Partida Rol por web

Después de un rato con la mano levantada y visto que le era imposible hacer nada al respecto Peeves atacó de nuevo. Levantando la escoba y golpeando al muchacho en toda la cara ¿Se estaba quedando con él o qué? Aedan enfurecido intentó coger la escoba, pero no hubo manera y le golpeó un par de veces en las piernas, no demasiado fuerte, aunque ya se sentía algo humillado.

Fue entonces cuando su compañera, Lenia, se puso en medio para intentar parar el ataque. Después de intentar un Finite y ver que no tenía demasiado resultado, recibió unos cuantos golpes de la escoba. Aedan frunció ligeramente el ceño y se lanzó con los brazos abiertos contra la escoba, dejandola clavada en el suelo, apoyada encima de ella. Ahora si que no se iba a mover ni de broma, puesto que la fuerza que ejercía Peeves era menos a la suya, por lo menos en esa ocasión.

-Ey, muchas gracias ¿Estas bien?- preguntó, aun congiendo la escoba con fuerza, apoyado encima de la misma-. Perdón, es que no he conseguido coger la escoba y claro... no tengo ni idea de que hacer después y supongo que el espectro ese se ha reido de mi...

Se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa.

Ese Peeves esperaba que la próxima vez fuera a buscarla a ella para devolvérsela, igual el encantamiento de las cosquillas serviría contra fantasmas, era algo que debía saber.

Aeden había conseguido retener a la escoba, menos mal aunque acabe con algunos arañazos pero al menos el compañero estaba bien.

-si si, tranquilo. A papa se le ha descontrolado alguna vez la escoba de barrer en la granja, no es la primera vez que veo algo así…-comente y viendo que sonreía yo le devolví la sonrisa, empezaba a ser agradable eso de hacer amigos.

La penúltima asignatura antes de acabar el primer día era la clase de vuelo, esperaba que esta clase me despejara del absoluto fracaso en la asignatura de Transformaciones. Solo el aire limpio, al inhalarlo, me sosegó un poco, era placentero. Cuando llegamos, el profesor nos pidió colocarnos al lado de nuestras escobas de entrenamiento e intentar elevar la escoba hacia nuestras manos. Muchos lo hicieron antes que yo, ya que me estaba preparando, Andrew y Xabier incluso se fueron con la escoba. Xabier tenía una cara rara, me sorprendió que se fuera en mitad de la clase anterior, parecía que estaba pasando algo con aquel chico. En ese momento quise probar yo.

- ¡ARRIBA!

Me sorprendí gratamente, la escoba no tardó apenas en llegar hasta mi mano, fue una sensación increíble. Después me monté sobre ella y dí una patada al suelo para ver si podía empezar a volar.

No... No puede ser, ¿tampoco voy a poder volar? Esto no puede estar pasando...

En ese momento dejé la escoba en el suelo y me alejé un poco de mis compañeros para sentarme solo en el cesped, quería recapacitar sobre el día en general, había empezado bien, pero no estaba acabando igual. Apoyé mis manos en el suelo, por detrás de mi espalda y miré hacia el cielo.

En ese momento todo empezó a revolucionarse, algunas escobas estaban atacando a los alumnos, unos intentaban interceder entre ellas, pero solo se estaba complicando más la cosa. Me levanté rápidamente para intentar ayudar, pero no podíamos hacer nada, no podíamos solucionar esa situación.

Había perdido la concentración por un momento fijándome en los chicos que se habían escapado al principio, y cuando volví a mirar a los demás todo se había descontrolado. Levanté la varita hacia el cielo, tratando de calmar a las escobas que aún quedaban pegando saltos y desobedeciendo a sus portadores. Tendré que hablar con el director, hay que comprar nuevas escobas.

- Vale, chicos. Pensé que esta primera clase iba a ser más bien sencilla, nada más allá de elevarnos un par de metros. Pero veo que aún necesitáis algo más para controlar las escobas. Quien quiera verme estos días, estaré en mi despacho o por los campos de entrenamiento. Aquellos que ya hayan sobrevolado un poco el lugar o, al menos, lo hayan intentado, pueden ir saliendo.

Kayla se bajó de la escoba obedeciendo a su profesor. Nada más lo hizo se acercó a Yvaine para comprobar que tenía la cabeza en su sitio, y también observó a Anastasia. Ella no era muy buena bruja pero estaba decidida a hacer algo contra el poltergeist, debía para ello encontrar a alguien que fuera muy bueno buscando informaciones....

- Hoy no ha sido tu día amiga... - le comenta a Yvaine, antes de darle un suave apretón en el hombro y a salir de la zona de entrenamiento con su Nimbus 2001 bajo el brazo, tal y como había entrado.

-Con su permiso profesor- dije mientras abandonaba la clase, por ahora tenía en mente que debía llegar a la biblioteca y tratar de ganar el libro para la tarea del señor Flamel, así que después de disculparme decidí salir corriendo con la esperanza de ganar el libro.

La escoba estaba atacándonos a Ivy, Artemis y a mí, y los tres hacíamos lo que podíamos para alejarnos de ella. Era como luchar directamente contra una espada, sin que hubiese detrás alguien manejándola, lo cual lo hacía todo mucho más difícil.

Yo ya había soltado mi escoba y la había dejado en el suelo después de efectuar el vuelo, así que esquivaba como podía.

-Po-rras-con-la-es-coba -acerté a decir, sin parar de esquivar los golpes.

Salté de mi posición hasta Yvaine para tratar de salvarla de su escoba. Con la varita aún en la mano, soltó un estruendoso ¡Finite Incantatem!

La escoba pareció frenar su imparable ataque a los chicos, y trató de mirar a Aedan para salvarlo también a él de sus golpes.

Finalmente, el profesor lanzó el hechizo que yo no había podido hacer y detuvo el ataque de la escoba rebelde. Ivy, Artemis y yo estábamos llenos de golpes que habíamos recibido, pero a pesar de todo, si lo pensaba bien, aquello había sido como una especie de aventura.

¡Quién hubiera dicho hace unos meses que estaría en clase de vuelo con escoba y que sería atacada por una!

Así que sonreí. No pude hacer otra cosa.

La niña se bajo de la escoba algo deprimida, no había conseguido volar, tendría que pasarse por el despacho a que el profesor le ayudara con aquello si es que quería aprobar el curso. 

Triste entregó la escoba al profesor y salió de clase, ya no tenía nada mas que hacer alli, y ahora tocaba Astronomía, tenía que ir a recoger su telescopio....

Gracias profesor. - digo mientras bajo de mi escoba y me acerco a Yvy y Altair.

¿Están bien chicas? ¿Necesitan ayuda con algo? - pregunto, mientras le ofrezco mi pañuelo a Yvy. - Tranquila esto no se queda así. 

Luego me giro hacia el profesor Robins, la verdad es que aunque me encontraba adolorido y magullado, más podía mi rabia que el cansancio

Profesor Robins, disculpe la molestia, pero ¿Podría Usted enseñarme a lanzar ese hechizo?  Verá ese gamberro de Peeves nos tiene la vista encima y ya nos ha atacado tres veces esta semana, por lo que quiero estar listo la próxima vez que aparezca. - le pido al profesor mientras me echo mi escoba al hombro.

Estamos bien, Artemis, gracias. Pero creo que hay que tener mucho cuidado con las escobas de Hogwarts. Tienen mucho genio.. ay -le dije, sonriéndole, y al mismo tiempo quejándome por los golpes que había recibido. Artemis se quedó hablando con el profesor y yo me di la vuelta para salir.

Volar era algo que no me acababa de gustar, y eso que me había salido a la primera. Pero visto lo que podía ocurrir... más me valía aprender a hacerlo bien, por si acaso.

Artemis corre hacia donde Ivaine está siendo atacada por una escoba, pero antes de poderse posicionar entre ella y la escoba, el profesor lanza un hechizo que detiene ambas escobas, la que ataca a Ivaine y la que ataca a Aedan

A primera vista la clase de Vuelo parecía una clase sencilla, simplemente levantar la escoba y elevarse un poco tal y como había dicho el profesor pero viendo como las escobas buscaban aplastar a los alumnos, Abbadon solo suspiro mirando a su escoba esperando que fuese más dócil que las de sus compañeros, esperaba que los 50 galeones que había pagado por ella no fuesen un desperdicio.

Tras un suspiro de resignación viendo como su profesor intentaba poner orden, finalmente le dio la orden a su escoba, solo esperaba no darle más trabajo al profesor.-Arriba-.Solo para observar como su varita llegaba desde el suelo a su mano, pensaba que llegaría con fuerza pero parecía que se había ralentizado justo antes de llegar a su mano con lo que se había evitado un golpe; ahora tocaba la parte difícil, montarse en las endiabladas escobas, lentamente se puso encima y la escoba se elevo, todo parecía correcto hasta que la escoba acelero y casi le tiro al suelo, por suerte pudo poner el pie y sujetar la escoba así evitando lesiones o males mayores.

Aedan frunció el ceño y cogió su escoba del suelo. Ni siquiera había conseguido levantarla del mismo. Negó un par de veces con la cabeza y se fue de los terrenos, bastante triste por el hecho de no haber podido realizar un vuelo. Tenía bien claro que volvería para alguna practica extra con el profesor.