Partida Rol por web

Miércoles, 25 de septiembre de 1991 (Por la tarde, tras finalizar las clases)

La mañana había sido intensa con las clases de pociones y encantamientos, y ambos decidisteis dar una vuelta por el castillo para despejados y reflexionar. Si bien era cierto que Alex Lowell y Ginevra Carrow no habían establecido mucha relación pese a conocerse de las clases, y que el encuentro no fue premeditado, ambos se encontraron frente a frente en uno de los innumerables pasillos del pasillo, en concreto un pasillo de la séptima planta. 

El muchacho tenía la cabeza agachada, como sumido en sus propios pensamientos, y no había advertido la presencia de la joven semiveela. Y en un momento dado, sin que ninguno de los dos se lo esperase, una puerta empezó a materializarse en la pared más cercana. Ambos escucharon el sonido y voltearon sus cabezas, aún sin haber tenido tiempo a intercambiar palabras. ¿A dónde conducía esa sala? ¿Por qué estaba ahora, si antes no estaba?

Alex seguía sumido en sus pensamientos cuando algo captó su atención un ruido, más bien, un crujido, que provenía de una pared. Parecía como si la pared se estuviera resquebrajando, al tiempo que parecía estar tomando forma de puerta.

En ese momento se percató de que no estaba sólo,  Ginevra también estaba allí, y su rostro mostraba la misma expresión que la del chico, por lo que acababa de ocurrir. -Ginevra, no te había visto- comentó antes de volver a mirar hacia el pórtico -¿Crees que...deberíamos entrar?-

Ginevra venía llorando, había tenido una dura conversación con Daniel y decidido decirle al chico que no podrían ser amigos, él mismo había dicho que estaba confundido y la niña no sabía como reaccionar a eso, además de sentirse muy incómoda. Ginevra pasaba sus manos por sus ojos que estaban rojos, chocando casi boca de jarro con Alex, poniendo sus manos la espalda del joven que estaba impactado con la puerta que estaba abriéndose. Gin levantó la vista y se preguntó si ese portal estaba antes ahí o no. 

— eh.. ¿eso estaba ahí? — mantuvo sus manos en los hombros de Alex y cuando el joven le preguntó su entraban, ella asintió, — yo... yo creo que sí... es decir, ¿por qué no? — fue una respuesta demasiado natural y espontánea, si estuviera pensando claramente de seguro no lo haría pues olería el peligro, pero su parte más valiente ya arrojada hizo que tomara la iniciativa y diera un paso hacia delante, poniendo la mano en la puerta y llevándose a Alex de la mano hacia ese portal, a veces Ginevra parecía más una gryffindor que una Slytherin. 

El chico se percató de los sollozos de la chica, pero no quiso preguntar, ya que se imaginaba cual fue la causa. Justo cuando se disponía a avanzar la chica con la que apenas se había dirigido una palabra, lo tomó de la mano pillándolo por sorpresa. 

Ambos entraron en la sala, pero Alex desenfundó su varita y se preparó para lo peor.

Cuando ambos entraron en aquella sala que se había abierto, justo enfrente del tapiz de Barnabás el chiflado, lo que vieron les dejó petrificados. En los laterales habían hombres con capas y caras con calaveras, con pinta amenazadora, y Alex no dudó en levantar la varita para defenderse de ser necesario. Pero una vez lograron acercarse, pudieron comprobar ambos que se trataba de muñecos de madera y hierro, para poder practicar los hechizos sin problema alguno, tal y como había deseado el muchacho momentos antes de entrar. En otra zona, había una bancada enorme, donde había espacio más que suficiente para realizar pociones. ¿Cómo era posible que se hubiesen hecho realidad los deseos del joven de la casa de los leones?

Aquello era increíble una sala provista con todo aquello que necesitaban, -¿Pero como es posible? tal vez...-

-Cuando iba por el pasillo estaba pensando que necesitaría un lugar para practicar con los hechizos y pociones, y se ha materializado una sala con todo lo necesario para ello. Ginevra prueba a pensar algo que necesites, quizás aparezca de la nada...-

Como iba adelante y arrastró a Alex en el proceso, fue la primera que se encontró con las figuras encapuchadas, la chica se asustó y sacó su varita, recordaba lo que Francis había dicho que había visto y pensó que habían dado con esas personas, pero pronto se darían cuenta que era un lugar para entrenar. La semiveela se soltó de Alex y comenzó a recorrer las distintas figuras, Alex ya no sentiría la presencia embriagante de su compañera, a la que no se había expuesto tanto por no haber tenido tanto contacto con la pequeña Slytherin.

— no sé si funciona así, Alex, de seguro sólo estaba esta sala, y fue coincidencia con tus pensamientos — le responde, poniendo su mano en una de las figuras, intentando fijarse si habían rastros de combate — además, no hay nada que pueda necesitar en este momento — o sí, pero no era un lugar, sino que eran personas, así que prefirió no pensar en aquello. 

— quizás podríamos practicar aquí, ¿no había un club de duelos?, creo que este lugar es mejor que el salón de duelos, por lo menos aquí, podemos disparar a alguien que no sea uno de nuestros compañeros — le sonríe al joven de los ojos claros — de todas formas, podrían haber libros, si pensaste en un lugar donde practicar, te faltó ese detalle, Lowell — debía actuar de listilla, era parte de ella. 

Sin previo aviso, una de las estatuas empezó a moverse y a situarse en una posición de ataque, como invitando a que los niños practicasen algún hechizo para mejorar su dominio. Aquello les había sorprendido pues se había roto el silencio reinante en la sala, que solo era roto por momentos cuando intercambiaban frases. Desde luego habían descubierto un gran lugar, provisto de todo cuanto necesitaban.

Gin apreció que no habían libros, y según ella, aquello era lago importante. Aun no había terminado de pensarlo, cuando ambos pequeños observaron que de una pared salía una estantería, con todo tipo de libros que modifiquen precisar. ¿Era una sala que concedía los deseos? ¿Cómo era aquello posible?

El sonido metálico de la estatua moviéndose y arrastrándose por el suelo, puso en alerta a la semiveela la que apuntó su varita en el acto, su sangre fría ya estaba siendo comentada, sobre todo cuando en el ataque de los dragones, en donde salió lastimada junto a otros compañeros, no dudó en atacar a un supuesto enemigo, incluso antes que el profesor Rowle, lástima que era Daniel el recibió su hechizo, sin embargo no ejecutó ningún hechizo, más que nada porque estaba asombrada por lo que sus ojos veían, aquella estatua deseaba (aunque era difícil determinar si había algún ser sintiente en realidad detrás de todo eso), tener un duelo con ellos. Por otro lado, los libros aparecieron por arte de magia, y obvio que nunca antes esa frase había tenido tanto sentido para la joven serpiente. 

— Lowell... creo que tienes razón — la chica dejó a la estatua y se fue directo a revisar los libros que había, ella había pensando en los libros de la sección prohibida de la escuela y ahora su corazoncito latía con violencia de sólo pensar que fueran aquellos los libros que estuvieran en ese lugar — ¿sabes qué tipo de sala es esta? — comenzó a  pasar su dedo por los lomos de esos libros, leyendo sus títulos, ¿y si había uno que hablara sobre lo que había pasado en el bosque? ¿sobre la locura de los dragones? ¿sobre mis misterios de Hogwarts?... ¿sobre ella misma?. — ¿será verdad todo esto? — preguntó más bien al aire, pues, si todo era creado por ellos, quizás esos libros eran falsos, así que tomó uno que hablaba precisamente de la escuela y comenzó a revisarlo, era difícil que pudiera imaginar cada una de las páginas de ese libro. 

-¡Libros! que buena idea Ginevra...estooo, ¿Puedo llamarte Gin como hacen los demás?- De pronto la estatua se movió, y ambos se pusieron en guardia, fue como si la estatua los estuviera invitando a realizar un duelo. Pero no fue la única sorpresa, de la nada, apareció una estantería repleta de libros, y Ginevra no tardó en dirigirse hacia el lugar.

Por otro lado, Alex quiso retar a la figura que tenia delante -¡Flipendo!- la estatua retrocedió un poco y dió un giro sobre sí misma. El Hechizo surtió efecto, pero sintió que aún no era suficiente quiso intentarlo de nuevo..La acción se repitió una y otra vez pero el resultado fue el mismo.

Se estaba haciendo tarde, y sería mejor dejarlo por hoy sino querían llegar tarde a la cena -Ginevra creo que es hora de irnos ya o llegaremos tarde para la cena, ¿Cree que deberíamos contarle a los demás sobre este sitio?-

Preferentemente Alex, no estaba convencido de desvelar a los demás el lugar, pero no quería coaccionar la respuesta de su compañera y prefirió preguntar para sacarlo a debate.

Se sobresaltó y se giró hacia Alex, con el libro en las manos, sin haberlo podido revisar bien, luego miró nuevamente el libro  y lo guardó en su bolso, acercándose al chico, él podría ver aún las lágrimas atrapadas en sus largas pestañas, pero había una determinación poderosa en sus ojos, además, había un poco de asombro que el chico no pensara en libros, era necesarios para poder aprender, sobre todo pócimas, además, tampoco había visto un estante con ingredientes y no deseaba asaltar a los profesores en busca de ingredientes mágicos. 

— el resto me llama Gin... en realidad solo Anderson y no se ha ganado el derecho — arruga el ceño — y si otro me llama así, solo lo hace porque se toma la atribución, y no porque yo le haya dado permiso — rodó un poco los ojos, cuando se ponía así, hacia evidente que la valiente chica era una digna serpiente — pero puedes llamarme Gin, si compartiremos este secreto — le sonrió de medio lado, observando las estatuas — me llevaré este libro, quiero ver si esto es solo una ilusión o es real, si es solo una ilusión, no podré sacar este libro de aquí, pero sin es real, tendré una entretenida lectura esta noche — de ahí, se tomó del brazo de Alex, para que caminaran hacia la salida.

— no se lo diremos a nadie, será nuestro secreto y veremos quien puede venir, o nos quedaremos nosotros dos solos... lo que no me parece mal, pero en serio, nadie más puede venir sin que sea de confianza, ni siquiera sabemos si podemos estar aquí, y no tengo ganas que me descuenten puntos o... que nos expulsen, aunque no sé si a ti te importa una de esas dos cosas — le habló con un tono de voz dulce, y amable, pero la pequeña Carrow no estaba ni cerca de esas dos características, no siempre por lo menos. 

Al parecer a la chica le molestaba que la gente se tomara la confianza de abreviar su nombre sin su consentimiento -Hice bien en preguntar...-, sin embargo, ella se tomaba la libertad de tomarme del brazo, o cogerme de la mano, sin haber estrechado un vinculo más cercano de amistad, pues esta tarde había sido la primera vez que había entablado conversación con ella. - ¿Se comporta así con todos? mostrando estos actos de afecto o acercamiento de forma natural, o solo coquetea con los chicos para obtener sus objetivos...-

......pero si es real, tendré una entretenida lectura esta noche.....

-Espero que a sí sea, pues si algún día elaboramos una poción aquí, cuento con poder usarla fuera de éste habitáculo-

no se lo diremos a nadie, será nuestro secreto y veremos quien puede venir, o nos quedaremos nosotros dos solos... lo que no me parece mal, pero en serio, nadie más puede venir sin que sea de confianza, ni siquiera sabemos si podemos estar aquí, y no tengo ganas que me descuenten puntos o... que nos expulsen, aunque no sé si a ti te importa una de esas dos cosas 

-Opinamos igual, solo te he preguntado para saber tu opinión y ver si estábamos de acuerdo en el asunto. En cuanto a los puntos, sería un fastidio, pero se pueden recuperar. La expulsión...si sería algo grave, y no quiero llegar a ese punto.- Siguieron caminando unos pasos más y salieron al fin de la estancia. -Hagamos una cosa, si alguno de los dos quiere invitar a alguien a venir, tendremos que estar los dos de acuerdo. Aunque no creo que surja tal cuestión por el momento, por parte de ninguno- Afirmé, estando en sintonía, con su respuesta y preocupación.

-Por mi parte buscaré información de esta sala, quizás venga algo en la biblioteca, pero eso tendrá que esperar al menos hasta mañana-

Aunque la sala de los manesteres pareciese todopoderosa y que podía cumplir cualquier deseo, no tardasteis en comprobar que solo si lo que precisabais era de extrema necesidad, aparecía ante vosotros y era posible usarlo. Almparecer, que hubiesen libros en la sala fue algo de vital importancia para la semiveela, pero al parecer, la necesidad de que fuesen libros de la zona prohibida no fue tal, o era que la sala tenía sus limitaciones. Aun así, era un lugar increible, provisto de todo lo necesario para practicar. Pero ¿Podría surtiros de todo tipo de ingredientes? Al parecer no, por mucho que lo intentasteis, solo disponía de un buen laboratorio para confeccionar lo que necesitaseis, pero no iba a ser todo tan fácil...