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MEDIANOCHE DEL CUATRO AL CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

Schaar se queda en silencio, con gesto serio. Parece molesto por algo. Finalmente mira a los dos guardias presentes.

- Nuestra obligación es defender este lugar frente a los que pretenden no reconocer el poder de nuestro señor, el duque. Para eso necesito cierto control. Desgraciadamente es evidente que tengo poco con lo que trabajar para proteger este lugar para nuestro señor. Vosotros dos sois de los mejores hombres de armas que tenemos. Tenemos que mantener la calma. Se que pensáis que los basarab son invencibles. Pero no lo son. 

Tras las palabras Schaar marcha al salón principal.

Tras regresar de salón principal Hakir se unió a su camarada Itsvan en el patio de armas. No ver al capitán le inquietó, añadió cierta presión extra que culminó con el comentario de Schaar Dvy que, a pesar de los elogios, en la mente se alojó la idea de la falibilidad de los Basarab.

-Somos fuertes, mi señor. El castillo del duque no caerá en manos de traidores, el río bajará rojo con su sangre -apostó Hakir con toda la convicción que pudo reunir. Si iba a morir esa noche, lo haría llevándose por delante a cuanta escoria enemiga se pusiera a su alcance.

Cuando Dvy marchó del patio, se volvió hacia su compañero formando en guardia en el patio. Tanteó la posibilidad de ir al salón principal, solicitar órdenes al capitán pero aguardaría a que saliera y atender a sus requerimientos.

Tras oír al Capitán y a Schaar me despido de Hakir y parto para las murallas como se me ha ordenado. 

Hakir, voy a las murallas a ver como están nuestros hombres y a recabar algo de información. Si has cumplido las ordenes del Capitán podrías acompañarme. Cuatro ojos ven mejor que dos.

Tras decir esto salgo con paso firme hacia las murallas. Allí están los hombres que había mandado apostar antes. Tranquilos, como si la cosa no fuera con ellos. Al llegar hasta el primer hombre al que puedo interrogar no pierdo el tiempo y lo hago.

¿hay novedades por aquí? ¿Habéis visto algo sospechoso fuera de las murallas?

Hakir miró a su compañero y asintió, no quería estar solo en aquellas circunstancias y, al menos, sería más útil que estar plantado en medio del patio.

-Esto no me gusta nada, Itsvan. ¿Quién ataca por la noche? Seguro que están inspirados por el diablo, o Dios sabe qué los dirige -las reflexiones algo exageradas de Hakir las expresó en petit comité a su compañero -. ¿Por qué vendrían, supuestamente, tan pocos contra un castillo? Magia oscura te digo, les apoya algo siniestro.

No quería parecer un cobarde, pero siendo ya la medianoche, y con la espada de Damocles encima de un inminente ataque, espoleaban la fértil imaginación de Hakir en cuanto a buscar problemas. Fuera lo que fuera lucharía hasta las últimas consecuencias. 

Llegaron en presencia de los guardias de la muralla, dejó hablar a Itsvan mientras miraba mohíno el exterior desde las almenaras. Se mostró severo, no era bueno que los hombres le vieran preocupado, la moral era importante y, lo mínimo que podía hacer, era no contagiar su ánimo a los soldados.

- El noble transilvano de la ciudad de Kronstadt, en el Valle de Bran, Schaar Dvy, sale hacia el Salón Principal.

- "Creemos que los Basarab han acampado en esas ruinas malditas. Están locos.

Parece que sólo tienen treinta hombres y tres caballeros..." -

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- Lindor y Dagu salen del Salón Principal y van a las Cocinas.

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UNA HORA DESPUES DE MEDIANOCHE, CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

Rápidamente me dirijo hacia el Salón Principal a buscar al Capitán para avisarle de lo que el Guardia Feudal me había dicho. 

Vamos Hakir, hemos de encontrar al Capitán y contarle esto cuanto antes para que pueda decidir como actuar.

- ¿Qué sucede? ¿Han encontrado al Primer Caballero?- Mikail acababa de salir de los barracones de prepararlo todo para los posibles heridos cuando escuchó unas alarmantes palabras del guarda Ducal Itsvan.

Hakir siguió de cerca a Itsvan, rumiaba sobre las indicaciones del guardia. Antes de bajar había avistado hacia la dirección de las ruinas, intentando ver algo más que lo revelado pero con pocas esperanzas debido a la oscuridad nocturna.

Mientras bajaba junto a su compañero, bufó tenso.

-Te lo dije, Itsvan. Hacedores del Maligno, adoradores de brujas y sátiros que no temen a las maldiciones -farfulló en voz baja al descender, espero que el capitán tuviera respuestas o soluciones. Medianoche se alejaba y aun quedaba mucha oscuridad antes del amanecer.

Cuando irrumpió Mikail, Hakir le devolvió una áspera respuesta.

-Movimientos de las tropas, señor.

- Hakir e Itsvan bajan de la muralla y cruzan el patio para acudir al Salón Principal.

- Itsvan puede que se pregunte por qué Hakir ha llamado "señor" a un simple criado transilvano (el pueblo conquistado), cuando ellos dos son guardias magyares (sus conquistadores). Por mucho que sea un lacayo del Primer Caballero de la Corte, el Secretario Ducal Durius Tremere de Slozobia, ha sonado algo excesivo...

- Tomescu, el guardia personal de Dama Dubieta y de su hijo Tiberiu, sale del Salón Principal y se dirige a la Capilla.

- Tiberiu, hijo de Dama Dubieta y del difunto Conde de Covasna, pasa por el Patio en dirección a la Capilla, siguiendo al guardia Tomescu.

- Dama Dubieta sale de los Barracones y se dirige al Salón Principal.