Partida Rol por web

El reloj mostraba que ya faltaba poco para el anochecer. Al otro lado probablemente ya se estarían preparando para una nueva noche cuando  en el reloj se encendió una llama oscura sobre el número II. Al igual que las demás, se movía con la misma cadencia lenta y sinuosa.

Una vez más, el espejo que había en la sala os mostraba este nuevo amanecer en el mundo de los vivos... Por fortuna o por desgracia ninguno de ellos había perecido. Aquí seguíais exactamente los mismos que antes.

Unos minutos más tarde del amanecer el espejo volvió a mostraros nuevas imágenes... Imágenes de fuego. De vida. Y mientras tanto la figura de Aidane iba disipándose, desapareciendo de vuestro lado.

Bufé por la nariz al ver cómo la mayoría iban reviviendo. No entendía por qué unos sí, y otros no. Me deprimía cada vez que pensaba que mi destino era acabar allí por toda la eternidad.

Contemplé a través de aquel espejo cómo Niba volvía a moverse, y la envidié por completo. Cómo me hubiera gustado poder ser yo quien recobrara la consciencia, y pudiera estar con todos ellos de nuevo, aunque sea para escucharlos discutir.

—Qué envidia— murmuré, apoyando mi barbilla sobre las palmas de mis manos, cansina. 

- Ya te digo...- suspiró, mirando también a través del espejo- Aunque yo no podría volver al otro lado sin Loth- admitió, observándole, dirigiendo su atención entonces a Aina- Por favor, diles que si pueden traer a alguien más, que no sea a mí. Que sea a Miriel, o a Tarma, o a quien ellos consideren oportuno. Yo no podría soportar volver sola. 

- No creo que Lassa sea una de las asesinas. Todo parece más producto de una vendetta personal que del deseo de acabar con Fäe - . Aina torció los labios en una mueca y apartó la mirada de Míriel. Escuchó las palabras de Elendire y asintió suavemente. - Sí, puede llegar a ser peligrosa si es verdad que puede copiar los poderes. Vigilaré a Lera - Volvió a mirar de nuevo al guardaespaldas de la princesa. - Estás seguro de que es ella, ¿verdad? - 

Había estado bastante rato en silencio. Parecía ausente, con la mirada perdida y las mejillas ligeramente sonrosadas. El reloj continuaba con su lento caminar, señalando las horas que faltaban para el amanecer. Cuando éste llegó, el rostro de Aina palideció y sus ojos celestes brillaron de rabia.

- Han intentado matar de nuevo a Anastasia - . Les dijo, volviéndose a mirarles con el dolor tiñendo sus iris. - Escuché algo y me levanté corriendo. Los asesinos me han escuchado y han huido, dejándola medio muerta - . Se mordió el labio con fuerza y apretó los puños con rabia. - Hemos vuelto a evitar que esta noche acaben con alguien, pero siento que se hacen fuertes - . 

Pestañeó al ser consciente de que Aidane había desaparecido. Su rostro se relajó y una suave sonrisa se dibujó en sus labios. Miró a Tarma, arqueando una ceja. - Ayer Paul miró en tus ojos y vio que has sufrido mucho - . La sonrisa se desdibujó y su ceño se frunció suavemente. - Me ha dicho que te diga que si hubiera sabido antes de tus sufrimientos y de lo que te hería, habría hecho lo posible para restar algo de tu soledad - . Le dijo y se encogió suavemente de hombros. - No sé si querrán traerte de vuelta o no, pero sabiendo que puedes esclavizar a fatas, lo veo un poco difícil - . Terminó diciéndole y arrastró su mirada hasta detenerla en los ojos de Elendire. - Lo diré, no te preocupes. Pero... Si regresaras, podrías hablar en favor de Loth y que le trajeran el próximo - . Le sugirió, arqueando suavemente ambas cejas. 

Elendire esbozó una sonrisa- Tampoco creo que quieran traerme de vuelta, de cualquier manera. Aunque no me hayas hablado de ello, sé que algunos han puesto en duda mi credibilidad- se encogió de hombros, como si aquello fuera inevitable, antes de acercarse a la fata para colocar un mechón de su pelo dorado tras su oreja, con delicadeza- Aina. No te culparía si no has querido contarlo antes, dadas las circunstancias. Pero, ahora que ha salido a la luz, ¿puedes hablarnos del vínculo que tienes con Anastasia? He visto en tu reacción el mismo sentimiento intenso que juraría que había entre ella y Allegra. 

Míriel suspiró aliviado cuando la noche no consiguió llevarse a ningún Fata más, era realmente bueno que ningún inocente hubiera caido. Con eso las esperanzas para Fae aumentaban... sin embargo aquello estaba lejos de resolverse. Cuando se dió cuenta que la tímida Aidane fue llamada se alegró por ella, merecía una nueva oportunidad, en todo el tiempo que había estado allí el guardaespaldas de la princesa no había tenido ningún motivo para pensar que era una traidora, quizás pudiera aportar alguna luz a los vivos.

 Después escuchó a Tarma y Elendire... las entendía, estar vivo era estresante, los ataques y las sospechas eran continuas, pero estar muerto era realmente frustrante.

Cuando Aina se le acercó, le sostuvo la mirada hasta que esta la retiró, a Míriel no le pasó desapercibida lo sonrosado de las mejillas de la Fata y el resto de sus palabras, al morir Míriel había dejado el Salón del Trono sólo para que Nun Taur y ella pudiesen hablar de lo que quisieran. El guardaespaldas no pudo evitar sentirse molesto... Paul, Paul, Paul siempre Paul... hiciera lo que hiciera Míriel por tratar de ayudar siempre era motivo de duda o suspicacias... pero llegaba Paul y todo el mundo lo creía y le daba credito... ¡Hasta los huevos estaba ya!

- Creo recordar haber esculpado a Lassa aún sabiendola mi asesina, el primero en decir que me ha matado por motivos personales he sido yo... como también he añadido que debe ser vigilada, porque en sus ansias de venganza está dispuesta a llegar a donde sea, si con ello me hace daño- le dijo a Aina de manera muy cortante- Y sí... es ella, es Lera Madison... aunque ya puestos pídele mejor a Paul que te lo confirme.

Míriel permaneció ligeramente apartado escuchando con los brazos cruzados... nuevamente Paul... se mordió la lengua y prefirió no decir nada, mientras llamaba a su calma interior.

- Creo, que mereces más que nadie una oportunidad Elendire... y después de lo que ha pasado no veo porqué no puedas volver- trató de animarla- Y con respecto a Anastasia, admito que también estoy intrigado - corroboró las palabras de Elendire- ¿Qué relación tienes con ella?- la mirada de Míriel volvió a llenarse de vacio cuando miró a Aina

Una suave sonrisa se dibujó en los labios de Aina cuando sintió el gesto cálido de Elendire. La miró a los ojos y sus mejillas se sonrojaron.

Pero entonces escuchó a Míriel y su expresión se endureció al mirarle. Pestañeó, confundida. - Sólo te he respondido a tu pregunta de si creíamos que era culpable. No te estaba culpando de nada - . Le dijo y sacudió suavemente la cabeza. Volvió a mirar a Elendire y suspiró. 

- Fue ayer por la tarde, a última hora - . Al hablar de aquello, sus mejillas volvieron a sonrojarse y su corazón se aceleró. - Me desperté en otro sitio y vi a Anastasia. Desde entonces estamos muy unidas, como nunca lo había estado con nadie - . Sentía que había encontrado a su verdadero amor. Miró a Loth y de nuevo a Elendire y una suave risa se desprendió de sus labios. - Estamos tan unidas como lo estáis vosotros dos. Es algo... Maravilloso... - Le dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Míriel arrugó el ceño y elevó una ceja ante la revelación de Aina.

- ¿Quién es Anastasia? ¿Ha sido ella quien se ha unido a tí o piensas que os ha unido otra Fata? Sería interesante que te centraras- preguntó Míriel movido por la curiosidad

Maldita fata asquerosa, pensé, arrugando el ceño.

—¡Yo no esclavizo!— grité, ardiendo, obviando todo lo demás—. Es una facultad que tengo, y pienso que es una buena recompensa el poder saber la verdad, de verdad— enfaticé, casi escupiendo la palabra—, a cambio de dar la vida a dos personas— alcé dos dedos, casi temblando—. Aina, reza por que no mueras, y yo esté viva el día de mañana, porque te pudrirás en este lugar— prometí, aireada, mirándola con desdén—. Te crees muy importante por poder hablar con los vivos y los muertos, pero pienso que tal poder te queda muy grande, porque no tienes ni idea de cómo va todo— la señalé con un dedo admonitorio—. Ni idea. Esto te supera. Tienes un cerebro de un minúsculo insecto. Incluso un gusano lo haría mejor que tú. 

Me senté en un lugar apartado, y esperé a que relatara su vínculo con aquella muchacha de pelo morado. Me acordaba de ella. Hablaba en un idioma raro, un idioma muy gutural.

—Francés— me vino a la memoria, murmurando la palabra—. Menuda pareja. La va a condenar— y no especifiqué quién lo haría a quién. 

Al escuchar a Elendire, Falmari rompió a llorar de la risa

-Pobre Elendire...dulce Elendire...que estúpida eres, a parte de otros tantos defectos en los que se encuentra la ceguera-La sirena puso morritos-chica...lamento decirte esto pero...¡TIENES MAS CUERNOS QUE UNA MANADA DE CIERVOS!-entonces se quedo mirando a los demás-¿que? ¿vosotros tampoco lo sabiais...Por que tampoco era un gran secreto en Fae... 

Aina miró a Míriel, confundida, y pestañeó sin entender su pregunta. - Nuestro amor es verdadero - . Le dijo y arrugó ligeramente el ceño, negando con la cabeza. - No, no os voy a decir su verdadero nombre. Al igual que os dije que allí no diría quiénes sois, protegeré a la luz de mi vida de todos los que quieran hacerle daño - . 

Se volvió al escuchar el grito de Tarma y sus ojos se abrieron como platos. ¿Y a ésta que mierda le pasa? Se preguntó, sorprendida por sus palabras. Pero cuando aquellas palabras acabaron en insultos, el rostro de Aina se enrojeció de rabia y sus ojos centellearon.

- Dije lo que tú me dijiste y te lo avisé - . Le dijo sin alzar la voz, como ella había hecho. - Te dije que iba a decir lo que podías hacer, advirtiéndote de que informaría que podías esclavizar a dos fatas y me dijiste que lo hiciera, así que si la has cagado ahora no te hagas la ofendida - . 

Elendire miró a Tarma, sorprendida, sin entender muy bien qué mosca le había picado- Es verdad, tú animaste a Aina a decir precísamente eso, alegando lo manipulables que éramos y "sonriendo con suficiencia" como se diría en un buen libro- frunció ligeramente los labios, para encogerse finalmente de hombros- Haberla corregido en aquel momento si te había malinterpretado, ¿no? -preguntó- Y ahora que has amenazado a Aina de esa manera... No sé yo si ella va a querer aclararlo al otro lado, eh. Yo la verdad es que en su circunstancia me lo pensaría. - concluyó, llevándose una mano al mentón, antes de volver a mirar al espejo- Oye, ¿y qué tipo de relación tenía entonces con Allegra? -añadió, volviendo al tema de Aina y Anastasia.

Entonces escuchó a Falmari, y le dedicó una mueca de desprecio. Algo extraño en ella, lo cual no hacía sino enfatizar lo mucho que le desagradaba aquella fata- Cállate, pez estúpido. Todos sabemos que a ti no te follaría ni un sapo. -dijo, con cierta agresividad, imitando en parte el lenguaje que había aprendido de los humanos- Lo que tampoco es un gran secreto es que tienes las branquias tupidas y por eso ya no eres capaz de pensar con claridad.

Las palabras de Elendire sacarían de sus casillas a cualquiera, menos a mi, no después de todo lo que había vivido. Poco a poco comienzo a controlar mis emociones, a guardar tranquilidad, a no dejarme llevar por la ira -Elendiere, le corregí en su momento y por ello Miriel está aquí. Allí arriba piensan que Miriel y yo estamos compinchados, que ambos somos asesinos. Todo gracias a Aina, que no ha parado de atacarme. Pero ya veo que aquí solo pueden culpar Aina y Miriel, que ya están decidiendo la próxima cabeza que va a caer.

Sin nada más que decir me arrimo a una pared y observo al resto, la mayoría marionetas de Aina, Miriel, Falmari y el resto de asesinos. Observo como la noche trae consigo dolor y vida. Algo que hace que me alegre pero que la furia vuelva en mí. Por suerte nadie arriba ha sido tan estúpido como para volver a resucitar a Miriel, pese a que Aina seguirá intentándolo, pero que ataquen a Anastasia es algo que puede conmigo. La chica era la más bondadosa entre los fatas allí reunidas.

Las revelaciones, los ataques, el vínculo de Aina con Anastasia y el enfado de Tarma suceden con demasiada rapidez.

Tarma, no te enojes, Aina estaba en el bando de Miriel, no podía arriesgarse a hablar bien de ti pues pondrías en jaque sus intenciones. Si durante la noche los suyos matan a algunos de los nuestros, como Paul, Allegra o Anastasia, tu podrías revivirlos, algo que no les interesa -explico a la fata que se hacía pasar por niña -pero ahora todo ha cambiado, si Aina dice la verdad, algo que en verdad es bastante cuestionable, significa que está atada a Anastasia y ella es, sin duda, de los nuestros. Con ese vínculo hemos ganado más que con la muerte de Falmari o Miriel. Rezo porque sea verdad y pronto salgamos de aquí, cuando el mal sea purgado de ese lugar, algo de lo que creo falta bastante poco. Aina, imagino que sabrás que, para proteger bien a Anastasia, lo primero que debes hacer es contarte la verdad. Háblale de la oscuridad que se esconde en el corazón de Miriel, cuéntale lo que sabes de él, sálvala -si todo era como esperaba el enemigo se había vuelto amigo y ahora podía dar información vital, revelar lo que podía suponer nuestra salvación.

El guardaespaldas miró a Tarma sorprendido ante aquel estallido de cólera, si quería volver a la vida aquel precisamente no era el camino más adecuado y menos insultando a Aina, el único puente para comunicarse con los vivos y enterarse de lo que estaba pasando. Iba a haber intervenido para defender a Aina cuando ella misma lo hizo, Míriel estuvo presente como Roger cuando Aina trajo el mensaje de Tarma... era muy lógico que los vivos se pensasen en traerla de vuelta, precisamente por el requisito que exigia el poder de Tarma.

Por otro lado la sirena, que habitualmente estaba callada decidió increpar a Elendire, pero a esta última como el caso de Aina, no le hizo mucha falta que nadie la defendiera. El Fata reprimió una carcajada ante la ocurrencia de Elendire... Roger se habría espantado por el vocabulario, pero Míriel lo encontró realmente divertido.

De manera que sin mucho más que añadir, volvió a centrar su atención en Aina, si no estaba dispuesta a rebelar a su amante, si que podría tratar de averiguar la relación de Anastasia con Allegra.

- Cierto... la noche anterior fue Allegra la que protegio a Anastasia y también parecían estar unidas... Oye, que no te lo estoy diciendo a mal, ni estoy sugiriendo nada- levantó las manos como si alguien le apuntase con un arma- pero podrías enterarte ¿no?

Entonces Vanya volvió a intervenir y esta vez Míriel si que se dirigió a ella.

- Deberías de haberte dedicado al mundo del cine... o más bien de las telenovelas, inventando guiones de peliculas de sobremesa de antena 3, eres una artista- le dijo escuetamente

Miro con frialdad al actor, al que había matado a unos críos por placer y que me había condenado con sus mentiras -Vaya, pues es extraño que todos esos culebrones sean ratificados por las habilidades y poderes de los que aún viven. Miriel, puedes seguir mintiendo pero no vas a ganar nada, quítate esa máscara de mentiras y acepta tus actos, la sangre que baña tus manos.

Pero esas palabras del actor no son las que me preocupan -Aina, ya sabes que no debes hacerle caso, debes proteger a Anastasia y a Allegra, no les preguntes pues, si lo haces, revelarán dichas habilidades al resto de compañeros de Miriel y, probablemente, eso supondrá el fin de ambas y tu propia muerte. Ese trío que habéis formado es nuestra mejor baza para cazar a los que han traído la guerra.

Tras mis palabras algo se activó en mi mente, una ventana a la verdad, una oportunidad para limpiar mi nombre -Aina, tu sabes que Anastasia es inocente, que su alma es pura. Ella nunca me atacó ni me votó, tal vez ella haya visto lo que esconde mi alma, la verdad que tratasteis de ocultar al resto Miriel y tu. Tal vez ella pueda hablarte a solas y confirmarte mi bondad.

El tentaculado Fata se acercó a su amada, rodeándola con sus brazos.

- Amor mío, tu voluntad por vivir es mucho mayor que la mía. Si crees que puedes ser de alguna utilidad en el mundo de los vivos, de forma que puedas dar caza a esos asesinos que te robaron el aliento la primera vez y que pretenden sembrar la discordia entre nosotros, lucha por ello - no había atisbo de crítica en sus palabras - Yo he perdido la voluntad de luchar - más bien, nunca la he tenido - así que no sería útil allá fuera.

Miró a Aina, y asintió.

- Si puedes hablar bien de ella, te lo agradecería. Yo la esperaré por siempre, como siempre lo he hecho, y mi amor no desaparecerá con el tiempo - dijo, para luego mirar a la sirena y negar lentamente.

Falmari adopto una pose de dolor-Ohhhhhh la "Mujer lamentable" me a llamado "pez" y  "estúpido" ohhh me a destrozado la autoestima-Miró a la fantasma como si le hubiera rechazado un chicle-exacto...-dijo conteniendo una risa a duras penas-Soy mas virgen que el aceite de oliva....-la sirena miro a los demás y finalmente a Aina-Se de quien hablas...y si..."tampoco me lo e follado y por supuesto no tengo una hija con el y nunca nunca nunca...estaría ahí arriba. 

- No, Loth- dijo, tajante- Has venido aquí por mí, y yo no saldré de aquí sin ti. Debemos estar juntos. Yo soy tu fuerza, y tú eres mi fuerza. De otra manera, volveré tan solo para regresar tras haber fracasado- declaró, con los ojos llorosos- ¿Es que no me quieres a tu lado? ¿No supongo para ti suficiente voluntad de vivir?