Partida Rol por web

Es tu tercer día en este puto paraíso infernal. Sólo te queda la mitad del ron y unos restos de...¿rata? ¿zarigüeya? que habías encontrado muerto en la playa. Hiciste fuego y fue tu cena de ayer. Y será tu comida de hoy. Sea lo que sea.

Al menos la pierna no te duele. Lo mejor que hicieron esos cabrones por ti fue cortártela cuando la gangrena iba a llegarte hasta la polla. Aguantaste la amputación despierto, como un hombre. Eras español y tenías demostrar que huevos no te faltaban. El capitán Drake felicitó tu valía y te sentiste a salvo. Te curaron lo mejor que pudieron y...joder hasta te encajaron una pata de madera para que pudieras volver a caminar. Te sentías puto a salvo, joder. ¿Cuándo se torció todo? Tal vez nunca lo hizo; tal vez sólo querían aliviar su mala conciencia. Sólo dios lo sabe. 

Un día, el primer oficial y dos o tres hombres más dijeron que les acompañases en el bote. Ibais a buscar agua dulce en un peñasco y al menos tu podrías remar. Cuando llegasteis...bueno, te apuntaron con tres pistolas y te convencieron de que era mejor idea quedarte.

Y esa es la gran historia que ya nunca podrás contarle a tus nietos. El gran Sir Francis Drake, abandona-hombres canalla hijo de una mala puta sarnosa. Sin duda os veríais en el infierno. Pero tal y como pintaba la cosa, tu ibas a llegar antes.

Al menos lo del agua dulce era cierto y diste gracias a Dios por ello.

- ¡¡Mil demonios se lleven a ese malnacido!! - grito a los cuatro vientos sentado en la arena- ¡Maldito inglés embustero! Jamás debí haberme juntado con tamaña escoria -me levanto para darle más ahínco a mis palabras- ¡¡Hijo de mil putas!! ¡Charlatan! ¡Sarnoso! ¡Apestoso inglés! ¡En vuestro puto barco encima no sabe cocinar nadie! ¡Cantamañanas! ¡Bobalicón! -cuanto más grito más me envalentono contra los vientos, tanto que en un traspiés caigo de morro sobre la arena.

- ¡Ni patas de palo saben hacer, joder! ¡Seguro que está demasiado larga, la hostia puta! -me saco la prótesis y me toco el muñón, que por suerte ha sanado antes de llegar a esta situación- ¿Y que hago yo ahora contigo? ¿Eh? ¿Cómo coño subo yo ahora por las cuerdas? -me pongo a pensar en el combate, en como me moveré en el fragor de la batalla- Dos espadas y una pierna ¡Ja! Menudo descojono. Que se rían, que se rían... no reirán tanto cuando prueben mi frio acero -apuntando al cielo con su alfanje.

Pasan las horas y el sol calienta cada vez más. Busco un lugar cerca de la orilla pero a la sombra de algunas palmeras. Viendo que los juramentos no funcionan, decido ponerme a rezar.

-Dios mio. Se que tu y yo no hemos sido muy amigos. Lo de no tomar tu nombre en vano... lo llevo mal la verdad... Pero si me libras de esta, Juro por Dios que vengaré de Drake. De ese maldito inglés engreído y asqueroso. Por la gloria de Dios... Amen.

Era el mejor rezo que se le ocurría. Y no era muy bueno.

Tal vez como una burla o como una respuesta a tu plegaria, oyes las gaviotas graznar rítmicamente durante un buen rato. Esas demonias de blancas plumas eran tus únicas compañeras y aún debías sentirte agradecido de que, de vez en cuando, un pez de los que pescaban en la superficie se les cayera de la boca y fuera a parar a tierra.

Va cayendo la tarde y estas refugiado a la sombra de las palmeras, mirando al infinito, rezongando tus fútiles mandiciones, soñando despierto con el día en que te encontrases cara a cara con Drake. Le ibas a meter su contrato de corso por el agujero más oscuro que encontrases en su maldito cuerpo...

De repente, algo te llama la atención. Oyes un crujido de tablas al tiempo que un golpe de aire levanta algo de arena y hace doblar las palmeras. Pero no ha sido eso lo que has oído. Era un sonido que conocías muy bien, en las noches en el barco a veces no se oía otra cosa. 

Se levantas con dificultad y miras hacia donde vino el sonido...detrás de ti, en la espesura, más allá de donde la vista alcanzaba. Aún no te habías introducido tan adentro, el manantial de agua estaba bastante cerca de donde estabas asentado y no habías tenido necesidad de introducirte en tierra.

¿Qué dices? ¿Irás a ver el origen del sonido? ¿O seguirás esperando a que pase un barco y tengas la suerte de que te vea?

Sin nada mejor que hacer, decido ponerme sobre mis dos piernas... "¡Maldita sea! ¿hasta las más mundanas expresiones tengo que cambiar? ¡Diantres!" ...sobre mi pierna y mi pata de palo, y pistolón en mano trato de acercarme al lugar de donde proviene el ruido.

Me acerco con cuidado, tratando de no hacer ruido al romper una estúpida rama que delate mi posición. Me detengo un momento a comprobar el estado de la pólvora. Si el ruido proviene de algún animal salvaje no me gustaría que me fallara en el peor momento.

Decides que ya has pasado suficiente tiempo lamentándote y maldiciendo al capitán, que si había algún dios vengativo o misericordioso que bien quisiera ayudarte o bien fuera a castigar a Drake, ya les habría quedado sobradamente claro tu mensaje.

Te adentras en la espesura y al instante agradeces haberlo hecho porque le vegetación es más espesa allí y aunque la sensación de humedad sigue siendo horrible, también la temperatura es más soportable en cuanto pasas unos metros. No hay un camino ni sendero ni nada que se le parezca pero, por ahora, logras seguir caminando en el espacio que hay entre árboles y arbustos tropicales. La brisa aquí dentro resulta algo más refrescante y casi que sólo por eso te animas a seguir avanzando.

Otro golpe de viento, otra vez ese sonido de tablas, pero ahora lo oyes mejor, es como el sonido de una tabla al golpear con otra, parecido al ruido que haría una contraventana que de choca con su propio marco.

Sigues avanzando en busca de ese rastro y por fin ves lo que lo produce; encuentras una cabaña desvencijada sin cuidar desde hacía muchos años, bastante bien escondida y camuflada entre la espesura. Si alguien la habita no puedes saberlo desde tu posición.

"¿Será posible que tenga yo tanta suerte?" pienso mientras me acerco con cuidado a la pequeña cabaña. Por un lado, estaba deseoso de encontrarse con alguien en esta isla. Si alguien vivía aquí posiblemente significaba que existía forma de salir de la isla de algún modo. Si no hubiera forma de salir, al menos significaba que alguien había podido sobrevivir en esta isla durante suficiente tiempo como para construirse una cabaña. Seguro que tendría viandas frescas, frutas y verduras... tal vez algo de bacalao salado para hacer un marmitako... solo de pensarlo empieza a hacérseme la boca agua.

Por otro lado... "¿Quién vive aquí? Doy muy por supuesto que me recibe con los brazos abiertos y bebemos y comemos juntos... Si alguien ha conseguido sobrevivir en esta isla será con lo justo... Lo más razonable será descerrajarle un buen tiro antes de mediar palabra y quedarme con sus cosas... Bueno bueno Inixio, no te calientes..." pienso mientras voy acercándome con todo el cuidado que me deja mi nuevo amigo de madera de roble y mi vieja amiga la panza oronda. "Vamos a ver quien anda ahí y luego decido donde dispararle"

Te aproximas con cautela, no se oye nada, pero ves que hay una estaca con un trozo de madera clavado en lo alto, como si fuera un cartel. En él veías un pobre dibujo de una jolly roger, la calavera con las tibias cruzadas y logras entender algunas palabras que allí pone, aunque no todas porque no eres uno de esos ratones de biblioteca que aprendieron a leer y a escribir con libros.

Coge (palabras que no entiendes) hermano (más palabras que no entiendes) pero no (palabras que no entiendes) tu parte (palabras que no entiendes) el dinero (palabras que no entiendes)  no (palabras que no entiendes) comer.

 El mensaje resultaba de lo más confuso pero se entendía que allí había comida...o dinero...¿o hermanos? Bueno la utilización de la palabra hermanos junto al dibujo de la bandera pirata sólo podía significar una cosa; la Cofradía de los Hermanos de la Costa. Y eso no podía ser tan malo ¿no?

- Mira Iñaxio, parece k es tu día de suerte -dice mientras avanza decidido al interior de la chabola guardándose la pistola en el cinto- "Coge hermano" eso lo he entendido a la perfección. No me hace falta saber más.

Creyendo que se trata de una invitación en toda regla para no morir de hambre en esta condenada isla y creyendo que ahora mismo nadie se encuentra en su interior entra sin ningún temor. "Seguro que dentro tengo comida para saciar este hambre terrible que tengo". 

Iñixio ha creído entender en el cartel que de lo que hay dentro se coja con mesura, pero a veces es mejor no entender del todo las cosas. Al fin y al cabo, es analfabeto, algún beneficio tiene que tener. No todo iba a ser firmar contratos de lo que no entendía uno un carajo.

Confiado y con más hambre que el perro de un ciego, entras en la cabaña. Si alguna vez alguien vivió aquí desde luego que había sido hacía mucho tiempo. Pero eso no te importa lo más mínimo ahora. El interior es de una sola estancia, el estado de las paredes y el techo es deplorable y la luz entra a raudales por lo que enseguida captas que hay unos cuantos barriles apiñados al fondo, en un rincón. En otro lado hay telas, maderas, sogas...parecían recambios para reparar naves. Al lado de esto había un bulto de telas de vela vieja y al revisar su interior descubres bolas de cañón y mechas...pero nada de pólvora.

Por lo demás no hay mucho que ver allí, pero el lugar ofrecía cierto abrigo del aire y del sol, aunque cuando lloviera estarías igualmente jodido. Pero tampoco podías quejarte...de hecho habías tenido una gran suerte ¿de verdad Drake no sabía que te estaba dejando en una isla llena de suministros? Tal vez le habías juzgado demasiado precipitadamente. O tal vez era un hijo de la gran bretaña y sólo te dejó aquí para lavar su conciencia.

Inmediatamente voy a mirar el contenido de los barriles apilados. Con un poco de suerte puede que alguno contenga algún pescado o carne en salazón. Pero visto el estado de la cabaña y de los aparejos tengo ciertas dudas de que lo que contengan estos barriles sea comestible.

En cualquier caso, mis ojos también se detienen en todo lo que dentro de la "casa" parezca un útil de cocina. Si encuentra algo de comer seguro que podría encontrar algunas raíces o hierbas para darle algo de sabor al cocido. Pero para eso necesita una olla o algo que le haga de olla claro. Las conservas en salazón requieren algo de preparación y no se pueden comer directamente del barril.

En cuanto a Drake se refiere... le entran las dudas, seguro. Puede que Drake supiera de la existencia de esta cabaña. Pero si así era ¿Por que no decírselo claramente? En lugar de eso le dejo en la playa con la pistola preparada para volarse la tapa de los sesos. "No... ese perro inglés me dejó aquí para morir... esta bala será para él y no para mi, si la suerte y los barriles me sonríen, claro está" me digo sonriéndome.

Los barriles no te sorprenden, tal vez sólo por su escasez pero en su interior encuentras lo que ya suponías; un par de ellos son de carne y pescado en salazón, otros dos son de agua dulce...y nada de ron. Ni una gota. Nada de alcohol ni de pólvora en este lugar, estaba claro que los piratas que venían a abastecerse tenían claras su prioridades.

Lo que si te sorprende encontrar, entre los barriles de víveres es una caja de tamaño medio que guarda en su interior un respetable surtido de medicinas, hierbas curativas, vendas y otras sustancias que no sabías muy bien para qué servían que los habías visto utilizar para sanar heridas. Te extraña que no se lo hayan llevado pero supones que es porque quedó medio oculto entre los barriles de provisiones y, al no haber ron para llevarse, tampoco se le prestó la debida atención.

Sea como fuere, no encontraste útiles de cocina ni nada de más valor que lo que ya habías visto en principio. La carne en salazón era asquerosa de comer así a palo seco pero era mejor eso que morir de hambre ¿no? Y lo de cazar estaba visto que no iba a ser tu fuerte...podías sacudir un tanto cada trozo de carne antes de metértelo en la boca para quitarle un poco de sal pero...mejor que ocurriese un milagro. Y pronto a ser posible.

Siendo la carne tan salada es prácticamente imposible de comer. Siendo ducho en artes culinarias diversas, busco una manera de quitarle la sal de la mejor manera que encuentro. Con agua de sal.

Alguno diría que por que no usar el agua dulce para ello. Claro, mucho mejor sería si uno tuviera una fuente de agua que a la que pudiera volver siempre que quisiese. Pero teniendo agua tan justa y quien sepa para cuanto tiempo la iba a necesitar, mejor usar una fuente de agua inagotable como era el mar.

Para ser más rápido y sencillo el desalado, machacho la carne entre dos piedras. Esto suelta las hebras, ablanda la carne y hace que la sal se rompa (eso solía decir mi madre al menos). Con la carne machacada y en tiras la pongo en unos palos que me llevo a la horilla para poner a remojo. Busco un lugar poco arenoso, con rocas a ser posible, para no llenar de tierra la carne. Como tengo tiempo, me fabrico una rudimentaria lanza de madera, por si algún pez curioso se acerca a la carne y matar dos pájaros de un tiro. Cena y desayuno.

Pero como las cosas no cambien en un futuro cercano... mis días aquí están contados. Pero pienso hacer todo lo que esté en mi mano para que esa cuenta sea la más larga posible.

No te va mal el truco, logras sacar la mayor parte de la sal de los trozos que vas comiendo y tras lavarlos, aunque fuera con agua salada, no resultan tan horribles de masticar y tragar. También tienes suerte con el asunto de la pesca, de vez en cuando algún idiota se te pone a tiro y lo pasas de lado a lado*. Parece que Dios te daba una de cal y otra de arena...bueno, muchas de arena.

Gracias a la desvencijada cabaña estabas algo más a cubierto del sol y del aire. El frío no sería un problema pero todo lo demás si lo era. Más te valía encontrar una manera de salir de aquí y pronto...tarde o temprano se te acabarían los víveres y también echabas de menos el ron. El ron y hablar con alguien, la verdad. 

Unos negros y amenazantes nubarrones empiezan a cubrir el cielo en la madrugada del quinto día. Pinta como una tormenta...y no pequeña.

La pesca por suerte se da bien. Solo con la carne salada iba a ser una existencia muy triste. Preparo fuego a la luz de las estrellas. Como no tengo forma de hacer un cocido preparo la el pescado con fuego indirecto: Se prepara un buen fuego, pero no muy vivo para que no achicharre el pescado; Con unas ramas se ensarta el pescado y se coloca a una distancia prudencial del fuego, de modo que el calor no le dé de pleno y permita que la carne se cocine pareja; Con una hoja de palma o similar, se humedece la carne de cuando en cuando con agua de mar, de manera que sirva también de aderezo. En una piedra caliente preparo unas raíces que he encontrado bajo algunas palmeras. "Mecawen la mar... como de limitado estoy sin tener una holla..." pienso mientras humedezco también las raíces con agua de mar.

Ceno a la luz de la lumbre y las estrellas. Miro la Estrella Polar (que es la única que soy capaz de identificar) y le canto una vieja canción que me cantaba mi madre de pequeño"

... zergaitik zergaitik zergaitik ZER GAI TIIIIIK,

zergaitik negar egin

zeruan izarra dago

Itsaso aldetik...

- Esto sería mucho mejor con un poco de grog ¡demonio! ¡Maldito ingles! ¡Malasangre, malparido, hijo de una perra! ¡Mal tuerto te mire y mil rayos te partan! -con el puño en alto sigo rezando mi retahíla de bendiciones para Drake.

Unos negros y amenazantes nubarrones empiezan a cubrir el cielo en la madrugada del quinto día. Pinta como una tormenta...y no pequeña.

- ¡Con que esas llevamos, eh Dios! ¡Yo te rezo y tu me jodes! ¡Bien jodido además! -digo mientras recojo el chiringuito que tengo montado en la playa para llevarmelo a "cubierto" al interior de la caseta.

La caseta se encuentra en un estado deplorable. No tengo tiempo como para arreglar ahora las cosas "¡Me cauen mi puta calavera! no se me ha ocurrido adecentar un poco esto... pero joder, que se ponga a llover justo ahora... ni que fuera esto Guetaria ¡La hostia!" pienso para mi mientras trato de arreglar el techo de algún modo. Las hojas de palma son bastante útiles en estos casos. Uno mi alfanje para cortar unas cuantas ramas y ponerlas sobre el techado, al menos mientras la tormenta me lo permita. Si tengo tiempo, trato de atarlas con lianas o ramas más delgadas para que no se vuelen.

Las nubes se arremolinan con gran furia, apagando la luz del sol como una amenaza terrible, el viento comienza a soplar, mueve las hojas de las palmeras y...nada. Al final Dios te ha sonreído, pasaste varias horas acojonado, rezando en tu idioma natal a espíritus cuyos nombres ni conocías...y algo debió surtir efecto porque la tormenta tal como vino, se fue, dejando a su pasa nada más que una llovizna algo molesta y algo de viento, lo cual no te pareció tan terrible porque al menos refrescó el ambiente. Ahora tus ropas estaban algo húmedas eso sí, pero nada que un poco de sol al día siguiente no pudiera solucionar.

Te sientes afortunado de estar vivo, tal vez el destino tenga algo peor reservado para ti.

Salgo a ver el Sol y a dar gracias por seguir vivo y de una pieza:

- Eskerrikasko* Dios, Urtzi, Eki o quien cojones me haya quitado la tormenta de encima. Se que también vosotros ansiáis venganza del jodido inglés. No os fallaré, os entregaré su cabeza en bandeja de plata, su corazón ensartado en una pica y su miembro en un botijo.

Las bendiciones del Dios o de los dioses a los que les has caído en gracia te han traído mayor fortuna de lo que imaginabas pues, con las primeras luces del alba, mientras estás en la playa desalando unos trozos de carne para desayunar, avistas un un bergantín en el horizonte.