Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo I: Asesinato en Surrey Docks

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27/07/2018, 02:03
Doctor Jekyll

Al recibir la aprobación de parte de los jugadores el doctor Jekyll tomó asiento. Miró a un lado y a otro antes de apoyar la caja en sus rodillas con cierta timidez y tratar de ubicarse. El hombre escuchó las instrucciones del juego mientras negaba a la pregunta de haberlo probado, y cuando creyó entender asintió.

—Vale, creo que lo tengo —comentó intentando forzar de nuevo una sonrisa. Sin embargo, no tenía claro cuál era el pie que necesitaba para empezar a jugar, salvo pagar la entrada.

El hombre volvió a llevarse una mano al bolsillo. Dos monedas de una corona eran mucho dinero en comparación a lo que habían dicho. Por un momento estuvo a punto de echar mano directamente del montón que había sobre la mesa, pero algo le hizo pensar que sin una explicación quizá aquellos hombres pensasen mal de sus movimientos.

—Voy a cambiar... —enunció, antes de aclarar por si no había sido suficiente—. Sólo voy a cambiar.

Puso entonces una moneda de una corona sobre la mesa y tomó cuatro chelines.

—Con eso está pagada la entrada... —dijo entonces, y esperó a que estuviese claro lo que había hecho, temeroso de encontrar problemas. Luego arrastró un chelín al montón y tomó doce peniques, acercando dos al centro—. Y con esto la primera ronda.

Una vez todo estuvo claro acercó, efectivamente, el cubilete de dados a Adler por si quería soplarlos, y se sintió todo un osado temerario al sentirse entrando al juego. No le era sencillo, y los nervios hacían que empezase a sudar.

—Sopla para que saquen un par de cuatros —le pidió—. Es mi número de la suerte. Yo creo que habrá... —miró alrededor, echando unas cuentas rápidas—. Cuatro cuatros, de hecho.

- Tiradas (1)
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27/07/2018, 03:07
Marinero

El francés reapareció en cubierta. Antes de hablar y romper el tenso silencio, dio un vistazo alrededor con suspicacia, examinando el lugar. Por un instante, pareciese que fuese a darse cuenta de que habéis removido entre las cajas y buscado cosas, pues su mirada se posa sobre ciertos lugares durante algunos instantes. Al final, vuelve a miraros, mientras sin sonreír vuelve a hablar.

-Personne ne vous...- y se detiene en mitad de la frase para cambiar al inglés. -Nadie os está espeggando. Ahoga, idos de aquí. Si queguéis dineggo o algo así, estáis en el lugag equivocado.- advierte el hombre. Hablaba entre los dientes y con su fuerte acento francés, levantando la voz e invistiéndose de una actitud entre autoritaria y hostil. Estaba en alerta, y parecía bastante disgustado por tener que seguir lidiando con vuestra presencia allí. No os tomó casi nada daros cuenta que ya no érais bienvenidas, y que las posibilidades de subir al barco de forma diplomática quedaban habían sido drásticamente reducidas...

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27/07/2018, 03:32
Narración

La mesa guarda silencio por no más de 30 segundos, observan con atención los movimientos del doctor mientras cambia las monedas y cuando deja los dos peniques, la suspicacia pareció disolverse inmediatamente. Ante la pregunta de Adler, es el turco el que responde -Desde esta tarde- mientras los otros intercambian miradas con diferentes grados de complicidad. El moreno de barba frondosa, el que le ha pasado el cubilete al doctor, intenta replicar también con un inglés roto y marcado fuertemente por su pronunciación española -Venimos cada semana prácticam... ente- comenta con lentitud y una sonrisa dedicada exclusivamente a Irene. El castaño de los ojos claros golpea la mesa con fuerza y hace un comentario por lo alto en español que ninguno de los dos entendéis, pero que tenéis la impresión de que se refiere a alguno de los dos.

La mesa entera estalla en carcajadas sonoras y de buen ánimo. El sonriente niega con la cabeza -Ale, vamos allá- dice mientras todos ponen su cubilete con los dados sobre la mesa. -Buena suerte- balbucea uno de los españoles en mal inglés al doctor, mientras el otro lanza una exclamación que hace reír a los demás tangencialmente. La primera ronda transcurre mientras se mezclan números en inglés y en español, mediando algunas traducciones de parte del turco y a veces del sonriente.

-Cinco cuatros- dice el siguiente.

El otro comenta algo y el turco niega con seriedad -Seis cuatros- explica mirando en vuestra dirección.

El sonriente se encoge de hombros y sube la apuesta -Siete seises- Todos se miran entre sí y los ceños se fruncen. Al final, es el musculoso de la mandíbula cuadrada junto al doctor quien termina llamando un mal mentiroso, y perdiendo un dado. Todos aplauden y suspiran aliviados. El hombre al lado de Jekyll no parece feliz, pero no dice mucho más, mientras la siguiente ronda 

 

- Tiradas (6)

Notas de juego

Como Jekyll no tiene Apostar, en realidad ha sacado 3. 

Pues, para añadir al juego, cada participante tiene 5 dados, cuando se queda sin dados, sale. Y pues va por rondas, entonces... pierde y pierdes dados. Es posible que lo simplifique más, pero como estáis conversando amablemente... aprovechad.

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30/07/2018, 23:25
Mina Harker

Alzando la mirada, con gesto aséptico, no se extraño en lo más mínimo de la respuesta que les dio. No iban a acceder al navío por las buenas, no le hacía gracia intentar lo que tenía en mente pero sería mejor aprovechar la noche y no dejar cabos sueltos. Y aunque no dudaba en las cualificaciones de la policía metropolitana, si los habían llamado sería por algo. Frunciendo ligeramente el ceño, Mina se giró dando la espalda al hombre.

- Distráigalo – susurró sin más a Marian, dándole la caja con su preciado contenido, para luego alejarse recorriendo el muelle hacía el lado contrarío a que se encontraban, buscando algo de intimidad bajo el abrigo de la oscuridad.

Notas de juego

editado por la jugadora

añadi el detallito de la caja, que para lo que tengo en mente mejor no tener las manos ocupadas

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31/07/2018, 16:11
Irene Adler
- Tiradas (1)
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31/07/2018, 16:12
Irene Adler

Irene se inclinó un poco sobre el doctor cuando éste le ofreció el cubilete, sin evitar el contacto con él. Con una sonrisa divertida sopló despacio hacia los dados y luego se incorporó para echar un vistazo casual al juego, como si no le interesase en realidad lo que pasaba sobre la mesa. 

Se rió un poco cuando lo hicieron los marineros y luego dedicó una sonrisa al que había hecho ese comentario en español que parecía dirigido a ellos. Iba su sonrisa teñida de cierta indulgencia y sus cejas se alzaron un poco, como si hubiese comprendido a la perfección lo que había dicho, pero no quisiera manifestarlo en voz alta, sólo hacérselo saber para que no usase ese idioma para esconder sus palabras. 

Han venido en el... —fingió pensárselo un instante antes de pronunciar el nombre imitando el acento español— Halcón, ¿no es así? ¿Lo he dicho bien? —preguntó al hombre al que había mirado un momento atrás—. He oído que es un buen navío, aunque no tanto como el Vermillon.

Lo dejó caer encogiéndose de hombros con gracia en un gesto simpático, con la única intención de soltar las lenguas de aquellos caballeros y comprobar si alguno de ellos venía efectivamente de alguno de los barcos que les interesaban.  

- Tiradas (1)
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31/07/2018, 21:53
Mina Harker
Sólo para el director

Mina se alejo de su compañera, pero sobre todo de la vista del francés, hasta que su figura se amparo en la oscuridad de la noche. Tras asegurar que no se encontraba en el angulo de visión de ninguno de los dos, barrio los alrededores con la mirada en busca de cualquier atisbo de movimiento o presencia de otras personas. Sus habilidades sobrenaturales no era algo que quisiera hacer publico por error.

Tomadas la precauciones oportunas, se centro en invocar aquella ominosa sensación que la recorría cada vez que usaba sus habilidades, algo oscuro y seductor que alcanzaba todos los rincones de, en apariencia, su delicado cuerpo. Un instante después se encontraba flotando a unos centímetros del suelo, con decisión se deslizo por el aire rodeando el navío para ascender por el costado babor.

Precavida, se asomo para comprobar que el hombre seguía allí, posiblemente tratando de que Marian siguiera su ejemplo y se largara. Una vez confirmado, se elevo para sortear la baranda para descender después sobre la cubierta, permaneciendo a unos centímetros de esta. De nuevo, escudriño a su alrededor en busca de la presencia de cualquier otro marino, para luego avanzar con gran sigilo hasta posicionarse a espaldas del hombre. Se estremeció nerviosa ante lo que iba a hacer, era caer en la tentación, pero debía pensar que era por una buena causa. Su causa.

Tomo una bocanada de aire, antes de carraspear para llamar la atención del francés sobre su persona.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Vale, procedo a las tiradas que puedas necesitar, si todo sale bien en cuanto se de la vuelta a mirarla uso control mental y a ver si no termina lanzandome por la borda jeje....como no todas tiradas geniales hasta la importante...ains

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01/08/2018, 20:29
Marian Halcombe

No podía más que sentirse sorprendida por la petición y la marcha de Mina. Había creído que la idea de subir al barco la incomodaba, y ciertamente no hubiese sido el proceder más cauto. Pero un momento antes había asegurado que se ocuparía de inspeccionar el barco. Por qué medios, Marian no lo sabía, y realmente estaba intrigada por qué podría estar pensando. Pero si a Mina se le había ocurrido alguna forma de acceder al barco, a Marian le correspondía cumplir con su papel y ayudarla. Le había pedido que distrajera al francés y eso intentaría. Al menos no necesitaba convencerlo de nada. Tan sólo conseguir que mantuviera su atención en ella, incluso si era para librarse de ella cuanto antes.

-No hay por qué irritarse. Tan sólo estábamos intentando encontrar a nuestro amigo. Pero si no está, tendremos que buscar a otro que nos ayude a pasar el rato. ¿Seguro que no hay nadie que necesite compañía por ahí? Las noches son frías, y no parece que los barcos tengan mucho entretenimiento.-dijo, con una risilla.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Pongo el mensaje sólo para el director, porque no sé si Mina puede oírme.

Mi plan, por ahora, es simplemente conseguir que siga hablando conmigo, incluso si es para insultarme.

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02/08/2018, 21:54
Doctor Jekyll

Al oír cómo aquellos hombres empezaban a responder a Alder el doctor Jekyll se tranquilizó un poco. Ella parecía, efectivamente, más capaz que él de encargarse de esa parte, mientras él sólo hacía de pardillo. E intuía que no se le daba del todo mal. Sabía, por supuesto, que en un entorno extraño como ese sólo tenía que ser él mismo.

El buen doctor forzó una sonrisa un poco incómoda cuando todos rieron, sin tener ni la más remota idea de qué era lo que se estaba hablando. Asumió que se estaban riendo de él, pero ni se le pasó por la cabeza protestar. En lugar de eso mantuvo esa sonrisa durante unos segundos antes de encogerse de hombros, como si fuera parte de la broma. Y cuando esa misma situación se repitió poco después él volvió a hacer lo mismo, sólo que en esa ocasión bajando un poco la mirada.

Poco más tarde, cuando vio que las apuestas cambiaban él ni siquiera acabó de entender si tenían que ir en algún tipo de orden con los números, ni nada así, pero asintió con exagerada convicción al oír cómo llamaban a uno un mal mentiroso. En realidad Henry Jekyll sólo intentaba parecer implicado en el juego, de modo que también se unió con timidez a los aplausos poco después.

Acto seguido, cuando la ronda pareció terminar, dejó que Adler siguiera preguntando. La mujer estaba siendo mucho más sutil de lo que él habría sabido, y lo de comparar los barcos era, sin duda, ingenioso. Aprovechó mientras tanto para meter los dos dados en el cubilete y lanzarlos, aún tapándolos. Una vez lo hizo miró alrededor, sin tener claro si debía hablar él o esperar a que otro lo hiciera. Adelantó, eso sí, dos peniques de la nueva ronda, suponiendo que debía volver a pagar.

—Cuatro cuatros —repitió entonces, como un bobo capaz de hacer la misma apuesta una y otra vez mientras no fuese desastrosamente mal.

- Tiradas (1)
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03/08/2018, 02:15
Narración

Te escurres, como una sombra, buscando el lugar indicado para invocar ese pedazo de ti, ese fragmento que el contacto con Dracula te ha dejado. Sientes el poder fluyendo por tus venas, sientes el palpitar de aquel hambre monstruosa y preternatural y la inequívoca sensación de que no eres ni volverías a ser la misma Mina Harker que quisieras, la misma de la que Jonathan se había enamorado antes de su maldito viaje a la perdida Transilvania.

Tu voluntad es poderosa, sientes como tu vestido vibra, sientes un aire gélido capaz de cortar la piel como una daga de plata, y dejar expuesta la oscuridad que repta en tu interior. Estás caminando en el aire, te mueves con presteza, como si no pesaras nada en lo absoluto, desplazándote bajo el abrigo de la oscuridad. A medida que te acercas a la cubierta del barco, y que crece aquella siniestra emoción, el aire comienza a vibrar vertiginosamente, tan fuerte que hasta la bandera en el mástil mayor comienza a sacudirse con fuerza, como si pretendiera romperse. Pero no importa, la voz de tu compañera y del francés llegan a ti. Marian parecía haber hecho bien su parte y ahora te correspondía a ti.

Sientes de nuevo la solidez de la madera, el leve vaivén del barco y el frío natural de la noche. Y allí, a unos pasos, el marinero. Alto y corpulento, parece enfrascado en su plática con Marion y no ha notado tu aparición...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Otra tirada de Control Mental enfrentada con tus instrucciones ;D.

Incluye a Marian en tus respuestas.

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03/08/2018, 02:40
Marinero

El francés no parecía contento. Aunque ciertamente el ver alejarse a Mina pareció tranquilizarlo. -Mais quoi, avec toi? Tu rigoles*?-espeta despectivo en francés observándote y examinándote. Pero sonreía con cierto aire divertido, y entiendes que no desecha la idea por completo. Después de todo, un marino que ha pasado suficiente tiempo en el mar probablemente prefiera aprovechar estas oportunidades puestas al alcance de la mano, en lugar de comportarse de forma exigente.

-Écoutes. À ce moment là... Je ne peux pas. J'ai du travail- comienza diciendo finalmente. Observa un momento a su alrededor y continúa. -Reviens dans quelques heures, on pourra niquer si tu veux. Ca te va?**- dice directo, mientras parece disfrutar un poco la charla.

Es entonces cuando notas una silueta no muy lejos de él, a su espalda. Una silueta femenina, de cabello oscuro, una silueta que desde donde estás parece rodeada de cierto aire siniestro, como si las sombras la ayudasen a esconderse pretenaturalmente... y tras un vistazo rápido, descubres con sorpresa que se trata de tu compañera, ¡Mina Harker! ¿Cómo ha llegado allí? no puedes decirlo, no has visto ni escuchado nada, y quien hace varios minutos tuviese problemas para manejar aquella improvisada cuerda para tratar de escalar, ahora estaba en cubierta como si nada, acercándose sigilosamente al marinero...

Notas de juego

*¿Pero contigo? ¿Estás de broma?

** Mira, en este momento... no puedo, tengo trabajo. Vuelve dentro de algunas horas y podemos follar si quieres. ¿Te parece?

Puedes responder incluyendo a Mina.

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03/08/2018, 02:51
Narración

-Lo ha dicho bien- responde el rubio más cercano al doctor y a Irene con cierta sonrisa, sin dejar de mirar a la dama. 

-Es un barco, da igual que tan rápido sea, nunca es lo suficiente- responde el castaño de barba que masca de forma audible encogiéndose de hombros con su fuerte acente.

-¿Qué es el Vermillón?- pregunta ahora el musculoso a la izquierda del doctor. El inglés delgaducho se apresura a responder.

-Un barco francés que ha llegado también al muelle- explica sin más y hablando lentamente.

Gabachos!- responde el castaño a la derecha. No estáis seguro de lo que significa, pero añade unas palabras más en castellano, que no estáis seguros de qué significan pero que arrancan una carcajada general. El inglés delgaducho se encoge de hombros.

-Ale, vamos allá- dice finalmente cortando las risas, mientras las apuestas van. El buen doctor siente como todas las miradas parecen posarse sobre él, y a veces no está seguro de que sea sobre él. Para cuando llega su turno, un pequeño gesto de Irene le da algo de valor y le empuja a musitar impulsivamente, casi sin darse cuenta -¿Nueve seises?- inseguro, casi por mera mecánica.

El marino a su derecha dice algo en castellano y luego dice en su mal inglés -¡Mentiroso!- haciendo que todos muestren sus dados y descubriendo que el doctor ha errado. Todos aplauden, Jekyll pierde un dado, y en el hombre a su derecha se muestra victorioso. El humor parece ir de mejor en mejor, y las miradas parecen como siempre, concentrarse en Adler.

- Tiradas (6)
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03/08/2018, 02:53
Director
Sólo para el director

Notas de juego

Recordatorio de Apostadores:

 

Dr. Jekyll

Rubio de ojos azules

Castaño barbado mascando

El turco

El inglés delgaducho

Moreno de barba frondosa

Castaño musculoso maloliente

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05/08/2018, 14:41
Doctor Jekyll

El doctor no muy consciente de por qué sintió aquel impulso de cambiar su apuesta en el último segundo. Quizá fue su inseguridad lo que vieron los otros cuando le acusaron directamente de mentiroso. Y aún a pesar de ser parte del juego él se sintió intimidado, notando cómo un sudor frío empezaba a cubrir su piel. Indeciso sobre si debía hacer o decir algo más miró a los otros jugadores para finalmente exponer sus dados. Llevó la vista luego a los de los demás, sin saber ya si prefería encontrar un tropel de seises entre ellos o no, pero finalmente respiró aliviado al ver que acababa de perder.

Con un suspiro apartó un dado de los que él tenía y aportó dos nuevos peniques. Hizo rodar los dados en su cubilete y lo puso sobre la mesa, boca abajo.

—Cuatro cuatros —dijo de nuevo, esta vez decidido a no cambiar su apuesta.

Después de eso llevó la vista un instante hacia Adler, animándola a seguir hablando. Según estaban entendiendo iban en buena dirección... Aunque siguiera sin entender por qué daban tantos rodeos. Si le hubieran preguntado, a esas alturas él ya habría contado con estar con un par de aquellos marinos ante el cadáver.

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04/08/2018, 23:34
Marian Halcombe

Quizás otras mujeres se hubiesen sentido insultadas por el desprecio que le mostraba el marino, pero Marian jamás se había hecho ilusiones respecto a su propio atractivo. Si alguien alabase su belleza, lo hubiese achacado antes a un intento educado de complacerla o a un desencaminado intento de ganarse su buena disposición que a una apreciación real por cualquier mérito que sus rasgos pudiesen tener.  Así pues, la burla del francés había tenido tenido poco de inesperada y ningún efecto sobre su orgullo; las únicas emociónes que habían originado las groseras palabras del guarda habían sido el alivio y la satisfacción de conseguir su objetivo, mantener su atención apartada de lo que sea que fuera que Mina tuviera planeado.

Y entonces el corazón le dió un vuelco al ver aquella siniestra figura tras el guarda y por un momento estuvo a punto de gritarle para advertirle de que alguien (¿algo?) acechaba detrás de él. A punto estuvo de reírse cuando reconoció a Mina. ¿Acaso era una niña, para ver espectros en cualquier sombra nocturna? Aún no estaba segura de cómo había conseguido subir al barco tan rápidamente, ¿quizás había algún acceso que Marian había pasado por alto? Pero lo importante ahora era seguir distrayendo al vigilante para que no se diese cuenta de la proximidad de Mina.

-¿Y cuantas horas son esas? Por mucho que me guste tener compañía, no creas que voy a estar aquí de pie como un pasmarote mientras acabas con lo que sea. ¿No os enseñan cómo se acuerda una cita en Francia? Le das una hora concreta a la dama, para que no tenga que helarse los pies mientras espera-Le gritó, esperando que su voz tuviese el tono jocoso que pretendía darle y no reflejase el nerviosismo que aún sentía. Un nerviosismo, se dijo a sí misma, que se debía a casi haber desvelado la presencia en el barco de su compañera, y no a ninguna estúpida inquietud supersticiosa.

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07/08/2018, 23:37
Mina Harker

En cuanto capto la atención del francés no hubo vuelta atrás. Su pálido rostro iluminado por la delicada luz de la luna, creando un aura espectral en torno a la figura de la mujer. La mirada de Mina se cernía sobre la de él, penetrante. Oscura. Antinatural.

Por un breve instante solo hubo silencio, mientras el iris de sus ojos iba desapareciendo dando paso a una profunda negrura que lo abarcaba todo. Sus finos labios dibujando una sonrisa sibilina al sentir como el influjo de su mirada iba envolviendo los sentidos del francés y como de su propio interior, oculto en un recóndito lugar de su ser, pugnaba por disfrutar de la manipulación de aquella mente.

- Monsieur va a ayudarnos en nuestra búsqueda, sin decir ni una palabra si no es solicitada por una de nosotras y ahora…ayude a mi amiga a subir al barco – la voz que llegaba a la mente del francés distaba mucho de la que había escuchado con anterior, era una voz suave, melosa y seductora pero con un toque autoritario que no debía ser desobedecido.

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08/08/2018, 21:33
Irene Adler

Irene rió suavemente de nuevo cuando los marineros lo hicieron, fingiendo que comprendía más de su idioma de lo que comprendía en realidad. 

Oh, sí, gabachos... —repitió lo que había dicho el español imitando su acento y acompañando esa palabra desconocida para ella de una risa más. 

Contempló cómo el doctor perdía la ronda con un poquito de su ayuda y frunció los labios en un mohín para él, aunque por dentro estaba satisfecha con aquel resultado. Si a ella le preguntaban, lo que menos les interesaba en aquel momento era que el doctor ganase las apuestas. Cuantos más dados perdiese, más contentos estarían los marineros. Y cuanto más contentos, más sencillo sería tirarles de la lengua y conseguir que alguno de ellos los acompañase cuando el juego terminase. 

Debe ser muy interesante viajar por todo el mundo, ¿no es así? —dijo entonces, continuando con una charla distendida mientras Jekyll hacía una nueva apuesta—. Hace años estuve en España, es una tierra hermosa, llena de sol. ¿Y entonces han venido todos de allí, en el Halcón

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10/08/2018, 02:19
Marinero

El marinero se gira sorprendido, sin alcanzar a responder a las preguntas de Marian, y durante unos brevísimos instantes su mirada revela furia y alerta al encontrarse cara a cara con Mina, pero las palabras lo rodean como sombras y el aire se hace gélido a su alrededor, el viento aumenta su velocidad y su expresión desafiante pronto muta y con un asentimiento, sus músculos se relajan con rapidez, y comienza a moverse para abrir la puertilla y recoger la plataforma del suelo para empezar a moverla lentamente hacia donde se encuentra Marian.

Su disposición había cambiado completamente, poseído por un mutismo inusual y una cooperación incuestionable que parecía francamente imposible a todas luces. Sus ojos, algo desorbitados, parecían observar a la nada, oscurecidos por alguna extraña influencia, y dispuesto a ayudaros sin haber necesitado más que las convincentes palabras de Mina.

La brisa sopla gélida, escondiendo malignas intenciones, y bajo la sombría noche, Mina parecía bella y terrorífica al mismo tiempo, su palidez parecía haberse acentuado hasta un punto imposible, y sus cabellos ondean lentamente, discretamente, como provistos de voluntad propia y animados por la malsana y repugnante brisa que sopla. Quizás fuese un efecto de la oscuridad, pues la luna no había hecho acto de presencia y las tinieblas parecían haberse confabulado con la niebla sobre el río...

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10/08/2018, 04:10
Narración

-Más sol que en Londres- replica el castaño mascando con una sonrisa, lanzando un guiño nada discreto a Irene. -Pero traemos sol- repite con su fuerte acento y una sonrisa de aprobación general.

-Viajar está bien, lo interesante es puertos. Mujeres y Juego- concuerda el rubio ojiazul junto al doctor.

-Todos menos Jack- responde el castaño al otro lado del doctor, mientras mira al inglés delgaducho. -Esta noche sólo España. Pero sólo España...- y luego dice algo en castellano. Los otros ríen. El inglés mira de reojo. El rubio toma la oportunidad -Ofrecen buen tiempo- y lleva descaradamente la mano para dar una palmada tan cerca como le sea posible de las posaderas de Irene.

Las risas son generales y la nueva ronda se mueve. Al final las bromas van y vienen, hasta que el doctor pronuncia inseguro un -¿nueve... tres?- casi adivinando, lo que hace que el rubio le declare mentiroso. Su rostro palidece al ver que los dados le dan exactamente al bueno de Jekyll, mientras algunos aplauden diciendo cosas que os suenan como a "Principio" y "Trajes". El inglés os mira un momento, recibe el dado perdido del rubio y dispone la siguiente ronda con igual agilidad. La mala suerte del perdedor le roba su sonrisa, mientras que los otros parecen algo más ajenos al mismo, e incluso el castaño maloliente le da un par de palmaditas en la espalda a Jekyll diciendo -Buen jugado- con una efusividad poco característica.  -¿Cómo llamas-te?- pregunta en voz baja.

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12/08/2018, 00:27
Irene Adler

Un leve asentimiento al recibir la respuesta que esperaba. Una vez averiguado aquello Irene ya comenzaba a elucubrar cómo dirigir la conversación hacia donde quería, pero la palmada en su muslo la distrajo. Dio un leve respingo y miró al hombre rubio ladeando la cabeza con cierta indulgencia. 

Caballero... —riñó, con el mismo tono sonriente con el que podría reprender a un niño travieso, pues ¿qué eran los hombres sino niños grandes?—. Será toda una sorpresa si mañana luce un sol brillante en el cielo de Londres —retomó el tema inocuo del tiempo. 

Aprovechó entonces el momento para buscar la mirada de alguna de las mujeres que se movían por la bodega y, al cruzar sus ojos con los de ella, le hizo un leve gesto discreto con la nariz señalando a aquel tipo que parecía necesitar compañía femenina más dispuesta a ser manoseada que ella. Después, entre broma y broma, continuó riendo cuando ellos lo hacían y alzó las cejas con sorpresa al ver que el doctor atinaba con aquella apuesta arriesgada. 

—Vaya, Henry, qué suerte —dijo, apoyando una mano en el hombro de él y apretando sus dedos con suavidad—. Y suerte hemos tenido también de conocer a estos caballeros tan agradables, ¿no es así? Justo cuando necesitamos encontrar a algún marinero que pueda ayudarnos con un asunto algo peliagudo. Claro que necesitamos a alguien de cabeza fría y estómago fuerte... —siguió, introduciendo ya el tema que los había llevado hasta allí con la esperanza de que eso distrajera a los marineros de la pequeña victoria del doctor. Paseó su mirada por ellos, con una sonrisa tranquila y simpática—. ¿Y... alguno de ustedes estaría dispuesto a acompañarnos, cuando termine el juego?

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