Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo I: Asesinato en Surrey Docks

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31/12/2017, 20:46
Narración

Las posibilidades eran demasiado y muchas ideas se ocurren en tu cabeza. Pero te fuerzas a recorrer cada hecho. Y analizando silenciosamente, tu cabeza te lleva a recordar las primeras historias que habían sido publicadas sobre Sherlock Holmes, del puño y letra de su asistente, el doctor Watson. Recuerdas su método y cómo tu rival, antes de saltar a conclusiones, se tomaba grandes molestias para descartar todas las otras posibilidades. Y si alguna mente podía funcionar con tanta lucidez como para desenredar tus propios y astutos planos, seguro podría ayudar aquí.

Así que, antes que nada, teníais que descartar que el franco no estuviese allí porque la víctima la cargaba antes de ser asesinada. ¿quienes cargaban francos en Londres? comerciantes, marinos y visitantes franceses. Las ropas del muerto simplemente eran demasiado sencillas para haber pertenecido a un comerciante, y seguro que de serlo, habrían encontrado una bolsa de francos, no sólo uno. ¿Un marino quizás? ¿Un residente francés? Esas dos opciones son las que debíais eliminar primero antes de intentar darle una explicación que, en ese punto, debería encajar por sí misma como respuesta a la pregunta.

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04/01/2018, 03:09
Marian Halcombe

La negativa a sus preguntas hizo que apretara los labios formando una línea con ellos. Sus ojos volvieron a posarse en el cuerpo, pero esta vez decidió observar más de cerca. Con la ayuda del bastón, para no perder el equilibrio y mitigar la punzada de dolor que la acción de ponerse en cuclillas traía consigo, examinó el cuerpo con detenimiento, esperando encontrar algo que les diera luces sobre la ocupación del occiso.

Ropas holgadas, de calidad pero sin llegar a ser lujosas. No es de alta sociedad pero tampoco un marginal —musitó para sí.

Con cuidado le tomó las manos y las examinó. Los cortes y durezas que poseía denotaban que estaba acostumbrado al trabajo duro, cargar cosas y labores que requerían esfuerzo, pese a ello no estaban tan maltratadas como podrían estar. Pero hubo algo más que captó su atención de aquellas manos, algo en la mano derecha para ser más precisos: entre las crestas de las yemas de los dedos y entre las divisiones pequeñas y apenas notorias del dorso de la misma, cercanas a la muñeca, había pequeñas y casi invisibles manchas negras. ¿Salpicaduras de tinta? Tal vez escribió algo antes de salir a dar ese funesto paseo. ¿Podría ser él mismo el autor de la nota encontrada en su boca?

Las observaciones de Marian no se detuvieron allí y continuó examinándole brazos y tronco. Subió un poco los jirones de la camisa y pudo notar que poseía un tono uniforme. Se detuvo a pensar. Si el hombre era un marino como imaginaba, entonces debía trabajar en barcos que seguían las rutas comerciales del norte de Europa, donde el sol es suave y escaso, o al menos no había pasado suficiente tiempo en otras zonas. Una posibilidad era el atlántico norte, en navíos que pasaban por el mar de Escocia o en barcos que iban hasta Noruega y Dinamarca, en donde los vientos son fríos. La segunda posibilidad era el norte de Francia, desde París o Bretaña, en donde el sol es escaso y el clima más templado. Y esto parecía ser consistente con el franco que el doctor había encontrado en su bolsillo. No obstante, la ausencia de otras marcas en su piel, como tatuajes o cortes le resultaba peculiar. ¿Quizás era un marino que no llevaba mucho tiempo en la profesión? ¿Un novato probando suerte que había tenido la mala fortuna de acabar en las garras del Destripador?

No estaba del todo convencida, pero entre las múltiples posibilidades, esa se antojaba la más verosímil. Cogió una de las puntas de la sábana y se levantó con cuidado, ignorando la punzada de dolor que acompañó a ese movimiento. Descubrió el cuerpo hasta revelar las piernas, caminó hasta los pies y volvió a agacharse para examinarle el calzado, la poca o casi nula existencia de tierra en sus suelas hizo que su conjetura adquiriera todavía más fuerza: con el clima otoñal de Londres, las constantes lluvias y el lodo omnipresente en las calles, debería tener más tierra o barro seco allí, o manchas en la manga de su pantalón, que por lo demás estaba sólo húmedo, pero limpio. Las únicas personas que podían caminar por Londres sin ensuciarse así durante esa época eran los que no habían estado en Londres, o en tierra firme continental.

—Este hombre es un marino y arribó hace escasas horas a Londres —dijo con plena seguridad tras mover los zapatos del difunto y verificar que le ajustaban bien, descartando con ello el que alguien los hubiera cambiado—. Debemos conseguir el manifiesto de los barcos que arribaron las últimas veinticuatro horas, aunque me inclino más por las últimas doce.

Si sus conclusiones no estaban erradas y su intuición no fallaba, todo apuntaba a que la víctima había llegado hace poco a la ciudad y que seguramente había pasado el resto del tiempo en un barco.

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05/01/2018, 03:36
Doctor Jekyll

Los ojos del doctor Jekyll se fijaron en el inspector cuando este comenzó a hablar. Le llamó la atención que directamente dijese que la moneda no era interesante. No sabía mucho sobre ese tipo de investigaciones y probablemente Lestrade fuese mucho más veterano, pero la facilidad para descartar pruebas le parecía un riesgo. Quizá pecaba de precavido, por supuesto.

Le escuchó argumentar, manteniéndose aún sobre la base de que se trataba de un imitador. A punto estuvo de llevar los ojos al cuerpo una vez más cuando habló sobre el método, pero sintió una exhalación por dentro de expectación ante aquella idea, una que no le pertenecía a él, e inmediatamente lo descartó.

Un instante más tarde negó dos veces, una por cada pregunta de Halcombe, y luego observó cómo sus compañeras ponían su grano de arena en la investigación. Escuchó sus conclusiones y miró alrededor, dubitativo.

El buen doctor no se sentía cómodo poniéndose en la piel de la víctima, ni tampoco en el del asesino. Por unos segundos miró a uno y otro lado, indeciso. La presencia de Lestrade le resultaba ligeramente molesta, como si de algún modo estuvieran a examen, pero aún así decidió ignorarla y continuar con su trabajo. Había demasiado en juego.

Intentó no mirar el cuerpo. Lo había observado con atención suficiente para recordar sus heridas, ambas capaces de matar a cualquiera. Sólo traerlo de nuevo a la memoria le revolvía el estómago, pero aún así era mejor que tenerlo delante. Estaba claro que se encontraban en un lugar solitario, y eso podía significar varias cosas. La primera, que el asesino había tenido tiempo de esperar hasta que la víctima muriera, o de deshacerse del arma del crimen. En tal caso... ¿Por dónde se habría ido? Y no quería pensarlo de aquella manera, pero si él hubiera sido el asaltante... ¿Qué habría hecho con el arma? ¿Seguiría allí cerca, o se la habría llevado consigo?

Había otro asunto. La nota. Podía estar escrita por el asesino, como bien apuntaba el inspector Lestrade, pero parecía poco probable. Cream era médico, sabría que se llenaría de sangre. No tenía mucho sentido. En ese caso, ¿era la propia víctima quien la había escrito? Identificarle estaba claro que era una prioridad. Pero a la hora en que se debía haber producido el asesinato ya debía ser tarde. O bien aquel hombre pensaba pasar la noche en su barco, o bien debía alojarse en algún lugar cercano. Fuera cual fuera el caso estaba claro que debían encontrar a alguno de sus compañeros, cuanto antes.

Y ya que estaba claro que no debían perder tiempo, bueno... Quizá hubiera una manera rápida de conseguir lo que Halcombe estaba sugiriendo.

—Eh... Inspector —lo llamó—. ¿Podría alguno de sus agentes traernos el registro de los muelles?

- Tiradas (2)
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06/01/2018, 02:27
Inspector Lestrade

-Encaja, encaja. Un marino definitivamente.- dice Lestrade sacando algo de pecho y orgulloso, recuperando un poco frente la compostura a vosotros, como si se tratase de una competición. Asiente aprobatoriamente, sin detenerse a comprobar si buscáis su aprobación, el caso es que por un breve instante un destello de orgullo regresa a las facciones de Lestrade, que seguramente no estaría pasando la mejor de las noches teniendo que estar allí con el frío, la lluvia y la sobrecogedora escena del crimen. Pero tampoco parecía el tipo de hombre que se quejaba por su deber, sino todo lo contrario, os daba la impresión de que fuese testarudo y persistente, lo que de alguna manera equilibraba sus otros defectos.

La siguiente petición no hace nada por extinguir la chispa de emoción que aparece en sus ojos y ante las intervenciones de Marion y el Dr. Jekyll, sonríe triunfante. -Ha sido una de las primeras cosas que hemos verificado. Barajábamos que se trataba de un marino, así que revisamos los barcos que han llegado al muelle de Surrey en las últimas horas.- y parecía saborear cada palabra. Se sentía a vuestra altura, y este momento de victoria le había insuflado más entusiasmo todavía. -Precisamente sólo dos barcos han llegado a este sector. Uno viene de Francia, el Vermillon, llegó ayer cerca al atardecer. El otro venía de España, el Halcón, llegó al mediodía.- dice haciendo memoria de forma casi automática, y pronunciando de manera fatal los nombres de los navíos en sus respectivos idiomas, como sólo un inglés podría hacerlo.

-Sospechaba que la identidad de la víctima se haría clara si faltaba algún tripulante de esos barcos. Así que envié a un par de agentes a interrogar. Pero dada la hora, es probable que los capitanes o los responsables no lleguen sino varias horas tras el amanecer. Y la ausencia de noticias me dice que seguramente no han encontrado nada que nos permita saber quien era este hombre- concluye, mientras lleva sus manos a la altura de su cintura, sobre su abrigo y se para a observar atentamente vuestros rostros. Es probable que en realidad no tuviese más idea de qué camino seguir más allá de lo que ya había hecho, pero dado su restituido orgullo como agente de la Scotland Yard, al menos por ahora, no iba a admitirlo directamente tampoco.

Notas de juego

Aclaro que, no es que hayan llegado dos barcos a Londres en toda la noche, sino que dado que hay varios muelles, a Surrey Docks sólo han llegado esos dos. Y normalmente los barcos que llegan es porque tienen bodegas/almacenes alquilados para almacenar la mercancía hasta que esta pueda ser transportada a su(s) destino(s)

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06/01/2018, 16:55
Narración

La nueva información pone a funcionar tu cerebro a gran velocidad. Intuyes que Miss. Adler había encontrado algún indicio. Te levantas y observas hacia su lugar un instante para ver justamente lo que ella había visto, Una mancha pequeña y redonda en la parte baja de la pared, apenas visible, aunque aquel sitio no había sufrido la inclemencia del agua completamente. Una pequeña gota de sangre. La salpicadura es suficiente para darte una idea del tipo de ataque. En primer lugar, el hombre se topó de frente con su asesino, quien había asestado algún golpe. Luego repasas las heridas una vez más.

La herida de la garganta tiene un aspecto diferente, es menos irregular, menos abierta y al tocarla con tus dedos, notas que es menos profunda de lo que parece, pero que sigue siendo suficiente como para enviar a alguien de rodillas, ahogándose entre sangre y perdiendo rápidamente la vida. El pensamiento te estremece un poco, pues imaginas que esos fueron los últimos instantes de aquel desgraciado, incapaz de respirar mientras toda su vida se escapaba por aquel primer corte. El corte vertical parecía hecho con más lentitud y obviamente mayor profundidad. Había cierta similitud en las heridas, así que el atacante usó probablemente una sola arma para ambos casos. Amplia, filosa y profunda. Un estertor llega desde los oscuros rincones de tu mente, un cuchillo de hoja amplia. Pasas saliva sintiendo una molestia en la garganta. 

Todo parecía indicar que una vez puesta la sentencia con un preciso corte, y dada la sangre en las heridas, el asaltante se había dedicado a sus oscuras diversiones. Y por supuesto, la violencia de las heridas bien te hacía temer y sospechar que había comenzado su labor de demoníaco cirujano en los últimos momentos de vida del hombre, depositándole sobre el suelo e iniciando en terrorífico y sanguinario proceso del que ahora veías el siniestro resultado. Y una vez terminado el proceso. Observas hacia ambos lados del callejón. Cualquiera parecía una ruta probable, por donde habíais llegado simplemente permitía esconderse entre los edificios, y por el otro lado salía a la orilla de los estanques donde aún menos gente transitaba y más bruma se generaba por la abundante presencia de agua. ¿El arma?. En ninguno de los otros casos de Jack se había encontrado el arma homicida, así que, imitador o no, al menos ese punto era consistente. Era una lástima que hasta los elementos parecían haber conspirado con el sanguinario perpetrador, borrando cualquier rastro claro de su huida.

Luego, estaba el asunto de la sangre en la nota. Era demasiado pequeña, pero si se trataba de una firma, ¿por qué dejarla en el sitio en donde la sangre iba a acabar por ensuciarla? ¿Por qué no en el puño cerrado? ¿En el bolsillo? los policías las encontrarían allí y tendrían la firma del asesino que sólo ellos conocían. Algo no encajaba del todo, dado que la otra posibilidad implicaba que la víctima había elegido ese fragmento para guardarlo en su boca. ¿Estaba al tanto de la identidad de su atacante? y más importante, ¿Para quién era el mensaje? ¿Para la policía? ¿Para su atacante? ¿Para un tercero? Esa era la mayor pregunta si la nota había sido producida por aquel desgraciado y no por el culpable, como imaginabas. Y más importante, si la víctima conocía la identidad de su atacante, y la había anotado y escondido antes de su fatal muerte, ¿estaba huyendo? ¿O se encontró por sorpresa con su atacante? Os faltan pistas para esclarecer ese aspecto, pero ciertamente los últimos momentos del hombre comenzaban a ser tan misteriosos como su identidad.

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11/01/2018, 03:17
Irene Adler

Irene apartó la mirada del franco tras quedarse pensativa algunos segundos, con la vista clavada en la moneda. Sus ojos siguieron los movimientos de Marian con un brillo curioso y el esbozo de media sonrisa que se volvió divertida en un par de momentos para volver a contenerse después. Cuando la mujer terminó y expuso sus conclusiones, ella asintió con la cabeza, conforme con ellas. 

Después llevó sus ojos al doctor y su sonrisa se amplió de nuevo. Ella habría agradecido que el inspector les dejase algo de espacio, pero la forma sutil de Jekyll de intentar conseguirlo le había hecho gracia y su mirada terminó sobre el representante de Scotland Yard. 

La mujer ladeó un poco la cabeza mientras él hablaba y sus cabellos se deslizaron por su hombro. Sin embargo, poco tiempo duró en apariencia su atención sobre el hombre, pues cuando siguió hablando, la mirada de Irene se apartó de él y empezó a pasear por el lugar de nuevo, hasta terminar en el cuerpo tendido en el suelo, con los labios apretados. Escuchaba a Lestrade, pero su cabeza daba vueltas a otras ideas al mismo tiempo, hasta que finalmente sus ojos buscaron a sus compañeros un instante después de que el inspector se callase. 

Esa nota con el nombre... ¿Por qué en la boca? —preguntó al aire—. Si fuese un mensaje o una firma del asesino habría sido más sencillo dejarla en algún lugar donde la humedad de la saliva no estropease la tinta. ¿Y si fue nuestro marino moribundo el que trataba de apuntar esa flecha? Eso nos abriría un abanico de posibilidades, pero no deberíamos descartarlo, ¿no es así?

Entonces se giró hacia Lestrade y le dedicó una sonrisa dulce. 

—Disculpe, estaba hablando usted de los barcos... ¿Pero hasta mañana no podremos saber más sobre eso? Quizá, aunque los capitanes no estén disponibles, sus agentes puedan buscar ahora algún otro marino de esos barcos en las tabernas del puerto. Si encuentran a alguno podría ser suficiente para identificar a este pobre hombre. Y, en ese caso, a nosotros nos gustaría hablar con quien fuese capaz de identificarlo.

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11/01/2018, 20:45
Mina Harker

Mina escuchó los pasos del doctor acercándose a ella y prestó atención a sus palabras. Asintió sintiéndose ligeramente avergonzada por no haber recordado el nombre del hombre cuya identidad se correspondía con la del asesino. Acostumbrada a ser alguien más bien observadora atribuyó su despiste al incidente que acababa de tener al entrar en contacto con el cuerpo del asesinado.

-Lo siento. Siento que esto es… demasiado perturbador para mí. Me hace pensar en cosas que no quiero recordar.

La sangre, de un modo u otro, siempre le hacía volver la vista atrás, y el recuerdo la llevaba hasta él. Mina había sido maldecida de muchas formas, pero la peor de todas ellas era la incapacidad de cerrar los ojos sin ver su rostro acechándola. Era una pesadilla que no cesaría hasta el día en el que ella al fin descansara, y algo en su interior le decía que faltaban más años de los que podía calcular para que ese momento llegara.

Aun así, metida en sus pensamientos y pese a que estos le provocaban una necesidad de salir huyendo de la escena, Mina permaneció inmóvil escuchando los datos que sus sensatos compañeros manifestaban en voz alta.  La teoría de que fuera un marino sonaba tan convincente que Mina asintió con la cabeza en un intento de darle la razón a la señorita. Eso le daría una explicación razonable al motivo por el que podría estar caminando por ese lugar en unas horas tan peligrosas.

El inspector parecía que también había caído en ese detalle y no tardó demasiado en ofrecerles los datos necesarios sobre la investigación. Irene, por su parte, ofreció una buena idea sobre el siguiente paso que podían llevar a cabo. El único problema residía en tener que arrastrar a un marino a la escena del crimen para que lo identificara, con las habladurías que eso conllevaría. Aun así, ella prefería hacer todo lo posible antes de que la noche cesara.

-Incluso nosotros mismos podemos encargarnos si ustedes están ocupados con otros aspectos relacionados con el crimen, inspector- comentó a modo de ofrecimiento. 

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21/01/2018, 04:46
Doctor Jekyll

Al ver que el policía está de acuerdo con las conclusiones del grupo —omitiendo su convencimiento de que el asesino no es el propio Jack, por supuesto— el doctor Jekyll creyó que debían ir por buen camino. Después de todo Lestrade debía ser alguien experimentado. Quizá no viera tantos muertos como un sepulturero, pero seguro que conocía los entresijos del antiguo caso mejor que ellos, cuya información se reducía a un informe parcial.

Henry Jekyll escuchó el asunto de los barcos, y por desgracia los dos le parecieron posibles. Aunque era más sencillo apostar por el Vermillon, claro, guiándose por el franco encontrado en el bolsillo del muerto. Pero no quería agarrarse con fuerza a ninguna idea. Él no era un experto, y la moneda bien podía haber sido colocada por el asesino.

Una vez el policía terminó de hablar el buen doctor aguardó, como si esperase que dijera algo más. Lo cierto es que se le hacía evidente otro camino para saber quién era el muerto, uno mucho más directo que esperar a que ambos capitanes de barco tuvieran un recuento de la tripulación cuando prácticamente acababan de llegar a tierra. Aún cuando los policías consiguiesen contactar con ellos era probable que algunos de sus hombres pasasen la noche en la ciudad, aunque no fuera como aquel que tenían más cerca. Siendo así, el conteo se retrasaría demasiado.

El doctor pensó en por qué el inspector podría haber omitido algo como eso. Se le hacía impensable que no se le hubiera ocurrido. Y cuando se disponía a preguntar la señorita Adler dio ese mismo paso, exponiendo algo similar a lo que él tenía en mente.

—Y no sólo para identificarle a él —dijo evitando conscientemente volver a mirar el cuerpo a pesar de los deseos del otro—. Con el retrato que tenemos podríamos saber si Cream venía en uno de esos barcos, o si les habían visto juntos durante la travesía.

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26/01/2018, 03:04
Inspector Lestrade

Lestrade se rasca la cabeza pensativo ante las teorías y comentarios que hacéis, se encoge de hombros ante las preguntas de Irene, y luego  mira a cada uno a medida que van interviniendo. -Miss Adler- comienza algo dubitativo -Si fuese tan sencillo dar con la razón, ¿no cree que mis hombres ya habrían dado con algún indicio? El problema es que, entre los que duermen, los que están borrachos y los que simplemente no están, no es una tarea tan sencilla como suena. Los marineros son gente complicada- dice. No suena petulante o no parece que su intención sea dar una reprimenda, sino que intenta explicar las limitaciones con las que cuenta, subyaciendo el deseo de darle solución a este misterio cuanto pronto antes de que el tiempo pase y los rumores (o los asesinatos) comiencen a multiplicarse en el fértil campo de cultivo que es Londres. En especial para este tipo de historias. Miró luego a Mina y asintió.

-Bien, si lo que queréis es hacer el trabajo de mis hombres, adelante. No seré yo quien os detenga. Y si dais con alguna razón, benditos seais. Pero dudo que se trate de una tarea fácil. Hay algunas tabernas de paso cerca a los muelles y los barcos están anclados en el puerto. Podéis comenzar por allí, si encontráis a alguien dispuesto y con ganas de hablar.- comenta con poco entusiasmo y un aire pesimista que no se molesta en disimular demasiado. -De verdad espero que tengáis suerte. Supongo que estáis aquí porque tenéis vuestros medios, sólo os pido que tratéis de no alborotar el avispero, si entendéis a lo que me refiero. Lo último que quiero es tener que cubrir otro escándalo más, teniendo entre manos...- dice y antes de terminar la frase, su mirada se posa sobre el cadáver, abriendo un poco los ojos durante un momento para señalarlo y luego completar su intervención con -...esto-

-¿Pensáis que el asesino venía en uno de estos barcos?- responde con sorpresa el inspector Lestrade. -Dudo mucho que encontréis rastro de Cream. Seguro todavía está en América. Si queréis mi opinión, aunque no me la hayáis pedido...- comienza a decir, con un tono cortés y suave -... el imitador debe vivir en la ciudad, ¿cómo explicar más que conozca el modus operandi de Cream?. Si viniese en uno de esos barcos, seguro que esta no sería su única víctima y estaríamos investigando más de una desaparición, o recibiendo alguna noticia de algo similar en Europa.- se encoge de hombros sin esperar demasiada validación. -Es mi impresión al menos. Pero podría apostaros a que el culpable no ha pisado estos barcos- dice con seguridad, mientras observáis de nuevo el porte orgulloso que toma por un breve instante, tratando de darle peso y respaldo a sus palabras en forma de una conclusión producto de la experiencia de su cargo y su labor.

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15/02/2018, 02:15
Irene Adler

Irene tuvo que morderse el interior de la mejilla para no protestar cuando Mina les ofreció a ellos mismos para el trabajo que había sugerido. Podrían haber ganado por partida doble, librándose por un lado de la vigilancia del inspector al mismo tiempo que ponían a la policía a hacer algo útil, pero si se ofrecían a hacerlo ellos, los agentes sin duda preferirían seguir perdiendo el tiempo. Un tiempo valioso en que podrían estar usando su cerebro. 

La sonrisa continuó en su rostro, pero un leve suspiro movió su pecho. Estaba demasiado acostumbrada a trabajar sola y no depender de mentes carentes de su astucia. Incluso añoró por un brevísimo instante el único cerebro que había conocido capaz de ponerse a su altura. Pero en aquella misión no era ella la que ponía las reglas, sino la Corona, así que no le quedaba otra que asumir a sus compañeros con sus limitaciones y seguir sonriendo.

Esa curva en sus labios se volvió un tanto condescendiente al escuchar al inspector poniendo excusas para su incompetencia para justo después aceptar que fueran ellos quienes hicieran su trabajo. Pestañeó un par de veces mientras pensaba que Lestrade no podría ser más previsible y aburrido si se esforzase por conseguirlo. ¡Oh, pero cuánto hablaba ese hombre! Cuando por fin se calló, la mujer permaneció en silencio algunos segundos, evaluando las opciones. Y, en fin, retroceder no era justamente plato de gusto para Irene, así que sólo quedaba seguir hacia delante y tratar de encontrar ellos mismos algún marinero que hubiese llegado en alguno de los dos barcos. 

Bien, pues pongámonos manos a la obra —sugirió, girándose hacia sus acompañantes—. ¿Quieren que vayamos todos juntos? ¿O sería mejor si nos separásemos en dos grupos? Dos de nosotros podríamos ir a las tabernas mientras los otros dos van a visitar los barcos en el muelle.

Con esas palabras dedicó una sonrisa al único hombre del grupo al tiempo que sus ojos lo contemplaban con esa curiosidad que suscitaba en ella averiguar por qué habían sido elegidos los demás. 

¿Qué le parece, doctor? ¿Le gustaría hacer equipo conmigo?

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27/03/2018, 15:57
Mina Harker

Se había permitido ese falso sentimiento de nostalgia, provocado por el aroma ferroso de la sangre que había bañado sus dedos, mientras escuchaba con atención y sincera curiosidad las palabras de Miss Halcombe. Acompañadas de una meticulosa inspección del cuerpo de la víctima y aunque Mina se mantenía a una distancia prudencial para clamar por la serenidad y compostura de su persona, no dando lugar a tentaciones o una actuación vergonzosa por su parte. Aún así, no pudo evitar sentir un hormigueo creciente en las yemas de los dedos, allí donde aún sentir la presencia del elixir carmesí, decidiendo cubrirse con los guantes con delicadeza y disimulo. Reprochándose, en cierto modo, la imprudencia de no haberlo hecho mucho antes.

Escuchando a Lestrade, le quedo claro que deseaba dar carpetazo al asunto cuanto antes, accediendo casi divertido a la proposición de Mina. Que a todas luces no había estado acertada, pues pudo percibir un sutil “reproche”, en el leve suspiro que se escapo de entre los labios de Miss Adler. Un claro ejemplo de su inocente ingeniudad, actuando a traición. No podía evitar no darse cuenta de esos ciertos actos astutos de otras personas, su querida amiga Lucy bien se lo había dicho en muchas ocasiones. “Mi querida Mina...no tienes malicia en la sangre”

Ya no se podía cambiar lo hecho; no pediría disculpas y de hacerlo nunca se sabría si eran sincera. A fin de cuentas era inglesa, pocas veces se diferenciaba cuando un ingles pedía disculpas sinceras a cuando lo hacían por educación.

 

Bueno – pronunció por fin dirigiendo su atención a Miss Halcombe – parece ser que nos tocara a nosotras dos aventurarnos solas por estas funestas calles...¿por donde empezar?

Notas de juego

Se me ha resistido un poco pero aqui esta el primero de muchos, poco a poco le ire cogiendo el tono a Mina
 

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29/03/2018, 13:00
Doctor Jekyll

El buen doctor Jekyll escuchó al inspector con interés. Él era, sin duda, alguien experimentado, que habría aprendido tras trabajar en quién sabía cuántos casos. Era evidente que aquel en concreto le inquietaba, y no era para menos. Aún así le pareció que el hombre al hablar estaba en cierta forma justificándose, y Henry Jekyll lo achacó a su orgullo profesional. No era para menos, después de todo eran cuatro recién llegados que le estaban diciendo cómo hacer su trabajo. El doctor no veía el problema de interrogar a quien estuviera durmiendo... Después de todo un marinero no debía ser más difícil de despertar que cualquier otro hombre, ¿no?

Hubo otra cosa que le llamó la atención. Jekyll decidió no responder a la pregunta retórica sobre cómo conocer el modus operandi de Cream... Pero había una opción mucho más sencilla que vivir en la ciudad: ser Cream. Incluso dejando esa opción de lado, ciertamente, bastaba con informarse bien antes de perpetrar aquel asesinato. Aún así Henry Jekyll asintió a lo que Lestrade decía. Tenía una idea de las tabernas de las que hablaba. También comprendió, por supuesto, que prefiriese que aún no se supiera lo que había pasado.

Finalmente el hombre escuchó la propuesta de la señorita de Adler, aunque le pilló un poco distraído. Era habitual en ese tiempo que Henry Jekyll se perdiese en sus propios pensamientos, en un limbo entre la realidad y lo que debía hacer para que esta no se torciese y se convirtiera en una monstruosa deformación de ella. Además en esos minutos algo más turbaba sus pensamientos. Empezaba a darse cuenta de que quizá estaba siendo demasiado errático en sus teorías. Cuando el señor Holmes les había dicho que se trataba de Cream él había teorizado sobre un imitador, y ahora que la policía hablaba sobre un imitador el doctor creía más firmemente que era el propio Destripador quien había perpetrado el crimen. Era como si una parte de sí mismo sólo quisiera rebelarse ante aquel encargo, probablemente por el desacuerdo que sentía hacia sus formas y condiciones.

—Sí, por supuesto —dijo a Adler. Antes de partir se dirigió a los otros.

—Si me lo permiten —enunció en dirección a las dos mujeres que visitarían los barcos—. Yo comenzaría con el Vermillon. Después de todo viene de Francia y hemos encontrado un franco en el bolsillo de ese hombre. Si estaba preparado, como dice la señorita Adler, bueno... Tampoco está de más saber qué quería decirnos el asesino.

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30/03/2018, 04:02
Marian Halcombe

-No es una mala idea, Dr. Jekyll.- dice Marian pensativa. -¿Cree ud. que Cream esté refugiándose aún en el navío en el que haya venido? O quizás esté escondiéndose en alguna de las bodegas del área. Surrey Docks parece el sitio ideal para un criminal tratando de esconder sus malas artes- dice lanzando una mirada de reojo al cadáver.

-Con todo respeto inspector, no hay cosa que endurezca más la lengua de un extranjero que la presencia de la policía inglesa. Estoy seguro que los marineros serán más abiertos a confiar en una respetable dama como Miss. Adler y no en vuestros hombres.- dice con una sonrisilla amable. -No es por desmeritar el esfuerzo de sus hombres, por supuesto- dice mientras con el bastón frente a ella apoya ambas manos y observa a su alrededor. -Incluso el doctor por su cuenta también podría tener las cosas complicadas. ¿No está usted de acuerdo? Quizás Miss Harker y Miss Adler hagan mejor dueto- comenta lanzando una mirada a Jekyll.

-¿Por casualidad no tendrá una lista de las posadas del lugar? seguro que sería una información invaluable- pregunta ahora encarando a Lestrade.

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30/03/2018, 04:20
Inspector Lestrade

Lestrade responde arrugando la nariz en un gesto que parece transmitir incomodidad. -Entiendo su punto perfectamente- responde con fingida amabilidad, pero sin sonreír demasiado. 

-Sí, el sargento tiene la lista exacta. Dadme un minuto. Si vais a separaros, el Vermillion y el Halcón están anclados en el puerto. No es difícil dar con ellos. Pero os recuerdo que aunque estéis en misión para el servicio de su majestad, no representáis a la autoridad. No hagáis nada que nos ponga en aprietos o nos obligue a actuar en vuestra contra. Recordad que no toda Scotland Yard está al tanto de lo que significa vuestro documento- advierte con severidad.

-Bien, Miss Adler y... ¿Doctor? o ¿Miss Harker?...- dice dubitativo -... podéis venir conmigo a preguntarle al sargento por los nombres y las ubicaciones de las posadas a las que hemos enviado hombres.- añade esperando una decisión pronta de quien le seguirá antes de comenzar a moverse.

Notas de juego

Pues eso, si os vais a separar desde ya, o vais a ir juntos algo más, indicadlo. Podéis despediros (para organizar donde encontraros y esas cosas que la ausencia del móvil parecen hacernos olvidar) y luego hacer un post extra sólo para vuestro compañero.

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01/04/2018, 21:53
Irene Adler

Un brillo curioso asomó a los ojos de Irene con las palabras de Marian y, por un instante, contempló a la mujer antes de que la voz de Lestrade atrajese su atención y su mirada. Lo escuchó sin dejar de sonreír en ningún momento y, finalmente, volvió a mirar a la señorita Halcombe.

Oh, bueno. Pero no vamos a dejar al doctor aquí plantado sólo por ser hombre y marineros habrá presumiblemente en los barcos también. —Negó con la cabeza suavemente y dio un paso hacia Jeckyll—. Estoy segura de que su presencia me será de ayuda, ¿verdad, doctor? 

No llegó a esperar respuesta por su parte antes de sacar del bolsillo interior de su abrigo el documento que acreditaba su identidad y ofrecérselo a las dos mujeres. 

Sospecho que este papel les será más útil a ustedes que a nosotros en las tabernas. ¿Les parece si nos encontramos de nuevo en este mismo lugar dentro de dos horas?

Estaba dispuesta a seguir a Lestrade para conseguir la lista que habían mencionado y con esa idea en mente enlazó su brazo con el del doctor, pero no se puso en movimiento hasta obtener algún tipo de confirmación sobre cuándo se reunirían de nuevo. 

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03/04/2018, 00:42
Doctor Jekyll

Al escuchar hablar a la señorita Halcombe el doctor no tardó en negar con la cabeza. Veía poco probable, desde luego, que alguien inteligente como Cream siguiera en el mismo navío en el que había llegado. Allí era un blanco relativamente fácil y se le podía localizar. Acto seguido se extrañó con las palabras que siguieron. Lo cierto es que no veía claro que las dos mujeres hiciesen mejor equipo a la hora de hablar con marineros de taberna. De hecho no es que las creyese incapaces de librarse de ellos, pero dos mujeres así, como Adler y Harker, entrando solas en tabernas durante la noche, bueno... Sería difícil que fuesen tomadas en serio en un inicio.

—La verdad es que, si se trata de Cream, creo que tendrá mejores escondites que el navío —comentó—. Después de todo conoce Londres previamente. Quedarse donde le van a buscar no parece lo más inteligente. En cuanto a lo otro... 

Miró a Lestrade y a Adler, cuyas aportaciones le habían dejado en un limbo en el que parecía que le tocase decidir a él quién sería su acompañante. No era bueno en eso. Si acaso se habría quedado con Harker, por haber coincidido con ella ya antes, pero esa era la única opción que no estaba sobre la mesa. Pero el doctor ya había pasado con ella esos primeros minutos que tantas veces eran incómodos, esos en los que su falta de disposición a hacer amigos a veces producía situaciones de las que no era consciente hasta que no estaba en medio de ellas. Y a veces ni eso.

Por fortuna Adler pareció elegir por él. Henry Jekyll no llegó a dar un solo paso de momento, aunque sí se sintió ligeramente cohibido por la naturalidad de la mujer.

—Dos horas parece adecuado —comentó antes de dirigirse al inspector, quizá por última vez—. El... ¿El cuerpo seguirá aquí mientras tanto?

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04/04/2018, 03:31
Marian Halcombe

Marian estiró la mano para recibir el salvoconducto que miss Adler facilitaba. Un movimiento de cabeza apenas perceptible fue su modo de darle las gracias antes de guardarse el documento en el bolsillo interior del abrigo.

—Me parece bien, dos horas es un tiempo más que prudente...

La pregunta de Jekyll a Lestrade hizo que sus ojos aguamarinos se posaran en el primero, pero antes de que éste respondiera ella intervino.

—Salvo que encuentren el modo de mantener el cuerpo protegido del agua y las ratas que han de estar ansiosas por clavar sus dientes en lo que para ellas es todo un festín...

No terminó la idea, era innecesario y sabía bien cuál iba a ser la respuesta de Lestrade.

—Inspector, que sus hombres levanten el cuerpo y asegúrense de que no lo corrompan, es probable que necesitemos examinarlo nuevamente.

Tras una fugaz mirada a la pareja formada por Irene y el doctor, fijó su mirada en Mina.

—Bueno, miss Harker, me parece que ya está todo dicho. Usted y yo nos encargaremos de visitar los barcos... espero que tenga un estómago fuerte y que el vaivén de las olas no la indisponga.

El suyo pretendía ser un comentario jocoso, pero el humor de Marian era tanto o más peculiar que ella y no siempre lo que para ella resultaba divertido lo era también para los demás.
 

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04/04/2018, 16:35
Mina Harker

Comenzar por el Vermillón parecía lo lógico, los asesinos en serie se atenían a unas normas no escritas y retorcidas, complejas de descifrar. Si había dejado la moneda, casi con toda seguridad, quería que les guiara a dicho navío. Lo que debían averiguar era si eran un mero señuelo o no; tal y como indico el Doctor en respuesta a Miss Halcombe.

No le sorprendió que Marian Halcombe pareciera preferir la compañía del Doctor, y no la culpaba, pese a su condición le seguía reconfortando tener la presencia de un hombre en el grupo, aunque no puedo evitar cierta decepción, en el brillo de sus ojos, pues con aquel porte de seguridad en si misma y voz autoritaria, sentía cierta curiosidad por la dama.

No tiene de que preocuparse Inspector – contesto ante la advertencia de Lestrade, no representaban a la autoridad, representaban a los opresores, en las sombras, del Gran Imperio Británico. Que para el caso podía ser lo mismo.

Surrey Dock era un laberinto lúgubre y maloliente que no mejoraría aunque se acercasen al Támesis, pero prefería investigar en el puerto que en las tabernas llenas de marineros borrachos. Miss Adler mostro una osadía que a Mina le resulto chocante, cuando tomo el brazo del Doctor para dejar claro su determinación en ir a investigar juntos. No era una antigua, los tiempos estaban cambiando, aún así aquel gesto le resulto algo incomodo. Se encontraba fuera de su ambiente, su zona de confort se reducía a su hogar y zona de “caza”, así se dejo llevar por sus compañeros que parecían estar menos aturdidos que ella en semejante situación, manteniéndose en un segundo plano.

No se sentiría ella misma, o lo que debía ser ella misma, hasta que se alejaran de aquel lugar y de la sangre. Ese pensamiento, sumado a las indicaciones que Mis Halcombe le proporcionaba a Lestrade, le hizo bajar la vista al hombre que yacía sin vida en el suelo haciendo que aquel anhelo regresara a su garganta. Por suerte la mujer llamo su atención al pronunciar su nombre con aquella profunda voz que tenía.

Eso parece - respondió con un leve carraspeo para aclararse la voz, fijando la vista en ella – no creo que eso sea un problema estando atracados Miss Halcombe, además nunca he sufrido de mareos al navegar...- lo cierto es que no comprendía el comentario de la mujer, no dándole mayor importancia

Se despidió de sus compañeros y Lestrade con un leve movimiento de cabeza, acompañado de una sonrisa cortes, antes de seguir a Miss Halcombe.

 

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06/04/2018, 04:20
Inspector Lestrade

El inspector arruga la nariz y parece algo incómodo con los dos comentarios dirigidos hacia su persona. -No necesito indicaciones de cómo hacer mi trabajo Miss. Halcombe. El cuerpo será examinado en otra locación por uno de nuestros especialistas. Con todo lo que eso implica- se veía visiblemente ofendido, pero mantuvo las formas de la manera que mejor pudo.

-Sean cuidadosas camino a los muelles. Hay varios efectivos patrullando los muelles. Si os encontráis en aprietos, gritad. Seguro que algún oficial podrá prestaros asistencia si se da el caso- informa desapasionadamente mientras con la mirada espera luego que Irene Adler y el Dr. Jekyll le sigan, cuando empieza a caminar.

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06/04/2018, 04:25
Narración

Lestrade os lleva hacia un hombre alto con el uniforme de la policía Londinense, y con el distintivo de su rango. Con un saludo formal, Lestrade decide ir directo y al punto. -Sargento Donovan, ¿tiene usted la lista de las posadas que sus hombres fueron a revisar?- pregunta en tono directo.

-Por supuesto. Hay tres posadas cercanas al muelle y algunas más en la periferia. The White Whale, The Anchor y The Thames Bounty. Lugares de paso para marinos extranjeros, en donde se mueven más negocios de dudosa legalidad de lo que nos gustaría admitir- dice el hombre para vosotros, reconociendo vuestra presencia y haciendo pocas preguntas al respecto. -The White Whale está al extremo occidental, más allá del muelle de Albion, cerca a Clarence Street. The Anchor está al sur, por Chilton Street, y a una calle está The Thames Bounty, en Yeoman Street y a unos metros del canal.- explica dando las indicaciones de la mejor manera posible. -Las otras posadas están más al sur, tenemos a algunos efectivos allí también- el sargento habla de forma puntual y precisa y se queda observando vuestra reacción sin sonreír.

Lestrade se encoje de hombros. -Depende de vosotros. Miss Adler, Dr. Jekyll.- dice secamente esperando vuestro comentario. -¿Qué otra información necesitáis?- ofrece reluctantemente.

Notas de juego

Mensajes solo entre vosotros.