Partida Rol por web

Cuando los alumnos entraron en el aula de defensa contra las artes oscuras, se la encontraron sin pupitres y con las paredes completamente forradas de colchonetas. El profesor Westerberg les recibió con unas ojeras marcadas en la cara, señal inequívoca de que no había dormido bien esos días.

Una vez entraron todos los alumnos, se levantó de su silla para comenzar la clase - Buenos días clase. Veo que varios alumnos han dejado el colegio, y en parte lo entiendo. Se muy bien que estos días han sido muy duros para todos, pero tenemos que seguir adelante. Puede que sonara duro, pero era la única forma de que la gente olvidara lo malo que había pasado, pasando página cuanto antes mejor.

- Tenía pensado enseñaros hoy un ejercicio más fácil que la última vez, pero creo que todos vosotros agradeceréis aprender este hechizo por si alguien os ataca. Se trata del Flipendo, y lo que hace es golpear al oponente y aturdirlo ligeramente. También podéis usarlo contra objetos. El Profesor Westerberg sacó su varita y enseñó a la clase varias veces el movimiento que tenían que aprender. Fué enseñando el movimiento uno a uno para que lo vieran bien, parándose unos segundos para asegurarse que lo memorizaban. Una vez hubo pasado por todos los alumnos, volvió a su escritorio y guardó la varita. -Bueno, ese era el movimiento. ¿Ha quedado claro?

- Justo en el momento de lanzar el hechizo, tenéis que gritar "Flipendo". Fácil, ¿No? Ahora, poneros por parejas y veamos si habéis atendido. ¡Empezad!

Distraída como la mayor parte de esos días, Ginevra entró en el salón, y buscó por costumbre su asiento, tardando un poco en darse cuenta que no habían asientos y que todo estaba lleno de cojinetes, ahí supo que aquella clase sería demasiado práctica para el gusto de todos. Se apoyó en uno de los pilares y su expresión no cambió en mucho, a pesar de que luego del desayuno, su padre le había mandado una carta pidiéndole que estuviera tranquila y que irían por ella. Los mayores miedos de Ginevra se habían cumplido, la harían volver a casa, a esa prisión, y era tal su rechazo que prefería enfrentarse de nuevo a los dragones que tener que volver. 

La explicación del hechizo que ejecutarían fue rápida, les estaban enseñando defenderse y no había que ser demasiado listo para saber que temían más eventos de ese tipo, aunque también la lección pedagógica (violentamente pedagógica), sería enormemente eficaz para todos los presentes. La pequeña rubia siguió con la vista gacha, apenas tomando en cuenta al profesor que estaba más interesado en armar a sus alumnos que en su propio sueño, Gin, en los breves segundos que había levantando la vista, había notado sus ojeras. Ella también las tenía, no había podido dormir bien, acosada por el dragón y el olor a carne quemada, así como el profesor que había caído desmembrado a sus pies. La sangre, aún podía sentir la sangre en su rostro. Se le revolvió el estómago y se inclinó hacia delante asqueada. 

Flora, que estaba en esa clase se le acercó, su nueva amiga puso su mano en su espalda y ella levantó la vista, la chica le preguntaba si estaba bien y ella le dijo que sí, que estaba cansada tan sólo, nada más, y la jovencita pecosa asintió, tomándose de su brazo, decidida a ser la pareja de Gin, ella asintió e intentó poner su mejor cara, además, Daniel estaba ahí, lo había evitado todos esos días, aún avergonzada por lo que había pasado en los jardines y sintiendo gran culpa por haberlo lastimado. 

Escuchar la explicación del profesor Melker me había dejado impresionado, además de que había sufrido en experiencia propia el hechizo en concreto aunque no sabía realmente su nombre ahora me quedaba claro, la última vez había intentado lanzarlo como flipar.

-Vaya ese hechizo- y lo fuerte que me había lanzado aquel jueves por la noche, había sido muy duro y había terminado en el suelo, no había sido para nada agradable, el problema ahora es que tendría que practicarlo por pareja, la idea de buscar a Xavier paso por mi mente, pero recordaba que el ya no estaba con nosotros.

Así que caminé con alguien a quien esperaba pudiera practicar – Disculpa Gin, ¿Quieres hacer pareja para esta clase?- le pregunte, no había hablado con ella en días y no sabía en qué términos mantendríamos nuestra amistad, pero seguía pensando positivamente.

-Puedes arrojarme el hechizo con confianza, prometo no quejarme- le pregunte a la chica tranquilamente.

Daniel se le acerca, mientras hablaba con Flora, y le pide ser su compañero en el duelo, la chica se encoge de hombros y mira a su amiga buscando algo de ayuda, no quería hablar con el Gryffindor, estaba todo demasiado reciente y no pudo evitar ponerse roja al escuchar su voz, así que se giró hacia él, intentando poner su mejor cara.

— eh... estoy con Flora, Anderson, para la otra — levanta su comisura derecha, dibujando una media sonrisa, obviamente no quería volver a mandar a volar a Daniel, la verdad es que a nadie quería hacerle daño, pero en especial a Daniel, pero que se lo ofreciera no ayudó en nada en su ánimo y su seguridad, la chica dio un paso hacia atrás para dejar que Daniel siguiera su paso, bajando su mirada, y encogiéndose, como si buscara defenderse del chico de alguna forma. 

Cuando Daniel se retira, si es que lo hace sin mayores palabras,  chicas se pusieron en posición para intentar ejecutar el hechizo, Gin fue la primera, y aunque conocía el hechizo y ya lo había ejecutado, estaba nerviosa, apuntó su varita hacia Flora, pero las imágenes de Daniel volando por los aire y el miedo que sentía luego de huir de los dragones hizo que apenas pudiera decir el hechizo y de su varita sólo salieron algunas chispas inofensivas, casi como si la varita se hubiera roto. Flora no perdió la oportunidad y ejecutó sin problemas el hechizo, lanzando lejos a Gin, la que azotó su espalda contra una de las paredes y cayó al suelo, sin moverse, y no porque la hubiera lastimado necesariamente, sino porque simplemente no podía moverse, estaba aterrada. 

-De acuerdo, disculpa- al parecer ya estaba ocupada, bueno por el lado amable que bueno que no había podido me hubiera preocupado aún más al lanzarle el hechizo, la sensación de salir volando no era agradable, aun así no sabía quién de los chicos podría hacer pareja.

No se me hacía justo practicarlo con un compañero pero así era la situación ahora con quien lo practicaría, pensaba caminando de un lado al otro – ¿Disculpa, te gustaría ser mi compañero?- le pregunte a Seth.

Pero antes de su respuesta Gin había salido disparada por el hechizo de su compañera dejándola en el suelo, así que incluso al riesgo de ser descortés me dirigí en dirección de ella, -¿Estas bien Gin?- dije apoyándola a levantarce gentilmente.,

Thad aparece tarde y con aparente cansancio a clase, el profesor ya estaba hablando, las ojeras del niño, como se suele decir, le llegaban hasta los pies y era evidente de que llevaba sin dormir días, por lo que aparentaba tampoco se había duchado en días, así que su aspecto demacrado recordaba a aquel chico que había ido al rancho neverland en varias ocasiones y no había vuelto igual, bueno quizás un poco más sabio. Se sentó con desgana apartado de todo el mundo contra una pared. Prestó atención a cómo se hacía el hechizo pero no a la palabrería del profesor. Cuando hubo que escoger parejas se irguió lanzando una mirada de odio al profesor con todas sus ganas.

- Quizás profesor debería hacer como usted, usted lanza el hechizo y yo le esquivo para que de a los demás alumnos de detrás mio.

- No pienso ponerme con nadie, y menos para lanzarle un hechizo así, prefiero usarlo con un jarrón u otra cosa que no pueda sufrir, jamás usaré otro hechizo contra nadie, puede suspenderme si quiere, no me importa.

Mantenía la mandíbula cerrada y los ojos apretados cuando Daniel se le acerca, Flora también se había acercado a ver como estaba, sin embargo no había reaccionado, sino hasta que el Gryffindor lo hace, Ginevra levanta la cabeza y tenía lágrimas en los ojos,  incluso hizo un ligero puchero, y que pudo haber terminado en un llanto si no fuera que justo quien la auxilió fuera Daniel. Apartó su mano y se sentó en el suelo, pasando sus manos por su rostro, apretando sus mejillas que se volvieron más rojas por haber hecho ese gesto. 

— no... me do-doblé la mano — intentó mentir, pegando su mano a su pecho, — ya... ya se me pasará — Flora suspira y otro chico la llama para que lo ayude, quedando ambos chicos solos, Ginevra sigue mirando al piso, con esa expresión de tristeza, pero todo fue interrumpido por Thad y su arranque de rabia. El pequeño Slytherin iba de mal en peor, cada vez llenándose más y más de ira contenida, y esas raciones pasivas y agresivas, estaban agresivas agresivas  — oh... es al segundo profesor al que desafía así — le susurró a Daniel, tomándose de su brazo, Thad haría que les quiten puntos de seguir así. Por Merlín ¿a quién le importan los puntos con todo lo que estaba pasando?, Ginevra seguía apretando el brazo de Daniel, inadvertidamente.  

Las emociones se nublaban un poco el encanto de la Semi Veela, estaba haciendo realmente un buen efecto, escuchaba sus palabras embobado pero lo mejor era sentir la suave mano de Gin sobre mi brazo.

-Descuida estarás bien- sujete con delicadeza su mano herida, dejando en segundo plano lo que le ocurría a Thad, de hecho todo me estaba dando igual solo seguía concentrado en la chica y lo que podía pensar ella – No deberías preocuparte por los puntos ahora, si es necesario perderé los suficientes por mi parte- me había atrevido a decir, con mi otra mano busque mi pañuelo para ayudarla a secar sus lágrimas – no llores todo está bien- le dije mientras se lo ofrecía.

-Con lo de la otra noche fui un tonto perdóname-me disculpe con ella y ahora tenía el impulso de abrazarla pero algo en mi me decía que no debía,  la ayude a ponerse de pie, sin soltarla.

Después de todo lo sucedido, volver a las clases era un poco como unas vacaciones. Por supuesto, las clases en Hogwarts no eran normales, así que no me sorprendí tanto como esperaba al ver que no había mesas, sino colchonetas en el suelo. El profesor Westerberg nos recibió y nos explicó para que eran, algo que sin duda tendría que ver con el hechizo que aprenderían aquel día.

Buenos días clase. Veo que varios alumnos han dejado el colegio, y en parte lo entiendo. Se muy bien que estos días han sido muy duros para todos, pero tenemos que seguir adelante. Puede que sonara duro, pero era la única forma de que la gente olvidara lo malo que había pasado, pasando página cuanto antes mejor.

Como todavía estaba enfadada con Thad y su estúpida reacción, me alejé lo más posible de él y me acerqué a Kayla. El profesor nos habló del hechizo Flipendo, ejecutó su movimiento y después se pasó por delante de cada uno para corregirnos si lo hacíamos mal. No parecía difícil de hacer... pero me sentía algo insegura. La última vez me había costado más de lo que pensaba.

- Justo en el momento de lanzar el hechizo, tenéis que gritar "Flipendo". Fácil, ¿No? Ahora, poneros por parejas y veamos si habéis atendido. ¡Empezad!

Yo me giré hacia Kayla y le sonreí.

-¿Lo intentamos juntas? -le pregunté. Después, nos separamos ligeramente unos metros, alcé la varita y... -¿Preparada?.... ¡FLIPENDO!

De la varita salieron unas cuantas chispas y casi al mismo tiempo, Kayla fue impulsada hacia atrás, cayendo en una de las colchonetas. Yo corrí hasta su lado y me agaché.

-¿Estás bien, "Kay"? ¿Te he dado muy fuerte?

Al final, me había salido el hechizo, pero debía reconocer que no me gustaba hacer eso con una compañera. Sabía que no había pasado nada, claro, pero... aún así, no me gustaba nada.

Por fin empezaron las clases de nuevo, no hay nada como la rutina para despejar la mente de los acontecimientos recientes.

Después de la explicación del profesor, algunos comenzaron a realizar el hechizo con éxito, otros en cambio no. Cuando me disponía a buscar pareja escuché la critica de Thad y no pude evitarlo, -Flipendo- dije apuntando con mi varita al chico -¿Aún sigues queriendo disparar a un jarrón?- Dije con una sonrisa burlona antes de tenderle una mano, ya que se había caído al suelo y estaba algo aturdido. Al incorporarlo le dije, - ¿Asi es más divertido no crees? ¿Quieres intentarlo?- extendí los brazos en señal de que podía devolverme el "golpe".

Kayla estaba en clase con el rostro también cansado y no con la mayor de sus alegrías a cuesta. Se sentía mal por lo que le había hecho a Thad, quería acercarse a él, pero era esquivo y no le encontraba después de clases por el pasillo y, en medio de las explicaciones, no era el mejor lugar donde emitir unas disculpas.

La pelirroja estaba atendiendo al profesor y memorizando el hechizo cuando le mandaron ponerse por parejas. Altair se puso con ella y le sonrió, le caía muy bien la muchacha, siempre tenía buenas formas hacia los demás y era aplicada, justo lo que necesitaba, alguien que le ayudara a centrarse.

- Claro que sí Altair, si quieres empieza tú... - permaneció en espera de que su compañera le lanzara el flipendo, y vaya si lo hizo, la pelirroja aprendió a volar literalmente por la potencia con que le venía el chorro mágico desde la varita, quedando aturdida momentáneamente, atontada, espesa.... más de lo que habitualmente podría estar.... -... madre mía Altair..., en caso de ataque..., tú vas la primera..., no te preocupes, estoy bien.... - le dice tocándose y moviendo la cabeza para despabilarse.

Aunque realmente lo que la hizo volver en sí fue la mala actitud de Thad en clase. Se encaraba con el profesor y se negaba a realizar el ejercicio. Solo esperaba que no le quitasen puntos de casa por ese mal genio que poseía.

- Thad..., acabo mi ejercicio con Altair y haz el ejercicio conmigo..., atácame a mi y estaremos en paz... - le oferta la Slytherin -... no levantaré mi varita contra ti, de verdad.... - lo dijo en voz alta, el mayor ofrecimiento de disculpa que podría otorgarle, su propia humillación pública por el error que cometió, aunque Alex Lowell tomó la justicia por su mano y realizó el ejercicio sí o sí...

Kayla sacó su varita y señaló a Altair.

- ¿Estás preparada?...., a ver cómo me sale esto.... - toma aire para dar mayor potencia a su voz -... Flipendo....

Había conseguido realizar el hechizo con éxito Impactando sobre su compañera de casa, la cual cayó en los mullidos cojines. La pelirroja no tardó en ponerse a su lado para tenderle una mano y preocuparse de su estado de bienestar.

- Madre mía, ¿a que notas como si en tu cabeza sonasen campanas?.... - sonríe levemente -... ¿estás bien?..., nuestra amistad si nos soportamos después de esto tendremos que reforzarla con cervezas de mantequilla...., a ver si un día nos dejan una escapada a Hogsmeade y te invito a una....

Kayla tampoco falló en su hechizo y de repente me encontré volando de espaldas y cayendo en una de las colchonetas.

-¡Es súperdivertido! -exclamé, riéndome, sobre todo al ver la cara de preocupación de Kayla.

¿estás bien?..., nuestra amistad si nos soportamos después de esto tendremos que reforzarla con cervezas de mantequilla...., a ver si un día nos dejan una escapada a Hogsmeade y te invito a una....

-¡Hecho! ¡No se te ocurra olvidarte, eh, que no he probado nunca la cerveza de mantequilla! 

Kayla me dio la mano y me ayudó a ponerme en pie. Yo todavía estaba sonriendo.

-Anda, ve a practicar con Thad... y  a ver si lo convences de que no haga más el tonto con Malfoy, porque a mí encima me regañó por defenderle.

Raven entro en la clase algo retrasada y se sorprendió al ver que aquello estaba todo acolchado, la perspectiva no le gustaba ya que si todo estaba acolchado era porque alguien podía golpearse y hacerse daño y eso le daba muy mala espina. Escucha atentamente al profesor, realmente no le gustaba que aprendieran cosas tan peligrosas, pero también era cierto que tenían que hacerlo, a fin de cuentas parecía que aquel sitio era más peligroso de lo que parecía.

Siguiendo las órdenes del profesor todos fueron colocándose por parejas, ella era demasiado tímida y no tenía demasiada confianza con nadie, por lo que se quedo a la espera de pie en donde estaba, un par de veces estuvo a punto de decirle a alguien que se pusiera con ella, pero realmente no fue capaz, no tenía valor para eso, pero fue entonces cuando Thad hablo de aquella forma al profesor, ella se aparto un poco y se quedo apoyada en una pared observando lo que sucedía.

Me levanto aturdido me sacudo la suciedad de la túnica y miro a Alex lowell con una pequeña y leve sonrisa, pero a la vez con el entre-cejo arrugado, eso unido a las ojeras marcadas y negras le conferían un semblante un tanto caótico.

¿Podrías repetirlo por favor? Lo tomaré como un ataque personal y no cómo un ejercicio de clase, por lo tanto, actuaré en consecuencia. Me gustaría practicar los nuevos hechizos que he aprendido estos días desde el ataque, puede que no acabes en el suelo magullado sino algo peor.

Sonreí de oreja a oreja - Al fin un oponente con el que batirme en duelo- me coloqué frente a él - ¿Un desafío?, ¡Acepto!- busqué al profesor Melker con la mirada - Profesor, esta podría ser una buena ocasión para explicar las reglas de un duelo mágico....para aquellos que aún lo desconozcan- Terminé estas últimas palabras mirando a Thad en actitud desafiante.

¡Rictusempra! Digo antes de que nadie pueda actuar, el ataque por sorpresa coge al niño totalmente distraido ya que se había puesto a hablar con el profesor. Mientras Lowell está en el suelo riéndose hago otro hechizo ya que sólo puede reírse durante un rato, ¡Petrificas Tollalus! no me sale a la primera pero lo voy a intentar otra vez ya que el chico sigue riéndose como un estúpido.

- ¿Qué nunca has tomado cerveza de mantequilla?.... ¡eso hay que solucionarlo!.... - le dice Kayla a Altair entre sonrisas, era un éxito que ambas hubieran conseguido sacar adelante el hechizo sin complicaciones -... si quieres un día podemos darnos una escapadita a Hogsmeade..., ¿te atreverías?.... - le pregunta bajando la voz en un susurro la pelirroja a su compañera de casa -... había hablado con Artemis para hacerlo..., quizás te apetezca unirte, si somos listos no tienen porqué pillarnos....

Las cosas parecían salirse de madre con Thad, lo que para Alex era un duelo sin maldad, en el rostro de su compañero de casa, se evidenciaba odio y rencor, o al menos eso intuía Kayla. No le gustaba como las cosas se iban tornando.

- Thad Castle...., déjalo ya.... por favor Thad..., para.....

Ya está corregido según lo que ha dicho el director y te recuerdo que has hecho lo mismo que yo, no sabes si tengo la ventaja yo también y has pasado de dejar actuar a los demás, has dado por hecho que has impactado, que me he caido y que te has podido acercar porque estaba aturdido, no reproches lo mismo que has hecho tu mismo.