Partida Rol por web

La barca comienza a desplazarse en sentido contrario y en un principio Victoria piensa que ha sido su culpa por lo que suelta el remo, sin embargo recuerda la explicación de la Dama Gris y supone que la mueven por la prueba.

- ¿Estas Bien? - le pregunta Daniel.

- Si ¿Va... vamos al revés...? - dice extrañada.

Ve como el bote de Ginevra y Francis va en dirección opuesta, a los profesores ya ni siquiera les ve y el de Alen por alguna razón sigue allí parado. La niña se muerde el labio inferior y mira a su compañero. ¿Hacia donde les llevarían?

Por lo que decía Cyllene sobre conseguir esos puntos para Ravenclaw pese a ser la jefa de Slytherin, Melker dedujo que se trataba de una mujer fiel, y eso era algo que le gustaba. Parecía que la noche de Halloween hacía que la Profesora Foxier se volviera más atrevida con los comentarios, ya que sus comentarios eran más picantes que de costumbre. - Recuerda que yo soy el Profesor simpático, yo no castigo A él no le salía ser provocativo como a ella, pero tampoco iba a contestar algo serio para que ella pensara que no estaba interesado.

El Profesor Westerberg notaba los verdes ojos de la Profesora Foxier no perdían detalle de sus ojos, e imaginaba que pudo notar cómo sus pupilas se dilataban ¿Era por que se estaban acostumbrandose a la penumbra o por la atracción que sentía?

Cuando Cyllene dijo que él era guapo, Melker no pudo evitar soltar una sonora carcajada - Bueno, eso si que no es discutible. En esta barca vamos la bella y la bestia Dijo señalando primero a ella y luego a si mismo.

La barca comenzó a rodear los acantilados, y miró a Cyllene cuando esta le dijo que era su decisión si los usaba o no. En parte sentía curiosidad por la prueba, pero al mirar a la Profesora Foxier a los ojos pensó que era una noche demasiado bonita para no disfrutarla como ellos quisiera. Decidido, volvió a coger los remos y remó hasta alejarse de allí, en dirección a una orilla tranquila. - Si en algún momento cambias de idea, dimelo y regresamos a la prueba.

Me alegraba que todo se hubiera arreglado...bueno al menos el problema de los botes ayude a Ginevra a sentarse aunque tenía el miedo de hacer algo mal decidí ponerme a remar aunque jamás lo había hecho.

Pude ver cómo nos empezamos a alejar de todos aunque no es como si yo remata muy rápido -No te preocupes al final todo se arregló y podemos continuar con la prueba- entendía por qué Ginevra susurraba después de todo estábamos algo alejados pero era tan silencioso que se podía escuchar a los demás, después que mencionara lo del coro mi rostro se puso algo rojo pero lo más notable es como agachaba la cabeza mientras se dibujaba una sonrisa melancolía en mi rostro -Tu igual...no,tú vos es increíble por algo te ponen al centro tú vos es... celestial si eso mismo.

Mientras nos alejábamos de los demás no pude evitar reírme un poco y ver a los alrededores -Es increíble jamás espere poder remar en un lago,ver el agua la noche, incluso la neblina es bastante emocionante y tranquilo a la vez.

Estaba jugando con el riesgo, y lo sabía. Durante cerca de un mes había estado quedando prácticamente a diario con Melker, entrenaban juntos, elaboraban pociones en la intimidad de las aulas del club y, en el Gran Comedor, los sitios que ocupaban siempre estaban adyacentes. Cyllene disfrutaba de la compañía de Westerberg hasta el punto de ser una mujer natural y próxima, algo totalmente inviable con el resto del castillo, aunque eso sí, estaba más suave en sus comentarios con el resto del mundo, menos mordaz.

- Vaya, no castigas...., es una pena profesor simpático.... me hubiera gustado verte en esa faceta...., aunque ahora que lo pienso, tú no eres así... ¿verdad?.... tiendes a ser entregado.... a luchar por conseguir objetivos...., como enseñarme a nadar.... ¿verdad?....- sonríe levemente sin apartar la mirada, sentía una fuerte presión en la boca del estómago y sabía lo que eso significaba, por ello jugaba, se arriesgaba a sentir de nuevo, algo que pensó en un momento de su vida que no volvería a suceder...- ... ¿Estás nervioso?.... - ¿o quizás lo preguntaba porque ella si lo estaba?

Cyllene se divertía con los comentarios de Melker y no dejó pasar la oportunidad de hacer un comentario sobre la Bella y la Bestia, todo fuera por la causa.

- ¿Sabes que la Bestia se acaba enamorando de Bella?.... - comenta ella poniendo el dorso de la mano bajo el mentón -...y ella perdidamente de él.... - se ruboriza levemente, decirlo de forma tan abierta le daba cierto grado de pudor, pero si lo hacía era con un claro fin, si Melker reculaba de manera notable no seguiría por esa línea. No quería dar un paso en falso que pudiese enturbiar la relación que ambos poseían, ya que entendía que ambos tenían una amistad sin reservas ni condiciones, con confianza, pues lo peor de sus vidas ya lo sabían el uno del otro, o al menos eso pensaba ella.

- Si estoy contigo no necesito nada más.... - dijo ella como respuesta al varón -... podemos estar en la prueba o buscando cualquier punto del lago donde la luna muestre todo su esplendor.... Hagamos que esta noche sea mágica, Melker....

Sus ojos verdes observan cómo el varón rema hacia una de las orillas del lago, alejándose aún más de donde estaban los alumnos. Las diversas pruebas a las que estarían sometidos se sucederían a lo largo de la noche, y quizás Melker y Cyllene habían encontrado su propia prueba de valor. Si lavmagia lo consentía

Melker y Cyllene se dirigían hacia una de las orillas del lago, completamente absortos el uno hacia el otro, pensando que quizás pudieran tomar un tiempo para ellos solos cuando de repente la barca zozobró hacia uno de los lados, inclinándose peligrosamente, escuchándose el sonido de un impacto contra el casco.

Todo ocurrió en un segundo, volviendo la barca a su inclinación habitual, ocurriendo de repente lo mismo hacia el otro lado, golpes que se iban sucediendo, moviendo el bote hacia los lados, como si hubiera algo debajo del transporte que quisiera hacerlo volcar.

La superficie del lago comenzó a alterarse, como si hubieran criaturas nadando justo debajo de aquella barca, chapoteando alrededor de la misma, sin dejar de moverla agresivamente a uno y otro lado. Parecían dispuestas a tirar a sus ocupantes al agua.

El bote que transportaba a ambos niños sigue su recorrido hacia atrás, de manera continua, alejándose a conciencia de la posición original, justo en el sentido contrario de donde Alen se encontraba, siguiendo su rumbo sin pausa, pero sin prisa, de manera bastante más relajada que la barcaza de Gin y Francis.

Al cabo de un tiempo tanto Daniel como Victoria han perdido la pista de sus compañeros, hay bruma en el lago que les envuelve. Una neblina poco natural que surge de lanada y toca casi la superficie del agua. El ambiente silencioso, la humedad circundante, el halo de misterio del mismo lago junto con la quietud de la barca, la cual detiene su avance en un determinado momento, todo en conjunto parece resultar inquietante.

-Genial y estamos en medio de quien sabe donde-  intente guiarme pero la bruma no me permitía bien, en cualquier caso el manual de los Boy Scauts decía que en situaciones así lo mejor era estar calmado, no desesperar y esperar la ayuda, ¿Pero vendría alguien a ayudarnos?, eso no lo sabía.

Me quite la mascará para poder ver mejor, - Ratas, ahora esto- me mordí el labio impotente no sabía que debía hacer, estábamos lejos de la orilla, por alguna extraña razón pensaba que una prueba de valor sería igual a recorrer Haunted Mansion o alguna típica atracción de terror de Disney, claro en un parque de diversiones todo estaba programado y fácil, cuando visitamos Orlando por petición de papá no me parecía la gran cosa, pero una prueba de valor de magos supondría algo mas difícil y lo estábamos viviendo.

-Y ¿Qué quieres hacer?- le pregunte a mi acompañante 

El ambiente era más que inquietante y ya no conseguían ver a los demás compañeros, de hecho casi ni veían nada y la barca se había detenido.

- Pues... creo, que mejor esperamos, es una prueba de valor ¿no? supongo que ¿algo pasara? ¿ves algo? espera, esto ayudará: lumos.

Victoria alza su varita para alumbrar el entorno y mira a su alrededor.

¿Era entregado? Si, con la gente que le importaba, y la Profesora de pociones se había convertido en poco tiempo en una de esas personas. La enseñaría a nadar, por supuesto, al igual que estaba haciendo lo posible para que mejoraran sus hechizos y así poder defenderse en caso de otra visita de sus antiguos amigos. La siguiente pregunta le pilló desprevenido - ¿Nervioso? ¿Tanto se me nota? Había intentado parecer más calmado, pero si que estaba nervioso. Notaba su pulso mucho más rápido de lo normal, incluso más rápido que cuando se enfrentaba a un Mortífago, y de vez en cuando para calmarlo, respiraba hondo un par de veces intentando que Cyllene no se diera cuenta de ello.

- Claro que lo sabía Contestó sonriendo a la pregunta sobre la Bella y la Bestia - No ha sido un comentario al azar Su pulsación se disparó, y en seguida se preguntó si no había sido una locura esa respuesta. Estaba poniendo las cartas sobre la mesa, y lo único que esperaba es que si no acababa de la forma que deseaba, por lo menos no afectara a su buena relación. Siempre podría achacar el atrevimiento al hidromiel ingerido, pero eso sería muy cobarde por su parte a la par que sería mentira.

Cyllene parecía dispuesta a ir más allá, o eso le parecía a Melker al escuchar sus palabras y estudiar sus gestos. Parecía que a ella lo único que le importaba era estar con él, y a él estar con ella. A lo lejos vió una islita pequeña y Melker pensó que sería un buen lugar para disfrutar de una de las noches más mágicas del año. - Vayamos a esa isla de allí.

Mientras remaba, sus ojos no podían apartarse de los verdes ojos de la Profesora Foxier, y con cada remada inclinaba un poco más hacia ella. Alternaba su mirada entre los ojos y los labios de Cyllene, y lo único que deseaba era besar esos labios rojizos. Cada vez estaba más cerca, y ya tenía planeado soltar los remos para abrazarla y besarla cuando la barca comenzó a recibir golpes y a movese peligrosamente de un lado a otro. Melker, que aguantó a duras penas dentro de la barca, sujetó a Cyllene con una mano y con la otra sacó la varita y apuntó al lago. - ¿Estás bien? Intentó mirar que es lo que les atacaba, pero no pudo por culpa de la oscuridad - ¿Consigues ver algo?

Observe como todo el mundo se perdía en la distancia, aunque había un bote que miraba bastante mas que el resto y es que si pudiera elegir habría ido con ella pero realmente no era la mejor elección ya que habría parecido un tonto caprichoso... por eso ahora estaba en un bote a solas en mitad de la noche en la orilla del lago sin moverme. Suspire ¿cuando empezaría a moverme yo? Me recosté en el bote y mire las estrellas, el cielo nocturno era muy tranquilizador sin importar los problemas que hubiera tenido había algo en las estrellas que me hacía sentirme mas tranquilo cuando las miraba, apoye los pies en el borde del bote y la cabeza en la popa con un brazo como almohada. No tenía pensado remar, al menos no por un rato ya que aún existía una mínima expectativa en que este viaje en bote sirviera de algo y no fuera simplemente un incordio.

Debía pensar muy bien que hacer con Victoria y con Ginevra, una era sangre sucia y la otra sangre pura, una se parecía mas a mi y la otra no tanto, ambas eran lindas pero solo una de ellas hacía que todo perdiera importancia cuando estaba con ella, solo una de ellas me causaba molestia al verla acompañada de otros.

Y allí estaban ambos, Dani y Victoria, ambos envueltos en la neblina, en la oscuridad reinante, al menos hasta que la Ravenclaw, haciendo un claro honor a su casa hizo lo propio, encendió un lumos y observó algo...

Toc, toc, toc.... la madera de la barca comenzó a sonar como si algo las golpease y el movimiento comenzó a tener lugar. La barca se inclinaba peligrosamente hacia uno y otro lado con un movimiento frenético, brusco y molesto, como si lo que estuviera debajo de ellas quisiera hacerlos volcar.

Victoria pudo ver cómo varias sombras se arremolinaban debajo del bote, el cual estaba siendo vilmente atacado, giraba hacia la derecha, volteando a los alumnos hacia un lado de la misma, y luego a la izquierda, provocando un balanceo intenso, indiscutiblemente peligroso. Y lo peor era el crujido de la madera, una declaración de la fuerza ejercida contra aquel transporte. Era un ataque planificado.

Alen se acomodaba en la embarcación tras observar cómo los botes se iban perdiendo en el horizonte. Uno llevaba a su pareja, el otro, a su prometida, una situación incómoda y comprometedora que tenía al muchacho totalmente perdido en la espesura de sus pensamientos, aquellos a los que no dejaba de dar vueltas.

Fue entonces cuando Alen pudo percatarse de algo, por un lado, había bajado la bruma, invadiendo la niebla espesa su bote, provocando que todo lo que le rodease fuera mucho más complicado de observar, escuchándose a la par una dulce voz de mujer, una melodía hermosa y dulce que parecía provenir de las mismas aguas del lago.

Parecía que la magia que envolvía aquel espacio natural del castillo cobrara su propia vida, haciendo que Alen tuviera unas ganas irremediables de tocar el agua, aquel líquido elemento que con su sintonía parecía atraerle de manera irrefrenable.

Un par de golpes pudo sentir en las maderas que formaban la barcaza, como si algo debajo de ella estuviera vivo, ¿o sería la hermosa canción y voz que llegaba hasta lo más profundo de su ser?

Si Alen se guiaba por aquel sonido habría deseado tirarse al agua sin dudarlo, pero una dulce y armoniosa voz de mujer se lo impidió.

- No lo hagas..., no desearás que mis amigas te lleven al fondo del lago... - susurra una hermosa criatura con rostro angelical y cuerpo femenino, el cual mostraba sin pudor al muchacho. Ya podría decir Alen que le había visto casi desnuda a una fémina. Si él se asomaba vería bajo el agua a la sirena que había llegado hasta su posición, observando al muchacho, la cual hablaba desde el fondo del agua, sin salir en ningún momento.

Parecía una noche perfecta. Hablaban con más claridad que nunca sobre ellos mismos, con nervios ambos, pero importante, sin dejar de mirarse a los ojos y transmitir una magia que cada vez los atraía más. Cuando Melker preguntó si se le notaba el nerviosismo ella solo pudo sonreír y afirmar con la cabeza. ¿Cómo decirle que tenía estudiada cada una de sus facciones y que cualquier leve gesto de su rostro podría interpretarlo? ¿Cómo explicarle que sus nervios le explicaban mucho más que las propias palabras?.... 

Aquello y la respuesta que le dio sobre la historia de la Bella y la Bestia provocaron un acercamiento, aquel que se iba produciendo conforme se acercaban a la islita, un lugar íntimo, romántico, lleno de magia... El sitio adecuado para estar juntos y sentir la cercanía el uno del otro. Ella observaba al hombre con la respiración contenida, deseaba besarle y no era nada nuevo, estuvo tentada varias veces de dar el paso pero temía el rechazo, no estaba preparada para eso.... Sentía que esa noche iba a ser para ellos, que no iba a desistir esta vez, y que haría lo que realmente el corazón le pedía, entregarse a él, y a la par, que él formara parte de su vida.

Pero algo se truncó en el camino. La barca comenzó a moverse frenéticamente, provocando que ambos ocupantes se pusieran en alerta. Melker, le tomó de la mano y Cyllene se aferró a él, con el rostro sorprendido, no esperaba un ataque en la embarcación y decididamente tuvo claro que iba a aprender a nadar, jamás se había visto en una dificultad parecida y sentía bastante miedo de poder caer al agua, pero no fue presa del pánico, aquel que sólo Yaxley era capaz de provocarle...

- No veo absolutamente nada... - indica ella con un gesto de fastidio. Con determinación sacó la varita de su túnica mientras seguía cogida al profesor y permanecía sentada para evitar una mayor pérdida de equilibrio. 

- Lumos... - recitó la mujer señalando a las aguas del lago, intentando facilitar la visión de Melker -... yo no dejaré de iluminar las aguas..., tú eres mejor en ataque que yo...., podrás repeler más embestidas si sabes a qué apuntar... - indica ella con seguridad, iban a ser muy buena pareja, un binomio ideal, ella facilitaría que el varón pudiese utilizar su magia. -... son las criaturas del lado..., gente del agua...,  parecen selkies.... maldita sea...

Quizás su maldición no fuera por miedo a caer al agua, ni a ser atacada por una criatura mágica, sino por haberle reventado su cita con el hombre de sus sueños, algo que no le perdonaría a la dama gris, una prueba de valor hecha a su medida... Agua para quien no sabe nadar, y unas primas lejanas de las sirenas atacándoles cuando portaba en la barca a quien deseaba, fuera su pareja. La noche no apuntaba del todo bien....

Poco a poco las estrellas empezaron a perderse entre una bruma que aparece de la nada, me levanto un poco y miro hacia todos lados, nada... no se veía nada en ninguna dirección mas allá de tierra firme que estaba a mi lado entonces una dulce y melodiosa voz se empezó a escuchar con cada vez mas fuerza lo mas extraño es que parecía tener origen en el propio lago como si algo en el me llamara, me pidiera que fuera con ella. Cuando me iba a levantar pude sentir un golpe en el bote que me hizo perder el equilibrio y caer de culo pero me levante de nuevo al momento para mirar al agua. En el pude encontrar a la chica mas hermosa que jamás había visto y además semidesnuda lo cual me hizo sonrojar pero sus palabras no fueron mas que un eco en la distancia para mi, algo que mi cerebro no llego a interpretar del todo ya que solo pensaba en una cosa... el agua y esa armoniosa melodía que surgía de ahí abajo. Con lentitud pero de forma inevitable me fui acercando al agua, estirando el brazo para tocarla y mi cuerpo iba detrás... en un momento de mayor cordura habría sabido que eran sirenas y que seguir su canto era el mayor peligro al que podía exponerme pero en aquel momento estaba totalmente bajo sus influjos  y es que era casi inevitable que cayera en sus garras de forma patética sin casi ofrecer resistencia... lo cual sería mi fin.

-Eso es buena idea pero ...- No pude terminar la expresión un movimiento de la barca me tomo desprevenido y de pronto me encontraba nadando en las aguas del lago rodeado por sombras misteriosas, pero gracias al Lumos de Victoria podía ver donde estaba el bote y nade lo mejor que pude para sujetarme e intentar subir.

-Aguanta y no te sueltes del bote- le dije a la chica, tenía que imitar lo aprendido en los Boy´s Scauts y subir al bote sin voltearlo.

Alen parecía completamente encantado con las voces que del agua salían, así como la visión que se dejaba entrever bajo la superficie de las aguas del lago. La mujer dijo unas palabras en un idioma extraño que tan solo entendería Alen si entendiese el sirenio, un lenguaje complejo y lleno de matices que no dominaban los humanos de manera habitual.

Fue entonces cuando la música dejó de sonar y aquella hermosa voz silenció sus palabras emitidas hacia el viento, dejando tan solo el sonido de las olas sobre la superficie del puerto y de la barcaza.

- No escuches las voces...., no debes temer..., ya han parado mis hermanas de cantar.... - dice la criatura que se expone ante la mirada de Alen, saliendo de la superficie del agua, valiente, bonita, sensual... única para la mirada de aquel que jamás ha visto nada igual.

- ¿Cómo te llamas muchacho?...., ¿eres tan valiente que vienes a enfrentarte contra nosotras?.... - la criatura parece que sonríe, coqueta, sensual, intensamente atractiva, acercándose al bote y situando sus brazos sobre la barca, inclinándose ésta levemente por el peso de la sirena, la cual queda expuesta ante el estudiante, quien podría observar perfectamente su espalda y su terminación en una llamativa, brillante y hermosa cola de pez de grandes dimensiones

La sirena permanece estática, aún notando cómo el muchacho se moría por tocarla, a lo que le hizo un ofrecimiento.

- ¿Quieres un beso?.... - le perfora con su mirada sensual -.... no dejas de mirarme...¿te gusto?..... Quizás si haces bien las cosas pudiera darte un premio...., pero debes ganarlo.... - su sonrisa muestra unos perlados dientes, tan perfectos que podría salir aquella hermosura en el corazón de bruja

Gracias al Lumos de Cyllene, Melker pudo ver que estaban rodeados de cinco Selkies que de vez en cuando golpeaban la barca ¿Por qué los atacaba si ellos no habían hecho nada? Además, tenían que ver que eran profesores ¿Acaso no respetaban a Dumbledore?

El instinto de ex-auror de Melker se activó y tuvo muchas ideas para intentar salir del paso, desde congelar el lago hasta realizar un Patronus para repeler a los Selkies, pasando por hechizos protectores que podrían dañar a los Selkies si intentaban tocar a los profesores. Casi se había decantado por el Expecto Patronum cuando se dió cuenta de que quizá todo esto era parte de la prueba de valor que habían preparado los fantasmas con el beneplácito de Dumbledore, por lo que no creía que fueran a hacerles daño de verdad. Lo único que le intranquilizaba a Melker era que quizá nadie más sabía que Cyllene nunca había aprendido a nadar.

Era un juego, una prueba de valor, y como tal Melker quería superarla. Ya tenía decidio que hacer a continuación, pero debía tomar medidas en caso de que los Selkies no fueran parte de la prueba y realmente estuvieran en peligro. Miró a Cyllene a los ojos y sin perder más tiempo la besó suavemente durante unos segundos - Tenía que haber hecho esto hace mucho tiempo. Dijo refiriéndose al beso. Acto seguido, apunto a su cara con la varita y realizó un suave movimiento con ella a la vez que pronunciaba un hechizo - Caput Bullae.

Acto seguido, una burbuja de aire salió de la varita del Profesor Westerberg y fué flotando hasta cubrir la nariz y la boca de la Profesora Foxier - Así estarás a salvo. Intenta llegar a la orilla, yo los distraeré Mientras hablaba, se iba separando de la profesora de pociones y se dejó caer al agua para llamar la atención de los Selkies.

En cuanto las voces se detuvieron recobre la compostura y me eché hacía detrás al bote de nuevo. Entonces entendí que había caído en el embrujo de unas sirenas pero que una de ellas me había lo cual no acababa de entender pero en esos momentos no podía pensar mucho en eso, mas que nada por que había salido de la superficie del agua haciendo que fuera mucho mas fácil verla y era muy fácil ver que mis ojos no la miraban a la cara precisamente.

- A-A-Alen Ryder... yo... yo he venido por una actividad de Hallowen... pero... pero me han dejado solo -tartamudeaba y hablaba nervioso incapaz de concentrarme, lo cual solo empeoró cuando me pregunto si quería un beso- Eres muy-muy atractiva... -¿a que cosas se refería con eso de "hacer las cosas bien", me senté mas cerca de ella- ¿Porque me has ayudado? Siempre me han contado que las sirenas se dedican a engañar a los hombres para bueno... eso...

La miraba, ahora si a la cara, con una mezcla entre emoción, curiosidad, vergüenza y nerviosismo, realmente las sirenas eran aterradoras o eso me habían hecho creer pero esta no lo era en absoluto mas bien lo contrario.

En el mismo momento que Melker se dejó caer al agua provocó que las cinco criaturas que bajo su barca estaban se lanzasen contra él para atraparle, nada complicado pues estaban en su medio natural. Cuando le dieron alcance le sujetaron con brío por las extremidades, inmovilizando su cuerpo, luchando contra el varón para llevarle hasta el fondo del lago.

Las dos selkies que le cogieron los brazos eran bastante fuertes, mientas que quien le sujetó de las piernas ejercían menos presión. La quinta en discordia le tomó del cuello, ahogándole en el proceso, provocándole la angustiosa sensación que Cyllene ya hizo con su pócima tan solo al inicio de la noche. Y es que el día de Halloween para él iba a ser literalmente asfixiante.

Fueron bajando poco a poco en profundidad las criaturas mientras el rostro de Melker apuntaba a la superficie, una forma de no mostrarle el camino a su hogar submarino y una tortura extra, saber que se alejaba del contacto con el aire, quizás para siempre.

La sensación de agobio crecía por momentos, pero ella se mantuvo segura, con el lumos iluminando el lago, pensando cómo actuar frente a aquellas criaturas, revisando mentalmente los hechizos adecuados para salir victoriosos de la confrontación. 

Ocurrió en una fracción de segundo, las miradas de ambos volvieron a cruzarse como otras tantas veces, pero esta vez la magia si qué brotó entre ambos, siendo el profesor quien rompió la distancia para rozar los labios de Cyllene, gesto que fue correspondido por la bonita docente, indicando que deseaba aquella caricia cargada de afecto. Era la peor situación, en la hora menos adecuada y con los enemigos literalmente bajo sus pies, pero aquel beso consiguió que nada circundante pudiera estropear el momento.

- A partir de ahora no dejemos nunca de hacerlo.... - le responde Cyllene a Melker, volviéndole a besar, una clara muestra de que no sólo le había gustado, sino que por ella, podrían estar siempre unidos. Algo ambiguo teniendo en cuenta que tras lanzar el hechizo sobre la mujer,  el profesor decide hacer un acto heroico, lanzándose al agua para evitar que ella pudiera verse envuelta en aquella polémica con las criaturas acuáticas.

Cyllene sabía lo que Melker había lanzado sobre ella, y admiró su coraje al dejarse caer al lago, su lumus seguía funcionando, así que observó claramente cómo las selkies arrastraban al varón hacia el fondo del lago y entró en pánico. No podía ser cierto, justo ahora cuando había comenzado a estar ilusionada para dejarse conocer..., ahora que por fin sentía de verdad... ¿por qué la magia debía actuar de esa manera?.... La mujer no se lo pensó dos veces, se quitó la túnica quedando literalmente en ropa interior, el calzado y se tiró al agua.

El contacto del agua con su piel le provocó frío. Sintió cómo todos sus sentidos se ponían en alerta, podía respirar, el hechizo lo permitía pero sentía opresión en el pecho por el malestar que el medio acuático le confería. Se sentía rara, pero con su foco de luz mantenido, observó cómo Melker era arrastrado cada vez más abajo.... Ella no sabía nadar, pero tras mover los brazos y piernas entendió el mecanismo. No era rápida, no era elegante pero todo eso le daba igual. No iba a perderle y si eso sucedía, acabaría en el mismo fondo que él.