Partida Rol por web

Nos dispusimos a buscar la pelota dorada con el telescopio, quizás tuviéramos mas suerte en la torre de Astronomía tal y como sugirió el profesor Mike, allí también se encontraba el profesor Lecog, tras el saludo y la explicación de nuestra visita, algo nos sorprendió, un cuerpo cayó del cielo, concretamente el de un alumno que no conocía, -¿ Quién es? - grité, no pude hacer nada más, las piernas comenzaron a tambalearse, busqué ayuda con la mirada a los profesores, pero ellos estaban igual que yo, no sabía como reaccionar, miré entonces a Aedan, quizás el supiera que hacer.....

Vuestros músculos están en tensión ver a un joven como Rider así destrozado es más de lo que podéis soportar. En ese momento una sombra ensombrece el lugar, miráis hacia el agujero por donde ha caido el joven Ravenclaw para ver que un dragón cobrizo está ahí posado

El dragón ataca a Aedan, hiriendolo cuando le golpea con una de sus alas y una de sus garras

La sangre de unicornio es un ingrediente de pociones bastante raro y de difícil acceso. Según dicen, es capaz de mantener con vida a quien está casi muerto.

Sin embargo, al ser una sustancia tan pura, quien la bebe, obtiene sólo media vida y una terrible maldición, por eso suele usarse principalmente en ungüentos. - respondo con tranquilidad.

Victoria alguna pregunta venga que a mi sólo me quedan dos y de momento no tengo idea de que preguntar. - confieso con una sonrisa en mi rostro.

Estábamos observando al pobre Edwar cuando una sombra tapo el sol que entraba por el agujero abierto sobre nuestras cabezas, nos dimos la vuelta para divisar un pequeño dragón de unos 5 o 6 metros posado en el techo del observatorio. Una peno no haber actuado en cuanto lo vimos, pues el dragón se movió veloz e hirió a Aedan con su garra tirándolo al suelo.

-¿Que diablos hace un Vipertooth peruano suelto en los terrenos del castillo...? ¡Sr. Lowell póngase detrás mio ahora!-.Dijo el anciano con evidente ira en la voz.-Prof. Robins me gustaría que me dijese si conoce de la existencia de algún Vipertooth peruano en la escuela o sus proximidades para proceder de la mejor manera; no me gustaría acabar con una mascota de la escuela, pero tampoco querría que otro alumno falleciese hoy en mi presencia-.Dice el viejo docente mirando hacia el profesor Mike antes de dirigir su mirada hacia Aedan aun tirado en el suelo a unos metros de distancia, presumiblemente inconsciente.

¿¡A quien diablos se le ocurre dejar un dragón suelto!?... sera mejor que solucionemos este problema rápido, temo que haya podido atacar a otros estudiantes antes de cruzarse con nosotros...

En la habitación se reflejaron algunos destellos rojizos y, cuando levanté la vista ante el chillido animal, pude distinguir un Vipertooth peruano entrando en la torre. A toda velocidad, su cuerpo cobre y negro se abalanzó sobre Aedan y lo desplazó varios metros atrás. Lo más rápido que pude, saqué mi varita y traté de recordar algún hechizo que pudiese replegar a aquella bestia, una de las más mortíferas que podríamos haber encontrado alrededor del castillo.

- Dudo que cualquiera de los alumnos o profesores haya traído una bestia tan peligrosa a la Escuela, Señor Ölmez. Si me ayuda, entre los dos puede que tumbemos al dragón con el encantamiento Desmaius. Y si eso no funciona... Me temo que no nos quedará otra que dejar que se haga con el cadáver del joven Rider y evitar que se lleve a alguno de nosotros.

Antes de que pudiéramos reaccionar la bestia tumbó a Aedan con unas de sus alas desgarrándolo de gravedad, me coloqué trás el profesor Lecog, tal y como este me ordenó, escuché al profesor Mike que ambos intentarían derrotar al dragón, por mi parte quería ayudar a los heridos, así pues, recordé el hechizo que nos enseñó la profesora McMahon, -Wingardium Leviosa- pronuncié sobre Aedan con la intención de acercarlo hacia un lugar seguro para poder atender sus heridas. 

El dragón de tonalidad cobriza, un Vipertooh peruano de aspecto amenazante, se mantuvo atento escudriñando los alrededores con su siniestro ojo, tras haber golpeado al joven Aedan, y dispuesto a devorar a su presa, quien había quedado gravemente herido e inconsciente en el suelo. El otro muchacho, al que reconocísteis todos como el pequeño Edward Henry Rider, había atravesado la estructura e impactado con gran fuerza, yaciendo ya muerto y desmembrado...era imposible salvar su vida, y lo sabías. El dragón ya había perdido toda la atención en él, por lo que supusisteis que quizá su instinto era cazar el mayor número de presas y después alimentarse, aunque algunas dudas asaltaron vuestras mentes. ¿Y si esa enorme criatura estaba siendo controlada de algún modo? ¿Era aquello posible?

El profesor Lecog Ölmez parecía dispuesto a combatir de ser necesario y se mantuvo firme analizando como encontrar algún punto débil en aquella descomunal criatura, a su lado estaba el profesor Mike Robins, sugiriendo quizá usar un "Desmaius", aunque quién tomó la iniciativa y empezó a actuar fue el joven Lowell, quién usó satisfactoriamente el hechizo "Wingardium Leviosa" y trataba de acercar el cuerpo del jovencito inconsciente hacia su posición. 

Fue entonces cuando todos intuísteis lo que iba a hacer a continuación el dragón, estaba empezando a erguir el cuerpo, extendiendo las alas en su  total envergadura y dispuesto a lanzar una bocanada de fuego en dirección al cuerpo que se movía flotando lentamente por el aire. ¿Cuál sería vuestra respuesta?

El viejo anciano decidió utilizar aquel "incomodo" momento para intentar recordar las características de los Vipertooh peruano, por desgracia los años le pasaban factura y ya no tenia la memoria que en antaño. El imponente dragón observaba a aquellos 3 pobres humanos posiblemente preguntándose por su sabor... había que actuar pues el dragón parecía que se había cansado de mirar y quería comer ya.

-Buena idea Prof. Robins puede que funcione mucho mejor que una maldición de parálisis; en todo caso no se quedara de piedra y se caerá de la torre pudiendo ocasionar mas heridos, con Desmaius en el peor de los casos se nos caerá encima al perder la conciencia...-.Dijo el viejo docente dándose cuenta de la gravedad de las ultimas palabras.-Trate de apurarse Sr. Lowell no creo que el dragón tarde en actuar. Cuando usted indique Prof. Robins lanzare el hechizo de manera conjunta para asegurar el sueño de este endiablado reptil-. Comento el anciano sin desviar la vista un segundo del dragón para actuar en cuanto este mostrase el más mínimo indicio de agresión.

Al ver la reacción del dragón, la expresión de asombro e impotencia se dibujó en el rostro de Alex, ¿que podía hacer? se preguntó el joven, mientras se esforzaba por mantener la concentración en el hechizo, dada la situación.

De continuar el cuerpo de su compañero en su trayectoria, el dragón sin duda los quemaría a ellos también, debía evitarlo a toda costa, pues de ser así los profesores podrían perder su única oportunidad de atacar al dragón.

-¡Piensa! ¡Piensa! - se repitió una y otra vez para sí mismo, echó un vistazo rápido a su alrededor. -¡La escalera!, ¡eso es!- apuntó con su varita hacia el hueco de la escalera, para llevar el cuerpo de Aedan al piso inferior, de esta forma evitaría las llamas y al dragón.

Observando de reojo como el joven Alex, cambiaba su estrategia cuando lo apuro con sus palabras, el anciano se quedo más tranquilo pues ahora significaba que podían atacar a riesgo de cabrear al dragón sin que fueran a producirse más desgracias.

Giro su cabeza levemente hacia Mike y cuando vio que este hacia una señal mientras desenvainaba su varita, el viejo docente giro su cabeza para enfrentar al dragón solo para ver que este los miraba desafiantes. Sus muchos años le habían enseñado que contra bestias era preferible poner la cabeza en su boca antes que dejarlas tomar la iniciativa en una batalla; una bestia tomando el control de la batalla hacia que las cosas tendieran a ir peor que estando a medio camino de sus entrañas por extraño que pareciese; fiel a su experiencia el anciano levanto levemente el bastón que siempre usaba para apoyarse y acto seguido golpeo con el suelo con el mientras pronunciaba suavemente.-Desmaius-.Se pudo ver como en el extremo del bastón que sujetaba el anciano una luz verde con toques azulados comenzó a formarse, solo para salir disparada entre los dedos del mago hacia el dragón.

El dragón hábilmente esquivo el hechizo que se dirigía hacia su cabeza y acabo impactando en su ala izquierda.

Nunca había sido un gran hechicero, ni mis habilidades mágicas me habían llevado por ese camino. Ni siquiera tomé los EXTASIS en alguna asignatura que no fuese Vuelo, ya que siempre había estado atado al quidditch. Y ahora estaba aquí, delante de un pequeño dragón que quería devorarnos al Profesor Ölmez y a mí. Lo más rápido que pude, saqué mi varita y recordé los movimientos que me habían enseñado hacía ya muchos años.

Con un gesto potente, tanto como mi voz, señalé al dragón mientras gritaba: ¡Desmaius! Una luz rojiza salió a toda velocidad en dirección al dragón, que dejaba expuesto su lado izquierdo. Llegó hasta su pata y produjo un pequeño destello al impactar. Con suerte, ambos encantamientos habrían reducido las ganas del dragón de seguir con aquella lucha desequilibrada… O le había enfurecido aún más.

El joven Lowell tuvo una ocurrencia brillante y consiguió mover el cuerpo inconsciente de su amigo Aedan Fletcher hasta el hueco de la escalera, por donde lo hizo descender, justo en el momento en que el temible dragón exhaló su potente llamarada de fuego. Aquel momento de distracción fue aprovechado por ambos profesores que de mutuo acuerdo lanzaron sus hechizos Desmaius casi a la par, impactando primero en la pata izquierda el hechizo del profesor Robins, lo que provocó que el dragón se desplazara lateralmente y el hechizo del profesor Ölmez impactase en el ala derecha de la enorme criatura mágica.

Si bien los hechizos fueron potentes, no fueron suficientes para dejar inconsciente al reptil alado, pero si lograsteis observar que su mirada estaba un tanto pérdida y desubicada, como si en verdad no supiese que estaba haciendo allí en aquel instante. ¿Puede que hubiese estado siendo controlado de alguna forma hasta ese entonces? Las dudas sobre aquello os asaltaban, aunque también cabía la posibilidad de que fuese debido al impacto de vuestros hechizos.

Entonces el dragón buscó con la mirada el agujero enorme de salida por donde había entrado anteriormente, y tras realizar un rugido potente que provocó que tuvieseis que taparos los oídos para que vuestros tímpanos no estallaran por las potentes ondas que se emitieron, finalmente desplegó sus alas y buscó su ansiada libertad.

Aún estabais a tiempo de reaccionar. ¿Dejaríais a la criatura emprender el vuelo?