Partida Rol por web

Sayaka no dejaba de mirar todo y cuando se sientan y Renata ordena aquella tarta ella asiente y dice:

Yo.. Probare lo mismo que ella... Si es posible

Decía al hombre para después mirar a Renata y Hachi, se queda unos momentos mirandoles y finalmente dice:

¿Sabéis?... Eso de demonio... Los humanos dicen que mi raza es de mujeres demonio... Mi madre me contó que hay leyendas de los humanos que dicen que nosotras nos comemos a los hombres... Que en realidad esta forma.... Parecida a la de los humanos es una ilusión para engañar a los hombres y comernoslos... ¿como podriamos comer a una persona?

 -Claro que es posible, ahora te los llevo. Y vete pensando si quieres algo de beber con ellos.

Dicho esto, el camarero fue sirviendo primero los dos muffins y luego las tartas del diablo a Renata y Sayaka.

 -Vuestras tartas, chicas. Y no os preocupés, lo único que tienen de diabólico es que tengan tanto chocolate y engorden tan poquito.

Luego regresó a la barra para fregar la taza que Robert había dejado.

Renata ya sabía la identidad del encargado de la cafetería o al menos eso era lo que ella pensaba pero al escuchar a Sayaka sabía que había errado por poco su primera impresión.

De un vampiro a un demonio hay bastante diferencia, pero no sentí nada malo viniendo de él.

Con cautela y pensativa, le respondió a Sayaka.

-No parece mala persona, ni tu tampoco Sayaka, de hecho eres bastante linda y aunque no estoy calificada para decirlo, eres adorable, apapachable y estrechable. 

Dijo la pelirubia con naturalidad mientras se enfocaba en su siguiente presa que era esa tarta que les estaban sirviendo. 

- Ojala te pudieses comer a un par de personas – respondí al comentario de Sayaka - Seguramente se traten de historias antiguas, que aunque sean ciertas, ya no tienen mucha presencia en estos tiempos. La madre de lobos me ha contado que hace muchos años solía tener que matar humanos porque la intentaban dar caza todos los días. Aunque eso es cosa del pasado. – no sabía si eso la tranquilizaría o la pondría más nerviosa, solo intentaba decirle que las leyendas y mitología, por muy reales que fuesen sus criaturas, eran historias que tenían cientos de años y que ahora no tenía que ser lo mismo.

Entonces fue cuando el camarero trajo una especie estructura cilíndrica marrón adornada con unas pocas fresas y una figura de lo que parecía un ciervo. No sabía muy bien que era, la verdad, pero por su olor pude notar que era muuuuy dulce. Al ver la cara de felicidad que tenía Renata al verla decidí pedir algo yo también.

- Perdone, puede traerme… algo… fruta – sinceramente no tenía ni idea de que pedir, todo aquello era nuevo para mí, y lo que leía en la carta me sonaba todo igual.

Sayaka observa la tarde mientras va respondiendo:

Si... Bueno... No sé... A lo mejor antes se los comían, creo que, aunque podemos comer comida, también podemos alimentarnos de la energía de los humanos, aunque es algo que ya no solemos hacer... Supongo que antes lo hacían mas y por eso esa leyenda... Por cierto, Renata... ¿qué es papachable?

En un alarde de valentía toma la cucharilla y come algo de tarta, estaba delante de una de esas tartas que eran famosas de los humanos, decían que sabían muy bien pero nunca las había probado. Tras probarla abre los ojos como platos, era cierto, estaban muy buenas, un sabor dulce y agradable, casi poniéndose de pie dice:

Esta deliciosa... Sabia de las tartas de los humanos, pero no sabía que eran tan deliciosas

Cuando el camarero me sirvió los muffins, le agradecí el gesto con una inclinación de la cabeza y un murmullo algo confuso, y luego pedí: “Sí… y … un zumo de naranja, por favor.”

Mordí de inmediato el muffin de limón y canela y comprobé que estaba delicioso de verdad. Cuchicheé a mi amiga – cuán naturalmente ya pienso de ella en esta forma, aunque sólo la conozco desde muy poco tiempo! - “Ofelia, puede que sea una pregunta tonta, ¿pero tú también comes comida humana? Bueno, como eres un familiar, y los familiares tienen sus propias cualidades… tal vez sí… porque de verdad, me gustaría mucho hacerte probar esto, es un deleite para los sentidos.”

Por desgracia, el chico que supuestamente había sido atacado en el bosque ya salió – por desgracia! pero cuán curioso me vuelvo aquí! - y al par que seguía leyendo sólo traspasaba el suelo de mi atención una charla sobre mujeres demonios que podían comerse la energía de los humanos… la chica que antes me había agredido y sus compañeras hablaban de esto.

Renata se quedó pensando mientras disfrutaba de ricas rebanadas, de alguna manera no podía quitarse la idea de Sayaka comiendo un Pay hecho de humanos, y aun así, no podía dejar de ver esa escena como algo adorable.

-Apapachable es una palabra de América –La joven juega con su cubierto en el aire dibujando un mapa ficticio. Es dar una caricia, o un abrazo, no conozco una palabra que describa algo tan único. Apapachar es dar cariño, amor, apoyo, a una persona querida o que tu sientes que lo necesita sinceramente y de la manera más pura.

Un apapacho lo da una madre a un hijo que se ha caído de la bicicleta y se ha raspado.

Un apapacho te lo da el amigo cuando tu pareja te ha dejado.

Un apapacho lo das a tu pareja en una noche de lluvia y los dos están abrazados sin decir nada mirando la lluvia caer sobre el cristal de la ventana.

Eso es un apapacho.

Como dictando un poema, la pelirrubia se había perdido en sus palabras, sumado a su sonrisa por degustar ese postre, se notaba disfrutar de hablar con “amigas".

El encargado sirvió el zumo a Aki y le desó buen provecho.

 -Si necesitas alguna cosa más, no dudes en pedírmelo muchacho.

Luego fue a la mesa de Renata, Hachi y Sayaka.

 -Claro. ¿Cómo la quieres? ¿Pelada, sólo lavada, sin lavar? Porque si prefieres la fruta a mi maravillosa tarta es porque muy probablemente las cosas hechas por la mano del hombre te sienten mal.

Que no sería la primera criatura así que se matriculaba en la academia, aquellas cosas no sorprendían ya al señor Chadburn.

La araña se bajó de la cabeza de Aki hacia la mesa para curiosear alrededor de los muffins. Los rodeó, lor miró y remiró y finalmente tocó uno con una de sus patitas para luego correr a esconderse tras la manga de su compañero humano. Cuando se aseguró de que aquellas cosas no iban a moverse de repente para comérsela a ella, se acercó de nuevo y se subió al muffin de limón y canela para empezar a mordisquearlo. Nada más probarlo, se puso a dar saltitos de alegría y a hacer ruiditos de felicidad.

Rápidamente se subió al otro muffin para probarlo también y antes de que Aki pudiera darse cuenta, esta pequeña golosa le había dejado mordisquitos diminutos de araña mágica en ambos muffins. Pero le miraba con unos ojos tan monos...

“Me alegro de que te gusten”, susurró Aki, viendo el espectáculo gracioso de Ofelia probando los muffins y encontrándolos de su agrado.

“Los compartimos, ¿vale?” Tomó ambos muffins y los rompió en dos, dando una parte de cada uno a Ofelia, las que ya enseñaban los mordiscos de la araña.

Tras esto, continuó la lectura, escuchando a ratos lo que se decía en su alrededor, pero sin hacer el esfuerzo de sacar coherencia de esto. La madre que da apapachos a sus hijos… mh… será también algo para comer…

Los conceptos que mencionaba Renata me eran complicados de asimilar, podía entender que era una familia ya que me la imaginaba como las manadas que había en los bosques, aunque yo nunca había tenido una, pero no era algo que me preocupase. Y la palabra amigos también era una de las que me costaba entender. Los Guardianes más antiguos me habían hablado sobre ella y decía que para muchas razas era algo importante, pero tanto la palabra familia como amigo me parecían bastantes similares y me quedaban muchas dudas sobre ellas.

Me quedé escuchando el resto de la explicación de la rubia sobre el concepto de apachar, la verdad es que me gustaba aprender cosas nuevas, me hacía ver que aunque yo pensaba que el bosque era grande, el mundo lo es mucho más y hay muchas cosas que no conocía.

Por otro lado, la respuesta que le iba a dar al camarero no iba a ser muy precisa, pues no sabía ni cómo explicarme. – No sé si me sentaran mal las cosas hechas por la mano del hombre, pero las que se han hecho con la mano de la mujer no me han causado ningún mal. – dije refiriéndome a las galletas que había hecho Renata, aunque no me podía imaginar cual era la diferencia entre que la hiciese un hombre o una mujer.- Supongo que la fruta sin pelar está bien – terminé diciendo, ya que era lo único que sabía qué era lo que estaba pidiendo.

 -Fruta sin pelar, oído cocina. Ahora te traigo un plato con una piezas de fruta fresca.

Dicho esto, el encargado fue a buscar algo para que Hachi comiera y regresó con un plato hondo en el que traía una pera, una manzana y un melocotón frescos y lavados.

 -Aquí tienes. Si no te gusta me lo dices y te traigo otra cosa.

En cuanto Aki dijo que iban a compartir los muffins, los ojos de la araña brillaron de felicidad. Haciendo ruiditos de pura alegría, se lanzó a mordisquear los trozos que Aki le había dado.

Sin embargo, no tardó mucho en empezar a llenarse, royendo sólo la tercera parte de lo que su amigo le había dado antes de tumbarse en la mesa, totalmente llena y feliz.
 

Me alegró de que los muffins le gustaban tanto a Ofelia y sonreí complacido cuando se tumbó en la mesa de pura saturación. Le acarició cariñosamente la barriga mientras que continuaba su lectura, que sólo interrumpió para dar mordiscos en sus partes de los muffins.

De verdad me gustaba este lugar, oler su aire de dulces y café y chocolate y quedarme aquí sentado disfrutando de un libro excelente y de la comida no menos excelente. “Luego te empaqueto tus partes en una servilleta. Podrás comer el resto para la cena o cuando quieras”, le cuchicheé a mi… familiar.

Sí, un amigo por que tines que cuidar, y que también te da compañía, una compañía de verdad, reconfortante, calentando el corazón… esto es un familiar. Alguien… como de la familia.

Pero no gasté muchos pensamientos en el cambio repentino que mi concepción de la amistad entre los seres inteligentes había tenido en un sólo día. El libro ya cautivó de nuevo mi atención...

La araña se quedó dormida como un tronquito con aquella combinación de muffins y caricias, empezando a hacer un ruidito que parecían ronquidos finitos. Con esa rutina de comer y dormir, comer y dormir más que una araña parecía un gato.

Sin embargo, la siesta le duró poco, ya que de repente Ofelia se despertó y, poniéndose en pie de un salto, empezó a corretear nerviosa por la mesa. Antes de que Aki pudiera preguntar qué pasaba, la araña se quedó quieta y... echó una cagalita en la mesa. Con cara de alivio se subió por la manga de su amigo para volver a dormirse en su cabeza. Qué descanso después de soltar aquello...

Tosí ligeramente y recogí lo que Ofelia había dejado con una servilleta. Echaría la servilleta en alguien cubo de basura más tarde, pero no quería que el dueño del lugar viera una de sus mesas manchada con excrementos.

Como lo prometí, en otra servilleta puse las partes de Ofelia de los muffins que aún quedaban para que ella pudiera disfrutar de ellas más tarde en el día.

Tras haber ejecutado estos pequeños gestos, y sintiendo el peso de la araña sobre mi cabeza como algo ya familiar y agradable, continué tranquilamente la lectura de las Matemáticas Mágicas y Locas de Carroll. Qué libro más interesante!

De todas formas, como las conversaciones en mi derredor se habían apagado, pude concentrarme de nuevo totalmente en las formulas.

Mientras leías el libro, Ofelia volvió a generar aquella energía mágica que ya habías sentido en la biblioteca. El aura energética te rodeó, haciendo que de nuevo pudieras comprender con pasmosa faciliad las fórmulas del libro.

Sin embargo, al pasar la página, viste algo que era diferente de los textos y fórmulas del libro. Había como... Apuntes hechos a mano en los márgenes y entre los párrafos. En un primer momento las letras no eran visibles, pero al pestañear comenzaron a aparecer ante tus ojos. ¿Qué diantres sería eso?

Parecían comentarios hechos por algún otro alumno, cosas mundanas, aclaraciones sobre información incluída en el libro... Pero había una página que tenía unas líneas que llamaron tu atención poderosamente.

"Símbolos de la puerta--> Libros de iconografía de la biblioteca. ¿Cerrojo de la puerta? Torre en la tercera planta!!"

Mientras seguís disfrutando de la comida, veis que Aki comenza a brillar con una especie de luz azulada, como si un aura mágica hubiera aparecido de repente a su alrededor. La energía, eso sí, era tranquila y apacible, nada agresivo o que pudiera ser considerado peligroso.

Renata quería abogar que Hachi sí pudo comer de sus galletas, pero se solucionó rápido y se quedó con ganas de verlo comer una tarta. Habría sido muy tierno.

¿Luego le das una oportunidad, siii?-dijo la joven luego de dar un gran bocado a su postre-Si te sienta mal me lo comeré por ti. Ya sería mañana para que pruebes toda la variedad posible, así ya sabrías que te caería bien o mal.

Pasaron unos minutos comiendo de form tranquila, disfrutando de la compañía y esperando conocer a más seres y personas luego, cuando se da cuenta de lo que le ocurre al chico de lentes...

... Oye, chico que lee mucho...

Miró a Aki y sus ojos de color ciruela lo miraban asombrada.

Estás brillando en azul... es muy bonito... ¿Cómo le estás haciendo?