Los nervios a flor de piel, cansada, pálida y ojerosa por la falta de horas de sueño y los acontecimientos del último día. Primero, ver la horripilante sentencia del joven Dagu. ¡Qué terrible crujido! Apenas oí la sentencia me retiré a la última fila, abrazada a mí misma. Desde allí sentí que la envidia y la rabia me corroían. Hay padres que sí merecen ese título. Niziya no abandonaría a su vástago.
De vuelta al momento presente, sigo al resto sin separarme de Dagu atenta para que no sufra más. Noto el aire fresco en mi rostro. Miro al cielo con aprensión. Respiro aliviada al ver su limpio color azul. Muerta de miedo, abrazo al pequeño, buscando consuelo al tiempo que lo ofrezco. Amparada por la presencia del resto de la servidumbre, aguardo acontecimientos.
Si no me equivoco, acaba de comenzar el quinto día el quinto mes del año novecientos cincuenta y ocho.
Tras la breves palabras decidió que ya era momento de regresar al interior del castillo.
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Entramos al Salón Principal y dejamos la conversación pendiente si no hay problema.
FALTAN MENOS DE DOS HORAS PARA EL OCASO.
- Dama Dubieta y su hijo Tiberiu abandonan el Patio y se dirigen al Salón Principal.
// Salen de escena: Dubieta, Tiberiu. - Siguen en: Salón Principal.
QUINTA CAMPANADA DE LA TARDE. FALTA UNA HORA PARA EL OCASO.
QUINTO DIA DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
OCASO. EL SOL SE ESTA PONIENDO.
CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- Algunos llevaban horas y horas de pie en mitad del Patio, sin hacer nada.
- Con el ocaso bajarían bruscamente las temperaturas. Las noches transilvanas siempre eran frías, incluso en primavera.
- Los criados abren nerviosos las puertas cuando ven regresar el carruaje del Primer Caballero Durius de Slobozia.
- En el carruaje van muertos y prisioneros. También tres guardias y un maestro.
- En el Patio se encuentran de pie inmóviles a: Elena, Dagu, Lindor, Niziya, Pavetta, Gretta, y Visany.
// Entran en escena: Prisioneros: Caballero Molensk Basarab, Lacayo Vasilov, Sirvienta Enrietta. - Proceden de: Calles de la Ciudad.
// Entran en escena: Muertos: los seis Sargentos Feudales de Dama Radovina. - Proceden de: Calles de la Ciudad.
// Entran en escena: Victoriosos: Guardia Boru, Guardia Hakir, Guardia Itsvan, Maserrak. - Proceden de: Calles de la Ciudad.
La noche llega y con eso, el carruaje de Durius. Por más que lo único que deseo es quedarme a ver qué ha ocurrido y qué es lo que trae aquel transporte, asiento a las palabras de mi primo y obedezco sus órdenes. Me acerco a mi madre y mi tía, a quienes les hablo:
- "Será mejor que entremos. Hará frío y puede que las damas necesiten de nosotros. Vamos."
Las acompaño al interior del Castillo, a ver si las mujeres nobles necesitan algún servicio. Es mejor estar hacer lo que podamos pues claramente la guerra no es nuestra especialidad, así que debemos hacer lo que esté a nuestro alcance.
Al salón principal
- Dos guardias que han ocupado su puesto tras volver de la ciudad le abren las puertas del Castillo a Carcelero al verle llegar cruzando el largo puente de piedra al Oeste, que une el islote en el río sobre el que se asienta el Castillo de Balgrad con la ciudad de Alba Iulia.
// Entra en escena: Carcelero. - Procede de: Calles de la Ciudad.
- El Paje Lindor sale del Patio y se dirige al Salón Principal.
// Sale de escena: Lindor. - Sigue en: Salón Principal.
Entró el leal Guardia Boru montado en aquel carruaje junto al conductor. Su armadura dejaba claro que había visto batalla, pero no parecía presentar heridas graves, a pesar de los más que obvios destrozos de su armadura. Aun así, los horrores que había visto habían cambiado al hombre ahora cabizbajo y sin capacidad para celebrar la victoria que habían vivido minutos atrás.
Se preguntó si alguna vez tendría un momento de paz donde no viera aquellas criaturas destrozadas y cubiertas de sangre alzarse una vez más a presentar batalla. Tenía claro que se desharía de su maza, y tomaría otra nueva. A sabiendas que había tocado aquella sangre maldita, ahora temía que su propia arma se volviera contra él.
Volver a entrar en el castillo no le proporcionó el alivio o la paz que esperaba, solo la creencia de que ahora sería más difícil huir si aquella... cosa entraba allí a matarlos. Se bajó del carruaje nada más llegar, echando un vistazo a los cadáveres de amigos y compañeros de armas.
Solo él, de todos los fieles a Radovina, había sobrevivido.
Con gesto cansado, recogió sus cosas, agradeciendo el transito en carruaje y no tener que hacerlo andando, y se bajó del mismo. Primero le preguntaría a la sirvienta Elena por la situación de su señora, después ayudaría con el traslado de prisioneros.
- Mi buena señora Elena... ¿Sabe donde se encuentra la Dama Radovina? ¿Y como está? -
La muchacha parece sobresaltarse ante la voz de Boru. Desde la muerte del Ama de Llaves Mariana se viene comportando de un modo extraño.
- "¡Ah! Boru, eres tú... Sí... Creo que el Ama está en el Salón. La última vez que la vi se encontraba bien. Diría que la Dama Dubieta y si hijo están con ella ahora mismo." -
Mientras el carruaje se dirigía al lugar más cercano al acceso a las mazmorras, ladré a la guardia feudal.
- Guardias, hay que llevar a los prisioneros a las mazmorras. Al Basarab hay que cargarlo de las más fuertes cadenas que tengamos. ¡Doblad la guardia de la muralla para esta noche!
Poco antes que el carruaje se detuviera, bajé de él y me posicioné en su parte trasera, con mis armas apunto, para encarar el traslado de los prisioneros.
La sangre pareció helarse en mis venas al escucharlo. Basarab. ¿Sería posible que hubiesen caído ellos y sus huestes? La sola mención de aquel apellido me herizó el vello, y no quise ni pensar en la posibilidad de tener a uno cerca mía. Ni siquiera aunque estuviese prisionero, o muerto. Aquellas bestias... Las manos comenzaron a temblarme.
Boru se extrañó ante la reacción de la sirvienta. Quizás fuera simplemente por la sangre, o el mal aspecto que presentaba, pero aun así no pudo evitar extrañarse. La mención de que la Dama estaba bien tranquilizó al leal guardia, que agradeció con un gesto de cabeza y se acercó al carruaje una vez más para ayudar a trasportar a los prisioneros... arma en mano.
- Los guardias trasladan al inconsciente Molensk Basarab a las mazmorras para cargarlo de cadenas.
// Sale de escena: Molensk. - Sigue en: Mazmorras.
- Dos guardias ducales le abren las puertas a Tomescu cuando éste llega finalmente al Castillo.
- Tomescu ve el carruaje, del que parece que han sacado al más peligroso de los prisioneros. Boru y Hakir están ante la parte posterior del carruaje en posición vigilante.
// Entra en escena: Tomescu. - Procede de: Calles de la Ciudad.
Carcelero se dirige lentamente hacia las mazmorras sin dejar de sonreír desde su boca repleta de dientes afilados artificialmente...
//A las mazmorras. Tengo trabajo... XD
- Maese Maserrak. - digo acercándome a los recién llegados. ¿Os encontráis bien?