Aki sí era un empollón, y con mayor razón no quería decir algo que podría ser falso, por lo que prefirió bajar la mirada sobre su cuaderno y esperar que otros alumnos contestaran a la pregunta del profesor.
Aki era más del género a aprender lo que se había enseñado en clase, y brillar luego en los exámenes.
Pero para brillar no necesitaba el escenario del aula.
El ala este de la segunda planta está íntegramente dedicada a las aulas de clase. Las hay de diversos tamaños y con diferentes elementos, pero todas tienen en común los pupitres para el alumnado y la mesa del profesor.
La única excepción es el aula de alquimia, la cual está situada en el laboratorio del sótano en vez de en esta planta.
Al llegar a la zona de las aulas, encontraste rápidamente el aula de primer año, en la cual ya había abundantes alumnos esperando a que comenzaran las clases. Entre los que pudiste ver, había alguno que destacaba especialmente, como por ejemplo un chico con piel escamosa y cola, que ofrecía un aspecto ciertamente curioso. También reconociste a Goro Aki, sentado en uno de los pupitres.
Pero a pesar de la cantidad de compañeros que tenías, aún había sitios libres de sobra para que pudieras elegir dónde sentarte. De hecho, el aula en sí era bastante amplia, recordando a esas aulas que se veían en las universidades victorianas, con pupitres de madera y un gran encerado al fondo, con la mesa del profesor delante. De hecho, era extraño, porque cuando te sentabas en uno de los pupitres, podías leer con claridad todo lo que había en la pizarra como si estuvieras en primera fila, aunque tu asiento estuviera al fondo. Al principio mareaba un poco, pero no era difícil acostumbrarse a ese extraño efecto, que seguramente sería producto de algún conjuro puesto por los profesores.
Que hablando de los reyes de roma, Mr. Cavanaugh se encontraba delante de la pizarra, esperando a que algún alumno le contestara a una pregunta que acababa de hacer.
Mientras el profesor esperaba a algún voluntario valiente, Kyrt Frostfang entró en el aula. Había llegado algo tarde, pero al menos había llegado.
-Vaya, tenemos un rezagado. ¿Te pasó algo fascinante en el camino al aula para que no pudieras llegar a tiempo? Si quieres nos lo puedes contar, pero antes, ¿crees que puedes contestar a una pregunta? ¿Qué crees tú que se hace en esta academia? No es complicado, contesta lo primero que se te pase por la cabeza, vamos.
Marcaos sólo a vosotros tres.
La profesora Deadeye se había tomado su tiempo en terminarse la manzana que se estaba comiendo antes de contestara Aetheldryd.
-Northwest, ¿verdad? Te recuerdo del año pasado, de magibiología 1. Sí, alguna vez me fijé en que parecías no prestar atención, pero como tu desempeño en los exámenes era bueno no le dí importancia. No me parece mal siempre y cuando tu rendimiento escolar no baje demasiado. Y si necesitas ayuda o información sobre criaturas espirituales puedes preguntarme a mí o al que será mi sustituto, el profesor Fishman. Mañana vendrá a ayudarme con las clases y os le presentaré de manera oficial.
Tras decir aquello l profesora tiró los restos de la manzana y dijo para todos los alumnos:
-Muy bien, sentáos. La clase va a comenzar.
-Tu amiga es muy valiente, a mi también me aterra esa mujer.
La araña tuvo un escalofrío, que Aida sintió como unas cosquillitas cerca de su mejilla.
-Yo creo que deberías ir a sentarte. Cerca de tus amigas, pero sentarte. Ponto empezará el discurso de introducción del curso. Y créeme que tendrás que apuntar cosas.
-Cerca de la ventana, tomo nota. Y no es por nada, ya sé que es tu primer curso por aquí, pero no hace falta que te presentes ahora frente a todos. Los profesores se encargarán de decir tu nombre para que todos los de la clase sepan quién eres.
Junto con Anneka os sentasteis en una fila de las del medio, cerca de la ventana. La chica zombi te cedió el asiento que estaba justo al lado del ventanal, para que te sintieras cómoda.
-¿Te parece bien este sitio?
Aida saludó a Renata, sin ánimos de resaltar demasiado y, al escuchar a la profesora Deadeye, solo negó con más intensidad a lo que la arañita le proponía.
-P-prefiero quedarme a-aquí detrás. Si me voy hasta allí delante moriré, lo sé. ¿A-acaso no ves su mirada? ¡Aterra! -un escalofrío recorrió el cuerpo de Aida, mientras veía de reojo a la profesora- S-soy demasiado joven para morir aún. Todavía me quedan demasiadas lunas llenas por ver.
Renata no parecía entender lo que pasaba, Aida se comportaba muy extraño y la araña junto a ella decía cosas sobre la profesora.
-¿..?
Ladeando su cabeza, miro alternativamente a todos.
¿Qué está pasando?
-Aida… ¿Qué pasa?
Esa pregunta estaba cargada de inocente ignorancia.
A la chica lobo por un momento le costó entender como Renata estaba tan tranquila. Miro hacia todos lados, cerciorándose de que nadie la estaba viendo, y se dirigió a la rubia, más atemorizada que tímida por esta vez.
-Dime, ¿acaso no temes tú a la profesora, Renata? ¿O acaso solo exagero? ¿Puede que esté exagerando? En ocasiones peco por exagerar demasiado, pero acaso... ¿Acaso nadie ve esos ojos tan...? ¡Igh! -sí, una vez más se había puesto a divagar, y esta vez en voz alta. Se ruborizó un poco, por hacer que la rubia escuchase sus raros pensamientos, y aclaró un poco su garganta - L-lo siento, Renata.
El sitio le gustaba mucho a Sayaka, al sentarse se asoma por la ventana mientras olfatea un poco y dice:
Ummm que bien huele… no es como el frescor de mi aldea… pero es un buen sitio… gracias jeje.
Toma asiento y se queda mirándolo todo para preguntar:
Y… ¿Cómo van las cosas? Nunca he estado en clases así… siempre me daba clases madre a mi sola o alguien de la aldea
Aetheldryd asintió cuando la profesora corroboró que ya le había dado clases antes; sin embargo, ahora Deadeye fungía un rol de supervisora y no estaba de más aclararle la situación. Fue comprensiva y aquello le provocó mucho alivio, lo cual se reflejó en el suspiro que dejó escapar; sin embargo, a la mención de que tendría un profesor sustituto parpadeó un par de veces porque no le sonaba para nada, debía ser su primera vez dando clases en la Academia.
-Claro, muchas gracias-le respondió y a la indicación de que iniciaban las clases, la pelilavanda comenzó a caminar a su asiento cuando vio a Renata con Aida. No había escuchado lo que ellas conversaban, así que sus siguientes palabras no tenían nada que ver con su diálogo anterior-. Vamos, la clase comienza. Renata, siéntate en un buen lugar, pero ten cuidado si te sientas, están hechizados para que puedas ver al frente aunque estés hasta atrás. Y Aida, no va a pasar nada-le sonrió con afecto y en cuanto la rubia se sentase ella iría a su lugar.
Todos están callados... bueno, somos de primero, no nos conocemos entre sí y todo esto intimidaba con facilidad. Sí, eso debe ser... o a lo mejor quieren ahorrar energías, eso es sabio, justo como lo hago yo. Pero ahora llegó... ¿un elfo? ¿Era un elfo? Wooo, es la primera vez que veo uno... y por llegar tarde ahora debe contestar él. Por eso justamente quería el mapa y llegar temprano, evitar esas situaciones. ¡De la que me salvé!
Sin embargo, no me le quedé viendo para ver qué respondía, pues eso podría ser de maleducado. Así que lo vi un par de segundos y retomé mi vista a mi cuaderno. Ya si hablaba lo volvería a ver, si no... pues ya a ver qué pasa.
- Hola profesor, le pido disculpas por mi demora. No estoy seguro que me haya sucedido algo fascinante, teniendo en cuenta que algo fascinante para usted no necesariamente lo sea para mí. Y si tuviera que decir qué es lo que se hace en la Academia, es instruir a las personas deseosas de aprender magia, y prepararlas para ser cuidadosos y conscientes al usarla. - Luego miré hacia mis compañeros, y con una breve inclinación, añadí. - Me presento, Kyrt Frostfang. -
Aki asintió con la cabeza a la explicación de Kyrt. No habría podido explicarlo mejor. Le gustaba tener a unos compañeros tan instruidos. Además, le gustaba tener compañeros a quienes no les molestaba tomar la palabra y responder a las preguntas de los profesores. Así, probablemente, los profesores no exigirían muy a menudo una respuesta de él, Aki – quien prefería escuchar y aprender.
El profesor asintió a las palabras de Kyrt y le invitó a tomar asiento en uno de los pupitres.
-Bien, disculpas aceptadas. Puede sentarse si lo desea y mientras se acomoda, me gustaría explicarles la visión que tengo yo de lo que representa esta academia.
El profesor se puso delante de su mesa para poder mirar bien a todos los alumnos de la clase.
-No es que su definición sea incorrecta, antes todo lo contrario, es una deficinición de libro. Esto es una academia de magia a la que venimos a aprender magia. Pero si sólo fuera eso, sería demasiado convencional, demasiado sencillo, ¿no creen?
Mr. Cavanaugh empezó a caminar por delante de la mesa del profesor, como si cavilara.
-La magia es todo lo contrario a lo convencional, a lo sencillo, a lo "de libro". Es energía, es caos, es lo impredecible que todo el mundo trata de predecir. Lo incontrolable que muchos mueren intentando controlar. Y aquí es donde entra la academia. Porque siendo sinceros, a manejar la magia mal que mal todos ustedes sabrían con un año de prácticas. Pero si la educación aquí son seis cursos es porque lo que enseñamos aquí es a vivir con la magia.
Dicho esto, el profesor alzó las manos y se empezó a elevar por encima del suelo.
-Un mago cualquiera puede hacer cosas como esta. Pronuncia unas palabras, reúne la energía y ya está. Pero un verdadero usuario de magia no necesita palabras o conjuros. Porque ha aprendido a vivir con la magia, en la magia. Y la entiende, la comprende y está en sintonía con ella. Su energía se funde con el caos de la magia y la ordena, la pliega lo justo para que haga lo que el mago quiere.
Volvió a descender al suelo con la misma facilidad con la que se había elevado.
-Y por eso están aquí. Porque libros ya leerán en otras partes. Aquí han venido a ser uno con la magia. ¿Preguntas?
-¿Nunca has estado en un colegio? Bueno, entonces como yo cuando empecé en primer año. No te preocupes, te acostumbrarás rápido. Normalmente el profesor da la clase para todos, haciendo preguntas de cuando en cuando a alumnos al azar. No suelen ser demasiado difíciles y te ponen positivos si contestas bien.
La chica sacó un cuaderno del interior del pupitre, cuaderno al que le apareció el nombre de Anneka en cuanto ésta lo tocó.
-Oh, y dentro del pupitre tienes material escolar para ti. Tócalo y se marcará como tuyo automáticamente. Es la mar de práctico.
La profesora avanzó hasta ponerse delante de su escritorio y echó un vistazo a toda la clase. Parecía que estaban todos, eso era buena cosa.
-Bienvenidos a un nuevo curso, alumnos. Recordad que tenéis el material escolar necesario en los pupitres, cogedlo y se marcará con vuestros nombres, volviéndose personal e intransferible. Así que recordad dónde os vais a sentar para evitar extraviarlo.
Dejó unos momentos para que los alumnos, especialmente los nuevos, miraran lo del material escolar. Luego continuó.
-Este año, como el anterior, seré su profesora de magibiología además de su tutora. Impartiré magibiología avanzada, así como la optativa de prácticas de extracción de ingredientes de criaturas mágicas. Recuerden que si no se han apuntado a optativas, tienen hasta el fin de este mes para hacerlo. ¿Preguntas?
Aki sintió como un brinco del corazón. Sus ojos se abrieron de par en par y el chico se quedó corto de aliento. Así impactantes fueron las palabras del profesor para él.
Sintió la verdad profunda en este breve discurso sobre lo que les iba a esperar en la Academia. Y de hecho, ¿no concordaba perfectamente con la que ya había experimentado él mismo? Cuando había leído en la biblioteca y de pronto había alcanzado un grado de comprensión, de penetración de la materia que nunca habría adquirido por si sólo, pero que le había brindado el poder mágico de Ofelia uniéndose al suyo. Un poder que no se podía estudiar o aprender, esto sí lo había comprendido en este momento, pero un poder que compenetraba todas las cosas, que pulsaba en Ofelia, que pulsaba en él.
Era, por cierto, una terrible responsabilidad.
Al instante Aki no tenía más preguntas.
El chico elfo llamado Kyrt había dado una buena descripción. Y creo que hasta yo pensaba eso mismo y por ello mi familia me mandó a estudiar aquí. Anoté algunas palabras que él dijo, capaz y nos hacen un examen sorpresa y era mejor estar preparado en vez de agotarme mentalmente en las preguntas que no podría responder.
Sin embargo, el profesor instó a dar otra definición más libre y le observé ladeando un poco la cabeza. Claro, se nota que tiene muchísima experiencia y sabe más de la vida; y caigo que su definición prácticamente es como yo he vivido con la magia toda mi vida: desarrollé un don mágico que ningún dragón había tenido en la familia gracias a mi lado humano y efectivamente era algo que aún me costaba controlar. Aquello significada que todos somos... ¿Caos y energía? Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y aunque las palabras de él concuerdan en parte con las del elfo, está dando otro concepto y no puedo evitar sentirme emocionado. Bajé mi vista y ya tenía anotado varias cosas que escribí sin percatarme.
Vaya, no creí que me entusiasmaría tanto. Y me encontré con mi mano alzada.
-¿Qué pasa si faltan algunas "especialidades"? Me informaron que existen varias: magia feérica, magia blanca, magia negra, magia elemental, invocaciones, nigromancia, alquimia y tecnomagia. ¿Todas esas engloban todo lo que necesitamos? Qué pasa, por ejemplo... con la magia musical.