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Taller de relatos cortos

Relatos independientes

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30/04/2013, 21:42

Relato corto, la bruja de Comorrag.

No duden, damas y caballeros en ser brutalmente sinceros en sus criticas y opiniones.

 

-¿Solo esto? ¿Esto es todo lo que tenían para ofrecernos?

Las palabras de Tanithra reverberaron en la sala de mando del bunker principal donde apenas unas horas antes la actividad había sido frenética. Los oficiales asistentes y comandantes seguían ahí, mas o menos.

-¿Acaso ves a alguien más, niña?

Tanithra se estremeció ante la leve reprimenda de su ama, la señora de los fosos de gladiadores, Lelith Hesperax. Su bello rostro mostraba un gesto de aburrimiento mientras observaba con gesto lánguido los restos del comandante imperial August Spet. La gran eldar se encontraba reclinada sobre el que antaño había sido el asiento de mando de los imperiales. Su piel de alabastro parecia esculpido por un antiguo Dios Eldar. Curvas sugerentes y pequeños retazos de armadura que apenas tapaban lo justo dejaban ver una piel lisa y perfecta, sin la mas leve herida o rasguño. Su largo cabello tenia un color morado del que destacaban como estrellas pequeñas piezas de plata con forma de ganchos. De vez en cuando se lamía distraidamente la sangre fresca que corría por su cuerpo pálido, inmaculado.

La resistencia del planeta había consistido en varios batallones de guardias de defensa planetaria, apenas un par de millares; así como un par de escuadrones de vehículos ligeros que no había supuesto ni el botín ni la pelea digna que las brujas de la cábala ansiaban desde hacía tanto tiempo.

Llevaban mas de un año surcando las estrellas. Más de un año de cacería desde el desaire que sufrió Lelith a manos de su ultimo juguete. El desdichado era el atual lider de los ícubos del mismísimo Asdrubal Vect. El muy loco había presumido de que en un combate real, lejos de las arenas, Lelith no sería rival para ella. Al presentar su cabeza ante su superior, Asdruval había reido y había señalado a la bruja como la más grande de las asesinas. Ese día corrio el vino y se festejó en el culto de brujas como pocas veces se había echo.

No obstante Lelith había sido desterrada de Comorragh durante 3 años por asesinar a un miembro del sequito de Asdruval. Por que nadie, bruja o señor de las bestias, eldar o humano, puede matar una posesión del señor de la cábala del corazón negro sin sufrir las consecuencias.

-No, mi ama. Solo... esperaba que fuera algo más.

Tanithra sabía que su ama ansiaba volver a las arenas. Su vida residía en el espectáculo, en ser admirada y aclamada por el pueblo corrompido. No había gloria en saquear puestos mineros de los mon keigh. Llevaba mas de trescientos años sirviendo como su esclava personal, tras ser vencida en un combate ritual, la anterior sucubo Tanithra aceptaba la superioridad de su ama con resignacion y envidia. Nadie había siquiera rozado a su ama en todo el tiempo que llevaban juntas.

-Tranquila, Tani. Algo me dice que las cosas van a cambiar muy pronto... -Susurro Lelith con una media sonrisa dibujada en su hermosisimo rostro.

Como si la disformidad se rindiera al aburrimiento de Lelith, un pitido surgió del comunicador de Tanithra.

-"Hemos perdido el contacto con las escuadras 3, 5 y 12. -Anunciaba la bruja- Esperamos ordenes Tanithra"

La ex-súcubo frunció el ceño. El enemigo había sido borrado de la base. No había refuerzos factibles a mas de 1 semana del espacio disforme. Era imposible que nadie pudiera haber previsto el ataque, ya que ni las brujas de mas alto rango de la compañía de Lelith sabían hacia donde se dirigían.

-Mi señora, hace un rato que tres de nuestras escuadras no dan señales de vida. ¿Que ordenas?

-Preparaos, Algo me dice que hemos encontrado algo interesante por aquí.


A apenas un par de metros, separados solo por una gruesa capa de rococemento, una figura oscura se levantaba. Una rasgadura perteneciente a la más negra pesadilla retiraba las hojas de su cuchilla relámpago del cuerpo inerte de una bruja eldar oscura. Un simple susurro surgió del interior de la figura.

-Preparaos aves de tormenta. Llegamos tarde a la fiesta, y es la hora del baile.

Notas de juego

Este relato lo escribi hace ya algún tiempo para una pagina web de Warhammer 40K. 

Esta basado en un personaje que me gusta mucho llamada Lelith Hesperax, de la raza de los retorcidos Eldars oscuros.

Subo unas imagenes suyas por si no os a quedado muy clara mi descripcion.

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29/06/2013, 20:59
Sólo para el director

Croa y los 9 reinos.

Capítulos 1. Al rescate y las Celdas del rey tirano.

Erase una vez, en un mundo oscuro, de los que no suelen salir en los cuentos de hadas, un pequeño cofre dorado, cuyo interior era guardado en lo alto de una torre de forma muy celosa por el Rey del reino. Nadie, excepto el mismo Rey conocía el contenido de dicho cofre, pero las leyendas del lugar hablan de algún tipo de objeto mágico capaz de llevar a cabo las proezas más imposibles, y es por ello que muchos habitantes del reino estaban convencidos que ése cofre era el secreto del gran poder del Rey.


En las aldeas cercanas al castillo convivían numerosos tipos de seres, quienes bajo el gobierno del malvado Rey, atravesaban un duro momento, ya que su tiranía no les permitía conseguir alimentos para sus familias pues estos les eran arrebatados por los terribles secuaces, quienes además de hambruna provocaban robos, caos e injustos encarcelamientos.
Y es aquí donde empieza nuestra verdadera historia, la historia de Croa, un pequeño gnomo quien el día de su enlace con Marri, su amada desde que ambos florecieron en bosques vecinos, le fue arrebatada de sus brazos por el capitán de la Guardia Negra por esconder una pequeña alianza hecha de un pequeño mineral extraído del propio bosque, que pese a no tener ningún valor económico se distingue por sus altos reflejos rosáceos. La alianza era el regalo de enlace de Croa, pero nunca llegó a sus manos.


Croa no estaba dispuesto a dejar a Marri a su suerte, por lo que a las pocas horas preparó su pequeña bolsa dispuesto no sólo a ir en busca de Marri, sino a acabar con el sufrimiento de su pueblo y la tiranía del Rey.

Desgraciadamente, al poco de partir, comenzó a caer una potente lluvia como jamás se había visto en el reino. El pequeño Croa tuvo que volver a su hogar en consecuencia y presenció cómo no dejó de llover durante veinte días con sus veinte noches. Las calles estaban inundadas hasta la altura de las ventanas y se empezó a hacer vida social y comercio en los tejados de las viviendas donde habían dispuesto toldos de todos los colores. Todo el mundo sufría por esta situación, pero ninguno como nuestro gnomo que agonizaba pensando en los tormentos que debería estar viviendo su amada.

Mientras tanto, en el castillo del malvado rey, Marri se pudría en una celda sedienta y hambrienta, mugrienta, sin saber si era de día o de noche, aguantando las vejaciones y abusos de los carceleros. Se preguntaba dónde estaba su amado, dónde estaba Croa, ¿por qué no iba a rescatarla? ¿Por qué permitía que sufriera tanto?

Finalmente, siempre acaba volviendo la calma, pasando el temporal, y así fue como igual que vino la lluvia, se acabó marchando. Sin dejar correr un segundo, Croa se colgó su bolsa al hombro y salió hacia el castillo. Caminó durante tres horas por las aún encharcadas calles hasta llegar a la puerta del castillo, donde... dos guardias le impidieron el paso. Pero Croa no se iba a rendir tan fácilmente: cogió carrerilla y arremetió contra los guardias pensando que era capaz de derribarlos. El pobre iluso fracaso, pero... al menos se reunió con su amada cuando le enviaron a los calabozos a pudrirse.

Y allí se encontraba nuestro héroe Croa, encerrado en un calabozo con su amada en la reja de enfrente. Intentaron darse la mano pero los brazos apenas llegaban a tocarse. La pobre Marri, pese a que su amado había llegado a rescatarla, no era del modo que hubiera imaginado, pero al menos podía verle al fin después de tanto llorar y esperar, mientras la tristeza invadía el corazón de Marri, al recordar todas esas noches en las que se pudría en la celda esperando a su amado.

Empezó a llorar de nuevo, pero esta vez era diferente, eran llantos de alegría y a la vez desesperación al estar tan cerca de Croa y no poder hacer nada. Al ver a su esposa llorar, se armó de valor y empezó a ingeniar un plan para ambos poder escapar. En su celda se encontraban dos personas, un enano llamado Korn y un Orco un tanto peculiar llamado Tim, que tenía aspecto de inteligente, amable y poco salvaje. Trato de hablar con ellos, mientras le contaba toda la historia y les intentaba convencer de que le ayudaran a derrocar al rey tirano del reino. Al principio se rieron del pequeño Croa, pero este, soltó tales palabras de ánimo y rebeldía que calarían hasta el corazón de los más insensibles.

Korn y Tim contaron su historia. El enano había sido desertado de su pueblo natal y la Guardia negra lo pilló mientras robaba pan en una tienda, puesto que se moría de hambre y no tenía nada para comer. El orco Tim, en cambio la milicia del rey tirano arrasó con todo el pueblo orco, que aunque pacíficos y sin causar problemas, el rey los veía como una amenaza en potencia y decidió cortar el problema a su manera y por lo sano, de raíz.

Así que los 4 con deseos de venganza y amistad, decidieron escapar de allí y liberar al reino de la tiranía. Todo empezó cuando Croa fingió una enfermedad muy grave mientras pedía ayuda, entonces el guardia se acercó a la reja, vio a Croa retorciéndose de dolor y decidió entrar mientras abría la celda. Y ahí fue cuando intervinieron Tim y Korn...

Por la espalda, el enano y el orco emboscaron al carcelero y le arrebataron su llavero y espada. De inmediato, los tres se encaminaron a liberar a Marri y emprendieron el camino hacia la escalera que les conduciría a su salvación... pero, en realidad, no hizo más que conducirles a las estancias de los guardias. Allí, se vieron ampliamente superados en número y tuvieron que rendirse a su destino.
 

Nuestros cuatro protagonistas fueron encerrados de nuevo no sin antes recibir siete latigazos cada uno. Además, se les tuvo cinco días sin pan ni agua. La situación empezaba a ser desesperada...
 

Al segundo mes de encarcelamiento, se llevaron al orco Tim. Mientras lo arrastraban por el pasillo, los guardias se iban jactando de lo bonita que iba a quedar su gorda cabezota en una pica. Dos semanas después, lo peor que podía ocurrirle a Croa se hizo realidad: se llevaron a Marri. El gnomo y el enano estaban tan débiles que apenas pudieron más que jadear y arrastrarse hasta sus barrotes para pedir clemencia por ella.
 

No obstante, Merri no sufrió el mismo destino que Tim...
El malvado rey había recibido la visita de un embajador muy importante de otro reino y quería complacerle haciéndole un regalito. Cogió a varias mujeres de todas las razas de sus mazmorras o raptándolas de las aldeas y ciudades y le presentó un surtido del que podría escoger a tres como sus concubinas. Entre las “afortunadas”, estaba la gnoma.
 

Marri pensó que ahora su destino iría a mejor, que no sufriría, que la tratarían bien, pero no sabía cuánto se equivocaba. El embajador era tan malvado como el rey y se dedicaba a torturar a sus mujeres para sentir placer.

Croa y el enano se encontraban inundados en la desesperación de verse atrapados en aquella celda. No obstante, el enano recordó que uno de los guardias le debía un favor, y los enanos siempre cumplen sus tratos.

-psss psss, oye tú, Peri, ¿te acuerdas de mí? -  le dijo el enano a uno de los guardias.

Éste lo miró con una extraña sonrisa. -¿Cómo te voy a olvidar pequeño?

-Recuerdas mi favor, me debes uno cuando te ayude a alimentar a tus hijos, debes devolvérmelo y sacarme de aquí -susurró entre los barrotes.

-Pequeño, no te puedo sacar-dudó un poco- pero te debo una. Esta noche traeré algo para ti y me llevaré al otro guardia conmigo y unas copas de vino, tendrás unas 2 horas para apañártelas, no puedo hacer más por ti.

-Aquí estaremos pues...- dije con cierto aire sarcástico.

Llegada la noche el guardia apareció por la puerta y le dio con disimulo un pequeño pico con el nada más quedarse solos empezaron a picar la pared en busca de algún conducto por el que salir. Y así fue, pues los respiraderos de la torre estaban justo allí detrás, y en poco más de una hora lograron hacerse un pequeño hueco donde meterse.

El enano ya estaba dentro y había vislumbrado el pequeño túnel, por desgracia el cambio de turno se había llevado a cabo, y Croa aún no estaba del todo introducido, quedando al descubierto parte de su cuerpo que fue visto por el nuevo guardia que entraba en la mazmorra.

-Alto, escapan, escapan!!!-gritaba sin cesar el guardia.

La piel de Croa se erizó cual felino mientras gritaba al enano.
- Nos han descubierto! Ayúdame a salir de aquí.
Por el otro lado, el enano agarró las piernas de Croa y tiró con todas sus fuerzas. Los guardias abrieron la jaula y se acercaron rápidamente. Cuando estaban a punto de detener al gnomo, éste se escabulló por el orificio ayudado por la fuerza de su ex compañero de celda.
Cayeron a los pies del castillo y los dos eran conscientes de que les quedaban pocos segundos antes de que los guardias llegaran abajo.
- Sígueme, rápido - dijo el enano.
Croa no lo dudó ni por un segundo, ya que aquella criatura podía haberse escapado dejándole cautivo y sin embargo, había preferido quedarse a ayudarle.  Corrieron juntos hasta llegar a las murallas del castillo, los pasos apresurados de los guardias se acercaban cada vez más y cuando Croa creía que ya no tenían escapatoria, Korn dio un golpe con su pie a una de las piedras del suelo en un punto estratégico y esta se abrió dejando a la vista un pasadizo subterráneo.
Croa no daba crédito. Korn, desde luego, estaba preparado para escapar. Ahora ya estaban a salvo, pues los guardias no habían alcanzado a ver el lugar por el que se escabulleron.

Capitulo 2. Los pasadizos y la ciénaga de Korn.

Llevaban caminando unos minutos por aquellos pasadizos que el enano parecía conocer a la perfección, cuando al fin Croa recuperó la respiración y pudo articular la primera palabra.
- Gracias. Me has salvado la vida. Primero el guardia, luego los pasadizos… estoy asombrado.
Korn asintió a su agradecimiento, suspiró y comenzó a hablar
- de nada, compañero. El pueblo de los enanos, como otros muchos, lleva muchos años pasando hambre y nos vimos obligados a construir estos pasadizos para conseguir comida y poder sobrevivir.
Croa escucha atento el relato, pero entonces, recuerda a su amada.
- Marri… tengo que salvarla.
- Tranquilo - dijo Korn - tú y yo solos no podemos hacer nada, necesitamos ayuda. Vamos a buscar a mis amigos. Según mis informadores, deben estar ya preparados y hambrientos de sangre real. Llevamos años preparándonos para combatir al rey. Vamos a mi ciénaga a buscarles, allí terminaré de contarte la historia y juntos podremos volver todos a matar al rey y salvar a tu amada.

Croa, una vez más, no dudó ni por un segundo en hacer caso al enano y seguir sus pasos.

Llegaron a la ciénaga. Una zona húmeda, llena de calas y otro tipo de vegetación de humedales. Aún tuvieron que sumergirse en una pequeña charca que les llevaba a través de un pasadizo por debajo del agua de apenas unos metros, y al asomar la cabeza del agua sus ojos no podían creer lo que allí vislumbraban.

Un enorme castillo, que aunque hecho a base de barro y cañas no perdía su gran majestuosidad. A los pies del castillo un sin fin de guardias armados con lanzas que parecían hechas de un material parecido al bambú.

Poco a poco presentaron a Croa en una sala más grande que el resto. Con un trono al fondo hecho de un material reluciente como el oro, y en él un personaje algo distinto de lo que esperaba... era un anfibio, mitad rana mitad hombre...

-Qué extraño Korn, esperaba encontrar algunos de los tuyos, no... No encontrarme con una rana gigante- dijo Croa sin intención de causar ningún malentendido.

-jajajaja!!! ¿Rana has dicho? que gracioso el gnomo este -dijo mientras se levantaba el enorme anfibio.- Mi nombre es Jolbert, rey de los hombres anfibios, y te aseguro que soy mucho más poderoso que cualquier rana que te hayas cruzado en tu camino...

-Discúlpele mi rey - me excusó Korn- no sabe quién es usted.

-No te preocupes fiel vasallo - añadió el rey Jolbert- soy el rey de esta ciénaga, el único reino libre en esta tierra. Lejos de las asquerosas manos de ese que en la otra parte d la ciénaga vosotros llamáis Rey. Hace muchos años hubo una guerra, una en la que nuestras fuerzas eran las más poderosas de la zona, pero fuimos traicionados, traicionados por los malditos nigromantes y derrotados en batalla. Nos vimos obligados a replegarnos a esta ciénaga junto con algunos orcos que nos apoyaron. Por suerte nuestras reservas de oro eran muy altas, por lo que pudimos firmar una tregua con ese malnacido que se hace llamar Rey, y así conseguir sobrevivir mientras nos rearmamos para nuestra venganza.

-Pues vuestros momento ha llegado...- añadió Croa con aire interesante...

- "Así que traición ¿eh? ¿Qué os paso con los nigromantes?" - Dijo croa con cara de interesado.

- "Veras pequeño, era una época oscura, el reino estaba dividido en varios, cada uno gobernado por un rey y raza. En aquel tiempo era normal que mucho de ellos fueran liderados por un rey tirano, malvado y muchas veces odiado. La gente de todas las razas no podía mas, pese a que vivían todas las razas en los 9 reinos, apenas podíamos alimentarnos bien y llevar una vida tranquila. Por ello todas las razas de los reinos hicimos un pacto con unos nigromantes del continente helado del norte, prometiéndonos libertad, como la que ellos tenían sin reino.

A la hora de la verdad, y en plena batalla en frente del reino humano, nos dimos cuenta por desgracia de que los nigromantes habían pactado con el rey humano y en plena batalla nos masacraron, a casi todos los que nos alzamos de todos los reinos en batalla. Esto hizo que más de un cincuenta por ciento de la población pereciera, excepto el reino humano pues estaba aliado con los nigromantes. Esto dio lugar a que al ser el reino con más población, se hiciera con los 9 reinos. Desde entonces las 8 razas hemos logrado sobrevivir como hemos podido, la mayoría trabajando y gobernado por el tirano, mientras hemos visto como ese rey hacía lo que quería y sin nadie que pudiera pararle los pies.

Pero eso fue cosa del pasado, ya han pasado casi 50 años y nos preparamos para la batalla. Estamos intentando reunir los 8 reinos de nuevo para lograr lo imposible, la liberación del rey tirano y recuperar lo que es nuestro."

- "¿Y qué razas son esas, de que se componían los 9 reinos, Jolbert? - Dijo croa impresionado por la historia de su mundo que desconocía.

- "¿Que te enseñaron de pequeño, hijo?" - Dijo con cara de enfadado. - "Los enanos, los orcos, los anfibios, los gnomos, los trolls, los elfos, los medianos, los hombres bestias y los humanos. Ya hemos contactado con cuatro de ellos, los enanos, los orcos, los elfos y los medianos. Ahora falta la parte más complicada. ¿Nos ayudaras pequeño croa?..."

Croa miro al rey unos instantes, después al salón, y finalmente a su amigo Korn. Pensó en su amada desaparecida, en su amigo orco perdido en el camino, en el hambre, el dolor, la oscuridad y el maltrato. Volvió su vista al rey de nuevo y con gesto firme afirmó:
- Es hora de que paguen el precio de la traición.

Durante los días siguientes, los líderes que pertenecían a la rebelión se reunieron a parlamentar incesantemente sobre cuál sería la estrategia adecuada a seguir. Finalmente, llegaron a la conclusión de que debían seguir reuniendo a más aliados por un lado, y enviar a alguien con los pies ágiles al castillo secreto del rey maligno para robar la fuente de su poder, el objeto que hace que los demenciales liches, nigromantes del hielo, lo obedezcan: el Cofre de las Ánimas.
Korn sería enviado como emisario a los reinos troll y los reinos de los hombres bestia para convencerlos de unirse a la causa de Jolbert. Un nuevo amigo mediano llamado Jiflun se encargaría de recorrer os reinos humanos incitando a sus ciudadanos a levantarse contra las autoridades desde las sombras. Finalmente, Croa, uno de los pocos gnomos del mundo, famosa raza por su astucia, inteligencia y sigilo... debería conseguir el cofre.
Al principio, la misión le pareció un auténtico suicidio, pero después reflexionó que así podría enterarse de dónde estaba su amor y rescatarla, por lo que dio su beneplácito.
A lo largo de las dos siguientes semanas, cada héroe estuvo finiquitando sus asuntos pendientes y preparando el macuto antes de su partida. El penúltimo día, Croa había quedado con Jolbet para informarse mejor de su misión. Tras un rato conversando, una frase resonó en todos sus dominios:
- ¡¡¿¿QUÉ ESTÁ EN MEDIO DE UN VOLCÁN??!!

Croa no podía creer sus palabras. ¿En serio un volcán? ¿Estaban locos? Lo peor de todo no fue eso, sino que el volcán se encontraba en una isla apartada del continente, al norte, muy al norte, atravesando el océano. Al parecer el plan era viajar hasta las heladas tierras del norte, una vez allí, aprovechando que casualmente los trolls viven allí, convencerlos para que se unan a la causa. Como nadie sabe hablar el idioma troll, vendría con nosotros un interlocutor, un orco bastante amigable llamado Trunke, que era tan listo que sabía varios idiomas. Una vez convencido a los trolls, deberían ayudarnos a cruzar el océano y con su ayuda adentrarnos en la isla maldita, arrasando si hiciera falta con los nigromantes, ya que seguramente el volcán estaría protegido.

- "¿Y una vez lleguemos al volcán?" – Dije preocupado, asombrado por el plan que tenían montado y preparado para que yo lo hiciera.

- "Pues… ¿No te lo han dicho?... Verás, el orco llevará consigo una flauta mágica, un instrumento musical con el cual deberá tocar una melodía que solo él conoce. Esto hará que el volcán se active… ¡Pero no te preocupes no lo hará instantáneamente! Cuando la música suene un túnel aparecerá en el volcán llevándote a la guarida de los nigromantes y allí se encontrará el cofre de las ánimas. Tendréis una hora para salir antes que la lava os consuma. Es por eso que deberéis proteger al orco con vuestra vida."

Solo pude tragar saliva y arrepentirme de no haberme quejado antes… Pero ya no había tiempo para dar marcha atrás así que puse una cara seria, y con una mueca que seguro que era forzada y me saldría más diabólica que de valiente le dije a Jolbet.

- ¿¡Cuando partimos!?

Capitulo 3. Los trolls y Trunke.

Una vez listos, Jolbet, Trunke y el pequeño gnomo Croa emprendieron el viaje en barco hacia la isla de los trolls.

Durante tres largas semanas, viajaron en barco, croa conoció un poco más a ese misterioso orco llamado Trunke y con su instrumento musical, que abre montañas. Había conocido unos cuantos orcos, pero éste éra diferente a todos los demás, su mirada, transmitía serenidad y era muy culto, en uno de esos días un vigía gritó-TIERRAAAA!!!!!!-Croa miró hacia donde señalaban, allí vio la imponente tierra de los Trolls, parecía que estaba rodeada de un halo de oscuridad.

Desembarcaron en la orilla, junto a Croa se hallaba Jolbet y Trunke, al poco tiempo aparecieron 3 enormes criaturas, croa no tardo ni un segundo en saber que eso eran los trolls, los cuales deberíais convencer para que se unieran a su causa.

Fueron llevados ante el señor de esas tierras, Croa le estuvo informando todo lo acontecido hasta ese momento, Trunke tradujo palabra por palabra todo lo dicho por el gnomo. Durante unos instantes el señor de los trolls estuvo pensativo, para luego levantarse y asentir, ¡¡¡¡¡Habían conseguido la ayuda de los temibles Trolls!!!.

Una vez convencidos los trolls para que se unieran a su causa, emprendieron camino hacia el volcán, lograron convencerlos, para que fueran con ellos y en el caso de que hubiera algún problema, les ayudasen.

La isla no se hallaba muy lejos de éstas tierras, por lo que no tardaron en llegar.

A cada momento que se adentraban en la isla maldita la oscuridad se hacía más presente, Croa deseaba, ansiaba más bien que ese instrumento musical funcionase de verdad, porque de no ser así tendrían un grave problema.

La oscuridad se iba apoderando de ese horrible lugar, el cansancio, la fatiga, los escalofríos tenían atenazado al pequeño gnomo, pensando si era un error haber venido hasta aquí, pero luego pensó en la tiranía del rey, en su pueblo y en su querida y amada Marri, y no podía consentir que ese malnacido, hijo de una madre y de mil padres se saliera con la suya.

Una tormenta cayó sobre ellos, rayos y truenos caían a diestro y siniestro, allá donde mirasen los destellos se hacían evidentes- Entonces uno de los trolls señalo hacia delante y dijo unas palabras que Croa no entendió-El volcán está ahí enfrente- Dijo el Orco

A Croa no le quedó más remedio que avanzar, se hallaban ante un imponente volcán, ahora era el momento de saber si ese Instrumento musical funcionaba.

Cuando el orco se preparaba para tocar la flauta misteriosa, de la nada apareció una persona, un elfo, tenía el pelo largo y canoso y tenía unos harapos como ropa-¡¿Quien intenta entrar en el volcán?!- Dijo el elfo con una sonrisa maliciosa

Croa estaba muy tenso, pues le habían advertido de que el volcán estaría protegido por los nigromantes y por ahora el camino había resultado más fácil de lo esperado. Cuando el elfo apareció, todo el vello de croa se erizó en señal de peligro, pero respiró tranquilo al ver que se trataba de una de las razas aliadas.


- ¿Has venido a ayudarnos?

La sonrisa del elfo se intensificó mientras gritaba.
- Nigromanteeeeeeeeeees, a por elloooooooos

¡Oh no! ¡Los elfos nos estaban traicionando!
De repente comenzaron a aparecer barcos llenos de enemigos que disparaban flechas y desenvainaban sus espadas acercándose cada vez más a ellos. La tormenta no cesaba y los rayos y truenos caían cada vez más fuerte.

- ¡Toca la flauta! - Dijo Croa al orco y este último, sin más dilación comenzó a tocar una suave melodía, cuando la lava comenzó a brotar del volcán.

- ¡Trolls proteged al orco!-  Decía Croa mientras se lanzaba al agua y nadaba hacia el volcán, en busca del cofre de las ánimas.

Aprovechaba el asombro de sus enemigos, que se detuvieron mirando al volcán. No podían creer lo que estaba sucediendo, pues hacía más de mil años que este no entraba en erupción.

Croa nadaba mientras todos luchaban. Cuando llegó al borde del volcán, sintió como alguien agarraba su pierna. Se giró y vio al elfo traidor a punto de clavar su espada en la espalda de Croa, pero entonces uno de los trolls agarró su cráneo y se lo arrancó de golpe.

Croa no podía creer en donde estaba, respiró de alivio. La adrenalina sólo le permitía avanzar cada vez más hasta que al fin, después de adentrarse en el volcán, encontró el cofre. Cada vez hacía más calor y notaba como el volcán escupía lava con más fuerza. Tenían que salir de allí inmediatamente. Cogió el cofre y salió del volcán, tirándose al agua de nuevo y nadando hacia el barco de sus aliados, que continuaban luchando despiadadamente contra los nigromantes.

Croa siguió nadando durante varios minutos intentando acercase al barco aliado. Sin duda el peso del cofre era un impedimento para avanzar, pero no obstante Croa era un buen nadador fruto de las numerosas vacaciones que había disfrutado cerca de la Gran Charca.

Cuando Croa creía estar llegando a su objetivo algo extraño ocurrió, en breves instantes se vio suspendido en el aire. En principio no entendió nada, pero pronto pudo descubrir que había sido atrapado por una especie de red de pesa.

Capitulo 4. El capitán pies de caballo y cerca de casa.

Croa fue transportado al interior de aquel barco que lo había atrapado y puesto frente al capitán del mismo. Croa presentada una aparente tranquilidad, pero aún así no las tenía todas consigo. Ante él, un enorme ser cubierto por una capucha de tonos grisáceos. No aclaraba a verle la cara, pero si podía ver un largo pelaje marrón que asomaba por debajo de sus pelajes. Lo que más le llamó la atención a Croa fue que no llevaba zapatos, sino unas enormes pezuñas de caballo.

El resto de la tripulación parecía prestarle total sumisión, y a su paso inclinaban la cabeza sin atreverse a mirarlo siquiera. Mientras tanto en la lejanía Croa oía la batalla que se seguía librando entre los nigromantes y sus amigos sin poder hacer nada por ellos.

El capitán por fin se dirigió a Croa.

-¿Creías que ibas a llegar muy lejos? -dijo con tono amenazador.

Croa sólo se tuvo a poder articular unas breves palabras. -¿Quien eres tú?¿qué hago aquí?

El hombre de las pezuñas de caballo dio una orden a sus camaradas mientras se reía. De repente los tripulantes del barco agarraron a Croa y lo arrastraron a la fuerza, quitándole el cofre en el acto, llevándolo a unas celdas que tenían dentro del barco. Croa grito con fuerza:

- ¡Dejadme en paz! Tengo que ir con mis compañeros, es cuestión de vida o muerte para todos.

Todo se reían de él y eso hizo que se entristeciera.

- ¡Por lo que más queráis, no abráis ese cofre!

El barco se alejó de la costa….

Al rato el hombre con las pezuñas de caballo bajo por el camarote hacia las celdas con el cofre bajo el brazo, cogió una silla y se sentó enfrente de la celda de Croa.

- ¿Qué es esto, chico? ¿Y por qué no lo puedo abrir?

Croa le contó toda la historia, para ver si por lo que fuera le creía y les ayudaban. Por último añadió una mentira, que el único que puede abrirlo es él y con sus manos. El hombre le creyó y le dejó salir diciendo que lo abriera. Croa no sabía qué hacer, si el hombre no lo había abierto él tampoco podría. De repente, se asustó muy preocupadamente y con un suspiro gritó al hombre:

- ¡¿Qué es eso?!

Cuando el hombre se dio la vuelta, Croa cogió una pala que había al lado y le pegó muy fuerte en la cabeza y calló inconsciente. Aprovechó la ocasión, puesto que escuchaban a los tripulantes bajar por las escaleras gritando que pasaba, que era ese ruido. Croa agarró el cofre y se escondió en una esquina. Asustado, agarrando el cofre como si fuese un salvavidas, activó un mecanismo que logró abrir el cofre y empezaron a salir espíritus por doquier mientras un chillido agudo llenaba el océano donde se encontraban. Los espíritus empezaron a matar a las personas del barco en un abrir y cerrar de ojo…

De repente el barco se convirtió en un cementerio de cadáveres causado por los espíritus del cofre de las ánimas, mientras a su vez los espíritus de los tripulantes se unían al unísono baile y canto de las almas perdidas. Al parecer al portador del cofre no es objetivo de ningún fantasma, puesto que Croa salió indemne de aquella grotesca escena. Al poco rato las almas formaron un torbellino de espíritus y con una fuerza descomunal se metieron dentro del cofre con tanta fuerza que a Croa se le escapó de las manos recibiendo un buen golpe en la cara, y como si el cofre estuviera absorbiendo y tragando las almas, se cerró de golpe y se escuchó un sonido de bloqueo al terminar.

Croa estupefacto, notó que este cofre lleva recolectando almas mucho tiempo y era más peligroso de lo que podía imaginar, así que lo cogió sin pensarlo, salió del barco tirando al vasto océano y por suerte se encontraba cerca de la costa del continente donde comenzó todo. Allí se encontró el barco en el que viajó por primera vez y siguiendo un rastro llegó a un campamento en silencio y observando quienes eran se dio cuenta de que allí se encontraban el orco Trunke, junto al mediano que habían montado campamento para descansar.

Croa se animó tanto de que hubieran salido de aquella isla con vida que no dudó un instante en despertarlos y comentarles todo lo que había ocurrido. Estos sorprendidos también le contaron a Croa lo que pasó sin él, y la isla se hundió tras el génesis del volcán, llevándose a los nigromantes con ellos.

Ahora su misión estaba clara, debían volver al rey anfibio con el cofre y terminar con este reinado del terror...

Tras el reencuentro, emprendieron el viaje de vuelta con el cofre de las ánimas por la mañana. Durante varios días que duró el viaje, Croa no podía nada más que recordar a su amada Marri… ¿Qué habrá sido de ella? ¿Seguirá viva? ¿Le habrá hecho algún daño el embajador? La ignorancia le corroía por dentro, mientras que lleno de barro y heridas, no podía hacer otra cosa nada más que seguir hacia delante y con la esperanza de ser felices de nuevo.

Cuando llegaron a la ciénaga, estaban reunidos allí millares de criaturas procedentes de todas las razas de los 9 reinos, todas en formación y preparándose para la batalla que decidirían el destino de todas ellas de una vez por todas contra el rey tirano. Habían montado una especie de ciudad alrededor de toda la ciénaga para que cupieran todos. Cuando vieron a Croa, le hicieron un camino, como si esperaran y se alegraran por el regreso de la expedición y una vez llegaron al salón del trono, vieron que estaba todo remodelado en el interior también. Allí vieron a todos sus amigos que dejaron atrás, ansiando su llegada desde hace días.

Capitulo 5. El final

Cuando el rey anfibio observó el cofre de las ánimas, este se alegró desquiciadamente y dedicó unas palabras a Croa.

- “Querido Croa. Cuanto me alegro de que hayáis vuelto sano y salvo, pese a que no todos han vuelto, pero sus sacrificios no serán en vano gracias a ti. Alabad a Croa, nuestro salvador, sin el nada de esto estaría ocurriendo.”

Todos comenzaron a gritar y felicitarse unos a otros, demasiadas razas conjuntas se llevaban bien, parecía un sueño. Mientras tanto el cofre fue llevado por unos guardias para ponerlo en lugar seguro, mientras trazaban un plan de guerra y se preparaban para una gran fiesta por la noche en honor a la futura batalla que les esperaba.

En ese tiempo, el rey explicó la necesidad de este cofre, debido a que seguramente el rey tenga bastantes poderes debido a su pacto con los nigromantes, y el cofre eran todas las almas que con este poder segaron sin parar, desatando su furia hacia él en cuanto llegara el momento. También marcaron planes de ataques tácticos, escoltas y pequeños grupos de infiltración y a Croa se le asigno ir con Korn, su querido amigo enano quien le salvo de un futuro atroz, y a Trunke, el orco misterioso con su flauta mágica. Estos deberían infiltrarse en el castillo en medio del ataque y permitir el acceso al ejército a su interior.

Tras la fiesta donde todos bebieron, comieron, hicieron sus últimos quehaceres por lo que pudiera pasar y dieron las últimas plegarias a esta vida de maldad y venganza, a la mañana siguiente había comenzado lo que acabaría siendo el holocausto más grande de la historia de los 9 reinos. Cada raza tenía un líder, vestido con gruesa armadura y denotaba un alto rango y respeto, estos explicaban a sus centenares de tropas en el idioma de su raza, las últimas palabras de ánimo, estrategias y el plan a seguir. Todos accedieron sin ningún temor y con toda la valía del mundo, por intentar labrar un futuro y dejar todo atrás, perecieran o no, el mundo iba a cambiar ese mismo día, para bien o para mal.

Tras la charla, cada raza avanzó por un lado distinto con el pensamiento de abordar el reino humano del rey tirano por todos sus flancos. Aunque esto no sería nada fácil pues era una fortaleza muy digna e impenetrable, sin contar sus arqueros y armas de asedio que de seguro daría lugar a una guerra inolvidable en la historia.

La guerra había comenzado, el reino humano parecía estar al tanto de lo que se le venía encima y tenían todo el terreno preparado para que quien se atreviera a pasar se las viera canutas. Miles de guerreros, arqueros, caballería, asedio y demás unidades se disponían rodeando la fortaleza, cuando dieron la orden de atacar todos fueron recibidos por flechas, empezaron a morir miles y miles, intentaron derribar sus muros, escalar sus murallas, los guerreros humanos salieron al exterior y se enfrentaron cara a cara a todas las razas, mientras otros intentaban entrar con un ariete por la puerta frontal. Era un espectáculo bélico y a su vez una matanza tan sangrienta, que los ríos se volvieron rojos de sangre, empezó a llover y todo estaba enfangado dificultando el combate, y el sonido y los gritos de la guerra resonaron por todo el continente. Nada podía detener aquel genocidio.

Croa y el resto fueron por la parte de atrás de la fortaleza, entrando por unos túneles que habían escavado unos hombres bestias por ellos, para que entraran a través de las cloacas y lograran acceder al reino. Korn estaba allí con ellos, liderando aquella escaramuza, vestido con grandes armaduras y una gran hacha enana. El orco Trunke transportaba el cofre de las ánimas, aquel preciado tesoro conseguido desde las fauces de un mismísimo volcán habitado por nigromantes, cuyo poder ya había visto desatado y esto le causaba terror. Croa también iba equipado pero algo más ligero, dagas bien ornamentadas y buena ropa de cuero, que le daban agilidad y protección a la vez.

Tras atravesar las cloacas, accedieron al interior del castillo, cientos de hombres bestias se lanzaron al ataque intentando no matar inocentes aldeanos, mientras se peleaban con toda la guardia que yacía en su interior. Croa y su grupo aprovecho para acercarse a la puerta principal sin ser vistos y saboteando el mecanismo que les permitió abrir la puerta. En ese entonces, cuando el puente levadizo bajó, miles de anfibios salieron de las aguas de un salto subiéndose al puente desde debajo, y con lo que quedaba de ejército alrededor, entraron dándolo todo y acabar de una vez por todas con esto.

Mientras tanto, el grupo de Croa se dirigió hacia el castillo, acompañado por los líderes de cada raza y unos cuantos escoltas. Por el camino se enfrentaron a multitud de combatientes, mientras buscaban el acceso a la cámara del trono donde seguro se hallaba el rey tirano, sin olvidarse por el camino liberar a todos los prisioneros de sus celdas, donde Croa tenía tan malos recuerdos.

Cuando llegaron a la sala del trono, los pocos que habían sobrevivido se encargaron de los guardias de la puerta, mientras el resto entraron y vieron al rey sentado en su trono de calavera. El rey había cambiado desde la última vez que lo vieron, este ahora tenía unos rasgos bastante fuertes, mirada penetrante, ojos que te calaban el alma y un aura maligna que daba un gran pavor. Este parecía aburrido, esperando a que llegaran. Los líderes de las razas pidieron explicación a este tirano por todo su comportamiento y el porqué de las desgracias que había traído a los 9 reinos. Este se carcajeó y con un gesto de la mano cerró la gran puerta de roble a sus espaldas como si fuera magia.
El rey se levantó y avanzó lo suficiente para estar cerca de todos.

- “Es hora de morir” – Dijo con una voz chirriante que resonaba por toda la sala

En ese momento, empezó a elevarse rodeado de un aura de oscuridad, mientras los líderes se preparaban uno a uno. El orco intentó abrir el cofre de las ánimas, pero cuando se quiso dar cuenta, el rey de otro gesto de muñeca lo hizo volar por los aires y lo acercó hacia él y lo cogió con las manos. Sus ojos se le volvieron blancos y empezó a hacer algo con el cofre que hacían resonar los gritos de todas las almas de su interior, mientras las flechas se caían al suelo por arte de magia tras llegar a su zona de amenaza. ¿Qué clase de brujería era esa?

Croa, desesperado por la situación gritó donde estaba su amada y que había hecho con ella. Este con un chasquido de dedos, abrió un portal donde al otro lado se veía a Marri crucificada con cadenas encima de un pedestal inconsciente y al lado el embajador. Croa maldijo a este rey con todas sus fuerzas, pues se sentía impotente. ¿Qué podía hacer al respecto?

De repente, el  rey levantó a varios líderes al aire haciéndolos flotar, mientras se agarraban el cuello de dolor, como si se estuvieran ahogando, mientras el resto no podía hacer nada y él seguía agarrado al cofre. ¿Acaso el cofre era una trampa para asegurar su victoria? Korn salió enfurecido hacia el rey con intención de lanzarle el hacha, ya que no era un hacha cualquiera, sino que estaba encantada por fuego dracónico, proveniente de los chamanes de su clan. El rey anfibio se dio cuenta y cuando la lanzó, este salto en el aire y la detuvo, cayendo justo debajo del rey tirano y empezó a reír.

- “¡Ja! Habéis caído en la trampa. Todo esto ha sido una farsa para poder traerle el cofre que le fue robado al rey por los nigromantes. Habéis sido totalmente engañados y no teníais ni idea de lo que hacíais. ¡Jajaja!”

Todos se quedaron boquiabiertos por la traición del rey anfibio mientras el tirano se reía a carcajadas.

Croa no podía más, ¿Acaso todo había sido una trampa y lo que había sufrido había sido para nada? Esto no podía estar pasando. Su furia aumentaba por momentos. Trunke de repente se enfureció enormemente, aumentando su tamaño, su expresión, su musculatura y su piel cambió a rojo de verde. Todos se quedaron boquiabiertos de aquel orco que nadie sabía de dónde había salido.

- “¡Este es tu final Belcebú!” – Retumbó la voz del orco por toda la sala

Este lanzó una onda expansiva que lanzó a todos por los aires, Croa fue disparado hacia el trono. Saco su flauta mágica y empezó a tocarla rompiendo todos los hechizos de la sala,  y el rey tirano cayó hacia el suelo junto con el cofre.

- “¿Cómo has llegado hasta aquí, Mikael?” – Dijo el rey

- “¿Acaso creías que te saldrías con la tuya?” – Dijo el orco

De repente el orco se lanzó hacia él y de la nada sacó una espada de luz, mientras que el rey sacó una guadaña oscura y pelearon durante un buen rato. Cada choque de armas parecía un estallido que dejaba ciegos y sordos a la gente. Fue una lucha épica, en la que por desgracia el rey atravesó con la guadaña al orco. Este con su último aliento intento decir unas palabras mientras el rey se reía de el por su falta de aliento, pero cuando se dio cuenta estaba mirando hacia su espalda y le estaba hablando a Croa. Le estaba diciendo que abriera el cofre, cosa que cuando se dio la vuelta el rey, era demasiado tarde

Croa abrió el cofre y todas las almas salieron en un torbellino de gritos, maldad y venganza, cogieron el cuerpo del rey tirano y lo destrozaron en el aire en una escena altamente grotesca. Cuando todo parecía que había terminado, del cuerpo del rey empezó a salir una criatura bizarra, enorme y diabólica, intentando entrar en los planos de este mundo con muy malas intenciones, mientras vociferaba palabras de otro mundo. Entonces en el cuerpo del orco salió una criatura bella, blanca y dorada con una espada y una balanza, y unas alas enormes, que cogieron a esta criatura, abrió un agujero en el suelo en el que parecía el mismísimo infierno escupiendo lava, y sin mediar palabra, arrastró a lo que quiera que saliera del rey y entraron dentro de ese descomunal agujero. Cuando lo hicieron se cerró al instante.

Se hizo el silencio… Croa y el resto estaba estupefacto, mientras que el cuerpo del rey estaba hecho pedazos y el orco que les había salvado la vida estaba tirado en el suelo con una herida. Aprovecharon la situación para capturar al rey anfibio traidor y cuando croa se dio cuenta, el portal a su amada se estaba cerrando poco a poco. Este fue corriendo hacia él, pero se le iba a cerrar. De repente el orco con sus últimas fuerzas y sin que nadie se lo esperara, con sus fuertes brazos agarró aquel portal místico y lo mantuvo para que pudiera pasar Croa.

Una vez dentro, el gobernador había desaparecido, sacó a Marri inconsciente y la llevó hacia el portal, una vez la dejo fuera se propuso a salir de allí, pero el gobernador apareció de la nada por la espalda y agarro a Croa, engatillándolo con un puñal, mientras que Marri se despertó y su primera visión fue a Croa, amenazado con un arma, mientras un portal se cerraba y terminaba de tragárselo.

Marri no pudo nada más que llorar y gritar, nombrando el nombre de su amado que no sabía dónde estaba, ni a donde había ido, ni que había pasado, mientras el orco que había sobrevivido la agarraba y la tranquilizaba. Lo único que recuerda fue su cara de felicidad mientras se cerraba el portal, mientras se le caía una lagrima, y susurraba al aire “Te quiero, ahora estás a salvo”. Pese a que no podría estar con su amada, su felicidad llenaba su corazón, al ver a Marri viva, sana y salva, dando por sentado de que todo lo que había hecho no había sido en vano.

Han pasado 5 años desde entonces, donde esta historia fue contada a Marri por los líderes de los reinos para que supiera que ha pasado, mientras cuida a su hijo que nació al poco de aquel suceso, puesto que estaba embarazada y nadie lo sabía. Los reinos ahora son felices y todo el mundo recuerda a Croa como un héroe y el salvador de la vida. Marri da clases a niños pequeños de todas las razas que quieran aprender el idioma, y les cuenta la historia de su prometido, tanto que su hijo se la sabe de memoria… Pese a esto, Marri no ha parado de leer libros y buscar la forma de rescatar a Croa, tenía una fe inquebrantable sobre salvar a su amado que seguro que seguía vivo, mientras el hijo sueña de mayor con ir en busca de su padre perdido.

Es de noche y Marri está mirando las estrellas en el campo, mientras su hijo duerme, llorando por su querido Croa, cuando de repente una estrella empieza a brillar y escucha un sonido detrás suyo… Es una criatura alada, de un brillo resplandeciente y cálido, parecida a la que aparece en la historia que le contaron. Esta se acerca y habla.

- “Creo que es hora de que sepas la verdad…”

¿... - Fin - ...?

Notas de juego

No se si es adecuado este lugar pero queria legar este relato, fruto de una partida narrativa, los escritores son estos:

Escrito por: Lezort, Necrobone, Sara, Sr.Mapache, Pacmans y Pichubebe.

Tener en cuenta que el relato esta escrito por varias personas es por ello que pueden haber saltos extraños, a pesar de ello es muy curioso y entretenido de leer y puede dar ideas para herramientas narrativas.

Un saludo Elessar