrar sus botas el movimiento paró, y al mismo tiempo lo hizo su canción.

Un fuerte escalofrío, como si de repente os faltase algo y supierais que ya no ibais a recuperarlo jamás, recorrió vuestras espinas dorsales. Pero eso no fue todo. Las palabras de Misty parecieron despertar algo en la chica colgada y sus ojos se alzaron lentamente hasta posarse en ella. Durante un par de segundos la miró fijamente, sin llegar a decir nada. En silencio extendió la mano en su dirección antes de hablar con una voz totalmente helada.

[color=#444444] - Dá me lo. - [/color]Susurró sin apartar sus ojos de la chica.

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27/01/2015, 01:22
Misty Holes

Todo era armonía, cada elemento de aquella escena. La cuerda, el árbol, la canción, el mecer... Pero en unos segundos todo aquello se rompió. A Misty le costó darse cuenta de que habían detenido el movimiento pendular de la niña y que, con ello, habían roto la armonía por completo.

Pero aquello no era todo. Vio con ojos brillantes como la niña levantaba la mirada y la clavaba en ella. Sintió como el corazón se le detenía de expectación al verse de pronto parte de la escena. Había pasado de ser un espectadora a ser una actriz.

La palabra que le dedicó la niña hizo que algo dentro de ella se estremeciera. Pese a lo que acababa de presenciar, Misty no parecía alterada, parecía más bien emocionada y terriblemente halagada. Claro! Dijo, con voz cantarina, rompiendo con su voto de no actuar, al fin y al cabo, parecía que la hubieran incluido en la obra.

Se acercó, dando pequeños saltitos que chocaban bastante con la situación en la que se encontraba y se paró frente a ella posando la daga en su mano.

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27/01/2015, 01:57
Thomas Haynes

Se volteó a ver a la chica de cabello violeta y, ¿ojos cambiantes? Vale. El tenía ojos azules, tan cristalinos que se podía reflejar lo que veía en ellos, sin embargo, lo de la chica era extremadamente curioso. Se sintió cómodo al ver aquello, y dibujando una sonrisa en su rostro.

- Jeje, bueno... creo que he leído demasiados libros para niños.- Respondió, en tono gentil, manteniendo una sonrisa tranquila en su rostro. Cuando ella se presento, él respondió de igual forma, introduciéndose ante ella.- Gusto en conocerte Kammy, yo soy Thomas.

La presentación se vio interrumpida por una canción, una melodía de sirena. No tardo en seguir al resto de los presentes por las vías del tren, en busca de la dueña de la voz que sonaba a lo lejos, cantando aquella triste e intrigante canción. 

Encontrar a la dueña, y ver el estado en el que se encontraba, le sorprendió de sobremanera. Sintió que le se le encogió el pecho, y al contrario de muchos, no pudo atinar a ayudar, hasta que uno de los presentes pidió un cuchillo. No tardo en quitarse la mochila y sacar de ella una croquera de 21x32 cms y un lápiz. Abrió la página, y comenzó a trazar lineas de un lado a otro, sin despegar la punta del lápiz de la hoja, las cuales rápidamente empezaban a tomar la forma de un cuchillo que visto, bien podría ser confundido con una foto. Sin embargo, la chica de extraña apariencia, se adelantó, y su acción de invocar el cuchillo, aparentemente sumado a la forma en que otro de los presentes la sujetó e interrumpió su canto, provocó una reacción en la chica, cuyo susurro le heló los huesos.- ¿Qué... ?

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27/01/2015, 02:06
Mathias Prats

echó a andar por el anden pero con la vista en la boca del metro "bueno...por que falte un día..." siguió andando escuchando esa voz...que a el le sonaba a ruido, si encontraba el lugar de donde salia podría enchufar el Ipod y ponder música de verdad, el corazón casi se le para cuando ve a la niña...pero que coño!".....-miró al arbol y se quedó maravillado "este es un buen lugar para una cita...un lugar solitario...con poca luz y romantico un simple "ven quiero mostrarte mi lugar secreto" 20 min de palique y que ella misma se ponga mirando al arbol...pero hay que quitar a esa puta niña de aquí.

Se quedó observando sin saber muy bien que hacer, como un espectador, la situación se había tornado incomoda de cojones.

 

 

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27/01/2015, 02:34
Lera Madison

Más personas llegaron, de las cuales solo prestó atención a dos. A uno por borracho, lo que le hizo pensar en que harían las hermanas de la iglesia si lo vieran actuar así, y otro porque parecía encontrar la situación tan sublime como ella, quien si no fuera por su medida de tomar precaución con los extraños, tendría una sonrisa imborrable en el rostro. Pronto, cuando una voz dulce, extraña y atemorizante comenzó a sonar, su prudencia al mantener la distancia se vio justificada. Sin embargo, no espero un segundo tras escuchar esa canción para saltar a los rieles. Aunque su piel se ponía de gallina, sentía la necesidad de obtener respuestas, y de alcanzar a aquella niña en cuanto fuera posible, y en el peor de los casos que a un tren se le ocurriera pasar justo ahora, la verdad no le importaba una mierda.

Cuando por fin llegó, un enorme árbol de curiosas características fue lo primero en saltar a la vista, pero aquello no duró siquiera un pestañeo, porque sus ojos se desviaron enseguida a una niña de doce años que colgaba de una de las ramas, una soga atada al cuello. Las palabras escapaban acompañadas de su voz melodiosa con cada último aliento, que parecía aumentar la ansiedad de Lera, quien solo le deseaba una muerte rápida al mismo tiempo que anhelaba terminara cantar la canción. Las piernas de la chica meciéndose mientras se ahorcaba hipnotizaban a la interesada espectadora, envolviendola en el sonido y aquella encantadora voz. 

Había visto muertos antes. Humanos muertos. Aquello no era un humano...era un demonio. Un demonio disfrazado de niña, astutamente, usando la imagen de la inocencia para transmitir su pecado a los ingenuos que acudieran en su ayuda. No sabría ella de demonios ocultos...

¡No, no la saquen! ¡Quítale el cuchillo! ¡Déjenla colgar! - gritó, aún desde lejos, y con la misma mirada desconfiada de antes. Si el demonio iba a devorarlos a todos, ella estaba en primera fila para salir corriendo de ahí.    

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27/01/2015, 04:47
Kammy Phillips

La melodía se detuvo y Kammy se sobresaltó. Ya no sentía la misma perturbación en el ambiente, así que logró calmarse con mayor facilidad y a la vez que el canto de la pequeña paraba, el suyo también.

Al principio no entendía el motivo para esto pero luego, alzó la vista mientras sus ojos regresaban a su estado original. Siempre primaba el color azul por encima de los demás, pero no era un azul fijo. Por el contrario, cambiaba fácilmente de tonalidad. Aún le temblaban las piernas, así qu eno era capaz de moverse de pie pero pudo ver al chico amable llamado Thomas con lo que parecía un cuaderno de dibujo. ¿Sería eso o el momentáneo trance había acabado con su cognición?

Limpia sus mejillas para mirar a la niña una vez más y escuchar lo que le dice a Misty. Ya sentía temor, mucho temor. Sus ojos comenzaban a tornarse de color negro con cada sílaba pronunciada por la niña, hasta que quedaron negros en tu totalidad. Kammy mira cómo la niña tiene los ojos bien abiertos y muestra un interés especial por el cuchillo. ¿Qué estaba pensando esa chica? Se lo había dado. ¿Ahora cómo se defenderían de una niña que es capaz de cantar mientras cuelga de una cuerda y que debería estar muerta?

Trata de balbucear pero no le es posible y y aún tirada en el suelo, trata de hacer señales a alguno para que le ayude, preferiblemente a Thomas, ya que se había presentado con él y él también tenía unos ojos... Peculiares. 

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27/01/2015, 05:26
Aubin Beaumont

Aubin… un tipo templado, tal vez indolente… despreocupado, nada va con el. No obstante, si es un hombre interiormente agudo, atento a los tonos de la vida… Había estado con un hombro cuidadosamente apoyado en uno de los sucios paneles, con su cara de memo sobradillo, tomando una postura de brazos medio cruzados, alzando un mechero que encendía y apagaba sobre-iluminando su mirada de forma intermitente. No conocía a nadie, a ninguno de ellos, ninguno le sonaba en absoluto, pero todos habían llegado hasta el lugar en el mismo palmo de tiempo, teniendo en cuenta lo que significa el tiempo en sí. Impresionante equilibrio entre incertidumbre y seguridad para una ocasional reunión de pirados, diversos en todos los sentidos.

De esta manera, escucha algunas tertulias entrecruzadas, comentarios sueltos, no por interés, si bien esta multitud resultaba bastante sugestiva, y el borracho llamaba su atención… (quisiera o no) si no porque estaban en el mismo sótano. Algunos citan nombres sueltos, que fácilmente olvidaría minutos después o no relacionaría con la persona correcta... por lo demás, se conserva en silencio hasta que pasado un rato… deja de manipular su mechero escuchando una voz bastante cautivadora, un canto… va captando su atención con una tramposa fuerza, y visto el movimiento… no era el único, lo estaban oyendo todos. – ¿…No queríais respuestas? vamos a por ellas… - dice en tono tranquilo, dejando percibir su notorio acento franchute por primera vez en esta historia mientras sacude su hombro en dirección andén. Procede indiscreto hacia delante, bastaba con la reiterante impresión de estar donde había que estar, los cosquilleos y la música para avanzar en busca de lo que fuera que hubiese allí al fondo. Aubin camina proyectando su vista tan solo hacia delante, hasta que... de la ascendente oscuridad, se torna una situación que superaba los límites de aquello que este, un soñador cualquiera, quizá hasta ahora y en este momento… creía como el techo-limite de su imaginación aplicada a la realidad – no hay dudas... – piensa afirmando con la cabeza un par de veces, inquieto, era asombroso, pero perturbador… El francés, pues… eleva su mirada muy lentamente, retrocediendo pasos... mientras sus ojos confirman aquello que los puntos muertos de su vista estaban gritándole, el canto procedía de una niña estrangulada en aquella desagradable y muy fuerte ilusión… - ¿será una eso? – piensa, todavía retrocediendo con expresión confusa. Algunos parecían perder lucidez, otros simplemente entenderlo de algún modo mas profundo... o psicópata. Y otros... intentan socorrerla ¿? Este se hace a un lado desentendiéndose de toda buena intención que pudiesen tener, para que de repente... detengan el contoneo de la niña, lo cual provoca un incomodo escalofrió viendo como se comunica con la chiquilla color nieve, y termine entrando un puñal en escena – ¿se puede saber que intentáis? Así, solo por preguntar – y pregunta, encendiéndose un cigarro y lo que el gesto supone, girando su cara 3 cuartos sin perder de vista la escena y lo que pasaría a continuación, expectante, tras su fuerte fachada de sobrada tranquilidad, se empezaban a infiltrar unas pizcas de nerviosismo, no creía que una niña cantando con una soga al cuello necesitase precisamente ayuda, y menos un cuchillo, puñal... o lo que fuese que intentaba entregarle.

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27/01/2015, 10:14
Anastasia Bubois

Cuando la canción se detuvo, Anastasia sintió como su alma se helaba por completo, y con la voz de la pequeña, libre de melodía, esa escultura de hielo con su imagen se resquebrajó. Una ligera brecha que nacía en pecho y empezó a extenderse, primero con calma, en pequeños sprints, luego con excesiva velocidad, haciendo que se rompiera en mil cristales.

Sintió un vacío, tan intenso y real que creyó que jamás volvería ser llenado, y sin embargo, fue efímero, fugaz. Sus rodillas recuperaron la sensibilidad, intensificando el dolor punzante de una piedra de graba acabada en punta que se había hundido en el centro de su rodilla izquierda. Sonrió, sin saber qué más reacción ofrecer y de pronto cayó en la cuenta de la posición de sus manos: entrelazadas, orantes. Se deshizo del enredo de sus dedos a toda velocidad y los sacudió como si con ello pudiese borrar lo sucedido. Finalmente se levantó pero no se molestó en limpiarse las rodillas, ni del polvo arenoso, ni de las gravas pegadas a ellas.

Llevó su mirada a la niña, a los hombres que se creían en la necesidad de actuar, a Misty. Achantó la mirada por tal de reconocer el objeto que le ofrecía a la colgada del árbol.
-¿Un cuchillo?- Curiosamente aquello era lo que más la incomodaba de toda la situación, una niña entregando un cuchillo a otra niña ¿habría que hacer corro?

El acento francés de un hombre se filtró en ella como un beso de la propia Francia, y se giró en busca de su dueño con la misma agilidad como si hubiese sido llamada por su nombre, como si el hecho de ser francesa la convirtiera en la única destinataria real de ese mensaje.

- Sandeces. -repasó al joven de ojos a manos, deteniéndose en la llama que prendía su cigarro- Pretenden entorpecer el destino de ello.

Notas de juego

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27/01/2015, 10:33
Andy McGregor

Fui a tomar el cuchillo, para poder cortar la soga. Pero entonces la muchacha colgada reaccionó y pidió que le entregaran el cuchillo en mano. Con una tranquilidad pasmosa. De cualquier manera, eso sólo podía significar dos cosas, o que la muchacha colgada no lo estaba del cuello, por más que lo pareciera, o que estábamos todos locos. Y la verdad, no sabría yo decir cual de las dos opciones tenía más probabilidades de ser cierta.

Las reacciones de la concurrencia eran variadas. Sea como fuera, no parecía que la muchacha colgada estuviera en peligro real, en contra de cualquier grito que me vociferara a la oreja mi sentido común.

Dejé entonces que aquella otra chica, la del pelo absolutamente blanco y andar saltarín, entregara el cuchillo a la muchacha de la soga. Quedé entonces expectante.

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27/01/2015, 10:50
Samuel Nabody

La voz de la joven que tan amablemente se acercó a ayudarle le sobresaltó, y Samuel se quedó parado, completamente quieto, como si pensara que si no respiraba siquiera, aquella muchacha pasaría de largo. Sin embargo, permaneció ahí, ofreciéndole agua y un pañuelo con el que secarse. El pálido joven giró una expresión atónita hacia ella, aún con restos de vómito en la comisura de los labios, sin comprender todavía cómo alguien había reparado en él, cómo había dedicado tiempo a alguien como Samuel.

Con mano temblorosa tomó el pañuelo, limpiándose con delicadeza como si temiera romper aquel mágico momento con un movimiento brusco. 

- Gra-gracias - alcanzó a decir. Para él no existía ni la niña, ni el cuchillo, ni la tenebrosa situación que se cernía sobre ellos. Para él sólo estaba esa amable criatura.

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27/01/2015, 11:37
Zaira Castleworld

Quizás, Zaira fue de las últimas que empezaron a caminar en dirección a aquella dulce voz. Al escuchar las primeras notas cantadas, dirigió su mirada rosácea hacia el oscuro túnel. Se quedó en silencio, olvidando a las dos chicas que acababan de presentarse. Una pequeña arruga se formó en su frente, mientras las suaves notas parecían entrar por todos los poros de su piel. 

Aquellos desconocidos empezaron a caminar, adentrándose por aquel túnel y buscando la fuente de aquella voz. Pero Zaira quería resistirse. Sentía su corazón latir con fuerza dentro de su pecho y un nuevo hormigueo recorrer su piel. No debo tener miedo. Se dijo y una mueca se formó en sus labios. Mierda, no tengo miedo. Pero, todo es tan extraño... 

Miró a uno y otro lado del andén. No quería quedarse sola en ese sitio, así que finalmente empezó a caminar, siguiendo, como todo el mundo, el sonido de aquella voz. Seguro que alguien nos está gastando una estúpida broma.

Pero cuando vio el árbol en medio de las vías, y colgando de una de sus ramas, una niña que se balanceaba con el sonido de su propia voz, se detuvo y buscó la pared más cercana para poder sujetarse. 

Muchos fueron los que corrieron en su socorro. ¿Qué hacen? Esa niña no es normal. Joder, ¿es que no lo ven o qué? Se dijo, aunque se mantuvo en silencio, preparada para largarse corriendo de allí.