Partida Rol por web

Taller de relatos cortos

Relato D4J2

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11/02/2013, 10:35
Donbarbosa

-Metrópolis-

Cuando, por pura casualidad, me topé en neorred con aquel artículo sobre Metrópolis, mi vieja pasión por la arqueología se despertó de nuevo y decidí dedicar mis siguientes vacaciones escolares a visitar la desolada estepa septentrional que había albergado, antes del enfriamiento global, al corazón político y financiero del planeta.

Las fotografías de satélite mostraban las monstruosas ruinas de un conjunto  arquitectónico que parecía responder mejor a leyes puramente biológicas que a las del urbanismo planificado, como si todo aquel viejo conjunto residencial, industrial y comercial hubiera crecido más por la colisión de intereses particulares que por algún tipo de ordenamiento orientado al bien común.

Víctima de un primitivo sistema económico conocido como “capitalismo”, la colosal urbe que, según cuentan, en sus mejores tiempos había llegado albergar a casi la mitad de la población planeta, comenzó un lento pero imparable declive cuando la inmensa mayoría de sus habitantes, desalentados por los ominosos índices de corrupción, polución, y desempleo, decidieron, sencillamente, dejar de traer hijos al mundo para que reprodujeran sus miserables formas de vida. De esta manara, Metrópolis se fue convirtiendo en una ciudad fantasmal, no solo por el número cada vez mayor de barrios deshabitados y abandonados al desgaste del tiempo, sino sobre todo por la indolencia de sus habitantes, enfermos de una oleada de pesimismo que los historiadores denominaron la “edad de la desesperanza”.

El sector meridional de Metrópolis (si es que aquel informe coglomerado de asfalto y ladrillo pudiera ser dividido en algo similar) había sido concebido como parque temático.  Sin embargo, yo tenía claro que no deseaba formar parte uno de aquellos paquetes turísticos que incluían la proyección a una velocidad anormalmente lenta de imágenes bidimensionales, la asistencia a un primitivo espectáculo deportivo en el que unos hombres en ropa interior empujaban con los pies un cuero inflado para introducirlo dentro de unas mallas, e incluso, para los más valientes, en la ingestión de vegetales al natural. Ahora que había llegado hasta allí, lo que quería era adentrarme en aquel entorno de pesadilla para comprender mejor cómo había sido posible que nuestros antepasados fueran capaces de sobrevivir más de medio milenio con aquel un modo de vida.
No fue fácil convencer a las autoridades para que me concedieran el permiso, pero tras varias horas de espera pude convencer al comandante a cargo del distrito de que mi trabajo como docente justificaba aquella expedición. Después de rellenar una declaración jurada en la cual reconocía haber sido advertido de los peligros a los que me sometía y eximía al gobierno de cualquier tipo de responsabilidad, pude montar al fin en el propulsor y emprender el viaje que cambiaría definitivamente mi vida.

Lo que vi hizo que me arrepintiera nada más entrar en aquel laberinto. A ambos lados de las avenidas de asfalto e impidiendo que la vista se pudiera extender hacia el horizonte, se erguían como colmenas bloques de viviendas divididas en minúsculos apartamentos en los que, al parecer, habían llegado a vivir hacinadas hasta cuatro o cinco personas. Lo más incomprensible era cómo aquellas gentes podían haber llegado a dedicar más de la mitad del exiguo salario que percibían por extenuantes jornadas de más de cuarenta horas semanales para poder pagar el derecho de habitar en uno de aquellos reducidos espacios sujetos a la más salvaje especulación.

Tras imaginar la clase de seres que podrían haber vivido allí, me estremecí ante la idea de encontrarme con uno de aquellos que, viciados por la degradación moral de hábitat, se habían negado a someterse a las regulaciones del nuevo estado mundial en materia de higiene, trabajo y control de la natalidad para continuar viviendo entre las ruinas de la ciudad maldita y conservar sus abominables costumbres de reproducción natural e ingesta de carne animal. Pero, privados por una parte de la educación y la ciencia y por lo tanto incapaces de desarrollar una industria alimentaria compleja como a nuestra, y por otra condenados a vivir sobre aquel suelo de asfalto, no podrían obtener  proteínas cárnicas si no era de los repulsivos seres que se decía que habitaban en el infecto sistema de alcantarillado: ratas antropomórficas, según algunos zoólogos, u homínidos ratimorfos según otros que no descartaban el canibalismo entre las prácticas habituales de aquel linaje  de nuestra propia especie que no podíamos sino contemplar con repugnancia.

El resto de mi incursión me permitió contemplar también los viejos polígonos industriales de antes de la robotización, en los que cientos de obreros se alineaban a lo largo de opresivas cadenas de montaje desempeñando trabajos más propios de una máquina que de un ser humano.

No habría pasado ni media jornada cuando ante mis ojos apareció, al fin, la horrible imagen que haría que renunciara a seguir explorando los secretos de aquella deplorable civilización: al fondo de una monstruosa avenida afeada por lo que antaño fueran gigantestos paneles publicitarios de bebidas gaseadas y multinacionales financieras, me topé de lleno con el vertedero de la región. Aunténticas cordilleras de residuos procedentes de varias generaciones se amontonaban sin el menor criterio paisajístico y mostraban a las claras las consecuencias de aquella anárquica barbarie. Y sobre ellas, pude distinguir a la rojiza luz del ocaso las siluetas de un grupo de niños escarbando entre la inmundicia con la esperanza de encontrar alguna desechada antigualla, seguramente para venderla a cambio de algo con que llenar sus estómagos antes de dormir.

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15/02/2013, 17:23
_Ameyal_

FORMA Una narración excelente, con un rico lenguaje y sin faltas de ortografía. Excelente puntuación, tuve una pulcra lectura. (5) CONTENIDO Siento que le convendrían algunos detalles respecto del personaje pero en general me gustó, especialmente al momento de usar la frase del desafío. (4) COMENTARIO PERSONAL Me ha gustado mucho leer este relato y eso que en principio pensé que me iba a aburrir porque no suelen ser lo temas que leo^^. Todo lo expuesto arriba es de mi humilde opinión y no soy experta en nada, el escritor sólo tiene que sentir lo que escribe y aquí me parece verlo reflejado. (5)

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16/02/2013, 15:08

FORMA

Gran forma del contenido, y eso me lleva a poner un 4 esta vez.

CONTENIDO

Gran atmósfera generada en este texto, llevándome de vuelta a esta ciudad futurista :)

Un 5

COMENTARIO PERSONAL

Le doy un 5, ya que me ha gustado la historia, y es bastante amena, y aunque es largo, es de fácil lectura, y se hace de un tirón.

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17/02/2013, 16:50
Paladin Taza

CONTENIDO 3

Se trata de un relato descriptivo que pretende criticar los excesos y contradicciones de nuestra civilización en un futuro posible. Para mi gusto le falta algo de acción y sorpresa. A pesar de esto, resulta interesante fundamentalmente por la peculiar visión del narrador, que desnuda la naturaleza de un futuro del que no se habla de forma explícita.

FORMA 3

La escritura es bastante neutra, incluso diría que algo fría y desapasionada, pues tiene un cierto toque analítico. Entre los puntos negativos, he detectado varios errores que denotan que no se ha repasado el texto a fondo:

"[...] albergar a casi la mitad de la población planeta [...]".

"[...] no deseaba formar parte (de) uno de aquellos paquetes turísticos [...]".

"[...]aquel un modo de vida[...]".

Sin embargo la lectura es fluída y amena.

COMENTARIO 3

La lectura resulta agradable y amena, aunque apenas haya acción y no se trate más que de la descripción de las sensaciones que experimenta un narrador que observa directamente el antiguo escenario de una ciudad colapsada sobre sí misma.

Aparte de algunos errores cometidos, entre los puntos negativos destacaría que, tanto el contenido como la forma, parecen haberse inspirado en "Un mundo Feliz", de Aldoux Houxley.

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19/02/2013, 00:12
Donbarbosa

Pues la verdad es que no he leído esa novela. Si hay algún punto en común será pura coincidencia.